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Hormona exclamation! por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Afoto en este enlace, a ver si sirve porque esa puñetera pagina me sigue troleando

https://www.wattpad.com/561387572-hormona-exclamation-kardiaxsisifo

 

Kardia durmió tan plácidamente como solia en su jergón junto al saco de manzanas, pero que estuviera inconciente no quería decir que estuviera inmune al efecto de las feromonas.

Tuvo sueños eróticos toda la noche y despertó empalmado como cuando Degel se disfrazó de criadita francesa para el.

Su princesa había sido muy especifica en decirle que se largara a tomar por culo por el resto del plenilunio, y asi de literal como lo había obedecido procuraría seguir haciendolo.

Refunfuñando por no poder verlo siquiera, porque de la vista nace el amor, continuo con su plan original de irse a aburrir con la Sisi. La encontró en la siguiente casa, dormida aun, con un recado en puntillosa letra dejado por su marido.

Su hombro, el visible, estaba desnudo, como tambien parte de su espalda. Acostado bocaabajo, como si hubiera pasado la noche en los brazos de su marido, su firme trasero se dibujaba bajo la sabana blanca, asi como su muslo flexionado; la otra pierna descubierta desde la pantorrilla.

Ciertamente se veía mejor con el pelo teñido, en su caso de rubio, pero mirarlo dormir era mas aburrido de lo que Kardia podía soportar.

Lo despertó brincándole encima, pues le parecio un modo divertido de hacerlo.

-La cabra saltarina… - susurro, abriendo los ojos - ¡Kardia! – exclamo, quitándoselo de encima y cubriéndose el pecho con la sabana.

Y eso que ni tenia nada desarrollado porque se había negado a tener hijos por la predicción de las pitonisas.

-¿Por qué no estas molestando a Sasha? – le pregunto, la cabeza apoyada frente a un codo flexionado, tan conchudo como si estuviera en su cama.

-Athena sama no estudia los fines de semana. Sal ahora mismo de mi cama, si mi marido te ve…

-Se fue a entrenar.

Lo corroboro con el recado.

-Cierto, que ya aprendiste a leer.

Degel le enseño lo que el no pudo.

-¿Eso dicen esas arañitas? No, no lo lei, pero es fácil saber que hace El Cid, fines de semana incluidos.

Efectivamente, su marido era terriblemente rutinario. Y con terriblemente quería decir que no variaba su rutina de entrenamiento, paella y tres por noche ni porque arañaba las paredes de ganas de que se la coshara mas.

-No debes meterte en la alcoba de una turra casada… - creía que todavía no tenia esas malas mañas y no quería que las fuera a tomar de Manigoldo.

-No quería pasar por tu casa sin pedirte permiso. – sonrio.

Esa falsa respetuosidad ni el se la creía.

-Puedes pasar, Kardia.

Era difícil de creer que hasta hacia un par de años, era un niño bastante moribundo. Bueno, tal vez fueran mas años, pero lo recordaba bastante moribundo.

Kardia, por el contrario, no tenia ningún empacho en notar que la Sisi no era una turra fea, y que de rubia, mejoraba mucho. Se realzaba el color de sus ojos y de su piel, ligeramente bronceada.

Sisi noto la mirada por sus brazos y hombros, sintiéndose afrentado, pero tambien… ¿halagado?

Tenia complejo de fealdad, entre muchos otros, propiciados por su encantador hermano Ilias, el héroe legendario. Se sentia mas feo de lo que era, poco turrinino, pero sin ropa era tan turra como cualquier otra, atlética, como Hakurei, pero mas, porque no era una despampanante belleza lemuriana.

Tardo demasiado en cubrirse los hombros, y cuando lo hizo fue atentamente seguido por los penetrantes ojos azules.

-Kardia, retírate…

No pudo añadir el “porque estoy desnudo”.

-¿Cuál es la prisa? No vas a atormentar a Sasha hoy… - estiro la mano, en un movimiento inconciente para acariciar el hueco, aun calientito, de donde Sisi se habia apartado - ¿Por qué no me enseñas algo?

Kardia se lo pregunto asi, en general, pero Sisifo se lo tomo como que de su cuerpazo.

-¿Qué no has visto suficiente? – se le salio, enojado.

-No, en realidad no… - los ojos depredadores vagaron por la tela que se plegaba en lugares interesantes, como su cintura, al haberse sentado, tensándose sobre su cadera y su polla.

