Cap 5
Habían pasado años y estos le habían ayudado a pensar mejor las cosas, a respiralas y sentirlas.
Había sido duro, aceptar que Lily jamás volvería y que ciertamente el mocoso -corrección, el niño- no tenía culpa alguna. Pero lo estaba logrando, según se había enterado el niño vivía bien con algunos parientes lejanos ( se lo había dicho Dumbledore), había tratado de conseguir un poco más de información pero no pudo y tampoco lo intentó más, puesto que si bien no le creía mucho a Dumbledore, tampoco se sentía en el derecho de indagar más en su vida.
Esperaba que estuviera bien, en cualquier lugar donde se encontrara.
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Se había logrado escapar de su primo y ahora se encontraba en medio de un parque muy abandonado.
Se notaba desde lejos que iba a llover pronto, pero eso a él no le importaba. Le gustaba sentir las gotas de lluvia en su rostro, aquellas que fácilmente le ayudaban a esconder las lágrimas de sus mejillas. Le gustaba el olor que dejaba en la hierba, ese olor de pureza y renovación. Ese era el único momento en el cual se sentía libre y limpio.
Caminó un poco, adentrándose en un área llena de árboles y cerró los ojos. Se relajó al escuchar la musicalidad con la cual las gotas golpeaban las hojas y el suelo. Era una gran orquesta.
Sólo algo perturbó aquella música. Un quejido le pareció.
-* Inssolente humano ¿cómo sse le ocurre intentar pissarme?*- intentó buscar de donde provenía aquella voz chillona pero no la encontró- *ss te voy a morder y essso te dolerá tanto que dessearás esstar muerto* - ¡Lo encontró!...un momento…¿Habia escuchado hablar a una serpiente?. Se agachó temeroso para mirar directamente a los ojos de la serpiente.
-* Ho-hola, lo sssiento sssi te lasstimé, esss que no te vi*- debía parecer bastante tonto intentando hablar con una serpiente en vez de escapar.
-* Un hablante ¿eh?, no hay muchosss de tu tipo en estosss tiemposss.*- Harry estaba extrañado ¿un hablante?¿qué era eso?, bueno lo realmente raro era que pudiera hablar con serpientes. Pero era así...un anormal… cosas raras a veces pasaban a su alrededor, una vez había hecho crecer las semillas que su tía le había dado en un santiamén. Después de ello lo habían golpeado y activado su collar. No eran recuerdos precisamente agradables.
-* Sssiento haberte pisssado,¿me perdonass?*- Harry estaba muy inseguro de cómo hablar con una serpiente. Si apenas trataba con humanos…¿cómo hacerlo con una serpiente?
-* ya no importa*- se trepó en su brazo haciéndole sentir un leve cosquilleo y escalofríos-* y dígame Sr. ¿cómo ssse llama?*
-* Primero, no ssoy un sseñor,¡ssoy joven aún!, en segundo lugar… no tengo nombre, las perssonass que sse hacen cargo de mí ssólo me llaman mocosso, fenómeno, chico, anormal, esscoria… ya ssabess, esse tipo de cossas*- era bastante incómodo hablar de ello. Él había visto ( cuando su tía lo llevaba a hacer las compras) cómo otros niños eran cuidados y llamados por sus madres como “cariño”, “bebé”, “mi Príncipe”, etc. Le daba envidia ver cómo todos parecían ser tan felices con sus familias cuando él luchaba por sobrevivir un día más.
La serpiente se envolvió en su cuello y se quedó ahí muy quieta, como si fuera una bufanda.
-* llevame contigo*- le dijo cómodamente la serpiente.
-*¿Qué? Nooo*- habría que saber que le harían si llevaba una serpiente a casa y más que por él, temía por la serpiente.
