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My King | Kookmin por MiRoApril

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No podía quitar las imágenes de su cabeza, los escombros en el suelo, casas arruinadas, otras prendidas en fuego, no era exactamente la guerra principal, pero si así se sintió el vivir nada más un ataque, ¿Qué seria vivir la verdadera guerra? Las batallas seguramente no serían como las que enfrentaron en ese momento, esos soldados de Gouryeo solo buscaban salvar sus vidas, poder huir, obviamente les ganaban en número y sobretodo en entrenamiento, para eso había trabajado tanto tiempo Jungkook y Hoseok, para tener un escuadrón lo suficientemente bueno como para utilizar una minoría de personas. El número no medía las batallas, sino la fuerza, agilidad y experiencia, era lo que ambos soldados siempre tenían presentes a la hora de enfrentar a cualquier adversario, podían contra ellos, de eso no había duda, a menos que fueran soldados más experimentados. Lo único que se les complicaba a ambos era el hecho de que sus soldados no estaban del todo entrenados como ellos, o eran más temerarios, lo cual solo les dejaba protegerlos, haciéndolos así nada más que un 'estorbo' para ellos en liderar una batalla. 


El desastre del pueblo lo tenía bastante afectado. No solo no había podido ser capaz de protegerlos en el momento del ataque, sino que ahora que podía ayudarlos era bastante tarde para algunos. No quería mirar el número de muertos que tenían los papeles de Jungkook, de hecho no lo hizo y obligo a todo el mundo a salir luego de los informes del escuadrón, dejo al moreno en el lugar y tras cerrarse las puertas finalmente cayó sobre su asiento con su verdadera expresión de la situación, tristeza y preocupación, con el resto se mostró serio y decidido en todo momento. Frente a cualquiera Jimin siempre seria fuerte, mantendría la cabeza en alto, decidido, con tal de no mostrar miedo, todo dependía de sus órdenes y el resto lo sabía, si mostraba seguridad, en su pueblo existía la esperanza de paz. En cambio, a Jungkook no tenía que ocultarle nada, incluso podía ver a través de sus expresiones fingidas, porque ese pelinegro era el único que le había conocido desde pequeño y además de su madre, quien podía leer a través de sus ojos. 


Él lo vio, lo vivió. Vio como había más de un cuerpo en esos escombros, como atacaban no solo a sus soldados sino que también al humano que pasaba frente a ellos, eran unas verdaderas máquinas de destrucción... Más no culpaba a esos hombres, todos tenían órdenes para obedecer, una cabeza los obligaba a matar a sangre fría, así como él ordenaba arriesgar vidas en protección de otras.


Fue el moreno quien se encargó de todo mientras el solo se dedicaba a pensar y organizarse. Enviaría dinero, su propio dinero, no le interesaba tener oro y ya lo tenía todo, además mientras no fuera rey no podía hacer uso del oro del reino. Jamás entendió es maldita regla, ¿Qué le impedía, aun estando casado, utilizar el dinero del reino? ¡Era por el propio bien del reino!. Odiaba a esos malditos viejos que se quedaron nada más como los consejeros del rey, no tenía de otra que aceptarlos hasta que el lograra hacer de las suyas, pero, ¿Cómo podía hacer de las suyas si ellos le limitaban? Odiaba ser príncipe a esas alturas, con apenas dos semanas de casado solo podía esperar a la coronación. ¿Qué tipo de poder tenía el príncipe, rey o la realeza en general si debían esperar a que otros tipos externos aceptaran cualquiera de sus decisiones? 


—¿Qué harás? —Pregunto Jungkook desde la cama con esa voz suave y calmada que intentaba relajarlo. 


Tomo aire soltando un suave suspiro, era la única solución hasta el momento, arriesgarse él antes que los demás, si necesitaba información debía ser el quien la obtuviera.—Tendré que volver a ser Chim hasta la coronación. — Mordió su labio inferior con cierta preocupación, tema que aún no había resuelto con su esposa y menos el guardia personal de esta. 


—¿Qué? ¿Estás loco? No puedes dejar el castillo. — Se quejó Jungkook alzando ligeramente su tono de voz. — Ya tienes la guerra declarada, encontramos el emblema de Gouryeo. ¿Qué otra prueba quieres? 


—Sé que es una declaración de guerra, Jungkook. —Tomo una pausa para observar el rostro de este con lentitud. — Pero ellos me necesitan, mi pueblo...


—¿Y yo?. —Interrumpió de inmediato. — También soy parte del pueblo. Y soy quien te ama. Vivo por ti Jimin. — Soltó sin darle espacio entre frases, Jungkook pudo quedar sin aire al pronunciar todo tan acelerado, pero obviamente se debía a lo exaltado que se encontraba. 


—No puedo esperar...


—Son solo tres días. 


