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My King | Kookmin por MiRoApril

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Jamás pensó que ir a la cama fuera tan complicado,  tras dejar las copas de vuelta en el lugar, uno de esos tantos carros de comida que traían sus criadas a las habitaciones, donde se encontraban también otro tipo de aperitivos como frutas y trozos del pastel de boda que obviamente ignorarían, su concentración estaba en otro lugar, y ese lugar era precisamente donde no quería estar.  Acomodo su camisa abriendo unos cuantos botones mientras caminaba hasta Sunghee quien se encontraba aun en su ropa interior. Era una mujer hermosa, y aunque podría ser excitante para cualquiera verla de esa forma sobre la cama, a él solo le causaba nerviosismo verla así, incomodidad, no estaba preparado para dar los siguientes pasos. Intentarlo no parecía mala idea, ahora si se sentía como si fueran dos desconocidos, aunque creía que de ser así sería más fácil tomarla, pero ya le conocía, era una estupenda mujer, su mentalidad no cualquiera la tenía, una princesa que no actuara como las demás, que no fuera la típica hija del rey que adoraba todo, solo oro y el tener un esposo apuesto como se suponía que le trataban a él. La amistad que habían formado en ese tiempo lo complicaba todo, era por ello que tomar el cuerpo de Sunghee se le hacía tan difícil, no quería dañarla y aunque las cosas estaban claras en esa ‘relación’, seguían teniendo una etiqueta, esposos. 

 

Se acomodó a su lado en la cama, podía notar en la mirada ajena el mismo nerviosismo que él, esa mirada donde la fijaba en sus ojos e intentaba desviarla a un lugar de la habitación, incluso con un movimiento tan delicado como ver por sobre su hombro, lo notaba, Sunghee intentaba no verlo por los nervios, la vergüenza, entregar el cuerpo  no era sencillo, menos cuando se suponía que estaba tomando la pureza de la princesa, aquello que debía de obtener el verdadero amor de la mujer y no alguien como él, que solo tenía sentimientos de amistad hacia ella, como mucho de una hermandad. Le tomaría la palabra y lo intentarían una vez al menos, ¿Qué podían perder? El intento iba más que nada para asegurarse que era posible el acercarse sin que sus manos temblaran o que su indecisión se interpusiera en sus decisiones; tenían una semana para darle al pueblo el anuncio que esperaban en unos cuantos meses, solo esa semana. En momentos como ese consideraba que las creencias que tenía el pueblo eran bastante malas, todas habían sido metidas en sus cabezas por los antepasados que creían que la unión matrimonial traía un fruto de amor verdadero, ese era el heredero al trono. El cálculo del ciclo que cumplía una mujer se había estudiado con el fin de que ese fruto se llevará a cabo en el mismo transcurso de tiempo. Las mujeres concebían un hijo durante nueve meses en el vientre, si se llevaba la cuenta perfectamente, los nueve meses caerían precisamente en el mes del matrimonio, por ende sería un fruto del amor. ¿Quién creía eso? Claro su pueblo. Ambos príncipes habían nacido así, Jimin y Sunghee, por ende el pueblo creía que al tomar el trono todos los problemas del reino mejorarían, era un nuevo reinado, estaban esperanzados en la nueva pareja. 

 

A duras penas logro ubicarse en la cama de tal forma que tomo a Sunghee de la barbilla para acercarse a sus labios. El proceso fue lento, estaba nervioso, acercarse a ella no fue una tortura pero si lo suficiente para sentirse incomodo, cuando ya sus narices se rozaban decidió acabar con la distancia y si, la beso. El beso fue lento, nada en comparado a lo que debería estar subiendo su temperatura y mucho menos parecido a los que compartía con el menor, con el los besos eran fogosos, excitantes, húmedos, con Sunghee necesitaba ser delicado, más por el miedo de lastimarla y claro, por la vergüenza que sentía.

 

 Debía dejarse de juegos, así que tomo finalmente la iniciativa, era un hombre, debía mostrarse como uno. ¿Qué pensaría Sunghee si notaba sus nervios y su inseguridad? Sería la vergüenza el reino, un rey poco hombre que no sabía tomar una mujer. Entreabrió sus labios buscando una mejor conexión con los ajenos, aunque el tomar la boca de esta no era como Jungkook lo hacía con él, así se sentía, como si estaba tomando la posición del menor en ese momento. Entonces, lo tomaría de ejemplo, era al mejor guía que tenía para actuar.