Aunque por otro lado, había escuchado ( en un programa de national geographic que había logrado ver una vez cuando lo dejaron solo) que algunas serpientes eran extremadamente peligrosas y que una sola mordida te aseguraría la muerte enseguida o el algunos casos no tan rápido. Así que viendo una posibilidad bastante alentadora. Decidió preguntar-* ¿eress venenossa ?*- la serpiente levantó un poco la cabeza y asintió con un movimiento bastante humano para ser una serpiente. -* genial, entonces te llevaré a casa, pero debes esconderse entre mis ropas ¿escuchaste?*- a modo de respuesta la serpiente se adentró en su camiseta y se envolvió en su cintura. Nunca había estado más agradecido de llevar las grandes prendas de su primo. Gracias a ellas en este momento, no se notaba que llevaba encima a una serpiente de como un metro y medio
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Grandes bolas de fuego caían del cielo golpeando a varios de sus soldados. Este era el enfrentamiento que definiría el futuro de su pueblo y él lucharía hasta que él último suspiro saliera de su cuerpo.
Heimdall había corrido tan rápido como pudo para avisar al rey de las grandes tropas que se acercaban a Asgard. La preocupación y desesperación se notaba a flor de piel en el ambiente donde todos se encontraban reunidos. Rápidamente el Padre de todo ordenó soldados y los preparó para la inminente lucha. Su hijo salió corriendo para formar parte esta batalla. Rezaba por poder salir victorioso de esta.
El enfrentamiento no jugaba muy bien a su favor, sus amigos y compatriotas estaban muertos en las calles. Aún algunos se encontraban luchando con sus últimas fuerzas. Pero él lo sabía, de esta no podrían salir vivos. Aunque le dolía dejar a sus compañeros en el combate sabía que muchos de sus enemigos se estaban dirigiendo al castillo, donde se encontraban su madre y su hermanito. Antes muerto que permitir que algo les pasará. Corrió. Corrió con todas sus fuerzas y con todo el dolor en su corazón. En el camino había notado cuerpos no sólo de soldados… aquellos que no habían logrado escapar y estar en un lugar seguro… niños, madres muertas junto a un pequeño bulto que llorando daban su ubicación y no se pudo evitar que una lanza sea clavada en su corazón. Trataba de no escuchar los alaridos de dolor y desolación que se alzaban a su alrededor. No había sido lo suficientemente fuerte para proteger al lugar y gente que más amaba y el estar corriendo lejos ahora le hacía sentir peor - es por mamá, por Loki - se trataba de repetir para calmarse a sí mismo.
Casi había llegado a la entrada del Palacio cuando escuchó un grito cercano. Su instinto le decía “corre, salvala" mientras su mente racional le decía que quizás ya estaba muerta y nada podría hacer, así que era mejor que se apresurara a entrar e intentar sacar a su hermanito y su madre (aún enferma) de allí.
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Loki se había escabullido en la habitación de su madre después de escuchar todas la explosiones. No podía hacer mucho sin su magia, aquellas pulseras en sus muñecas le impedían hacer el mínimo acto de magia.
Su madre aunque enferma y cansada estaba levantada con una espada en mano lista para atacar si algo sucedía. Esperaba que estuvieran seguros y no tener que recurrir a otros medios.
Y entonces escuchó un grito - ¡El rey ha caído!- Por más que odiara a ese hombre, era el que de alguna manera les prestaría protección contra los infames derrocadores. Sintió un escalofrío por lo largo de su espalda y cerró con seguro la puerta, sabía que aquello no impediría que llegarán hasta ellos pero de alguna manera lo hacía sentir más seguro y aquello era lo único que deseaba en ese momento. Escuchó pasos acercarse y dejó de respirar, esperando que ignoraron aquella puerta, que pasarán de largo… por favor … que no los encontrara.
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Sus pies se habían movido solos y lo habían dirigido hacia el lugar del grito. Una pequeña niña estaba tenía encima una pared apenas se podía notar su cabeza en medio de los escombros. Se acercó rápido pero con cuidado, sin querer que más escombros cayeran. Apartó con cuidado los bloques de encima de la niña y la alcanzó a sacar de allí cuando aún respiraba con dificultad. Sus ropas están llenas de sangre y una gran roca se le había clavado en la pierna pero seguía viva y aquello era lo único que le importaba a Thor. Se sacó su capa y la rasgó un poco haciendo un torniquete cerca de la herida y arrancó la piedra. Colocó el resto de la capa en el suelo y puso a la niña encima para envolver y llevársela.
Ya no podía perder más tiempo. Tenía que llegar donde su padre, su madre y su hermanito y entonces un grito llegó a sus oídos.
-¡El rey ha caído!- aquella era su sentencia de muerte.