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My King | Kookmin por MiRoApril

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Su día no pudo comenzar mejor. Parecía un hombre nuevo, la felicidad irradiaba de él, fue incluso tan sorprendente para los guardias que le escoltaron hasta su oficina. El rey se encontraba tan lleno de vida, animado aun cuando se encontraban próximos a encontrarse en una posible guerra. Su sonrisa no podía desaparecer de sus labios, tal y como levantarse después de una noche con Jungkook, lleno de energía, solo que esa noche la había pasado con su esposa y no precisamente en sexo, ese era un tema que dudaba volviera a repetirse. Así es, había pasado una hermosa noche con su esposa, su mejor amiga, sin duda podía ocupar ese título, después de todo el anillo que los unía no significaba nada y el verdadero título de pareja lo tenía el moreno. 


Esa mañana tenía tanto trabajo como en cualquier otro, puesto que sus deberes solo habían cambiado de no poder dar autorizaciones como 'rey' a darlas junto con la firma y su sello, pero para ello antes debía de leer una gran cantidad de papeles. Tenía trabajo, más su lectura no avanzaba. Estaba perdido en sus pensamientos con cada una de las palabras que había tocado con Sunghee la noche anterior. Podía sentirse tranquilo, sabía la verdad, la 'gran' verdad. El no era el único que tenía secretos, eso lo sabía, más estaba tan perdido en su amor por el menor que no notó lo que siempre tuvo en frente. Su mujer también estaba enamorado, mejor aún, ambos estaban enamorados de sus guardias personales, aunque no fueron exactamente las palabras que pronunció para ella... ¿Había otra forma de interpretarlas?


—Lo amo Jimin...


No entendía por qué su esposa le estaba hablando de Hoseok de esa forma. El conocía su relación, cualquiera se volvía cercano a su guardia personal cuando debía de verle la cara todos los días, terminaban conociéndose mejor de lo que se pensaba. 


—Sé que lo amas, llevan tiempo viviendo diferentes experiencias juntos, él te protege hace mucho, me sentiría igual de estar en tu posición. — De hecho, se sentía igual, porque lo amaba, amaba a su guardia personal. 


—No, no es así. Jimin, yo lo amo. —Volvió a hablar su mujer en un intento de darle otro tono de voz a esas palabras para hacerlas diferentes, más el seguía interpretándolas de la misma forma.. — De verdad lo amo.. —Entonces, entendió.


—Te refieres a...


Sunghee asintió. 


—Yo quebré la regla más grande. No has sido el primero...


¿Cómo hablar cuando el tema de conversación había dado un giro por completo? Además de no sentirse mal por sus palabras ni sorprendido, sino completamente feliz, pero era posible que expresara tal emoción a la mujer. ¿Cómo hacerlo sin exagerar? Hacerlo también podía ser mal interpretado, puesto que no era una noticia de lo mejor para nadie, en realidad una noticia como esa solo la llevaría a la ahorca por deshonra al reino de Baekje, siquiera ser reina en Silla la salvaría. Era una condena que el también viviría de salir a la luz su secreto, peor, el recibiría castigos mucho peor. 


—No me delates por favor, pero entendería si no me quieres perdonar y enviarme a ejecución por traición...—La voz de Sunghee intentaba no quebrarse, podía verlo, forzaba su garganta para no dejar salir ninguna lagrima mientras hablaba, así solo dificultaría el dar explicaciones. 


—¿Qué? —Abrió sus ojos por semejantes palabras, termino cubriendo la boca ajena con sus manos. — Shh... Nos pueden oír, siempre nos vigilan. —Advirtió sin soltarla, aun cuando estaban hablando con normalidad, habían soldados que tenían orejas en las puertas o paredes. 


Sunghee asintió luego se tranquilizarse, deslizo con lentitud su mano de la boca ajena para volver a reacomodarse sobre la cama.


—Por favor...—Volvió a pedir su esposa, esta vez con una voz más suave, casi en un susurro pero en un ruego. — No me mates. Puedo complacerte en lo que quieras Jimin.. 


No sabía si reír tras cada palabra de la menor o molestarse por el hecho de creerlo un adicto al sexo. Bien, si lo era, solo con Jungkook claro. Más bien era por el hecho de haberlo metido al mismo saco donde estaban algunos hijos de puta que no merecían vivir por tratar a la mujer como un objeto, más si era sexual.


—Tranquila, ¿Si? — Le pidió en un susurro para mantener el ambiente tranquilo.Para empezar, no había considerado las palabras de la mujer con un sentimiento hacia su guardia personal, todo lo contrario, creyó que esta le tenía el mismo sentimiento que a él, un amor de amistad, además de los años que llevaban juntos. 


