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Carne y picante (omegaverse) por hannabaDeli

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“estábamos tan preocupados por  ti’’  esas eran sus palabras.

‘’no sabes la herida que nos dejaste’’ eso lo afirmaban.

‘’te habríamos ayudado’’  era una mentira.

 

Sus palabras se clavaban en mi ego, verlos llorar de felicidad al verme sano y vivo  me dejaron un sabor agridulce en la boca.

 

Sebastian estaba a mi lado como una presencia fuerte que me brindaba afecto para aquel momento tan insípido que no podría tragar ni con un vaso de agua. Mi madre estaba llorando a cantaros  y mi padre tan solo aguantaba las ganas de llorar haciéndose el fuerte aunque no duro mucho, estaba llorando junto a mi madre. yo tan  solo podía sollozar de lo feliz que estaba de verlos como si la opresión que tenía en el pecho por fin se liberaba haciéndome respirar nuevamente. ¿Cómo no puedo sentirme bien de verlos frente mío? Tantos años escondiéndome  de que podrían decir algo de mí y resulto ser que aunque estuvieran decepcionados ellos, ellos  nunca me iban a dejar de amar.

 

Mi madre marta tenía el pelo rubio y la piel canela y mi padre  Pedro tenía el  cabello castaño aunque tenía canas a raíz de los años, el era algo mas moreno. Nos quedamos discutiendo de lo que paso conmigo.

 

—¿pasaste por todo eso? —pregunto mi madre mirándome con asombro mientras no paraba de  sonarse la nariz de vez en cuando.

 

—si—musite, mi padre aguardaba silencio para decir algo mas, camelia estaba tensa al igual que sebastian quienes no paraban de  mostrarse nerviosos.

 

—hijo —llamo mi padre en un tono calmado— lo que hiciste fue muy mal, te diré que en estos últimos años fue un verdadero dolor pensar que tú estabas muerto o peor…estabas vagando en algún lugar o prostituyéndote  —pauso breve— pero nos alegra de que estés vivo y que solo fuera  que estabas…en cinta ¡pero aun así! —retomo nuevamente el tema— debiste hablarlo  con nosotros y así no hubieras pasado por todo esto tu solo

 

—no estuve solo papa —dije agarrando la mano de sebastian con firmeza— sebastian me ayudo a seguir adelante aun cuando estuve solo

 

Ellos se contentaron al escuchar esto, mis hermanos no estaban presentes ya que acudieron a un evento en el trabajo. Estuve hablándoles sobre todo lo que paso en los últimos años con lujo de detalles que parecía que sus expresiones que una vez estuvieron sorprendidas y tristes se volvieron  con unas caras entre tranquilas y afables. Ellos habían tenido aquella oportunidad de conocer a camelia que aunque no tuviera las fotos para mostrarles el día de su nacimiento o eventos escolares, imaginaban lo cuan hermosa estaban lamentándose el que no estuvieran ahí presentes.

 

Era muy duro para ellos tomarse el tema con calma pero trataron de calmarse  a petición mía con las explicaciones que  pudieron perdonarme al saber que cumplí mis logros.

 

Desde ese día pude ser libre de una vez por todas

 

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—¿estas bien? —marlo pudo sentir como  el alfa enredaba con sus dedos su cabello que aunque no estuviera largo como antes, tenía sus rizos presente.

 

—si —dijo en un tono apagado, estaba recostado en el pecho desnudo del alfa mirando a la nada— solo estoy …feliz de que todo haya terminado

 

—Aun no ha terminado —dijo el alfa  que saco de lugar al menor— faltan muchas cosas

 

—¿ah si? —pregunto, el se alzo un poco mirando  frente a frente al alfa con una sonrisa dulce en labios— ¿Cómo cuales cosas?

 

—Necesitas un trabajo  —comenzó a  hablar mientras con la palma de su mano acariciaba  los hombros del menor haciendo un  recorrido breve por su cuerpo— tus padres quieren que nos…’’formalicemos’’  —dijo sutil sin decir directamente matrimonio para no agobiar al menor— además de…bueno eso será a futuro —dijo con una risilla.

 

—bueno eso es cierto —dijo sintiendo como la palma de la mano del mayor  pasaba  por  su cintura—  ¿Qué era lo último que ibas a decir? —pregunto observando cómo los ojos del mayor se dilataban  y ruborizado decidió confesar.