 

Ubico con cuidado el cuerpo de la mujer en la cama, la tomo de la cintura en todo momento para tratarla con delicadeza, pero no se tomó más tiempo en acariciarla o algo parecido, al contrario, sus manos tomaron las cuerdas del corset y las deslizaron hasta soltar las amarras. Sin dejar la boca ajena comenzó a retirarlo, cuando este finalmente dejo de forzar el cuerpo de Sunghee por una figura perfecta, sus senos retomaron su forma, abultados y pronunciados. Con sinceridad, el tocarlos aunque sea por sobre la tela le excito, de los nervios. 

 

Pudo escuchar un gemido ahogado en sus labios cuando toco los senos de la mujer, estaba avergonzado, Jungkook no hacía algo como eso con él porque claramente no era una mujer, ¿Cómo seguir su supuesto plan de seguir al menor con Sunghee? Retiro las manos del lugar para tomarla por la cintura, dejar sus labios y llevarlos hasta su cuello, pequeños y suaves besos en la piel. Era un hombre, tenía sus necesidades, probablemente Sunghee creería que el contacto con ella, sus suaves gemidos le estaban excitando, porque si, estaba sintiendo su parte baja completamente dura, pero no era precisamente por ella, en realidad eran las imágenes en su cabeza de Jungkook sobre su cuerpo realizando esas mismas acciones con él. Su imaginación le estaba jugando en contra. 

 

En realidad, era una gran ventaja. ¿Qué sucedía si tuviera el problema de no excitarse? Y es que el cuerpo de la menor por muy perfecto que fuera no le causaban precisamente deseos de tocarla, menos de hacerla suya. Por ende, recurrir a un segundo plan como lo era el imaginar a Jungkook, aun cuando la escena siquiera se acercaba a la realidad, puesto que el era el activo como hombre en esa relación, de todos modos servía por solo imitar las acciones del menor, eso le recordaba como él lo tocaba y tomaba, con eso su erección debía de comenzar a reaccionar. 

 

Cuando su mirada se encontró una vez más con los ojos de Sunghee, pudo notar en sus mejillas un ligero color rojizo, no distinguía si era de lo avergonzada que se encontraba o simplemente por el calor que estaban sintiendo y es que el cuerpo humano era engañoso, el color de las mejillas podía significar incluso una enfermedad, para ese entonces solo esperaba estar en lo correcto y que Sunghee estuviera disfrutando de sus caricias un poco nerviosas, incomodas e inseguras. La menor debía de entender que no podía ser un experto, ya sabía perfectamente que su experiencia con mujeres era casi nula, nula en realidad, no por nada habían estado conociéndose. 

 

—Dime si quieres que me detenga. — Susurro sin quitar la mirada de sus ojos. Ya lo había dicho, el cuerpo humano era engañoso, aun cuando las caricias sirvieran de algo, solo para calentar el cuerpo, había otra cosa que se llamaba cerebro, corazón, dos órganos que pensaban por separado, si quería que se detuviera, él lo haría. —  ¿Si? … No quiero obligarte a nada. 

 

—Lo haré. —Pronunció ubicando ambas manos alrededor de su cuello. La sensación era muy diferente, ya que estaba acostumbrado a sentir ese agarre firme en su cintura y no precisamente como él lo hacía a Jungkook, por el cuello, se estaba viendo reflejado en la mujer y eso lo avergonzaba más, por no decir que aumentaba el nerviosismo.  — Tú también se honesto, por favor. Tampoco deseo obligarte. 

 

—Es extraño…—Confesó luego de escucharla, al menos esa pausa le permitía pensar un poco más acerca de sus acciones, pero seguía sobre su cuerpo. 

 

—¿Lo es? —Pregunto extrañada la menor, podía notar en ella igualmente la incomodidad. 

 

—No pensé que te preocuparías por mí de esa forma. 

 

Sunghee sonrió. 

 

—Ambos estamos en la misma situación Jimin-shi. —Soltó una suave risa. — Esperan de ambos… Esto. Pero no por ser mujer debo olvidar que tú también tienes pudor… 

 

—Eres extraña. —Sonrió ya más tranquilo y observando sus ojos. Con eso lo decía todo. — Me agrada eso…

 

—¿Por qué? ¿Por pensar en los demás?

 

—Porque no existen mujeres que piensen de esa forma. —Comentó como cualquier hombre lo hubiese hecho, un comentario que incluso a él le molestaba, pero era la triste realidad de la mujer en esa actualidad.

 

—Todos creen que solo estamos para tener hijos. — Bufó Sunghee realizando una mueca en sus labios.

