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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡CHAMASSSSSSS! ♥

Okno .-.

Lo siento, me he vuelto a ver los vídeos de La Divaza y pues, me encanta el acento de Venezuela, ¿qué queréis que os diga? LOL XD

¡ENFIN!

¿Qué tal estáis, queridos míos? Yo espero que bien. Ya sé, ya sé… me desaparecí por dos semanas, soy la peste :’( pero bueno, necesitaba trabajar en mí salud un pelín para estar óptima y poder seguir con el fic, dándoles los capítulos que se merecen y pues ahora ya estoy mejor. Por cierto, nunca se olviden de tomar agua y mantenerse hidratados, ¿vale? Yo estaba jodidamente deshidratada y casi me muero, simplemente porque se me olvidó tomar agua XD Dios, os juro que si no tuviese la cabeza puesta en su sitio, me la dejaría olvidada :$

¡PERO BUENO! Ya estoy aquí, ya volví y he tratado de organizar un pequeño sistema, así la próxima vez que tenga una incoveniencia o algo, tendré el capítulo correspondiente a ése día listo y así no tengo que dejarlos colgados, esperando una eternidad a por el siguiente cap >.< De aquí en adelante os prometo ser más contante con mis días de actualización cada semana, a menos que sea algo de fuerza mayor, pero ahora ya estoy lista para lidiar con eso, ¿vale? No os preocupéis más por quedaros en el aira :$

Y ¡DIOSSSSSSS! ¡YA SOMOS 11K! Jo-der. Chic@s, en verdad que os pasáis de buena gente conmigo, siempre apoyándome y leyendo el fic. Ojalá pudiese deciros cuánto significa que tanta gente se tomé el tiempo de leerme, es una sensación y real y sólo puedo agradeceros una y mil veces porque es que nunca en mí vida llegué a imaginarme que mis frikadas iban a llegar tan lejos. ¡SÓIS LOS PUT@S AM@S! ♥ Y os quiero con toda el alma, en serio, molan un huevo :3

Y pues, obviamente, aquí van las dedicatorias de éste cap. Muchísimas gracias beibis por haber comentado, les mando un montón de besos :3

+ Gabito

+ Shipper21

+ kana12

+ Anónimo

+ Lluvia Uchiha Namikaze

+ Reich

+ Adacely

¡MILLONES DE GRACIAS POR COMENTAR, BEIBIS! En verdad me motivan y me inyectan súper energía para seguir con el fic, os mando el brazo más fuerte ♥------------♥

Y pues, nada más antes de irme, aquí os dejo el link de la canción que usé en éste cap. Obvio todo el mundo conoce la original, pero a mí me ha encantado el cover de una chica llamada Samantha Harvey y creo que merece la pena que vosotros la conozcáis también porque tiene una voz simplemente hermosa. Aquí el link a su vídeo y a su canal por si queréis escuchar más de ella, siempre hace covers de la hostia en su canal de YouTube.

“My Heart Will Go On (cover)”, Samantha Harvey: https://www.youtube.com/watch?v=lu1tKiaNnEc

Y ésta es la canción que aparece en el sueño de Petey Pay, por favor escúchenla, yo LA AMO ♥ es de mis canciones favoritas, Kehlani es la PUTÍSIMA AMA :3

“Gangsta”, Kehlani: https://www.youtube.com/watch?v=lYWHbxLG6xs

Y ahora sí, sin daros más por cu…

¡A LEER! ♥

-Capítulo Catorce-

“Hecky heck, here we go again.”

POV’s Peter.

-Pregunta… -susurró su voz a mis espaldas, trayéndome de regreso a la realidad. Me vuelvo cuando siento como me acaricia el brazo, encontrándome con su rostro cubierto por la máscara. - ¿Morirías por mí? –me dice, acariciándome la mejilla.

Parpadeo, perdido en el eco que hace su voz en aquella vieja fábrica. Su voz… es todo lo que conozco. No sé cómo luce su rostro, pero ésa voz… suave, como el terciopelo. Me calma, me vuelve débil y me hace ceder a cada una de sus peticiones, sean las que sean.

Incluso dar mi vida por él.

-Sí… -le respondo, casi sin aliento, perdido en la sensación de su tacto contra mi mejilla pese a que ni siquiera está tocándome, no sin los guantes del traje de por medio.

-Eso fue sencillo… -responde, sus dedos trazando mi mandíbula. Cierro los ojos, mordiéndome el labio y perdiéndome en su olor… a pólvora y salsa picante. Incluso pese al olor de los químicos, su olor es el único capaz de embriagarme. –Acaso… ¿vivirías por mí? ¿Hm? –pregunta, haciéndome abrir los ojos deprisa.

Le miró fijamente, incluso a través de la máscara… siento que puedo verle. Casi puedo ver el color de sus ojos, o al menos imaginarlo. Espera mi respuesta, aunque sé que la sabe de antemano. Siempre es la misma, y siempre será la misma. Morir es sencillo, pero… ¿vivir? ¿Cambiar? ¿Dejarlo todo atrás? Eso es verdadero amor. Sacrificio, puro y sin reservas.

-Sí. –repito, mi voz firme y sin titubeos.

-Ten cuidado… -me dice, alzándome el mentón suavemente en sus dedos. No puedo verle, pero sé que sonríe. Puedo ver sus labios moviéndose por debajo de la máscara, tentándome, haciéndome estremecer. –No hagas éste juramento sin pensarlo… -se acerca, su mano cubriéndome la boca mientras se acerca, su aliento embriagándome a pocos centímetros de distancia. –El deseo se vuelve entrega. La entrega se vuelve poder… -su dedo se mueve entre mis labios, acariciándolos con delicadeza, causándome escalofríos. - ¿Lo deseas? –me pregunta, como si no sintiera mi aliento inquieto golpeando contra sus dedos.

Aprieto las manos en dos puños, me pican… deseo tanto sacarle la máscara, conocer el rostro del hombre que causa en mí tales sensaciones. Quiero besarle, ser suyo, que me posea en cuerpo y alma. Quiero doler por él, romperme por él, que mi corazón lata y duela con cada latido por él. Sé que lo que siento va más allá del amor, quizá suene a locura… pero, ¿quién dijo que él está cuerdo? No lo está, y por eso lo amo, con todas mis fuerzas. Amo so locura, deseo su oscuridad, me excita el rojo de su traje tan parecido al rojo de la sangre hirviendo en mis venas. Deseo a Deadpool casi con la misma desesperación con la que su cuerpo pide a gritos el mío.

-Lo deseo. –le digo, con la misma firmeza, y ante mis palabras el deja escapar un suspiro, echando la cabeza hacia atrás… casi como un orgasmo que me obliga a cerrar los ojos, mientras su calor inunda a mi cuerpo.

-Dilo… -repite, en el mismo tono orgásmico. Me muerdo con fuerza el labio, hasta desgarrarlo y sentir el sabor metálico en el paladar. Puedo sentir la humedad escurriéndome entre las piernas. –Dilo… dilo. Pide, pide, pide, pide… -susurra, inclinándose hasta quedar a la altura de mí oído.

Quiero tocarle, quiero que me toque… Dios, mi cuerpo está hirviendo, puedo sentir las llamas naciendo desde el fondo de mi vientre. Ni siquiera está haciéndome el amor físicamente, pero su voz está haciéndome perder la cordura lentamente.

-Por favor… -susurro, inhalando con fuerza su aroma, tan varonil, tan… peligroso. Me excita, está volviéndome loco.

-Aww… eres tan… ¡bueno! –susurra, sacándome las gafas lentamente mientras retrocede, sonriéndome. Puedo sentirlo, está sonriéndome con todos los dientes, esperando por mí.

Me vuelvo a ver sobre el hombro, el enorme tanque lleno de ácido hirviendo y burbujeante esperándome debajo, cortinas de humor alzándose desde la superficie blanquecina y casi virgen… sin estropear. Perfecta. Casi tan perfecta como el hombre con el que me encuentro, que extiende las manos invitándome a unírmele en silencio. Sé lo que quiere, lo que espera de mí. Yo soy un héroe, él un mercenario… somos distintos, deberíamos odiarnos, pero aquí estoy: Dispuesto a vivir por él, a saltar por él. Sé que no va a dejarme morir, que va a salvarme como hace siempre. Cierro los ojos y extiendo los brazos, estremeciéndome cuando escucho el pequeño siseo que escapa de entre sus labios y luego…

Caigo.

En picada, de cabeza. La velocidad a la que me precipito al tanque de ácido revolviéndome los cabellos, el mundo desdibujándose como un borrón frente a mí. Puedo escuchar la suave voz de una mujer, casi como un arrullo… casi como una caricia, como el latir del corazón de una madre conectado al de su hijo mientras me pierdo lentamente en la locura que es Deadpool.

“I need a gangsta
To love me better
Than all the others do…”

Necesito a un gánster.

No… sólo necesito a un mercenario.

No, ni siquiera eso. Sólo lo necesito a él…

Necesito a Deadpool, él es el único que puede amarme mejor que los otros. Es el único que puede amarme más allá de la locura, de la vida, de la muerte misma. Fui hecho para él y él para mí, somos uno a pesar de ser tan diferentes, él y yo juntos, cuando estamos juntos no existen superhéroes o villanos, no existe ni Spiderman ni Deadpool. Sólo somos él y yo, coexistiendo juntos pese a que fuimos creados para destruirnos el uno al otro, no para amarnos.

