Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sucio [DaeJae] por ValeMala

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Fecha de publicación original: 22 de Octubre de 2017

Sólo unos días habían pasado desde el inconveniente en la celebración del compromiso de YoungWon. YoungJae había estado encerrado en su taller desde la noche en que llegó a su hogar de nuevo. Apenas y sí había salido para comer algo, hasta que JunHong decidió que tenía suficiente de que su amigo estuviera encerrado entre botes de pintura, lienzos y demás cosas artísticas, y lo obligó dormir en su cama al menos por un rato.

—Te dije que estabas cansado —Le reprochó el menor de ambos, observando como un recién levantado YoungJae caminaba como zombie hacia la cocina.

—Y yo te dije que estaba bien, pero ambos sabemos que esos comentarios importan una mierda.

El menor sonrió y dejó que el castaño terminara de analizar la pulcra estancia. Todo gracias al trabajo duro de su amigo menor. Su único amigo.

—Buen trabajo, niño. 

Así es como YoungJae le agradecía a su mejor amigo haber mantenido limpio su no tan pequeño hogar mientras él mismo se hundía en su miseria. Era algo que agradecía, a decir verdad, porque estaba seguro que podría darle un ataque de pánico si encontraba todo lleno de polvo y suciedad.

—Quiero pollo al horno, gracias.

Y así es como JunHong, cobraba sus favores al mayor de ambos.

YoungJae le gruñó desde la profundidad de su garganta, pero asintió porque al fin y al cabo, era lo que menos podía hacer.

JunHong era un arquitecto bastante joven, brillante, con un futuro prometedor. Pero su pasado no era igual. El menor solía ser un niño depresivo, que se autolesionaba constantemente y con un historial de intentos de suicidio demasiado amplio para ser saludable.

Fue gracias a Rose que YoungJae y JunHong se conocieron, al experimentar una terapia grupal en donde juntó a ambos jóvenes; e increíblemente, su táctica funcionó, porque ambos se volvieron prácticamente inseparables. 

Ahora, muchos años después, ellos seguían tan unidos como el primer día, pese a que JunHong superara su depresión y siguiera adelante, arrastrando a YoungJae con él todo el tiempo, siendo su apoyo y la única familia verdadera que tenía después de la muerte del señor Yoo. 

YoungJae no está seguro que hubiera sido de él, de no tener a JunHong cerca.

 

~~~

 

—¿Cómo lo llevas? —Preguntó por quinta o sexta vez YongGuk, dejando la taza de té sobre el escritorio de su jefe.

—Basta, Bang, te dije que estoy bien —Se exasperó el CEO, dándole un trago largo a su taza como si fuera agua, y que efectivamente quemó su garganta, pero él era un hombre y no iba a admitir que su garganta acaba de convertirse en el décimo círculo del infierno—. Lo que haya pasado o no en la fiesta de compromiso de Yoo YoungWon no es asunto mío; te lo dije, son problemas familiares en los que yo no tengo voz ni voto, ni siquiera es algo que yo debí presenciar en el momento.

—No creo que YoungJae pensara lo mismo... —Murmuró el secretario, frustrado con la actitud indiferente de su jefe.

Aunque igual no podía culparlo, los Jung eran conocidos abiertamente por su testarudez.

—¿Dijiste algo?

—Nada en absoluto.

YongGuk se despidió con una reverencia, informándole que su abogado -que, irónicamente, era el hermano gemelo de su secretario- había revisado previamente algunos contratos y que sólo necesitaba su firma para hacer todo legal.

Daehyun asintió sin interés, girando su silla hacia el enorme ventanal, observando el paisaje urbano con su pierna cruzada y su fino bolígrafo entre sus dedos índices.

Suspiró, recordando la nefasta escena que tuvo el desagrado de presenciar, amargándose con la imagen de la histérica mujer menospreciando al artista que se supone era su hijo y humillándolo frente a él de una manera tan despreciable que el pelinegro tuvo un escalofrío.

—Quizá...

Se levantó, dando vueltas por la oficina para tomar una decisión. De esto dependería su futuro, no quería desperdiciar más tiempo en pensamientos de ¿qué pasaría sí...?

Decidido, tomó su teléfono y marcó el número que tenía dando vueltas por su cabeza.

—¿Hola? —Comenzó cuando atendieron al tercer beep—. YoungJae, me gustaría hacerte una invitación.

 

~~~

 

YoungJae volvía a sentirse nervioso.

Recibir la llamada del CEO fue una grata sorpresa, aunque el artista no podía dejar de preguntarse qué tan loco debía estar Jung Daehyun para llamar a un enfermo mental después de las desagradables escenas vividas.

Pero eso no importaba mucho, no ahora, que estaba timbrando en la puerta de uno de los más lujosos edificios de apartamentos con una botella de vino en su mano. Se tensó cuando la melodiosa voz del pelinegro se coló a sus oídos por el intercomunicador. 

—Uhm, soy YoungJae —Se anunció torpemente.

—¡Oh, sí! Pasa, pasa.

El mayor oprimió algo en el intercomunicador y abrió la puerta al artista, que rápidamente se adentró al edificio y subió por el ascensor -que, graciosamente, subían igual que los de las vegas, donde estuvo hace unos años de vacaciones-. Para cuando llegó al piso correcto, el CEO ya lo estaba esperando en la puerta de su hogar y lo invitó a pasar con una sonrisa tranquila.

Sin saber que hacer exactamente, el menor se sentó sobre uno de los elegantes sofás de cuero blanco que adornaban la sala, limpiando el sudor de sus manos contra sus pantalones de vestir.

—Es un placer volver a verte, YoungJae —Comentó el pelinegro, sirviendo en sus mejores copas el vino que trajo el artista.

—El placer es mío... —YoungJae se revolvió, sin saber qué más decir al respecto.

Daehyun le tendió la copa llena con una sonrisa y el castaño la aceptó tímidamente. Se sentó al lado del menor, observando detalladamente como el artista trataba de ocultar su incomodidad sin éxito alguno. Al CEO le pareció adorable.

—Sobre lo de la fiesta del compromiso... —Empezó el menor, tomando un pequeño sorbo de su copa y dejándola sobre la mesita frente a los sofás, temiendo que su nerviosismo se viera reflejado en como sus manos temblaban sin poderlo evitar.

—No hay necesidad de explicar nada, YoungJae —Lo detuvo, alzando su mano libre y repitiendo la acción del artista con su copa—. Entiendo que no era de mi incumbencia.

El mencionado no respondió, se limitó a jugar con sus dedos sin hacer contacto visual con el mayor. 

—Entonces ¿por qué...?

—Me interesas, YoungJae —Eso tomó con la guardia baja al castaño, que alzó su cabeza tan rápido y con los ojos tan abiertos que Daehyun tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no sonreír de pura ternura allí mismo.