 

—Tienes razón. —Tomo una pausa. — Pero vi con mis propios ojos a mi madre cuidando del reino, y creo que tu podrías hacer las mismas cosas…

 

Jimin se estaba refiriendo al tiempo que transcurrió desde el fallecimiento de su padre y el rey del pueblo. Pero bien sabía que existía una gran diferencia en su pensamiento con el resto de los hombres, todo había sido gracias a su madre que supo criarlo desde pequeño, cambiándole la forma de pensar que tenía de las mujeres, o más bien quitando todo el aprendizaje que le estaban obligando a creer de las mujeres, así como de la iglesia, por ello es que Jimin conocía lo que era el amor verdadero y no algo que supuestamente ‘Dios’ unía. 

 

—Mientras el pueblo no se entere que una mujer está tomando decisiones…

 

—¿Por qué creen que no pueden hacer nada? ¿Quién dijo eso? —Rodo sus ojos frustrado. 

 

—Hay muchas cosas que no se explican ahora, todos creen en la iglesia, en dios. Supongo que nadie podrá creer en nosotras mientras se diga lo contrario. —La voz de la menor sonó suave casi como si estuviera cansada de repetir una y otra vez el tema. 

 

—Yo creo en ti Sunghee…—Confeso mirándola a la ojos, era la mejor forma de mostrarse sincero.

 

—Eres demasiado dulce Jimin. —Con una sonrisa en los labios, la mujer se acercó robando un corto beso de los labios ajenos. 

 

La situación había tomado otro rumbo, todo lo que era lujuria se había convertido nada más en una escena de cariño y sinceridades por parte de ambos. Los besos de su esposa no era que no significaran nada, de hecho los tomaba como un sello de amistad, ya que no le provocaban otra sensación diferente, aunque era obvio que un beso no dejaba de cambiar el significado, mucho menos cuando se decía que la unión de los labios solo era por una razón, amor o lujuria. Una vez más ‘palabras’ de la iglesia. La cultura coreana se estaba formando a base de eso, tener respeto incluso en las demostraciones de afecto en público, en tomarse el tiempo para dar un primer beso, pasar por diferentes etapas, desde la unión de manos, pequeños roces, besos en la frente o mejilla y por ultimo sellar los labios.

 

Acomodo sus brazos, aun se encontraba sobre el cuerpo de la contraria, eso no facilitaba las cosas, ya que de sus propios pensamientos por Jungkook, su excitación apareció y su erección estaba dura, al menos no se avergonzaría por un efecto que quizás la princesa no provocaría en él, pero probablemente si por no saber si continuarían o no con la escena, de lo contrario tendría que terminar en el baño arreglando solo su problema

 

 ¿Qué le diría si un día deseaba tener sexo y su pene no se erectaba? Sería una clara vergüenza, para él y una flecha justo en el orgullo de la mujer.

 

Antes de que se arrepintiera, sus labios tomaron una vez más los contrarios con el fin de no ver sus ojos, era eso o ver el rostro de la mujer y rehusarse a continuar sus movimientos. La fina tela le permitía sentir los senos de Sunghee, aunque como toda asiática no eran demasiado pronunciados, tenían lo suyo, era una de las pocas que tenían los senos redondos y notables, un poco más pronunciados que el promedio. Podía sentirlos contra su pecho, el simple roce le ponía nervioso, ya que por su parte al menos sus pezones se endurecían y eso solo quería decir que le gustaba el roce de sus cuerpos. Por otro lado, debía admitir que igualmente tenía cierta curiosidad, después de todo era un hombre y humano, no por estar enamorado de Jungkook no tendría curiosidad en sentir esos bultos bajo su cuerpo. Estaba con una mujer, no era que usaría a Sunghee como un experimento para recorrer su cuerpo y saber que se sentía acariciar el cuerpo de una fémina, pero quería tocar como cualquier felino curioso.

 

Para que Sunghee no notará su nerviosismo en sus labios, los llevo hasta el cuello de esta, un suave roce que era nada más de la respiración agitada que producía estar en esa posición, afirmarse en sus codos, mantener el equilibrio con sus rodillas, la posición era bastante diferente a la que había probado con Jungkook, ya que en esas condiciones el menor se encontraba tras su espalda y el podía fácilmente cubar su espalda para la comodidad o precisamente era él quien estaba en la posición que adoptaba para esa escena, ahí debía mantener una posición en sus cuatro extremidades para evitar aplastar a su mujer. No entendía como Jungkook podía mantenerse de esa forma, aunque a diferencia de Sunghee, él podría resistir tener su cuerpo encima y claro, existía la confianza para tener más roces que esos, con la menor apenas estaba iniciando, no podía pedir demasiado.  