El ácido… me entra a borbotones por la garganta, quemándome los pulmones, destruyendo por completo mi interior. Sin embargo y pese al dolor sofocante, pese a la sensación de estar siendo consumido por el mismísimo infierno, el ácido no puede destruir lo que siento por Deadpool. Ni siquiera ahora, muriéndome y siendo destruido de la forma más grotesca y dolorosa posible, mi corazón cesa de latir por él. Es todo lo que siento, tirando debajo de la carne, ardiendo con vida propia entre los tendones y las venas reventadas, todo lo que puedo sentir es como le pertenezco por completo a Deadpool. Como él y yo, somos uno solo en éste momento, como el mundo se hace pedazos y desaparece mientras mi cuerpo se deja caer suavemente contra el fondo de aquel tanque. Cierro los ojos, espero. Sé que vendrá, puedo sentirlo. Mi corazón late junto con el suyo, él no puede morir. No puede sentir dolor alguno.

Pero yo sí, y no me importa sentirlo en su lugar.

Morir o vivir, lo haría todo por él. Lo daría todo por él.

Siento sus manos fuertes ciñéndose en torno a mi cuerpo, se sienten familiares. Correctas, su lugar es en torno a mi cuerpo. Puedo sentir el aire soplándome el rostro, su tacto… sus manos, libres de los guantes, finalmente acariciándome el rostro, invitándome de nuevo a la vida. Él no es Deadpool, ni yo soy Spiderman. Soy suyo, y él es mío. Eso somos. Una textura rugosa se estrella contra mis labios, llenándome los pulmones con el soplo de vida. Mi nueva vida, junto a la suya. Es extraño, puesto… que he sentido ésta textura antes. Rugosa, cosquillea, pero no desagradable. De hecho, no puedo contenerme, necesito más. Él es mi vida ahora, estiro mi mano, aferrándome a su nuca y encontrándome con la misma extensión de piel rugosa. Cicatrices, son cicatrices. Conozco ésta sensación, he visto éstas cicatrices antes. A lo lejos, la mujer sigue cantando, no… más bien, es como si contase la historia del hombre detrás de la máscara.

“I'm fucked up, I'm black and blue
I'm built for it, all the abuse.
I got secrets, that nobody knows…”

Wade.

El extraño de las cicatrices.

Wade Winston Wilson.

Con sus enormes ojos azules y cristalinos, bellos como un día de verano… el perfecto cielo, despejado y soleado, mirándome con el más grande de los amores. Mi cuerpo tiembla, vibra entre sus brazos. Toda mi vida, éste es el momento que he estado esperando… y sé que él ha estado esperándome a mí. Todo el dolor, la pérdida y los corazones rotos… no valen nada. Porque yo soy Peter y él es Wade y juntos nos complementamos el uno al otro. Me sonríe, de ésa forma que le inyecta nuevo pulso a mi corazón.

“You got me hooked up on the feeling
You got me hanging from the ceiling…”

Salto, de nuevo al encuentro de sus labios. Los necesito, no puedo estar lejos de él.

Ya no más.

No ahora.

No cuando sé que somos dos mitades de uno.

“So don't let me, don't let me, don’t let me, don't let me go…”

Se ríe. Me río.

Se mueve. Me muevo.

Él vive. Yo vivo.

Y sé que no hay fuerza capaz de separarnos.

-Ugh… Wade. –el nombre rueda entre mis labios, mientras me revuelvo, el grito contenido dentro de mi garganta al igual que las lágrimas. –No me dejes ir… por favor. No me dejes ir. –ruego, aferrándome con fuerza a la almohada mientras ráfagas de dolor me azotan el cuerpo entero.

Ha sido el mismo sueño desde hace un mes.

Nunca puedo recordarlo con nitidez, pero sé que el efecto es el mismo.

Parpadeo, volviéndome al despertador en la veladora de al lado. 7:15 am, es hora de que me despierte, pero no puedo. No sin antes cerrar los ojos, inspirar con fuerza y repetirme que ha sido sólo un sueño, que no ha sido real.

Qué Deadpool no me necesita porque tiene a Cable y le jodí la vida.

Maldigo mi vida. Maldigo mi existencia. Maldigo cada respiro que tomo.

Pero sobre todo…

Maldigo a mis padres. Los odio. Me odio.

Sacudo la cabeza, sé que no tiene caso, que si me quedo ahí nada va a cambiar. Al menos, puedo estar seguro de que, en las últimas semanas, me he esforzado por enmendar lo que mis padres hicieron… sin éxito alguno, pero confío en que Shuri pueda arrojarme algo de luz. Lo necesito. No, yo no… él. Deadpool. No puedo volver con él sin antes remediarlo todo, sin antes haberle devuelto su vida. Suspiro y salgo de la cama, restregándome el rostro pegajoso de lágrimas y sin siquiera mirarme al espejo… no tiene caso, sé que sólo voy a toparme con el mismo Peter lleno de ojeras y con expresión fastidiada, así que voy de largo directo a la cocina.

En un día normal, saludaría a mis padres. Platicaría amenamente con ellos, les diría que he hecho las paces con Harry. Les contaría que MJ está organizando el baile de bienvenida como todos los años, o que Ned tiene un crush en Alita, la chica nueva que acaba de transferirse a nuestro instituto. Pero no es un día normal, mi vida no es normal y no lo ha sido porque he vivido diecisiete años en una maldita mentira.

Y no, no estoy siendo melodramático.

Estoy furioso, y como el adolescente hormonal que soy, pienso hacérselos saber a mis dos progenitores que tuvieron la brillante idea de ocultarme las cosas… y se supone que Steve es el Capi América, el que nunca miente y el mismo que aparece en los vídeos que nos obligan a ver cuándo la cagas y te dan detención. Me dejo caer en mi silla, cogiendo cereales y leche y esforzándome al máximo por parecer irritado. Bueno, no parecer, porque estoy más allá de cabreado.

Tres.

Dos.

Uno.

Aquí viene, puedo sentirlo taladrándome la espalda.

- ¿Otra vez tuviste una pesadilla? –dice, probando por milésima vez como si fuese a obtener respuesta alguna por parte mía.

Bueno, pues que se joda. Me limito a zamparme otra cucharada de cereal a la boca, masticando lo más ruidosamente posible, sonriendo internamente cuando Tony se vuelve a verme con expresión fastidiada al otro lado de la mesa.

Suspira, y quizá, sólo quizá… empiezo a sentirme un poco culpable. Steve siempre ha tenido una de ésas expresiones de perrito pateado. Pero soy firme, no debieron haberme mentido.

Odio las mentiras.

Odio a los mentirosos, es una de ésas cosas que no puedo dejar ir tan fácilmente.

-Venga ya, Pete, ya ha pasado un mes… ¿cuánto tiempo más piensas seguir aplicándonos la ley del hielo a mí y a tu padre? –pregunta, y su voz me revuelve el estómago con culpa.

Dejo la cuchara y el tazón a medio comer a un lado e inspiro hondo.

Maldito sea el día en que Steve y sus ojos de perrito nacieron.

- ¿Siquiera iban a decírmelo? ¿Algún día? ¿En ésta vida? –me vuelvo a verlo, enarcando una ceja y manteniendo la expresión más fría que puedo.

Ésta vez es Tony quién suspira, dejando su taza con café a un lado.

-Peter, no creímos que fuese tan importante…

Oh, no… no acaba de decir eso. Me vuelvo a verlo, complacido al verlo estremecer. El gran Tony Stark, estremeciéndose ante la expresión de su hijo.

- ¿Qué no es tan importante? Oh, no. Por supuesto qué no, ¿por qué habría de importarme el hecho de que mis padres biológicos fueron el par de chiflados responsables de arruinarles la vida a cientos, quizá millones de personas? No, para nada, papá. Eso no es para nada importante. –el sarcasmo se me desborda por todos lados, pero ¿qué esperaban del hijo de Tony Stark?

-Vale, no tienes que portarte como un mocoso malcriado al respecto. –Tony rueda los ojos, poniéndose en el mismo plan.

Vale, ¿quiere jugar sucio? Juguemos sucio, Stark.

A jugar sucio no me gana nadie, aprendí del mejor.

-Mejor ser un mocoso malcriado a un mentiroso, ¿no crees, papá? Aunque claro, soy tu hijo después de todo. –me encojo de hombros, sonriéndole como él hace siempre.

- ¡Ya está, vale! –doy un brinco cuando Steve da un puñetazo en la mesa, haciendo saltar todas las cosas sobre ésta… ahora quizá sí tenga un poco de miedo. –Lo sentimos, ¡¿vale?! No debimos habértelo ocultado, pero habértelo dicho tampoco habría cambiado nada.

Suelto un suspiro… odio cuando Steve tiene la razón, lo cual es estúpido, porque Steve siempre tiene la razón. Alzó la vista, conteniendo las lágrimas cuando Tony me coge de la mano.

-Pete… venga, no fue tu culpa. Sí, tus padres fueron responsables de hacer mutar a muchas personas y crear experimentos horribles al lado de Obadiah Stane, pero tú no eres ellos. No eres responsable por ellos, y no tienes qué matarte intentando arreglar sus errores. Créeme… no vas a ganar nada culpándote por su pasado. –me dice Tony, su tono suave como cuando solía explicarme cosas cuando era más niño.

