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2. DETECTIVES: Batalla deductiva por MonceLite

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Londres. Inglaterra.

Simplemente permanecia igual.

Para Holmes no fue difícil orientarse a través de la moderna ciudad.

Si bien ahora estaba llena de aquella extraña tecnología, el lugar conservaba ciertos detalles que el detective había podido reconocer.

-¿por dónde empezamos?- le preguntó Watson, observando la ciudad a su alrededor, con todas aquellas personas pasando a sus costados por las transitadas calles.

Había seguido a Holmes sin saber exactamente a donde iban y le resultaba extraño verlo caminar con tanta familiaridad hacía un lugar determinado.

-Seguiremos las señales Watson-

-¿Qué señales?- cuestionó el doctor, claramente confundido.

-Sanders eligió contra quién jugará-le señaló Holmes, apuntando hacía un hombre al otro lado de la calle, quien los saludo en el acto-nos ha estado siguiendo desde que salimos del hotel-

-¿Y por qué no dijiste nada?-

-Habría puesto paranoico a Stark y usted tomaría una posición de sobre protección, podía verlo en la acera frente al ventanal de la casa-

-y por eso tenías tanta prisa en irte-comprendió por fin Watson-por eso convenciste a Stark para que regresara a Norteamérica-

-la carnada ya no era necesaria-

-vamos por él entonces-

-no-lo detuvo Holmes, sin despegar la vista de su adversario-el juego de la vida ¿recuerda?-

-¿Cómo es que él otro Sherlock no se dio cuenta?-se preguntó Watson.

-se dio cuenta, el dio la idea para que Anthony regresara a Nueva York y está justo...- murmuro Holmes mientras lo buscaba con la mirada, sonriendo levemente al encontralo-... Justo ahí- apunto la esquina a un par de cuadras de ellos, en la misma acerca en la que se encontraba Sanders.

Los vio acercarse con velocidad a su fugitivo, era ahora o nunca.

-de prisa Watson, tenemos que evitar que lleguen al otro lado-

Sin tiempo para preguntar a que se refería, Watson siguió corriendo a su compañero, esquivando a varias personas en el camino.

Por otro lado, Sherlock y John se encontraban cada vez más cerca de Sanders, solo teniendo que cruzar una última calle antes de alcanzarlo.

-¡Rápido John!-lo apresuró Sherlock, cruzando sin mirar.

John iba un poco más lento que él, justo cuando se encontro en mitad de la calle, un auto acelero a maxima velocidad.

Para Sherlock, aquél sonido le resulto por más conocido, solo podía significar una cosa.

Se giro de inmediato, perdiendo de vista a su objetivo.

Tardo pocos segundos en ver lo que ocurriría

-JOHN ¡cuidado!-gritó.

Estaba muy lejos para alcanzarlo.

John se detuvo al escuchar a su compañero gritar, advirtiendo un objeto moverse a gran velocidad hacia él por uno de sus costados.

Sintió la adrenalina subir de una sola por todo su cuerpo.

Pero se movía demaciado lento.

No lo lograría.

Podría jurar que había sentido pasar el auto a unos milímetros de él.

Esa ráfaga de aire, junto con su cuerpo cayendo al asfalto a causa de un fuerte empujón lo desconcertaron un poco.

-¡John!-gritó Sherlock mientras se acercaba a él.

-¡Holmes!-exclamó Watson al ver a su compañero también en el suelo.

Cuando menos lo había esperado, Holmes se había lanzado contra John, quitandolo del camino de aquél auto, que siguio su camino sin detenerse o mirar atrás.

Sanders también había desaparecido.

La gente comenzo a amontonarse en las esquinas, mirando desde la distancia a los hombres en el suelo.

-¿estas bien John?-le preguntó Sherlock, buscando cualquier herida que pudiera requerir atención.

-estoy bien, estoy bien, solo son raspones-contesto John, sacudiendo sus ropas un poco después de levantarse.

-¿¡en que estabas pensando Holmes!? ¿¡no creiste que era importante decirme lo que harías!?-dijo Watson por su parte, regañando a su compañero, bastante exaltado por el hecho.

-no es necesario alterarse, que esta todo bajo control-contesto Holmes, también levantandose y acomodando su saco.

-Sanders se fue-observó John,  caminando hasta la acera más cercana, con la multitud comenzando a dispersarse al ver que no había pasado nada grave-¿nos estaban siguiendo?-les preguntó a sus contrapartes, bastante confundido.