—Pero... Ya sabe, lo que ella dijo... —Tropezó con sus palabras, aún demasiado sorprendido—. Era...todo era verdad.

El CEO se encogió de hombros—. No me interesa, Yoo —Se acercó lentamente al hombre, asegurándose de no hacer nada demasiado apresurado, leyendo el lenguaje corporal del más joven—. Considero que mi interés por ti va más allá de cualquier enfermedad que alguien declare hacia ti. Me interesa, y quiero intentarlo. Si estás de acuerdo, claro. 

El castaño lo pensó, en cuestión de segundos analizó los pros y contras de lo que conllevaría tener una relación con una persona como él, y viendo los ojos decididos del mayor, finalmente—: Está bien. —Su resolución fue, que quizá no era malo ser un poco egoísta de vez en cuando, y que la felicidad no estaba prohibida si él realmente quería alcanzarla.

El CEO sonrió radiante, tomando las manos delicadas y expertas del artista entre las suyas y prometiendo con voz suave que no iba a arrepentirse. Se acercó aún más, viendo como un dudoso YoungJae cerraba sus ojos a la expectativa. 

El pelinegro relamió sus labios antes de juntarlos suavemente con los del artista en una efímera caricia.

No era apresurado ni desagradable, sino tranquilo, dulce y a YoungJae le supo a promesa.