“Pero dañaron a Deadpool… por su culpa él ni siquiera puede morir, para irse con su esposa” pienso, mordiéndome el labio tembloroso. La manera en que ése hombre había chillado por su esposa aquel día, en el hospital… sacudo la cabeza. Tenía que encontrar una cura, una forma de devolverle su humanidad. Me dolía saber que nada le importaba más allá de su esposa, pero no podía culparlo… si yo pudiese traer a Gwen de regreso, lo haría sin rechistar.

-Dañaron a mi amigo, papá… está sufriendo por culpa de lo que Richard y Mary Parker hicieron. Y no puedo… sólo dejarlo pasar. –susurro, las lágrimas estrellándose contra mi puño crispado.

-Petey, cariño…

Sacudo la cabeza, limpiándome las lágrimas y poniéndome de pie bruscamente. No podía quedarme ahí, siento que voy a sofocarme. Que los gritos de Deadpool van a terminar por aplastarme.

-Se me hace tarde, May vendrá a por mí en cualquier momento. –digo por encima del hombro, consciente de que es el quinto domingo del mes, y como es usual debo visitar a mi tía.

Camino, pero no voy directamente a mi cuarto. Me quedó ahí, detrás de la pared y cuando escucho a Steve sollozando… mi corazón se rompe. Vale, que quizá me he pasado. Ellos no tienen la culpa, más que nada, han sido los mejores padres del mundo. Han sido los únicos padres que he conocido.

- ¿Qué vamos a hacer, Tony? Soy un mal padre… Petey nos odia. –susurra, y pese a estar lejos, puedo escucharlo sorbiendo por la nariz.

Oh, Pops…

-Tranquilo, cariño… no nos odia. A mí me ha gritado que me odia varias veces, y mira: Sigue tocándome los cojones y pidiéndome que le llevé conmigo a la Stark Expo todos los años. Se le va a pasar, sólo… necesita hacer berrinche primero. Es un Stark, mínimo algo mío tenía que haber sacado. –bromea Tony, haciendo reír a Steve.

Sonrío.

No importa si no llevo su sangre… en mi corazón, Steve y Tony siempre van a ser mis padres.

Y qué les jodan a Richard y a Mary Parker.

[…]

- ¡Oh, por Dios, Pete! ¡Qué grande te has puesto! –dice May, corriendo a abrazarme una vez estoy fuera del coche de Tony.

Ruedo los ojos, pero le devuelvo el abrazo… a fin de cuentas, May es la mejor tía del mundo. Vale, quizá se estén preguntando por qué mi tía biológica no tiene mi custodia, y para hacerles el cuento corto es porque May no supo de mi existencia sino hasta que cumplí cinco años y ella apenas acababa de cumplir los dieciocho, por lo tanto, no podía pelear mi custodia. Luego pasó lo de la Guerra Infinita y Thanos, mis padres yendo a salvar al mundo y casi muriendo mientras yo me quedé al cuidado de May. Desde ése entonces, ella y mis padres tienen una especie de “custodia compartida” en la que yo vengo a visitarla aquí a Queen’s el quinto domingo de cada mes. No se preocupen, ella y mis padres se llevan de puta madre y me gusta venir a visitarla. May es la tía güay que todos los críos quisieran tener.

-Por Dios, Steve, ¿qué le das de tomar? ¿Suero del súper soldado o algo? ¡Cada vez está más alto! –se vuelve, abrazando a Steve a duras penas. May es una mujer pequeñita y delicada. –Y tú Tony, estás más pálido, seguro trabajas demasiado. –Tony rueda los ojos, pero le devuelve el abrazo.

-También te extrañamos, May. Te ves muy guapa. –le hace un cumplido papá, consciente de que May recién y acaba de cumplir los treinta. -¿Todavía no hay novio? No me digas que tienes pensado ser la tía güay y soltera…

-Cállate, Stark. Ben y yo no tenemos prisa por casarnos, además, él todavía está arreglando su situación en Alemania. –le dice, riendo. Contengo la bilis… vale, que me cae bien el novio de May. Sólo no me gusta escucharlos follar por la noche. –Vale, ¿cuánto tiempo van a prestarme a Peter ésta vez? ¿Una semana?

-Dos, de hecho. Fury nos llamó para una misión… una supuesta organización terrorista en Pakistán. Estaremos fuera un par de días, espero y no te moleste. –Steve se rasca la nuca, ignorando mi mirada, aunque no me sorprende.

Siempre esperan a última hora para decirme cuando van a irse a una misión. En parte porque no quieren que me preocupe y en parte porque saben que les pediré que no vayan. Es estúpido, pero luego de la Guerra Infinita… siempre temo que algo malo vaya a pasarles, ambos siempre ponen su vida en riesgo sin pensárselo dos veces y sé que cuando se es un superhéroe, el riesgo de perder la vida salvando a los demás es muy grande.

-Vale, de acuerdo. Me hará bien tener la compañía de Petey, en especial ahora que Benjamín está lejos. –May me pasa un brazo por los hombros, tratando de calmarme.

-Muchas gracias, May, en verdad no sé cómo pagarte. –Steve sonríe, sus ojos tristes ocultos bajo sus gafas de sol.

Silencio… aquí viene la despedida.

-Vale, iré dentro a subir tus cosas. Los veré luego, chicos. Mucho cuidado en Pakistán. –y con eso, May se escurre hacia el complejo de apartamentos.

Me vuelvo a verlos a ambos, sin saber realmente qué decir… me he portado como un verdadero idiota éstos días, y Steve y Tony realmente no se lo merecen. Ellos hacen lo mejor que pueden, y me aman, sin importar el hecho de que mis padres biológicos sean, literalmente, dos científicos chiflados y racistas que querían matar a todos los mutantes del universo. Steve es el primero en romper la tensión, extendiendo sus brazos y abrazándome con fuerza.

-Lo siento… -susurró, con la cabeza enterrada en su pecho.

-No te preocupes, Petey. Sólo pórtate bien y hazle caso a May. Y haz los deberes. Y cepíllate los dientes y… -me separó, enarcando una ceja. –Sólo sé bueno con May, ¿vale?

-Nada de orgías o gastarte el dinero en fiestas, ¿vale, Petey? Te estoy vigilando. –bromea Tony, haciendo a Steve colorearse como un tomate. –Te quiero, aunque seas un mocoso berrinchudo, ¿lo sabes, cierto?

-Y yo los quiero. Pero no vuelvan a mentirme. –los rodeo a ambos como puedo, abrazándolos con fuerza. –Y nada de arriesgarse por chorradas, si se mueren, los mato, ¿queda claro?

-Dile eso al viejo verde, él es el que está siempre poniéndose en peligro. –Tony se vuelve a ver a Steve, rodando los ojos. –No te preocupes, lo mantendré bien vigilado.

-Dice el hombre que la última vez casi se vuela a sí mismo en pedazos. –ésta vez es Steve quién pone los ojos en blanco. –Vale, será mejor marcharnos, ya sabes cómo se pone Nat cuándo vamos tarde…

Sacudo la cabeza y vuelvo abrazarlos, no puedo evitar preocuparme… para el resto del mundo serán el Capitán América y Iron Man, pero para mí son Pops y papá y el mero pensamiento de perderlos me desgarra el alma. El sonido de una cámara me hace volverme, topándome con May que sostiene una cámara digital y sonríe. Dios, ¿acaso nunca ha oído de las cámaras en los móviles? No hay remedio con May, ella y Steve son iguales.

-Y se va para el álbum familiar, ¡son tan adorables! –masculla, sonriéndole al aparato. –Vale, todo listo Pete.

-Adiós, Petey. Cuídate mucho.

- ¡Mamá gallina! ¿Quieres dejarlo de una buena vez? ¡Y me debes veinte dólares! Te dije que no iba a durar ni un mes enojado. ¡May, no dejes que meta al novio a la casa! –y con eso, Tony se mete en el coche mientras siento que la cara me arde al rojo vivo.

Steve se vuelve a verme, pero nada más sacude la cabeza y se va tras Tony. Escucho como empiezan a discutir antes de que se pierdan calle abajo, nada más el motor del coche de papá resonando hasta perderse a lo lejos. Me vuelvo, topándome con May que me mira con las manos en las caderas. Me encojo de hombros, ya que es mujer, y la mayoría de veces me cuesta entender qué rayos pasa por la mente de las mujeres. Creo que es porque realmente nunca tuve una mamá, May es quién siempre suele ayudarme con los rollos de chicas. O Tony. Tony sabe perfectamente cómo entender a las mujeres.

- ¿Qué? –digo, completamente perdido ante su expresión.

- ¡Me prometiste que ibas a decirles que eras Spiderman, Peter! ¡Y encima tienes novio y no estaba enterada! –dice, soltándome pequeños golpecitos en el costado.

- ¡Ow, May, duele! ¡Lo siento! No es tan sencillo, ya sabes que Steve y Tony me tratan como a un crío…- le digo, suspirando. –Y no tengo novio, ése es Tony nada más siendo Tony. –pongo los ojos en blanco.

-Ajá. Y por eso Steve me llamó muerto de preocupación porque le estabas aplicando la ley del hielo, venga, cuéntaselo todo a tu tía May. –me echa el brazo al hombro, encaminándose a la casa.

-¿Es que ustedes dos no conocen la privacidad? Dios, son como dos vecinas chismosas… ¡Está bien! Te pondré al día, sólo si me prometes una cosa. –me detengo, mirándola fijamente.

Ella nada más rueda los ojos.

-Déjame adivinar, ¿Leone’s? –pregunta, nombrando mi restaurante italiano favorito en todo el mundo. Sonrío… May me conoce tan bien como Shuri.