—¿Qué tal si en estos tres días vuelven a atacar? —Dijo mirando al menor con aquella expresión de completa tristeza en su rostro, Jungkook lo conocía, el también sufría por su pueblo, por lo ciego que habían sido los anteriores reyes, creer que tenían todo bajo control cuando la mitad de las personas morían mientras ellos se llenaban la boca.


—No lo harán. —Aseguro el menor. 


—¿Por qué estás tan seguro? 


—No estás pensando bien... —Soltó un suspiro suave. — Ven aquí. 


Termino mirando la habitación, era un peligro estar juntos ahí. Jungkook le había tomado por sorpresa en una visita a su habitación matrimonial, este le conocía perfectamente, por ende sabía cómo se sentía, era bastante obvio que estaba afectado por el ataque. Pero claro, obvio para el menor, después de todo lo conocía mejor que su propia madre. Por otro lado, conocía perfectamente como intentar distraerlo o tranquilizarlo, más no podía faltar el temor de encontrarse solos en esa habitación, puesto que podía ingresar su esposa o el otro guardia personal en cualquier momento. 


Con cierto temor de ser descubiertos si la puerta se abría, se sentó sobre el cuerpo ajeno, ambas piernas a los lados de las caderas contrarias. Temor o no, nada lo detendría de estar un momento con el menor. Jungkook inmediatamente le rodeo con sus brazos, busco sus labios y dejo que un beso se llevara gran parte del miedo y la tristeza que estaba sintiendo. No entendía cómo podía ser posible un sentimiento como ese por un hombre, según la iglesia habían sido hechos para procrear con una mujer, por ende así debía ser el amor, un hombre y una mujer, ¿Podía ser posible sentir lo mismo por un hombre? Incluso siendo hombres deseaba tener una familia con Jungkook, aunque era bastante obvio que no era ni sería posible, eran diferentes a una mujer, nada lo probaba pero llevaba tiempo teniendo sexo con Jungkook, nada había ocurrido, por lo tanto era un hecho, era imposible. Por otro lado, no podrían siquiera tomar la paternidad ambos de un niño o niña abandonado, ¿Cómo enseñarle que tenía dos padres? Tampoco podría uno de ellos hacerse pasar por la madre, los llevarían a la ahorca de inmediato por un simple comentario del niño. 


Existían tantas preguntas sin respuesta, creía ser uno de los pocos en la tierra que estaba enamorado de un hombre, no existirían respuestas a sus preguntas, preguntas que estaba seguro serían respondidas por otros reinos donde seguramente tenían otra forma de llevar un reino, un pensamiento distinto. Por otro lado no estaba considerando que la comunicación era demasiado lenta y no sabía que existía más allá de las montañas. ¿Otros reinos? ¿Más avanzados o no?...¿Existiría un reino dirigido por dos hombres? ¿Dos mujeres? 


—¿Mejor? —Pregunto el menor en casi un susurro. 


Solo asintió.


—Escucha bien...—Susurro el moreno tomando una ligera pausa para dar paso a un tema que parecía más delicado, ese era el efecto del silencio. —Todos saben que se acerca la coronación. Probablemente planeen un ataque, no se distraerán atacando a un pueblo. Son las típicas tácticas de batalla. Además, luego de que te fuiste, todo el mundo comenzó a hablar del enmascarado. —Busco la mirada de Jimin. — También... Había un espía de Gouryeo que tomo uno de nuestros caballos para lograr huir. 


—¿Qué? ¿Por qué no fuiste por él? —Soltó el futuro rey abriendo sus ojos ante la sorpresa que sus soldados le habían ocultado. 


—Shh...—Le obligo a callar robando un delicado beso de sus labios. — Si el tipo que escapo llega con la noticia del escuadrón que protege el pueblo no atacaran. Hablaran de Chim y como están protegiéndolos. 


—Buscarán otra entrada. —Aseguro. 


—Así es...No utilizaran el mismo camino para llegar a ti. —Jungkook solo necesito esa frase de parte de Jimin para comenzar a analizar todo tipo de camino y pasadizo en el castillo. 


—Mierda...¿Por qué no lo pensé antes? —Jimin estaba de lo más frustrado, más que temeroso por el posible ataque a su persona, donde se suponía que debía de morir, estaba mucho más molesto de no poder proteger su reino de idiotas que solo querían sacar el pasado sobre una paz que venía reinando en la península hacía ya bastante tiempo. 


El moreno paso su mano por los cabellos contrarios.


—Estabas muy estresado con lo que viste, por eso no quería que me acompañaras...


—Pero sabes que no puedo dejarlos solos...


—Shh.. Nada más de eso, ¿Si? —Tomo una pausa. Deslizo su mano por la mejilla de este lentamente, apoyo su pulgar sobre sus labios y dio una suave caricia a ellos. —Deja que yo me haga cargo... 


