Danny buscaba un lugar solitario, con sombra y lejos de la maldita arena, pero claro, eso era la maldita isla de Hawaii. ¿Por qué se dejo convencer por el idiota de Matt para ir ese infierno de arena y piñas durante sus vacaciones? Va-ca-ci-o-nes Maldición, era verano. Él solo quería un par de hamburguesas y ver CSI Las Vegas en la comodidad de su cama, pero no. ¿Por qué la pizza, cielo santo, la pizza, comida sagrada en cualquier parte del mundo, tenía piña?
Camino en busca de un puesto de comida, sin piña, mientras Matt surfeaba, cuando paso frente a una tienda de instrumentos musicales y escuchó la melodía que salía. Era un muy buen blus. Se dejo guiar por la música y de pronto estaba frente a un moreno que tocaba la guitarra como si fuese lo más delicado del mundo. No puedo evitar que su mente lo llevase a preguntarse como seria estar entre esas manos recibiendo la total atención de esas fuertes y varoniles manos
Sus ojos se cerraron por lo que no supo quien fue que lo empujo, pero si supo sobre quien aterrizo.
- Perdón – dijo Danny con la cara completamente roja – yo…
- Hola – dijo sonriendo el moreno de la guitarra
- Lo siento – dijo Danny nervioso poniéndose de pie – alguien me empujo…
- Steve McGarrett – se presento el moreno – mucho gusto – Danny iba contestar cuando una mujer de cabello castaño llegó
- Steve – dijo ella – vamos, ya es hora. Chin llamo
- Ya voy Cat – dijo Steve – me tengo que ir. Espero verte de nuevo – dejo la guitarra en su sitio y salió
A Danny le fue imposible no suspirar. Solo a él le podía pasar eso, conocer al hombre de sus sueños y seguramente con su suerte solo fuese un turista de luna de miel. Lo mejor seria darse prisa y aprovechar el tiempo que le quedaba libre antes que el deber lo llamara
Su celular sonó y respiro hondo mirando la pantalla de su celular, era un e-mail
- Hablando del deber – dijo Danny
El paso del tiempo se llevo a Matt de vuelta a casa y a él lo llevo primero a la policía de Hawaii. Un par de años después la vida lo pondría nuevamente frente a ese exasperante pero apuesto hombre, solo que ahora era su jefe en la unidad de elite del gobernador, y aunque no estaba casado, tenia una hermosa novia, que no lo merecía sea dicho de paso
En pocas semanas construyeron una amistad a prueba de todo, al grado de que Danny empezaba a comprender el concepto de Ohana del que sus compañeros tanto hablaban.
Un día escucho una discusión entre Steve y Catherine en la casa del comandante mientras estaba en la playa
- Estoy harta de esta maldita guitarra - gritaba Catherine fuera de sí – como la tocas, la devoción que le guardas es como si fuese una mujer, pero obviamente esa no soy yo
- ¿Te das cuenta de lo que dices? – decía Steve – es un objeto
- Exacto – dijo ella – es un objeto. Así que elije ¡o ella o yo!
- La guitarra no se va – dijo Steve con una voz que no dejaba lugar a replica
- Elegiste – dijo Catherine
Danny estaba en la playa mirando la guitarra por la que tan seguido discutía la pareja. El rubio había dicho que era una guitarra muy parecida a la que Steve tocaba el día que se conocieron cuando se la regalo en su último cumpleaños.
Al detective le gustaba verlo arrancarle algunas notas al instrumento mientras revivía aquel pensamiento que había tenido hacia tantos años ¿Cómo seria estar entre esas manos recibiendo la total atención de esas fuertes y varoniles manos? Aunque entendía a la teniente, él también sentía celos de la manera en la que Steve acariciaba esa guitarra, pero él era más listo que la marine, Danny contrarrestaba sus celos imaginando que era él quien las disfrutaba, en vez de escuchar los suaves acordes hasta sus oídos llegaban los gemidos ahogados que Steve dejaba escapar mientras lo poseía

- Danno – dijo Steve sentándose a su lado – ¿estas bien?
- Si – dijo nervioso el detective – yo… se supone que soy yo quien debería preguntar
- ¿te acuerdas el día que nos conocimos? – dijo Steve
- Si, claro – contesto Danny algo sonrojado
- Volví a la tienda al día siguiente pero ya la habían comprado – dijo Steve triste
- La tienes entre tus manos – dijo Danny
- ¿Qué? – replico Steve sorprendido
- No se porque la compre – dijo Danny acariciando la guitarra – quizás porque estuvo entre tus manos y…
- ¿Y…? – dijo Steve nervioso
- Olvídalo – dijo Danny poniéndose de pie – no quise…
- ¿Sabes por qué Catherine siente tanto celos de mi guitarra? – dijo dejándola a un lado poniéndose de pie y lo detiene – porque sabe que cada vez la tengo entre mis manos, es a ti a quien acaricio, es a ti a quien recorro milímetro a milímetro – le acaricia el rostro –. Sabe que es a ti quien deseo en mi cama y en mi vida
- Steve… – susurro con los ojos cerrados
- El verano te trajo hasta mi y no te dejare ir – susurro Steve antes de besarlo
- Odio Hawaii – susurro Danny sin abrir los ojos
- Tengo ideas… practicas… para hacerte cambiar de opinión – dijo Steve volviendo a besarlo