—No haré nada, tranquila, no necesitas asustarte. —Intento tranquilizarla, Tomo sus manos para acariciar su torso con sus dedos pulgares. — En un comienzo hablamos de esto, solo somos amigos Sunghee, con una etiqueta para todos excepto para nosotros, no me engañaste, tampoco lo siento así.


—Entonces, discúlpame por no decirte la verdad. Creí que no lo aprobarías de saber que no era virgen —Confesó su esposa. La regla crucial entre todos los reinos, regla que Jimin siempre dudo que algunas cumplieran, ¿Por qué tenían que hacerlo si los hombres no lo hacían? 


—¿Crees que yo llegue virgen al matrimonio? — Pregunto arqueando una ceja. —Si los hombres pueden hacer lo que se les de la gana antes del matrimonio, ¿Por qué una mujer no? 


—Pero...


—No. —Tomo la mano de su mujer y la acerco a sus labios para besarla con delicadeza. — Tenías miedo, entiendo...


—Yo lo amo Jimin, Lo es todo para mí. — Soltó en un suave susurro avergonzada. 


—Sabes...—Tomo aire y soltó un suspiro suave. — Se lo que se siente. —Confesó. 


—¿Estás enamorado? 


Asintió. 


Su mujer se reacomodo sobre la cama buscando la mejor posición para que esa charla continuara el resto de la noche. Estaba seguro que Sunghee le veía como una amiga más, con la que podía hablar de 'amor', por ello se le contagió la sonrisa de esta cuando se acomodó en la cama, ya que incluso sus ojos brillaban por saber de quien se trataba. 


—No puedo decirte quien es...—Explicó de inmediato. 


—¿No confías en mí? —Soltó en un ligero tono algo decepcionada. 


—No es eso exactamente, de hecho estoy confiando en ti diciéndote esto. —Jimin apretó ligeramente las manos ajenas, puesto que por un momento sintió un frio recorrer su cuerpo, era el miedo y no quería comenzar a temblar por hablar del tema. 


—Hm...—Soltó no muy convencida. 


—Es complicado.


—Está bien, seguro es una chica del pueblo, ¿No? ¿Por eso los entiendes tan bien? ¿Por ella? —Preguntó curiosa. 


El negó. 


—Realmente me gustaría darte todos los detalles, pero creo que necesito tiempo para eso. 


—Sabes que puedes confiar en mi Jimin. —Sunghee acerco su mano hasta la mejilla del rey acariciándola. — A veces creo que eres una ilusión. 


—¿Eh? 


—Es imposible que exista alguien como tú. —Sunghee le miro a los ojos, era una escena que cualquiera soltaría un suspiro de esos babosos al ver las parejas enamoradas, 'aww' y ese tipo de sonidos extraños, pero ellos no se miraban con amor, sino con un cariño del cual no habían obtenido entre sus iguales. La realeza. 


—¿Por qué lo dices? —Soltó algo sorprendido. 


—Porque escuchas, comprendes, nadie lo hizo antes, ni mi propio padre. Estoy segura que el reino se ha ganado un rey que realmente hará el cambio que desean. 


Se sentía realmente bien de saber que alguien creía en él además de su amante. Tenía grandes proyectos en mente, pensaba realizar un gran cambio en ese reino, comenzando por dejar que escucharan la voz femenina, un trabajo que le llevaría más tiempo sobre tantos hombres que creían tener el poder sobre ellas. Podía ser extraño, pero él las entendía a la perfección y era por el hecho de ser perfectamente criado por su madre y tener una fantástica mujer como esposa. 


Negó a sus palabras, no por rechazarlas, sino porque le había avergonzado escucharla hablar tan bien de él. Termino soltando un suspiro suave.


—Entonces Hoseok ¿Eh? —Si, quería cambiar el tema ¿Y que mejor que hacerlo bromeando un poco con ella? Más bien, poniéndole nerviosa. 


Sunghee se sonrojo. 


—Si. Debes creer que era de esperarse, pasamos mucho tiempo juntos, pero no tienes idea de lo complicado que era seguirlo a él. Siempre cumpliendo las malditas reglas. —Se quejó la menor, palabras que le llegaron directamente, pues se reflejó en ella. Y seguía entendiéndola. —Fui yo quien se enamoró de él. Pero no me notaba como yo deseaba que me viera, solo me cuidaba, me tomo bastante tiempo que me conociera como soy y no como la típica princesa que creía que era. —Soltó un suspiro suave, uno enamorado. ¿Cómo se sentiría hablar de Jungkook con ella?. —Mi padre me dejaba bastante mal en el castillo, parecía una nena caprichosa. Yo podía usar los mismos vestidos, no me importaba repetirlos después de un tiempo, pero él decía que una princesa no debe dejarse ver con los mismos harapos. —Pronunció llevando su mirada hasta su mano. — Enviaba a hacer vestidos casi por semana, buscaba joyas, nuevos zapatos. Y Min creía que era yo quien los pedía. 