No pudo evitar tomar los labios contrarios de nueva cuenta, rodeo con sus brazos el cuello del menor. Obligo al moreno a recostarse sobre la cama mientras dejaba sus manos hicieran de las suyas deslizándose por su cuerpo hasta su abdomen donde lo acaricio. Era una de las pocas oportunidades que tenía para tomar el control, Jungkook era siempre quien le sorprendía por completo, se dejaba hacer por el, que le tocara y lo acomodara en la posición que se le diera la gana, más tampoco podía dejar que ese pequeño demonio se controlara del todo. La posición cambio, Jungkook tomo el control dejándolo acorralado contra la colcha, se encargó de tomar sus manos para llevarlas a su cuello, como si deseara que el dejara todo el trabajo a él. Entre suspiros y besos continuaron con la tentación de acariciarse, caricias que no solo llegaban con las manos, puesto que sus cuerpos tenían ese roce que el no pudo evitar abrir sus piernas para permitirle a Jungkook frotarse contra él, quería sentirlo. 


Toc-Toc.


La puerta sonó por un par de golpes que le separaron en cuestión de segundos, obviamente entre quejas y sus respiraciones aceleradas por no culminar el acto, además de mantenerlo en tensión por ser conscientes que no podían mover tela alguna de sus cuerpos. Ninguno salió de la cama, moverse más solo les delataría, era suficiente tener la respiración agitada, por ello es que se acomodaron, casi como niños buenos, Jungkook recostado en la cama mientras él se había sentado y cruzado sus piernas. 


—Oh.. Estabas aquí. — Hablo la princesa. 


Esos golpes siquiera habían sido para escuchar luego los anuncios, obviamente la princesa no tenía por qué anunciarse por si misma, era su habitación, podía ingresar tras dar apenas unos cuantos golpes. Era peligroso estar ahí con Jungkook, solos.


—¿Hm? ¿Me estabas buscando? —Pregunto Jimin levantándose lentamente. 


—Si, perdón por interrumpir su descanso. — Miro al moreno. — Hola Jungkook


—Su majestad. — Este de inmediato se puso de pie, se inclinó frente a la mujer sacando sonrisas de los labios contrarios. 


—No hagas eso conmigo. —Se quejó la esposa del príncipe. — No es necesario, somos todos amigos... 


Entonces, el moreno apunto a la puerta. 


Hoseok estaba apenas ingresando, por ende la puerta estaba abierta, si alguien de afuera escuchaban su informalidad recibiría un castigo, así como Hoseok si hacía lo mismo. 


—Oh...Hobi.. —Susurro la mujer. — Entra y cierra eso. — Apunto la puerta. 


El caballero obedeció de inmediato y se acercó tras la mujer. 


—¿Qué ocurre? ¿Por qué me buscabas? 


—Bien...—La mujer relamió sus labios y movió sus manos algo inquieta. — Estuve organizando los preparativos de la coronación. Sé que no te sientes muy bien y quería adelantar tu trabajo. —Volvió a tomar una pausa donde tomo aire y soltó un suspiro suave. — Cuando fui a presentarlos los del consejo...Bueno, se burlaron y no tomaron ninguna de mis decisiones en cuenta, porque debían ser tomadas por ti. 


Sunghee parecía completamente molesta, su ceño se había fruncido, sus manos en su cintura, era claro y él también estaba molesto, con nada más escuchar esas palabras ¿Cómo podían esos incompetentes no tomar en cuenta las opiniones de su esposa? Odiaba a los malditos ancianos. Sunghee había hecho todo eso por su bien, ¿Qué más querían? Se estaba preocupando por él, mientras él tenía su cabeza en las batallas y la seguridad del pueblo, su mujer había tomado la iniciativa de adelantar trabajo...


—Esos idiotas. —Apretó su mano con fuerza tras maldecir. 


Sunghee se acercó entregando los papeles mientras tomaba asiento a su lado en la cama. Al mismo tiempo Jungkook se acercó a Hoseok parándose a su lado, ambos guardias tenían la mirada encima de ellos, mientras que él se encargaba de observar todos los arreglos que hizo su esposa tras tomar los papeles que le había entregado. 


—-Entonces las coronas están listas. — Pronunció tras leer algunos párrafos. 


Sunghee asintió. 


—Elegiste hasta los cubiertos del banquete... —Pronunció feliz. 


—Quería quitarte todo el trabajo de encima. — Sunghee sonó completamente sincera. 


—¿Tu vestido? —Le miro curioso. 


—Ya está elegido. Solo faltas tú, aunque ¿Recuerdas los que enviamos a hacer con el hombre del pueblo? 


—Si.


—Bien... Escogí uno de esos, igual que mi vestido. 


—¡Oh! Es una excelente idea. Está todo listo. 