 

~~~

 

A partir de allí, las cosas cambiaron un poco. 

Ambos hombres seguían reuniéndose secretamente, su relación avanzaba tranquilamente. Daehyun dejaba que YoungJae se tomara su tiempo y eso era algo que este último apreciaba en demasía. 

Las primeras veces, el castaño era reacio a besos demasiado prolongados o que incluyeran un ápice de saliva ajena, pero, decidido a dar todo de sí en aquella relación, se obligó a sí mismo mantener a raya su trastorno.

No quería que esto que tenía, lo que sea que fuese, cambiara o terminara por su propia estupidez. No, él era mucho mejor que eso; quería compartir una vida feliz, con alguien tan maravilloso como lo demostró ser Daehyun. 

Pronto, los encuentros fueron más y más constantes en los hogares de alguno. Ya fuera en el apartamento del CEO o en la casa de YoungJae, y siempre agradables como nunca. No importaba si sólo veían alguna película, compartían castos y tímidos besos o si comían cualquier cosa, siempre había una sonrisa en la cara de ambos cuando se despedían en la puerta del otro y compartían un pequeño besito de despedida, prometiendo verse pronto.

Sin embargo, la primera vez que YoungJae se atrevió a darle un beso sucio a Daehyun, habían pasado casi nueve semanas desde el inicio de su relación. El artista todavía estaba sorprendido de que el pelinegro tuviera una paciencia de dioses con él.

Se encontraban en medio de la sala del artista; YoungJae atrajo hacia sí por la nuca a Daehyun para plantar un profundo beso en aquellos gruesos labios de ensueño. Apenas y habían terminado de perder el tiempo con algún videojuego para el cual ninguno de los dos era demasiado bueno.

—Wow —Se sorprendió el CEO, atrapando entre sus manos la cadera del menor y sonriendo con coquetería cuando se separaron.

No obstante, no fue mucho tiempo antes de que el artista volviera a iniciar un beso sucio, pegándose todo lo que le fuera posible al cuerpo del hombre mayor, enredando los dedos en las negras hebras contrarias.

—Me gustaría retratarte, Daehyun... —Murmuró como un secreto, mientras los suaves dedos de YoungJae descendían lentamente por el pecho del moreno— ¿...me dejarías?

Las mejillas del mayor se sonrojaron ligeramente. Su confesión lo había tomado desprevenido, sin embargo, eso no detuvo que sus gruesos labios se curvaran en una sonrisa y sus manos atrapaban la cintura del artista para acercarlo más -si era posible- a su cuerpo.

—¿Que ganaré yo a cambio? —Respondió de igual manera, dejando que su aliento de vainilla chocara contra los labios del menor.

—¿Un fabuloso cuadro? Además de la satisfacción de ser el modelo por una vez —Bromeó. Daehyun ensanchó su sonrisa—. Quítate la ropa... —Ordenó, el castaño sabía que Daehyun no se iba a negar a su petición de pintarlo.

YoungJae dejó un casto beso en los apetecibles labios del CEO y se obligó a separarse del hombre. Daehyun dudó un poco pero al final cedió ante la orden del artista, comenzando a deshacerse de sus prendas bajo la atenta mirada del menor, que no disimuló no por un momento como se lo comía con los ojos cada que un pedazo de tela caía al suelo con un ruido sordo.

—En el suelo... —Gimió otra orden, observando como Daehyun obedecía al instante y se recostaba sobre sus propias ropas sin vergüenza.

YoungJae terminó de acomodar la postura de su modelo, haciendo una almohada improvisada con los cojines del sofá donde reposaba la cabeza de su amante, dejando que su cabello alborotado cayera por su frente. Las manos fue algo que le costó decidir, pero de una forma u otra, decidió que su mano izquierda quedaría sobre su muslo mientras la derecha sostenía firmemente su propio miembro.

—Que descarado, joven Yoo...

—Te encanta, Jung.

Y sí, de hecho le encantaba, cada fase que tenía el menor le hacía perder la razón, incluso llegado hasta el punto de posar desnudo para que YoungJae lo retratara, demonios.

—¿Algo más, señor artista?

El menor frunció el entrecejo mientras analizaba cuidadosamente la pose de su modelo. Al final, lo que hizo fue quitar la mano que sostenía el miembro del CEO para reemplazarla por la propia. El artista sonrió cuando un gemido ahogado llenó el silencio de la habitación.

YoungJae movió su mano lentamente, sintiendo como aquella extensión de Daehyun comenzaba a crecer ante su toque y tuvo que morderse el labio inferior para evitar que cualquier sonido abandonara su garganta sin quererlo. Él mismo se sorprendió de lo poco que le incomodaba estar haciendo lo que hacía en otra persona que no fuera él mismo, y, aunque cueste creerlo, le encantaba.

Quería seguir escuchando la dulce sinfonía que eran los jadeos y gemidos que soltaba Daehyun.

—No te muevas... —Le regañó en un murmullo quedo el menor cuando se percató del movimiento de su modelo, en una clara intención de tomar su mano para que vaya más rápido—. Me gusta más cuando sube lentamente.

Y Daehyun quiso maldecirlo por ir tan tortuosamente lento en sus movimientos.

—Listo —El menor volvió a posicionar la mano del mayor donde estaba antes, levantándose.

—¿Me vas a dejar así? —Gruñó el mayor, indignado.

—Prometo recompensarte cuando acabe el boceto —Y ahí estaba otra vez, esa sonrisa maliciosa que Daehyun quería arrancar a besos y mordidas—. Te ves tan...sublime con una erección.

Y con eso corrió fuera de la habitación en busca de su lienzo y carboncillo, riendo bajo por el insulto a su persona que le profirió el respetable Jung.

Daehyun observó su erección con furia, dispuesto a darse placer a sí mismo si era necesario; con la imagen mental de lo que YoungJae había hecho a su sensible miembro momentos antes, reanudó el suave vaivén que el artista había abandonado.

Comenzaba a realmente disfrutarlo, hasta que su mano fue detenida abruptamente.

—No, quiero retratar tu erección, y si me arruinas eso te haré tragarte su propio semen.

YoungJae tuvo nauseas de sólo pensarlo, pero se obligó a sí mismo a controlarse. Él estaba cambiando, no iba a vomitar por una imagen mental asquerosa. Podría hacerlo.

—Espero la recompensa sea muy buena...

El artista ignoró su comentario, dejando el paquete de un condón medio abierto sobre uno de los pezones de su modelo. Daehyun arqueó una ceja hacia el menor, pidiendo respuestas sin palabras.

—Sentía que le faltaba algo ¿esta bien? —Gruñó, tomando el carboncillo entre sus finos dedos.

A partir de este punto, la expresión divertida del CEO se esfumó por pedido de YoungJae y tensó su cuerpo para mantenerse totalmente quieto mientras veía como el chico se concentraba en dibujarle, dejando los labios entreabiertos y arqueando una ceja -probablemente sin darse cuenta- cada que una nueva linea era trazada.

Mientras tanto, el miembro despierto de Daehyun palpitaba dolorosamente entre su mano, casi haciéndolo sudar por el esfuerzo que suponía no comenzar a mover su extremidad desesperadamente para alcanzar el alivio.

—Puedes masturbarte si quieres —Le concedió YoungJae, terminando de trazar lo que sería sus piernas en el dibujo con el carboncillo—. Pero no te corras, Daehyun, sólo manténlo firme. —Señaló con el meñique a la entrepierna de su modelo, dedicándole una mirada severa.

Daehyun no era idiota, él no iba a perder la oportunidad que su ahora pareja le había concedido. Tiró de su miembro despierto una vez, y fue suficiente para que un gemido ronco y alto llenara la habitación. El castaño mordisqueó su labio al escucharlo, tragando con dificultad e ignorando lo fuerte que su pantalón estaba empezando a apretarlo justo en ese momento.

Dejó que el mayor se diera placer cada tanto, mientras el carboncillo trazaba cada línea con precisión y sus dedos terminaban de retocar lo que la punta era incapaz. 

Luego de casi media hora donde Daehyun aguantó como un campeón -uno muy caliente, en la opinión del artista- YoungJae por fin quedó satisfecho con el boceto de su modelo y procedió a dejarlo sobre la mesita del café. 

El CEO observó con ojos lujuriosos como su pareja dejaba sus implementos perfectamente ordenados antes de comenzar a tirar de su propia ropa, doblándola como todo un experto cuando estaba fuera de su cuerpo. Detalló los hombros cuadrados de YoungJae cuando la camisa cayó lentamente por su espalda, y cuando sus pantalones estuvieron fuera de juego, el pequeño trasero redondo que era cubierto por un par de molestos bóxers que a Daehyun le antojaba desgarrar con sus propias manos.

YoungJae se volvió y le sonrió a su modelo, arrodillándose y gateando lentamente hasta donde el pelinegro se encontraba sobre el suelo. Fue Daehyun quien terminó de tirar del menor y lo montó sobre sus piernas, gimiendo cuando hubo un rozamiento involuntario sobre su sensible miembro desnudo.

—No sabes las ganas que tengo de arrancarte esta mierda de encima, maldita sea... —El mayor tiró del elástico de su ropa interior mientras hablaba con una voz ronca y sensual, que hizo que cada uno de los vellos del cuerpo de YoungJae se erizara de puro deseo.

El artista no respondió, sólo esbozó una sonrisa coqueta y descendió un poco para atrapar entre sus labios los gruesos del moreno. El beso era feroz, y se volvió tan salvaje de un momento a otro que a YoungJae le costó seguir el ritmo que Daehyun rápidamente marcó. Mientras su boca era literalmente devorada por el CEO, palpó a su lado en busca del empaque a medio abrir del preservativo, que se había caído cuando el pelinegro tiró de él. 

Mientras el castaño forcejeaba para abrir el empaque con los ojos cerrados, la traviesa mano del moreno había encontrado su lugar bajo la única prenda que cubría la desnudez del artista, dejando que sus dedos tantearan con delicadeza la entrada del menor.

—Espera, espera, espera —Jadeó el castaño, alejándose un poco de los labios ajenos para hablar—. ¿Te lavaste las manos? 

Daehyun enarcó una ceja, pero aún así respondió sinceramente a la pregunta—. No he tocado nada más que las increíblemente pulcras cosas de la casa y mi pene. Puedo asegurarte que me lavo muy bien todos los días allá abajo.

Al artista pareció convencerle la respuesta, porque rió suave ante ella. No mucho después, finalmente había logrado abrir el paquete plateado donde venía el condón. El pelinegro se mordió el labio inferior con coquetería cuando sintió como las temblorosas manos del artista sobre él tanteaban su erección y deslizaban el látex al rededor de su miembro.

YoungJae correspondió a su coqueteo sonriendo, casi causándole gracia que sus manos ahora lo traicionaban y no mientras realizaba cada pequeño trazo de su boceto. 

No esperando más, Daehyun terminó de adentrar un dedo dentro de YoungJae, que ahogó un grito por la sorpresa e incomodidad. Cuando un segundo dedo amenazó con invadirlo, sus uñas se clavaron en el pecho sudoroso del moreno y atacó sus labios , ignorando el dolor de su parte baja. 

Para cuando Daehyun estaba terminando de preparar al castaño, lo sorprendió girando rápidamente, intercambiando las posiciones. El artista gimió en respuesta cuando su espalda chocó contra el piso de madera y los vellos de su nuca se erizaron por el tacto que el CEO mantenía sobre su cuerpo. 

El mayor empujó sus caderas hacia adelante, rozando la punta del látex del condón con los testículos de YoungJae -ahora expuestos, porque en algún momento que el artista no pudo identificar, Daehyun había terminado de deslizar la ropa interior por sus esbeltas piernas-, el castaño gimió aun más fuerte y pidió por más sin palabras; sólo mirando al hombre sobre él con los ojos vidriosos y un movimiento de cadera que enterró aún más los dedos en su interior.

Daehyun se había prometido a sí mismo que iba a ser cuidadoso con YoungJae, como si fuera una tela fina que se rasgaba con tan sólo mirarla. Pero justo en ese momento, le era difícil, tanto, que sacó su índice y anular del interior del castaño con un chasquido para reemplazarlos por la punta hinchada de su propio miembro.

Observó como el hombre bajo él se retorció, golpeando su nuca con su palma antes de gimotear un bruto que lo dejó jadeando.

—Lo siento —Se disculpó, sin embargo, no hizo ademán de querer sacar su miembro de allí.

El menor jadeó con fuerza mientras él mismo empujaba con sus talones las caderas del moreno contra sí mismo, deteniéndose cuando el dolor se hacía casi insoportable por la, prácticamente, nula preparación y sólo siendo soportable por el alivio del lubricante que poseía el condón. 

—Daehyun... —Gimoteó a mitad de camino, y con ello, el mencionado terminó de enterrarse dentro de él. 

—Jae —Respondió, pasando su lengua por toda la extensión del cuello expuesto del artista.

A partir de allí, una deliciosa sinfonía de gemidos y maldiciones comenzó. Con Daehyun saliendo y entrando de YoungJae constantemente, primero lento, disfrutando el placentero contacto, para después aumentar el ritmo, sonriendo como un maldito porque el artista no detenía las súplicas susurradas en su oído y sus pulcras uñas se paseaban por su espalda dejando caminos rojizos que está seguro mañana serán un delicioso recordatorio de la noche más maravillosa jamás vivida.

—Dae, Dae, Dae... —Gritaba sin aliento el menor.

El mencionado acalló sus palabras con otro beso feroz, YoungJae tiró de los cabellos de su nuca cuando el CEO golpeó finalmente su punto dulce y se deshizo con un gemido demasiado alto entre sus brazos, manchando su abdomen y el del pelinegro en el proceso. Y por rpimera vez, ni siquiera le importó.

Por el apretón que le dio YoungJae a su miembro, Daehyun no tardó mas de unos cuantos segundos de alcanzar su propio climax y terminar en el condón, con el corazón palpitando en su pecho rápidamente. Y no era solamente por el esfuerzo físico, sino también por el precioso momento recién grabado en su cabeza a modo de recuerdo, el hacer el amor con el castaño era, sin duda, lo mejor que pudo haberle pasado hasta ahora.

 

