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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡RIKURAS! ^~^

Vale chic@s, ésta no va a ser mi típica biblia súper happy y my life is a party de siempre, de antemano me disculpo por el tono tan serio de ésta intro, pero debo aclararos ciertas cosas :$

Primero que nada, quiero pediros mis más sinceras y sentidas disculpas. Estoy consciente de que llevo semanas sin aparecerme por aquí y realmente, si hay algo que me parte el alma, es no cumplir con mis promesas. Vosotros sabéis que sóis de las cosas más importantes que tengo en mí vida, y dejarles colgados así… en verdad me hace sentir la más cutre de éste mundo, porque siento que os estoy fallando cuando vosotros no habéis hecho otra cosa sino apoyar mi fic y dejadme RW’s súper lindos todas las semanas. Por haberos fallado, en verdad… lo siento muchísimo, sóis lo que más quiero y de las pocas cositas que en verdad traen alegría a mí vida y lo menos que quiero es prometeros cosas y luego no cunplirlas. En verdad. Perdonadme por eso D:

Ahora, aquí viene la parte menos bonita… la razón de mí ausencia. Para éstas alturas, he tratado de ser súper honesta con vosotros y no es secreto que sabéis el hecho que padezco de anorexia nerviosa, una enfermedad de mierda que lamentablemente, al dejarla tanto tiempo sin tratar, te chupa la vida día tras día. Éstos días he pasado por situaciones personales muy difíciles, sobre todo en mi casa que me han causado un estrés de la hostia… por lo mismo, mí enfermedad “se alimenta” (por ponerlo de alguna manera ¬¬) de situaciones así y pues, sólo voy a deciros que mi peso se vino abajo a pique y la cosa se puso peliaguda.

Actualmente me encuentro internada en una clínica especializada para desórdenes alimenticios, no pueden decirme una fecha exacta en la que me van a dar de alta puesto que, con el bajísimo peso que tengo, estoy en riesgo de sufrir un paro al corazón en cualquier momento. Con esto no quiero asustaros ni que os sintáis mal por mí, sabéis de sobre que lo menos que quiero es usar mí enfermedad como una excusa para victimizarme: Es una mierda, me jode y toca los cojones estar metida en una jodida clínica, pero sé que es por mi bien. Es lo que es, nada más quiero ser lo más transparente posible con vosotros y explicaros la razón de mi ausencia tan repentina.

¡PERO!

Vale, nada de soltar mocos por mí, como os he dicho siempre: mala hierba nunca muere y sé que voy a reponerme, estoy tratando de cooperar con todo lo que los médicos me mandan pese a que me da rabia estar encerrada y estar vigilada todo el rato… pero sé que esto es lo que necesito hacer para volver a estar al menos estable y, obviamente, volver a mis actualizaciones semanales que es lo que más me ha repateado dejar >:(

En fin, sabéis que los quiero muchísimo, mucho más de lo que simples palabras a través de un portátil me dejan expresar y que, mientras siga viva y con fuerzas suficientes, no pienso abandonar el fic ni a ninguno de vosotros. He conseguido ir sacando un par de capítulos de a poco, el problema es que la clínica es muy estricta con eso de los móviles y demás electrónicos, pero gracias a Yisus mi doctora es muy güay y pues me ha dejado usar el portátil aunque sea los domingos y, con los capítulos que tengo escritos, sé que podré actualizar al menos éste domingo y el que viene, aunque a lo mejor no tenga tanto tiempo para hablar con vosotros en las intros y hacer el tonto aunque sea por un rato :(

De nuevo, MUCHÍSIMAS GRACIAS por tenedme tanta paciencia y aguantar mis mierdas, y disculpadme de nuevo por fallaros tanto con las actualizaciones… es que siento como si fuese mi culpa, ¿saben? Que me pongo mal por simple descuido mío y luego os dejo colgados y eso en verdad me repatea mucho, pero bueno, en verdad disculpadme por estar ausente tanto tiempo. ¡OS QUIERO UN HUEVO Y MEDIO! ♥-----------♥ En verdad, a pesar de lo pésima que soy con las actualizaciones, vosotros siempre estáis ahí apoyándome, dándole amorsh anal al fic y dejándome RW’s tan lindos… sea como sea, tened por seguro que yo siempre leo vuestros RW’s y aunque me parta el alma no poder responderos, tened presente que siempre me hacéis el día y me sacáis una sonrisa sin importar la situación con mi salud.

Sóis los mejores chic@s, sé que ya parezco disco roto diciéndoselos, pero es que en verdad… no puedo agradeceros los suficiente por todo lo que hacéis por mí, el mero hecho de que os toméis el tiempo de leer mis chorradas y que me dejen cositas tan lindas… en verdad, le dáis un propósito a mí vida y eso no podré agradeceroslos ni en mil vidas. ¡UF! Vale que me estoy pasando tres pueblos con tanta palabrería y según yo esto no iba a ser una biblia, más bien, me salió un manifiesto de ésos antiguos XD

Os quiero muchísimo, os mando un besazo ♥ y haré lo que pueda para contestaros vuestros RW’s y actualizar como vosotros os lo merecéis… ¡Un besazo! Y ya os dejo de dar por culito y aquí el cap de éste día luego de 84 años >~<

-Capítulo Dieciséis-

“O’Canada”

POV’s Peter:

Peter se esforzaba al máximo por contener los sollozos a raya, pero le era imposible al contemplar el estado en el que el mercenario enfrente suyo se hallaba por causa suya. Apretó los labios y mantuvo la vista fija en sus manos, incapaz de encarar a Deadpool.

-Pete, ya no llores… de verdad, esto no es nada. –le aseguró el mayor, su ceño fruncido al ver al castaño con los ojos hinchados como dos fresas y las mejillas húmedas.

El menor se limitó a seguir con la tarea al frente, pese a lo inútil de la misma: Para éstas alturas, ya estaba embarrado con la sangre del otro hasta los codos y por más que presionase las heridas, la sangre no dejaba de brotar. Al menos por el momento, Peter estaba consciente de que Deadpool sanaría gracias a su factor curativo, pero su mente no dejaba de darle vueltas y vueltas a un solo pensamiento…

¿Por qué lo ha hecho?

El arácnido entendía que a Deadpool le importase una mierda saltar en medio de una balacera, a fin de cuentas, él no podía morir… pero eso no quería decir que fuese menos doloroso verlo chorreando sangre por todos lados, abierto como si fuese un pedazo de queso suizo. Peter suspiró, dejando caer las manos ensangrentadas a los costados, su labio tembloroso mientras otro puñado de lágrimas caían por sus mejillas rojizas.

- ¿Lo ves? Ya he dejado de sangrar, era sólo cuestión de minutos. –volvió a hablar el mayor, tratando de animar al otro que se hallaba con un rostro serio y abatido.

Peter suspiró, pero antes de poderle contestar nada a Deadpool, la luz de los helicópteros que buscaban al mismo hombre que se desangraba a su lado llamaron su atención, poniéndole alerta y listo para huir si es que los agentes de S.H.I.E.L.D volvían a abrir fuego contra ellos. Su corazón se relajó en cuanto escuchó el sonido de las hélices alejándose, ambos a salvo dentro de aquel edificio en ruinas y abandonado.

-No deberías estar aquí, Deadpool… -masculló, sus ojos fijos en el piso polvoriento. –Se suponía que Colosso y los X-MEN iban a cuidar de ti… -apretó los puños, llenándose de repentina ira en contra del hombre de plata.

Deadpool bufó, rodando los ojos debajo de la máscara.

-Venga ya, Baby boy, ¿en verdad te crees que Colosso puede controlarme? No ha nacido el ser humano que va a domar a Deadpool. –le aseguró, pero una mirada a ésos ojos tristones le hizo cambiar de parecer. –Bueno, quizá haya alguien…

Peter negó con la cabeza, poniéndose de pie… no podía permitirse caer en los juegos del mercenario de nuevo, y mucho menos podía permitirse volver a dejarlo entrar en su vida siendo él el responsable de todas sus desgracias.

-Vete devuelta a Canadá, Deadpool… no tienes nada qué hacer aquí. –habló, su voz tan dura como el acero de aquel edificio.

Ante aquello, el mayor se irritó, las cajas saltando dentro de su cabeza.

{P-Pero… ¡¿quién se ha creído que es?! ¡¿Nuestra madre o qué mierda?!}

<Parece que a alguien se le olvidó quién es el pasivo en ésta relación. Enséñale, Wilson.>

-Vale, Pete, ya déjate de estupideces. –disparó, su ceño fruncido por debajo de la máscara.

Peter nada más volvió a negar con la cabeza y cogiéndolo por el cuello del traje, pegó sus rostros hasta que ambos quedaron cara a cara a escasos centímetros. Wade abrió los ojos como platos, puesto que era la primera vez que su arañita se comportaba de manera tan agresiva.

-Vete. A. Casa. –masculló las palabras una a una, su mandíbula tensa. –No estoy para tus locuras, Deadpool… ya no más. Es tú última advertencia, la próxima vez, yo mismo te entregaré a S.H.I.E.L.D.

Y sin más, el menor deslizó su máscara sobre su rostro, disparando una telaraña y alejándose del lugar… dejando a Wade completamente solo, en medio de aquel edificio destartalado y con el corazón y el cuerpo heridos. El mercenario apretó los puños tanto de ira como frustración: Jamás creyó que ocultarle la verdad a Peter fuese a costarle tanto, empezaba a arrepentirse de tener que aguantar que odiase a Deadpool, pero quisiera Wade; estaba en verdad jodiéndole su psiquis más de la cuenta.

{¿Y tú de que te quejas? Si fuiste tú quién decidió inventarse todo éste cuento.}

<Iba a odiarnos de todas maneras, sólo es cuestión de tiempo. Todo el mundo nos odia.>

Y ante aquello, Wade no pudo hacer más que suspirar y dejar caer la cabeza contra la pared, sus ojos cerrados y recordando todo el incidente que había ocurrido hacía sino cosa de minutos…

-Momentos antes…-

Peter se dejó caer sobre el techo de una tienda de conveniencia, su visión ajustándose hasta enfocar las figuras de cinco hombres que se movían dentro del banco. El joven río para sus adentros al darse cuenta de que todos llevaban máscaras de Los Vengadores… es decir, ¿a quién pretendían engañar? No había remedio, cada vez los criminales estaban más tontos. Negando con la cabeza, se preparó para entrar.

