Maldijo internamente cuando vio a ambos detectives acercarse.
Esa no era la idea, pero seguía siendo una conclusión aceptable.
Si tan solo Moriarty no se hubiera dejado atrapar tan facilmente...
Tendría que arreglarselas solo, no podía continuar si tenía a esos dos pisandole los talones.
La prueba dos había terminado y la tercera tendría que esperar a que pasara la caida.
Apagó su computadora, desconectandose de las camaras ocultas en el techo de cada una de las habitaciones que tenía ese almacén.
Salio del baño del aeropuerto, recogiendo su maleta de donde la había dejado, guardando en ella su laptop.
Tenía que salir del camino si no queria quedar entre los daños colaterales de lo que estaba por ocurrir.
Confiaba en que ninguno de los Holmes se enteraria de que habían sido observados.
Sin linternas con las cuales apoyarse, las cámaras resultaban invisibles entre tanta oscuridad que las rodeaba.
Apesar de la antigüedad de su maleta y sus ropas, nadie le presto especial atención a su presencia, por lo que caminando por un pasillo, entró en un cuarto de limpieza.
Encendió una aparato rectangular atorado en su pantalón, haciendo que una energía azulada avanzara por un tubo hasta una especie de reloj.
Con la energía suficiente para funcionar, dudo un poco antes de activarla.
Se encontraba en un aeropuerto de Estados Unidos en Nueva York.
Si quería, solo debía avanzar un par de kilómetros e interrumpir las señales de la torre, entrar, matarlo y luego escapar.
Negó ante esa idea.
Tenía un record que romper, y si lo haría, lo haría bien.
-hasta luego Stark, aceptó la puesta- murmuró con una sonrisa-mi vida contra la tuya y la de ese detective-
Sin titubear, acciono la maquina en su muñeca, desapareciendo del cuarto.
Caminó con tranquilidad entre las calles de una antigua Norteamérica, dispuesto a tomarse unas tranquilas vacaciones.
* * *
Encontrarse de nuevo dentro de aquélla estructura, solo los hiso gruñir con molestia, bastante decepcionados.
No había absolutamente nada que les fuera de ayuda.
Mientras tanto, John y Watson se estaban cansando de buscar, esperando alguna llamada o mensaje de Sherlock para poderse guiar a su paradero.
-al fin-exclamó John al ver quien lo llamaba.
-¿es él?-
-sí, Sherlock ¿viste mi mensaje?-
-obviamente si John, lo tengo justo a mi lado-le contestó Sherlock, apenas si mirando a Holmes.
-ya lo encontro-le aviso John a su compañero doctor-¿dónde están?-
-a espaldas del Royal Opera House, a un par de cuadras en un almacen en construcción abandonado-
-vamos para ya-resolvió Watson al escucharlo.
-no, no, no-se negó Sherlock-regresen al apartamento, nosotros también iremos hacia allá-
-yo no voy a ir-se escuchó quejarse a Holmes.
-no te estoy preguntando-dijo Sherlock antes de colgar, no gustandole que lo contradijeran.
-hay que volver-le dijo John a Watson, empezando a caminar hacia Baker Street, pero se detuvo al ver que iba solo.
Le dedico una mirada a su compañero, esperando le dijera por que se quedaba parado.
-escuchaste a Holmes, debo alcanzarlo antes de que se vaya-
-Sherlock no lo dejará, lo traera aún en contra de su voluntad-trato de convencerlo John.
Fui inútil toda réplica, John pronto se encontró frenando el camino de su compañero, tratando en vano de detenerlo.
-no puedes ir solo-
-no conosco mucho esta ciudad pero se donde queda eso, era un almacen de vinos-le dijo Watson, tratando de quitarse a su pequeño yo de ensima.
Pero John no se la estaba dejando muy fácil.
Un poco cansado, Watson cargo a John para poder seguir avanzando, apoyandose en uno de sus costados.
-¡oye!-
Por más que este pataleaba, no pudo bajar, por lo que tuvo que rendirse, ocultando su cara entre sus manos por la verguenza que sentía.
Ni siquiera Sherlock haría eso.
-es tan humillante-
-usted se lo busco, no dejare a Holmes...-las palabras se atoraron en su garganta al ver hacia el frente.
John levanto la vista del suelo al sentir que su doble se detenía.
-¡bajeme en este preciso instante!-le ordenó Holmes a su contraparte, estando pataleando y golpeando su espalda con las manos en protesta.
Sherlock también se detuvo al ver a John y a Watson de esa forma, casi olvidando que tenía al otro pelinegro sobre uno de sus hombros.
-¡qué me suelte!-volvió a gritar Holmes, no notando lo que estaba viendo.
Sin ninguna delicadeza, Sherlock lo dejo caer al suelo
Watson lo imito, por lo que ambos hobbits quedaron en el suelo y algo adoloridos.
Solo mirandose con molestia, Sherlock procedió a darle una mano a John, mientras que Watson ayudaba a levantar a Holmes.
-¡eso!-exclamó John-¡no era necesario!-
-¿de qué se queja? A usted no lo dejaron caer de tan alto-le dijo Holmes, dispuesto a enfrentarse a su contraparte, pero Watson se le adelantó.
A ninguno de los dos les había gustado que tratarán así a sus compañeros.
-más le vale que no intente eso de nuevo- le advirtió Watson.
-¿o qué?-le espetó Sherlock.
-Watson es suficiente-lo llamó Holmes.
-igual que una pareja ¿no es verdad John?-
-comportate Sherlock-le ordenó su amigo, no queriendo que sus contrapartes se ofendieran.
Pero existían otros planes para ellos, Holmes lo notó.
-mejor regresemos-se aventuro a decir, tratando de evitar lo inevitable y lo que obviamente pasaba por la mente de su conpañero.
Watson había sonreído a algo que se suponía debía ofenderlo.
Jalo a Holmes hacía el antes de que pudiera escapar y tomando su rostro, lo obligo a mantenerse quieto.
Lo beso frente a todos, evitando que se separara a toda costa.
John abrió la boca sorprendido, no esperando para nada aquéllo.
Desvío la mirada sin saber a donde ver, con un ligero rubor en sus mejillas.
Sherlock iba a hablar, pero de inmediato cerro la boca, sin saber que decir realmente.
Entrecerro sus ojos, analizandolos, pero eso parecía ser muy real.
-¡Watson!-jadeo Holmes, separandose como pudo, no atreviendose a ver la reacción de sus compañeros, teniendo todo su rostro de un color carmesí.
Pero Watson si que los miro, todo mientras mantenía en sus brazos al rebelde detective.
-¿decías?-le preguntó Watson a Sherlock, mientras que Holmes no podía desear más que se lo tragara la tierra.
¡besarlo! ¿¡en un lugar así!?
-debo admitir que me encuentro algo... Sorprendido-dijo Sherlock.
-¡USTEDES!-grito John-¿¡USTEDES SON....!?-
-pareja, obviamente ¿ya podemos irnos?-les espetó Holmes mientras se cruzaba de brazos, aún manteniendo su mirada en el suelo.
Sherlock miro un poco a John, leyo la sorpresa y la incredulida en su rostro.
Incluso su antepasado, viviendo en una época en la que de seguro esa clase de relaciones estaba prohibida, había logrado lo que él no podría.
-concuerdo, mejor volvamos-hablo Sherlock, comenzando a caminar a paso lento, perdiendose por un momento entre sus pensamientos.