Sus ojos subieron hasta encontrarse con los de la turra. La miraba tan intensamente que ejecuto, sin saberlo, un ataque de Escorpio del que nadie le habia dicho ni media palabra. La inmovilización de la victima.

Sisi quedo atrapado en su técnica, no pudo sino ver aterrado como los hipnóticos ojos azules se acercaban, reduciendo la distancia entre ambos hasta que fue nula. Kardia permaneció un instante en su espacio personal, tan cerca que faltaban milímetros para el contacto. Ladeo un poco su rostro, a un lado y al otro, y al ver que no retrocedia sonrio y lo beso.

Besar a la Sisi era una fantasia largamente acariciada, pero teniendo en cuenta que cuando le habia palmeado el culo enfrente de los aprendices El Cid lo habia perseguido dejándole el cabello mas en capas de lo que acostumbraba, la habia reprimido.

Y ahora que la Sisi no hacia nada por evitarlo, era mucho mas consentimiento que el que a veces recibia de Degel. Repitió el beso, y otro, y otro, hechandosele cada vez mas encima, emocionado, hasta que lo hizo caer, montándosele encima y cubriéndolo con sus brazos, enjaulandolo.

Sisi no podía hacer nada, no tenia idea de que le ocurria. Los labios de Kardia eran carnosos, sensuales, estaban abriendo su boca. Una lengua que no era la de su marido lamio sus labios antes de penetrarlos. La lengua de un jovencito escandalosamente joven para el, irreverente, malportado. Que no tenia ningun empacho en seducir a una turra casada en su propio lecho nupcial.

Kardia termino con los besos y aparto la manta que cubria a la Sisi. Musculos torneaditos, firmes, piel deliciosamente bronceada. Uniformemente bronceada; no habia marca en sus caderas, lo que le revelaba una nueva faceta de su antiguo maestro. Una que no hubiera sospechado.

-Picarona… - deslizo la uña por su cadera, y luego por su erección – Correteando desnudo por ahí… Debiste verte realmente bien con todo esto – lo meneo – bailando.

A Sisifo le ardían las orejas. ¡¿Cómo podía decir esas cosas tan… ¡y asi! Su hermano le habia enseñado que la mejor manera de entrenar era sin obstáculos entre el y la naturaleza, no porque le gustara andarse exhibiendo por ahí… aunque claro, si de repente dejaba sin aliento a alguien que se le iba a hacer.

Kardia no habia soltado su erección; al contrario, ahora se la sobaba masturbándolo intensamente, pero aun asi, con suavidad. Habia aprendido a tocar a una turra, como lo constataba en las suaves caricias a sus bolas, esa exquisita manera de masajearlas, pasando el dedo medio entre ellas, hurgando en el huequito al inicio de su escroto, separándolas mas y mas.

Libero un chorrito y Kardia enloquecio, lamiéndolo. Se dirigio a su pezón derecho, rodeándolo, babeándolo, sujetándolo entre sus dientes mientras lo miraba y le sacudia las bolas.

Dejo su otro pezón sin tocar y se quito la ropa. No era un seme muy musculoso pero estaba mas definido que el, y olia realmente bien. Es decir, mejor que de costumbre. La punta de la polla le asomaba por el borde del pantalón, bajado y tras verla en toda su gloria, rebotando firme al ser liberada, cerro los ojos, pero seguía rebotando en la oscuridad tras sus parpados cerrados.

Luego le cogio los muslos, y esa polla lo rozo, en uno, mientras le eran empujados contra el pecho, aplastándolo, dejándolo totalmente expuesto.

-Mira que mojado estas. ¿Es tuyo o te lo dejo El Cid?

¡Sisi solo quería gritar! Las cosas que decía, ¿como podía decir eso? Le ardia la cara de vergüenza, la sentía toda caliente, asi como el pecho, la cola. Sentir un dedo toqueteando ahí lo hizo liberar un chorrito.

-Creo que es tuyo… - dijo, verificando la textura entre su pulgar y su índice.

Se lo acerco a la nariz y lo miro. Luego saco la lengua para lamerlo. Le gusto y la Sisi lo perdió de vista. Se hundio de lleno entre sus nalgas, clavando la lengua en ese agujerito resbaloso y caliente que tampoco se oponía. No le extrañaba que la Sisi fuera tan sosa en la cama porque asi la conocía. Se dio un banquete con su culito: hurgando, girando, lamiendo… aplastándose esas bolas contra la nariz y viendo como su polla descansaba sobre su vientre bañado.