- ¿Lista Karen? –preguntó, tronando el cuello.

-Siempre a tus órdenes, Peter. –le aseguró la voz computarizada de la IA.

- ¿Qué tal se ve todo de tu lado, Nedy? –empezó a estirarse, doblando su pierna derecha tras su espalda.

-Sin problemas, la poli ya va en camino y May ni se entera de nada. Todo despejado.

Con un asentimiento, Peter lanzó una telaraña colgándose hacia el Scotiabank y colándose silenciosamente por el techo, trepando por éste sin alertar a los tipos de su presencia en aquel lugar. El traje ajustó la visión, sus sentidos agudizándose para intentar captar qué era lo que hablaban aquellos tipos entre ellos.

-Dense prisa, ¿quieren? Si la poli se aparece por aquí, no vamos a librarla… -hablaba uno, el de la máscara de Thor, con evidente miedo.

-Relájate, con éstas nenas ésos imbéciles no podrán hacernos nada. –le respondió el que supuestamente era Iron Man.

- ¿Y qué tal si se aparece Spiderman? Ése tío siempre se aparece cuando hay líos… -para ser Hulk, seguro aquel tipo era un cagueta.

Peter alzó las cejas, es decir… todo aquello era muy normal, sin embargo, había algo que diferenciaba aquel robo del resto: Los tipos no parecían estar guardándose el dinero, más bien estaban todos enfocados en los monitores de los computadores del banco y aquello atrajo la atención del menor de inmediato. Si no habían venido a robar, entonces, ¿qué hacían allí? ¿Y por qué iban tan pobremente armados? Aquello parecía una especie de chiste, pero uno muy malo y que a Peter no le hacía ni pizca de gracia. Negando con la cabeza, decidió salir de su escondite.

De un salto, el menor se dejó caer en el suelo, cruzándose de brazos mientras los tipos seguían sumidos en lo suyo, completamente ajenos a su presencia en aquel lugar. Peter sonrío un poco, puesto que no había tenido mucha acción qué digamos en los últimos días así que se sentía de humor para jugar un rato con aquellos tipos que, al menos en apariencia, se veían inofensivos. Carraspeó y de inmediato cinco máscaras se clavaron en él, la atmósfera del lugar volviéndose pesada en menos de un parpadeo.

- ¿Saben chicos? Para estar haciendo cosplay de Los Vengadores, en verdad que han hecho un pésimo trabajo. Es decir, ¿Iron Man robándose un banco? ¡Pero si el tío es billonario! –habló, negando con la cabeza. –En fin, debo decir que aprecio el esfuerzo…

De inmediato el que llevaba la máscara de Hulk se abalanzó sobre él, Peter esquivando al tipo con facilidad antes de lanzarle una telaraña y estrellarlo contra una de las paredes. A ése le siguió Thor, que atentó darle un puñetazo que el menor detuvo en seco, ladeando la cabeza para examinar mejor la máscara.

-Te creía más guapo, Thor, ¿por qué tan descuidado? –y sin más, arrojó al hombre contra los computadores, lanzándole una telaraña a una de sus manos, pegándole al suelo.

Cuando se volvió, el Capi se dirigía hacia él. Peter río… le era casi cómico imaginarse peleando con una copia tan pobre de Steve, el sujeto ni siquiera se había molestado en conseguir el escudo de su padre. El castaño estaba a punto de dispararle una telaraña, cuando el “Capi” le disparó un rayo que le retuvo en el aire, dejándolo completamente descolocado.

- ¡Joder! ¡Eres un grosero para ser el Capi América! –intentó moverse, pero sentía todo su cuerpo rígido debido a los efectos del rayo.

El sujeto río, mirándole detrás de la máscara.

-Ya no eres tan chulito ahora, ¿cierto? Veamos a ver si te gusta estar en los zapatos de los demás… -y sin más, el sujeto empezó a estamparlo de arriba hacia abajo.

- ¡Eres… un… maleducado… el Capi… jamás… trataría así… a un ciudadano… americano! –decía, entre golpe y golpe, tratando de mover su cuerpo, pero aquel campo no le permitía hacer nada.

-Peter, ¡¿qué rayos está pasando?! ¡Estás en las noticias, viejo! –habló Ned por el intercomunicador, la imagen de su amigo siendo apaleado dentro de un banco y con montones de billetes volando por todos lados ocupando la pantalla de su ordenador. - ¡Haz algo, Peter, la poli va para allá!

- ¡¿Crees que no lo intento?! ¡Éste tipo…! ¡Mierda! –el tipo lo lanzó contra la pared, el yeso cediendo bajo el golpazo. –Vale, ya me he enfadado… y encima en noche de instituto… -empezó a sacudirse los restos de yeso del traje.

Peter estaba a punto de reincorporarse, cuando aquel campo volvió a rodearle, su cuerpo yendo a rebotar contra un montón de escritorios. Lo que sea que aquel sujeto estuviese haciéndole… era lo suficientemente fuerte para no permitirle pelear contra aquellos tipos, de seguir así iban a escaparse y no podía permitir aquello. Cuando quiso pararse de nuevo, el sujeto volvió a dispararle aquel rayo, reteniéndolo contra un anuncio publicitario, sus músculos contrayéndose de manera penosa debajo de su carne, al parecer la fuerza con la que aquel tipo le había disparado el rayo había aumentado.

- ¡Argh! ¡Karen! –chilló, ladeando la cabeza y esforzándose al máximo por disparar una telaraña.

Un disparo cortó aquella escena, el campo que le mantenía preso desapareciendo al instante, dejándole respirar finalmente… hasta ése entonces, Peter no había notado que aquel campo estaba aplastándole las costillas, haciéndole verdadero daño.

-Vale, ya escucharon a Spidey, nada de peleas en noche de colegio… ¿no es así, Baby boy? –ante el sonido de aquella voz, Peter se quedó helado.

Varias preguntas inundaron su mente: ¿Cómo?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿por qué? Pero no pudo responder a ninguna de ellas, porque de nuevo aquel campo rodeo su cuerpo, aquel sujeto zarandeándolo nuevamente y lanzándolo contra otra pared, salvo que ésta vez Peter fue más rápido y consiguió caer de una pieza, pegándose a la pared mientras sus ojos se clavaban en la figura del mercenario, sentado sobre una montaña de billetes que le saludaba con la mano, como si nada… como si no se suponía que debía estar en la jodida mansión X-MEN y no en Nueva York metiendo las narices en su trabajo.

-Joder, ¿ahora hay dos Spiderman? Nadie nos avisó de eso… -se reincorporó “Iron Man”, yendo a ponerse al lado de “El Capi.”

- ¡¿Oíste Spidey?! Ellos creen que soy tú, ¿no es eso güay? –chilló Deadpool, su tono jovial y descolocando a los asaltantes.

Peter negó con la cabeza, volviendo a concentrarse.

-Déjate de chorradas, Deadpool, tú y yo no somos para nada iguales. –y disparando una telaraña, se columpió del techo, dejándole ir una patada al pecho al supuesto Iron Man antes de volverse hacia el mercenario, que aplaudía como si aquello fuese un jodido circo. - ¡Vete a casa y déjame en paz!

-Vale, ya tuve suficiente de sus tonterías… -habló el tipo que era Thor, descolgándose el arma que llevaba a la espalda y abriendo fuego dentro del banco, los cristales estallando ante el impacto de las balas.

Peter saltó de manera fugaz, lanzándole una telaraña al mercenario y arrastrándolo junto con él detrás del montón de billetes, que de inmediato estallaron cuando el sujeto con la ametralladora empezó a dispararles a quemarropa. El castaño se volvió hacia Deadpool, que seguía mirándole como una fangirl, ajeno a la enorme irritación que su presencia causaba en el menor.

- ¡Mi héroe! – chilló, abrazándole con fuerza.

Por un milisegundo, Peter cerró los ojos, dejándose envolver por el calor tan familiar que le proporcionaban los brazos de Deadpool, más los recuerdos… la horrible verdad no tardó en reventarle el momento, viéndose obligado a sacarse al otro de encima de un empujón, sus ojos llenos de resentimiento debajo de la máscara.

- ¡¿Qué carajos crees que estás haciendo, Deadpool?! ¡No deberías estar…! –Peter dio una voltereta sobre su espalda, esquivando el disparo del sujeto Iron Man. - ¿Qué acaso no te enseñó tu madre a no meterte en conversaciones ajenas? –chilló, irritado y lanzándole una bola de telaraña al hombre, que retrocedió ante el impacto, cayendo al suelo cuando la bola se pegó a su pecho, dándole un choque eléctrico. - ¡Lárgate, o sino…!

- ¡Sino van a hacerte puré, Spidey! ¡No pienso moverme de aquí! –cuando se volvió, se encontró con Deadpool a sus espaldas, moviendo sus katanas de manera inhumana con tal de evitar que las balas fuesen a impactar contra su cuerpo. –Dios, ni siquiera entiendo por qué estás tan enojado, Spidey…

Ambos quedaron espalda con espalda, aquellos hombres atacándoles por los costados. Peter lanzó una bola de telaraña, que ésta vez exploto volviéndose una red y atrapando al tipo con la máscara de Hulk contra la pared dejándole inmovilizado.

-No, ¡qué va! ¿Por qué tendría que enojarme? Si tú eres tan sólo el hombreriego más grande en toda la faz de la tierra… ¡menudo gilipollas! –bramó el menor, lanzando una telaraña hacia un cajón y arrojándolo contra “El Capi”, tumbándolo al suelo.

- ¡¿Whaaaaaat?! ¡¿Quién coño te dijo semejante chorrada?! ¿Ves cómo eres? ¡Todo el tiempo estás juzgándome! –Deadpool sacó su pistola, iba a dispararle al sujeto Iron Man cuando una telaraña le arrancó el arma de las manos. - ¡¿Y ahora qué rayos hice?!

