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My King | Kookmin por MiRoApril

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—¡Mi esposo está despidiendo a los soldados! —Sunghee aseguró al soldado.


—Necesito asegurarme que no está aquí, lo hemos buscado en todos lados señorita. 


—¡Bien! Yo me hago cargo....—La mujer abrió la puerta.


El sonido de las puertas abriéndose, lo llevo a separarse del menor en cuestión de segundos, más no los necesarios para evitar que su esposa viera la escena. No fue un mal teatro el que esta cerrara la puerta por inercia, seguido de unas palabras tranquilas que estuvo por interrumpir, más no logro moverse de su posición por el agarre que el menor había tenido a su muñeca. 


Su mujer lo había descubierto, no solo lo vio con 'esa persona especial' sino que vio de quien se trataba, su guardia personal y un hombre. Para haber visto la pesadilla más grande de la iglesia con sus propios ojos, Sunghee había conseguido hablar con naturalidad al soldado, sin tartamudear, sin trabarse, no se notó nervios en su voz, ni mucho menos miedo, no solo estaba decidida a convencer al hombre de no encontrarse en ese lugar, sino que... Protegió su gran secreto sin la necesidad de pedírselo. 


Una cosa era saber el secreto de su esposo, que era similar al suyo, ambos estaban enamorados de alguien más, pero el tema principal ahí, era que el mismísimo rey de Silla estaba en contra de la iglesia solo por estar con un hombre, una relación antinatural que nadie aceptaría. 


—No, no está aquí. Se lo dije....—Pronunció tranquila o al menos lo intento. 


Se escuchó la voz de su esposa tras la puerta. Su mirada estuvo en todo momento esperando que esa puerta volviera a abrirse luego de escuchar los pasos por los pasillos, esa podía ser la oportunidad perfecta para entregarlos a ambos, morirían en la hoguera como las brujas, ahorcados, decapitados, pensarían en mil formas de torturarlo y una de ellas podía ser el presenciar como intentaban matar a Jungkook frente a sus ojos para darle una lección solo por ser rey. A diferencia del menor, su título podía asegurar su vida, más le controlarían mil personas detrás como un títere, y perdería a quien amaba para no verle jamás contra las enseñanzas de ese 'Dios'. Solo escucho la campana realizando el ultimo llamado para él y claro, el líder de escuadrón, su amante. No podía evitar sentir cierto temor aun, nervios, pero las puertas seguían cerradas, y por ende, su secreto aún estaba a salvo. 


—Es la segunda advertencia. —Soltó en un susurro, la voz algo quebrada. ¿Cómo podía con tantas emociones? Su amado se iba a la guerra mientras su esposa había presenciado tal acto del cual no sabía como era que reaccionaría. — Debes estar en camino. —Jimin se soltó del agarre del menor para limpiar ligeramente sus ojos. —Vamos... 


Su mujer intentaba parecer tranquila, pero su tono de voz había cambiado demasiado para que así fuera, o era que la estaba conociendo demasiado bien que inmediatamente reconoció que fingió en todos los tonos que uso al hablar más obviamente el soldado que iba a distinguir de su voz, si apenas le estaban dando la oportunidad de hablar ahora que era parte de su consejo. Los pasos no demoraron en sonar, las pisadas no eran comunes, como si Sunghee forzara el tacón contra el suelo, ¿Estaba intranquila o era una señal? Quería creer que les estaba avisando que se retiraban y era su oportunidad para salir de esa habitación sin ser descubiertos. 


—Debemos irnos. —Hablo con tranquilidad Jungkook a su espalda, pero si creían que solo iba a hablar, se equivocan, porque el menor aprovecho incluso ese momento para acercarse y abrazarlo con fuerza. 


—¿Qué no acabas de ver lo que sucedió? —Pregunto girándose al menor entre sus brazos. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? No quería pensar que Jungkook estaba despreocupado porque se dirigía lejos de ahí, atraparlo sería exponerse a la guerra y seguro creía que lo tomarían luego al volver para ahorcarlo a su lado. — Nos descubrió y ...


—Lo vi. — Dijo Jungkook tomando su rostro con ambas manos. — Pero no dirá nada. 


¿De donde sacaba esa seguridad? ¿Cómo podía mantener la calma? 


—¿Cómo sabes que no lo hará? —Preguntó con cierto temor en su tono de voz. No debían de malinterpretarlo, confiaba en Sunghee, le tomo un cariño a su mujer, pero eso no quitaba lo que esta podía creer de él ahora que sabía la verdad.


