Parecía que había pasado un largo tiempo desde que habían empezado a reconstruir la vasija, pero a pesar de que no había quedado tan hecha hecho polvo, les había costado demasiado trabajo volverla a como estaba antes.
La razón, ambos híbridos estaban tan distraídos que el concentrarse había sido todo un reto para ellos. Funcionaban como equipo, los dos lo notaron, entendiendo la razón de por qué sus pequeñas versiones funcionaban tan bien juntos.
Sabían que el futuro de su dimensión estaba en juego pero lo cierto es que ambos disfrutaron aquel momento en el que por accidente se rozaban sus manos, el contacto duraba más de lo necesario y la conversación, que parecía ser aburrida, era a propósito pues a pesar de no ser necesaria, sólo que querían seguir escuchando el sonido de la voz del contrario.
Para Goten eran emocionantes todas aquellas sensaciones que estaba experimentado, aunque también era raro pues no recordaba haber mantenido una conversación por tanto tiempo con alguien más que no fuera el mismo. Y tampoco sabía si era normal sentir tantas cosas a la vez estando tan cerca del peliazul. Sabía de los sentimientos del otro y la confusión que el menor tenía gracias a la fusión pero para él era difícil todo aquello pues el aún no tenía en claro todo lo que sucedía a su alrededor, no entendía muchas cosas, necesitaba hablar con alguien que pudiera entenderlo y explicarle todo lo que le pasaba y que le dijera por que la cercanía con el peliazul lo ponía nervioso y hacía que sus labios hormiguearan y que su vientre se contrajera al recordar el contacto de sus labios con los de Trunks. No sabía por qué, pero añoraba aquella sensación desconocida de nuevo, quería descifrar el por qué su rostro quemaba con aquel recuerdo, el por qué su corazón se agitaba y el por qué sus ojos no podían ver directamente aquel ejemplar azul que lo miraba constantemente.
Y para Trunks era casi lo mismo pero su frustración no se debía a él no saber lo que sentía, pues a pesar de que sus sentimientos eran igual de desconocidos para él, se sentía angustiado de no saber lo que el pelinegro quería. Lo que si sabía era que deseaba volver a probar los labios del mayor.
Era egoísta de su parte el retardar la reconstrucción de la vasija, pero no sabía si después podría tener una oportunidad igual... O más bien, no sabría cuánto tiempo más seguirían vivos.
Sonaba pesimista, pero, ¿cuántas batallas llevaban y en todas casi perdían la vida ante los mismos enemigos?
Quería preocuparse después por lo que le depararía el futuro, un futuro que al ser tan incierto estaba lleno de posibilidades, pero era consciente de que no podía seguir así, había arrastrado a personas inocentes a esa batalla, a su padre, a Goku... Las palabras de Black seguían resonando en su cabeza, tal vez tenía razón, era su culpa todo lo que le estaba sucediendo a su mundo.
—*yo solo quería un futuro mejor, traerle tranquilidad a la tierra y que Gohan estuviera orgulloso de mi, entonces, ¿que estoy haciendo? Yo mismo estoy condenando a todos, estoy reduciendo a nada nuestras posibilidades * —pensó el peliazul, saliendo de su pequeña burbuja donde quería seguir cerca de el pelinegro, como si quisiera asegurarse de que era real y que no iba a desparecer de su lado —*hasta mamá está poniendo todo de su parte* —suspiró al ver a la mujer al otro extremo de aquel garaje trabajando con lo poco que tenía, pero poniendo todo de su parte para terminar la máquina del tiempo. Hasta ese momento no había notado la dedicación que la peliazul le estaba poniendo a su creación pues en ningún momento se había distraído y tampoco había hablado desde que había empezado.
Incluso su mamá era consciente de que, si las cosas salían mal, sin ella no podrían seguir peleando por el futuro de su devastado planeta, si ella no podía, sus oportunidades estaban reducidas a la batalla que se encontraba activa allá afuera.
—Qué complicado es esto —murmuró algo desesperado Goten, esperando a que el peliazul pusiera las últimas piezas sueltas en su lugar correspondiente, ya estaba desesperado y solo porque no supo cómo hacerle para encontrar donde iban esos pedazos mal partidos y ayudando solamente a colocar pegamento a los tozos de vasija —eres la persona más inteligente que conozco, nadie en el mundo podría saber cómo armar este rompedor de cabezas —elogió con el ceño fruncido.
—y eso que no conociste a Gohan —contestó avergonzado pegando las ultimas piezas donde correspondían, dándose cuenta demasiado tarde de que sus palabras pudieron haber herido al mayor pues ahora sabía que el pelinegro solo conoció a su maestro en el momento de su muerte.