- ¡Nada de armas ni desvivir a seres humanos, Deadpool! ¡Dios! ¡¿es que ni siquiera de eso te acuerdas?! –Peter estaba exasperado, sabía que debía concentrarse en aquellos tipos y no en discutir con Deadpool, pero simplemente no podía contenerse… sentía tanta rabia en contra del mercenario, que le daba igual si estaban en medio de un atraco para gritarle sus cuatro verdades.

- ¡UGH! ¡Nunca me dejas hacer nada! ¡Siempre es lo que tú dices, eres un jodido mandón! –rugió Deadpool, perdiendo la paciencia, a veces Peter podía ser tan jodidamente cabezota. - ¡Ni siquiera son jodidos humanos, son mutantes, genio!

Y dicho aquello, Wade sacó otra de sus pistolas, disparándole al sujeto con la máscara de Iron Man, la bala reventando las cuerdas que sujetaban la máscara en su sitio y revelando a un tipo con lo que parecía ser piel de lagartija y enormes ojos amarillentos. Peter se quedó de piedra ante la visión de aquello, cosa que no le duró mucho cuando “El Capi” se le abalanzó encima, tumbándolo por la espalda y sólo entonces Peter se topó cara a cara con aquel animal: Dientes afilados intentando rebanarle la garganta y enormes garras clavándole un zarpazo en su pecho, arrancándole un aullido de dolor.

- ¡Peter! –chilló Deadpool, soltándole un puñetazo a la lagartija Iron Man antes de apuntarle a la otra, vaciando un par de balas en aquella cosa que retrocedió en medio de chillidos, chispas de mucosidad verdosa cayéndole en el traje al castaño. –Joder, ¿estás…? ¡Eh! ¡¿Qué coño, Pete?! –Wade se sujetó la cabeza, su expresión cabreada clavándose en el arácnido.

- ¡Te dije que nada de desvivir! ¡¿Es qué no sabes hacer otra cosa que no sea matar?! ¡Eres imposible, Deadpool! –chilló, apretando los puños y encarando al mayor.

- ¡Te salvé la puta vida, idiota! ¡Joder! ¡¿Es que nunca se puede quedar bien contigo?! –Wade se guardó el arma, volviéndose a ver a Peter con la misma rabia.

El castaño bufó de manera burlesca.

-Un maldito asesino jamás va a quedar bien conmigo… ¡Ugh! ¡Ni siquiera sé que hago peleando contigo! ¡Lárgate, Deadpool! –Peter hizo amago de empujar el otro, pero Wade le cogió de la muñeca, atrayéndolo hacia sí.

- ¿Hasta cuándo vas a dejar de esforzarte por hacerme quedar como el malo de la película? ¡No estoy con Cable, Peter! Joder, ¡es que pareciera que estás empeñado con que te fallé! –gritó, alzando las manos al aire, frustrado.

- ¡Pero si ya me fallaste! ¡¿cómo coño quieres que confíe en ti si siempre estás ocultándome las cosas?! ¡Te has follado a medio mundo, por el amor de Dios! –Peter sintió las lágrimas escocerle los ojos, aquello estaba saliéndose de control.

-Ehh, ¿Pete…?

- ¡ARGH! –rugió el menor. - ¡¿Y ahora qué, Ned?! –bramó, incapaz de controlar su ira.

-Vale, no te pongas chulo conmigo, nada más iba a decirte que…

- ¡Alto! Ambos… ¡salgan con las manos arriba! –bramó una voz por un megáfono, dejando a ambos enmascarados paralizados justo donde estaban.

Tan ensimismado había estado el castaño en su pelea con Deadpool, que no había notado la docena de patrullas y centenar de oficiales fuera del banco, todos apuntándoles directamente y dejándoles rodeados sin escapatoria. Peter cerró los ojos, queriendo darse de patadas por dejar que sus emociones tomaran lo mejor de sí, especialmente cuando se suponía que debía estar protegiendo a la ciudad. Un estruendo atrajo su atención, lo último que alcanzó a ver fue las colas de aquellas lagartijas perdiéndose dentro de un agujero que ellas mismas habían abierto en el suelo… escapando, quedando libres para dañar a alguien más.

-Maldita sea… -masculló Peter.

-Vale, Pete, tenemos que… -empezó el mayor, poniéndole una mano sobre el hombro a Peter salvo que justo cuando hizo aquello, un infierno de balas se abrió paso ahí, en medio de ambos.

- ¡Deadpool! –chilló Peter, desde el suelo hacia donde aquel lo había arrojado, el mercenario recibiendo el impacto de todas y cada una de las balas.

Ahora sí que quedaba claro quién era el verdadero moustro.

-Presente-

-Hey, Petey, ¿estás bien? –le trajo de entre sus recuerdos la voz de Wade, que se hallaba a su lado, mirándole fijamente con sus ojos azules.

-Sí… no pasa nada. –susurró el menor, cogiendo un sorbo de su refresco.

Wade nada más frunció más el ceño, consciente del por qué, o más bien, el quién aquejaba al menor en aquel instante. De inmediato empezó a sentirse culpable, justo como siempre que su persona y su alter ego chocaban, pero no podía permitirse expresar nada de aquello. Con un suspiro, saltó el muro en el que se apoyaba, sentándose al borde junto con Peter y mirando a la ciudad de noche. Desde aquella primera vez que se habían encontrado en la azotea, se les había hecho costumbre subir aquí todas las noches y charlar mientras se bebían algo o Wade le traía chuches de manera ilegal al castaño.

-No eres muy buen mentiroso, sweetums… siento decírtelo, pero se te nota todo. –habló, echándole un brazo al otro y disfrutando la cercanía. –Venga ya, cuéntaselo a tu tío Wadey.

Peter reventó a reír ante la ocurrencia del otro, una sonrisa apareciendo entre los labios de Wade, que siempre se sentía aliviado y menos culpable cuando conseguía levantarle los ánimos al menor. Luego de un par de carcajadas, Peter suspiró, pasándose las manos por el pelo.

-Vale, te lo diré, pero… no vuelvas a referirte a ti mismo como “tío Wadey”, te oyes como un pederasta, tío. –río un poco, antes de volverse a ver a la ciudad. –Es éste tío, él… Dios, ni siquiera sé cómo empezar a explicar a ése hombre. Creerías que alguien como él no sería un enigma, pero la verdad es que entre más siento que estoy a punto de entenderlo, menos entiendo nada y menos siento que le conozco… -negó con la cabeza, su voz llena de una profunda tristeza.

{No sé qué es peor, si el que sigamos con todo éste cuento, o que haya hecho una referencia de ‘chicas pesadas’…}

<Esto es deprimente, hermano. Y soy yo diciéndotelo, Wade, que soy la reina de la depresión.>

Wade negó con la cabeza, ignorando a las cajas y mirando fijamente a su castaño: Éste parecía en verdad afectado por Deadpool, todo su rostro dejaba entrever toda la frustración y pena que éste le causaba y aquello no hacía sino hacerle sentir más odio hacía sí mismo… se suponía que debía cuidar de Peter, no causarle más estrés del que ya tenía con su doble vida.

- ¿Y qué ocurre con él? ¿Es malo contigo? Porque si es malo contigo, podría patearle el culo por ti. Si quieres, digo… -se rascó la nuca, consciente de que quizá volviese a dispararse a la cabeza luego.

Peter le clavó sus ojos avellana, antes de sonreír.

-No te preocupes, no creo que haga falta, pero… es que… ¿alguna vez te ha gustado tanto alguien que quisieras ser capaz de ignorar su pasado? Y tratas y tratas de ignorarlo, pero el problema es que su pasado es tan horrible que constantemente sientes que jamás vas a ser suficiente… -Peter bajó la mirada, su labio empezando a temblar. –Y luego vienes y te das cuenta de que el tuyo es muchísimo peor, que hiciste daño a ésa persona sin siquiera quererlo y no puedes ni siquiera verles a la cara porque sabes lo qué hiciste… aunque no lo hiciste tú. –el joven empezó a jugar con las mangas de su sudadera, su rostro tornándose más agrio a medida hablaba. –A veces me siento tan perdido, Wade… muchas veces tan sólo quisiera ser normal, aunque ni siquiera sepa lo que ‘normal’ quiere decir.

Wade sintió unas inmensas ganas de coger al otro entre sus brazos, acunarle y decirle que todo iba a ir bien, pero eso lo fastidiaría todo por lo que tan sólo se limitó a apretarle el hombro con cariño, los ojos llorosos del menor clavándose en los suyos en una mirada que le perseguiría por el resto de sus días. Trato de contener el estremecimiento de su espalda lo mejor que pudo.

{Eso. Eso es justo lo que te mereces, por ser un hijo de puta marrullero. Mira bien ésos ojos, Wade, fíjate en lo que les hiciste.}

< ¿Por qué no sólo le dejas en paz, Wilson? Todo lo que haces, todo lo que sabes hacer es joderle la vida… eres en verdad un asco de tío.>

Sin darse cuenta, Wade limpió la pequeña lágrima que se escapó del ojo derecho del menor, su corazón doliendo al ver a su pequeño tan deprimido a causa de su estupidez.

-Quizá no sea el más indicado para decir nada, dado que soy… bueno, malo. –habló, apretando los puños con asco hacia sí mismo. –Pero lo único que puedo decirte es que… a veces el pasado es muy difícil de olvidar, en especial porque es lo que nos hace ser quiénes somos, pero… si en verdad ése tío te quiere, debería aprender a enmendarlo. Y respecto a ti, Petey, te aseguro que cualquier cosa que tú creas haber hecho, no es ni remotamente mala comparada a lo que la mayoría de personas les han hecho a otras. En especial si no fuiste tú quién lo hizo, no tienes por qué repatearte por ello, sólo tienes que tratar de ser lo mejor que puedas y si eso no es suficiente para nadie, entonces que les jodan.

Peter parpadeó, perdiéndose en la forma que los ojos de Wade brillaban al pronunciar aquellas palabras. En todo lo que el castaño llevaba de conocer a Wade, éste siempre le había parecido un tipo de pocas palabras… es decir, sí que hablaba hasta por los codos y era ruidoso, pero nunca decía cosas serias o demasiado profundas. Pero en aquel momento, las palabras de Wade en verdad lograron inyectarle, aunque sea un poquito de calor a su mullido corazón, que sufría constantemente debido a la culpa y a sus sentimientos contrariados por el mercenario. El menor alzó una mano, acariciando trémulamente la mejilla cicatrizada del mayor, observando fijamente su reacción ante su tacto: Asustado al principio, pero relajándose un poco con el correr de los segundos.