 

—pues  no es el momento de tenerlos…¡Qui-quiero decir! —se corrigió al instante balbuceando algunas incoherencias— si tu quieres bueno…eso presentaría algunos problemas pe-pero  pensaba en la posibilidad de ten-tener

 

—¿hijos? —respondió dudoso el omega mirando atentamente al mayor  como relajaba un poco  las facciones aunque un poco tenso— sabes que no podemos…—murmuro sintiendo como las caricias que daba sebastian habían cesado— es muy apresurado…

 

—lose y lo lamento —susurro, el tacto del mayor se volvió desinteresado en él y sin más se removió en la cama apartando un poco al menor— tienes que dormir, mañana tenemos que ir a buscarte  un trabajo —sugirió.

 

— no se si me lo dices porque te lastimo eso —agrego aunque el mayor se le escapo un risotada que enseguida acallo.

 

—no te creas  yo estoy consciente de que aun es demasiado pronto para tener hijos —dijo el mayor besando los labios del menor en seco—  faltan muchas cosas por hacer en tan abundante tiempo —murmuro con la voz ronca que el menor no pudo evitar besar con fascinación a su pareja para luego sentir como el agarraba sus mejillas profundizando mas  el beso.

 

 Jadeantes y sonoras quejas  se le escapaba al mayor sintiendo como el menor no se le escapaba un detalle de cómo  hacerle perder la cordura con un simple beso, sebastian mordía el labio del menor  con atrevimiento para incitarlo a seguir aunque este no iba a parar.

 

Sebastian pudo sentir como las manos del menor pasaban por su pecho   para enseguida ir un poco más abajo a su abdomen que enseguida se detuvo al igual que el beso.

 

—n-no podemos se-seguir —murmuro jadeante, sebastian  compartiendo el mismo gesto decidió levantarse  de la cama, dejando confundido al menor— ¿A dónde vas?

 

—Debo encargarme de un asunto —el fue directamente al baño donde  marlo pudo escuchar  como el cerraba la puerta tras de sí.

 

Pasaron algunas horas y marlo había conciliado el sueño que sebastian al salir del baño algo  húmedo se acostó a su lado mirando  como respiraba de forma calmada en su ensueño.

 

Pasaron  algunos días y marlo buscaba trabajo de enfermero que pudo conseguir en la ciudad aunque era un turno de nueve horas pero con suerte el soportaría además que la paga era buena y podía descansar en la tarde  y disfrutar, aunque esto tenía  un problema el cual la hacienda estaba fuera de la ciudad y el tenía que viajar contaste -algo que le cansaba- para ir a la cuidad por lo cual  tuvo que alquilar un departamento cerca del hospital que consiguió algo barato.

 

Con la noticia estuvo preparando algunas cosas para mudarse al  apartamento aunque esto fuera solo para que se quedara de vez en cuando y no le faltase nada pero ante aquella noticia sebastian no le hacía ningún amago de estar feliz, mas bien, estaba triste de no tener la presencia de aquel  joven de cabello alborotados  la mitad del tiempo.

 

—no quiero estar lejos de ti —murmuro el mayor abrazando de espaldas al menor quien se mantenía gusto al tacto de su pareja.

 

—tengo que hacerlo recién empiezo mi trabajo y no puedo estar  viajando todo el tiempo  a la hacienda —dijo  marlo, sebastian sabía que era importante que el trabajara y se mantuviera  con energías.

 

—pero ¿Qué pasara con camelia? —pregunto, marlo no dijo nada al respecto pensando en una respuesta adecuada para aquello.

 

—no es como si me fuera por unos años —bromeo— solo iré de vez en cuando y cuando no tenga mi turno además  de los fines de semana —explico— lo dices todo de una manera exagerada

 

—es que  me sentiré solo sin ti —confeso mientras besaba el cuello del omega.

 

—recuerda porque hacemos esto —hablo acariciando  la idea de una boda pero para esto tendrían que ahorrar dinero para hacer al menos una buena boda— hemos pasado tantos años juntos que tenemos que hacerlo ‘’oficial’’

 

—¿Por qué no me dejas pagarlo? —pregunto y el omega se aparto enseguida de el con una expresión seria.

 

—ya hiciste mucho por nosotros, por mi —enseguida tomo con sus manos la cabeza del mayor  acariciando con su pulgar la mejilla del otro— quiero ayudarte esta vez y no aceptare un no por respuesta o te chingo —bromeo.

