Fenris estaba en el Ahorcado, viendo cómo jugaban a Gracia Perversa ya que él se había retirado mientras todavía tuviera dignidad y conversaba amenamente con Aveline.
Sólo quedaban Isabela, Varric y Merril; esta última a causa de que tanto el enano como la pirata habían sido muy misericordiosos con la maga al ser demasiado ingenua para jugar.
Sin embargo, su atención no estaba ni en el juego o en la conversación con la guerrera sino en Hawke, el cual conversaba con Bethany y Anders sobre técnicas de hechizos que podrían utilizar durante el combate.
Pensó que estaba siendo discreto hasta que Aveline llamó su atención.
─Si no vas a prestar atención de lo que te estoy diciendo, al menos tenme el respeto suficiente para decírmelo.
Sintiéndose culpable se disculpó con la mujer, pues a diferencia de Isabela, sentía mucho más respeto por ella, además de compañerismo por portar una espada en combate.
─Lo lamento, simplemente he estado un poco… distraído.
Aveline frunció el ceño sin entender lo que captaba su atención, viró hacia la dirección en la que hace algunos segundos estaba la mirada del elfo. Al notar de lo que se trataba, comentó.
─Últimamente le has estado correspondiendo a sus cortejos, lo cual quiere decir que te gusta.
Quiso negar esa afirmación tan directa, pero sentía que con ella podía decir la verdad, por lo que respondió.
─Sí… pero algo me sigue deteniendo.
La guerrera vio hacia su compañero analizando las palabras que diría, provocó en Fenris un dejo de irritación, ya que todo el mundo pareciera tener algo que decir ante lo que sentía por Hawke, todas a favor de él.
Mas Aveline le sorprendió con su respuesta.
─Ya sé que es difícil adaptarse a nuevos conceptos aquí en el sur, pero si te sientes así de indeciso, lo mejor sería que le dijeras a Hawke, al menos para que no se haga ilusiones.
Miró a su alrededor, comprobando que nadie le estuviera escuchando, se sinceró con Aveline.
─Es extraño: una parte de mí no le molesta y desea que él lo siga haciendo, pero la otra está aterrada, impidiéndome avanzar con él. La única vez que pude hablar sobre mis sentimientos por Hawke fue cuando estaba muy ebrio como para escuchar esa voz miedosa.
La guerrera cambió su rostro a uno más amigable, entendía a lo que el elfo se refería. Después de analizar un poco su respuesta, comentó.
─Sabes, yo también me sentía igual de insegura cuando conocí a Wesley. Había tantos inconvenientes en mi cabeza, como que él era un Templario y su vocación a la Capilla estaría sobre mí o lo que pensaría mi padre al saber que no me casaba con un Gentilhombre tal y como él lo había soñado; me di cuenta que si seguía haciendo caso a las inseguridades que plagaban mi cabeza, nunca podría ser feliz y tendría muchos arrepentimientos.
Al terminar su narración, tomó la mano de Fenris fuertemente mientras decía con toda seguridad.
─Deja tus miedos de esclavitud a un lado y vive la vida plenamente, sino Danarius habrá ganado y demostrará que tiene más poder en ti de lo que realmente tiene. Vive libre, a pesar de que esto te hiera. Porque una parte de la vida consiste en eso y la otra mitad te levantas nuevamente y lo vuelves a intentar. Supera tus miedos.
El guerrero observó a su compañera, casi como si le hubiera mostrado la respuesta de la existencia misma. Asintió confiado, sabiendo lo que debía de hacer a continuación, aunque sin tanta audiencia.
Sabiendo lo que debía de hacer se levantó de su asiento, anunciando mudamente su retirada del lugar y tuvo el efecto que deseaba: en cuanto Hawke se dio cuenta se levantó de su asiento, despidiéndose rápidamente de Anders y Bethany para salir detrás de él.
En cuanto ambos salieron las miradas de todo el grupo se posaron en Aveline, intentando descifrar lo que había pasado entre ambos.
Finalmente, Varric fue el valiente para preguntar.
─¿Qué le has dicho?
Con una sonrisa victoriosa en su rostro, contestó modesta.
─Realmente nada. Solo le hice ver lo que él deseaba realmente.
------------------------------------------------
Garret seguía a Fenris perdido de lo que debía decir, pues el elfo había salido muy precipitadamente del Ahorcado, le hacía pensar que estaba molesto; pero al ver su rostro lleno de determinación descartó completamente esa idea.
Justo cuando había decidido quedarse callado el resto del camino, el elfo comentó.
─Lo que pasó el otro día, en la mansión… recuerdo perfectamente lo que pasó, pero no te preocupes, no te recrimino nada. Es más, creo que debería disculparme contigo, por encontrarme en ese estado.
Hawke no pudo ocultar la emoción al saber que Fenris recordaba lo que había pasado en la mansión, sin embargo, controló sus sentimientos, no sabía lo que en realidad quería el guerrero comenzando esa conversación; como no quería leer mal las intenciones del contrario, tanteó el terreno.