- ¿Duelen? –susurró el menor sin pensar, trazando el patrón que formaban en la mejilla del otro.

-No… no físicamente, al menos. Me causan otro tipo de dolor. –Wade cerró los ojos, disfrutando de la leve caricia del otro. –Nunca he dejado que nadie me toque la cara…

Ante aquello, Peter se detuvo en seco, temeroso de haber molestado al otro con su acción distraída.

- ¿Te molesta…? –volvió a susurrar, alzando las cejas confuso.

-No… si lo haces tú, entonces no me molesta. –Wade inclinó un poco la mejilla, presionándola contra la palma del chico cuyo corazón aceleró de golpe.

Por un par de segundos, Peter se quedó quieto, acunando con ternura el rostro de aquel hombre deforme, su corazón galopando dentro de su pecho. Se preguntó lo que debía sentirse tener la apariencia de Wade, ir por la calle y preocuparte de todas las personas que se quedan mirándote, aguantar abusos como los de Matilda, sentirte menos humano simplemente por la manera en cómo luces… y el alma se le cayó a los pies, de sólo pensar en todo el sufrimiento que Wade debía soportar, él solo a diario. “Nunca más” pensó, apretando los labios con firmeza y prometiéndose que jamás volvería a permitir que nadie hiciera daño a Wade, jamás le dejaría soportar otro de sus episodios depresivos solo. Peter no sabía por qué sentía todo aquello por un hombre que no conocía muy bien, pero dado su historial con Deadpool, no le sorprendía en absoluto.

-Hey, ¿podrías subirle un poco? Me gusta ésa canción. –Wade rompió el momento, apartándose y cogiendo el móvil de Peter, en donde sonaba ‘umbrella’.

Peter se río un poco, sorprendido de aquel gusto del mayor.

-Creí que sólo te gustaban Eminem y Lil’ Wayne… -habló, sonriendo cuando Wade empezó a menearse al ritmo de la voz de Rihanna. –Eres un sujeto muy raro, Wilson. Pero admito que ésa canción no es tan mala.

Ante aquello, Wade fingió hallarse verdaderamente ofendido.

-¡Retira eso, Parker! Rihanna es la puta ama, umbrella siempre vivirá en nuestros corazones. –dijo de manera solemne, haciendo reír al menor.

-¡Por favor, Wade! Ésa canción dice ‘ella’ a cada cinco segundos, no tiene puta gracia. –se encogió de hombros, una pequeña sonrisa en sus labios.

-Todos se creen críticos. –habló el otro, subiendo más el volumen.

Ambos volvieron a quedarse en silencio, la canción de Wade llenando el fondo. Sin embargo, no era un silencio incómodo, era de ésos silencios agradables en los que te sientes en verdad cómodo con la persona al lado. Ambos se quedaron contemplando la ciudad a sus pies, sus corazones más cerca de lo que dejaban entrever y, al menos por aquellos minutos, los problemas del menor sin importarle demasiado. Cuando la canción acabó, Wade paró la lista de reproducción en el móvil de Peter y bajó del muro, consciente de la hora.

-Vale, Petey pay, hora de irse… a May no va a hacerle gracia si llegas tarde. –dijo, ayudando al menor a bajar del muro.

-Dios, tú y ella son iguales, parecen mis niñeras. –rodó los ojos, dirigiéndose al elevador.

-Corrección, sweetums: Somos tus niñeras. –bromeó el mayor, dándole un leve empujón en el hombro al castaño.

Peter bufó, pero sin perder la sonrisa y ambos se dirigieron al apartamento del castaño en medio de bromas y empujones. Podría decirse que los Parker habían acogido a Wade en los últimos días, May encantada de tener a alguien a quién engordar aparte de Peter y feliz de ver que su sobrino tenía un amigo con el cuál pasarse el rato en lugar de estar en su cuarto estudiando o jugando juegos de vídeo. Cuando Peter abrió la puerta de su casa y se encontró a su tía sollozando, de inmediato perdió la sonrisa y corrió hacia ella.

-May, ¿qué ocurre? ¿Estás bien? –preguntó, acuclillándose a su lado, sobándole la espalda y volviéndose a ver a Wade que permanecía un poco alejado, no muy seguro de querer molestar a la mayor.

-Estoy bien, pero… -May sorbió por la nariz, sus ojos rojizos a causa del llanto. –Es Benny, Pete, acaba de llamarme y me dijo que tuvo problemas con su visa y no puede regresar a los Estados Unidos.

Peter frunció el ceño y le sobó nuevamente la espalda, consciente de que su tía amaba profundamente a Benjamín y seguramente el que éste no pudiese regresar estaba siendo un golpe muy duro. Por su parte, Wade contempló la escena en silencio, admirando la forma en que Peter se preocupaba por su tía y la cuidaba, era evidente que su familia era lo más importante para el castaño y aquello no hacía sino enamorarse un poco más del menor.

-Vale, ¿y no hay nada que puedas hacer? Es decir, si le embajada allá no quiere ayudarle, ¿no podrías tú hacer algo desde aquí? –sugirió, tratando de darle esperanzas a la castaña.

May de inmediato negó con la cabeza, limpiándose la nariz con un pañuelo.

-Si quisiera tramitarle una visa de fiancée, tendría que viajar hasta Alemania y solicitarla desde ahí… -habló, ya más contenida. –pero de momento no puedo hacer eso, y mi mayor temor es que revoquen sus papeles definitivamente y ya no pueda volver a entrar al país nunca más.

Peter alzó las cejas.

-Vale, ¿y por qué no vas a Alemania entonces? Estoy seguro de que podrían resolverlo muy rápido. –le apoyó el menor, sonriéndole.

May parpadeó, volviendo a sacudir la cabeza.

-No seas ridículo, Pete, para empezar, no tengo el dinero para el billete de avión… y, para terminar, es mi responsabilidad cuidar de ti, no puedo sólo irme y dejarte solo. Tus padres te confiaron a mí. –suspiró, su rostro nuevamente triste.

Peter rodó los ojos, poniéndose de pie.

-Venga ya, May, que no soy un bebé… puedo cuidarme solo, en verdad no necesitas preocuparte por mí. Además, Ben te necesita, sé lo mucho que se quieren. –le recordó, su cerebro tratando de maquinar una idea para ayudar a la castaña.

-Igualmente no tengo dinero para el billete, así que no hay nada que pueda hacer. –se alisó sus ropas, tratando de recomponerse para no preocupar más a su tía.

Peter estaba a punto de protestar, cuando un carraspeo atrajo la atención de ambos.

-Sé que no es asunto mío y no debería meterme, pero si la cuestión es el dinero, yo puedo comprarte el billete, May. Digo, el dinero no es problema para mí, en verdad no me molestaría para nada. –se ofreció el mercenario, sus manos en los bolsillos de su sudadera gris.

{Alguien en verdad quiere impresionar a la tía de Spidey, eres todo un casanova, Wadey.}

< ¡Eres un genio, Wilson! Si la tía se va, eso nos deja el camino libre para pasar más rato con Pet-Pet… sabía que algún día ibas a usar el cerebro para algo.>

Wade se contuvo de rodar los ojos, estremeciéndose ante la expresión de ambos Parker, con los ojos abiertos de par en par y mirándole fijamente.

- ¡Por supuesto qué no! –May fue la primera en oponerse, negando con la cabeza. –Dios, Wade, jamás podría pedirte eso…

-No me estás pidiendo nada, May, soy yo quien quiere dártelo… tómalo como un regalo. –suspiró, desviando el rostro porque odiaba los momentos cursis. –Verás, May, antes de ésta semana… realmente no tenía a nadie, y en éstos días tú y Pete me han acogido como si fuese parte de su familia… nunca antes tuve eso, y de verdad significa mucho para mí. Ustedes dos significan mucho para mí, déjame ayudarte si puedo hacerlo.

Las palabras del mercenario, conmovieron por completo a la castaña, que de inmediato rodeó a Wade entre sus brazos. Como siempre, al principio éste se puso tenso, pero le devolvió el abrazo a May con afecto. Por su parte, Peter se limitó a contemplar la imagen, una cierta ternura atenazándole el corazón ante la visión de Wade y su tía abrazados, feliz de escuchar por propia boca del mayor que se sentía aceptado y querido por ambos… por eso era justamente lo que Wade se merecía: Ser aceptado y querido.

-¡Oh, Wade! Pero si tú eres parte de nuestra familia, no tienes que agradecerme nada. –May se separó, viéndole con una sonrisa.

Peter decidió intervenir. No era que quisiera quedarse solo, era el hecho de que May y Ben estaban en verdad enamorados y sabía que el alemán hacía muy feliz a su tía y para Peter nada valía más que ver a los que amaba felices.

-May, por favor acepta la ayuda de Wade y ve con Ben, seguro que Tony y Steve lo entienden. Además. No estaré completamente solo, Wade puede quedarse a cuidarme si tanto te preocupa. -sonrió, yéndose al lado de Wade que se quedó boquiabierto.

{Vale, más claro, imposible: La arañita quiere follar.}

<Lástima que seamos un despojo de la vida, seguro y se asusta cuando nos vea en traje de Adán, ¿o ya se olvidaron que somos más feos que Pedro?>

-Peter, no puedo pedirle eso a Wade… no te lo tomes a mal, no es que no confíe en él ni nada, es que simplemente no puedo dejarte sin más. Quiero que estés seguro, Pete.

Peter suspiró, paseándose por el living, pensando. Vale, era obvio que May no iba a ceder tan fácil, pero… debía intentar buscar una solución, o de lo contrario perdería a Ben y eso sí que no podría tolerarlo. Ambos mayores se quedaron viendo al menor ir de aquí hacia allá por varios minutos, hasta que May no pudo más.

-Peter, de verdad no hay por qué…

- ¡Lo tengo! –exclamó con júbilo, una brillante sonrisa desplegándose por su rostro. Se acercó a su tía, tomándola por los hombres. - ¡May, lo tengo! –repitió, sin perder la sonrisa. La castaña nada más alzó las cejas, esperando a por el resto de la explicación. –Bucky. –fue todo lo que dijo Peter.