—Tú la conoces mejor Jimin. —Jungkook mantenía una ligera sonrisa en sus labios, tampoco entendía como podía sonreír mientras se encontraban en una situación como esa, ¿Es que no entendía? Lo estaba perdiendo y al mismo tiempo su reina se había enterado de todo— ¿Realmente crees que lo haría? Apenas la conozco y sé que no lo hará. 


—Si, si. Tienes razón. —Soltó un suspiro suave mientras negaba, tenía que tranquilizarse. Si Sunghee no había dicho nada, no les dio una expresión más allá de ese asombro, mintió al soldado, ¿Por qué desconfiaba ahora? — Debe ser el miedo...


—Estaré bien, lo prometo. —Tomo una pausa para besar la frente de Jimin — Tu debes hablar con ella. Has hecho mucho por Sunghee y Hoseok, ellos no te traicionaran, les diste lo que realmente querían, no te interpusiste entre ellos, no reclamaste lo que debería ser tuyo, ¿Crees que dirían algo? La estas dejando ser feliz con quien ama, ella más que nadie debería saber lo que es amar lo prohibido. — Acaricio la mejilla del mayor. — Seguramente está sorprendida, ella esperaba otra mujer, es obvio. 


Jimin asintió. 


—Hablaré con ella...—Bajo su mirada al suelo, ya habían aparecido los nervios de solo pensar que debía de sentarse a hablar con Sunghee del tema. 


—Tranquilo, cuidaré de nuestro reino, volveré. ¿Si? — Jungkook lo tomo por la cintura manteniendo cerca, unió sus frentes cerrando sus ojos para dejarse llevar por la sensación. — Volveré por ti... 


Volvió a asentir, solo un par de veces antes de atrapar los labios de este con los propios en un corto beso, más lleno de sentimientos que la pasión que siempre llenaba sus besos.


—Te amo Jungkook. —Soltó sobre sus labios. — No lo olvides... 


—También te amo Jimin. —Sonrió robando un ligero beso de sus labios una vez más— Volveré. 


No le bastaba ver por el balcón como los caballos comenzaban a salir en dirección al 'frente'. Siguió con la mirada a su amante en todo momento, desde que salió de la puerta principal, hasta el momento en el que sus miradas se encontraron casi como una despedida. Lo vio subirse a su caballo y dirigir el escuadrón y sus soldados lejos del castillo.


Su corazón estaba revuelto y no se debía a tener a Sunghee a su lado mientras despedían a sus guerreros, el que su esposa se enterada de la verdad no tenía importancia en ese momento, sino por el miedo que tenía de perder a Jungkook. Supuso que Sunghee se encontraba de la misma forma, por ende no la alejo ni abrió la boca, no quería hablar, solo la tomo por la cintura manteniéndola cerca de su cuerpo. Ambos le estaban dando más importancia a dejar ir a sus amados, más que el secreto apenas revelado recientemente.


Aun cuando perdieron el rastro de ellos en el horizonte no se alejaron de ese balcón, seguían ahí observando y en silencio, cada uno en sus pensamientos, por ende la escena no era nada incomoda, para ninguno. Ya no existían sus guardias personales, por ende estaban siendo más protegidos que nunca, tras los pilares que daban el ingreso al balcón existían dos guardias, a dos metros más, otros dos, y la misma secuencia dos veces más. Lo que quería decir que en cada pasillo de ese castillo existían más guardias protegiéndoles.


—¿Estas bien?. —Rompió el silencio con cierto nerviosismo, pero más que eso había dolor en sus palabras, miedo.


Por un momento pensó que su mujer sentiría asco por tenerlo cerca, después de todo estaba con un hombre, le vio besarse con un hombre. Sunghee negó. Al parecer no le importaba nada.


—Abrázame por favor. —No se negó a su petición, la tomo por la cintura manteniéndola aún más cerca de su cuerpo, donde ella escondió inmediatamente su rostro contra su hombro soltando un ligero sollozo.


El miedo era el peor sentimiento que se podía tener, sobre todo si se tenía la oportunidad de hacer algo en contra de él. Podía ir perfectamente a la guerra y luchar con Jungkook a su lado, pero no, el reino tenía leyes a las que no podía negarse, menos si no tenía la forma de respaldar su linaje, lo cual le recordaba, debía tener sexo una vez más con Sunghee por el bien de su reino, cosa que complicaba todo, sumándole el hecho de que esta ya sabía todo acerca de la vida secreta de su esposo.