—Ya veo. Vaya que estaba ciego. —Río leve. — Apenas te vi supe que eras diferente. Pero puede ser porque yo te vi desde el mismo punto de vista que tu, ambos príncipes. 


—Después comencé a notarlo nervioso conmigo. La única forma de que dejara de obedecer las reglas era...


—Ordenándole. —Agregó completamente seguro interrumpiendo la voz femenina. 


—S-Si...


Relamió sus labios mientras asentía a su mujer. 


—También utilice esa técnica con Jungkook. Digo.. —Río. Casi había sonado, en realidad, había sonado a que el también intento seducirlo de ese modo.. —Es mi mejor amigo desde que nacimos y aun así no dejaba de llamarme señor, su majestad y todo eso...


—Es tan molesto. —Bufó su mujer rodando sus ojos. —Me alegra que nos entendamos Jimin. Espero que algún día tengas el valor de confiarme el nombre de tu enamorada. 


'Enamorada' 


—Algún día...


Ese era un detalle que dejaba pasar, decirle o más bien marcar el género como enamorada y no hablarlo en un tema neutro, porque era obvio, según la maldita iglesia el amor solo existía entre ambos géneros diferentes, más no parecía ser un tema que le importara por ahora, en algún momento sabría cómo se lo diría a su esposa, no necesitaba ser en esos días. Realmente no poquita quitar esa sonrisa de sus labios. La charla se había extendido hasta que Sunghee se quedó por completo dormida contra su hombro, aun después de dejar claro que ambos eran amigos nada les impedía tener esa relación más cercana, después de todo, si no era natural, todos notarían que en ese matrimonio existía "algo" extraño. Y vaya que lo era...


—¡Señor! 


Las puertas se abrieron con fuerza generando un estruendo que no solo lo saco de sus pensamientos, sino que le obligo a ponerse de pie en cuestión de segundos, dejando su 'mala' lectura sobre la mesa para fijar su mirada al frente. 


—¡El pueblo del sur esta siento atacado en este momento! 


El anunció ocurrió en un segundo, en el otro su corazón cambio su ritmo y al tercero el reacciono. 


—¡Envíen de inmediato al escuadrón liderado por Hoseok! 


—¡Si señor! 


Uno de los hombres salió rápidamente en sus órdenes mientras otros estaban frente a él esperando por más, obviamente esas no podían ser las únicas ordenes que el rey diera, había que hacer algo al respecto cuando no se trataba de tan solo un ataque, ya iban dos. 


—Alisten la torre para recibir a los refugiados. —Ordeno a uno señalándole con su índice. — Quiero que saquen de ahí a la mayor cantidad de personas posibles. — Ordenó a otro de la misma forma. 


—Si, señor. —Se escuchó resonar en su oficina. 


—Busquen a todos los médicos posibles, los quiero a todos bajo mis órdenes y en el castillo lo más pronto posible. 


—Entendido señor.


—¡Mi rey! 


Esa voz... 


Tras salir los demás en sus órdenes había llegado finalmente quien juro lealtad hasta le muerte, su guardia personal y su amante. Jeon Jungkook.


Su rey... ¿Cómo se atrevía a llamarlo su rey en ese tono de voz? Sonaba jodidamente bien para lo que el odiaba las etiquetas. Siquiera podía regañarlo por ello y es que le había gustado escucharlo, tanto que intento evitar ver sus ojos cuando este cruzo la puerta. 


—¿Tienes que ponerme a salvo? —Pregunto a este mientras tomaba sus libros con decisión de salir de ese lugar. 


—No será necesario si me envías ahí. — Hablo decidido el menor, mientras como siempre mantenía con su diestra firmemente empuñada la espada para desenfundarla en cualquier momento. 


—No, olvídalo. —Soltó con firmeza tras dos segundos de silencio. 


Paso al lado del menor siendo detenido por este al sentir su mano con fuerza sobre su muñeca.


—Jimin. — El agarre podía ser fuerte, más Jungkook jamás le haría daño alguno, solo estaba deteniendo su paso. — Si alguno llega a sobrepasar la seguridad del castillo, serán como mucho uno o dos. Tienes que enviarme con el escuadrón. 