Ante el nombre, May abrió sus ojos con sorpresa y se zafó del agarre del menor, totalmente desconcertada: Qué ella supiera, el ex sargento amigo de Steve y Tony no podían verse ni en estampita, no entendía por qué su sobrino estaba mentando al pelilargo, en especial, porque ella seguía creyendo que el castaño no tenía conocimiento alguno de lo acontecido durante la Guerra Civil entre sus padres y el ex Soldado del invierno.

-¿Qué tiene que ver él con esto? Y, lo que es más, ¿de dónde conoces tú a Bucky, Peter? Ni en un millón de años Tony va a permitir que te acerques ni a dos metros a la redonda de…

-No, no, May, tú no entiendes… -la interrumpió el menor, sacudiendo la cabeza. –Ya no hay mala leche entre Tony y Bucky, de hecho, ambos hicieron las paces hace cosa de un mes cuando Bucky y su novio se metieron a la torre… lo sé, es una larga historia. –rodó los ojos, ante la expresión estupefacta de su tía. –El punto es, que si no quieres molestar a Wade más de la cuenta… -prosiguió, enfatizando la palabra. –Podría llamar a Bucky y a Johnny, estoy seguro de que ellos estarían más que encantados de echarme un ojo. Anda, ¿qué dices?

{Ése es nuestro chico listo, Wadey. Peter es todo un nerd, pero uno que está muy, pero que muy bueno.}

<Pff, ¿qué se estaría pensando Stan Lee a la hora de hacerlo un nerd? Es decir, ningún nerd es tan jodidamente guapo. Y con un culo tan apetitoso.>

Wade nada más asintió, concediéndole toda la razón a la casa y absorbiendo cada detalle de aquel instante: Le fascinaba observar a Peter fuera de su rol de Spiderman, viéndolo como un chico corriente y de buen corazón que siempre estaba haciendo todo lo posible por ayudar a los demás. No tenía que ser un nerd como Peter para saber que, por ése corazón tan puro, era que Peter estaba a su lado.

-Pete, yo… no sé, es que… -May se rascó la nuca, su voluntad empezando a flaquear ante la insistencia de su sobrino y su vecino.

Peter negó con la cabeza y de inmediato cogió el móvil, buscando el número que Johnny Blaze había guardado entre sus contactos. Su rostro se iluminó cuando reparó en un número guardado bajo el nombre «Mr. Badass» con el emoji de una pequeña calavera al lado.

-Nada, nada… mejor vete a hacer las maletas, May: Tienes a un novio al que ir a rescatar. –anunció, pegándose el móvil al oído y esperando pacientemente a que le cogieran la llamada.

Casi al cuarto timbrazo, una voz rasposa y que parecía estar desperezándose al otro lado le atendió, haciendo que la sonrisa nuevamente se ensanchara en su cara.

- ¿Diga? –masculló Blaze, obviamente todavía adormilado.

Peter tan sólo sonrío por unos segundos antes de contestar.

La fase dos de su plan, estaba ahora en marcha.

[…]

May se volvió a ver una vez más al extraño cuarteto a sus espaldas, todavía no muy segura de cómo Tony… bueno, no Tony, más bien Steve había accedido a aquello, pero por teléfono el rubio le había asegurado que podía fiarse de Bucky y él confiaba en que él cuidaría de Peter con su vida. «Conozco a Buck prácticamente desde que estaba en pañales, May, él va a proteger a Pete con su vida» le había asegurado, ni una gota de duda en su voz ronca. La castaña suspiró, consciente de que seguramente eran sus nervios jugándole una mala pasada, las últimas dieciocho horas de le habían pasado en un borrón.

-Vuelo número 572, con destino a Múnich, por favor abordar ahora mismo. –habló la galante voz de una mujer por los altavoces, May suspirando de alivio al haber llegado casi a duras penas para montarse al avión.

Se volvió hacia su sobrino, que le miraba con aquella expresión suave y aniñada en su rostro, una pequeña sonrisa en sus labios y sus ojos brillando de pura emoción por su tía: Aquel chico haría lo que fuera con tal de que su tía fuese feliz, incluso mandarla él mismo rumbo a Alemania para ayudar a su novio con sus papeles de ciudadano americano.

-Vale, creo que ya debo irme… Peter, prométeme que vas a estar bien y a tener mucho cuidado, ¿vale? –su tía lo atrapó entre sus brazos, abrazándole con fuerza.

Peter le devolvió el abrazo, hundiendo el rostro en su cuello y consciente de que su tía se refería a su vida como Spiderman. May quizá hubiese aceptado a regañadientes el hecho de que su sobrino se expusiera todas las noches, pero eso no quería decir que no se preocupase todos los días de que algún lunático fuese a hacerle daño.

-Lo prometo, May, vete tranquila. El tío Bucky va a cuidar de mí. –trató de calmarla el menor, más May sólo pudo abrazarle con más fuerza.

-Sólo serán tres días, si no consigo ayudar a Benny desde Múnich, tendré que apañármelas aquí. –le aseguró, consciente de que incluso tres días era un tiempo demasiado largo para dejar a su sobrino solo.

-Última llamada para los pasajeros del vuelo 572. Repito: Última llamada. –repitió la mujer por el altavoz, cortando así aquella despedida.

-No te preocupes May, mi Pandita y yo nos haremos cargo. Pete está en buenas manos. –le aseguró Johnny, cuyo estilo punk no terminaba de convencer del todo a la mayor.

Bucky nada más rodó los ojos, levemente sonrojado y se sacudió del agarre de Johnny, cogiendo las manos de la castaña entre las suyas y sonriéndole tímidamente. Vale, quizá May no pudiese fiarse mucho del sujeto rubio con un beanie a lo Jughead Jones, pero sí que podía fiarse de Bucky cuyo rostro era serio y denotaba una gran madurez. Y Wade… definitivamente que May confiaba en Wade a pies juntillas.

-Le prometo cuidar a Peter con mi alma, May, de verdad: Puede irse tranquila. –habló el pelilargo, con sumo respeto y recordándole muchísimo al mismo Steve con su acento de los años cuarenta.

May asintió, dándole un apretón y finalmente se volvió hacia Wade, que permanecía apartado y con la capucha cubriéndole el rostro. May le sonrío, abrazándole, salvo que ésta vez Wade le devolvió el abrazo con confianza y no con recelo como hacía antes.

-En verdad no sé cómo podré pagarte esto, muchas gracias Wade… mantén a salvo a mi sobrino, ¿vale? Confío en ti. –le susurró la mayor al oído, dejándole helado ahí mismo.

Nadie nunca había confiado en él. Es decir, Weasel y Al confiaban en él, pero era tan sólo a medias ya que sabían lo infantil e irresponsable que podía llegar a ser debido a su locura. Y luego estaba Ness… Ness había confiado en él, y no había siquiera qué decir de cómo había acabado aquello.

{Aw, venga ya, Wadey… ella confía en nosotros. Es decir, si tan sólo supiera, pero al menos alguien no nos crees unos reverendos idiotas.}

<Terrible decisión, la verdad. Probablemente si supiera que queremos meternos en la Spidey cueva de su sobrino, no nos estaría diciendo eso.>

“Váyanse al diablo” pensó Wade, rodeando a May con fuerza y asintiendo.

-Te lo juro, May. –prometió solemne: Nadie le haría daño a su pequeño, no mientras él viviera, y Wade era inmortal.

May se separó, sus ojos lacrimosos y negando con la cabeza cogió su pequeña maleta y trató de sonreír, encaminándose hacia el lugar donde debía abordar su vuelo.

- ¡Los veré en tres días, chicos! ¡Pórtense bien! –gritó, lanzándoles un beso a los cuatro antes de perderse dentro de los controles de seguridad.

Johnny dejó salir un suspiro, estirándose un poco como si estuviese exhausto.

-Vale, ¿crees que me ha salido bien? ¿podemos adoptar un bebé ahora? –se volvió hacia el pelilargo, mirándole con ojos de cachorrito.

-Sigues a prueba, Blaze, todavía sigues siendo un crío. –le dijo el otro, dándose media vuelta para dirigirse al parqueadero.

-Aw, venga ya Pandita, no seas así… -corrió el rubio tras su novio, haciéndole pucheros para que accediera su petición.

Peter río, caminando un par de pasos por detrás de la pareja, divertido de ver cómo Johnny trataba de convencer por todos los medios a Bucky de adoptar un crío. Claro que el ex sargento se mantenía reacio a la idea, más que todo por miedo a que su enmarañada mente se disparara de nuevo y acabase por hacerle daño al pequeño. Aquello a Peter le causaba cierta tristeza, porque aunque tenía poco de conocer a aquel par, estaba seguro de que serían buenos padres: Johnny siendo el papá güay y divertido, mientras que Bucky sería más o menos como Steve. Bueno, quizá menos estricto, Bucky siempre se la pasaba bromeando.

-Vale, ¿y ahora qué sigue? ¿Van a quedarse en el apartamento de May? –le habló la voz ronca de Wade a un lado, despabilándole.

-Bueno, no exactamente. El tío Buck y Johnny quieren irse a vivir a Canadá, ya sabes, Logan les ha convencido de que es un buen lugar y eso. –explicó, encogiéndose de hombros. –Así que me han invitado a pasar el fin de semana con ellos en Montréal, en la cabaña que tienen ahí.

Wade se tensó… si planeaba cumplir su promesa a May, no podía dejar ir a Peter solo. Vale, que sus tíos podrían cuidarle, pero… era más egoísmo por su parte de no quedarse solo, tan apegado se había vuelto a la compañía del menor ésta última semana, que tres días le parecían una eternidad sin escuchar su voz o verlo haciendo los deberes en la sala, con todos sus libros desparramados por el suelo y mordiéndose el labio de ésa forma sexy cada vez que estaba concentrado en resolver problemas de cálculo.

-Hm, ya… -fue todo lo que dijo, no quería sonar pesado, no quería dejar entrever cuánto deseaba la compañía del menor: Aquello no era sano y podría fastidiar su relación con el castaño.

-No te preocupes, hombre… -Peter le dio un pequeño empujoncito en el hombro, sonriéndole. –Ya hablé con ellos y no tienen problema alguno con que vengas, estás más que invitado.