─Es comprensible que lo hicieras, después de todo, no debe ser fácil tener esa clase de recuerdos. Además siempre te he visto ebrio cada vez que Varric hace los concursos de bebida en la taberna. No es algo nuevo para mí.
Ambos cayeron en un silencio reflexivo, tal vez planeando las siguientes palabras con cuidado. Fenris fue el que rompió el silencio con unas palabras tan reveladoras que podrían cambiar la forma en la que ambos se veían.
─Recuerdo todo lo que te dije ese día, y es la verdad. Yo quisiera explorar un poco ese extraño sentimiento que hay entre nosotros.
El mago detuvo su andar, sintiendo que su corazón saldría en cualquier momento de su pecho. Debía ser un sueño provocado por comer demasiado antes de dormir o incluso por el golpe de alguna criatura.
Si era cualquiera de las dos, esperaba que su madre o Anders no le despertaran tan rápido. Estaba disfrutando de ese sueño.
Fenris le vio con rostro confuso por su silencio y pensando en una posible explicación para eso, preguntó.
─¿He estado leyendo mal las señales o estás demasiado incrédulo por lo que te estoy pidiendo?
Dándose un discreto pellizco en el brazo para comprobar que no se trataba de un sueño, respondió rápidamente.
─Bueno, he de admitir que me has tomado desprevenido. Y si soy sincero, creo que también estoy algo incrédulo, tú sabes, el que tengas cierta aversión por los magos…
El guerrero soltó un suspiro, mientras se disculpaba.
─Lo siento mucho, pero es algo que ha nacido desde que tengo memoria, por lo que te pido que me tengas paciencia en esto.
Con una sonrisa en el rostro, Hawke tranquilizó al elfo.
─No te preocupes, tengo toda una vida para que puedas superar eso. Tú eres el que llevara la rapidez con la que progresemos y prometo no presionarte.
Ante esas palabras Fenris le vio analíticamente, hizo pensar a Garret que tal vez había hablado de más. Confirmando sus sospechas, el guerrero monologó.
─¿Tú sabes lo que pasó con…? ¡Isabela! Sabía que no me podía fiar de ella. Ella y el maldito enano tienen bocas demasiado grandes como para mantenerlas cerradas… tal vez si les golpeo hasta que pierdan el sentido…
Cortando todos los pensamientos homicidas del elfo, el mago interrumpió.
─Lamento mucho eso, de verdad hubiera preferido enterarme de otra manera en vez de ellos, pero por el momento eso no es importante. En verdad a mí no me molesta y créeme que si no lo deseas no hablaré jamás de eso.
Fenris no lucía para nada convencido, expresándose con palabras.
─Ni creas que con esas lindas palabras harás que les perdone tan fácilmente. En cuanto los vuelva a ver, sabrán por qué no deben de meterse conmigo.
Intentando hacer una reparación de daños, Hawke intermedió.
─Estoy de acuerdo contigo, pero golpearlos no es la respuesta. Por supuesto no saldrán impunes de esto.
El mago pensó por unos segundos que tendría que insistir en el asunto, pero en cuanto la mirada del elfo se relajó, pudo comprobar que había salvado a sus amigos, aunque tendría que pensar en el castigo que les impondría para que fuera justo, sin excederse demasiado.
Su mente cavilaba en esos pensamientos y no se dio cuenta cuando habían llegado a la mansión del guerrero. Estaba por despedirle, mas el otro le vio fijamente, como si debatiera lo que debía de hacer a continuación.
Llegando a la conclusión del dilema de Fenris, Hawke tranquilizó rápidamente.
─No es necesario que hagamos algo diferente a lo que hacíamos antes. Puedes despedirme normalmente en la puerta y seré feliz con eso.
El elfo hizo una mueca parecida a una sonrisa, tal vez agradeciendo internamente que Garret fuera paciente con él; sin embargo, para su total asombro, se lanzó hacia él y unió de manera brusca sus labios sin llegar a ser doloroso.
Casi en el instante en que sus labios se tocaron, pudo sentir a su corazón latir desbocado, mientras que el resto de su cuerpo sentía como si le estuvieran atacando con algún hechizo de fuego, ya que todo su cuerpo se encendió con ese simple beso o tal vez era el efecto el Lyrium en su cuerpo, puesto que las marcas del otro se habían encendido violentamente.
Por su cabeza pasó la idea de romper la promesa hecha hace algunos momentos atrás, mas la cordura se hizo presente y lentamente se separó del guerrero, el cual lucía un sonrojo muy marcado en sus mejillas.
Antes de que Garret pudiera decir cualquier cosa, Fenris simplemente se despidió.
─Nos vemos mañana.
Sin dar oportunidad de nada más al mago, el elfo se adentró a su mansión, dejándole con una sonrisa que abarcaba toda su cara y la mirada perdida en la lejanía.
Sintiéndose completamente feliz por todo lo acontecido, dio media vuelta y regresó a la casa de su tío, esperando que el frío de la noche le ayudara a bajar un poco su sonrisa y hacer regresar un poco de coordinación a su cuerpo.
En cuanto entró y se topó con la sonrisa cómplice de su hermana y madre, supo que había fallado, pero qué se le iba a hacer.
Él era feliz en ese momento.