Apretó su mano en un puño intentando aguantar todos esos deseos que tenía de amarrarlo y obligarle a quedarse. Odiaba que Jungkook fuera uno de los mejores guardias en el reino, el mejor en realidad, si lo enviaba, terminaría con todo de inmediato, puesto que dudaba que fuera un ataque diferente al que ya habían tenido. Gouryeo intentaba burlarse de ellos


—Solo si puedes cumplir una orden. —Soltó en una voz ya completamente rendido.


—¿Cuál? 


—Regresa con vida...—Rogó. 


No cabalgo con el grupo del escuadrón, él había tomado otros miembros y los guío en otra dirección, era el plan que habían creado con Hoseok para esos casos especiales y ese era el momento de ponerlo a prueba. Se había reunido más de una vez con el caballero de la princesa tras la coronación de Jimin, el hombre parecía otra persona decidida, enfocado en impresionar al rey y al supuesto no consejo que luego de las órdenes del más bajo, ya no existía. A los soldados ya los tenía en la palma de su mano, las enseñanzas de lucha eran diferentes en Baekje, por ende instruir a los soldados en nuevos movimientos había permitido un gran avance, mientras el se sintió un inútil por no hacer nada más que cuidar a Jimin y a la reina, sin contar que estaba cogiéndose al rey donde sea que lo encontrara en el reino. 


Reconocía que Hoseok hacía un buen trabajo, también entendía por qué deseaba destacar en comparación a lo irrelevante que era antes. Intento deducir de que se trataba, si existía algo tras sus palabras más solo logro entender lo mismo que pudo sentir el por Jimin, el miedo a perder a alguien que se le tenía demasiado cariño y por quien entrego su vida los años anteriores. Hoseok se sentía mal desde que el cargo de guardia personal solo se lo habían otorgado a él, sus animos aun cuando solo el notaba que eran bajos, obviamente Jimin y la princesa, es decir, reina, también lo notaron, para él no pasaba del todo desapercibido como para el resto de los soldados. Y es que había conocido a Hoseok durante ese tiempo de práctica, se veía en su mirada lo sensible que se encontraba por el posible regreso que tendría a su reino, dejando así a la princesa solo a su cargo.


Se disculpó con el, Hoseok nunca entendió la razón de porque se disculpó, era obvio que le darían a él la vigilancia de los reyes, era el mejor soldado del reino y claro, era de Silla no un recién llegado de un reino lejano. De todos modos lo hizo, puesto que se sentía injusto, el igual se hubiera sentido así de mal si alejaran a Jimin de él, después de tanto tiempo, años de amistad, casi eran hermanos, solo que no llegaron a tener jamás una etiqueta familiar, terminaron enamorados. 


—¡Señor, enemigo al frente! —Anunció uno de sus soldados.


Aunque no estaba completamente perdido en sus pensamientos, se tardó en crear el mejor movimiento para acabar con los dos jinetes frente a ellos. 


—¡Formación en U! —Anunció. —¡Ahora! 


A diferencia de la formación que tenían anteriormente, el paso de liderar a encontrarse en el centro de la letra. Sus soldados pasaron por alto a ambos jinetes, por lo que será su tarea acabar con ellos. Desvaino su espada realizando una señal de manos a su compañero de la derecha, eran dos contra dos, fin del juego. 


Tal y como había entrenado con el caballo, salto dejando que este continuara su camino y el aterrizando sobre su rodilla con el fin de no forzar sus ligamentos. De solo levantarse ataco al jinete que paso a su izquierda, como su compañero ataco a su derecha. Su espada atravesó el pecho del hombre, no paso tiempo para que el caballo del miedo dejara caer al muerto y se apresurara en su escape. 


Con el hombre tirado frente a él, pudo finalmente descubrir sus rostros de esas capuchas, al retirarlas, apareció el símbolo, aquel que acabo con el otro pueblo y entonces su ira aumento.


—Son de Gouryeo señor...—Hablo su compañero. 


Llevo su mano a su boca, ubico dos de sus dedos en las comisuras de sus labios y dejo salir un silbido al llamo de los caballos. 


—Prepárense para evacuar a los civiles. No vamos en apoyo del resto, a nosotros nos toca el rescate. — Sus órdenes, como las del rey, al resto les correspondía aceptarlas y sin reprochar. 


—Si señor. 


—Vuelve a la formación. — Ordeno al hombre a su lado. 


Una vez que anunció lo último corrieron junto a sus caballos, tomando las cuerdas y subiendo inmediatamente a su lomo. No perdería el tiempo, había dado las ordenes y aunque el lideraba ese escuadrón no dejaría que esos tipos se salieran con la suya, buscaría a su líder y acabaría con él, era la única forma de evitar que avanzaran hasta el reino como se supone que dos de esos jinetes lo habían hecho. 


