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2. DETECTIVES: Batalla deductiva por MonceLite

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Habían desayunado de forma tranquila y en silencio, con ambos Holmes completamente perdidos en sus pensamientos y con ambos Watson tratando de decifrar lo que pasaba por sus complicadas mentes.

Era demasiado silencio para ser normal, a no ser que tuvieran entre manos un caso o una especie de plan. El primero recien había concluido y de ser lo segundo solo dejaba con una pregunta ¿qué es lo que planeaban?

-asi me gusta muchachos ¿ven como no es algo tan difícil?- les dijo la señora Hudson, viendo complacida como los dos detectives comían.

-¿ya no hay galletas?-preguntó Holmes de pronto, bebiendo de su taza de té después.

-las traere en cuanto terminen su almuerzo-

-si va por ellas ahora, habremos terminado en cuanto regrese-le dijo Sherlock, con aquel tono que decía que tenía la razón.

-Son bastante caprichosos ¿lo sabían?-les dijo la casera antes de bajar por aquel crujiente postre.

John y Watson intercambiaron una mirada antes de volver a concentrarse en sus compañeros.

Coincidían en lo mismo: tenían algo entre manos.

-¿qué es lo que pasa?-preguntó Watson,  haciendo que ambos detectives lo miraran-¿a ocurrido algo?-

-no-

-en absoluto-fue la respuesta que dieron. Holmes se quede inmóvil breves momentos en cuanto notó la mirada que Watson le dedicaba-esta bastante observador esta mañana-

-este silencio en ustedes no es normal ¿qué traman?- preguntó John, no dejando que Holmes continuara con su comentario.

-¿tramar? Creo que estas exagerando John-contesto Sherlock fingiendo indiferencia.

-Holmes ¿podemos hablar?-

-es lo que hacemos Watson-

-hablo en serio, hablar, ahora-le dijo el doctor mientras se levantaba de su asiento, esperando para que Holmes lo imitara antes de salir al pasillo, dejando a John y a Sherlock solos en el comedor.

-¿qué pasa?- volvio a preguntar, bajando el volumen de su voz.

-no puedo decirle-

-¿por qué?- preguntó Watson un poco molesto-¿no confias en mi?-

-no confio en sus reglas morales, de saberlo trataría de evitarlo-le dijo Holmes del modo más frío que podía.

Una idea paso por la cabeza del doctor, provocando que en reacción tomara a su compañero fuertemente del brazo-lo prometiste, me dijiste que no enfrentarias a este Moriarty-

-no recuerdo haber hecho tal promesa-

-¡Holmes! ¿de verdad lo harás?-le preguntó estando bastante preocupado y molesto al mismo tiempo.

-tampoco dije que fuera a hacer algo al respecto-volvio a contestar Holmes con naturalidad-es una teoría que me he formado, pero no podría compartirla con usted, al menos no aún-

-ya no puedes seguir tomando estas decisiones solo, merezco saberlo- exigió Watson.

-la cuestión es, que no soy yo el que esta decidiendo-dijo Holmes, quitando con suavidad la mano con la que el doctor sostenía su brazo-avisaremos hoy a Stark de nuestra partida, mañana mismo debemos volver a nuestro tiempo-

-Pero Sanders...-

-no mostrara la cara por un largo tiempo, ha sido vencido por esta vez. Volvera a aparecer algún día y sera ahí cuando lo capturemos. Mientras tanto, se acerca una tormenta, una en la que no nos corresponde estar presentes-le explicó Holmes brevemente.

Lo había logrado deducir. Y estaba seguro que Sherlock sabía que él ya lo había descubierto.

La victoria sobre Moriarty tenía un precio. Los datos no mentian, no podia haber un desenlace diferente para esa historia, la conclusión era inevitable.

Sherlock debía enfrentar su caída, tal como él enfrento la suya. La única forma de ganar, era perdiendo la última batalla con aquel criminal. Ambos debían caer.

Su contraparte aún creía que podría salir bien librado de esa contienda. Era lógico, tenía opciones.

Lo que no sabía, era aquello que debía aprender. Lo que la experiencia de esa caída le enseñaria.

-Holmes...-

-confíe en mi Watson, no hay nada que deba preocuparle. Prepare sus maletas, mañana nos vamos-le dijo Holmes, dando por cerrado el tema.

Volvio al comedor seguido de su compañero. No tardo en deducir que ni John o Sherlock habían intercambiado palabra alguna.

"John no esta acostumbrado a cuestionarlo,  al menos aún no" fue lo que pensó.