Wade le devolvió la sonrisa, aunque por dentro las alarmas se dispararon: Había una buena razón por la que había salido huyendo de Canadá, no sólo por el hecho de darle caza a Francis, sino más bien porque su tierra natal estaba impregnada de malos recuerdos, de las memorias de Ness y todo aquello que lo había hecho perder la razón en primer lugar. El sólo pensamiento de regresar a todo aquello, bastaba para ponerle los pelos de puntas, y aquello ya era mucho decir considerando que él no le temía prácticamente a nada. Miró al menor…

Vale, quizá le temiera a una cosa.

{¡Puaj! ¿Desde cuándo nos volvimos tan cursis? Toda ésta mierda sentimental me está dando diabetes.}

<Aw, déjale en paz Blanca, yo me lo estoy pasando pipa. Esto es mejor que las telenovelas mexicanas que pasan en Univisión.>

-Y… ¿qué va a pasar con Spiderman? ¿No se supone que tienes que vigilar siempre a la ciudad? ¿Y el colegio…? –empezó, frunciendo el ceño al darse cuenta que ya sonaba como un adulto amargado.

Peter nada más se río.

-Venga, Wade, ¿desde cuándo te convertiste en mmi nueva tía May? La pobre no lleva ni una hora lejos y tú ya quieres ocupar su lugar. –le sonrío, haciendo estremecer a su corazón. –Lo tengo todo bajo control, Bucky llamó al instituto para que pueda faltar hoy y siempre tengo planes de reserva en caso de que ocurra una emergencia cuando no estoy.

Wade asintió, deteniéndose de golpe cuando llegaron al coche y cierto ex soldado le clavó sus ojos grises. El mercenario se estremeció, puesto que era la primera vez que interactuaba con el ex novio del Capi América.

-Vale, tú… ¿eres su novio? –preguntó, de manera directa y sin rodeos.

Las cajas reventaron a reír a carcajadas dentro de la cabeza de Wade, arrancándole a éste un gruñido de fastidio que Bucky malinterpretó de inmediato. Para cuando vino a darse cuenta, el pelilargo lo tenía sujeto por el cuello de la camisa y le miraba de forma asesina, dejándole momentáneamente confuso.

{¡Vale, vale! ¡Sólo fue una vez, lo juro! Y quizá sean más, si Wade se pone en algo.}

<Serás tonto, Wilson, debimos haber escogido a éste tipo en vez de Cable. Éste está más bueno.>

- ¡Tío Bucky, él no es mi novio! –saltó el menor entre ambos, tratando de arrancar a su tío del cuello de Wade. –No pasa nada, Wade y yo sólo somos buenos amigos. –le aclaró, alzando ambas manos.

{¡FATALITY!}

<Vale… acaban de mandarnos derechito a la friendzone.>

Wade dejó caer las comisuras de los labios en una mueca triste. Vale, que quizá Peter no lo había dicho con otra intención, pero aun así… aquellas palabras causaron cierto escozor en el mayor, que trató de sacudirse la incomodidad a toda prisa.

-Ya Pandita, no te pongas así… -Johnny rodeó a su novio, sobándole la espalda. –Seguramente son sólo amigos con derechos y no quieren hacerlo formal, ya sabes, hoy en día los críos…

-¡Por supuesto que no! Dios, sólo somos amigos. A-M-I-G-O-S. –deletreó el menor, sonrojándose hasta las orejas. -¿Quieren calmarse? Ya están peor que Steve y Tony…

- ¿Entonces debo asumir que ellos están enterados y aprueban esto? –enarcó una ceja el pelilargo, sonriendo cuando Peter se quedó en shock ante sus palabras. –Lo que me esperaba…

-Vale, señor… hm, Bucky. –empezó Wade, consciente de que tenía boca y podía salvar su pellejo él solito. –Entiendo su preocupación, pero le aseguro que no tengo malas intenciones con Peter, simplemente el cuidarlo como le prometí a May. No se preocupe por nada.

{Ew. ¿Desde cuándo somos tan educados? Ya no te reconozco, Wadey.}

<Estoy profundamente decepcionada de ti, Wilson. Creí haberte enseñado mejor, ésa boca necesita estar más sucia.>

Wade se contuvo de resoplar con exasperación, a veces, las cajas le irritaban sobremanera. Más que todo porque siempre estaban metiendo las narices en todo y nunca podía disfrutar a gusto de los momentos con Peter sin éstas soltando inuendos sexuales a cada cinco segundos.

{¡Hey! A nosotras no nos eches la culpa, fue Stan Lee quién nos creó así.}

<Además, es lo que nos hace geniales. Todos los fans nos quieren porque somos unos bocas de camionero.>

-Vale, pero los estaré vigilando… -Bucky entrecerró los ojos, metiéndose al coche.

Wade nada más rodó los ojos y Peter suspiró, muerto de vergüenza.

-Wade, lo siento, no sabía…

-No importa, Pete, no puedo decir que no lo entiendo… si tú fueras mi sobrino, no dejaría que nadie te volviese a ver. –respondió el otro, encogiéndose de hombros.

Peter se quedó un momento ahí parado, descolocado por las palabras de Wade.

«No dejaría que nadie te volviese a ver»

Sin saber por qué, aquellas palabras le hicieron sonreír y rápidamente subió al coche de sus tíos, sentándose en el asiento trasero junto con Wade. El mercenario se acomodó lo mejor que pudo, muchas veces su metro noventa le causaba problemas cuando intentaba sentarse en la parte trasera de los coches y no podía permitirse ir todo doblado cuando le esperaban al menos ocho horas de camino de aquí a la frontera de Québec.

-Vale, pasaremos por un 7-eleven para comprar choches para el camino y refrescos. Pete, ¿trajiste todo? –preguntó Bucky, mirándole por el retrovisor.

El menor asintió: Antes de salir de casa había empacado una maleta con su neceser de baño y ropas. Y también se había tomado la molestia de armar una maleta para Wade, cuando éste ayudaba a empacar a su tía. El mayor le miró, tratando de decirle con la mirada que aparte de la ropa que traía encima y su tarjeta de ciudadanía en su cartera, no traía nada más.

-No te preocupes. –Peter le apretó la mano, guiñándole un ojo.

- ¿Debería empezar a preocuparme porque te metas de forma ilegal a mi casa, sweetums? –Wade enarcó una ceja lampiña, sonriendo de medio lado.

-¿Sabes? Para ser sólo “amigos” … -Johnny puso comillas en la palabra. –en verdad que son muy tiernos. Los shippeo. –les hizo la ceña de un corazoncito con las manos.

-Deja de darle ideas, Johnny, Wade es muy mayor para él. –Bucky miró hacia la calle, cambiando de carril.

Peter nada más rodó los ojos, tratando de que sus tíos no le dejaran más en vergüenza o, al menos, tratar de ignorarlos lo más posible durante el camino. Cogió su mochila y rebuscó entre éste hasta dar con sus auriculares, poniéndose uno en un oído y pasándole el otro a Wade que le miró fijamente mientras éste rebuscaba una canción en su móvil.

-Vaya… hasta que al fin pones algo bueno. ¿Te gusta The Clash at Demonhead? –preguntó, los acordes de Black Sheep sonando en su oído derecho.

-Me fascinan, son mi banda preferida. Me gustaría ir a un concierto suyo, pero nunca han hecho una presentación aquí en Nueva York… -el menor frunció el ceño, dejando caer la cabeza en el hombro de Wade.

Bucky le dirigió una mirada al mayor por el retrovisor, sin embargo, no dijo nada. Quizá porque a pesar del aspecto huraño y algo atemorizante del mayor, no había visto ningún indicio de que éste quisiera propasarse con el hijo de su mejor amigo. Más bien, había cierta adoración… cierta ternura cada vez que el mayor posaba sus ojos azules en la figura del castaño.

Casi de manera involuntaria, Wade rodeó a Peter con un brazo, atrayéndolo hacia sí mientras miraba por la ventana, su pecho cerrándose con pánico al pensar en que pronto tendría que cruzar la frontera.

Estaba por demás decir, que el Wade que había abandonado Canadá y el Wade que vivía ahora en Nueva York, ya no eran siquiera persona.

Ya no tenía, siquiera, el mismo rostro.

[…]

“I'm waking up to ash and dust
I wipe my brow and I sweat my rust
I'm breathing in the chemicals…”

Wade se volvió a ver a Peter, que yacía profundamente dormido sobre su hombro. Luego de tres horas en el coche, entre bromas de Johnny y miradas furtivas de Bucky, el sueño le había dejado fuera de combate. “No es de extrañarse” concedió el mayor, observando las casi imperceptibles ojeras lilas, como hematomas, debajo de los ojos del joven. Seguro el ser Spiderman y el aparentar ser un adolescente normal, debían dejarle exhausto sin mencionar que seguramente era el mejor estudiante de todo su colegio, con las mejores notas.

“I'm breaking in, shaping up, then checking out on the prison bus
This is it, the apocalypse…”

Wade, a como pudo, sacó su móvil tratando de moverse lo menos posible para no despertar al menor. Decidió que, si iba a pasar un fin de semana de “vacaciones” con Peter, lo mejor que podía hacer era tratar de agradar al castaño. Con una sonrisa, tecleó en el buscador de su móvil conciertos, ya fuera de Imagine Dragons o The Clash at Demonhead, las dos bandas favoritas de Peter que estuviesen próximos a ser. Quizá Bucky accediera a dejarles ir hasta Toronto, al Air Canada Centre que era donde siempre tocaban aquellas bandas.

-Te gusta, ¿a qué sí? –le interrumpió cierta voz rasposa, haciéndole alzar la vista del sitio de tickets que revisaba minuciosamente.

Miró al retrovisor, en donde los ojos grises de Bucky le miraban fijamente, ya no con recelo y hostilidad, sino más bien con pura y genuina curiosidad.

{¿Gustarnos? ¿A nosotros? ¡HAHAHAHAHA! Sólo lo stalkeamos en Facebook, Instagram, Snapchat y espiamos su WhatsApp de vez en vez… o todos los días.}

<Chúpense ésa, FBI, nadie nos gana a ser acosadores profesionales.>

-No sé de qué… -empezó, negando con la cabeza, más Johnny no estaba tragándose aquel cuento.

