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Posesión por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hora de saber que está haciendo nuestro querido Harry.

Días antes.

 

 

 

-Usted atribuía como un señor a la mansión Malfoy, ¿Me equivoco?- Preguntó James Potter al hombre mayor delante de él.

 

-No, es verdad. Era un señor en Slytherin, hace mucho tiempo.- Respondió el invitado, tomando asiento donde su señor se lo indicaba.

 

Por el salón contiguo al despacho corría una viva luz intenta y abrasadora. Mas al poco, una avejentada asalariada corrió de las amplias cortinas y la luminosidad se atenuó acogedoramente. Abandonó la estancia, cuyas puertas sin pestillo se nivelaron al soltarlas.

 

Harry parpadeó y adecuó sus brazos en los apoyos del individual sillón de piel nevosa, al costado izquierdo de su padre, por el cual sus bronceadas extremidades se diferenciaban del soporte. 

 

El largo cabello rubio, cual cubría hasta la parte media del pescuezo, se hallaba alborotado en la cabeza del alfa tal que por una ligera capa de sudor se volvía pegajosa en los extremos de su rostro y cubría inacabado su acentuada frente bronceada mezclada con la palidez de sus raíces, por lo que se le confería un aspecto antipático y añoso.

 

Bajo sus destartaladas uñas amarillentas las opacaba restos de tierra de color pardo oscuro, sus manos expuesta tornadas de un cobrizo tostado y sus brazos cubiertos por las gruesas mangas de una desgastada chaqueta castaña, holgados a sus costados.

 

Remus Potter tomó asiento en la coginera de su marido, de modo que las cruzadas piernas bajo el pantalón del traje marrón colocadas en dirección a su primogénito, quien no entregaba atención en ella. Remus instaló sus pequeñas manos, enredándose en la cabellera negra de James, cual no respondió a la caricia. Sin embargo, bien se lo permitía.

 

-Hableme de Slytherin.- Pidió el cabecilla, atento. Harry descubrió un brillo distinto en los ojos del recién llegado, pero lo que fue un segundo desapareció. Alzó una vasta ceja rubia y tanteó el suelo bajo su calzado derecho.

 

-Slytherin.- Pareció objetar, mas al momento se echó hacia atrás, reposado la espalda en el respaldo del acolchado asiento.- ¿Que particularidad, mi señor?

 

-Todo respecto a su jurisdicción y tradiciones, Bernard. ¿Cómo se forjó la familia Malfoy, si es verdad que su apellido encabeza a los señores Slytherin?

 

-Lo hace- Afirmó sin dudar.- La familia Malfoy siempre ha existido.

 

James torció ligeramente el cuello, desconcertado. A su costado, Harry frunció el ceño y destinó un costo vistazo a su padre, desviando su completa atención del hablante. Remus paralizó sus dedos, reparando en el ominoso movimiento.

 

-Hable más claro- Ordenó su señor.

 

-Como usted lo ha escuchado, mi señor, La familia Malfoy siempre ha existido.- Replicó ante el repentino cambio de humor en el alfa, confundido- Es una de las tres familias más antiguas de Slytherin, se tiene registro de ellas desde hace más de mil años. Disculpe, parece que debo detallar aún más...La primera de éstas familias son los Black, tienen la característica de legalizar en sus tierras las bandas carroñeras de alfas, las peleas y la prostitución. Puede ser mal visto, pero el señor Black se ha beneficiado de aquellos actos durante décadas. Sin embargo, son muy rigurosos en la herencia de sangre y en sus riquezas, como cualquier señor de Slytherin. Celan demasiado sus propias reglas con respecto al vulgo y los rangos sociales. En tierras Black no tiene sentido aspirar a una mejor forma de vida. Difícilmente un alfa asciende en la escala social.