—Quiero ir a nuestra habitación. —Pidió su mujer sin poder aguantar más las lagrimas.


—Te entiendo, me siento igual... 


—Vamos, por favor. —Volvió a pedir. — Además, aquí no podemos tener privacidad. —Pronunció observando el pasillo lleno de guardias. 


La frase le causo cierto terror, 'privacidad' solo quería decir una cosa, quizás Sunghee deseaba hablar de la escena que había presenciado. Apenas se apartó de ella para besar sus labios, no podía dejar de actuar como el esposo que debía de ser. Un corto y suave beso el cual temió que esta rechazara, ¿Quién querría aceptar un beso luego de saber que su boca estuvo contra los labios de alguien más? Pero no lo hizo, incluso provoco una sonrisa en los labios de ella. ¿Cómo debía reaccionar? ¿Qué ocurría? ¿Todo seguía en orden? 


La tomo de la mano para salir del balcón y emprender camino hasta su habitación. Sunghee tomo un pañuelo entregado por una de las criadas cuando pasaron a su lado. Seco de inmediato sus ojos, más no se separo de él. En el camino, pidió la comida directamente a su habitación, de alguna forma debía de alejar a las criadas, además de ser obvio que no saldrían de su habitación hasta sentirse mejor, y vino, dos botellas de este, puesto que no se encontraban bien y la única forma de intentar olvidar un poco el temor era obligándolo a marcharse, teniendo sensaciones diferentes, embriagarse.


Mientras su mujer terminaba de cambiarse, él se acercó al carro de comida que dejaron sus criadas en la puerta de la habitación, porque no las dejo ingresar. Tomo una de las botellas y sirvió los cálices. Dejo el de Sunghee servido y tomo el suyo para darle el primer trago, solo así se acercó a ella entregando el cáliz en sus propias manos. 


—Te quitara el miedo. —La incitó a beber, aunque era de mal gusto que una mujer bebiera, a el no le importaba el estereotipo.


—Gracias. —Pronuncio en una suave voz su mujer antes de dar el primer trago con suma delicadeza.


Dejo la copa a un lado para encargarse de tomar la bata de esta y amarrar bien las telas. No debía existir pudor entre ellos, ya conocían sus cuerpos, aunque nada más tenían un par de encuentros sexuales en comparación a los que tenía con el moreno, con el podría estar desnudo sin importarle, con Sunghee era diferente, aún existía el pudor. Además, creía que a Hoseok no le gustaría que su mujer estuviese así frente a él.


—¿Estarán bien, no? —Pregunto temerosa sentándose en la cama. 


—Lo estarán. —Aseguró tomando el cáliz una vez más. Claro que su voz ahora salió segura, más minutos atrás seguía temiendo que su amante no volviera. Frente a Sunghee debía de ser fuerte. — Son los mejores guerreros de todo el reino...


—Ese es mi temor...—Soltó en una voz suave con la mirada baja, fija en el cáliz. — Solo ellos son los mejores. —Volvió a tomar otro trago. — Ellos protegerán a todos, pero, ¿Quién los protegerá a ellos? 


Soltó un suspiro pesado—Odio que tengas razón.. 


Sunghee soltó una pequeña risa. 


—Podría ir como Chim en ayuda. —Giro su mirada a su mujer. — Pero no puedo dejar el reino.


—No. —Se negó de inmediato. — No quiero cuidar sola a un reino. Prometiste que harías un cambio. —Dijo tomando su mano. — No me dejes sola 


No pudo evitar sentirse extraño. Poco entendía por qué no podía ir a luchar con Jungkook, pero era cierto, si no existía una cabeza masculina, el reino jamás cambiaría. Si deseaba cumplir con todo lo que salió de su boca cuando tomo el trono, tenía que quedarse y confiar en su amante. 


—No te dejaré sola. Eres mi esposa... Mi reina. —Musito en una suave voz dando leves caricias a su mano. 


Sunghee volvió a sonreír. 


—Suenas enamorado. 


—Pero te amo. —Dijo sin dudarlo dos veces. 


Entonces su mujer le dio un suave golpe.


—No esa especie de amor. —Volvió a reír. — Se cómo me amas y también te amo Jimin. — Confesó.


—Pero tu corazón le pertenece a Hoseok. —Sonrió. —Suena muy romántico ¿No? 


Ella asintió. 


—Lo entiendo. —Sunghee acarició su mano y busco la mirada de su esposo. — No tienes que sentirte extraño. 


—¿Eh? 