 

Busco deshacerse de las telas superiores de Sunghee, quería acabar cuanto antes con su curiosidad y si se vería satisfecho o no con respeto a tocar directamente su piel. Introdujo sus manos bajo esa fina tela que cubría sus senos y los toco, si, finalmente había realizado un movimiento sin miedo alguno aguantando todo ese pudor que lo consumía vido. Acaricio los dos grandes bultos atrapándolos entre sus manos, simples masajes que le ayudaban a dimensionar el tamaño que tenían, caían perfectamente en sus manos, con esto las caricias eran más sencillas, podía acariciar parte de su cuerpo y atrapar igualmente los senos de esta. Cuando el pezón se vio estimulado por sus pulgares, Sunghee dejo salir unos cuantos gemidos que logro escucharlos a la perfección al tener su pabellón auditivo cerca de la boca de esta, sus labios aún se encargaban de dar unas cuantas caricias al cuello de la fémina, mientras la menor intentaba de alguna forma dejarse llevar y canalizar la excitación clavando sus uñas contra su espalda, que aún se encontraba con esa fina tela de la camisa.

 

Podía funcionar, estaba seguro de eso, estaba pasando las pruebas poco a poco, ya al menos estaba acariciando la piel de esta sin pudor alguno, el problema llego cuando la princesa busco estimularlo de la misma forma. Las telas pronto desaparecieron, se encontraba su pecho desnudo rozando los senos de esta, se estaba excitando ante el contacto, era diferente, sentir directamente los pezones y los grandes bultos contra su pecho, producían un cosquilleo en su entrepierna que al menos le aclaraba que podía sentir atracción por una mujer, más nerviosismo y la vergüenza no se la quitaba con nada. Con las manos de Sunghee escabulléndose entre sus cuerpos, elevo un tanto sus caderas para dejarle acariciar su erección, pero el simple contacto, no causo esa corriente que Jungkook creaba en él, aun así claramente tuvo respuesta de su erección, el cuerpo estaba lleno de puntos sensibles, y uno era su pene. Era un hombre, tenía que sentir algo si alguien más lo tocaba cuando estaba erecto, más cuando necesitaba atenciones antes de que esa zona comenzara a doler por no tomarla en cuenta. 

 

No quería sentirse avergonzado ni nervioso, solo. De igual forma dejo que sus manos bajaran hasta encontrarse con las únicas delgadas telas que le impedían el contacto directo con la vagina de su mujer, aunque tras unas cuantas caricias pudo notar que la zona se humedecía, con eso se sentía “realizado”, había logrado excitarla pese a no tener experiencia y que todo lo que estaba haciendo eran movimientos que Jungkook utilizaba con él, más solo llevándolo al área femenina, como solo utilizar sus dedos para acariciar la zona por sobre los labios de su entrepierna, su dedo de en medio busco el acceso entre ellos hasta dar con esa zona sensible, un pequeño botón femenino muy poderoso a las estimulaciones.

 

¿Jungkook lo trataba como una mujer? No, no se pondría a pensar estupideces a esas alturas, simplemente lo tocaba y acariciaba como él lo deseaba, tomar sus movimientos no quería decir que eran directamente para una mujer, además, fue por instinto y más que nada para no perder su orgullo que recurrió a esos movimientos. Jungkook era un tema aparte, que este lo tomará como se le diera la gana no quería decir que debía de interpretarlo justamente como el que le acariciara pensando en una mujer, porque no era así, no tenía nada de lo que una mujer tenía, además de tratarlo con delicadeza el resto era muy diferente, no tenía senos y mucho menos una vagina, tenía una erección que generaba otro tipo de bulto que este debía de atender para cuando estaban juntos. Entonces, solo eran los nervios que lo traicionaban para pensar en estupideces como esas. 

 

Había recorrido un largo camino, estaba a nada de deshacerse de esas ultimas telas y comenzar directamente el acto sexual, no quería continuar con juegos previos, ya había notado que su mujer estaba húmeda, con eso era suficiente para recibir su erección en su interior, ya luego no tendrían que preocuparse de nada, aun cuando no era cien por ciento real que en esa semana por hacerlo nada más una vez, Sunghee terminaría embarazada, de hecho era justamente como lo decía la iglesia ‘estaba en dios’.  Ambos estaban listos y preparados pero su pudor no les permitía más, el por su parte, ya se sentía mal por “engañar” al menor, aunque no lo hacía directamente, era su papel, su etiqueta, su trabajo. Jungkook sabía que su intención no era esa, si tan solo tuviera una posibilidad de evitar todo eso, no estaría casado ni mucho menos pensando en cómo separarse de  Sunghee sin que esta notara que no deseaba llegar más allá. 