—Hm... —Asintió orgullosa de su trabajo, más porque Jimin le estaba apoyando en cada una de sus decisiones. — Pero ya sabes...—Suspiro. — Tienes que ser tu quien tome las decisiones. 


—¿Quieres un espectáculo? —El príncipe sonrió malicioso cual demonio. 


—¿Eh?...


—Hoseok, Jungkook. Citen a esos tipos a una reunión urgente en el salón. — Ordenó. 


Ambos guardias se inclinaron lo cual le hizo rodar los ojos por la molestia y los dejo ir. 


No demoró en salir de la cama luego de terminar juntar una vez más todos los papeles. Estaba decidido en mostrarle a todos esos idiotas que la voz de su mujer tenía tanto valor como el propio. ¿Qué daño les hacía aceptar a su esposa? Siquiera era el hecho de ser de otro reino, estaba seguro de eso, era nada más por ser una mujer, el mismo tema por el cual debió de pasar su madre. Lo odiaba. Faltaban tres días para ser su rey y cuando tomara ese puesto, quería verlos a todos tragarse sus palabras, puesto que los sacaría a cada uno de ellos de sus cargos, le tenían completamente aburrido. 


—Jimin...—La mujer le llamo en una voz suave.


—¿Hm? —Se detuvo frente a la puerta. 


SungHee se levantó lentamente de la cama, parecía completamente nerviosa, eso no era una buena señal, era claro. Trago en seco cuando se acercó y le tomo del rostro para robar un beso de sus labios. Su temor no fue por lo que esta tenía en mente, sino que era más bien porque sus labios ya estaban calientes, y había sido justamente el hecho de que había compartido besos anteriormente con el menor, por ende el contacto lo delataría.


—Ya deberíamos...—Soltó finalmente, el tema tan temeroso para ambos, más el tiempo siempre iría en su contra. 


—¿Estas segura? —Se obligó una vez más a tragar de los nervios. 


Sunghee solo asintió. 


—Está bien. Si estas preparada...


¿Y él lo estaba? 


Ahora estaba más nervioso que nunca. Jamás pensó que el sexo lo pondría así, bueno que con Jungkook no era diferente, solo que, el amor era distinto, esa mujer a su pareja. 


Necesito disipar de su cabeza las palabras de su mujer mientras caminaba hasta el salón, pero vaya que le había costado, estaba intentando concentrarse en las palabras que soltaría en contra de esos viejos, más no podía, solo estaba pensando en cómo haría para no lastimar a su mujer. Su mano temblaba ligeramente, para peor, traía al mano de Sunghee con sus dedos entrelazados con los propios. No sabía si ese temblor era propio o de la mujer, probablemente ambos y que el de esta fuera por la escena que iba a dar en ese momento. 


Las puertas frente a ellos se abrieron y el finalmente ingreso acompañado de su mujer. Paso firme, expresión seria, con sus pulmones llenos de aire y su cabeza en alto. La guio hasta su asiento, asiento real, solo para el príncipe o un rey, siquiera para una reina, siempre dejando a un lado a las mujeres. Él...se lo cedió, lo que ya había causado un impacto en el resto de los hombres en el lugar. Esas reuniones eran nada más para hombres, por ende la mujer en un lugar como ese iba a recibir de inmediato quejas, las cuales no se hicieron esperar al momento en el que esta tomo asiento donde se suponía, jamás debería sentarse.


—Debo objetar el hecho que ella se encuentre en este lugar. — Pronunció el primero luego de dar un golpe a la mesa y ponerse de pie, prácticamente indignado. 


—También yo, pido su retiro en este instante. — Habló otro.


Entonces, Jimin soltó una suave risa mientras apoyaba su mano en el hombro de su esposa. Si esos hombres creía que estarían por sobre a quién educaban para liderar un reino, estaban equivocados, si bien tenían años de experiencia, tal parecía que el trabajo a esa edad siquiera debería de considerarse. 


—¿Olvidan quien va a ser su rey? —Pronunció tras mirar casi uno por uno a los que conformaban esa mesa.


—Señor, una mujer en este lugar, ¿Cómo se le ocurre? —El hombre estaba alterado. —Su padre...


—Mi padre está muerto. Muchas gracias por recordarlo. —Se quejó.


Termino lanzando los papeles sobre la mesa, acto que saco una sonrisa en ambos guardias de pie en la puerta observando desde el interior todo. Hoseok y Jungkook estaban ahí más que nada para admirar el espectáculo que estaba por hacer, pues ellos también debieron de educarse en base a las reglas de los reinos, sabían que ningún rey actuaría como Jimin, pero él no sería como el resto de los reyes. 


—Eso...


—Si. — Jimin sonrió y apunto apenas por un segundo los papeles que había dejado en la mesa. — Son los arreglos que mi esposa, su futura reina, hizo para la coronación. —El silencio reino en el salón apenas el calló, por ende tuvo que ser quien lo rompiera. — ¿Alguien podría explicar lo que ocurrió hoy? —Exigió. 