~~~

 

El artista parpadeó lentamente, dejando atrás el sueño que aún pesaba en sus ojos. Sintió una suave respiración que desordenaba su cabello lo hizo recordar de golpe todo lo vivido la noche anterior. Su cara se acaloró y no dudaba que podía estar brillando de un precioso color rojo como farol, pero el sube y baja del pecho de Daehyun, donde se encontraba recostado, logró calmarlo lo suficiente como para hacerlo sonreír tímidamente. 

Comenzó haciendo círculos en el pecho del moreno, recordando como finalmente el CEO se encargó de la limpieza del desastre. Primero llevándolo hacia su habitación en brazos y limpiando el desastre de sus pechos, para finalmente recoger el desorden de la sala y acorralar al artista en un apretado abrazo cuando acordaron ir a dormir.

YoungJae no recuerda la última vez que sintió tanta paz en una noche. Sin pesadillas, ataques de pánico o ansiedad. Se sentía bien, malditamente correcto y amado. 

Feliz.

—Buenos días... —Murmuró la voz ronca de Daehyun, dejando un adormilado beso en la coronilla del menor y apretándolo contra su pecho posesivamente. 

—Buenos días —Las palabras casi se habían atorado en la garganta del castaño al pronunciar esas palabras, la incertidumbre e inseguridad ahora apoderándose de sus pensamientos.

Le era casi inevitable, quizá Daehyun podría arrepentirse de lo que pasó entre ambos; y el sólo pensamiento fue suficiente para llenarlo de terror.

—¿Qué sucede? —El pelinegro preguntó, confundido cuando sintió las palabras distantes y como YoungJae se incorporaba de su lado, dándole la espalda.

El mayor no tardó en seguirlo, rodeándolo por detrás en un abrazo, esperando a que el chico comenzara a hablar por su propia cuenta. Dejó caricias por su cabello, besos por su espalda y deslizó su nariz cariñosamente por cualquier espacio de piel expuesta que encontrara, tratando de transmitir sin palabras que él estaba ahí para ser su apoyo, y podía confiar cualquier cosa con él.

—¿No estás arrepentido? —Susurró el castaño, y Daehyun casi no es capaz de escucharlo—. ¿No te preocupa lo que dirán de ti por estar conmigo?

—¿Por qué debería preocuparme, Jae? —El CEO replicó, deslizando sus dedos de arriba a abajo sobre los brazos del artista.

Por unos minutos, no hubo respuesta alguna. YoungJae sólo se abrazó a si mismo, aceptando las caricias que le eran propinadas con los ojos cerrados.

—Debería porque estoy enfermo...

Y de nuevo, su confesión fue tan baja que de hecho el mayor no fue capaz de escucharla. Pero de todas formas no era necesario, Daehyun estaba preparado para esto y podía leer al artista como si fuera un libro abierto. Tenía su respuesta preparada, y lo que estaba a punto de decir no eran sólo palabras vacías, sino con un verdadero significado, quizá las más sinceras que diría alguna vez en toda su vida.

—Hey, mírame —Acunó un lado de la cara contraria con su mano, dejando que su pulgar acariciara su pómulo con amor. YoungJae abrió los ojos y el tomer y la duda que allí se reflejaba no le gustó para nada al mayor—. No me importa el qué dirán, YoungJae, porque me importas tú —Te amo quiso pronunciar, pero no lo hizo, sabía que el artista no estaba preparado para escuchar su confesión tan repentina, en su lugar, continuó—: Quiero que seamos un equipo, sólo tú y yo, seré tu pilar y tú mi roca. No habrá nadie ni nada que logre separarnos. Creo en ti, en lo que siento y en lo que somos, y no necesito nada más para ser feliz a tu lado.

—Pero... —La voz del menor se quebró, Daehyun entendió.

—Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos, Jae —Prometió, enfatizando sus palabras con un suave beso que a YoungJae le supo a alivio y amor—. Sólo necesito una cosa a cambio.

—¿El qué? —Murmuró el artista, dejando su frente descansar sobre la de Daehyun con los ojos cerrados. 

—Que confíes en ti mismo, así como yo lo hago.