-Guarra… - se rio, bajito y bajuno, volviéndole a apretar los muslos contra el torso y arrimándose, dejando correr su polla sobre su abertura, pegar la punta contra sus bolas - ¿Lo quieres? ¿Quieres que te lo meta?

No sabia si era retorico o si de verdad le estaba preguntando, pero no podía hablar. Jadeo, cuando Kardia se la empujo dentro, firme, decidido, hasta hacer topar sus bolas.

-Estas como inundación. – declaro sorprendido, viéndolo.

Realmente anegado. Se podría resbalar fuera de su culito si no fuera por lo mucho que apretaba.

Mucho, saboreándolo. Apretones rítmicos, lentos, prolongados. Kardia se sintió saboreado, como cuando Degel quería que durara y durara. Se pregunto si El Cid no le daba buen servicio a la Sisi, o si esta era mas golosona de que uno supondría.

Llego a un acuerdo físico con el, para moverse en coordinación con sus apretones. La Sisi no dejaba de exprimirlo, dándole las sensaciones de su túnel caliente y viscoso. Lo apretaba tan fuerte que no lo dejaba casi moverse, por lo que opto por quedarse quieto, solo apreciando todo lo que la turra bronceada le daba, desde su culito como prensa hasta la visión de su rostro ladeado, extrañamente ausente, con los ojos obstinadamente cerrados y una manchita humeda creciendo bajo su mejilla.

No supo en que punto, pero Sisi ya era capaz de moverse de nuevo. Elegia no ver a Kardia, despersonalizarlo, quedándose solo con su polla diferente y dura. Masajeandolo en su interior, decidiendo el como seria, ya que otra cosa no pudo. Al menos hasta correrse, quedándose sin fuerzas y mas mojado de lo que recordaba haber estado en la vida.

Kardia, sorprendido, se salio de el, y un chorrito de fluido transparente lo acompaño. Eso no habia salido de el, la Sisi estaba como manantial, y la curiosidad de probar aquello lo hizo levantarle mas las piernas, doblándolo al punto que casi podría habérsela mamado a si mismo.

Lamio, chupo, metio los dedos de una mano, de otra, sacándolos igualmente viscosos y brillositos. Se seco la polla, pues habia demasiada humedad, le junto las piernas, se las acomodo de lado, se apoyo en su cadera y comenzó a penetrarlo, en diagonal a el.

Sisi se recostó mas sobre la cama, como abrazándola, con los brazos doblados. No podía creer la traición que cometia, pero ese chico estaba dándole una dosis adicional de polla que necesitaba con hambre. Empezo a gemir, aflojándose a sus embestidas, dejándolo hacer, ahora, taladrandolo tan rápido como quisiera, brindándole intensa friccion en el culito, el borde y mas adentro. La técnica que habia practicado para gozar mientras prolongaba la duración del acto habia servido también en Kardia, quien ahora le daba justo como necesitaba. Como extrañaba. Tratado sin consideración, un pedazo de carne, puesto ahí para follar.

Babeaba y gemia, ahora si, haciendo caritas que Kardia disfrutaba, agarrándolo recio de cadera y muslos para acabárselo, alcanzando su máxima velocidad en ese agujero dejado y lubricado, chapoteando en los últimos instantes, en los que su propia carga se sumaba a lo que habia dentro, rebozando.

Se dejo caer sobre la Sisi, bien pegado a ella, acariciando, probando, esa piel bronceada y cuerpo firme, sintiendo la humedad llegar hasta su pubis y sus muslos. Dejando manar la humedad cuando salio de el, sobando el resbaloso interior de sus nalgas, su hoyito cerrándose que vibro cuando lo volvió a tocar.

-¿Todavia quieres mas?

La Sisi no le contesto. Se dejo poner bocarriba, con una pierna arriba y también Kardia, la mano dejando la pierna, que se abrazo sola a su cadera, llendo luego al interior de sus nalgas y penetrándolo a tres dedos mientras se comia, ahora si, su otro delicioso pezón, tocando todo lo que quería de esa turra calladita y complaciente.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Golosona que nos resultó La Sisi.

Proximo capitulo, El Cid X Tsubaki!

Slán!


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