 

Su mano fue detenida por la contraria, aunque debía sorprenderle, le tranquilizo, era increíble como ambos podían sentirse de igual forma, causaba cierto escalofríos la conexión que tenían, como si se tratara de una vida paralela. 

 

—No…—Pronunció la mujer con una voz agitada. — No estoy lista Jimin.

 

Alejo sus manos del cuerpo contrario para mantener su equilibrio sosteniéndose sobre sus palmas. 

 

—Tranquila…—Susurro. — No tenemos que hacerlo hoy. —Sonrió aliviado.

 

—Eres increíble, ¿Lo sabías? —Sunghee respondió con la misma sonrisa. Ambos ya tenían la respiración más relajada solo por notar que estaban en la misma pagina y ambos necesitaban detenerse.

 

—¿Por qué? ¿Por respetarte? —Preguntó arqueando una ceja. 

 

—Si. —Admitió algo avergonzada. — Me han contado tantas historias que el miedo siempre existió, aunque deje de sentirlo desde que te conocí… Tú no eres como los demás príncipes Jimin.

 

—Ni tu como las otras princesas. 

 

Sunghee ante sus palabras dejo salir una leve risa. 

 

—¿Por qué te ríes? 

 

—Hacemos la pareja perfecta Jimin. ¿No crees?. — Comento con una sonrisa mientras cubría avergonzadamente sus senos con sus brazos. 

 

Acompaño a Sunghee en sus carcajadas, ahí estaba una vez más el pudor de ambos y es que igual se avergonzaba de encontrarse erecto mientras ella por estar húmeda y con sus senos al aire, a su vista. Seguían en la misma página, ambos avergonzados y nerviosos. 

 

—Tienes razón. Creo que es el único matrimonio en años que tiene esta conexión. —Admitió asintiendo. 

 

—Tú lo dijiste. —Suspiro suave. — Es una conexión, con sentimientos aunque no de pareja. 

 

—Es suficiente para un reino.

 

—Pienso lo mismo. 

 

Existió un silencio, no incomodo pero extraño por parte de la mujer. 

 

—Debimos conocernos en otra vida Jimin. —Soltó de la nada creando una atmosfera… No incomoda… Sino extrañamente ‘triste’. 

 

 

 

El día era una montaña de emociones, despertar al lado de su esposa, ambos completamente vestidos y con una distancia razonable entre sus cuerpos, era un buen inicio, con risas y una tranquilidad enorme luego de que ambos acordaran tomarse su tiempo para realizar el acto sexual, más sabían que debía de ser en esos días. Tenía un buen humor, incluso de camino a la habitación del guardia personal de su mujer, nada podría arruinar el buen ambiente que tenía para esa mañana, quería ir con Jungkook y contarle al respecto del acuerdo con Sunghee, seguro este se sentiría bien de saber que su cuerpo le seguía perteneciendo. Era un buen día,  uno que se destruyó por completo cuando accedió a seguir a Sunghee para asegurarse que su caballero se encontraba en perfecto estado. 

 

Dejo la habitación de Hoseok con su mujer ahí, aun con el caballero herido sabía que era capaz de protegerla, pero no aguantaba estar en un lugar donde se encontraba el más alto por varias razones, una era especificamente que había pasado la noche con su guardia personal. Aunque consideraba cortarle la cabeza, era algo imposible, si lo mataba se creaba una guerra con Baekje puesto que Sunghee no se lo perdonaría, además de estar condenando a Jungkook y a el mismo, si la razón de su ejecución era ir contra la iglesia, el igualmente sería ejecutado, mucho antes que esos dos él había sido quien se entregó a las manos de un demonio cuando fue en contra de la iglesia.

 

De la tranquilidad de la mañana a un humor que en definitiva necesitaba matar a alguien. 

 

Como esperaba Jungkook llego sin llamarlo hasta su oficina, seguramente porque Sunghee lo había ayudado a encontrarle, pero ahí estuvieron discutiendo más de lo que esperaba, es que no tenía caso, los celos no eran una emoción que acostumbrará a tener, por ende no sabía controlarse.  Intento distraerse leyendo y organizando su trabajo, pero no, era imposible quitar esa imagen de la cabeza, que podría ser la menos lujuriosa o probablemente siquiera en un intento íntimo. En vez de preguntar directamente lo que había sucedido, saco sus propias deducciones de los acontecimientos, aunque Jungkook no demoró en quitar toda esa basura de su cabeza. Lo conocía, y para su mala suerte desde la noche anterior, lo conocía mejor que nadie.