 

~~~

 

Después de la escena de aquella mañana, todo pareció mejorar. Ese día terminaron haciendo el amor de nuevo, dos veces, e incluso después Daehyun ayudó a YoungJae con su limpieza de los domingos a toda la casa. Y para el castaño fue increíblemente divertido, no sólo se gastaba bromas con su pareja, sino que también terminó más rápido de lo que alguna vez logró.

Al día siguiente, su relación se anunció como oficial y el país casi explotó por la noticia. Constantemente eran perseguidos por paparazzi sólo para conseguir una foto juntos, y ellos huían divertidos agarrados de la mano hasta esconderse en algún lugar. 

Daehyun estaba feliz, y YoungJae se sentía en una nube la gran mayoría del tiempo. Su relación se afianzó cuando juntos comenzaron con una especie de terapia para controlar el TOC del artista, recomendación de un complacido JunHong, que tuvo una extensa charla con Jung sobre su amigo, siendo muy específico sobre cuidar a su mejor amigo y enfatizando en broma-no-tan-broma que nunca lo perdonaría si llegaba a hacerle algo a su hyung. 

Y a raíz de aquello, el pequeño artista comenzaba a mejorar. Sus ataques de pánico disminuyeron notablemente y ya no lastimaba sus manos al estar constantemente lavándolas. Sus cuadros mejoraron en calidad -si es que era siquiera posible, puesto que para Daehyun, YoungJae era el artista más talentoso sobre la faz de la tierra-, y también los tenía listos en menor tiempo.

El CEO se encontró posando para más de uno en múltiples ocasiones, y aquellas pinturas se quedaban en el taller del menor como un recuerdo vergonzoso que en ocasiones usaba como soborno. 

La favorita de YoungJae era sin duda el primer cuadro del hombre, era incluso en cierta manera excitante. Aunque si Daehyun le preguntaba, lo negaría inmediatamente. 

Los meses transcurrieron como una película, y finalmente ambos decidieron mudarse juntos, y el hogar de YoungJae pasó a ser de ambos. Un pequeño paso que a ambos les supo a gloria. Era poco el tiempo que ellos estaban lejos, pero cuando era así, se extrañaban cada maldito segundo sin la presencia del otro hasta casi ser demasiado exagerado. 

Sería espectacular, si eran felices así, lo serían mucho más compartiendo un lugar juntos, como una familia.

O ese era el plan. 

Lamentablemente, no toda relación es sólo colores dorados y felicidad. Y se dieron cuenta de ello demasiado tarde. 

Por un lado, la empresa estaba pasando por un momento de crisis, y Dakehyun tuvo que dejar de lado la terapia experimental con su pareja para mantener a flote la empresa. Sin quererlo, cada vez pasaba más horas en la oficina y cada vez llegaba más cansado a su hogar compartido.

YoungJae lo entendía, y consentía a su pareja cada que podía. Le preparaba el desayuno, lo abrazaba al dormir e incluso masajeaba su espalda si era posible. Él podría hacerlo, Daehyun fue su pilar mucho tiempo, él quería ser su roca en estos momentos difíciles.

De hecho, lo estaba logrando increíblemente, mientras mantenía a raya su TOC, hasta que un día...

—¿Rose? —Gimió el castaño, temblando inevitablemente.

La persona desconocida al otro lado de la línea lo confirmó. La mujer, enferma por los años y el cansancio, había fallecido la noche anterior.

Rose, la única mujer a la que de verdad amó con todo su corazón, la madre que nunca tuvo, la que le enseñó a pintar y lo animó a seguir sus sueños. A la que debía prácticamente su vida, había muerto.

Sin poder escuchar más, el artista colgó el teléfono tirándolo a la pared.

Pudo sentirlo, como la aprensión nublaba sus sentidos y el ataque recorría todo su cuerpo en cuestión de segundos. Empezó a hiperventilar y se escondió en una esquina del taller, meciéndose de atrás hacia adelante mientras se abrazaba a sí mismo en un intento por protegerse.

Hacía tanto que no experimentaba un ataque de pánico que cuando acabó, un cansado YoungJae se sintió retroceder a su punto inicial.

Fue allí donde todo terminó de derrumbarse.

El artista ya no estaba de humor para soportar los constantes desplantes que Daehyun se veía en la necesidad de hacer. Volvió a su ansiedad y duda constante, e incluso empeoró. Sus manos volvían a ser el centro de su ansiedad y ya no pasaban diez minutos antes de estar lavándolas de nuevo.

Daehyun, ciego a lo que sucedía, comenzó a encontrar irritante la actitud indiferente del artista debido al estrés.

Constantemente, la casa ya no estaba llena de risas o coqueteos como al principio, sino de gritos y discusiones sin sentido que podrían ser fácilmente evadidas con una charla. Pero ambos eran orgullosos, y dar el brazo a torcer sería como afirmarse el más débil.

Pero lo peor, llegó en invierno.

—¿Quieres dejar de dar vueltas por todos lados? —Daehyun estaba sinceramente irritado. El día en la oficina y la crisis que las acciones estaba sufriendo la empresa lo tenía de mal humor. Además del hecho de que tenía que trabajar el triple de lo que usualmente hacía para evitar que la empresa cayera en quiebra.

Tener a YoungJae dando vueltas por toda la casa limpiando polvo inexistente no lo estaba ayudando; sólo contribuía a que su estrés incrementara. 

—Lo siento, no he terminado —Contestó, sin siquiera mirarlo sobre el hombro o algo, sino que mantuvo su vista fija en tallar la mesa de noche—. Hay marcas de café aquí, tal vez me tardaría menos si no dejaras las tazas donde te viniera la gana.

—¿Me estás culpando? —Su tono indignado y el ceño fruncido que el artista no podía ver delataban lo poco que le había gustado el comentario del menor hacia él.

YoungJae lo miró, con unas profundas ojeras enmarcando sus bonitos ojos felinos que a Daehyun tanto le gustaron en un momento. Pero ahora le exasperaba observar—. Sí, Daehyun, te estoy culpando ¿no puedes ser un poco más ordenado? No soy tu sirvienta.

—Nadie te pidió que lo fueras.

El mayor se levantó de la cama, observando a YoungJae -que estaba de rodillas en el suelo- levantarse de igual manera para encararlo.

—Disculpa por tratar de que todo en esta casa esté en orden —Escupió sarcástico, sus brazos cruzándose a la altura de su pecho como alzando una barrera invisible entre el mayor y él—. Después de todo, nunca aprecias lo que hago por ambos.

—¿Que pretendes decir con eso, Yoo YoungJae?

El mencionado se encogió de hombros, como si no le importara en lo más mínimo—. Tómalo como quieras, Daehyun, tú sabes muy bien qué es lo que quiero decir.

El castaño se dio la vuelta, queriendo salir de la habitación. Desde hace un tiempo, que YoungJae ya no sentía esa conexión que lo unió al moreno desde el primer momento, y que a pesar de que estuvieron separados un tiempo luego del anuncio de compromiso de su hermano, no se había roto. Pero ahora era diferente, estaba deprimido, irritable y notablemente más cansado de lo que le gustaría; y aunque no lo notara, su TOC comenzaba a atacarlo más, como cuando era niño.

—Eres un egoísta ¿lo sabías? —Le reprochó, alzando la voz para que lo escuchara—. Tu madre tenía razón —YoungJae se detuvo, mas no dijo nada. Apretó los puños, concediendo con su silencio que Daehyun continuara—: Estás tan enfermo de la cabeza, YoungJae. Tu mente está retorcida y deshecha que piensas que cualquier cosa es hecha en tu contra; madura de una vez por todas, mis problemas o los del mundo no giran entorno a ti y tu maldita enfermedad ¡me tienes harto con tus mierdas!

Esas palabras fueron como un  déjà vu.

Daehyun había comenzado a gritar sin darse cuenta, escupiendo cada palabra con un deje de odio que el castaño reconocería en cualquier tono de voz. Se volvió para encarar a aquel que le había prometido protección, comprensión y amor, pero que ahora lo único que le deba era todo lo que había recibido desde que era un niño: dolor e indiferencia.

—Entonces ¿que haces aquí? —A pesar de que el corazón se le había encogido dentro del pecho, el artista no se iba a quedar atrás, alzando la voz de igual manera—. ¿Que mierda estás haciendo en mi casa, acostándote en mi cama a mi lado todas la noches, si tanto me repudias? —Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero YoungJae se negaba a dejarlas caer sobre sus mejillas—. ¿Por qué me gritaste que me amabas, que me entendías? Lo único que querías era recalcar que mi vida ha sido una mierda cuando más débil me vieras ¿no es verdad? ¿¡De verdad piensas, que yo quería ser de este modo!? 

—¡Pues lo parece...!

—¡Cállate! —El menor empujó el pecho del CEO con fuerza, frustrado y herido—. ¡No tienes ni idea, Daehyun! ¡Ni puta idea de lo que pasa! 

—¡Tengo una buena idea de lo que pasa! —Se defendió, caminando hacia el armario y vistiéndose con lo primero que encontró—. He cometido errores en mi vida, YoungJae, pero esto... —Comentó, dirigiendo sus pasos hacia la puerta que daba a la calle, bajando las escaleras ruidosamente con el artista siguiendo sus pasos por detrás—...haberme enamorado de ti fue el peor error que cometí en mi vida.

Cerró la puerta con tal fuerza, que el castaño pudo sentir la vibración de las ventanas bajo sus pies descalzos. El silencio cayó pesado sobre su figura, asfixiándolo; miró el reloj de la pared, que lo atormentaba con el sonido del segundero corriendo mientras un minuto más se iba.

Así iba a ser ¿no? YoungJae lo sabía desde el principio, pero prefirió hacerse el desentendido e intentar ser feliz, ignorando un futuro predecible. Él mismo se había buscado el odio de aquel que amó tan fervientemente, y pudo confirmar lo que desde siempre supo; los enfermos como él estaban destinados a quedarse solos.

Sus rodillas golpearon con el suelo de madera dolorosamente, y su frente se apegó al suelo. Lo único que le quedaba ahora, era sollozar en medio de su soledad eterna.