Tomaron sus respectivos lugares para seguir con su almuerzo. La señora Hudson no tardo en volver a aparecer, trayendo consigo las galletas que le habían sido solicitadas.

Sus comentarios al respecto fueron respondidos con monosílabas, algo que por alguna razón no le pareció nada extraño.

Apenas terminaron su almuerzo, ambos detectives se dedicaron a buscar algo que contrarestara su creciente aburrimiento.

Sherlock comenzo a tocar una melodia suave con su violín recién recuperado. Sus dedos tocaban en automático mientras sus pensamientos divagaban, concentrandose en el problema que venía.

Dejo que su contraparte usara su equipo de química, muy seguro de que no le pasaria nada mientras estuviera en manos de Holmes.

John tuvo que partir al trabajo, dejando de nueva cuenta a  Watson de encargado, o de "niñera" como procedio a recordarle Holmes.

Sherlock ni siquiera notó cuando se fue. Hablaba de vez en cuando, más con si mismo que con sus acompañantes. Eso o que creía que John aún estaba escuchandolo.

Tan concentrado en sus pensamientos estaba que no notó cuando Watson y Holmes desaparecieron de su vista.

Y tal parecía que su palacio mental era aprueba de ruidos, ya que tampoco escucho el ruido que esos dos armaron. Era una suerte que la señora Hudson no se encontrara en casa para esa hora.

Solo se habían apartado para hablar, ponerse de acuerdo en algunas cosas para cuando estuvieran de vuelta en su tiempo, especialmente para saber como sería su relación.

Habían comenzado con mimos y besos bastante inocentes. Palabras que profesaban cariño y varios te amo por parte de ambos.

Y todo hubiera quedado en eso de no ser por que Holmes perdió el control de su propio juego.

Desde que había aprendido a usar una computadora, había investigado ciertas cosas acerca de lo que sería una relación romántica y sexual entre dos hombres.

Su curiosidad le había salido bastante cara, ya que ahora no sabía como parar a un sobre exitado doctor, quién no estaba dispuesto a dejar al detective así como así después de haber jugado tantas travesuras con él.

Le había abrazado por la espalda, besando su cuello y levantandose de puntitas para alcanzar a lamber el lóbulo de su oreja, con su aliento chocando con la piel de Watson, ocasionando toda una reacción en cadena en sus nervios.

Y ahora estaba contra la pared de la cocina, con sus piernas enredadas alrededor de la cintura de Watson, mientras este le hacía olvidarse de hasta su propio nombre con aquellos besos tan exigentes y profundos.

-Wa..Watson-jadeo contra su oido, tratando de mantener en lo bajo todos los gemidos que escapaban de su boca.

-Ssshhh-trato de decirle el doctor, mientras con sus manos acariciaba y apretaba el trasero de Holmes, pegandolo a él lo más que podía.

Se perdió en su cuello mientras lo recorria con su lengua, llegando hasta su barbilla y luego subiendo de nuevo a sus labios.

Tuvo que resistirse a morderlo demaciado fuerte, evitando dejar marcas que fueran muy visibles para los demás.

Simuló embestidas al tratar de calmar un poco las ansias que sentía en su miembro, que era apretado cruelmente por su pantalón.

Solo había una forma de terminar con eso, por lo que Watson busco rápidamente un lugar dentro de aquella cocina.

Sherlock estaba absorto tocando en la sala mientras observaba por la ventana, por lo que se encontraban muy expuestos donde estaban.

Por suerte había una puerta, la cuál podían recorrer. Con mucho cuidado, Watson se apresuro a cerrarla, cargando aún con Holmes, tratando de no tropezar con algo y llamar la atención del otro pelinegro.

Holmes bajo casi de inmediato, y apenas teniendo sus pies sobre el suelo, se dedica a desabrochar y baja el pantalón del doctor, sin dejar de besarlo en ningún momento.

-¿desde cuando somos tan exhibicionistas?-le preguntó Watson, sin quedarse atrás en las caricias que le dedicaba al otro, poniendolo contra la pared y girandolo hasta que Holmes le diera la espalda.

El detective siseo levemente al sentir sus pantalones caer por obra de Watson, quién tomo una de sus piernas y la levanto un poco, tratando de penetrarlo con gran urgencia.

El sonido del violin era un gran acompañante para esa situación, con sus gemidos muriendo en la dulce melodía que llenaba el ambiente.

Con su mano libre, Watson comenzo a acariciar el pecho del detective por debajo de su camisa, pegandolo a su cuerpo todo lo que podía

Su aliento chocaba contra su cuello, podia esuchar la voz húmeda y caliente de Holmes, que aunque a bajo volumen y entre palabras entrecortadas, pedía más.

