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Sobreviviendo al amor por desileo

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El mago veía al guerrero dormir en la mesa, reflexionaba lo que acababa de pasar. Todo había comenzado cuando fue a la mansión del mencionado, tenía entre sus manos un enorme abrigo que su madre aseguraba le quedaría a la perfección a Fenris, aunque Garret sospechaba que le quedaría enorme.

Se debatía interiormente lo que haría con la prenda, hasta que llegó a la habitación principal de la casa, en donde se topó con una escena desconcertante y un tanto alarmante.

La mesa estaba abarrotada de botellas de vino vacías (seguramente pertenecientes a la bodega que había dejado atrás Danarius) mientras que Fenris estaba sentado en la silla, terminando de beber otra botella y al observar detenidamente su rostro, comprobó que estaba completamente ebrio.

Pronto pudo corroborar su estado en cuanto volcó su atención en él y su cabeza no pudo sostenerse en su lugar. Comenzó a hablarle sobre algo de la botella, diciendo que era por una ocasión especial.

Discretamente el mago le apartó la botella, notó que estaba vacía mientras distrayendo al elfo ebrio, le preguntó lo que festejaba. Tal vez debido al exceso de alcohol, el guerrero contestó tranquilamente, e incluso feliz, que era el aniversario de su escape de la esclavitud.

Estaba por regañarlo por festejar de esa manera cuando Fenris ofreció contarle la historia. Pronto, su moral y su curiosidad comenzaron a pelear dentro de él pues la moral insistía en que el guerrero no lo decía en serio, que era el alcohol hablando; la curiosidad le instaba a que aprovechara el momento, puesto que el elfo nunca habla de sí mismo y que ese era el momento ideal para saber más.

Dejando que la curiosidad ganara, además de aprovechar para coquetear un poco, le respondió que cualquier cosa que quisiera hablar con él escucharía atentamente.

Fenris correspondió la frase de coqueteo, pero pronto recordó que debía hablar acerca de su escape, por lo que comenzó. Explicó sobre la guerra que mantenía el Imperio de Tevinter y los Qunari, sobre todo en Seheron, donde tanto Danarius como él quedaron atrapados en el fuego cruzado a bordo de un barco.

Cuando evacuaron a todos los pasajeros, no hubo lugar para los esclavos, por lo que fue dejado atrás y herido de gravedad. Fue encontrado por un grupo de personas llamadas los guerreros de la bruma, los cuales lo curaron y cuidaron hasta considerarlo uno de ellos.

Cuando Danarius llegó para llevárselo, le ordenó asesinar a todos los presentes, lo cual hizo sin titubear. En el momento que vio los cuerpos le asaltó la culpa, por lo que aprovechando que su maestro había sido herido, huyó de la escena y nunca volvió la vista atrás.

Hawke sabía que no podía juzgarlo, pues Fenris era solamente el que sabía de su situación en ese momento, por lo que agradeció que le contara una historia así, ya que no debía ser fácil hablar de ello, lo cual respondió con una contestación torpe de una ofrenda de amistad.

A pesar de que deseaba dejar pasar más tiempo antes de confesárselo, decidió que ese era el momento perfecto para aclarar que deseaba algo más que la amistad con él. Esperó el rechazo, pero el guerrero le confesó su atracción hacia su persona y cómo era diferente a otros magos.

Quiso dar un paso más, sin embargo Fenris se quedó dormido por el exceso de alcohol, lo que dejó al mago confundido sobre lo que debía hacer a continuación, así fue cómo llegó a su situación actual.

Tenía la esperanza que una vez se recuperara de su borrachera el elfo no recordara absolutamente nada de su conversación, pero algo de eso le molestaba bastante. Reconocía que tenía mucha más paciencia que cualquiera de sus hermanos, mas tenía un límite.

Había estado trabajando por un tiempo en la atención del guerrero, para que poco a poco se abriera ante él. Sentía que hizo un gran avance en ese día y que lo olvidara para volver al mismo punto muerto le desesperaba.

Soltando un suspiro resignado, dejó de lado todos esos pensamientos, decidido a que la suerte una vez más hiciera su magia, puesto que él tenía mucha de esa.

Vio hacia Fenris, resolvió que no podía dormir en esa posición ya que su espalda se sentiría enormemente, por lo que lo levantó en sus brazos sin mucho trabajo (a causa de la constitución de los elfos) y lo dejó en la cama, lo cubrió con el abrigo que había quedado olvidado en el pasillo de la mansión en cuanto le vio en ese estado.

Se aseguró de que el guerrero tuviera a la mano todo lo que necesitara una vez que despertara y salió de la casa; sabía que sería contraproducente que se quedara ahí, porque conociendo a Fenris se sentiría incómodo que alguien fuera testigo de su debilidad.

Salió de la mansión lo más discretamente que pudo, feliz de al menos ver una nueva faceta del elfo que no fuera arisca, teniendo en mente que sus sentimientos eran recíprocos.

En cuanto llegara a su hogar, debía agradecer a su madre de que le hiciera ir. Tal vez en el camino podía toparse con algo para darle como muestra de agradecimiento.

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Fenris se despertó en su cama con el peor dolor de cabeza de su vida, además de un sabor en su boca desagradable que le provocó varias arcadas involuntarias. Afortunadamente pudo controlar sus náuseas para buscar en los alrededores cualquier cosa que pudiera quitar el mal sabor.

Abriendo sus ojos pudo ver que al lado de su cama, justo en el mismo sitio donde dejaba su espada por si algún esclavista se le ocurría la grandiosa idea de atacarlo mientras dormía, había una jarra de agua.