~~~

No llamadas, no mensajes de texto, no correos o señales de humo. Daehyun había desaparecido de la vida de YoungJae y viceversa. 

La última vez que se vieron fue cuando el menor le abrió la puerta el martes de la semana siguiente a su discusión. El moreno había ido para recoger sus pertenencias y el artista se había encerrado en su taller como un ermitaño, evitando cualquier intercambio de palabras con el hombre de esta manera.

JunHong parecía preocupado por su amigo, e incluso tomó unos días libres de su trabajo para hacerle compañía. Sentía que su corazón se rompía con cada una de las lágrimas que YoungJae lloraba por Daehyun, llenándose de ira y sintiéndose como un idiota por confiarle una de las personas más importantes de su vida a tremendo sujeto.

Pocas personas podían notar lo mucho que el arquitecto adoraba al artista, nunca lo hizo de una manera romántica, pero sí fue para él como su hermano de sangre. Lo conocía como nadie.

Por eso, cuando el menor llegó a la casa y encontró el lugar hecho un desastre y el taller vacío, sabía que algo andaba terriblemente mal. Lo comprobó cuando se topó con su trastornado amigo inconsciente en la cama de su habitación y no respondió a su llamado cuando lo sacudió. JunHong había pateado una caja de pastillas para dormir medio vacía al momento de tomar a YoungJae es sus brazos y conducir hasta el hospital más cercano según su GPS; rompiendo muchas normas de tráfico en el proceso.

Un lavado gástrico después, el menor estaba consolando a un lloroso YoungJae que se quejaba de náuseas y dolor en la garganta; demasiado somnoliento para hacer algo más. 

—¿Por qué lo hiciste, YoungJae? —Le preguntó JunHong, acompañándole esa noche en el hospital. No le habían dejado irse a casa por un contratiempo encontrado en sus análisis de sangre; lo mantenían allí sólo por precaución.

—No lo hice a propósito —El castaño confesó en medio del silencio de la habitación, tratando de explicar que todo había sido un desafortunado accidente. Genial, ahora no sólo era misófobo sino también suicida, justo lo que necesitaba—. Me sentía terrible, JunHong, tuve un ataque de pánico y terminé arrasando con todo lo que había por la casa, me dolía la cabeza...así que decidí ir a dormir pero sabiendo que tenía todo sucio simplemente no podía dormir...

—Entiendo... —Trató de detener la conversación allí.

No obstante, el castaño negó con la cabeza y continuó—: ...me tomé un puñado de pastillas porque la primera que me tragué no hizo efecto tan rápido como esperaba —Suspiró, preguntándose que había en su cabeza en ese momento como para pensar que un puñado de pastillas iba a hacerlo dormir más rápido en lugar de matarlo—. Sólo estaba estúpidamente desesperado.

—Está bien, Jae —JunHong sonrió y se sentó al borde de la camilla donde el mayor reposaba—. Te creo.

—Ya sabes, no quiero morir hasta dentro de muchos años, he vivido demasiada mierda como para rendirme ahora —El menor tomó la mano del intoxicado entre sus dedos como confort. YoungJae tiró de su mano para que se recostara a su lado, a pesar de que estaba totalmente en contra del reglamento del hospital—. Hace mucho que no dormimos juntos, bebé gigante.

—Tú siempre me sacabas de tu cama, YoungJae, no es mi culpa —Se quejó el menor, dejando que el artista lo apretujara todo lo que quisiera, como cuando eran más jóvenes.

—Eran buenos tiempos...

—Mi espalda no pensaba lo mismo, hyung.