 

 

—Jungkook.. —Susurro una vez más, apenas lográndolo con su respiración agitada, su acelerado corazón. — Dije que teníamos una larga reunión. —Sonó más avergonzado de lo que creía, pues su cuerpo estaba caliente, deseoso por tener las manos contrarias sobre el propio eliminando cualquier rastro de los que pudo dejar Sunghee. 

 

Su voz sonaba apagada por la culpabilidad que sentía, había armado todo un escándalo que el menor no merecía, pero los ceros no eran algo que lograra controlar, ahora lo sabía. De hecho, no era que alejaría a Jungkook si todo lo que pensaba era real, estaba tan cegado por los celos que no pensó en nada mejor que… 

 

—¿Es sobre el ataque? —Pregunto con cierto deje de preocupación.

 

—Es una mentira…—Dijo en una voz delicadamente sensual, avergonzada claramente, pero se estaba armando de valor para ser el quien diera el siguiente paso. 

 

Sexo. 

 

Si Jungkook había pasado la noche con el más alto por satisfacción sexual, él lo haría mucho mejor, lo provocaría, le mostraría que él podía ser mucho mejor que Hoseok, le diría las mil veces que lo amaba para que entendiera, fue la solución más cercana que pudo tener, la otra los arriesgaba a los tres a la muerte. 

 

—¿Por eso organizabas el escritorio? —Dijo tomando la cintura del contrario atrayéndole a su cuerpo. Ahí era cuando él perdía el control, después de pensar en ser él quien atrajera a Jungkook por su seducción, sus piernas ya temblaban de solo sentir como lo tomaba por la cintura, que siquiera lo asimilo como el trato a una mujer, sino como la mejor opción para tener contacto entre sus cuerpos.

 

—No precisamente…—Confesó ya con ese ligero color en sus mejillas. ¿Tan pervertido podía ser? Era que su cuerpo necesitaba tener a Jungkook cerca, sobre todo sus caricias.

 

—Me alegro, porque de todos modos lo vamos a desordenar. —Jungkook sonrió de forma pícara.

 

—Podemos fingir una pelea…—Susurro sobre los labios del menor.

 

—Mientras tus gemidos suenen como quejas—Rio leve, una risa suave que causo un cosquilleo en su entrepierna de solo escucharlo. —Será creíble.

 

—Hazme tuyo…—Pidió casi en un ruego. 

 

—Tú ya eres mío. 

 

 

No sabía cómo explicar lo bien que se sentía besar al menor, no quería comparar pero era obvio que no existía alguna respuesta de su cuerpo con Sunghee, Jungkook en cambio lo llevaba a los cielos, apenas le sostuvo de la cintura contra su cuerpo, logro sacar un gemido de sus labios, que él se esforzó por ahogarlo, más que por la vergüenza era por el peligro de ser descubiertos. Los suspiros no demoraron en aparecer y su cuerpo por si solo reaccionaba a abrazarse al cuerpo ajeno en busca de un mayor contacto físico. Las telas ya comenzaban a ser una molestia, el calor corporal creció en cuestión de segundos. Su cuerpo fue alzado por los brazos contrarios, que entre besos llegaron al borde del escritorio donde al ser tomado por los muslos termino sentado sobre este. A veces se sorprendía de cómo Jungkook tenía esa habilidad de moverlo como si de un muñeco se tratara, con tanta facilidad, tomarlo, alzarlo, sabía que le ganaba en fuerza, pero en esas acciones era cuando más lo recordaba. Gran parte de sus cosas terminaron en el suelo, aun cuando había ‘ordenado’ para evitar que así fuera, ambos eran unos salvajes que no les importaba tirar lo que había sobre esa madera, el escritorio se balanceo con su peso y sus movimientos en ayuda del menor, mientras este tomaba sus telas las retiraba generando que más cosas cayeran al suelo, ni siquiera el ruido les molesto, nada los detendría. 

 

—Tú también…—Pronunció entre jadeos y suspiros, refiriéndose exactamente a que no lo dejará desnudo solo a él. —Quítate todo…

 

Su cuerpo buscaba a gritos ese roce de pieles. Luego de tomar la camisa del menor la quito arrebatando unos cuantos botones que tendrían que arreglar pronto, pero hasta el momento no eran de importancia, solo necesitaba tener ese torso desnudo, recorrer con sus manos su hermosa piel y esos músculos que lo excitaban cada vez que lo tocaba. Sus criadas podían encargarse de eso, pero la necesidad de tenerlo desnudo contra él era más grande. 

 

—Eres mío Jimin, recuérdalo siempre... —El menor susurro contra su oído mordiendo sin piedad el lóbulo de su oreja. La respiración en aquella zona causaba un cosquilleo que ponía su piel de gallina, lo obligaba a suspirar en el contacto. 