—Señor, es indigno que una mujer tome decisiones por usted. — El hombre tomo los papeles y comenzó a organizarlos, golpeando un par de veces la mesa al apilarlos. 


—¿Esa confianza le tiene a su esposa? 


Todos guardaron silencio. 


—Así es. —Elevó su voz. —Yo confió en mi mujer, es por ello que me case con ella. Si hizo estos arreglos es porque me conoce, cosa que ustedes no. ¿O sabían que vendría hoy a charlar este tema? Porque de hacerlo, supongo que no hubieran hecho el espectáculo de esta mañana, lastimando las emociones de mi mujer. — Recalcó. 


—Señor...


—Su edad ya no va con el puesto, ¿No creen? —Si, lo había dicho. 


—¿A que se refiere? 


—Es sencillo. —Jimin tomo como todo un caballero los papeles, sin arrebatarlos, sino que extendiendo su palma para que el hombre los soltara por su cuenta, y los entrego a su esposa. — Cuando asuma mi cargo tendré otros consejeros. Tal como mi padre los escogió a ustedes, yo escogeré a los míos. 


—Señor pero...—Varios hombres se pararon en cuestión de un parpadear. 


—Oh...Y mi esposa está a cargo de la coronación. Tiene mi aprobación tal y como la pidieron. —Sonrió. Había llevado justamente las palabras de los viejos en su contra. Si pidieron su aprobación para que Sunghee estuviera a cargo, bien ahí la tenían. 


Sunghee sin más se levantó tomando su mano, se sentía bien que esta sonriera después de todo el trabajo que hizo por él. Se había preocupado y eso lo agradecía. Probablemente era como Jungkook lo había dicho, Sunghee se enamoraría de él y aunque le tenía un gran cariño, ese cariño no se convertiría en amor por su parte, más no quería lastimarla por no poder amarla. Podía sentirlo puesto que tenía un gran problema... La mujer no lo excitaba. 


La noche llego, él estaba recostado leyendo un libro con tranquilidad con la tenue luminosidad que daba la vela a un lado de su cama en un pequeño mueble de madera tallado especialmente para él. Sunghee le dio el aviso de que tomaría un baño, por lo cual se relajó un poco, serían más minutos de espera para el acto que ambos debían de concretar. No quería tomar su palabra esa noche, necesitaba prepararse, saber cómo debía tomar su cuerpo sin hacerle daño, que hacer en realidad, donde tocar, como besarla, todo era tan diferente, solo podía pensar en Jungkook y sus movimientos para volverlo loco, lo cual era una mala idea, ya que el cosquilleo en su entrepierna comenzaba. 


La mujer salió del cuarto con una bata de la mejor tela que podía entregar el reino, siempre obtenían lo mejor, aquello eran otros temas que le hacían pensar de más, como el que con una simple bata podía alimentar a su reino y por qué tenerlo si otros no pueden. No era necesario, pero aun así a ellos los trataban como si fueran dioses.


—Jimin...—Ahí estaba, esa voz suave indicando el inició de todo.


Apenas le llamo dejo su libro a un lado y elevo su mirada a su mujer. Esta se acercó sentándose a su lado. Las telas no hacían bulto, por ende de inmediato pensó que bajo esas telas no había absolutamente nada, sin contar que los pezones de la mujer se notaban erectos en la fina de tela. 


<< Mierda>> Pensó. No se estaba excitando como se suponía debía de hacerlo, se había puesto más nervioso, pues verla así solo quería decir que realmente hablaba en serio y que ese acto debía llevarse a cabo esa noche y no otra. 


Sunghee se acercó hasta besar sus labios, apenas un corto roce de sus bocas hasta volver a ver sus ojos. Vio cómo su mirada bajo hasta su boca y volvió a subir a sus ojos. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo comenzar? Era avergonzante que ella estuviera tomando la iniciativa y no él. ¿Qué clase de hombre era? Si no movía un musculo ella notaría que no estaba a gusto o peor, que su pene no reaccionaba a sus encantos. 


Deslizo su mano por la cintura de esta para acercarla, siendo bastante delicado al hacerlo y una vez que sus cuerpos se unieron comenzó el mismo trabajo que había realizado la primera vez, trabajo que tomaba tiempo, concentración sobretodo de su imaginación, debía de ser capaz de excitarse aun cuando tenía que pensar en Jungkook. Desde quitar las telas de sus cuerpos hasta besarle los senos, no había seguido el mismo orden de la ultima vez pero al menos comenzaba a tomar un ritmo por reconocer el cuerpo contrario, la diferencia estaba en que esta vez ambos habían terminado sin telas que interrumpieran el acto y él finalmente se encontraba completamente erecto. 