YoungJae rió con nostalgia, dejando que las caricias que recibía sobre su cabello lo adormecieran.

~~~

La mañana siguiente, YoungJae se quejaba de la papilla sin sabor que le habían dado de desayuno y regañaba al arquitecto por burlarse de sus desgracias; eso, hasta que la enfermera anunció una visita y un hombre en traje y corbata se apareció allí con su cara de pocos amigos y un parecido a YongGuk tan aterrador, que YoungJae tuvo que cerciorarse dos veces en el nombre impreso en la tarjeta de presentación que le había tendido en invitado-no-deseado.

—Entonces...YongNam —El artista miró por sobre sus largas pestañas al elegante hombre, de pie frente a su camilla—. ¿A que debo su visita? 

—Soy el abogado de Jung Daehyun, me ha pedido que organice unos asuntos con usted.

—Espere, Jung Daehyun ya no tiene nada que ver con YoungJae —Se metió el menor, plantándose al lado del castaño—. ¿Qué es lo que quiere? ¿Por qué no ha venido él mismo al menos?

—Esas preguntas son confidenciales, señor Choi, no puedo conversarlas con usted —El abogado dijo, imponiéndose como si se tratara de una especie de Dios o algo así—. En cuanto a los asuntos, los medios de comunicación se han enterado de su...desvío —Suavizó, YoungJae rodó los ojos porque odiaba que disfrazaran la realidad (aunque hubiera sido algo accidental)—. Esto podría traer terribles consecuencias a la imagen del señor Jung ¿estaba usted consciente de esto, señor Yoo?

—Ya veo a lo que quiere llegar, señor Bang —Entonó el apodo con una pizca de burla irritada—. Aclararé que la relación entre Daehyun y yo es ahora inexistente, YongNam, no debe preocuparse por ello.

—Un momento ¿envió a otro tipo a persuadir a YoungJae sólo para conservar su imagen? —JunHong estalló, incrédulo—. ¡No me lo puedo creer! ¿¡Quien se ha creído que es este...!?

—Tranquilo, JunHong —YoungJae posó su mano en el brazo de su amigo, dedicándole una mirada cansada. Su cabeza había empezado a doler—. Dígale al señor Jung que no tiene nada de qué preocuparse, aclararé todo a la prensa.

El abogado de Daehyun pareció satisfecho, por lo que se despidió con una reverencia y dejó la habitación del hospital, ignorando las dagas que el arquitecto le lanzaba con la mirada mientras se iba.

—¿Como piensas aclarar esto a la prensa? —Preguntó el menor, hosco. No estaba enfadado con su amigo, sino con el idiota de Jung.

—Llamaré a Dong Woon —Comentó el castaño, haciendo referencia a su abogado para que le aconsejara; intentó ignorar como el dolor volvía a subir por su garganta, pero esta vez, no era por la sonda que usaron para su lavado gástrico—. Por ahora sólo quiero una cosa.

—¿Que es?

YoungJae levantó la mirada vidriosa hasta que esta se encontró con los ojos de su amigo—. Que toda esta mierda acabe pronto, JunHong.

El mencionado se acercó a su amigo y lo consoló en un abrazo, sintiendo como su corazón se rompía otro poco al escuchar al artista llorar por el imbécil de su ex de nuevo.

~~~

Daehyun se enojó muchísimo con YongGuk por mandar a su hermano a que hablara con YoungJae mientras estuvo en el hospital. Pero finalmente, decidió que no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. 

El artista había cumplido con su palabra, a la mañana siguiente, la primera plana de todos los periódicos amarillistas sólo hablaban de como el respetado Yoo YoungJae se excusaba por sus acciones egoístas y absolvía de toda culpa al famoso CEO Jung de todas sus acciones. Irónicamente, aquello sólo hacía que el pelinegro se sintiera peor. 

Su idea no era hacer que el menor se expusiera a todas aquellas situaciones estresantes, sabía lo sensible que era el muchacho. Él sólo estaba esperando el momento adecuado para volver y pedir disculpas por las palabras hirientes antes dichas, consolar al castaño entre sus brazos e incluso estaba dispuesto a aceptar un rechazo o una nueva oportunidad de intentarlo.

Pero su plan ya no era una opción, no después de la rueda de prensa.

Daehyun pudo notar el cansancio del artista con cada una de las preguntas de los metiches periodistas. Las bolsas bajo sus ojos y el negar estar trabajando en algún proyecto en ese momento era suficiente para darse cuenta de su estado.

El pelinegro sabía que no volvería a ser bienvenido en la vida de YoungJae, y lo confirmó con la visita de JunHong en su oficina uno de los muchos días.

La reunión fue corta. El chico no fue grosero ni antipático, como cualquiera hubiera imaginado; JunHong tenía esa capacidad de que unas simples palabras frías y unos ojos oscuros bastaban para hacer entender al hombre mayor que mantuviera su distancia. 

Finalmente, al cabo de dos meses, el pelinegro se rindió. Aceptó que quizá su vida junto a YoungJae no podría ser y decidió tomar las riendas de su vida como debía. Ya no era tan joven, eso debía admitirlo, y su empresa por fin había vuelto a recobrar su lugar como número uno después de sus meses de crisis. 

A lo mejor era hora de formar una familia. Una pequeña familia de dos, para empezar. 

Cuando comentó la idea a su madre, esta sólo sonrió y parloteo lo emocionada que se sentiría por ser abuela por segunda vez, apoyándolo inmediatamente con su idea y apretando las mejillas de su hijo porque ya es todo un hombre responsable.

Y fue así como, meses después de papeleo interminable y muchas uñas mordidas, Daehyun tuvo a la pequeña JiWoo entre sus brazos. 

No era más que una bebé cuando fue abandonada por sus padres biológicos, y el pelinegro se enamoró perdidamente por segunda vez en su vida cuando la vio lloriquear por algún juguete sin importancia para después darle una sonrisa de bebé consentida que sin duda terminó de hacerlo caer. 

El hombre era un consentidor de primera, después de que la niña finalmente fuera su hija legalmente, el CEO se encargaba de llenarla de mimos, darle cualquier cosa que la niña pidiera y no ser demasiado duro cuando se veía en la horrible necesidad de reprenderla por sus travesuras.

Jung JiWoo era sin duda una preciosa niña afortunada, coqueta y extrovertida. 

 

~~~

 

—¿A la galería? —Preguntó ahora un Daehyun de treinta y cinco años, mientras peinaba los rebeldes cabellos de su pequeña JiWoo en una trenza mal hecha—. ¿Con qué propósito?

Su madre le arrebató el peine al hombre y lo hizo moverse con un movimiento de cadera, murmurando algo de lo torpe que era su hijo y el desastre que estaba haciendo con su linda nieta—. Es por caridad, Daehyun —Argumentó la testaruda mujer, deshaciendo la trenza y volviendo a hacerla como se debía—. Además, quiero llevar a mi preciosa nieta, es hora de que empiece a empaparse de cultura.

El pelinegro rodó los ojos, posando las manos en sus caderas y negando lentamente pese a que su madre no podía verlo. Después de todo, sabía que terminaría cediendo, como siempre.

 