-Naturalmente. –asiento.

- ¿Una pizza familiar? ¿Jamón y piña? –sigue, devolviéndome la sonrisa.

-Y palitos de mozzarella o no hay trato. –me cruzo de brazos, haciéndome el duro.

-Hecho, vamos a por ésa pizza tigre, me muero de hambre.

Y por cosas como ésta, damas y caballeros, es que adoro a mi tía May.

[…]

- ¡Nooo! ¡¿En serio?! ¿Ned? ¿Nedy? ¿Con sus mejillas rellenitas? –pregunta May, mientras caminamos devuelta a su apartamento.

-Te lo juro, no le conocía ése lado… nunca vi a nadie acabarse una docena de tacos tan rápido. Un poco más y creo que le habría dado un aneurisma. –le digo, alzando la mano de forma solemne.

-Madre mía, ¿qué les pasa a los chicos hoy en día? Si siguen así no van a conseguir novia para el baile de bienvenida. –niega con la cabeza, mientras le abro la puerta para dejarla pasar.

Me pongo rígido, pensando rápido para distraerla… si May empezaba a hablar acerca del baile de bienvenida, no voy a acabármela. Gracias a Dios decidí hacerle un berrinche a Steve éste último mes, pero sé que pronto empezarán a fastidiarme para que vaya… y no creo que sea buena idea. No cuando la sola idea de volver a ir me daba estrés postraumático y me hacía recordar que la única persona con la que había ido ya no estaba más conmigo.

-Oye y hablando de la escuela, ¿no has…? –empieza, pero se detiene a revisar el correo. –Dame un segundo, sólo necesito revisar esto…

Me le quedo mirando un segundo.

-May, ése buzón no es el nuestro. Revisar correspondencia ajena es ilegal, ¿sabes? ¿Qué diría Steve de verte quebrantando la ley? –bromeo, mientras nos dirigimos al elevador.

-No, eso ya lo sé, es sólo que siempre recojo la correspondencia de mi vecino… el pobre lleva una semana metido en su apartamento, en verdad empiezo a preocuparme. –me dice, presionando el botón del décimo segundo piso.

Me vuelvo a verla, ahora de veras sorprendido.

-¿Desde cuándo haces buenas migas con los vecinos? La última vez que vine, estabas escondiéndote de la señora Hennesey para no jugar con ella al parchís. –le digo, recordando cómo se fijaba que la pobre anciana no anduviese cerca antes de salir al pasillo.

-La señora Hennesey se mudó hace mes y medio, gracias a Dios… es un nuevo vecino, realmente muy amigable, pero bastante tímido. Creo que es por cómo luce, pobre, con ésas cicatrices por toda la cara. –niega con la cabeza, dejándome helado. –Por cierto, si llegas a toparte con él, no vayas a quedarte mirándole, ¿vale? Le pone incómodo y es de mala educación.

Sale del ascensor, sigue diciéndome algo acerca de la buena educación, pero yo ya no le escucho. No hasta que casi choco contra ella, que desliza un par de sobres debajo de la puerta justo al lado de su apartamento. Me quedó mirando la puerta de caoba, con un 1204 en ella, sin dar crédito. No… no podía ser, ¿cierto? Es decir, ¿cuál es la probabilidad de volverme a topar con él?

-¡Hey! Tierra llamando a Pete, ¿estás bien? –May agita la mano frente a mí cara, trayéndome de vuelta a la realidad. –Venga, no hay que molestarlo, de seguro debe de tener otro de sus episodios… quizá le traiga una magdalena luego.

-May, espera… -le digo, deteniéndome frente al apartamento. Ella me mira, con las cejas alzadas. –Hm, éste vecino tuyo, este… ¿sabes cómo se llama? –pregunto, jugueteando con mi pie.

-Wade… Wade Wilson, ¿por qué? –dice, sus palabras volviéndome hielo la sangre.

Oh, mierda.

-N-No, es sólo que creo que me he topado con él antes. Pero no creo que sea la misma persona, ¿sabes qué? Olvídalo, creo que me estoy confundiendo. –le digo, tratando de no tartamudear.

-Vale, de acuerdo. Vamos dentro, que dejé la ropa fuera y parece que va a llover más tarde. –me dice, encogiéndose de hombros.

Me vuelvo a ver la puerta de al lado, un silencio mortal desde dentro.

Y sacudo la cabeza.

Creo que cuando alguien te apunta con un arma a la sien, está más que claro que no quiere ser tu amigo.

[…]

-Ugh… ya déjalo, Peter. Olvídalo, no seas idiota. –me digo, mirando el techo.

Pero sé que no voy a hacerme caso y sé que no voy a poder dormir por pensar en él.

Wade Wilson. El extraño de las cicatrices.

Quizá no recordase mucho de mis sueños, pero sí puedo recordar su nombre en mi boca cada mañana al despertar. Suelto un suspiro, ¿será una señal? Es decir, han pasado quizá tres… ¿cuatro meses? Ha pasado muchísimo desde la última vez que hablé con el sujeto, y creo que dejó claro que no quería tener nada qué ver conmigo. Pero… May dijo que estaba teniendo un episodio. ¿Un episodio de qué?

¿Un episodio depresivo, quizá?

Me vuelvo sobre el estómago, poniéndome la almohada sobre la cabeza como si eso fuese a acallar mi mente revuelta. Es decir, si el sujeto estaba teniendo un episodio depresivo y nadie había sabido de él en una semana, lo correcto sería ir a revisar, ¿no? Sé por mi experiencia con Gwen que cuando alguien tiene un episodio depresivo muy fuerte, puede… bueno, las personas en un mal estado mental pueden hacer cosas bastante estúpidas. Y peor si viven solos. “Vale, yo no pinto nada allí…” pienso, pero el recuerdo de sus ojos azules, tan lejanos y tristes… Wade siempre me había parecido un hombre solitario, ¿qué tal si no tenía a nadie?

-Maldita sea… ¡está bien! Iré a ver. Pero sólo voy a cerciorarme que siga vivo y ya. –me digo, cogiendo un par las zapatillas y la chaqueta colgada en el respaldo de la silla.

Miro el reloj. 1:52 am, estoy bastante seguro de que May está en el quinto sueño y todavía más luego de toda la pizza y el vaso de vino que se tomó, pero no está demás cerciorarse. Me asomo a la puerta, mirando al final del pasillo y agudizando el oído… la mujer está roncando incluso peor que Steve. Sonrío y cierro la puerta de mi cuarto, echándole el pestillo antes de dirigirme a la ventana… cómo no, tenía que ocurrírseme hacer semejante burrada cuando está cayendo un diluvio fuera.

-Las cosas que hago por tener una mente curiosa… -mascullo, prendiéndome de la pared y dirigiéndome al balcón contiguo, en el que asumo debe de ser el apartamento de Wade.

“Por favor que no tenga seguro, por favor que no tenga seguro…” pido, pasando el carné del instituto por entremedio, pero debo de tener un poco de suerte o Wade simplemente es descuidado porque la ventana que da al balcón no tiene seguro. Sonrío y empujando con cuidado, consigo colarme dentro, varias gotas de lluvia desprendiéndose de mi pelo y chorreando el piso. Oscuridad… oscuridad, oscuridad y más oscuridad. Gracias a Dios que tengo buena visión, porque de seguir teniendo que usar gafas estaría frito. “Madre mía, ¿qué acaso no ha oído de la luz eléctrica? O un buen aromatizante…” pienso, fijándome en dónde piso porque hay porquería regada por todos lados. Definitivamente éste hombre llevaba una semana sin salir de aquí, podía darme cuenta por el reguero en su habitación y el olor a ropa sucia.

Avanzo con cuidado, saliendo a la sala. El apartamento de Wade es exactamente igual que el de May, pero por el amor de Dios que es irreconocible con el montón de contenedores de comida, lastas de cerveza y colillas de cigarrillos tiradas por todos lados. Todo el lugar olía a cigarro y a cerveza rancia, las paredes… “Dios, ¡¿es eso sangre?!” pienso, viendo la mancha en la pared y llevándome una mano a la boca. Oh por Dios, Wade no podría… no estoy demasiado tarde, ¿verdad? Además, May vive al lado, de escuchar un disparo, estoy seguro de que llamaría a la policía. Niego con la cabeza y sigo avanzando, pero todo el lugar es más de lo mismo: Reguero y penumbra. Bueno, eso hasta que me llega el sonido de una regadera, muy débil, a lo lejos y me quedo parado en seco. “Brillante, Parker, simplemente brillante”, pienso, caminando de puntillas y asomándome al lugar del que proviene una luz blanquecina. El baño, la ducha… escucho la ducha corriendo.

Vale, creo que es hora de largarme. El tipo seguía vivo, nada más está tomando una ducha… porque asumo que está duchándose, ¿no? “Carajo” pienso, mordiéndome el labio y mirando sobre el hombro, no muy seguro de que alguien en éste nivel de depresión no intentase a ahogarse. “Carajo. Carajo. Carajo…” pienso, debatiéndome entre si ir a revisar o simplemente largarme porque no debería de estar aquí para empezar. Niego con la cabeza, empezando a encaminarme hacia la ventana, pero soy Peter Parker… obviamente la vida iba a hacerme una putada.

-Sé que estás ahí, ya te vi… -me llega una voz, que bien podría ser la de un zombi desde el baño. Maldigo a todos mis muertos. –Vale, me da igual que te hayas metido aquí, sólo te advierto desde ya que no vas a encontrar nada de valor… ni pienso llamar a la poli.