— Eso es lo que me emociona, todos tienen fe en que mi papá vencerá a todos así que yo después podré tener todo el tiempo del mundo para conocer a mi hermano y ver a mi mamá de nuevo —sonrío tímidamente conforme se daba cuenta de que estaba soñando despierto —por fin tendré una familia, tendré hermanos y padres… solo espero que mi papá sea tan fuerte como para ganar.
El peliazul sintió que su pecho dolía al escuchar eso, pero solamente sonrío y aseguró:
— No te preocupes pequeño, el señor Goku sabrá cómo solucionar esto —dijo mostrándose confiado, pero sabía que había dicho una verdad a medias —me siento culpable porque siempre recurro a él cuando estoy en problemas, yo solo no puedo sólo salvar a mi mundo, nunca he podido hacerlo sin su ayuda.
Él pelinegro suspiró también pero rápidamente sonrió, se levantó y tomó la vasija ya terminada con una mano y la otra se la extendió al peliazul para ayudarlo a ponerse de pie.
Trunks le devolvió la sonrisa y tomó su mano, la impalpable corriente de electricidad los hizo estremecer. Sin ser conscientes, el uno al otro se habían dado ánimos.
La pelea se podría decir que iba igualada. Black estaba gravemente herido, pero no había señales de que Vegeta pudiera con su resistencia. Mientras tanto Goku la tenía de bastante difícil pues sus ataques a pesar de ser letales, el Kaioshin seguía sin ser afectado a pesar del daño recibido, su sonrisa seguía intacta, seguía siendo burlesca y perturbadora, pues con su lengua no dejaba de lamer su propia sangre.
Black y Goku esperaban algo en común, si su compañero no se daba prisa en acabar con su oponente las cosas no terminarían bien.
—dime Son Goku, ¿alguna vez te han penetrado hasta el cansancio? —preguntó de manera lasciva el peliblanco —me preguntó si se sentirá tan bien llenarte…
—iugh, cállate, eso es asqueroso, si tanto quieres eso, ve y pídeselo a Black —respondió el peliazul encajándole su puño en la mandíbula, estaba perturbado por tanta porquería que salía de la boca del Kaio y ya quería terminar con aquello lo más rápido posible.
—Black puede jugar con Vegeta, tu más que nadie debe saber lo que se siente estar tan apretado… tu eres mío —la lengua de Zamasu se deslizó por sus labios y soltó una carcajada al sentir como sus palabras había calado al saiyajin que volvía a elevar su poder de combate.
—Son unos imbéciles si creen que Vegeta o yo dejaremos que hagan lo que se les dé la gana —rugió molesto, dando un rodillazo en el estómago del de piel verde, seguido de tres bolas de energía poderosas.
—muy pronto Son Goku, el cansancio te vencerá, estas llegando al límite de tu resistencia, ¿no es así? JAJAJAJAJA veremos si puedes mantener tu palabra hasta el final —Zamasu se burló al salir de la nube de polvo que se había formado gracias al último ataque del peliazul, mostrándose intacto.
—cállate maldita sea, me das asco —respondió Goku algo agitado, pero con una mueca de repulsión en el rostro, consciente de que su situación no era diferente a lo que había dicho el Kaioshin. —*Vegeta, ¿Qué estás haciendo? Termina rápido…*
El peliazul trataba de recuperar rápidamente el aliento mientras era observado por el otro, siendo recorrido de arriba abajo con la mirada.
—demonios…—murmuró al mismo tiempo que veía a lo lejos a los híbridos llegar con su única esperanza —esto es perfecto —dijo sonriendo por primera vez desde que su pelea con Zamas había empezado. Dos dedos en su frente bastaron para que pudiera desaparecer ante la mirada sorprendida del Kaio que, sin Black, era incapaz de usar la teletransportación también.
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—eres patético, un golpe más y estoy seguro de que terminare contigo de una vez por todas —se burló el príncipe, Black por fin había llegado a su límite y no había podido causarle el más mínimo daño al peliflama.
Vegeta se estaba preparando para dar el golpe de gracia, cuando a lo lejos, un gran tornado verde apareció provocando un fuerte viento, para a los segundos desaparecer, llevándose consigo un ki y una gran parte de energía de otra presencia.
—ese estúpido Kakarotto por fin pudo hacer su técnica, ¿eh? —el príncipe sonrió más ampliamente, mirando la mirada gris aterrada de su oponente —al final los mocosos hicieron algo bien…
—¡¡¿Qué?!! ¡¡NOO!! —gritó desesperado el pelipalmera volviendo a su estado base y antes de que el peliflama reaccionara, este desapareció con ayuda de la teletransportación.