 

La segunda familia son los Snape. Poseen una amplia gama de territorio, al que recientemente han conseguido acceso. El señor Snape ha sido el primer aristócrata en engendrar un omega varón en Slytherin desde hace ya casi doscientos años. Se trata de personas provechosas, individualistas y arrogantes en un nivel que supera a cualquier linaje. Por lo que la familia Malfoy sólo logró obtener la posesión del doncel otorgándole a la familia Snape lo que codiciaban desde hace mucho tiempo: Las cumbres de Salazar, en cuyas puntas alberga la mansión del fundador de Slytherin. Son muy acostumbrados a procrear una demasía de críos a los que debe asegurar tierras y consortes a través de uniones políticas de forma esencial. Los hijos son la principal fuente de riqueza del señor desde tiempos inmemoriales, y a pesar de ello, sólo uno puede colocarse como el heredero absoluto. No obstante, la Familia Malfoy antes de la creación de los estatutos de Omegas sólo era otro linaje más del pajar. Cuando inició el cambio en el feudo, el señor Malfoy se alió con los señores Black y Snape, arraigando consigo una vasta deuda para con ellos todos estos años, aunque, reciente, ha saldado su compromiso con el apellido Snape, de lo contrario se hubieran negado a entregarle al cachorro omega, que en aquel entonces era una más de sus reliquias. Años después contrajo matrimonio con el hijo Malfoy, Lucius.

 

Harry atendió aquel nombre, cual sabía, pertenecía al padre de su apreciado doncel, aquel de cabello rubio y ojos grandes plateados.

 

-De esta forma, la familia Malfoy ha aglomerado sus riquezas y ha sometido a los señores que circundan sus tierras, de modo que entre las tres familias tomaron el control del dominio Slytherin, sin embargo, los Malfoy se colocaron como cabecillas y reclamaron la posesión de las arcaicas reliquias dentro de su jurisdicción, como lo es las posesiones que en su momento pertenecieron a Salazar Slytherin y que tanto anhelaban otras familias, así como tierras sin dueño. Esta familia por el contrario, no es muy prolifera. Comúnmente tienden a procrear un sólo vástago si bien les es propicio dado que su única función es mantener el equilibrio de poder entre las tres familias dirigentes.

 

El hombre calló. James acarició con un par de dedos la piel del asiento, meditabundo. Remus deslizó el dedo índice por la mollera de su marido interpretando las palabras del vetusto sujeto.

 

-¿Cómo celebran las uniones entre familias?- Preguntó James al cabo de unos segundos en que reflexionaba, segundos en que gobernó el silencio, y que de semejante manera su hijo empleó en analizar.

 

El hombre inclinó visiblemente la cabeza, con los despejados ojos puestos sobre los de su señor, cuales castaños, no parpadearon, pues las delgadas lineas en tonalidad más nitida se expandieron en torno a las cuencas.

 

-No lo hacen. Las uniones familiares no existen, así como las relaciones entre linajes más allá de lo diplomático y los términos mismos- Contestó, tomándose su tiempo- El único tipo de relación que puede existir entre dos familias con respecto a sus descendientes se trata de un intercambio político del que se consiga una satisfacción, como fue en el caso de Severus Snape y Lucius Malfoy. Sin embargo, no representa una ligadura de sangre ni familiar.

 

James entrecerró los párpados y le devolvió con la misma intensidad la mirada del invitado.

 

-Explicate, Bernard.- Le mandó, cuestionando.-¿Qué acontece si no se presenta una unión familiar?

 

-Parece que no llega a entenderme. No celebramos uniones familiares por que no se realizan. No somos muy habituados en construir fuertes y duraderas unificaciones. No estamos hechos para compartir ni nuestras riquezas ni nuestra propia sangre.

 

-¿Nunca contraen matrimonio, eso quiere decir?- Inquirió el hijo Potter, en tornando los brillantes par de ojos verde lodazal. El oyente esbozó una débil sonrisa en sus quebradizos labios y parpadeó una vez. Respondió al instante.

 

-Contraemos matrimonio con parientes cercanos, como son los primos y los tios. Pero como ya he dicho, dichos términos dentro de una misma familia no tienen cabida. Claro es, con el único fin de conservar la herencia de sangre, aunque eso conlleve a un legado débil.   

 

Remus apartó sus manos de la mollera de su marido y las reposó en su regazo, mustio. Harry se reclinó sobre el asiento y deslizó su pulgar por sus labios granate entreabiertos. Observó nuevamente al alfa, impresionado por aquella revelación desapacible y halló un anillo verdoso en su anular derecho, del que sus padres seguramente no presenciaron.

 

-¿Qué representa el anillo en su anular derecho?- Preguntó, dirigiendo la conversación. El alfa mostró la mano a James y Remus Potter. En ese momento, el muchacho vislumbró la cruzada serpiente esculpida en el brillante metal.