 

Gimió. Gimió cubriendo su boca con fuerza, mordió la palma de su mano para continuar con esos jadeos ahogados, era tan complicado evitar gemir cuando cada roce que daba el menor le encantaba. Jungkook tomo su erección jugando con esta y él no demoro en buscar la contraria, lo excitaba más empuñarla, podía sentir el grosor, el tamaño, la extensión y la dureza que solo significaba el deseo que tenía por él. 

 

—Quiero comerte. Nhm… Déjame—Jugo con su índice sobre el glande del contrario, acariciándolo de forma circular.

 

—Te quiero contra el escritorio. Ahora. —Ordeno el menor a su oído provocando esa corriente que recorrió todo su cuerpo, como si estuviera moviendo cada extremidad  por su cuenta. 

 

—No. — Se quejó. Jungkook había vuelto a tomar el poder sobre su cuerpo, lo estaba dominando o era que su cuerpo se entregaba libremente a él. — Necesito comerte primero. —Intento que esta sonara como una orden más sonó como una sugerencia o un anuncio que Jungkook debía de tomar en cuenta por la debilidad de su cuerpo ante él. 

 

Con la poca fuerza que tenía empujo el cuerpo del menor, no para dejarlo lejos, sino para darse el espacio necesario para bajar del escritorio, inclinarse y tomar lo que ahora sería su almuerzo. Apenas ubico sus pies en el suelo, acaricio el glande con sus dedos recordando sus palabras, estaba decidido a dar ese siguiente paso. Poco a poco bajo sin quitarle la mirada de sus ojos, lo estaba seduciendo y podía sentirlo en la erección ajena.

 

—Te lo voy a cortar si no acabas en mi boca, Jungkook. —Ordeno mordiendo su labio inferior cuando ya tenía frente a él a esa extensión que solo le brindaba placer. ¿Cómo podía ser que se sintiera tan bien el que este metiera su erección por su culo? Jamás lo creyó posible, pero le encantaba descubrir ese mundo del placer, la lujuria ahora era un pecado capital que lo seguiría de por vida, mientras tuviera a Jungkook a su lado, no importaría si iba o no al infierno. 

 

La amenaza causo serios escalofríos en el cuerpo del menor, siempre tan directo, no estaba con rodeos cuando deseaba algo, así como le pidió terminar en su interior, también deseaba probarlo. Podía verlo en la mirada de este, estaba nervioso con solo sentir su aliento chocar con su entre pierna, se aprovechó de eso y lamio apenas el glande de este con la punta de su lengua como todo un felino, obteniendo así un suspiro de los labios ajenos. El cuerpo de Jungkook se tensó por el contacto, su erección quería más, podía sentirlo, apenas estaba moviendo su mano por la extensión de este en un ritmo lento, desesperador para ambos, ya que por su parte también tenia un ligero dolor en su entrepierna y obviamente el deseo de tenerlo en su culo.  

 

—Mierda….—Gruño. — Jimin. —Jungkook soltó un suspiro pesado, caliente. 

 

—No te dejaré metérmela si no me das lo que deseo. — Volvió a ordenar como el felino que era y así lamio una vez más el glande de su erección.

 

—Aquí no, Jimin. Agh… —Volvió a quejarse. 

 

Aun cuando se quejaba de sus acciones, el menor no hacía nada en absoluto para moverlo de su posición o detenerlo, porque sabía que lo estaba disfrutando y lo deseaba tanto como él. Eso le excitaba más, ya que con tan solo tener sus labios sobre la erección de este y que no le alejara corroboraba sus pensamientos, Jungkook quería que lo hiciera, por más difícil que había sido intentar convencerlo, la lucha no fue demasiada, de hecho siquiera hubo lucha, siempre lo desearon, ambos, por mucho miedo y nervios que presentará. 

 

 

Le gustaba elevar la mirada al rostro del menor mientras él se encargaba de lubricar con su propia saliva la extensión. Con su diestra se ayudó para generar un lento movimiento masturbándolo en lo que su boca seguía haciendo gran parte del trabajo. Se ayudó con movimientos de su cabeza, más su sinhueso a la hora de jugar con su glande. El ritmo lo mantuvo lento con el fin de tener la aprobación de Jungkook, si este lo disfrutaba o no, si tenía efecto más bien, pues no era sencillo realizar ese tipo de trabajo cuando él no estaba acostumbrado a realizarlos, por el menor claramente lo haría, pues era algo que a el también lo excitaba. Una vez que su mano se ubicó en sus cabellos despeinándolo y tironeando de ellos es que aumento el vaivén de su cabeza contra el pene del menor, esa había sido la clara señal de que estaba realizando un buen trabajo, con ello no necesitaba esperar más, se iba a dedicar a darle placer. 