 

—¡está bien! —admitió dando un suspiro sintiendo el tacto  cariñoso del menor.

 

 

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Marlo 29 años…

 

—¿¡donde están las pinzas que te pedí, Adelaida!? —grito un joven de cabello castaño mientras trataba de mantener a un paciente estable debido a que este no lograba controlarse.

 

—¡no las encuentro!—grito una beta mirando expectante como un omega dominaba  a un alfa de gran tamaño en la camilla.

 

—¡pues busca más a fondo!...¡quédate quieto! —le reclamo el menor en un grito al paciente quien enseguida dejo de seguir pataleando, su compañera en vista de la situación siguió buscando.— ¿vez?  Entre más quietito más bonito…o ¿creo que era entre mas callado más lindo? —Dijo divagando un poco— como sea…

 

Aquel día estaba de turno con  un paciente que tuvo un accidente dejándole el brazo roto debido a que cayó en el luego de saltar una cerca. Cada día se topaba con situaciones más extrañas que las anteriores y eso le sorprendía, cuando culminaron sus nueves horas  el tomo un taxi a su departamento para después entrar a su hogar. todo estaba sumido en silencio que en ese momento rogaba que ojala sebastian y camelia le estuviesen acompañando. Sin esperar mas se adentro a su hogar quitándose los zapatos y el abrigo que llevaba puesto para luego ir dispuesto a su cuarto a darse un baño.

 

‘’¿llegaste?’’  —fue un mensaje que mando su pareja hacia unas horas, marlo miro su teléfono estando en la tina y marcando el número de teléfono de su pareja este repicaba dejando algo ansioso al menor esperanzado de que el mayor no estuviera dormido— ‘’marlo’’ —pudo escuchar su voz ronca desde el teléfono dándole un respingo al sentir  como llamaban su nombre de esa manera.

 

—ya llegue —murmuro relajándose en la tina— ¿estás bien?  ¿Cómo esta camelia?—pregunto el menor chapoteando con los pies en el agua de forma suave.

 

‘’estamos bien’’ —respondió el mayor  despacio casi en un susurro.

 

—lamento haberte levantado tan tarde —dijo sobándose el puente de la nariz— ¿Cómo te fue?

 

‘’bastante bien’’ —dijo bostezando que poco le importaba adormilado que su pareja le hablara, sebastian estaba sufriendo un ataque de sueño— ‘’¿y a ti?’’ —volvió a preguntar.

 

—termine mi turno —pudo escuchar como el alfa se removía en la cama un momento hasta sentir su respiración en el móvil, parecía un poco frenético pero enseguida se calmo.

 

‘’¿donde estas ahora mismo?’’—su voz salió muy ronca y profunda tensando al menor que se ruborizo ante la idea de que el le hablara de esa manera, como quisiera tenerlo ahora mismo.

 

—en la tina —concreto.

 

‘’¿sabes que me haces falta? No es así’’ —marlo se rio un poco dejando escapar un suspiro.

 

—si, mañana iré  a casa —dijo breve sin restarle importancia a su pregunta.

 

‘’será mejor que  no vengas…está hecha un asco la casa’’ —marlo solo pudo fruncir el ceño ante aquella declaración.

 

— ya tienes treinta tres años no puede ser posible que sigas comportándote como un niño  y no puedas limpiar la casa—respondió tajante.

 

‘’no porque  sea mayor quiere decir que me tenga que comportar como alguien de mi edad ‘’— marlo no sabía si habla con un adulto o un niño en ese momento, al menor le pesaban los ojos de lo cansado que estaba por lo cual decide finalizar la llamada.

 

—oye —le llamo suavemente— tengo que colgar  te llamare  cuando vaya a casa —aviso— como no esté limpia ya  te vas a llevar tu buen chingadazo —en  el otro lado pudo escuchar la risa pausada del mayor.

 

‘’chale…’’—musito—‘’bueno te veo mañana ¡cuídate!’’ —marlo le dio la misma despedida colgando el teléfono.

 

Marlo treinta años…

 

—la boda  estuvo buena —murmuro el omega sacándose su abrigo— ¿no te parece? —pregunto al alfa quien quitaba los zapatos de la infante.