Alcanzaron en poco al resto del grupo, sus caballos eran los más veloces, y como líder siempre tenía una mano derecha. 


—¡Entrando en zona señor! —Anunciaron. 


—Armados...—Tomo una pausa, analizaba la situación conforme iba ocurriendo, no debía de ser impulsivo y menos en una situación como esa. — ¡Ahora! ¡Quiero a todos los civiles a salvo! 


Las caretillas dirigidas por dos caballos se separaron rodeando el pueblo, mientras más abarcaran más vidas lograrían salvar. El por su parte ingreso en medio de la ciudad, buscaría la forma de llegar hasta los atacantes y la zona de ingreso. Si rodeaba el pueblo tardaría más en llegar por la espalda, por ende buscaría enfrentarse a estos cuidando que no llegaran fechas en su contra. 


Levanto su escudo luego de tomarlo del agarre que tenía en el caballo. Una vez más bajo de este, más no con normalidad, y es que estaban entrenados incluso para realizar saltos del animal cuando este estaba en movimiento, detenerlo solo les haría perder el tiempo. Se abrió paso entre unos cuantos enemigos llevándose su vida con el corte de su espada. No defraudaría a Jimin, el llegaría con vida, él y Hoseok, así como era guardia también de la reina, no la defraudaría en su primera misión. 


—¡Hoseok! —Anunció tras el hombre sin detenerse en la batalla. 


—¿Jungkook? —El hombre se sorprendió al verle. —¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar cuidando de los reyes? —Pronunció entre gruñidos, era obvio que estaría molesto de saber que su reina estaba sin el cuidado de uno de ellos. Además le habían entregado el cuidado a él y no a Hoseok.


—Jimin puede cuidar a Sunghee perfectamente. — Aseguró. Su pareja no era débil, de hecho era con quien entrenaba más, no porque lo necesitara, sino porque Jimin era el único que podía darle batallas duraderas, los otros tipos eran peor que una paja, duran menos de cinco minutos con una tensión de espadas. 


—¡Estás loco! ¡Sus mejores soldados están aquí! —Se altero. Lo esperaba, no iba a ser una buena bienvenida. —¿¡Como esperas que te crea!? ¿¡Qué clase de guardia personal deja su trabajo!? 


—¡Tu no conoces al rey! —No importaba la situación, parecía que esos dos soldados podían estar luchando y a al vez discutiendo entre ellos mismos, pero el foco de la batalla no se perdía, derrotarían a quienes habían invadido su territorio. 


—¡Me hubiera quedado con ellos de saber que vendrías! ¡Pedazo de idiota! 


Su espada corto una vez más un par de cabezas antes de girarse y tomar a Hoseok por el cuello. 


—Ese rey al que debes jurarle lealtad está quebrándose la cabeza para que vuelvas a proteger a Sunghee. — Hoseok no era ni superior ni inferior a él, aun cuando su titulo de guardia personal de los reyes dijese lo contrario, sabía que el puesto era de ambos desde un inicio. — Así que cierra la boca. Si pudiera matarte ya lo hubiera hecho, da gracias que respeto las decisiones de los reyes. — Pronunció soltando con fuerza el cuerpo del contrario. 


—¿Y qué? Han pasado semanas y no hay respuesta, mi permiso se acabara y tendré que volver. —Era su cruel realidad, no tenía más que hacer que esperar al día que lo sacaran casi a patadas de ese castillo por su decisión de permanecer ahí. Si Jimin no hacía algo al respecto, Hoseok dejaría finalmente el reino. — ¿Quieres reír? Si uno de los dos no está allá los mataran. 


Como se odiaba por ser tan bueno, había acabado con uno de los soldados de Gouryeo que se acercó por la espalda del más alto. Tironeo a Hoseok hacía él tirándolo al suelo, casi pareciendo un ataque directo a él, pero en realidad fue una acción a propósito, algo debía hacer tras lo que este dijo y la poca paciencia que tenía cuando hablaban mal de Jimin, más no por eso terminaría matando al guardía personal de la reina. Le salvo la vida, también era su culpa que Hoseok se distrajera en la charla, estaban tocando un tema no muy bueno para analizarlo mientras también debían de pensar en estrategias y movimientos. 


—Un gracias te acepto ahora. —Extendió su mano a Hoseok en ayuda para levantarlo. 


—Eres un idiota. — Se quejo como un niño pequeño mirándole desde el suelo. 


—Hobi... 


Hoseok se levanto sin tomar la mano del menor, le ignoro por completo. 


—¡Hey! ¡Hoseok! 