- ¡Venga ya, Wade! ¡Si se te nota a la legua! Tienes suerte de que ése chico sea tan despistado, hay que ser imbécil para seguir creyéndote su amigo. –el rubio rodó los ojos, echándose un puñado de cheetos a la boca.

De nuevo desvió la vista a los ojos grises de Bucky, que nada más se encogió de hombros.

-A mí no me mires, yo sólo soy su tío… es a Tony y a Steve a quiénes tienes que convencer. Y siendo mayor que Peter, no creo que vayan a estar muy de acuerdo. –le dijo, encogiéndose de hombros y volviendo a concentrarse en la carretera al frente.

Wade se volvió a ver al chico que descansaba contra su costado, su corazón contrayéndose de forma dolorosa ante la cruda realidad: Ni de coña los padres de Peter permitirían semejante locura, no sólo porque le llevaba a Peter diez años, sino porque ninguna persona en su sano juicio accedería a dejar salir a su retoño, más aún: uno tan lindo como Peter, con un moustro deforme como él. Lo que era más, ¿qué coño hacía él siquiera considerando aquello? ¿Acaso no se había prometido no cagarla como Wade? No podía permitirse pensar así, si quería disfrutar de la compañía de Peter, tenía que sacarse aquella chorrada de la cabeza.

{Lo dices como si fuésemos a dejar de sabrosearnos ése culito cada que podamos…}

<No deberías, pero los sueños son gratis. Al menos puedes seguirte mintiendo a ti mismo.>

-Igual jamás va a pasar. –sentenció, su corazón volviéndose pesado ante aquellas palabras. –No soy lo que él necesita, puedo vivir siendo su amigo a fastidiarlo todo y que se aleje de mí. Ya es un milagro que quiera pasarse el rato conmigo, sería una locura que también gustase de alguien como yo.

Ambos mayores le miraron fijamente, ambos sintiendo el dolor del mercenario. Era obvio que sentía un gran odio y repudio hacia sí mismo, ésas cicatrices no se lo hacían fácil. Johnny le lanzó un cheeto, a su manera tan única de darle apoyo.

-Hey, no digas eso… Pete es un chico con buen corazón, seguramente se la suda el cómo te veas. –le aseguró, sonriéndole de forma triste.

Wade estaba a punto de decirle que dejase de mirarle como a un cachorrito pateado, cuando a lo lejos empezó a asomarse el control de seguridad. De inmediato, Wade se puso rígido: aquel era justo el momento que había estado temiendo, estaba seguro de que los oficiales de inmigración no iban a dejar pasarle tan fácilmente. Sintió que su respiración se hacía más pesada, despertando al menor cuando ésta empezó a golpearle el rostro y hacerle cosquillas en la nariz.

-Ñgh… ¿Wade? ¿Qué ocurre? –preguntó, restregándose el ojo mientras se reincorporaba.

El mercenario se halló incapaz de responder, el pánico en sus venas le había secado la boca. Tenía miedo, miedo de volver a enfrentarse con el país del que con tanto esfuerzo se había olvidado. Canadá era como su propio infierno personal, los mismos demonios del pasado esperándole, al acecho para volverle a recordar toda la mierda que había causado con su mera presencia allí. Sin darse cuenta, había empezado a apretar con fuerza el asiento, empezando a rasgarlo con su fuerza súper humana.

-Wade, tranquilo… -Peter le cogió la cara, forzándole a verle. –Tranquilo, no dejaremos que nada malo te pase, te lo juro. –le prometió, sus ojos avellana llenos de determinación.

- ¿Qué le pasa? ¿Acaso no tiene pasaporte? –preguntó Johnny, viendo fijamente al mercenario mientras avanzaban lentamente en la fila de coches esperando cruzar el borde entre ambos países.

-No, no es eso. –Peter negó con la cabeza, cogiendo al mayor de la mano y sobándole los nudillos con cuidado. –Creo que le pone nervioso enfrentarse a los oficiales, ya sabes, por su… -Peter no supo cómo continuar, no quería hablar de Wade como si éste ni siquiera estuviese presente.

Bucky y Johnny entendieron de inmediato: Wade ya no lucía como en las fotos de sus documentos, por eso estaba tan asustado, porque no quería tener que bajarse del coche y explicarle a cientos de oficiales por qué su apariencia había cambiado tan drásticamente durante los últimos tres años.

-Eso es, respira… tranquilo, Wade, estamos aquí contigo. –le consolaba el castaño, su corazón contrayéndose de dolor al ver al mayor en tal estado.

{Eso es lo que te sacas por meter las narices donde no te llaman, Wade. Eres un burro.}

<Vale, ¿y ahora qué idiota? ¿Qué vas a hacer cuándo se enteren de todo tu historial delictivo?>

Mierda.

El maldito récord… lo había olvidado por completo. Una cosa era ser un mercenario prófugo de la ley en los Estados Unidos y, otra muy distinta, era cuando la poli ya te tenía en su base de datos. Desde los quince años hasta los veinticuatro, Wade había sido arrestado más veces de las que podía acordarse y por cargos que iban desde robo agravado hasta… bueno, haber asesinado a un oficial en un tiroteo. Y Peter iba a saberlo todo, iba a odiarle, iba a dejarle por ser un ser humano horrible y despreciable, por no ser otra cosa que un criminal con un historial delictivo igual de largo que su historial de personas con las que se había acostado. El mayor trató de recordar todos los cargos, pero antes de darse cuenta, ya se encontraban delante de la caseta del oficial.

-Bon après-midi, est-ce que je peux avoir votre passeport s’il vous plaît? (Buenas tardes, ¿me permiten sus pasaportes, por favor?) –dijo, en perfecto francés, dado que Québec era la provincia donde predominaba la población Francesa en Canadá.

De inmediato, Bucky, Johnny y Peter le entregaron sus pasaportes, comprobando así que todos eran ciudadanos americanos y tenían accedo al país canadiense. El oficial clavó sus ojos en Wade, que permanecía de perfil, su rostro fuera de vista y cubierto por la capucha de su sudadera.

-Jeune homme est-ce que vous pouvez enlever votre capuchón? Et montrez-moi votre passeport. (Caballero, retírese la capucha y muéstreme su pasaporte, por favor.) –demandó el oficial, devolviendo los documentos de los otros tres.

-Wade, tranquilo… todo va bien. –le susurró Peter, apretándole la mano por debajo del asiento y queriendo con todas sus fuerzas poder tomar el lugar de Wade.

Éste nada más suspiró y lentamente, se sacó la capucha, develando su rostro. Cuando se volvió a ver al oficial, éste se hallaba con los ojos abiertos de par en par y con el rostro pálido. Peter apretó los labios, enfureciéndose ante la reacción tan poco profesional de aquel.

-Mon Dieu… -susurró aquel hombre, cubriéndose la boca de puro horror antes la apariencia tan asquerosa de aquel hombre, sus cicatrices cubriéndole cada milímetro de piel.

Wade trató de mantenerse lo más impávido que podía, consciente de que debía ser fuerte para no preocupar más a Peter. Con manos levemente temblorosas, cogió su billetera de su bolsillo trasero y rebuscó por el carné de su ciudadanía, pasándoselo al oficial sin decir palabra alguna. El hombre cogió el carné y de inmediato alzó la vista impactado, pasando su mirada del carné entre sus manos al hombre enfrente suyo una y otra vez, tratando de comprender cómo era posible que el hombre de la fotografía y el tipo tan horrendo delante suyo fuesen la misma persona.

-Un momento s’il te plaît. (Un momento, por favor.) –dijo, antes de desaparecer dentro de la caseta.

-Menudo gilipollas… -masculló Peter, su rostro furioso ante las reacciones del oficial.

-Déjalo, ya estoy acostumbrado… es mi culpa, no debí haber venido, sólo voy a causarles líos. –dejó caer la cabeza contra el asiento, suspirando con desgana.

-Deja de decir chorradas, Wade, eres ciudadano de aquí… no tienes por qué sentirte culpable por regresar a tu país. –afirmó el menor, dispuesto a defender a capa y espada al mayor.

A los pocos segundos, el oficial volvió a aparecer, su rostro una mueca de mortal seriedad. Sus ojos se clavaron en Wade, de manera hostil y casi de forma agresiva, hizo un ademán de acercarse al mayor.

-Bájese del coche y pasé dentro de la caseta, debemos hablar con usted antes de dejarle pasar. –masculló a regañadientes, volviendo a desaparecer dentro de la caseta.

Johnny y Bucky se volvieron a ver a Wade, el rubio entrecerrando al caer en cuenta de quién era realmente aquel hombre… cicatrices, canadiense y con fama de ser muy mal hablado. Aquel sujeto, que parecía estar tan prendado del retoño de los Stark-Rogers, no era otro sino Deadpool. Wade volvió a suspirar, saliendo del coche de forma brusca y dirigiéndose a la caseta.

-Aparca el coche, vamos con él. –demandó el rubio, su voz tornándose dura como pocas veces ocurría.

- ¿Qué ocurre? –preguntó Bucky, sorprendido de ver a su pareja tan serio, ya que Johnny raras veces dejaba de lado el humor y las risas.

-Aparca el coche. –repitió, negando con la cabeza y apretando las manos en dos puños.

-Johnny, ¿qué pasó? ¿Por qué te pones así? –ésta vez fue Peter quién sintió curiosidad, puesto que, en cosa de segundos, el rubio parecía a punto de estallar en llamas.

Obedeciendo, Bucky salió de la fila de coches y fue a aparcarse justo delante de la caseta de inmigración y antes de siquiera haber apagado el motor, Johnny saltó del coche y se dirigió a grandes zancadas hacia la caseta, vuelto una furia. Peter le siguió al momento, incapaz de comprender qué estaba ocurriendo, ¿por qué el novio de su tío estaba tan molesto? ¿Era por el oficial o porque Wade les había hecho detenerse en el camino? No podía saberlo, sólo supo que, al toparse con el mayor, el rubio lo cogió del cuello de la sudadera arrastrándolo lejos del oficial que se quedó en shock ante tal reacción.

- ¡Eh! ¡¿pero qué hace?! ¡No pueden irse de aquí! –chilló el oficial, Peter maldiciendo en su fuero interno ya que su francés era muy básico, poco podía entender de lo que decían.