—esta sabandija es demasiado escurridiza —bufó y rápidamente emprendió el vuelo para reunirse con los demás, sintiendo por primera vez en ese combate que ya lo tenían ganado.
Se sintió orgulloso cuando llegó y miró a Kakarotto con la vasija entre su brazo, sonriendo como siempre lo hacía cuando hacía algo bien y se sentía nervioso.
El pelipalmera, con la mano libre que tenía se rascó la nuca y una risilla salió de sus labios al percatarse de la presencia de su pareja.
A ambos, poco les importó que Black estuviera ahí, con los ojos demasiado abiertos y con la mandíbula fuertemente cerrada, sus lamentos sobre su futuro perfecto solo hacían eco en la tranquilidad que se había hecho presente tras encerrar a Zamasu con el mafuba.
Pero Trunks no podría estar tranquilo, mientras el chico pelinegro sonreía mientras miraba a su padre con admiración, el no dejaba de pasear la mirada de Black a la vasija y de la vasija a Black. Algo estaba mal.
El ki del Kaio-Shin, que había desaparecido, comenzaba a incrementarse de nuevo. El que Black empezara a sonreír de nuevo como un desquiciado lo alertó. Pero ya era demasiado tarde, para cuando su grito salió de su garganta, la vasija ya había llamado la atención de todos antes de quebrarse de nuevo, pero esta vez en miles de pedazos completamente irreconocibles que rápidamente no fueron más que polvo envuelto en un ki verdoso.
La respiración agitada de Zamas y sus ojos completamente abiertos le mostraban su temor a Black quien parecía que ya había ganado aquella pelea.
—kkk... Son unos malditos... ¡¿Como atreven a encerrar a un dios?! —gritó el peliblanco exaltado, aterrado por aquella poderosa técnica.
—¡Kakarotto, eres un estúpido! ¡¿Qué fue lo que pasó?! —el ceño fruncido y el tono de voz que el peliflama había usado espanto al pelipalmera que se acababa de dar cuenta de cuál fue su error.
—el sello... Lo olvidé con el maestro —sonrió a modo de disculpa, sabía que Vegeta lo quería matar, de hecho, sentía que, si no fuera por la situación en la que estaban, ya estaría bien muerto.
—eso me pasa por confiar en técnicas infantiles... Hmp, pero no importa —sonrió —aun quiero patearles el trasero a esas sabandijas, estoy seguro de que ya no les quedan fuerzas.
—entonces hagámoslo —Goku asintió, colocándose hombro a hombro con su pareja. Sabía que no había un plan para seguir, pero siendo honestos, lo suyo no era seguir órdenes.
—ya basta Zamas —una nueva voz se escuchó, haciendo eco en todo el lugar destruido, el supremo Kaio-shin del universo de Zamas había llegado en aquel momento, siendo acompañado por Shin, el supremo Kaio del universo siete.
—¡¿qué hacen aquí?! ¡Es peligroso, lárguense! — les gritó Vegeta, pero el Kaio anciano lo interrumpió.
—no puedo, él es mi aprendiz, yo soy responsable del camino que ha tomado... —suspiró cansado —Zamas, arrepiéntete de tus pecados y regresa conmigo.
—vaya, así que tendré el honor de asesinarte por tercera vez... Maestro —respondió el pelipalmera del gi negro pero aquella confesión no pareció afectar al anciano, quien ya estaba al tanto de todo lo malo que habían hecho aquellas personas, quienes al final eran el mismo ser.
—ya basta, todavía estas a tiempo de cambiar tus ideales
Más risas estridentes resonaron en la atmósfera, Black y Zamas reían de una manera tan espantosa que la piel de todos se erizó, era como si se burlaran de las palabras del Kaio.
—arrodíllense... —dijo con voz calmada el peliblanco, pero sin dejar de sonreír, retirando de su oído, uno de sus pendientes potara —ante nuestra magnificencia ...
—imposible... — se escuchó al Kaio de piel lila hablar hasta ese momento, aterrado de ver las intenciones de los dos villanos.
—¿un truco más? — preguntó Goku sin darse cuenta de que lo que estaba a punto de suceder, el gruñido que escapó de los labios de Vegeta hizo que pusiera más atención a lo que sería imposible de evitar.
—¿que están planeando hacer? —preguntó Goten observando la escena, pero el chico peliazul estaba en la mismas, también tenía la misma pregunta.
Black imitó la acción del peliblanco y los pendientes que aún poseían brillaron, como si se estuvieran llamando.
Al final Goku se dio cuenta de lo inevitable.
—Kakarotto...
El pelipalmera no necesita saber lo que Vegeta le quería decir, lo estaba viendo con sus propios ojos.
La fusión perfecta entre Black y Zamasu sería su peor problema.