—¡Que te calles! —Gritó, el soldado había alcanzado su nivel de paciencia. 


—¡Me tienes harto! —Y una vez más lo tomo por el cuello. Odiaba, ¡Odiaba que vieran en menos a su rey solo porque tenía ese puesto! No era para menos, si todos los que habían pasado por ese trono eran buenos para nada, Jimin había sido el único capaz de aprender más allá de lo que era ver una espada, era completamente capaz de cuidar a su reina y a su reino. En tiempos antiguos era que los reyes encabezaban las guerras, Jimin sería un buen líder, lo sabía, más ahora lo habían dejado como espectador mientras existía otros que daban la vida por él. Tema que el rey odiaba. — Jimin es Chim. 


—¡Ja! Déjate de bromas. — Rio sarcásticamente tomando la mano del menor para alejarla de su cuello.


—¿Realmente crees que es un chiste? —Su ceño se mantenía fruncido desde que habían iniciado la discusión. 


Hoseok asintió decidido, era imposible para él que el rey fuera el enmascarado más buscado en el reino, aquel del que se hablaba incluso en otros a la espera de un salvador como él. 


—¿Dónde estaba Jimin para el otro ataque?... Agh...—Verles hablando era la oportunidad perfecta de otros para atacarlos, pero ellos jamás bajaron la guardia, seguían pendientes de cualquier movimiento que el resto haría. —¿Te enteraste que Chim llego de la nada al pueblo, no? Llego antes que yo y...


—Apareció de la nada... —Dijo sorprendido guardando silencio en lo que sus ojos crecían un poco más — ¡Es él! 


—¡Bravo! —Le celebro. — Ahora...Hm.. — Ejerció fuerza para sacarse de encima a otro de los tipos de Gouryeo con tal de que esa amenaza no se escuchara débil. — Si lo divulgas te cortaré la lengua. —Miro fijamente sus ojos, decidido, que Hoseok notara que no mentía y era completamente capaz de hacerlo. —Después de todo no podrás hablar para culparme de eso. —Y sonrió victorioso. 


Hoseok llevo de inmediato su mano hasta su boca, no por miedo, pero si había sentido cierta sensación recorrer su cuerpo provocando escalofríos.


—¡Jungkook! —Retiro la mano de su boca para advertirle en un grito. 


El menor giro la espada sin voltearse, mantuvo su posición como todo un experto, a Hoseok le faltaba mucho por conocer de él. Y la clavo entre su brazo dando sin problema alguno contra el cuerpo del oponente. 


—Estos sujetos son predecibles. — Se encogió de hombros ignorando la gravedad de la situación.


Hoseok río, ambos se entendían, lo que para sus soldados era una verdadera batalla, para ellos parecía ser un chiste. 


—Creí que era el único que lo notó. — Soltó en un bufido. De hecho Hoseok clavo su espalda al suelo para utilizarlo de apoyo mientras esperaba que el resto se decidiera a acercarse a ellos. 


—Ven, terminemos con esto. — Jungkook en una sonrisa, negó a la 'travesura' del mayor. 


—Espera...Debo hablar contigo. 


—¿En serio? ¿Justo ahora? —Arqueo una ceja. 


Hoseok asintió. 


—¿Qué tal si esperas a que le corte la cabeza a ese sujeto? —Apunto al líder de Gouryeo con su dedo pulgar y de hecho lo hizo de espaldas al sujeto.


El más protegido siempre era la cabeza del grupo, no había duda que ese tipo era el líder del escuadrón, Hoseok también podría deducirlo con solo verlo. 


—Oh vamos... No demoraremos nada. — Dijo con la mayor confianza sin quitarle la mirada a ese sujeto. — Ya incluso sabes por donde atacar. — Sonrió negando en un suspiro, esos tipos no tenían experiencia alguna en batallas.—Te lo digo y luego preguntas. ¿Si?


—Bien, que sea rápido. — Jungkook movió su espada hábilmente en un intento de deshacerse de los restos de la sangre ajena. 


Hoseok tomo la empuñadura de su espalda, la retiro del suelo luego de darle un giro por su mano hasta dejarla perfectamente ubicada en su palma. Asintió. Entonces comenzaron a correr hacía el grupo protector del líder con Hoseok a su lado.


—¡Estoy enamorado de Sunghee! — Grito entre tanto ruido de espadas, pues lo había dejado salir en el momento preciso en el que atacaron la defensa del líder. 