Me quedo quieto… podría haberme largado sin decir ni pío. Podría haber saltado por la ventana y olvidarme de éste sujeto, pero por alguna razón, quizá porque su voz suena como la de un animal moribundo decido volverme. Suelto un suspiro, consciente de que el tipo me amenazó con un arma la última vez, pero… simplemente no puedo dejarlo ahí. Culpo a Steve y sus métodos de crianza tan nobles, por causa suya es que siempre quiero ayudar a todo el mundo, sin importar cuán hijos de puta sean. Cogiendo aire, me encamino al baño, abriendo la puerta con cuidado y ciertamente Wade está en la ducha, pero la visión que se despliega delante de mí en verdad me rompe el corazón.

Ésa pobre criatura, ¿cuánto tiempo lleva ahí, debajo del chorro de agua fría?

En el momento en que sus ojos azules se fijan en mí persona, me pongo rígido.

Vale, no soy yo debajo de un chorro de agua congelada…

Pero, ciertamente, los ojos de Wade bien podrían pasar por dos pedazos de hielo.

Fríos, duros, distantes.

Muertos.

Y eso, amigos míos, me parte el alma ahí mismo.

POV’s Wade:

Wade parpadeó varias veces, tratando de cerciorarse de que no estaba alucinando. Es decir, se había metido suficiente cocaína como para que le petase el corazón, salvo que él era… bueno, él. Y sin importar qué tantas veces se volará los sesos, o se inyectará heroína o esnifará kilos y kilos de cocaína, jamás iba a morirse. Ni siquiera podría drogarse, de lo contrario no tendría a las cajas chillándole todo el rato, haciéndole su existencia más penosa de lo que ya era.

Salvo por el muchacho que tenía al frente.

Sólo entonces, contemplando los enormes ojos avellana de Peter, el mismo chico que llevaba cruzando su mente día y noche durante el último mes… sólo entonces las cajas se callaron. Sólo entonces se sintió a sí mismo volver lentamente a la realidad. Sólo entonces sintió el frío contra la piel, los brazos todavía ardiéndole mientras sanaban porque se había cortado las venas. Otra vez. No importaba si Peter se había metido a su apartamento, el que estaba hecho una mierda con sangre por todos lados… en ése momento, todo lo que le importaba es que Peter estaba ahí. No importaba el por qué ni cómo, simplemente alguien estaba ahí por él.

- ¿Peter…? –masculló, su voz apelmazada por el castañeteo de sus dientes. Hasta ése entonces, no había notado cuánto frío sentía. - ¿Q-Qué h-haces a-aquí? –tiritó, temblequeando debajo del chorro de agua casi congelada cayéndole encima.

El menor sonrío, pero Wade podía ver el dolor en sus ojos. ¿Dolor por qué? ¿Por él? ¿Por el mismo sujeto que le había apuntado con una pistola a la cabeza? ¿Qué acaso el menor estaba demente? Es decir, Peter era jodidamente inteligente, ¿qué rayos hacía ahí, en medio de la mierda, preocupándose por él?

-Hey, Wade… -susurró, la voz acelerándole el pulso al mayor, como un soplo de vida. –Hm… lamento haberme metido a tu casa, es que… estoy visitando a mi tía, ¿sabes? Vive aquí al lado, y me comentó que vivías aquí y, hm, me dijo que no te había visto desde hace un par de días y…

Wade dejó de escucharle, no porque no le importase el balbuceo de Peter, sino porque en ése momento no podía comprender qué hacía un muchacho tan lindo como Peter en su apartamento. Es decir, todo en ése lugar era incorrecto. Joder, que él mismo era un despojo sin valor alguno, Peter contrastaba en aquel lugar… era como una luz, en medio de su oscuridad. Una luz que le devolvía el sentido de realidad, su sanidad, el poder sentirse medianamente humano.

-… p-pero, ya me iba. Hm, sí, creo que me iré. Seguramente quieras estar solo y…

-No te vayas… -las palabras escaparon de sus labios, antes de poder procesarlas. De hecho, no estaba procesando nada. En ése momento, sólo no quería estar solo. –Por favor, Peter… no te vayas. No quiero estar solo… odio estar solo. –su voz se quebró en la última frase.

Silencio. Seguramente Peter estaba pensando lo egoísta y estúpido que era como para pedirle que se quedase, pero cuando escucho pisadas, se topó con el rostro cálido del castaño acuclillándose a su lado, por un par de segundos, todo lo que aquel par de ojos avellana hicieron, fue observarle. No con asco, como hacían los demás. Ni tampoco con pena, como hacía Weasel o su vecina, que aparentemente era tía del menor a su lado… Peter simplemente le veía como a su igual. Como a Wade, y eso era algo que el mercenario no había tenido en muchísimo tiempo.

-Vale, me quedaré… pero tienes que salir de la ducha, te estás congelando. –el menor miró a su alrededor, soltando un puchero que rayaba en lo adorable mientras decidía algo a lo que Wade era ajeno. –Hm, ¿te gustaría un baño caliente?

Wade lo meditó, no muy seguro de estar escuchando al menor correctamente. A lo mejor, seguía drogado… bueno, si era así, entonces valía la pena estar alucinando con Peter. Y podía darse el lujo de hacer o decir las cosas incorrectas, porque a la mañana siguiente se despertaría sin poder recordar nada sólo para volver a intentar matarse.

- ¿C-Contigo, Pet-Pet? C-Cuándo q-quieras… -guiñó el ojo, sonriendo cuando el carmesí trepó a las mejillas del castaño. Dios, éste chico era tan adorable.

-V-Vale, hm, c-creo que podemos apañárnoslas con e-eso… -tartamudeó, antes de sacudir la cabeza. –pero primero debes salir de ahí, para que pueda prepararte el baño. Venga, déjame te ayudó…

Wade dudó un segundo, pero luego recordó que seguramente estaba muerto o hasta el culo de drogado y dejó que Peter le cogiera sin oponer resistencia. Como es de esperarse, el mercenario no era muy fanático del contacto físico, de hecho, Wade no dejaba que absolutamente nadie lo tocase si no era con algún propósito sexual y eso si la otra persona estaba lo suficientemente intoxicada para no notar su apariencia. Pero, Peter… Peter podía tocarle todo lo que quisiera, era la primera vez que Wade se sentía bien en los brazos de otra persona. Peter era cálido y olía a vainilla, algo extraño dado que era un chico. Wade nada más se dejó hacer, sin decir nada ni oponer resistencia. Es más, debería de decirle a Peter que se regresara a su casa con su tía, que no era bueno escaparse, pero… ¿cuándo ha tenido moral? May era una mujer encantadora, pero ésa noche, Wade estaba seguro de que él necesitaba a Peter más que ella.

El mercenario se sentó en el váter y se limitó a contemplar a Peter mientras éste le preparaba un baño caliente. Joder, que no recordaba la última vez que alguien le preparó nada… bueno, sólo mientras Ness aún vivía y de eso ya hace mucho. La mirada azulina del mercenario inspeccionó minuciosamente al espécimen que se hacía llamar Peter Stark-Rogers. Desde la textura suave de su pelo, hasta el tono color crema de su piel, el montón de pecas doradas regadas sobre la nariz y las mejillas, la forma en que los tendones en su espalda se contraían cuando Peter se movía, su torso fino, la forma en que los vaqueros marcaban ése trasero… definitivamente Dios había hecho todo bien con Peter, el muchacho no era nada más guapo, más bien… era adorable. La inocencia que radiaba de él, la forma en que parecía ajeno a su propio atractivo o las ropas tan sencillas que llevaba, todo en Peter era simplemente… perfecto. Infantil, incluso, pero jodidamente sexy a ojos del mayor.

- ¿Wade? Wade, ¿me oyes? –tan ensimismado había estado en sus propios pensamientos, que Wade apenas y notó que Peter llevaba hablándole durante varios minutos. - ¿Estás bien?

Wade nada más sonrío, de hecho, se río un poco. Vale, había una cosa que no había notado antes de Peter… y era jodidamente adorable.

-Una ranita… -susurró el mayor, picándole las mejillas al castaño. –Aw, Petey, eres tan jodidamente adorable…

Peter rodó los ojos, más no se apartó ni fue capaz de ocultar el rubor rosáceo extendiéndose sobre su nariz.

-Sí, me lo dicen todo el rato… ¿qué pasa con la ranita? –preguntó, no muy seguro de que Wade no estuviese intoxicado. Dada la cantidad de latas de cerveza y las jeringuillas en la bañera, es más que seguro que Wade no estaba en sus cabales.

- ¿Ranita? ¿Qué ranita? ¡Oh! Sí, la ranita… es que pareciera como si tienes una ranita adentro de la boca, y no quieres que se escape. Por eso tienes las mejillas hinchadas todo el rato, así… -Wade infló las mejillas, tratando de imitar a Peter.

Peter pasó del rosáceo al rojo vivo… Tony siempre le había tomado el pelo con eso mismo, siempre le decía que, si abría la boca, la rana Gustavo iba a saltar y a ponerse a cantar, feliz de estar por fin libre.

- ¡No es cierto! ¡No tengo una ranita en la boca! –se quejó el castaño, sin darse cuenta que cuando hacía pucheros sus mejillas se ponían todavía más hinchadas. Wade río, encantado con la expresión del menor. –No te rías, Wade, no tengo una ranita en la boca. Punto.