 

—a mi me gusto el baile de la tía Fernanda —dijo camelia observando como su padre le quitaba los zapatos— aun me siguen doliendo los pies

 

—me gustaría que nuestra boda fuera así —susurro el alfa que al fin quito los zapatos de la pequeña— ¡huala!  —Exclamo— ya puedes caminar sin estas zapatillas de cristal cenicienta —camelia soltó una pequeña risilla abrazando al mayor.

 

—¡ay, estas tontito papa!  —Ella despego su abrazo tomando los zapatos del piso— iré a darme un baño  —aviso.

 

—esta  bien —sebastian observo como la pequeña se dirigía al baño para luego cerrar la puerta tras de sí, sebastian quito su  chaqueta y camisa dejando al desnudo su pecho tan varonil.

 

—oye…—una voz  sensual le llamo pero sebastian hizo caso omiso a su llamado dirigiéndose al cuarto a buscar una camisa— ¡sebastian! —le llamo marlo pero el sin importarle busco en el armario una camisa— ¡sebastian! ¿me estas escuchando? —pregunto marlo mirando como el azabache se ponía su camisa y quitaba la correa de sus pantalones.

 

—¿Qué quieres marlo? —pregunto fastidiado sebastian, en el rostro se le notaba que estaba muy cansado.

 

—pensé que podríamos aprovechar el momento y…hacer algo —sugirió pícaro pero para desgracia de sebastian eso no le animaba ni le excitaba el hecho de que su pareja le estuviera proponiendo sexo.

 

—cariño, no es que no quiera pero estoy agotado y quiero irme a dormir —susurro, sebastian se estaba atando el cordón del pantalón adormilado— hoy salimos de una boda y no sabes lo mucho que me canse el día de hoy

 

—lo entiendo pero es que no hemos tenido tiempo para nosotros ya que estamos tan ocupados con la casa, la comida, el trabajo y camelia  además de los preparativos para la boda

—sebastian miraba como el menor tenía un rostro triste y decepcionado aunque la verdad era que el simplemente no iba a ceder  a tener sexo con el debido a lo cansado que estaba.

 

—perdona pero hoy no —el mayor se dirigió a la cama acostándose en ella y marlo enojado se subió a la cama y se sentó frente a el.

 

—te dejare —exclamo.

 

—¿de qué estás hablando? —dijo acostado en la cama sin mucho esfuerzo de querer saber que decía su pareja.

 

—te dejare marcarme —sebastian se removió en la cama mirando fijamente a marlo, su mirada suplicaba un poco de toqueteo, amor y ternura que antes podía conmoverlo pero ahora era todo distinto.

 

—¿estas en tu celo? —pregunto incrédulo.

 

—¿¡QUE!?,¡no! —Grito horrorizado— yo no-yo no estoy en mi celo solo te digo que quiero que me marques —sebastian espabilado se levanto de la cama cerrando la puerta con seguro observando fijamente al omega.

 

—marlo espero que no me estés jugando una broma —marlo quien miraba a su pareja merodear la cama como un animal respondió tajante.

 

— ¿y si lo fuera? —sebastian detuvo su andar mirando con recelo al menor, le gustaba aquellas veces que se ponía altanero.

 

—Estarías rompiendo mi pobre corazón —dijo dramático— vámonos a dormir y claro que no te marcare, esos son otros de tus trucos sucios

 

—¡Ja! ¿así que te sabes todas mi jugarretas? —sebastian se encogió de hombros volviendo a la cama.

 

—descansa…—musito dándole  la espalda para sumirse en  un profundo sueño.

 

 

Ellos eran una pareja formidable, se amaban tanto como amaban a su hija, era cierto que aun no se habían casado luego de varios años juntos pero aun así sebastian mantenía la esperanza de que el formaría una familia con su adorado  omega, camelia ya era una niña grande y preciosa que ellos ante la duda de saber que raza era  fueron llamados de la escuela ya que aquel año era anual de las razas ósea; verían si camelia era un omega, beta o un gran alfa.

 

—¿nervioso? —pregunto sebastian al ver como marlo tamborileaba sus dedos contra sus rodillas.

 

—mucho —marlo estaba tenso de tener que lidiar con que su hija fuera un omega, no quería que ella fuera  como el, no quería que ella tuviera aquel fatídico futuro que el tanto temía.

 

—caballeros —una voz femenina les llamo y marlo rápidamente se levanto— ¿usted es el padre gestante? —pregunto la mujer.