Su velocidad disminuyo por unos segundos, pero volvió a retomarlos cuando cada uno de los momentos sospechosos pasaron por su cabeza. Entonces, ¿Sunghee jamás se enamorara de Jimin? Ella estaba enamorada de Hoseok, así como el guardia lo estaba de ella, ahora podía entenderlo todo. Fueron los segundos más largos de su vida, cuando todo lo que había visto, situaciones que poco a poco comenzaban a tomar sentido, claro, lo entendía, las miradas, esa discusión, todo, ellos eran... Una pareja. 


—¡Acaba con él! —Ordeno a Hoseok. 


Eran los últimos en tomar sus caballos para dejar el pueblo. Mientras ellos dejaban el territorio la ayuda llegaba para hacerse cargo de los destrozos ocasionados por los soldados de Gouryeo. Habían heridos, muertos y odiaba tener que dar la noticia a Jimin, aun así los muertos del escuadrón habían sido solo dos, para el numero que existían de soldados en entrenamiento hablaba demasiado bien del mayor, sin duda habían dado resultados todos y cada uno de los entrenamientos, ese podría ser otro respaldo para mantener al caballero e el reino. 


Con la muerte del líder de escuadrón de Gouryeo, se realizó la declaración de guerra. La zona de batalla estaba elegida y Gouryeo comenzaría a avanzar en su contra, por lo que ellos debían comenzar los campamentos de sus tropas. Todo había sido nada más que una prueba, querían probar que tan buenas eran sus tropas, que habilidades necesitaban mejorar y claramente, una distracción mientras Gouryeo se acercaba, eso les había dado la ventaja de elegir el lugar de la batalla, lo más cercana a su reino con tal de al vencer correr a conquistarlo.


Tenía tantas cosas en su cabeza, como estrategias de batalla hasta movimientos en contra de esos soldados tan predecibles, podrían ganar esa guerra sin ningún problema, pero jamás debía quitar el miedo por la vida de los demás, incluyendo la suya. Era el temor más grande de cualquier soldado, más eso no quitaba que su rey, su Jimin no sintiera el miedo cuando se enterara. Finalmente la batalla se acercaba.


—Así que... Amas a Sunghee.. —Pregunto al mayor alto mientras cabalgaba a su lado en la tranquilidad del bosque. 


—Así es...—Finalmente soltó luego de una sonrisa y una pausa que se había tomado como cualquier enamorado para pensar en su pareja. — Me enamoré de ella hace años. 


—Woow... Eso si es una sorpresa. —Sonrió. No quería que sonara mal, pero cierta parte de él se sentía aliviado, así no debía de pensar estupideces, ambos tenían a sus parejas y resultaba ser que la historia se repetía, estaba tan enamorado de su rey como Hoseok de su reina.


—¿No estas molesto? —Pregunto Hoseok con cierto temor en sus palabras. Jungkook podía entenderlo, la confesión obviamente podía llevarlo a la ahorca si el divulgaba algo al respecto. 


—¿Por qué lo estaría? —Soltó con simpleza, no quería que Hoseok creyera que su vida estaba en peligro. 


—Porque estoy enamorado de la reina, de la esposa de Jimin. 


—Oh, eso...—Volvió a reír de nueva cuenta mientras negaba.— ¿No hablo contigo Sunghee? 


—Bueno, siempre me dice que solo son amigos y que no sucedería nada entre ellos jamás, pero temo que Jimin se enamoré de ella. —Ese miedo, lo conocía muy bien. Eran más parecidos de lo que él había imaginado. — ¿Sabes?... Ella no es una simple princesa, es perfecta...


Jungkook soltó un suspiro de baboso enamorado, de hecho elevo la mirada al cielo tras sentir una brisa fresca. 


—Tengo tanto para decirte que te dejará tranquilo, pero solo puedo asegurarte que es la verdad. ¿Puedes confiar en mi? —Giro su mirada a su acompañante. 


—¿Eh? 


—Jimin no está enamorado de ella. — Aseguró. — La ve como a una hermana con la que compartieron la misma vida. Ambos son de la familia real, tuvieron que pasar por mucho, ¿Quién mejor que ellos para entenderse? Jimin no es el típico príncipe, y se que ella tampoco es una chica caprichosa. 


—Eres muy observador. 


—Aun así se me paso por alto que estaban juntos. —Soltó en una risa leve. Hoseok le había confesado sus sentimientos, más no lo que el termino por concluir con todo lo que había sido capaz de observar. 


—¿¡Eh!? ¿Lo sabes? 


El menor volvió a reír con fuerza. 


—Claro que lo sé, cuando me dijiste que estabas enamorado de ella todo en mi cabeza se unió y lo note. Estaba ciego...—Y vaya que estaba ciego, estaba enamorado de Jimin, los celos le habían cegado por completo. 


—Ahora entiendo porque eres el guardia personal de ellos. Eres capaz de descubrir de inmediato si existe algún intruso. 