Tal y como lo pensó, todo lo que hizo fue exactamente lo que le excitaba de Jungkook. Cada uno de los movimientos mientras los realizaba le calentaban, lo excitaban, pero su erección no llego a ese resultado con su imaginación y recuerdos. Tras hacerla suspirar Sunghee deslizo sus manos por su cuerpo tocando su esculpido abdomen hasta llegar a su erección. Si, el que esta le masturbara mientras se acariciaban era la única forma de conseguir tal erección, después de todo no necesito solo pensar en su pareja, tampoco podía ser una bestia, Sunghee era hermosa, solo que la excitación no iba a base de miradas, sino de caricias. Lo normal, el cuerpo debía de reaccionar por roces como esos. 


Con sus piernas enredadas y sus bocas unidas, es que finalmente deslizo sus manos desde los desde los senos de esta hasta su entrepierna, intentando evitar que su esposa notara ese ligero temblor de su mano ante los nervios. Dos de sus dedos bajaron abriendo los labios de su vagina, cuando encontró la humedad de su intimidad se tranquilizó, tal y como tenía el temor de que su pene no reaccionara a las caricias ajenas, era que las propias no dieran resutlados en el cuerpo de su esposa. Y es que, ¿Qué hacía si Sunghee no estaba lubricada?, para su suerte no le haría daño con esa lubricación, sin contar que era la primera vez de su mujer en comparación a él, el dolor no lo explicaría, puesto que sentiría lo mismo, quizás peor de lo que el sintió, ¿Podía ser peor? La vagina estaba hecha para recibir una erección, a diferencia de un hombre. 


Termino ubicándose entre sus piernas sin olvidar acariciarlas hasta sus muslos. Podía notar en sus mejillas lo avergonzada que se encontraba, debía admitir que verla de esa forma le había gustado bastante, era demasiado dulce y tierna, parecía un ángel que el estaba corrompiendo. Cuanto esta cubrió su rostro inmediatamente con sus manos, no pudo evitar sonreír y acercarse para besar esas manos, quería tranquilizarla, después de todo, ambos estaban involucrados en el tema.


—Dime si te lastimo... Por favor... —Pidió mientras ella retiraba sus manos de su rostro para rodear su cuello. 


Debía hacer algo para distraerla mientras la penetraba. Una vez que ubico en su entrada su erección, sus labios se apoderaron de su cuello, no dejaría marca, o eso esperaba, pero si succionaba su piel lograría distraerla de la intromisión en su interior. Su glande no demoro en ingresar, ya con eso podía relajarse un poco, pues era la zona del pene más grande que el resto, por la lubricación poco a poco la penetro hasta ingresar por completo. Fue lento y delicado, no sabía si era para bien o para mal, podría ser que esta sintiera más dolor si la penetraba con esa lentitud. 


Entre gemidos y jadeos es que terminaron ambos agotados en la cama. No explicaría el desarrollo de esa noche, sería un recuerdo que ella y él se llevarían a la muerte, porque estaban seguros que podría ser la única vez que tuvieran sexo. Había sido por placer, tenía que admitirlo, obviamente la principal razón era la 'creación' del heredero, pero sabía que más que cariño no había existido en ese encuentro.


La había marcado esa noche dos veces, a petición de ella, algo que no pudo negar, puesto que se suponía era su esposo, disfrutaba del sexo con una mujer y no estaba con un hombre. No era igual. Cuando Sunghee le pidió hacerlo una vez más se sorprendió, no le dio descanso, sino que inmediatamente esta invirtió sus posiciones e inicio un nuevo acto sexual, sin siquiera darle la oportunidad de salir de su interior. Tenía que agradecer que los roces de su vagina en su pene lograron erectarlo una vez más. 


No mentiría, lo había disfrutado, todo sexo parecía ser placentero, más si existían diferencias. Con Sunghee lo placentero era el acto en sí, sentir como poco a poco llegaba al orgasmo y se corría en su interior, donde logró sentir su semen esparciéndose en ella. Con Jungkook... Con Jungkook todo era una locura, desde el inicio de su contacto hasta el final. El menor apenas tocaba su cuerpo se sentía en las nubes, se excitaba de tal forma que deseaba más, dos rondas no eran nada para lo que podía hacer con Jungkook, como un día antes de la boda pasar toda la noche teniendo sexo. 


