La noticia sobre el guerrero mágico en el periódico, lo hizo divagar durante las clases, bueno más de lo usual, ya que no esperaba que otro guardián apareciera, no, lo que él no esperaba era enterarse por esos medios, él trataba de mantener un perfil bajo, nunca imagino que había personas que pudieran enterarse.
– Me siento un poco confundido – confeso Max – Es decir, ¿Qué tal si alguien me vio a mi también? ¿Qué tal si me vieron transformarme? Si saben quién soy, sería perjudicial para mi familia…
– Niño para ya – hablo Owel aun si seguía dentro del tótem de madera – Presta más atención al camino, has estado dando vueltas a las tiendas de este mall desde hace más de quince minutos.
En ese momento Max se dio cuenta de que estaba vagando sin rumbo alguno – Lo siento – se disculpó – Ahora que lo pienso, quizás debería comprarte ropa…
– ¡¿Qué tiene de malo mi ropa?!
– Cállate que nos pueden oír – reclamo apretando el tótem, miro a los lados para verificar que nadie le prestara atención, suspiro aliviado al verificar que nadie le observaba.
“¡Suéltame!”
Hizo caso para evitar que volviera a gritar.
“Lo digo, porque a medida que tengas más energía podrás tomar por más tiempo tu forma humana, vistes muy formal y llamarías mucho la atención”
“No veo lo malo”
“Lo malo es que te podrían asociar con esos guerreros”
El búho acepto el razonamiento de Max, así que acepto ir a diferentes tiendas para aprobar la ropa que le compraría el otro. Fueron durante varias tiendas, ninguna convencía a Owel, al parecer no estaba de acuerdo con la ropa actual, tenía quejas sobre los pantalones flojos, los polos con agujeros o de colores transparentes, los gorros que se usaban de lado o inclinados, el calzado que hacia parecer que usaras pantuflas gigantes, los trajes llenos de estampados animales y muchas cosas más, en serio muchas más.
“La moda de ahora es tan rara”
Max sentía alivio de que al menos no juzgara su forma de vestir, quizás era porque él usaba ropa simple y no se dejaba guiar por las modas.
– Decidido te comprare ropa del mercado – suspiro, aunque las quejas de Owel se hicieron escuchar en su cabeza, tampoco le gustaba esa idea, su argumento era que la ropa era muy corriente y seguramente de mala calidad.
Antes de que Max pudiera decir o hacer algo más, los gritos de las personas dentro del Mall se hicieron escuchar, él estaba en el segundo piso, corrió al barandal para ver qué pasaba, estaba vez era una rata enorme, estaba parada en dos patas, sus garras en las patas delanteras eran largas y afiladas, tenía dos cabezas, una miraba al frente y la otra atrás, sus ojos eran color vino y su pelaje gris muy oscuro. Él sabía que debía transformarse, buscaba un lugar para hacerlo, pero con tanta gente tratando de huir o buscar un lugar seguro era imposible, y que Owel le reclamara apurarse no ayudaba mucho.
Apareció parado en el barandal del tercer piso, mucha gente se quedó muda al ver que los rumores eran ciertos, había aparecido el guerrero mágico del que hablaban en el periódico, sus ojos color hielo miraron hacia la criatura, saco de su funda su larga espada de mango azul claro. Dio un salto desde donde estaba para llegar al primer piso, la rata lo vio gracias a una de sus cabezas, con su larga cola logro golpearlo haciéndole chocar contra una pared cercana, a pesar del golpe él se levantó.
Empuño nuevamente su espada, su mirada se deslizo por el lugar, un puesto de comida rápida llamo su atención, corrió hacia allí y se metió.
– ¡Huyo! – se quejó Max al ver su actitud.
– A quién le importa, tenemos trabajo – Owel estaba impaciente.
Entraron al baño de empleados, el único lugar que no estaba rodeado por gente, para su suerte no había nadie dentro. Su cuerpo brillo cambiando su forma, traje y rasgos, era una combinación entre el mismo y el guardián. Salió con cautela para verificando que nadie le viera de donde salió, se asomó rápido al barandal para buscar si la criatura seguía en el primer piso, allí estaba destruyendo una de las tiendas. Saltó desde allí, cayendo de pie, para evitar que la cabeza extra lo tomara como una amenaza, se escondió tras una de las columnas, tenso su flecha en su arco, apuntándole a uno de sus ojos.
