¿Quién era él realmente?
Esa era una pregunta muy filosófica para un niño de su corta edad. Pero así era él, le había tocado madurar pronto, aprender por sí mismo de la vida y por lo tanto consideraba que tenía permitido hacer aquel tipo de preguntas. ¿Quién era él? todo dependía de a quien le preguntaras, cada persona ( o animal en su caso) diría una cosa totalmente distinta o quizás algunas cosas no tan distantes. Pero por primera vez le habían preguntado a “él” quién era , no a su tía; no a Dudley; no a su tío. Fue a él a quien le habían preguntado y si bien la pregunta hecha había sido distinta “¿Cómo te l lamas?”. Lo había llevado a una pregunta mucho más interesante, más difícil, pero claramente una más interesante, porque ¿Qué era un nombre? ¿Qué era lo que tener un nombre implicaba? Según su conocimiento ( el cual sabía, no era muy extenso), un nombre era aquella palabra que era designada a un ser para ser su carta de presentación. Como bien lo había hecho su amigo “-Me llamo Anthony-”. Sí, él era Anthony, pero quizás aquel hombre de más allá portara el mismo nombre, quizás aquella mujer embarazada pensara en ponerle al bebé Anthony. Era algo tan normal que rayaba en lo aburrido; Eso significaba que tener un nombre lo haría como los otros, sin destacar, solo uno más del montón. “¿Cómo te llamas?” - Pues me l laman escoria, anormal, bastardo, entre otras cosas. ¿Cuál te gusta?, puedes elegir- No sería muy agradable de escuchar y mucho menos de decir. Por eso prefería la otra pregunta ¿Quién era él?, muchas personas dirían que es lo mismo “¿quién eres?” y “¿cómo te llamas?” o mejor dicho, darían la misma respuesta a ambas -”Anthony”- como si aquella palabra realmente te definiese. Pero a él no le parecía aquello-”me llamo Escoria, Soy una persona amable, amo las plantas y me gusta hablar con mi serpiente”- Eso respondería a las dos preguntas, pero tan solo de forma parcial - “odio a mis tíos y a mi primo,a veces cuando estoy en la cocina me viene la idea de tomar un cuchillo y hundirlo en la carne de los que se dicen ser mi familia”- Y entonces otra pregunta era planteada en su mente “¿QUÉ soy?”, en este mundo aquello era realmente importante, eres bueno o eres malo; haces las cosas bien o haces las cosas mal; es blanco o es negro; es luz o es oscuridad; eres un ángel o eres un demonio.
Y entonces entendió la verdadera razón de un nombre: era una máscara para ocultar su ser. No tenías que dar explicaciones a nadie, una respuesta fácil para una pregunta complicada.
En tal caso.
Dime.
-”¿Quién eres?”
- “Soy … Soy “… Soy Seth
- Oh, lindo nombre… supongo. Y dime ¿Qué haces solo en este lugar?- preguntó mientras se metía un caramelo de limón a la boca y hacía una mueca - creo que estos no me gustan- susurró.
- Pues mis tíos y primo vinieron al cine y a mí me dejaron aquí afuera esperando.- dijo sin importancia comiendo muchas más gomitas. Realmente le encantaban esas cosas.
- Oh y ¿cuánto llevan ahí?
- Emm…- miró el gran reloj que se encontraba justo en la mitad del patio de comidas- creo que ya son unas tres horas.
Anthony casi se atora con un dulce al escuchar ello - ninguna película dura tanto tiempo ¿sabes?- se recompuso y dejó los dulces a un lado por el momento-no te habrán… ya sabes… ¿dejado aquí?- si lo pensaba bien eso era una gran posibilidad y la verdad no le molestaría en lo absoluto, tenía a Aradia junto a él (bueno en realidad envuelta en su cintura) y con ella seguro sobrevivirá.
- Es bastante probable pero no lo creo, seguramente dudley.
-¿ la bola de grasa?- lo interrumpió. Harry no pudo evitar soltar una risotada ante aquel comentario.
-sí, esa bola de grasa. Bueno como iba diciendo, seguramente dudley les pidió ver otra película y mis tíos no pudieron decir que no- se encogió de hombros- me da más tiempo de pasear por ahí.
Las golosinas fueron dejadas a un lado y los niños empezaron a conversar acerca de todo un poco. Se levantaron y caminaron un poco mirando los escaparates y copiando la forma de andar o hablar de las señoras. Todo estaba bien, hasta que en una de esas Anthony se había tropezado y caído llevándoselo consigo a él a su amiga, quien no esperó mucho para sacar su cabeza por el cuello de su camisa y sisearle al muchacho.
-”¿es que acaso los humanos no pueden dejar de ser tan estúpidos?”- Anthony cuando vio su cabeza estuvo a punto de gritar pero Harry fue lo suficientemente rápido como para taparle la boca mientras la serpiente seguía hablando improperios.
-”¿quieres calmarte Aradia?, estamos en un lugar público “- la serpiente siguió hablando enojada pero escondida en sus ropas.
-¡ha-ha-hablaste con la serpi- serpiente!- Anthony parecía bastante emocionado pero Harry no lo miraba, esperando un golpe o varios insultos se dignó a mirar solo al suelo. No quería ver su cara de desprecio - oye eso fue SEN-SA-CIO-NAL - Harry no podía creer lo que le decía, quizás su mente le estaba jugando una mala pasada y por ello decidió levantar la mirada y lo que vió en su mirada fue simple e inocente curiosidad.
-eh… si… ella es Aradia, no le gustan mucho los humanos y peor cuando la hacen caer y golpearse- dijo apenado.
- Woow me tienes que contar todo sobre eso mientras seguimos caminando- así pasó una media hora cuando un hombre extraño se acercó a Tony (le dijo que así prefería que le llamasen)
- Joven amo, ya es hora de irse- Anthony giró los ojos y lo ignoró por completo para sacar una tarjetita de algún lado de sus bolsillos.- este es el número de mi papá, llama si necesitas algo. Solo grita y llora para que te haga caso.
Él tomó la tarjeta y agradeció mientras la guardaba en su pantalón.
-¡Bye! Cuidate Seth- le dió un abrazo y se fue con aquel hombre.
El siguió su camino y terminó sentado cerca de donde los Dursley lo habían dejado.
Creía que quizás este podría ser uno de sus mejores días, el segundo, después de conocer a Aradia.(ese era y siempre sería el primero).