Termino acomodándose en la cama hasta poder tener una buena visibilidad de los ojos de su mujer, de la misma forma lo hizo esta, manteniendo aun en su mano el cáliz que contenía el vino. Estaba de más aclarar que esa cama era enorme, eran los reyes, pero para ellos era de lo más comoda, porque cada uno tenía su espacio, para otros sería mucho cuando deseaban estar juntos, ellos eran muy buenos amigos. 


La mirada que le dio su mujer decía todo, ella pretendía de hablar de la escena que había observado, porque veía en esos labios como estaba nada de comentar al respecto y temía que esas palabras salieran para hacerle daño. 


—Yo puedo explicártelo. — Soltó antes de que esta hablara. — Responderé a todo lo que preguntes. Sé que es difícil de...


—No necesitas hacerlo. — Sunghee interrumpió y callo tocando delicadamente sus labios. — Lo entiendo. — Asintió con un ligero movimiento de su cabeza.


Si, entendía perfectamente que su mujer comprendía su situación. Pero, ¿Por qué se sentía tan inquieto? No era desconfianza lo que sentía, era diferente, no podía explicarlo, porque el tampoco lo entendía. El solo hecho que aceptara todo sin cuestionar nada lo ponía nervioso, necesitaba conversarlo, contarle como paso todo, quizás no todo, pero que esta respondiera de una forma en la que ese miedo no volviera a él, aunque el mismo Jungkook lo dijera. Sunghee no los delataría. 


—Me pone inquieto que lo aceptes sin pedir explicaciones. —Apretó sus labios. Quizás no era dar explicaciones, sino el mantener un secreto cuando su mujer le había contado la misma situación por su parte, solo cambiaba el género del amante. 


—Es que no las necesito. —Respondió con naturalidad. — Tu no las pediste cuando te hable de Hoseok, ¿Por qué debería pedirlas yo? 


—Pero...—Tomo una pausa. — Es muy diferente. Jungkook es...


Sunghee tomo aire y suspiro suave, dio un nuevo trago al cáliz y volvió su atención con todo a él con una ligera sonrisa. Jimin no la estaba entendiendo. Pero ella era diferente, al igual que ese rey. Creía en el poder que tenían las mujeres, en la capacidad de pensar como ellos y quizás mejor, de resolver problemas, y que un rey no podía solo con un reino, necesitaba el apoyo de una mujer, el pensamiento y comentario de ellas, solo que seguían sin tener ese apoyo. Jimin lo vio, vio que ellas podían hacer más que ser las caras bonitas al lado de los reyes y quienes les entregaban herederos. Eso no limitaría a su mente a pensar de otra forma, si la misma iglesia no les apoyo para darle voz a las mujeres, ¿Por qué debía de creer en lo que decían? El amor se trataba de dos y no del genero. Solo porque un hombre y una mujer podían traer la vida, no quería decir que dos mujeres o dos hombres no pudieran amarse. ¿Cómo amaba ella a Jimin y no eran una verdadera pareja? Habían muchos tipos de amor, pero un solo 'estar enamorado'. 


—Cariño. —Sonrió divertida. — Si. —Asintió. — Me sorprendí mucho, no te mentiré, me tomo un rato procesar que se trataba de un hombre, pero cuando es Jungkook y...—Tomo una pausa antes de volver a suspirar. — Te entiendo, más aún porque Jungkook te conoce desde que naciste, las cosas se dieron por si solas y si se aman, no seré quien los separé. Yo también amo a mi guardia personal, no tenemos el mismo tiempo de conocernos como ustedes, eso hace una diferencia, aunque no muy grande. —Volvió a guardar silencio. — Realmente te entiendo, no pienses tonterías...El amor realmente puede nacer de muchas formas Jimin. Se que están enamorados, para arriesgarse así... Lo sé...


Lo había dicho, Sunghee era la mejor mujer que pudo conocer, enamorarse de ella no estaba en su historia de vida, así como ella de él mucho menos, pero su historia iba más allá de una buena amistad, podrían ser hermanos, una pareja que no necesariamente debían ser enamorados. No podía explicar la tranquilidad que le daba escucharla, y no diría que podían ser palabras que esta soltara al aire o fingiera, en su mirada podía verlo, lo sincera que era.


—¿No tienes asco o algo parecido? —Preguntó tras ese corto silencio entre ambos. — Necesito saberlo...


La mujer negó. —Para nada. — Suspiro.—¿Tu sentiste asco por estar con una mujer 'usada'? 


Negó. 