-Ya, Pet-Pet, no te pongas así… nunca dije que fuese algo malo. Es tierno. Hm… te pareces a Tom Holland. Pero más guapo, y sin el acento. –concedió el mayor, inclinando un poco la cabeza. –Tienes la misma nariz respingona. Poop. –Wade le tocó la punta de la nariz, sonriendo.

El castaño volvió a rodar los ojos, todo el mundo en el instituto le decía que bien podría ser el gemelo perdido del famoso actor británico.

- ¿Cuál acento? ¿Éste acento? ¿Así? ¿Muy inglés? –el castaño le siguió el juego, fingiendo un terrible acento británico. A Peter le daba igual hacer el tonto, si con eso podía hacer reír a Wade.

Peter no pudo evitar echarse a reír junto con Wade, por alguna razón, ver al mayor sonriendo… era una imagen memorable, sobre todo luego de la visión del hombre tan roto que había visto hacía sólo minutos atrás. Estando ahí, en ése baño en medio de la madrugada con el mayor, le hacía sentir… bien. Casi normal, como si fuese un adolescente cualquiera, aunque evidentemente los adolescentes cualesquiera no se meten a casas ajenas y terminan dándose baños de burbujas con hombres drogados. Pero a Peter le daba igual, sólo era consciente de que se sentía bien en compañía de Wade.

-Eres muy lindo, Petey-pie. Muy, muy lindo. –comentó el mayor, dejando de reírse abruptamente y sonriendo al ver el sonrojo en el rostro pecoso del castaño.

-V-Vale, hm… el baño está listo. –comentó el menor, cerrando la llave y con el olor a limones inundándolo todo. Wade ni siquiera sabía que tenía jabón de burbujas. –Hm, tu ropa, está… mojada. Debo ponerla a secar.

Ante las palabras del menor, Wade se quedó de piedra. Ni por un segundo se había detenido a pensar en lo que tomar un baño con Peter implicaba… Baño. Desnudez. Cicatrices asquerosas. Wade apartó la mirada, sintiendo los ojos húmedos. Ni de coña iba a desnudarse enfrente de Peter, seguramente al castaño le entrarían ganas de vomitar al ver su cuerpo lleno de asquerosas cicatrices por todas partes. Y Peter se dio cuenta por la expresión penosa del mayor, era evidente que su apariencia física era una inseguridad muy grande para Wade.

-Puedo cerrar los ojos y darme la vuelta mientras te desvistes, y luego dejas la ropa en el lavamanos para que la ponga a secar. O puedo dejarte que tomes el baño mientras…

-No… quédate. Báñate conmigo. –pidió Wade, cogiéndole de la mano, pero sin levantar la mirada. –No quiero estar solo… -repitió, su voz temblando como la primera vez que mencionó ésa frase.

Peter asintió una vez y se volvió, cerrando los ojos. Wade no hizo nada por comprobar que no estuviese mirando, pero tampoco necesitaba hacerlo: Confiaba en Peter, conocía al menor lo suficiente como para saber que se apegaba a su palabra. Lentamente, el mercenario se puso de pie y empezó a sacarse la sudadera mojada junto a los vaqueros. Lo más rápido posible, evitando verse en alguno de los trozos de espejo rotos que había en el suelo hasta quedar nada más en bóxers… era obvio que, si iban a darse un baño juntos, no iban a estar desnudos, por más tentadora que fuese la idea.

- ¿Ya puedo volverme? ¿O necesitas…?

-Nada más un segundo… -Wade negó con la cabeza, metiéndose a la tina que era demasiado pequeña para su cuerpo, un puñado de agua salpicando todo el piso. –Upsie. Vale, ya está… creo que ésta cosa no está hecha para personas altas.

Peter se volvió, mordiéndose el labio para contener la risa… Wade a penas y cabía en la tina, las piernas sobresalían mientras intentaba cubrirse hundiéndose hasta la altura de la nariz. El castaño se preguntó cómo cabrían ambos dentro, sonrojándose al imaginarse tan cerca de Wade, pero no quiso protestar. En lugar de eso, cogió la ropa y miró los trozos de espejo rotos en el suelo, algunos ensangrentados… era evidente que Wade había usado alguno de ésos trozos para hacerse daño. El solo pensamiento, le causo un escalofrío a Peter.

-Ya vuelvo, no me tardo. –prometió, saliendo del baño.

Si Peter no estaba equivocado, Wade tendría un cuarto de lavado al igual que May tenía uno en su apartamento. El menor se movió entre el montón de latas y basura, prometiéndose que limpiaría todo luego del baño… ninguna persona podía vivir en un espacio tan sucio, y él no iba a dejar que Wade siguiera viviendo en la mugre sin hacer nada. Se dirigió al pequeño cuarto al fondo del apartamento, encontrándose con una lavadora destartalada, pero que para su sorpresa seguía funcionando. Metió no sólo la ropa empapada del mayor, sino que hizo la colada completa, programando la lavadora en el nivel más alto y luego regresó al baño encontrándose con Wade que miraba fijamente la puerta, como un cachorrito aguardando por su regreso. Aquel gesto conmovió al menor y negando con la cabeza, empezó a recoger los trozos de espejo rotos.

-No tienes… está bien, yo puedo…

-No te preocupes, lo tengo. Nada más… relájate y trata de no pensar en nada, ¿vale? Ésta noche yo me haré cargo de todo. –le aseguró el castaño, negando con la cabeza.

Wade se quedó observando de nuevo a Peter, preguntándose qué habría hecho de bueno para cruzarse con un ángel como Peter… era la primera vez en tres años que alguien cuidaba de él, que siquiera se detenía a darle una segunda mirada. Si era por pena o por alguna otra razón, a Wade le daba lo mismo, en ése momento… por ésos escasos segundos en compañía del castaño, daría lo que fuera. Valían toda la pena del mundo. Y el tener a Peter desnudándose enfrente suyo, era la cereza del pastel. Los ojos azules recorrieron el cuerpo del menor de forma hambrienta, memorizando cada detalle de la piel suave de Peter, con algunos golpes y cicatrices aquí y allá seguramente por ser Spiderman por las noches.

-Eres muy bonito, Petey-pie… ¿te lo han dicho? –Wade apoyó la mejilla sobre el brazo, mordiéndose el labio un poco con envidia… joder, Peter incluso tenía la piel bonita y perfecta, a diferencia de él lleno de cicatrices supurantes. –No sé qué haces con alguien como yo, Pete… en serio. nada más mírate... -Wade negó con la cabeza, sintiéndose repentinamente culpable.

-Me doy un baño con un sujeto muy güay, eso hago… hm, ¿te gustaría escuchar música? –preguntó el menor, cogiendo el móvil y revisando su lista de reproducción. - ¿Hay algún género que te guste? ¿O tienes algún artista preferido?

Wade frunció un poco el ceño, tratando de recordar si le gustaba o no la música. Es decir, no tenía un género preferido, de hecho, a veces escuchaba canciones de rap vulgares en su pequeño radio destartalado, pero… tenía la leve impresión de que a Peter probablemente le pondría incómodo escuchar a una afroamericana cantando acerca de culos. “Música… ¿siquiera me gusta escuchar música?” pensó el mercenario, algunas veces le era muy difícil recordar cosas que solía disfrutar, había pasado tanto tiempo desde la última vez que disfrutó algo o su vida no le parecía una mierda.

-Creo que… ¿Céline Dion? Céline Dion canta de puta madre, todo el mundo conoce la canción del Titanic. Es algo emo y eso, pero… creo que me gusta Céline Dion. –se volvió a ver al menor, que nada más sonreía.

-Vale, de acuerdo… Céline Dion es entonces. –Peter presionó el botón de «play» y se volvió, ajustando las luces para que no fuesen tan brillantes y sólo entonces se volvió a ver a Wade. –Hm… ¿cómo…?

Wade se estremeció, pensando en que tendría que estar extremadamente cerca de Peter… Peter, cuya piel pálida era preciosa y libre de marcas junto a él. Wade nada más suspiró y se acomodó, haciéndole un hueco al castaño lo mejor posible. Peter nada más inspiró hondo y metió una pierna en la bañera, luego la otra y se sentó, cruzando los brazos sobre el pecho y con el mayor cuidado de no pegar la espalda al pecho del mayor, no quería tocarle o asustarle de ninguna manera. Por varios segundos, ambos hombres se quedaron quietos, el agua tibia incapaz de quitarles la rigidez de encima hasta que Peter sintió como Wade parecía relajarse, extendiendo los brazos a ambos costados de su cuerpo, casi como si estuviese abrazándole. El menor tragó en secó, forzándose por no contemplar la extensión de piel cicatrizada que se extendía a ambos lados suyos.

-Oye, Pete, hm… ¿puedo preguntarte algo? –susurró el mayor, su aliento chocando contra la nuca del castaño, haciendo a Peter estremecerse… pero no de incomodidad.

-S-Sí, por supuesto… -tartamudeo el menor, recordándose que no debía excitarse, aunque su nuca estuviese cosquilleando allí donde el aliento de Wade le había soplado.

-¿Por qué estás aquí? Digo… ¿por qué te importa si estaba bien o no? La última vez que te vi, me porté como un imbécil. –habló, Peter quedándose rígido cuando sintió un tímido dedo paseándose entre las hebras de su pelo. –Lo siento…

-N-No, está bien, no me molesta… -se apresuró a decir, por alguna razón… la suave caricia del mayor no le molestaba en absoluto. Peter suspiró, consciente de que era mejor ser sincero. –Una vez conocí a alguien que también solía tener, hm… malos ratos. Y sé que nadie merece estar solo, tú me… necesitabas. Y por eso vine, eso es lo que hacen los amigos, ¿no?