Se escuchó un fuerte ruido del puesto de comida rápida, salió el guerrero mágico famoso, sostenía una manguera, silbo atrayendo la atención de la rata, movió una de las palancas disparando de aquella manguera metálica el aceite hirviendo, empapando uno de los rostros de la rata, haciéndole chillar del dolor, dejo a un lado el artefacto para empuñar su espada e ir corriendo hacia la rata, quien se dio vuelta agitando su cola pero esta vez corto la parte que le estaba por golpear, la rata chillo de nuevo y nuevo pero ahora porque sus ojos habían sido dañados con una flecha en cada uno, ese momento fue aprovechado, el otro con su espada le corto la cabeza, tota la criatura se quebró y estallo en polvillo brillantes.
Max se apresuró hacia el guerrero famoso, pero este se alejó rápido, la gente curiosa no se hizo esperar y se acercó hacia el que quedo, eso fue suficiente para que también saliera corriendo en la misma dirección que el otro, mientras escapaba buscaba con la mirada al contrario, necesitaba saber más de él.
El sonido de un silbido llamo la atención de Max, era el otro guardián, con un movimiento de la mano le llamaba para que se acercara, estaba en un callejón. Se acercó vigilando que no le siguieran o no hubiera nadie merodeando.
– No puedo creerlo, eres un guardián, tengo tantas preguntas que hacer, ¿cómo es tu espíritu animal? ¿Qué representas? ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? ¿Por qué tu traje es diferente al mío?…
Le tapó la boca, Max hacia demasiado ruido – Primero des transformémonos, alguien puede vernos.
Acordaron hacerlo a la par, aun si los dos eran guardianes no conocían nada uno del otro, pero como los espíritus no se opusieron no tuvieron problemas al revelar su identidad.
– Ahora sí, respóndeme… – Max se quedó sorprendido al ver al otro espíritu, era muy diferente a Owel, sus ojos color hielo contrastaban con su piel morena, su cabello platinado le llegaba a los hombros, su traje era de tonos azules y cian – Eres diferente a Owel – no pudo evitar decir lo que pensaba.
– Soy Wolfram, soy el guardián de la fuerza – se presentó con tono respetuoso, esto solo hizo pensar a Max que este guardián definitivamente es diferente a Owel.
– Yo soy su usuario, mi nombre es Lucas – se presentó, aparentaba tener la misma edad que Max, a diferencia de él, su cabello no era azabache si no color ceniza, sus ojos tampoco eran oscuros como los del otro, sino de un azul tan claro que parecían grises.
– ¿Lucas? – se mostró curioso mientras observaba su apariencia, aun con dudas pregunto si estudiaban en la misma escuela y luego por su clase – Lo sabía, tu estas en la clase A – alegre sonrió al ver tenía un compañero cerca.
– Sí, y tu estas en el salón F – respondió alegre Lucas.
– ¿Salón F? Con razón casi siempre te duermes en clases – no pudo evitar regañar Owel, pero se notaba en su mirada rojiza que también se burlaba de su usuario.
– Vaya tu guardián es tan diferente al mío – Lucas parecía interesado.
– Oye Wolfram, ¿se puede saber por qué escogiste a este niño? – se mostró irritado Owel, ese comentario hizo sentir un poco mal a Lucas, siendo notorio en su rostro.
– No veo el problema – Wolfram conservaba la calma – Él es un ser con alma pura, es adecuado para ser mi usuario – acaricio el cabello de su contratante, haciendo teñir sus mejillas de un ligero tono rojo.
– ¡El problema es que no es una chica con grandes pechos! – con este comentario Max rodo los ojos, no era nada nuevo para el escuchar esto, mientras que Lucas se mostraba confundido. El bullicio cercano alerto a ambos, tuvieron que detener su charla e irse cada uno por su lado.