 

-Este anillo representa la posesión de un omega en Slytherin. Sólo lo porta el marido, el cual es entregado por los progenitores de la esposa. Si llevas uno de estos, nadie puede negar que tu omega te pertenece, no al menos en Slytherin. Son imposible de labrar por otra persona que no sea Elton Erasmo, por lo que es irrealizable su contrabando entre alfas de menor categoría.- Dicho aquello, hizo rodar el anillo entre su pulgar. Su mirada se perdió en el infinito un momento.  

 

-¿Que me dices del hijo Malfoy, el omega varón de la familia? Usted se marchó de Slytherin poco después de su nacimiento.- Bernard desvío su atención hacia el hombre sentado frente de él. 

 

-¿El hijo Malfoy?- Si se sintió sorprendido, la familia Potter no halló rastros de aquella emoción.- Rumores, solamente, de cuando mis muchachos viajan al norte.- Agitó ligeramente la muñeca.- Sólo yo y mi mujer nos alejamos de nuestras propias tierras.

 

-¿Que clase de rumores?- Insistió James. Harry se inclinó y unió ambas manos delante de su pecho, los codos puesto sobre sus rodillas.

 

-El rumor de que se le concibe a la familia Black. Parece que llegaron a un acuerdo. Empero, las grandes familias como la Malfoy cumplirán el estatutos establecido para la posesión de un omega, no lo dude. Sería lógico, ya que con aquella unión se olvidarán los Black el compromiso Malfoy que aún no han adeudado. Sin embargo, los Malfoy no obtienen nada a cambio.

 

-¿A que edad se entregan a sus omegas?- Inquirió de inmediato.

 

-Los quince, la edad que debe tener actualmente el hijo Malfoy.- Harry frotó una mano sobre la otra, conmovido, puesto que él contaba con una edad de diecinueve años, la edad permitida en un alfa para establecer vinculación con un omega en Griffindor, lo que viene a representar igualmente la unión matrimonial.

 

-¿La vinculación a esa edad no les es un problema?-Recalcó el mismo Harry, contrariado.

 

-En absoluto.-Negó.-No se realiza vinculación, a eso vino a sustituir el anillo de matrimonio Slytherin.

 

-¿Por qué razón?- Consultó nuevamente del hijo Potter, desconcertado de forma rotunda.

 

-Contamos con una moral fuerte. Nadie puede obligar a vincular un alfa con su omega, ni siquiera los propios progenitores- Negó con la cabeza una vez, realzando aquella diferencia de costumbres entre ambos dominios: Slytherin y Gryffindor.- La mayoría de las familias no se formaron con ese lazo de unión. Si después de la unión con el anillo matrimonial el alfa decide vincularse con su omega, lo hará por decisión propia. Empero, aun así no es muy común esa marca de ligadura.

 

-¿Toman en cuenta la educación de sus omegas?- Inquirió su padre de inmediato con el entrecejo fruncido apenas. Harry le miró un momento, puesto que planeaba seguir por aquel tema de conversación un poco más.

 

"No hay vinculación." Pensó. "No hay mordida."

 

-Por supuesto.- Volvió su atención al viejo, quien pareció contrariado un momento- Nuestros omegas son los expertos en el lenguaje de nuestra comunidad. Sus cuerdas bucales no maduran nunca y eso los hace capaces de ser los confidentes de las bóvedas familiares durante su periodo de consorte. Desde que nacen se les adiestra en el manejo de nuestra lengua materna, el Parcel, y eso los hace la pequeña comunidad de Slytherin que hayan interpretado los libros más antiguos y heredados de nuestros antepasados. Son intérpretes y crecen rodeados de libros. Sus madres se encargan de su completa educación, para esto y para convertirse en fieles esposas y señoras de su señor cuando el momento haya llegado.

 

Aquella averiguación pareció complacer a Remus. Deslizó sus propios dedos de la mano derecha entre su melena cobriza acompañado de una sonrisa baja, en clara actitud retraída.

 

-¿Todavía hay algo que desee saber, mi señor?- Irrumpió el visitante al presenciar el ligero toque de conformidad en el ambiente.

 

-Me ha referido con suma lo que requeriamos conocer- Halagó en respuesta.

 

-En tal caso, me parece que estoy en mi derecho de algún tipo de concesión. 

 

 

 

 ...

 

 

 

 -Tengo su nombre, padre.- Refutó Harry. Los brazos tensos apoyados sobre el escritorio del despacho y el torso inclinado, de pie.

