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No money© (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Ahora sí... Sinopsis: Steven Rogers, un joven estudiante universitario con una vida normal a punto de graduarse de su carrera, se ve envuelto en un evento desafortunado, (el engaño de su primo), provocando que sea subastado en un casino unido a la Organización más peligrosa y desleal. HYDRA. Aumentando su valor por su condición de Hibrido.

Cuando sería comprado por cualquier pervertido, acaba siendo comprado por Anthony Stark –antiguamente héroe– por 120 millones, quién lleva tiempo enamorado de él tras un encuentro infortuito en el pasado, donde el joven Hibrido Steve, atendido a un Tony a punto de suicidarse.

Advertencias:

Stony: Steven Rogers (CatSteve-PreSteve) Uke/Bottom-Pasivo // Anthony Stark (Superior Iron Man) Seme-Top-Activo

Thorki: Thor Odinson Uke/Bottom-Pasivo /–/ Loki Laufeyson (Dios-Príncipe de las Travesuras)

Hulkeye: Bruce Banner-Clint Barton  #TeamVersatiles)?.

 

 

–Déjenme! ¡Suéltenme ya, puedo andar solo! –vocifera a esos sujetos enormemente musculosos

En todo el camino, el trato fue similar. Bueno, era de esperarse si opuso resistencia.

Fue metido a la camioneta polarizada con vidrios oscuros por un grupo bastante considerable de hombres, sumado a las ataduras en sus muñecas. Luego bajado con la misma "amabilidad" al hacer una parada. Ahora era arrastrado por solo 2 de esos sujetos.

Ya molesto con esa sumisión de su parte, pone en práctica esas lecciones aprendidas en su tiempo libre, sirviendo de mucho luego de ser retiradas las ataduras de sus muñecas al poner un pie dentro de esa edificación.

Solo algunos golpes bastaron para someterlos, ahora era su turno de escapar.

Devuelve sus pasos sin tener opciones claras, solo el ferviente deseo de huir, retirando con su mano esas hebras doradas que obstruían su visión, tratando de regresarlas a esa coleta atada detrás y, que por el forcejeo ya no estaba tan fuerte. No obstante, sus puntiagudas orejas sobre su cabeza se agitan, avisándole demasiado tarde.

Una fuerza imaginaria lo envuelve, materializándose en una bruma verdosa que lo rodea, manteniéndolo fijo al suelo, evitando mover algún musculo o pestañear.

–Por las barbas de Odín! –exclama por verse levitar a centímetros del suelo–

–Que tanto causan las barbas de ese viejo? –despectivamente penetra una voz–

Logra el rubio oír pasos acercarse, pero no verle. Trata de mantener la calma, recuperando el aire perdido y secándose bruscamente el sudor en su piel y ropa. La cual no era muy abrigadora. Ya que fue secuestrado mientras hacía deporte: Camisa azul de tiras y sudadera de mismo tono.

Estaba confuso y molesto, más de lo segundo... ¿Cómo era eso que él era el pago de una deuda de su tonta hermana?

Volviendo a su situación actual, empezaba a saber con qué persona trataría... Un degenerado más pero con el arte de la hechicería. Se siente descender y tomar asiento en el mueble más próximo, obligado por esa luz verdosa, apoyándose sus brazos en los apoyabrazos.

–Eres un brujo, hechicero...? –inquiere, observando esas verdosas ataduras en sus muñecas y piernas, manteniéndolo en su sitio–

–Un poco de todo.

Acercándose esos pasos hasta el rubio, quedándole solo elevar su cabeza, topándose con alguien diferente al esperado. Hombre alto, blanca piel para nada pareciendo enfermiza, cabello intensamente negro como el alquitrán y de ojos verdes como las esmeraldas que a su hermana le gustaba comprar.

 

                                     

Cap2 Dos Lobos y Dos ovejas.

 

 

Y la vestimenta que llevaba era otro cuento. Reluciendo clase y elegancia. Camisa verde de mangas dobladas hasta los codos, chaleco negro al igual que su corbata un poco desanudada y pantalón holgado pero no menos elegante.

–Gustas? –ofrece ese pelinegro esa segunda copa llena de un líquido dorado, asimismo, permitiéndole a una de las ataduras del rubio desaparecer–

Ya qué podía perder si cedía beber. Por eso la acepta, dándole un largo sorbo. Lo mejor era estar preparado para lo que se venía. Sintiendo ese líquido raspar su garganta, como su descenso caliente, golpeando su estómago, dejando miles de sensaciones estremecer su interior.

–Wow! Nunca había debido algo similar. –exclama, admirando ese vaso vacío, pronto, siendo mágicamente rellenado–

Para nada era alcohólico o derrochador en bebidas, pero si podía darse sus gustitos cuando salía junto a sus amigos algunos fines de semana.