Levantándose cuidadosamente para evitar que el dolor de cabeza se acentuara, tomó rápidamente la jarra y la bebió ávidamente, quitó así el mal sabor que tenía, además de despejar un poco su mente.

Primero vio por todo su cuarto, para encontrar cualquier pista del autor de la jarra de agua. Su vista se detuvo en la mesa, donde reposaban varias botellas de vino vacías, lo cual provocó que soltara una pequeña maldición.

Recordó que se sentía bastante triste por ser el aniversario de su huida, por la manera en cómo lo hizo, así que en un intento de afrontar la situación había bebido todos los vinos que la bodega de la mansión contenía, olvidó que el vino era más concentrado en alcohol que la cerveza; se había embriagado con mucha facilidad.

Dejó de lado ese recuerdo ( con la vana promesa de que no volvería a tomar de esa manera en su vida), siguió escaneando el resto de su habitación, encontró justo en sus hombros que no era su cobija lo que le cubría, sino un abrigo bastante caliente.

Fue entonces que a su memoria llegó la imagen de que no había estado solo: Garret Hawke le observó en ese estado e incluso se quedó con él un tiempo, en el cual él estuvo hablando de ese evento en particular que tanto deseaba olvidar, sumado todos los sentimientos que procuró ocultar muy bien para no salir lastimado.

Soltó una maldición en Treve, sintiéndose completamente estúpido por embriagarse de esa manera y soltar más de lo que debía, otra vez. Se juró que no lo volvería a hacer cuando le contó todo a Isabela, pero tal parecía que no aprendía la lección.

Se dejó caer nuevamente en la cama, sintiéndose peor que cuando despertó con la resaca. Ahora que el mago sabía de sus sentimientos, temía que éste se volviera más audaz con sus intentos por coquetearle.

Aunque debía admitir que a partir de la conversación con Varric e Isabela, había comenzado a acercarse un poco más a Hawke, e incluso ya respondía a los coqueteos constantes que lanzaba hacia él.

Su relación con Garret se hacía cada vez más cercana; sin embargo, contrario a todas sus creencias no se encontró incómodo o amenazado con eso, pues el hombre se comportaba tan amablemente con alguien a quien se supone se debía considerar inferior.

Por no decir que estaba de muy buen ver y no le molestaría para nada que intentara dar un paso más atrevido a su relación, ya que ahora sabía sus sentimientos…

Ante el último pensamiento, Fenris sacudió fuertemente su cabeza, la cual dolió ante el movimiento, lo cual agradeció el elfo, puesto que necesitaba sacarse eso último de la cabeza.

Tal parecía que pasar mucho tiempo con la pirata le había producido pensamientos tan pervertidos o tal vez el efecto del alcohol que no se disipaba del todo en su cuerpo.

Alejó cualquier pensamiento que pudiera surgir relacionado a Hawke (o lo que deseaba hacer con él en esa misma habitación) e intentó dormir, con la esperanza de que una vez que despertara su mente volviera a la normalidad y tratar de la misma manera al mago cuando lo viera.

Si tan solo su corazón pudiera escuchar eso y dejar de latir tan rápido cada vez que Hawke está presente.

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No sabía con certeza lo que estaba pasando, o había pasado, entre esos dos; Broody veía a todos los presentes menos a Hawke y Hawke no paraba de mostrar una sonrisa satisfecha en su rostro, provocaba en el elfo un sonrojo apenas perceptible en sus mejillas.

A modo de broma, además de querer saber más, Varric preguntó.

─Ustedes dos se ven muy sospechosos. ¿Ha pasado algo entre ustedes dos?

Para su diversión, el guerrero le lanzó dagas con los ojos, mientras que el mago se limitaba a rascarse la nuca, tal vez pensado cuál sería la mejor manera de responder a esa pregunta.

Era tan divertido que casi olvida que no estaban ellos tres solos, pues Anders intervino en la conversación.

─Varric, no creo que éste sea el momento más adecuado para preguntar eso, sobre todo porque Fenris es demasiado mezquino como para tener una conversación civilizada.

El escritor suspiró ante el recordatorio, pues estaban haciendo un trabajo protegiendo la mercancía de un mercader para ser embarcado. Aunque por lo discreto de todo el asunto supuso que no era algo legal, pero mientras pagaran él haría oídos sordos sobre el contenido.

Lo que en verdad temía era la reacción que en ese momento tendría Broody, pues Blondie no era su persona favorita, por no decir que se llevaban peor que un Mabari y un gato.

Como si hubiera hecho una profecía al desastre, el elfo respondió.

─Puedo ser mezquino, pero al menos tengo mucha más sentido común de lo que tú podrías llegar a tener en toda tu vida, abominación.

Ignoró la pelea que había comenzado (por lo general nunca llegaba a mayores gracias a la presencia de Hawke) y continuó su conversación con el líder de su grupo.

─¿Qué ha pasado entre ustedes dos?

Con una sonrisa, Hawke respondió.

─Creo que he dado un paso muy importante con Fenris y antes de que preguntes y lo divulgues por ahí, no nos acostamos.

Soltado un falso suspiro de molestia, comentó.

─Está bien, decepcionaré a mis fans de la taberna en cuando les cuente eso, pero al menos puedo adornarlo un poco… ¿Qué te parece si meto en la historia a toda una manada de osos?

Soltando una risotada, el mago respondió.

─Solamente haz que parezca heroico y no recriminaré nada.  

 


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