—Tu también deberías ser parte de esto, es injusto. No deberías volver...—Se quejo casi como un niño pequeño, de hecho su lengua se encontraba contra su mejilla realizando una mueca.


—Será difícil para mí dejarla. —Soltó en un suspiro pesado bajando la mirada. — Se que esta en buenas manos pero...


—No son las tuyas. 


Asintió Hoseok. 


Lo entendía, demasiado bien. <<Yo también me sentiría así. Jimin lo es todo para mí. Tranquilo, buscaremos la forma de que estén juntos, así como yo lo estaré con él>> Pensó. 


—Confía en Jimin. 


Los nervios no pasaban, se movía de un lado a otro en su oficina, estaba nervioso, aun no tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo, si Jungkook estaba vivo, si Hoseok había logrado acabar con todo, ¿Cuántos estaban vivos? ¿Era demasiada la destrucción? ¿Se trataba de Gouryeo? Su cabeza se calentaba así como sus pies por no dejar de caminar de un lado a otro. ¿Cómo iba a estar tranquilo? Jungkook se había ido a batallar dejándole ahí. No quería que se volviera a repetir la situación, quería ir con él, juntos podían hacer mucho más que separados, aun cuando debía de estar en el castillo para dar órdenes, su preocupación por su pareja era más grande. 


—Cariño, terminaras exhausto. —Hablo Sunghee desde uno de los sofás. 


—¿Tu no tienes miedo? —Arqueo su ceja extrañado. — Hoseok fue a la batalla. 


—¿Tu conoces a tu guardia? 


—Si. 


—Entonces, debes saber que yo conozco al mio, se que volverá. Es un ataque, no la guerra. —Sunghee sin duda estaba demasiado tranquila por el tema, eso no quería decir que el desconfiara de su novio, pero... ¿Cómo no temer? 


—Lo conoces muy bien por lo que se. —Soltó la risa intentando liberarse de sus propios nervios consiguiendo que Sunghee tomara color en sus mejillas. 


—¡Yah! Shh... Te dejaré sin sexo por un mes. — Guiño el ojo.


—No... —Fingió desesperación.


Ambos terminaron riendo. Su esposa, su amiga más bien, le ayudaba muy bien a acabar con todos los nervios, los miedos, esa confianza que existía entre ellos iba creciendo cada día más. 


—Gracias.. —Dijo en una sonrisa. —Lo necesitaba. 


—Ya verás que volverán antes de lo que esperas... 


—Eso espero...—Pronunció mientras dejaba recargar su espalda contra el librero y soltando un suspiro suave. 


Su mal movimiento logro tirar un libro al suelo cuando su espalda toco la madera del estante. Era uno de los tantos que estuvo leyendo sobre las malditas reglas que debía seguir por ser rey, pero este al dar contra el suelo arruino por completo la ceja del libro, se abrió con tanta facilidad como si hubiese estado abierta desde antes.


—Mierda, lo arruine. —Pronunció con cierto temor, era uno de los libros más importantes del reino y odiaría tener que volver a reescribirlo, perdería todo el sentido y su credibilidad. 


Sunghee rio por sus desastre y se acercó hasta el libro esperando que las hojas sueltas fueran fáciles de coser de vuelta. Tomo todas ellas, estas no tenían numero en la base, por lo cual no sabía en que lugar del libro les correspondía ir. Busco entre las hojas, raspo con la uña parte de esta pensando que quizás la enumeración se perdió por una mancha, pero ada.


—Ouch... Esto es malo. —Dijo tomando todo y dejándolo en el escritorio. Se encargó de acomodar todo buscando la forma de reorganizar de nueva cuenta el libro. 


—A ver... Te ayudo. —Se acercó hasta su esposo ubicándose a su lado, tomo las hojas y comenzó a buscar alguna especie de solución. 


—No tienen numero...—Dijo extrañada sin quitarle la mirada a los papeles.


Jimin negó. De la misma forma tomo uno de los papeles para leerlos, seguro que iban en alguna zona de ese libro, después de todo lo sabía de memoria, malditas reglas. Entonces, leyó el contenido. Las leyes del rey, cuales seguir y como quebrarlas sin ser un quebranto a la ley sino seguirla de una forma diferente. Las hojas mostraban el claro secreto de ser un 'rey' en contra del consejo, momento que no solo estaba pasando él, sino que debieron de pasar muchos más. Ahí estaba la clave para salir a adelante...


—Sunghee...—Tomo una pausa. La sonrisa en sus labios creció de tal forma que sus ojos se volvieron dos líneas en su rostro. —Sé cómo recuperarlo todo... 


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