–Porque no es de esta tierra. –responde dejándose caer, apareciendo detrás una silla que amortigua su caída. Inmediatamente cruza sus piernas–. ¿Pero si serás capaz de soportarlo...? –empieza a darle sorbos a su propio vaso–

De hombros se encoge luego de dar nuevamente un largo sorbo. Asimismo, volviendo a llenarse.

–Cómo te llamas?

–No lo sabes ya? –detiene su sorbo, frunciendo suavemente sus doradas cejas–

–Le quita lo divertido... Soy Loki, querido Thor.

–Loki...? ¿Cómo el Príncipe de las Mentiras?

–Error. Dios de las Mentiras, la Locura y Las Travesuras.

 

 

Ni sabía por qué demonios llevo a ese chico consigo a su hogar temporal en vez de cualquier otro lugar. Solo actuó por impulso que por raciocinio. Ahora, estaba sentado junto a esa cama, expectante.

En vez de estar enfrascado en uno de sus muchos planos o ideas sumamente importantes, se encontraba vigilando el sueño de ese rubio desconocido. ¿Y si lo despertaba como en los cuentos...?

–Tal vez funcione. –susurra, apareciendo en sus labios una sonrisa ladina–

Paso a seguir, ya se encontraba sobre él, ayudándose con una rodilla y una mano en la cama para no dejarle caer todo su peso. Bien... Lo aceptaba. Ya que veía al chico de cerca y no en medio de ese enviciado lugar, era bastante atractivo. Ese rostro angelical, piel lechosa y blanca, esa delgada fisionomía, terminando en esas puntiagudas orejitas doradas en su cabeza.

–Ahora comprendo por qué fuiste el premio especial. –susurra para no despertarlo–

Era un bastardo al pasársele por la cabeza lo que haría, pero, necesitaba comprobar el sabor de su ángel salvador.

Sin arrepentirse de nada, toma ese mentón, girando suavemente esa cabeza, teniéndolo frente a frente, descendiendo sus labios hasta los de... Debe detenerse ante ese movimiento repentino en el chico rubio. Irguiendo su torso, expectante.

Plácidamente yacía sobre esa cómoda superficie, dejando de percibir ese contaminado aroma del ambiente, reemplazándolo por un olor dulzón y amargo. No ¿metálico y acido? ¿Podía haber olores de ese tipo?

Sus párpados se mueven, frunciéndose sus cejas, solo durando segundos su malestar. A cambio, separa sus ventanas de carne, exponiendo sus brillantes ojos azules, sin contar esas suaves prendas cubrir finalmente su desnudez, holgadas pero cumplían su labor.

–Has despertado, gatito durmiente.

–Dónde...? Mgh –jadea suavemente por esa punzada repentina, llevando su mano a su cabeza, cerrando sus ojos–

–Estás bien? –cambia su sonrisa por un gesto de preocupación–. Esos bastardos debieron pasarse en la dosis de la droga. ¿Es muy difícil conseguir personas que sí aman el dinero? Aunque odie a esos sujetos... ¿deseas un doctor? –sin moverse de la cama inquiere–

–N-No, estoy bien.

–Qué va. Traeré algo que puedas beber. Debes estar deshidratado. –decidido se irgue–

–Espera un segundo –por auto reflejo estira su mano, alcanzando la corbata del pelinegro en vez de su brazo–

–Bien...

–L-Lo siento. –rápidamente suelta esa tela, bastante rojito. Digamos que lo que sea que haya bebido lo dejó un poco aturdido–. Quería agradecerle.

–Agradecerme? –repite arqueando una ceja–

–Usted me saco de ese lugar, verdad? Me ha salvado.

–Ah... sí. –responde no muy convencido–

–No sé cómo agradecerle. Ha sido muy amable conmigo. Aun cuando soy un extraño.

–Espera un segundo... "Acaba de decir que... ¿extraño?". –piensa tragando grueso– ¿Tú no recuerdas...?

–Fue tan repentino, fui forzado a entrar a un coche y entonces... –calla al recordar algo, levantando su torso–

Seguidamente, intenta levantarse de un tirón de la cama, no obstante, su cuerpo no le responde como desea, perdiendo sus piernas fuerzas, recibiéndolo el cuerpo de ese pelinegro. Jadea en silencio, tomando su cabeza nuevamente. Enormemente mareado.

–Te acabo de decir que aun estás bajo los efectos de las drogas. –recuerda, permitiéndole la cercanía admirar esas orejas felinas caídas–

–Acabo de recordar... –lentamente eleva su cabeza, conectándose con esos ojos celestes– Johann, mi primo. Él estaba también conmigo cuando me llevaron. Ellos todavía deben tenerlo.