-de hecho, me di cuenta que Sanders esperaba fuera de la casa... Holmes no dejaba de mirar hacia la ventana, así que obviamente pensaba seguirlo-

-la persecución comenzó desde que salimos del hotel Grand-complemento Holmes.

-¿y cómo es posible que  haya visto el auto y Sherlock no?-continuó preguntando John.

-porque lo estaba buscando-respondió Holmes, quitandole importancia al asunto-Sanders se guía a través de un juego, encontraba nuestras debilidades-

-así que el auto debía arrollarlo para medir la reacción de Sherlock-completó Watson.

-algo que evitamos-

-eso sólo significa que volvera a intentarlo-razonó Sherlock, no muy felíz por esa posibilidad.

-¿entonces debo cuidarme de otros autos que intentaran arrollarme?-los cuestionó John.

-posiblemente-le respondió Sherlock sin ninguna clase de tacto.

Watson no pudo evitar pensar en los otros rasgos que Holmes debió heredarle a ese Sherlock y no le agradaba mucho la idea de descubrirlo.

* * *

Jamás le había alegrado tanto hacer fila para subir al avión, con toda esa tecnologia a su alrededor y sus fans pidiendole autógrafos o fotos con él.

Por ese instante todo fue perfecto.

Un instante que no duro mucho, ya que cuando por fin el avión aterrizo en suelos estadounidenses, despues de casi 9 horas de viaje, la sorpresa que le aguardaba no le pareció de mucho agrado.

Su plan era salir del aeropuerto, conducir hasta una tienda de comida rápida y comprar un par de hamburguesas.

Después pasar a una tienda de donas y comprar una caja entera y un buen café, para luego llegar y darse una bienvenida a su torre al más puro estilo Stark.

Pero esos planes se fueron por el caño cuando vio a Nick Fury recargado en el auto que había mandado a traer.

-¡pirata! Qué sorpresa volver a verte-lo saludo-ha pasado tiempo ¿11? ¿12 horas? Creo que nos vimos ayer por la tarde-

-espero que hayas devuelto a esos dos a donde pertenecen-lo sentenció Fury.

Tony ni siquiera intento negarlo, menos aún cuando había quedado bastante claro que el director de Shield estaba enterado.

-no exactamente-respondió, subiendo al automóvil, dejando la puerta abierta mientras encendia el vehículo.

-¿y que están haciendo exactamente?-Tony no contesto, no sabía como hacerlo sin delatarse ante el espia-tengo la sensación de que estas ocultando algo más que la simple visita que hisiste al pasado-

-¿Cómo se entero?-

-no cambies el tema Stark ¿que ocurre exactamente?-le preguntó Fury.

No había hecho falta demaciada investigación para saber quienes eran los acompañantes de Tony.

-solo los traje de paseo, se encontraron con sus dobles y decidieron quedarse un poco más para conocerse mejor, fue lo que yo hice cuando cai en el pasado, me encontre a mi doble y decidí pasar tiempo con él- medio mintió Tony, aguardando en silencio una respuesta  que nunca llegó-¿ya me puedo ir?-

-Vuelve a la torre de inmediato, aún tenemos que encontrar el cetro-le ordenó el espía después de meditar su respuesta un rato-sabre si te desvias-

-alerta de acosador-bromeó Tony, pero termino asintiendo-no te preocupes, no lo hare, no quiero que te salgan canas verdes-se burló.

Por fin cerro la puerta y comenzó a avanzar por las calles de su amada ciudad, un poco decepcionado por no poder ir por sus antojos.

Obedeció a las ordenes del pirata a regañadientes, no quería que está volviera a interceptarlo y continuara con su interrogatorio.

La llegada a su torre, por otro lado, no le trajo mucha tranquilidad.

Aún recordaba aquél agujero de gusano abierto por sobre ésta.

Había intentado por todos los medios no trasladarse a vivir ahí como sus compañeros, pero tanto Pepper como Fury no le dejaron espacio para negarse.

Estaciono su auto antes de que pudiera arrepentirse y tomo aire antes de entrar al edificio en sí.

Los segundos en el elevador se le hisieron eternos, con sus deseos de escapar aumentando.

Por fin llego al piso que marcó, usando de todo su autocontrol para no salir corriendo apenas las puertas se abrieran.

Podía controlarlo.

Estaba seguro que lo del estrés post traumático no era más que un diagnóstico exagerado.

Pero su cuerpo le dijo lo contrario, cuando su respiración comenzó a cortarse, sintiendo su corazón golpeando contra el reactor.

Entonces las puertas se abrieron y unos profundos ojos color azul cielo lo recibieron.

 


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