-¿Te parece si volvemos a empezar?-
-¿Cómo?-
-Volviendo a ser amigos-
-No-
-¿No?-
-No… yo no quiero ser tu amigo de nuevo- responde ansioso –¡Quiero seguir siéndolo! No quiero empezar otra vez desde el principio-
-¿Entonces estás bien así?-
-Sí… porque eres tú, Eren- responde Levi cruzándose de brazos –Solamente tú eres tan terco-
-¿También crees que soy terco?-
-Bueno… no sé bien lo que significa, pero eso es lo que siempre dice tu mamá ¿No? Entonces debes serlo-
-¿Y a ti no te preocupa que los demás nos molesten?-
-Ya no- le sonríe –Porque sé que puedo confiar en ti… no me dejarás solo-
-¡Nunca lo haré!- responde Eren con fuerza mientras se pone de pie –No me alejaré de Levi-
El pequeño niño lo imita y toma su mano, caminando juntos por la calle principal antes de que la cierren para permitirle la salida, una vez más, a la Legión de Exploración. Desde hacía mucho tiempo, Eren nunca se había perdido la oportunidad para ver a quienes admiraba, pero en esa ocasión podía dejarlo pasar. Justo a su lado caminaba alguien que era mucho más importante para él en ese momento.
Aprovechando la ausencia de las personas en la mayoría de los callejones, los niños aprovecharon para hacer algunas travesuras inofensivas y disfrutar el soleado día hasta poco antes del atardecer.
Antes de terminar, ambos chicos decidieron ir a aquella pequeña colina donde tantas veces había disfrutado del cielo, topándose con Hannes en la entrada de la muralla.
-Hey, Eren- lo llamó desde su puesto -¿De nuevo te estás metiendo en problemas?-
-¡Claro que no!- exclama avergonzado –Solo estamos paseando-
-Bueno, me alegra que solo sea eso- les sonríe antes de prestarle atención a Levi –Vaya, a ti no te conocía ¿Cómo estás, pequeña?-
-¡Hannes-san, estás borracho de nuevo!- se queja de inmediato –Levi es un chico-
-¿Ah? ¿Él es Levi?- pregunta algo sorprendido –Oh, vaya, perdóname-
-Está bien- le sonríe –Es un gusto conocerlo-
-Eres un muchachito educado ¿Eh? Lástima que Eren sea una mala influencia- le dice acercándose a su oído –No dejes que te pegue lo descortés ¿De acuerdo?-
-¡Oye!- se queja Eren ante una risita de Levi.
Hannes también les sonríe, pero un recuerdo fugaz cruza por su mente y lo confunde lo suficiente –Oye Eren, el otro día ¿No me dijiste que te gustaba Levi?-
-¡Hannes-san, yo no dije eso!- exclama sonrojado, soltándose del chico para enfrentar al alcoholizado hombre -¡Eres un mentiroso!-
-Pero si tú mismo me contaste de eso… aunque Levi sea un chico… yo no le veo lo malo-
-¡Hannes-san, cállate ya!-
Levi ríe en voz baja y se acerca a Eren para tomar su mano –Está bien, Eren, tú también me gustas-
El chico se ruboriza todavía más y suspira –Vámonos ya-
-Hey, no jueguen brusco ¿Bien?- les dice Hannes mientras lo ve alejándose -¡Hasta luego, Levi! ¡Cuida a Eren!-
-¡Sí lo haré!- exclama el chico despidiéndose sin dejar de caminar junto a su compañero.
-No le hagas caso, siempre que toma empieza a decir tonterías- dice Eren sin soltarlo para alejarse lo más pronto posible.
-Pues a mí me parece muy amable-
-Ese sujeto está loco… no te le acerques demasiado-
Levi le sonríe –Yo creo que se llevan muy bien-
-Deja de decir esas cosas- se sonroja –Solo camina, ya estamos cerca-
Sus palabras aciertan y en pocos minutos llegan bajo el frondoso árbol. El color anaranjado del cielo sobre la muralla parece ser más intenso que en otras ocasiones, haciendo de ese momento uno aún más especial que los demás.
Ambos chicos recostados sobre el pasto fresco permanecen en silencio. No hay necesidad de hablar de más, solo observan cómo se oscurece poco a poco. Las aves pasan volando y cruzan de un extremo a otro, saliendo de aquel enorme muro que los separa con el exterior. Por la cabeza de Eren pasan muchos pensamientos tan distintos como iguales. Quiere saber lo que hay más allá, quiere ser libre y explorar el exterior, acabar con todos los titanes y ver con sus propios ojos como es realmente el mundo, pero al mismo tiempo no quiere dejar pasar su presente, menos aún ese momento tan tranquilo.
Se siente tan bien que en verdad desea permanecer así por siempre.
Sin embargo ¿Sería posible? ¿Sería realmente posible? ¿Podría sacrificar todos sus deseos por alcanzar algo, quizá, imposible, a cambio de permanecer con las personas que ama? ¿Con su padre, su madre, Armin, Mikasa… y con Levi?
Su pasividad llama la atención del chico a su lado, haciéndolo llamarlo en voz baja.
-Eren ¿Qué pasa?-
-¿Ah? Oh, nada, solo… solo estoy pensando cosas-
-¿Qué cosas?-
-Algo de que hablé con Hannes-san el otro día- dice al recordar -Me dejó algo confundido-
-¿Qué te dijo?-
-Solo tonterías… estaba medio borracho y hablaba sin sentido, pero, si entendí algo importante: me dijo que, cuando dos personas se quieren mucho, están dispuestas a hacer sacrificios y a tener obligaciones que no deberían tener- dice antes de rascarse la cabeza –Pero la verdad no estoy seguro de cómo hacer eso-
-¿Y para qué quieres saberlo?- pregunta el chico enderezándose.
Eren se avergüenza de las tonterías de Hannes que ahora él está repitiendo, pero no puede seguir guardándose sus confusos sentimientos –Pues porque me di cuenta que… yo, ah…probablemente, esa sea la forma en la que me siento por Levi-
El chico no dice nada, solo lo mira, haciendo a Eren ruborizarse.
-Ah, bueno…- se ríe –La verdad no lo sé… por eso estoy confundido. Incluso suena raro si lo digo así-
Ambos se quedan callados. Para Eren todo está resultado más complicado de lo que debería ser, y no quiere quedar mal ante el chico, pero tampoco sabe cómo decidirle sobre sus sentimientos. Levi intenta entenderlo, pero no se le ocurre demasiado para animarlo.
-Eren- lo llama, logrando obtener su atención –No quiero que estés triste por mi culpa, no tienes que estarlo. Sonríe ¿Sí?- pide haciendo lo dicho, animándolo.
Eren lo imita y toma su mano con la suya, ganando más confianza –Siempre que estoy contigo soy feliz-
-Yo también soy feliz contigo, Eren. Eres mi único amigo… y me divierto mucho cuando estamos juntos-
-¡Entonces estemos juntos por siempre!- dice entusiasmado -Yo cuidaré de Levi, lo prometo-
FIN DE LA PRIMERA PARTE