Ante la mención de la palabra, Wade se quedó quieto, el agua a su alrededor dejando de agitarse súbitamente. ¿En verdad Peter le consideraba su amigo? Es decir, no es que le molestase estar en la friendzone, pero nunca se esperó que el menor siquiera quisiera su compañía cerca, ni hablar de querer pasar el rato con él por voluntad propia.

-¿De verdad quieres estar conmigo? Digo… ¿yo? ¿Wade, cara de pizza mohosa, Wilson? –preguntó, incrédulo.

-No tienes cara de pizza mohosa, Wade, no digas eso. La forma en cómo luces… no puede importarme menos, eso no te hace mala persona. –Peter se encogió de hombros, frunciendo el ceño ante la forma en que Wade parecía percibirse a sí mismo.

Silencio, Wade nada más meditando las palabras del castaño.

-Pero… ¿y si soy mala persona? ¿Querrías ser mi amigo entonces? –susurró, desviando la mirada, consciente de que era una cucaracha rastrera por mentirle a Peter respecto a su verdadera identidad.

-Hm… creo que mi definición de “malo” y la tuya son cosas muy diferentes. Pero… a menos que hagas un daño directo a mis seres amados o me mientas o hagas alguna cosa así, no veo ningún motivo por el que tengas qué ser una mala persona. –Peter jugueteó con un puñado de burbujas, soplándolas lejos desde la palma de su mano.

“… o me mientas o hagas alguna cosa así”

Wade apretó la mandíbula con fuerza… por supuesto. Nadie quería a un mentiroso cerca, y si Peter supiera que él y Deadpool eran la misma persona. No. No podía permitirse pensar así, de cualquier forma, Peter había… roto con su alter ego, ¿no? ¿Qué había de malo en intentarlo siendo Wade? Era mentir. De hecho, era una cosa horrible, pero en ése momento… Wade estaba seguro de que no podía estar lejos de Peter. No cuando el menor era lo único que le mantenía cuerdo, que le hacía sentir algo parecido a la felicidad. Se mordió el labio, el dilema entre si alejarse ahora o seguir siendo el egoísta de mierda estallando en su interior.

-Tú no me harías eso… ¿cierto, Wade? –la voz del menor le sacó de sus cavilaciones, el tono de Peter tomándole desprevenido… el castaño sonaba tan sombrío. Y vacío, y triste y le desgarraba escucharle así. –Por favor, nunca me mientas… detesto cuando me mienten. Me hace sentir que no soy lo suficientemente bueno para saber la verdad o que los demás creen que no podré con el peso de la realidad, pero… prefiero una verdad cruda y cruel a una mentira bonita y que al final va a lastimarme más… -susurró, casi al borde de las lágrimas.

{Eres un cerdo, Wade. Esto es demasiado enfermo, incluso para nosotras.}

<Tiene razón, hermano, lo que estás haciéndole a Spidey… es muy feo. Y vaya que hemos hecho cosas feas en nuestra vida de mierda.>

Wade se mordió la lengua, conteniéndose de responderles a las cajas y cagarse en todos sus muertos por despertarse a la hora menos indicada… con lo bien que se la estaba pasando a solas con Peter, en paz. Pero el mayor sabía mejor que nadie que mientras él siguiera reviviendo, así también lo harían las cajas.

{You got it, baby!}

<Tan cierto como el que la tenemos dura… cuidado Wilson, si se hace un poco más para atrás, se va a topar con nuestra bazuca calentita y dispuesta.>

El mayor rodó los ojos, pero hizo caso de lo que dijo Amarilla: se hizo un poco para atrás, lo menos que quería era espantar a Peter con veinticinco centímetros de dureza alzándose entre sus piernas. Aún era temprano… no, de hecho, jamás ocurriría. Nunca más volvería a escuchar al chico entre sus brazos gemir y gritar su nombre. Si iba a mentirle a la cara, al menos iba a intentar ser un buen amigo para el castaño.

-Jamás te mentiré… - “Al menos de aquí en adelante, como Wade” pensó el mayor, sintiéndose la peor mierda del mundo antes de carraspear: -sólo si tú me prometes una cosa también.

Peter se revolvió, más no pudo encarar a Wade por lo que sólo se mordió el labio… siempre había sido un hombre de palabra, pero ¿y si Wade le pedía dejarle en paz? Por alguna razón, el pensamiento del mayor alejándole nuevamente, le causó cierto dolor no sólo emocional sino incluso físico. El pensamiento de alejarse de Wade le era casi tan doloroso como el hecho de que Deadpool le había cambiado por Cable… ante el recuerdo, Peter casi sollozó, lleno de dolor ante la pérdida del hombre del que, para desgracia suya, estaba tan perdidamente enamorado.

-Hey, no pasa nada, Petey… ¿dije algo malo? Lo siento si hice algo estúpido. –empezó a disculparse el mercenario, malinterpretando el sollozo del menor con algo que había hecho mal.

-N-No es eso, n-no hiciste nada malo, es s-sólo que… -Peter negó con la cabeza, incapaz de siquiera seguir hablando porque estalló en llanto. De ése llanto amargo y contenido, en el que lloras y lloras y no puedes siquiera respirar. –P-Perdona, se supone que yo debo cuidar de ti y no al revés… ¡Dios! Soy tan gilipollas…

Wade negó con la cabeza y sin decir nada, rodeó al menor entre sus enormes brazos… en ése momento, en medio de hipidos y sollozos histéricos, Peter le parecía tan pequeño, frágil y vulnerable que no quería sino protegerle, aunque él fuese la causa de todas sus penurias. Wade apoyó la mejilla sobre la sien del menor, consciente de que Peter lloraba por causa de Deadpool… el maldito Deadpool, chiflado y mujeriego y cuya bala el menor todavía llevaba al cuello. Wade apretó los labios, queriendo volarse los sesos en ése mismo instante.

{¿Ves lo qué hacemos, Wade? ¿Cuándo vamos a aprender que todo lo que tocamos perece?}

< ¡Conozco ésa referencia! Es de ‘Los Padrinos Mágicos’, ¡EJEM! En fin, esto es jodido Wilson… el pobre parece una magdalena llorando por nosotros, ¿no crees que es momento de dejarle en paz?>

-¿Quieren cerrar la puta boca de una vez? Joder, son un dolor de culo… -masculló el mayor entre dientes, sin poder evitarlo.

Peter se quedó rígido, sorbiendo por la nariz.

- ¿Q-Qué? ¿Con quién hablas…? –inquirió, lentamente recobrando la compostura.

{¡Ja! ¡Ja! Vete a ver ahora cómo le explicas nuestra bella y hermosa existencia a Spidey-poo}

<Esto es lo que pasa cuando mientes peor que Pinocho. Por gilipollas.>

Wade inspiró hondo, consciente de que debía controlarse mejor, pero, ¡joder! Las cajas eran un dolor de culo. De hecho, la autora haciéndole putadas a cada rato era un dolor de culo todavía peor.

-Nada, suelo hablar solo a veces… -masculló, sacándole el dedo a la autora mientras suspiraba. –Pete, tienes que dejar de llevar el peso del mundo sobre los hombros… prométeme que vas a dejar de sentirte responsable por mí y vas a dejar que alguien más te cuide, ¿vale? ¿Pinky promise? –Wade extendió su meñique frente al rostro del menor, esperando.

Peter parpadeó y sólo entonces se revolvió, quedando cara a cara con el mayor, perdiéndose en el azul de sus ojos. Era la primera vez que alguien validaba sus emociones, la primera vez en que el castaño sentía que no tenía que tener todo bajo control, que estaba bien ser… simplemente humano. Desde que aquella araña le picó cuando tenía diez años, Peter siempre había sentido una gran responsabilidad… ésta necesidad de parecer siempre fuerte, de no mostrarse débil ante los demás porque Spiderman debía ser fuerte si quería proteger Nueva York. Pero aquí, metido en una tina con el enigma que era Wade Wilson, Peter se sentía libre para ser él mismo, para sentirse asustado y herido por no ser correspondido. Peter negó con la cabeza, entrelazando su dedo meñique con el del mayor, ignorando el estremecimiento que le sacudió la columna entera.

-Te cuido las espaldas si tú cuidas las mías, ¿vale? –el menor sonrío, perdiéndose en el azul brillante de los ojos de Wade.

-Te cuido las espaldas. –prometió el mayor, refrenando a duras penas el impulso de devorar ésos labios sonrosados.

{Es oficial, debimos haber sido un tumor… digo, nuestra progenitora creyó que éramos un tumor hasta que empezamos a llorar. Qué triste.}

<Nos vamos a ir al infierno. Oh, bueno. Al menos veremos a OJ Simpson y a Michael Jackson ahí, así que valdrá la pena si podemos bailar ‘Thriller’ con rey del pop.>

Wade ignoró las cajas al igual que a la culpa que bullía en su interior.

En ése momento, con ‘My Heart Will Go On’ sonando de fondo, no podía sentir culpa.

Ni siquiera por haberle fallado al mismo chico que le había salvado de sí mismo.