Gracias a dios nada entre ellos cambio. El acto sexual fue simplemente eso, sexo. Al día siguiente Sunghee hablo con normalidad, como si nada hubiese ocurrido, de hecho debía de aclarar que esa misma noche luego del acto cada uno tomo sus telas y se acomodaron para descansar, no había sido nada parecido a lo que acostumbraba a pasar con jungkook, que era más bien dormir desnudo entre sus brazos, despertar con la erección del menor en su culo pidiendo una nueva ronda para mantener las energías por la mañana. Sunghee le anuncio que continuaría con su trabajo de la coronación, ahora que tenía su autorización no necesitaba más que dar órdenes para continuar, nadie interferiría luego de la escena que dio Jimin en la reunión con esos viejos. Mientras él aunque no podía decirle palabra alguna del tema a Jungkook, a petición del mismo moreno, solo tomo un baño, limpio su cuerpo, no era como si necesitara asegurarse de ello, era que se sentía extraño, sentir que alguien más le toco, beso mientras solo debía de tratarse del menor. Se vistió y anuncio estar ocupado en su oficina sin querer molestias, fue lo primero que hizo apenas cruzo las puertas, aun tenía que resolver problemas con el ataque, y claro estaba que había citado a su guardia personal para la "discusión del estado del pueblo". Se sentía mal de utilizar un tema como ese de excusa, pero necesitaba el cuerpo del moreno, así como sentía que un baño no quitaba todo rastro de Sunghee, el cuerpo del moreno lo haría. 


Jungkook cruzo la puerta cerrándolas tras el luego de anunciar la protección del príncipe, era la única forma de que no existiera ningún guardia de seguridad tras las puertas, pero si a unos cuantos metros, y es que no le dejarían jamás tranquilo, ni respirar podía, menos cuando no paso tanto tiempo del ataque y obviamente querían la cabeza del heredero al trono. 


—¿Todo bien? —Pregunto el menor tras acercarse a él con una mano como siempre sosteniendo su espalda para evitar tanto movimiento al caminar. 


Jimin estaba apoyado contra el escritorio esperándolo, no quería perder tiempo rodeando el escritorio, suficiente con el que le había dado para caminar hasta él. 


—Hazme tuyo...— Pidió en una voz necesitada. — Ahora. 


El día tan esperado llego.


Jungkook se encargó de toda la seguridad del castillo junto con Hoseok, estaban seguros de que ocurriría un ataque en la celebración, por ende reforzaron todas las entradas e hicieron revisión del perímetro durante todo el día, eso significaba no encontrarse cerca del menor por un largo tiempo, lo cual era, solo una tortura para él. Así como Sunghee se quejaba de no tener a Hoseok para preguntar acerca de cómo se veía ese vestido en ella.


La situación saco en ambos bastantes carcajadas y risas, gran parte del día sacaron del otro unas cuantas sonrisas por recuerdos de su niñez, sin duda su esposa en esas conversaciones era una gran compañía. Ambos parecían vivir por sus guardias personales, si el tema no era su pasado, era la relación o buenos recuerdos vividos con sus guardias. A Jimin le encantaba tener tema de conversación con ella, pues creyó que jamás tendría a quien le entendiera. El único que tema que toco con respecto a esa noche era el hecho de si se encontraba bien, si le había dolido o algo parecido, lo que menos quería era lastimarla.


Volvió a ver en sus mejillas ese rojizo color que tanto le gusto esa noche, su mujer no podía ser más adorable. Era cierto, de no tener su corazón ya ocupado con el menor, probablemente se hubiera enamorado de ella, parecía ser la esposa perfecta. En esa misma oportunidad ella le pidió no volver a tocar un tema tan avergonzante como ese, y ahí fue como acabo la charla o posibles charlas a futuras de su encuentro sexual, no diría nada más al respecto puesto que tampoco se sentía cómodo con ello. Eran dos amigos teniendo sexo por obtener un hijo que hiciera feliz al pueblo. 


La ceremonia comenzó antes de que el sol se escondiera, necesitaban esa iluminación para asegurar todo el castillo y recibir a la mayoría de los invitados. Una coronación jamás tenía una duración corta, pues llevaba tiempo reunir a tantos personajes importantes en un solo castillo, además del pueblo. Comenzó como todas las demás leyendo las leyes, los respetos al anterior rey fallecido y las palabras que el no pudo decir jamás. Después de las palabras de su madre como reina dejando su puesto, finalmente llego la tan esperada hora, leer las leyes era lo que más tiempo llevaba, recordándoles a todos lo que ese nuevo rey debía de cumplir al tomar el trono. Ambos príncipes se encontraban parados frente a todos los invitados, el mismo lugar donde la última vez se juraron 'amor eterno' y se unieron en matrimonio. 


Tras ellos se encontraban sus empleados, sosteniendo un almohadón de tela roja cada uno con la corona correspondiente a cada príncipe, mientras el de voz ronca y alta, hablaba en ese silencio anunciando cada una de las acciones por aquel que tenía guantes blancos con la corona en sus manos. Momento perfecto para un posible ataque, donde Jimin podía notar como sus guardias personales, estaban preparados para defenderlos, manteniendo siempre sus manos en esas espadas con tal de retirarlas de sus fundas lo más rápido posible si llegaban a necesitarlo.