Entrar al cuerpo del detective era un gran golpe hacia su autocontrol, ya que de inmediato  su miembro era apretado descomunalmente.

Holmes solo podia tratar de sostenerse, con su único pie de puntitas al suelo, tratando de mantener el equilibrio para no caer con las constantes embestidas.

Sentía cada corriente eléctrica que atravezaba su cuerpo, haciendolo estremecerse.

-¿de verdad tenemos que volver mañana?-le preguntó Watson en un susurro, con su voz grave y bañada en lujuria.

-no juegue sucio.. Amm.. No... Aagg-gimio el detective, sin poder terminar la frase, ya que su miembro se encontraba recibiendo atenciones bastante agradables.

-aún no llamas a Stark-prosiguió el doctor apenas había logrado reunir un poco de aliento.

-no, no se PUE..de..-dijo levantando un poco la voz. Holmes sabía que eso era trampa, se aprovechaba de que ahora no se encontraba dentro de sus cabales-no haga eso... Watson-

-tomemos algunos días- trato de convencerlo-podemos volver al hotel-

Holmes se retorcio un poco, siendo completamente apretado contra la pared.

No podían hacerlo, no recordaba ahora bien el porque pero sabía que debía mantenerse firme en su postura. Se aferro a esa idea todo lo que pudo, nego frenéticamente con la cabeza.

Watson lo reconocía, su compañero tenía una gran fuerza de voluntad. Pero el sabía como quebrarla.

Paro las embestidas y salió de él con lentitud, parando sus caricias.

-¿qué..haces?-le preguntó Holmes, tratando de voltear a verlo. Con su mente un poco despejada, comenzó a analizar la situación, entendiendo de inmediato-Watson, eso es demaciado bajo ¡no puede hacerlo!-se quejó.

-Sshhh-trató de callarlo su compañero.

Podía verlo en su rostro, sus ojos suplicantes por que dejara de lado eso y continuara con su labor. Watson sabía que no tardaría en ceder.

Pero Holmes se mantuvo quieto, sin decir nada, con su mente tratando de pensar en algo. Solo había una sola opción.

Aunque le gustaria ser egoísta, no podía cumplirle esa petición a Watson. Era más importante su seguridad.

-no-le dijo en un tono serio-se viene algo peligroso Watson y no me perdonaría que algo le pasara a usted-

Eso fue suficiente para que los ánimos se enfriaran, ninguno de los dos tenía ánimos de continuar.

-Holmes, estaremos bien-

-confie en mi, por favor, solo eso le pido-le contesto Holmes-debemos volver mañana-solto un suspiro, colgando sus brazos alrededor del cuello de Watson, buscando que este no lo rechazara-apenas lleguemos le contare todo, haremos lo que usted quiera, lo que usted me pida, pero confie en mi-

Watson no se pudo resistir a devolverle el abrazo. Se veía vulnerable, como jamás lo había visto. Eso basto para saber que por ese detective, haría lo que fuera.

-esta bien Holmes, confió en usted- le regaló un dulce beso en los labios antes de separarse y comenzar a arreglar sus ropas, lo mismo que Holmes.

Ya estando listos, salieron hacía la sala, encontrandose con Sherlock aun mirando la ventana y tocando su violín.

-agua... Turquesa-pronunció como si acabara de recordarlo-no muy vista por ésa región- paro de tocar y se giró, encontrandose con sus acompañantes saliendo de la cocina y el sofá de John vacío.

-¿donde esta John?-preguntó algo confundido.

-se fue a trabajar, hace como tres horas-le contestó Watson con naturalidad.

-¿yo también hablo solo?-preguntó Holmes con curiosidad.

-por suerte no-

-que grosero, le estaba contando una historia-murmuró Sherlock sin escuchar lo que sus compañero decían, los miro breves instantes, abriendo ligeramente los ojos por la sorpresa.

Holmes supo que había deducido lo que habían estado haciendo.

-¿qué historia?- preguntó Watson, también notandolo, bajando la mirada y buscando cambiar el tema.

-el recuerdo se fue-dijo, dando a entender que lo había olvidado-como sea, llamare a Stark, mañana regresan a su tiempo... Lo cual es un alivio, hay demaciada tensión sexual entre ustedes y me distraen-dijo Sherlock.

Y tal como si esa conversación no hubiera pasado, volvio a concentrarse en su violín, pero esta vez con un chirriante sonido que dañaria el sistema auditivo de cualquiera.

 


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