 

—Agh.. Jimin. Dios…—Jadeo el menor. 

 

Como le excitaba escucharlo. Quizás sonaría mal si lo decía de hecho era un comentario que se guardaría puesto que no sabía de la reacción contraria, no quería sonar como todo un pervertido, aunque por su parte el escuchar palabras como esas lo excitarían, se avergonzaba de decirlas para Jungkook.  Pero le estaba gustando que tirara de sus cabellos y le obligara a meter su extensión a su boca con fuerza, así aumento el ritmo y se vio en la necesidad deslizar su mano entre sus piernas en busca de su propio problema, por el dolor que estaba sintiendo en su propia erección y claro, agradecía que el menor consideraba no ahogarlo con el tamaño que metía a su boca, esa acción también lo excitaba a tal punto de provocar dolor en su entrepierna. 

 

No se sentía igual masturbarse que ser tocado por el menor, el tamaño de sus manos era diferente, la temperatura y la delicadeza, pero se estaba conformando por escuchar los gemidos contrarios cada vez que su glande tocaba las paredes de su boca. Ahogo unos cuantos gemidos por tener su boca ocupada, el sabor de Jungkook ya podía sentirlo, poco a poco estaba apareciendo en su boca. Cuando el menor tomo su cabeza se preparó para recibir lo que deseaba, era la clara señal, ya que estaba evitando ingresar con brusquedad y buscaba más el contacto con su lengua. Al sentir el sabor contrario, que guardaría su descripción, no dudo en tragarlo sin ni una sola mueca, no se lo creerían pero…Lo había disfrutado. 

 

Sin importarle al menor que se encontrara con la boca aun con el sabor de su esencia, le tomo hasta atraerlo a su cuerpo, en un abrir y cerrar de ojos, lo beso con desesperación. Su boca estaba siendo explorada por la lengua ajena obligándolo a soltar uno que otro gemido ante el deseo, sus manos recorrieron su cuerpo con necesidad, como si este intentara buscar una mejor postura para ambos, así lo obligo a girar contra el escritorio, a posicionar sus manos sobre la madera y como buen felino, alzando las caderas para enseñar su culo. Su excitación aumentaba por el brusco trato del menor, como tomo sus piernas para subirlo por completo al escritorio dejando su trasero alzado a su visión. Cuando ya le parecía extraña la posición, Jungkook lo sorprendió, sintió la lengua de este en su entrada y sus manos en sus testículos, era otro tipo de preparación. 

 

Avergonzado, nervioso, no podía sentir algo diferente cuando Jungkook estaba explorando su cuerpo de esa forma. 

 

—Agh…Jungkook. —Gimió cubriendo su boca una vez más, necesito morder su mano, era tan avergonzante que estuviera lamiendo esa zona pero aun así no dejaba de ser excitante. — No me hagas esperar, por favor. Nhm…

 

—Shh… —Le calló. — Van a descubrirnos. ¿Quieres eso? 

 

Como odiaba tener que ocultar sus gemidos, así como el deseaba escuchar los contrarios, tan roncos que ponían su piel de gallina. Esperaba en algún momento tener la oportunidad de alejarse con él por lo menos hasta el bosque, donde pudiera gemir sin miedo a ser descubierto. Después de todo no estaría teniendo sexo con Jimin, sino con Chim. ¿Era posible? ¿Podría intentarlo?

 

—Nhm.. Que vean que solo puedes hacer conmigo esto.

 

—Te encantaría que te vieran así, ¿Eh? 

 

—Callate. Hazlo. Solo hazlo… 

 

Una vez más en los brazos ajenos, simplemente para bajar sus piernas al suelo, e inclinarse contra el escritorio, su erección tocaba la fría madera del mueble, además de rozarse ya por los movimientos que el menor daba en su atención, para cuando lo tuviera en su interior sería la mejor forma de frotarse cual felino en celo, no necesitaría ayuda de su mano cuando tenía ese escritorio cumpliendo su trabajo. Jungkook tomo sus caderas con fuerza y lo penetro sin más, ya lo había preparado, más no con sus dedos, sino que lubrico la zona para recibir tal tamaño. El dolor que sentía no le permitía quejarse, ser descubierto era lo último que podía lograr que hicieran, más todo ese dolor le excitaba, y aunque el menor espero por su costumbre antes de moverse en su interior, él fue quien le insistió que continuará. 

 

En definitiva… Tener sexo con su esposa sería un gran problema. Por su cuerpo. 


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