-¿Podría darnos un momento? Necesitamos hablar con él en privado. –fue Bucky quién contestó, en perfecto francés dejando al castaño sorprendido.

El oficial asintió.

-Quince minutos y eso es todo. –advirtió, antes de perderse dentro de un pequeño cubículo.

Peter quiso seguir al rubio y a Wade, pero Bucky se lo impidió poniéndole una mano sobre el hombro. El menor le miró, la confusión presente en cada una de las facciones de su rostro.

-Es mejor que los dejemos solos, Pete. –y con eso, fue a sentarse en las sillas que estaban cerca de la entrada a la caseta.

-Bucky, no entiendo… ¿qué fue lo que pasó? ¿Por qué Johnny se puso así? –preguntó, sentándose al lado del pelilargo y sin dejar de ver la dirección por la que ambos mayores se habían perdido.

-No lo sé, pero creo que hay algo muy malo con Wade, Pete. No me lo tomes a mal, sólo digo que… parece alguien con muchos secretos. Y te lo dice alguien experto en ocultar cosas. –le dijo, mirándole con sus ojos grises.

Peter apretó los labios, aquel comentario sentándole pesado, pero se limitó a cerrar la boca. No entendía cuál era el problema con Wade, es decir, ¿acaso era por la manera en que lucía? ¿Por qué todo el mundo tenía que ser tan jodidamente cruel para juzgarle de aquella manera? Era un ser humano. Un puto ser humano, como el resto de seres humanos, salvo que sufría de alguna condición que causaba que su piel se llenase de cicatrices. El joven alzó la vista al escuchar pasos, ambos mayores saliendo de lo que parecía ser un baño y el rostro del rubio mucho más calmado. Peter corrió hacia ambos.

-¿Qué ocurre? Johnny, ¿qué le dijiste? –miró al rubio con cara de pocos amigos, no muy seguro de poder quedarse con la boca cerrada si aquel se había atrevido a herir a Wade.

-Tranquilo, Pete, todo va bien. Johnny nada más estaba preocupado… ¿cierto, Johnny? –se dirigió al rubio, que nada más se encogió de hombros.

-Vale, finjamos que me tragué eso. ¿Qué dijeron los oficiales? ¿Vas a poder entrar? –preguntó, temeroso de que a éste le negasen el paso.

Peter se preparó para esto, si llegaba a darse el caso de que Wade no podía entrar a Canadá con ellos, se iría de regreso a Nueva York con el mercenario, le daba igual lo que dijeran Johnny o Bucky, de ninguna manera dejaría al mayor tirado a su suerte. Otro oficial, ésta vez de pelo arenoso, se acercó a ellos y su rostro parecía más amigable. Quizá, no tuviesen problemas para dejar cruzar a Wade después de todo.

-Señor Wilson. –habló, su tono serio pese a que su expresión era tranquila. –Le hemos investigado y sabemos de su historial delictivo. Podemos dejarle pasar, con la condición que no puede quedarse en el país por más de un mes y debe usar un monitor en su tobillo para evitar el que reincida en sus ofensas. Sin embargo, lo que más nos concierne es que no tenemos manera de comprobar su identidad, dado al cambio tan drástico de su apariencia. Tendrá que quedarse aquí hasta que podamos comprobar su ADN con el que tenemos en nuestra base policial para luego emitirle un nuevo carné. ¿Lo ha entendido, Señor Wilson? –explicó, enarcando una ceja.

Peter se volvió a ver a Wade, no muy seguro de lo que el oficial acaba de decirle, pero cuando éste nada más suspiró y asintió, supo que quizá no todo estaba perdido.

-He de advertirle que no cuento con huellas dactilares, se borraron de mis dedos cuando me sometí al tratamiento para el cáncer, pero creo que puede tomar muestras de saliva y escanearme los ojos, porque tampoco tengo pelo. –explicó, Peter mirándole embobado cuando le escuchó contestar en aquel confuso idioma.

-Vale, de acuerdo. Venga conmigo, por favor. –el oficial se dio media vuelta.

Wade se volvió hacia Peter, zafándose de su agarre con dulzura y sonriéndole, antes de seguir al oficial que se detuvo en seco, volviéndose hacia el mayor y devolviéndole el carné que Wade previamente le había presentado. Cuando el mercenario deslizó aquel objeto plástico en el bolsillo de sus vaqueros, Peter se quedó de piedra cuando, por escasos segundos, consiguió distinguir el rostro del que alguna vez fue Wade Wilson.

Y lo que le dejó todavía más sorprendido…

Peter conocía a Wade, incluso desde antes de haberse topado con aquel día, en aquel callejón mientras buscaba su móvil.

[…]

“¡¿Qué coño te crees que estás haciendo, Deadpool?! ¡No pienso dejar que le hagas daño”

Wade se volvió a ver por la ventanilla del coche, las luces de los coches del lado contrario iluminando su semblante entristecido, sus ojos azules tan espesos como el agua del océano e infinitamente más tristes que éstos. No le preocupaba que Johnny hubiese descubierto su identidad, a fin de cuentas, era cuestión de tiempo. Lo que en verdad le había sentado tan mal, eran las palabras tan cargadas de verdad que aquel le había escupido con ira en aquel baño, como una profecía de la que Wade estaba seguro, acabaría por cumplirse tarde o temprano. Se estremeció ante aquel desenlace, la catástrofe desplegándose en su mente, llenándole de verdadero dolor y miedo.

“¿Cómo has podido hacerle eso a Peter, Wade? A la única persona que cree en ti, que te quiere… ¿tienes idea de lo mucho que vas a destrozarle cuándo se enteré de tus mentiras? Vas a hacerle polvo el alma, Wade.”

Wade rodeó con más fuerza el cuerpo del castaño nuevamente inconsciente a su costado, con verdadero terror… terror de perder aquel calor, aquella luz que había llegado a su vida de mierda para mostrarle siquiera un poco de compasión y aceptación. Wade no podía permitir que su secreto saliera a la luz, al menos no aún… no podía imaginarse lejos de Peter, era inútil seguírselo negando: Estaba hecho un loco por el castaño, haría lo que fuera por él, por mantenerlo a su lado. Incluso alargar sus sucias mentiras, que bien sabía, acabarían en un corazón roto.

“Vale, yo no pienso decirle nada, no soy yo quién debe decírselo, pero la verdad siempre sale a la luz, Wade y cuando ésta lo haga… te vas a enterar. No pienso perdonarte lo que vas a hacerle a ése pobre chico, nunca en la vida.”

Y con aquellas palabras, el rubio en el asiento del copiloto, había salido de allí. No iba a decir nada, por el bien del menor, pero el reloj seguía corriendo… ya había estado a nada una vez de que Peter le descubriera, ¿cuánto más podría mantener aquella farsa? Estaba maltratando a Peter, abusando de él, tirando de su corazón en dos direcciones contrarias. ¿Cómo podía ser tan jodidamente egoísta de ver al castaño en tal estado y no hacer nada para remediarlo? Peter sufría por Deadpool, y ahora también, empezaba a tener sentimientos por él. No tenía perdón de Dios, en verdad se merecía toda la mierda que le arrojaba la vida, por ser siempre tan egoísta y desconsiderado, hiriendo a aquellos pocos que llegaron a creer en él.

- ¿Ya llegamos? –Peter se revolvió, apretándose más contra el costado de Wade, sonriendo un poco al encontrarse con el aroma tan peculiar de éste.

Wade…

Peter alzó la vista, topándose con el perfil de éste y su corazón se contrajo de agonía dentro de su pecho. Su Wade, el mismo corredor de motocicletas al que había admirado tanto cuando era más joven… era imposible no ver el rostro del mercenario y que el alma no se le partiera en mil pedazos. Ahora entendía perfectamente porque aquel se escondía, guardaba recelo y se aislaba de todos: Con lo guapo que había sido antaño, era más que lógico que el haber perdido un rostro así fuese un golpe muy duro. Peter trató de imaginarse nuevamente la fisionomía de su rostro, la forma en que lo recordaba con el cabello de un castaño cobrizo, corto y de apariencia suave. El menor sintió sus ojos llenándose de lágrimas, tenía que haber alguna forma… él tenía que encontrar una manera de retroceder el tiempo, devolverle a aquel su rostro. Seguramente entre su padre, Shuri y su tío Bruce algo podrían hacer, cuatro mentes brillantes tendrían que poder revertir las deformaciones en el rostro de aquel hombre.

-Ya casi, ¿tienen hambre? Podríamos parar a por poutine. –sugirió el rubio, que había vuelto a su humor usual, salvo que guardaba cierto recelo con el mercenario farsante.

Ante la mención de comida, el estómago de Peter rugió con ganas, aquella bolsa familiar de frituras que se había comido siendo procesada hacía horas. Johnny le guiñó el ojo y se volvió hacia el frente, subiendo un poco el volumen del radio en donde pasaban una de ésas canciones de moda. El castaño se volvió de nuevo hacia Wade, que le miraba fijamente de forma inescrutable, el menor siendo incapaz de absorber todas las emociones que revoloteaban tras aquel par de ojos azulinos que le devoraban con tanta intensidad. Sintió el familiar calor del sonrojo trepar a sus mejillas, más no hizo nada por ocultarlo, simplemente se quedó ahí… perdido en los ojos del hombre que lentamente empezaba a hacer un hueco en su corazón, despertando en él sensaciones conocidas, pero a la vez completamente distintas. Había algo acerca de Wade, quizá su aura tan taciturna o quizá fuese el hecho de que, muy en el fondo, Peter podía verse a sí mismo compartiendo parte del dolor de aquel. Por el motivo que fuera, Peter se mantuvo muy quieto, perdiéndose entre las sombras y las luces que se disputaban aquel par de ojos zafiro.

Sin aviso previo, Wade se inclinó un poco, hasta quedar a la altura de su oído. De forma suave y cuidadosa, le susurró lo siguiente:

-No vayas a dormirte ésta noche… tengo algo que mostrarte.

Peter le miró, topándose con que hablaba en serio. Muy en serio.

Y con un silencioso asentimiento, accedió a su petición.

Notas finales:

OS QUIERO! 


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