 

-No me parece conveniente. Encontraremos un omega de tu agrado en estas tierras y en un par de años tomarás mi posición como señor de Griffindor.- Adujo tranquilamente sin mirarle. El señor Potter, afirmado sobre su sitial desprendió un simple anillo de metal de su dedo índice, cual representaba un compromiso con el señor Lupin, su suegro, según conocía del que aún no había atendido.

 

Harry apretó los dedos de las manos en dos puños opresivos.

 

-No quiero otro omega, padre, lo quiero a él.- Una sensación cálida se deslizó parsimoniosa por la piel de su rostro y llenó su nuca ardorosamente.

 

El hombre exhaló una bocanada de aire en silencio, posicionó ambas manos extendidas en la superficie delante de él resuelto a no discutir.

 

Remus reposaba distraído en ancas sobre un pequeño sofá cercano a las carmesí paredes que componían la pieza. El pantalón arrugado a la altura de sus muslos mientras releía el ofrecimiento en carta enviado desde la mansión Malfoy el día anterior.

 

-Deshazte de ese deseo tan arraigado, Harry. Te unirás a una de las omegas que te muestre el próximo mes. Podrás elegir cual gustes, lo prometo.

 

-Padre…

 

-Y si continúas con la misma tenacidad- Levantó la mirada y sus ojos se toparon con los brillantes luceros de su heredero, fulgorosos.- Te quitaré ese derecho también. No debiste volver sin una doncella como te ordene.

 

Harry estrujó los labios. Sin embargo, su padre lo interpretó como obediencia. Apartó aquel semblante sereno y se puso en pie con calma. El muchacho observó los gruesos pantalones y la prenda bermellón que cubría su ancho y firme torso. Y se dio cuenta de que su padre seguía siendo más alto que él.

 

El hombre se volvió, dándole la espalda, y se dirigió a la amplia vitrina tras el escritorio, unificado al muro. Abrió uno de las verticales repisas, cuales guardaban múltiples contenedores de cristal. Del mismo, tomó una vasija de cristal transparente que encerraba el liquido blanco del vino. Cerró la portezuela con cuidado y se giró nuevamente. Al llegar a la altura, depositó un achaparrado vaso delante de su vástago, quien observó caer el líquido de la botella y aterrizar en la superficie cristalizada produciendo un excitante repique.

 

-Bebe un trago, Harry.- Le dijo, encorchando la botella y colocándola en el recodo de la base. Sin embargo, Harry se mantuvo inactivo. Sus ojos se perdieron en la transparencia del líquido sin percatarse de que fruncía el ceño. El frenesí anterior sólo había dado paso a una serenidad amenazante.

 

Encaramó a su padre con la mirada al cabo de un segundo, quien esperaba que tomara del recipiente y pasara el trago de vino sin cuestionar.

 

-¿Vas a permitirme reclamarle?- Le interrogó, pasible. 

 

Rápidamente, su padre se inclinó sobre el escritorio. Harry dejó que le tomara del brazo, apretando los esforzados dedos en torno a su moreno brazo y tiró de él con fuerza. Su cuerpo se zarandeó con violencia un momento y su cadera golpeó contra la base del mueble. Apretó los dientes y su rostro enrojeció de nuevo.

 

-Vas a dejarlo, ahora- Le reprendió con dureza. Los ojos del muchacho se encendieron. Liberó un áspero suspiro y respondió a la amenaza. Su rostro se tornó impávido.

 

-Entonces olvidate de que te dé un nieto.- Le dijo. Los dedos del agarre se aflojaron en respuesta al instante. Harry contempló un momento los ojos castaños que le vislumbraban abiertos de par en par ante aquella súbita provocación. Tiró de sí mismo hacia atrás, sin conocer que cargaba con la atónita mirada de su madre, quien había abandonado la correspondencia en el buró contiguo.

 

Ella misma conocía la tenacidad de su hijo cuando osaba realizar una amenaza a uno de sus progenitores, del mismo modo que lo sabía James Potter.

 

-¿Que clase de estupidez estas diciendo?- Renegó el alfa, enfurecido, mientras erguía la espalda. No obstante, Harry no se inmutó.

 

-Lo que has oído.- Objetó sin vacilar.- Tendrás tantas nietas como quieras pero nunca verás un varón. A menos que esta misma noche parta hacia Slytherin y no puedo hacerlo sin tu permiso.- Rechinó los dientes ya que estaba al borde de las lágrimas.-¿Vas a dármelo o no?

 

 


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