—Por el poder que me confiere la corona. —Su madre había acabado con el silencio que dejo el hombre tras leer el corto discurso. — He de presentarles a su nuevo rey. Park Jimin. —La mujer anunció mientras posicionaba la corona de oro sobre sus cabellos. —Felicidades hijo. — Soltó en una voz suave girándose y extendiendo su mano para que diera unos cuantos pasos al frente.


Su primer movimiento fue girar su mirada a aquellos viejos que una vez hicieron sufrir a su madre y a su esposa. Todos le miraron con una cara de espanto, entonces sonrió, había logrado su cometido, los había asustado lo suficiente para que estos hicieran bien su trabajo, más no había dicho ni una sola mentira, el se encargaría de acabar con ese consejo, pues necesitaba personas que realmente le apoyaran. 


Su madre realizo los mismo movimientos, esta vez con su esposa, apoyando la corona con delicadeza en ese arreglado de cabello que había conseguido Sunghee—Les presento a su nueva reina. Go Sunghee— Una vez que acabo, se alejó dos pasos, tomo su vestido y se inclinó ante quien ahora tenía más poder que ella. —¡Sus reyes! — Su madre sin duda sabía hacer un espectáculo. Se giró al público, extendió ambas manos y los presento mientras ella retrocedía en medio de ambos cuerpos. 


Cada uno de los invitados se inclinó, era la manera de jurarles lealtad, aunque el de su servicio aun no comenzaba podía parecer una ceremonia corta pero era claro que no sería así. Luego de tomar asiento en sus tronos, comenzó la ceremonia de lealtad, cada agrupación del castillo se acercó frente a ellos jurando lealtad a sus reyes, soltando un discurso en voz alta, sus manos en sus corazones mientras estaban inclinados frente a ellos. Esa situación le aburriría y más que eso, odiaba que sus empleados debieran verse frente a él como los 'Debiles' cuando eran ellos quienes les protegían. Más, existía una persona en específico que debía jurar lealtad a su nuevo rey así como una vez lo hizo cuando tomo el título de príncipe. 


—Para finalizar. — Soltó el hombre encargado de dirigir la ceremonia. — Se ha entregado el cargo de guardia real y personal de nuestros reyes a líder de escuadrón Jeon Jungkook. 


Sus ojos se abrieron inmediatamente cuando el hombre tras ambos tronos no había mencionado el nombre del guardia personal de su esposa. ¿Dónde se encontraba Hoseok? Se suponía que ambos guardias continuarían con ellos, no solo uno. Eso solo podía significar una cosa, Hoseok sería enviado de vuelta a su reino. 


El menor se acercó a ambos con una postura recta y su mano sobre su pecho. Tomo la empuñadura de su espada con su diestra y prosiguió con el protocolo .—Juro lealtad a mi rey y mi reina hasta la muerte. — Seguido de esas palabras desenvaino la espada y la clavo al suelo antes de inclinarse frente a ellos, manteniendo su espada con el filo hacia abajo, su mirada también, ver a los ojos solo era señal de 'reto' y amenaza. 


La mirada se Sunghee parecía completamente triste y la situación a él lo estaba calentando, estaba furioso, no sabía a quién matar en ese momento, pero al mismo tiempo sentía su estómago revolverse por ver a Jungkook frente a él, como su guardia personal, siempre parecía ser tan excitante ese tipo de ceremonias. Su mirada fue inmediatamente a esos viejos, aunque le miraban como si nada, sabía que habían sido los responsables de todo. Le robaron la protección de Sunghee como venganza. ¡Lo sabía! 


Jungkook se puso de pie y tras una venia se retiró a su puesto. Puesto que ahora debía de cumplir como protector de los reyes, por ende, se dirigió tras ellos, donde luego de ver al frente, posiciono ambas manos tras su espalda en modo de descanso.


—¡Se les invita a cele..bra....r! —La voz del hombre se quebró al notar como el príncipe se salía del protocolo.


—Esperen. —Se puso de pie tomando el cáliz que le había sido entregado para el primer brindis, que fue prácticamente arrebatado de la bandeja a su lado.— Como rey, prometo hacer el cambio. Silla se verá completamente beneficiada en todo sentido de la palabra, siempre los protegeré y velaré por el bien de mi pueblo. 


Todos comenzaron a aplaudir y a celebrar sus palabras, alzaban sus copas preparados para las siguientes palabras y el anuncio que a todos debía de darles la autorización de beber. Pero Jimin tenía otros planes, estaba harto, completamente aburrido de ese maldito juego que tenía el consejo en su contra, todo por mantener el poder. 


—Es por ello que como primera orden... —Tomo una pausa y volvió a alzar la copa, esta vez en dirección a los ancianos, como si estuviera brindando con ellos. — Mis consejeros quedan absolutamente destituidos de sus cargos. ¡Salud! 


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