—si soy yo —la mujer sonrió satisfecha con la respuesta y observo a sebastian.

 

—¿y el? —señalo y marlo al no saber que responder explico la situación— bueno —tosió un poco— no importa aquí les doy sus resultados —ella les dio una carpeta para luego retirarse.

 

Sebastian y  marlo observaron la carpeta, a el menor le temblaba la mano de solo enterarse de cual fuera el resultado.

 

—¡hey! —llamo el alfa— sin importar cual  sea el resultado, nosotros la apoyaremos ¿está bien? —marlo aprobó con su cabeza sacando los resultado de la carpeta dejando atónitos a la joven  pareja— es…es un

 

—beta —completo la frase, marlo sonreía alegre de que su hija no fuera un alfa o un omega ya que se sentía feliz de que ella llevara una vida normal como siempre quiso.

 

—¡papa! —camelia llamo a sus padres observando cómo estos corrían hacia ella alegres— ¿¡pe-pero que les pasa!? -pregunto angustiada.

 

 

Y si, ellos llevaban una vida normal y apacible ya que meses después se casaron  y  tuvieron su luna de miel.

 

—oy-oye no me muerdas —jadeo el menor sintiendo los embistes de su pareja, aquel atardecer era su segundo día de luna de miel y como se lo estaban pasando bien.

 

—tengo que, marlo —gimió ronco en su oído profundizando sus embestidas sintiendo como las paredes calientes de su pareja abrazaban su miembro con un furtivo placer.

 

—solo no tan fue-fuerte —el mayor  con una mano dejo expuesto el cuello del castaño tan precioso y sin marca, el acerco sus fauces para luego con sus dientes afilados clavar una mordida en el sintiendo como la sangre se colaba por su lengua— ¡seb-sebastian me hac-haces daño! —exclamo levemente golpeando el pecho del mayor  pero el siguiendo embistiendo a su pareja y clavando su dientes en el cuello del menor, poco le importaba si le hacia daño.

 

El inhalaba y exhalaba  excitado sintiendo el placer recorrer su cuerpo como una gota de agua, sebastian despego sus boca del cuello de este siguiendo con los embistes feroces, complacido de ver la marca dada a su hermoso esposo. Casi en el éxtasis se corrió dentro del omega sintiendo una oleada de alivio.

 

 

Se sintió muy bien aquella luna de miel y el regalo de por fin marcar a su omega y  en vez de ser dos se volvieron uno, aunque al cabo de algunas semanas  tuvieron un regalo bastante intrépido.

 

—te dije que no  comí nada malo…so-solo comí, espera —otra arcada volvió hacia el expulsando de su boca el asqueroso vomito residuo de comida que si antes bien apetitosa se veía ahora era un revoltijo verde, sebastian estaba sobando y sosteniendo el cabello de su pareja con una expresión divertida.

 

—bueno tengo otra hipótesis —marlo dejo de vomitar jadeando y al escuchar las  palabras de su alfa volteo a verle con reproche— mejor no te digo nada

 

—¡te juro que si me entero que estoy embar—otra arcada  volvió a el que tuvo que expulsar dentro del inodoro.

 

—oh, marlito  te juro que si me matas te quedaras viudo —marlo se limpio con el dorso de la mano soltando groserías como un marinero.

 

—quien me mando de calienta huevos  para meterme a la cama con un pendejo —sebastian rio y acaricio los cabellos de su pareja con ternura.

 

—y si tuviéramos un hijo, ¿no te gustaría? —marlo silencioso tomo la mano del mayor y curvando los labios respondió.

 

 

‘’si fuera contigo, obviamente me gustaría’’

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Pañales, baberos y cunas, así estaba la habitación de la pareja casada y eso no era lo de menos, lo importante era ver la situación del pobre sebastian.

 

—tan solo mira como duerme —susurro sebastian a camelia mirando reposar a marlo que tenia su hijo Santiago dormido en su pecho— ¿no es precioso?

 

—si, papa es hermoso —claro, si quitamos el hecho del pelo desordenado y largo, las bolsas en los ojos y los labios resecos ¡eso era una maravilla!.

 

—¡es precioso! —exclamo por accidente haciendo despertar a los bellos durmientes, el bebe lloraba y  el padre gritaba.

 

 

‘’¡te voy a matar sebastian!’’

 

 

¡Qué lindo es el matrimonio!


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