~~~

 

Daehyun llegó con una inquieta JiWoo agarrada a su mano, que saludaba a los paparazzi de la entrada a la galería como si fuera la única celebridad del lugar. Algunos correspondían a su saludo, otros tomaban fotos que seguro sería la portada de la revista y ganaría algún premio por la joven más adorable

No obstante, todo dejó de ser risas y diversión cuando una mata de cabello castaño muy familiar fue su primera vista al entrar.

Y casi pareció que todo al rededor se detuvo cuando, como si supiera que le estaba atravesando la espalda, YoungJae se giró sobre sus pies y casi deja caer su copa de champán cuando ambos pares de ojos se conectaron.

El castaño se despidió de la persona con la que mantenía una conversación segundos antes y cuando esta se retiró, no estaba seguro si acercarse o mantener su distancia con el CEO, sin embargo, sus ojos no abandonaron su figura en ningún momento, y sonrió cuando notó a la pequeña niña de la mano con su padre.

Ese pequeño gesto fue suficiente para que Daehyun diera el primer paso, acercándose dudosamente.

—YoungJae —Saludó el hombre, casi como si fueran unos desconocidos, pero con un toque de ansiedad en su voz.

—Daehyun —Correspondió el otro, sonriendo incómodamente.

JiWoo se limitó a mirar a ambos hombres intercaladamente, no entendiendo muy bien el ambiente pesado que se formó a su alrededor en cuestión de segundos.

—Papi —Llamó la atención la niña, tirando de la mano de su padre confundida.

El pelinegro logró salir de su ensimismamiento con aquello, sonriendo tranquilizador a su hija. Aclaró su garganta antes de comenzar—: Bebé, él es un viejo amigo de papá, YoungJae —Presentó, el mencionado movió su mano a modo de saludo hacia la niña, sin saber qué más hacer—. YoungJae, esta es mi hija, JiWoo.

—Es un placer conocerte, JiWoo —Comentó el castaño, posando una mano en su cabeza con ternura.

El CEO sintió que su corazón se detuvo un momento al ver la delicadeza con la que el artista trataba a su pequeña niña consentida.

—¡Igualmente, Oppa! —Eso sorprendió a los dos adultos, que se echaron a  reír por las confianzas de la niña con un desconocido para ella.

Fue cuestión de segundos en que su atención fue captada por otros pequeños que pululaban por ahí, jugando a cualquier cosa. JiWoo no tardó en pedir permiso a su padre y este, como era de esperarse, accedió inmediatamente. 

Las mejillas de la niña se pintaron de rojo y le dedicó una sonrisa sin un diente que lo hizo derretirse; agradeció -porque era una señorita muy educada- y corrió al encuentro con los demás niños, uniéndose casi inmediatamente a su juego improvisado.

Mientras tanto, un silencio incómodo se instaló entre ambos hombres. Y no fue hasta que el artista habló que aquel sentimiento de incomodidad se esfumó como el viento.

—Es una niña preciosa, Daehyun —YoungJae halagó, viendo como la niña jugaba con los demás niños que se encontraban en la galería—. Me alegra que hayas podido conseguir una hija, como tanto querías.

—Me hubiera gustado que hubiera sido hija tuya también, YoungJae —Sinceró el mayor.

El artista se giró para verlo, pero sólo se encontró con el perfil de Daehyun que seguía con la mirada a su pequeña.

—Quizá no hubiera sido lo mejor, Dae —El pecho del moreno revoloteó al escuchar ese apodo cariñoso que le había dado el castaño en el pasado, como si aún siguieran juntos y ninguna de las tragedias hubiera sucedido—. A penas puedo cuidar de mí mismo —Sonrió con nostalgia hacia él, los dedos del artista picaban por tocar de nuevo al CEO, abrazarlo, decirle lo mucho que lo ha extrañado; pero se contuvo, y en cambio continuó hablando—, pero eso no significa que no quise en algún punto formar una familia contigo.

—YoungJae... —Eso lo había sorprendido. 

Giró la cabeza para enfrentarlo, queriendo borrar esa sonrisa triste de los bonitos labios rellenitos que le gustó besar, para que la reemplazara por una alegre y cálida, como le gustaba recordarla; pero cuando estaba a punto de hacerlo, un tirón en su pantalón lo detuvo.

JiWoo tenía el cabello largo revuelto de tanto correr, y su vestidito rosa arrugado.

—¡Papi! —La niña elevó sus brazos para que el mayor la cargara. Daehyun obedeció al segundo—. Tengo hambre, papi.

—Esta bien, bebé, iremos a comer.

—¿YoungJae-Oppa también va a acompañarnos? —Preguntó inocentemente la niña, ignorante de la conversación que compartieron los adultos.

—Hoy no puedo acompañarlos, pequeña —YoungJae cambio su sonrisa triste a una más de pena, arreglando el desastroso cabello de la niña con su mano derecha—. Pero quizá otro día, lo prometo.

—¡Está bien, Oppa! 

El castaño guiñó un ojo para la niña antes de volver a conectar sus pupilas con las de Daehyun.

—Ya es hora de irme —Anunció el artista.

—JiWoo, dile adiós a YoungJae —Dijo Daehyun, acercando a la niña en sus brazos para que le diera un beso en la mejilla al castaño.

—¡Adiós, Oppa! 

—Fue un placer volver a verte, Jae —Comentó ahora el mayor, dejando que la niña se agarra a su cuello posesivamente—. Espero verte de nuevo otro día...

YoungJae asintió, comenzando a alejarse de la pequeña familia de dos antes de comentar—: Ya lo veremos, Dae.

Daehyun observó como se alejaba por la galería, saliendo de la misma poco después por la puerta de cristal. Añorando días pasados, suspiró.

—¿Papi era cercano a YoungJae-Oppa? —Preguntó la pequeña, ya devorando su comida para niños en el restaurante y cuando la comisura de su boca estaba llena de salsa.

Daehyun sonrió, limpiando con una servilleta sus labios antes de que manchara algo más que sólo la comida—. Como no tienes ni idea, JiWoo.

La niña asintió, volviendo a su comida como si nada, mientras Daehyun se volvía a perder en sus pensamientos, y en un castaño artista con nombre y apellido, que a pesar de todo, aún seguía amando como el primer momento.

Aun con su obsesión con la limpieza, su risas demasiado ruidosas y su fanatismo por la perfección. Lo quería a él y sólo él...a su Yoo YoungJae.

Notas finales:

El próximo capítulo será el final y espero estarlo subiendo el próximo domingo <3 
Gracias a quien sea que lea esta historia, y por favor disculpen los errores. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).