POV’s Peter:

El castaño se dejó caer, totalmente exhausto en el sofá destartalado de Wade, pero se hallaba satisfecho: Había limpiado el apartamento. Bueno, al menos tan bien cómo pudo, ya que no había podido sacar las manchas de dudosa procedencia de las paredes, pero al menos ya no había basura ni ropa regada por todas partes. Peter cerró los ojos, concediéndose unos breves minutos para nada más descansar.

El menor todavía no estaba muy seguro del estado mental de Wade, es decir, por las cosas que había encontrado: las latas de cerveza, las bolsas vacías de cocaína… el castaño no pudo evitar estremecerse de sólo pensar en qué andaba metido el mayor, es decir, había salido de una relación con un mercenario para ir a caer en otra con un posible narcotraficante. Peter suspiró, negando con la cabeza… ¿y si lo que le había dicho Wade era verdad? ¿Y si el mayor en verdad era una mala persona? “No” pensó Peter, en su corazón… muy en el fondo sabía que Wade era nada más un hombre muy, muy dañado. Y no podía evitar el querer ayudarle, querer salvarle de sí mismo y el camino tan oscuro que había escogido.

El castaño se puso de pie, asomándose en puntillas a la habitación de Wade y sonrío, no pudo evitarlo: Wade yacía despatarrado en la cama, roncando y con un brazo colgando a un lado. Luego del baño y haber pasado escuchando música un par de horas más, el mayor había caído en un sueño profundo, eso claro, sólo teniendo a Peter ceñido por la cintura y pegado a su cuerpo. Peter se mordió el labio, en verdad quería ayudar a Wade, y más que nada no quería dejarle solo… se notaba que el mayor había pasado demasiado tiempo solo, pero tampoco quería saltar a los brazos de Wade cuando acababa de dejar las cosas con Deadpool. “¡Argh! ¡Es todo tan confuso!” pensó el castaño, alzando los brazos al aire y sintiéndose completamente perdido.

Peter decidió curiosear un poco, para distraer a su agitada mente. Es decir, aún tenía un par de minutos antes de que May despetará, y la verdad es que sabía muy poco, por no decir casi nada, acerca del sujeto llamado Wade Wilson. El castaño avanzó por el apartamento, de manera despreocupada, pero por más que se esforzó no encontró nada con valor personal: Ni fotos, ni objetos electrónicos ni nada de nada. Era como si Wade se conformase con una televisión vieja y lo que al menor le pareció un radio destartalado. El arácnido negó con la cabeza, es decir, si Wade andaba metido en cosas ilegales, era obvio que no iba a tener nada de valor, ¿cierto? Aun así, la curiosidad de Peter no hacía sino crecer y crecer hasta que terminó en la cocina. Con un puchero, Peter se dejó caer en la pequeña mesa, con sillas desiguales, que chirrió bajo su peso y apoyó la mejilla en su mano, tamborileando con los dedos en la superficie desgastada.

-Eres tan simplemente complicado, Wade… -suspiró, volcando su atención a un extraño maletín de My Little Pony a un costado. Peter sonrío. –Vale, ¿a quién coño…? –el castaño se cortó a mitad de frase, cuando el maletín se abrió revelando sus contenidos. –Hostia puta… -dijo de una exhalación, sus pupilas dilatándose al posarse en las armas que se regaron frente a él.

Peter se quedó rígido como una piedra, temeroso incluso de ver las armas más tiempo de lo debido y que éstas se disparasen. Era la primera vez que podía contemplar a consciencia una pistola, siempre que se había topado con aquellas, era en medio de un robo y con algún tipo apuntándoselas a la cabeza. Tragando grueso, Peter estiró una mano temblorosa, pasando un dedo por la superficie fría de una de las dos pistolas enfrente suyo, sus ojos avellana deslizándose al cartucho con balas a un costado. Vale, que lo que sea que Wade hacía para vivir… era jodido. Y peligroso. Y ni hablar de ilegal, estaba seguro de que el mayor no tenía un registro ni un permiso para tener armas de fuego.

-Un segundo… -pensó el menor, entrecerrando los ojos y cogiendo uno de los cartuchos, vaciando las balas en su palma. –Éstas balas…

Peter se llevó la mano libre al cuello, de dónde pendía aquel familiar objeto, el peso de éste ahora en su palma. El castaño entrecerró todavía más los ojos, la sospecha instalándose en su pecho mientras examinaba la bala. Estaba a punto de darle vuelta, casi seguro de las palabras engravadas con las que iba a encontrarse en el culote de las balas cuando de pronto, el iWatch en su muñeca empezó a titilar, anunciando la alarma que tanto había esperado.

-Peter, tu tía acaba de despertarse. –le avisó la voz de Karen, haciéndole dar un brinco.

-S-Sí, vale…- susurró el menor, apurándose a guardar las armas en el maletín donde las había encontrado. –Joder, ¿qué acaso tampoco tiene papel?

El castaño rebuscó por todos lados, hasta dar con un trozo de servilleta con manchas de grasa, pero eso tendría que bastarle. Cogiendo un boli, empezó a garabatear a toda prisa en la servilleta y se echó a correr hacia la ventana, no sin antes dejar la servilleta en un lugar visible para cuando el mayor se despertase. Peter se detuvo un segundo, contemplando la figura apacible de Wade antes de apretar los labios y saltar por la ventana, trepando por la pared hasta su habitación y dejándose caer con cuidado dentro, el sonido de May en la cocina llegándole a lo lejos. El menor suspiró aliviado, al menos su tía todavía no había venido a revisar que estuviese en su cuarto. Peter se sacó las ropas prestadas a toda prisa, cambiándose a sus propios pantalones de pijama y escondiendo los sweats que Wade le había prestado al fondo de la cesta con ropa sucia. Ya luego se los devolvería.

-Vaya, alguien madrugó. ¿Tienes hambre? Estoy haciendo panqueques. –le dijo su tía, calentando la sartén y batiendo masa para panqueques en un bowl.

Sólo entonces Peter se detuvo, la idea cruzando como una estrella fugaz su mente y sacudiendo la cabeza, se encaminó a uno de los taburetes en la cocina de su tía.

-Oye, May… hm… ¿qué vas a hacer hoy? Digo, ¿tienes algo planeado para que hagamos juntos? –preguntó Peter, como quién no quiere la cosa, fingiendo leer una de las Cosmopolitan de su tía.

May se detuvo un segundo, volviéndose a ver a su sobrino con las cejas alzadas.

-Pues… hoy es el evento de postres de mi iglesia, iba a pedirte si querías venir conmigo y si podías acompañarme al supermercado a comprar algunas cosas, ¿por qué? ¿Tenías pensado salir o algo? –preguntó la morena, echando un puñado de masa en la sartén.

Peter negó con la cabeza, una brillante sonrisa asomándose en su rostro.

-No, para nada, pero… ¿te importa si invito a Wade? Ya me acordé, es el mismo Wade que ayuda a Steve con sus motocicletas y tengo bastante rato sin verle, me gustaría salir con él… ¿qué dices May? –mintió el menor, tratando de fingir tanta inocencia como pudo.

La morena se preguntó de dónde había visto Peter a Wade, pero al ver a su sobrino tan entusiasmado y al ver que éste estaba haciendo una cosa buena por su vecino, no dudó en aceptar.

-¡Por supuesto! No hay problema, Pete, me parece una idea genial. Es más, ¿por qué no le dices que vaya al supermercado contigo? Yo voy a estar ocupada cocinando todo el día, tú ve y diviértete. –le alentó la morena, devolviéndole la sonrisa.

Peter sonrió, tal y como el Gato risón hubiese hecho.

La fase número uno de su plan, estaba en marcha.

Notas finales:

¡BAM!

Pues nada, ése ha sido el cap de ésta semana :3

He de confesaros que ha sido uno de mis caps favoritos de escribir, más porque realmente no hay nada de drama y todo es miel sobre rosas LOL XD Creo que una de las razones por las que me encanta tanto Bocazas, es porque a pesar de que siempre está haciendo bromas y dice malas palabras cada dos por tres (EJEM, igualito a yo XD) es que tiene ése lado vulnerable y un montón de problemas mentales, y creo que se refleja mucho en éste cap. Cómo alguien que también padece de depresión y ansiedad y lo pasó fatal con éstas, creo que me identifico mucho con ésa forma que él tiene de usar el humor y los chistes como una forma de afrontar la vida. Sin mencionar de Petey es un amor, cuidando a su Wade… ¡awwwwwww! Simplemente no puedo con éstos dos, por eso son de mis ships favoritos *¬*

¡ENFIN!

¿Qué créeis de Peter ayudando a Wade? ¿Créeis que ya le cayó el veinte? ¿Será que en próximo cap hay salseo masivo con éstos dos? HAHAHAHA yo y mi complejo de presentadora, pero no puedo evitarlo, me encanta dejarlos picados y qué luego os pongáis a armar teorías conspirativas acerca de lo que va a pasar el siguiente cap LOL XD Y pues, quería agradeceros por siempore apoyarme tanto y tenerme paciencia, sé que con mi condición no actualizo tanto como vosotros merecéis, pero siempre estáis ahí para mí y me dan vuestro apoyo y en verdad no sé cómo agradeceros por eso. Simplemente me hacéis feliz, y no sé si algún día podré repagaros eso, pero prometo tratar de ser más constante y seguir con la historia por vosotros ♥

Y ahora sí, me dejó de tanta mariconería, espero leerlos en los RW’s y saber qué pensáis del capítulo :D Nos estamos leyendo pronto,

¡Un besazo! ♥


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