Suspira el moreno por la inocencia de ese Hibrido. Simplemente ayudándole a tomar asiento en el borde de la cama

–Primero dime tu nombre.

–Steven. –sin dejar su preocupación responde–

–"Esto no es como se suponía que iba a ser ¿No es más importante tratar de recordar al hombre que está parado frente a ti?". –fatídicamente piensa–. ¿Steven, estás hablado de Johann Schmidt, verdad? –se aleja del joven, acercándose a la silla donde antes espero, tomando un sobre–

–Lo conoce?

–Seguro. Lo conozco bastante bien. Lee esto, sólo léelo. –ofrece dicho sobre–

–Perdone, no conozco su nombre. –pide, abriendo confuso ese sobre–

–Anthony. Tony para algunos… Digamos que en los últimos meses me he convertido en alguien diferente... Entre esas labores, el ser un prestamista y Schmidt es uno de mis clientes. –describe, retirando esa corbata de su camisa–. El pinchó 3 millones y trato de huir.

–Pinchó? –inquiere sin dejar de ver esas hojas con números impresos. Algunos teniendo la firma Stark Industries en ellos–

–Quiere decir que él pidió prestado ese dinero.

–No puede ser. Y él debe dinero a ese lugar llamado Industrias Stark, también HYDRA.... Debe decenas de millones...

–HYDRA. Esos dementes no tienen la paciencia que yo poseo... Él probablemente es otro principiante que entró pensando que esta sería su gran oportunidad. Ellos lo estafaron y le quitaron todo lo que tenía y tú fuiste vendido en la subasta de esos fascistas para pagar la deuda de Schmidt.

–Entonces Johann también...?

–Por supuesto que no! –asqueado responde Anthony–. Cómo si existiera alguien tan extraño en este mundo que quisiera comprarlo. Hay otras maneras de obtener dinero del cuerpo de ese chico.... Su riñón, hígado, córneas, cortarlos y venderlos... Así podría obtener algo de dinero.

–Eso... no lo voy a permitir. –murmulla apretando esas hojas entre sus manos-

–Qué? –ladea su cabeza al no haberle entendido–

–Tengo que salvarlo! –de golpe se levanta–

–Qué diablos estás diciendo? –responde Tony con sujetarle las muñecas y sirviendo de obstáculo, mostrándose bastante molesto– ¡Schmidt te vendió para salvarse!

–Él nunca haría algo como eso! ¡Somos primos!

–Y qué? –aumenta su furia, haciendo contacto con esos ojos azules–. Hay millones de personas ahí afuera que no dudarían en vender a su familia!

-Pero...

–Aléjate de Schmidt! –ordena con voz demandante– ¡Sólo terminarás enredado en sus desastres y saldrás herido! ¡Te estoy diciendo esto por tu bien, Steven!

–Tú no lo conoces! ¡Él es mi única familia –igualmente lo encara, reflejándose en esos orbes celestes–

–Con que esas tenemos... –serena por un segundo sus gestos, sin perder el contacto visual– ¡Puedes apartar tus ojos de la realidad todo lo que quieras, pero eso no cambia el hecho que a él no le importas!

– Eso no es verdad! –forcejea, ya que esos dedos asían más de la cuenta–

–Admítelo!

–Nunca!

–Fuiste usado y traicionado! ¡Sería mejor para ti si ése muriera!

– Cállate! ¡Basta! –logra liberar una de sus manos, yendo a parar desgraciadamente en el rostro contrario-

Silencio absoluto, parpadeando Tony perplejo, algo de lo que no se da cuenta el rubio, estando sus párpados fuertemente cerrados, reprimiendo las lágrimas de rabia por esa injuria contra alguien importante para él.

–Él... acaba de... –susurra Tony, prestando mayor atención a lo que dijo. Aparentemente, se pasó un poco con sus palabras–

–Cállate… Tú no sabes nada... ¡Tú no eres nadie para ordenarme! –igualmente levanta la voz, empuñando las manos, tratando de liberarse– ¡Solo eres un extraño en mi vida!

Bien. Eso dolió más que un golpe físico. Confirmándolo con fruncirse levemente las negras cejas sobre esos ojos celestes. No exterioriza gesto, pegando su mano en su mejilla, por debajo de su párpado, luego colocándola frente a su vista, admirando esa gota de sangre.

–Nada que ver con esto..? ¿Un extraño? –dice con cierto deje desconsolado, sin dejar de observar esa roja gota en sus dedos. Por qué ahora lo físico dolía menos–

Oh, cierto, ya no era el mismo. Ese lado compasivo quedo en su pasado, muy, muy atrás. Él ahora tomaba lo que quería, y ese rubio ahora era "eso" que quería.

Notas finales:

¿Alguien sabe quién es Johann Schmidt? Si no, me avisan y yo les digo ¬w¬.


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