—Entonces, yo tampoco debería sentir asco. De hecho...—Sonrió soltando una suave sonrisa. — Estoy feliz, muy feliz. Conocí finalmente a su amante. — Sunghee levanto su copa hacía su rey, era una forma de brindar por el amor que tenía su esposo a su guardia personal. Sonaba una locura, ellos se entendían. 


Desde aquella vez su relación con Sunghee creció cada día más durante dos largos meses. ¿Largos? Demasiado largos. No había momento en el que no pensara en Jungkook, no sabía cómo iban las batallas y los encuentros, los pergaminos no traían absolutamente nada de información al respecto, con suerte lograban escribir parte de lo sucedido, solo era consciente de los soldados que salían y entraban de su castillo, llegaban heridos e iban nuevos entrenados, porque si, mientras Jungkook no se encontraba y mucho menos Hoseok, se dio el tiempo se seguir entrenando nuevos soldados, si podía ayudar lo haría desde el castillo, por más mínimo que fuera. Ahora la nueva noticia que recorría el castillo era la habilidad que tenía el rey con la espada y todo el mundo se quejaba de no verlo en batalla con el resto de los soldados, muchos creían que se protegía, otros entendían la ley de dejarlo en esas paredes, por ello continuo incrementando su ejército. Inconscientemente les estaba enseñando a respaldar a sus lideres y con ello, proteger a Jungkook.


Todo el mundo se enteró que el Rey era quien estaba reclutando a nuevos soldados, pero no como todos creían, era el quien los entrenaba y se encargaba de mostrar que como rey no era solo era para sentarse en un trono, el luchaba por su reino. Aun cuando no dio a conocer su identidad como Chim, se estaba ganando al pueblo poco a poco, de igual forma, les daba lo que necesitaban. Si un hombre peleaba a su lado, Jimin garantizaba la protección de su familia, el dinero ya no era un problema, tenía acceso a todo y realizaba el cambio que su padre jamás pudo lograr. 


Su reino era tal y como lo había soñado, aun cuando se encontraban en medio de una maldita guerra. 


La guerra se extendía tanto como lo imaginaba, si anteriormente había durado cerca de un año, esta no sería la excepción. Apenas dos meses y creía que era eterno. Los encuentros iban y venían, por ende sus soldados no podían dejar el frente el reino sin protección, de hacerlo les darían la posibilidad a Gouryeo de avanzar en su contra. No sabía cada cuando ocurrían las batallas, solo que ya iban tres veces que llegaban heridos al reino, así como también llegaban cuerpos. Era terrible decirlo, pero no había otra forma, porque eso eran, cuerpos, uno sobre otros en una carretilla arrastrada por caballos, eran muertos. Como rey debía encargarse de dar las condolencias a cada familia, más dar un apoyo y agradecimiento por la participación del hombre caído. Pero él, aunque sonara desconsiderado con el resto del reino, revisaba aquellas listas más por miedo a encontrarse el nombre de Jungkook o Hoseok en ellas, de hecho, era el y Sunghee quienes venían las listas juntos en la oficina, con el corazón prácticamente en la garganta, la única forma de tranquilizarse era llegando al utimo nombre y asegurándose de que ellos no se encontraban ahí.


Toc-Toc 


—¿Si? —Respondió al llamado desde el interior.


—Cariño...—Hablo su mujer detrás de las puertas. 


—Oh, adelante. 


Las puertas no demoraron en abrirse por sus guardias y dar acceso a su reina. Una vez más aparecía con un hermoso vestido, del cual para utilizarlo necesitaba la ayuda de un corset que pidió especialmente para ella, lo hicieron a medida como lo pidió, de hecho estuvo presente cuando tomaron las medidas, y decidieron las ilustraciones de los nuevos vestidos. Sunghee no le pidió jamás el querer más vestidos, ella misma había dicho que no era de esas de andar pidiendo ese tipo de cosas, pero aquella vez que hizo la petición parecía no encontrarse muy bien, por ende pensó de inmediato en Hoseok, ella estaba tan mal como él. 


—¿Qué paso cariño? —Dijo terminando de ordenar los papeles entregados por el único mensajero que corría peligro de ir al frente y volver. 


—Tengo que hablar contigo Jimin...—Soltó obligándolo a fijar su mirada en ella. Esas palabras podían asustar a cualquiera.


—¿Otra vez? ¿Ocurrió algo? 


Su mujer había estado necesitando el hablar cada noche, terminaban tranquilizándose mutuamente y escribiendo como unos idiotas unas cuantas cartas para sus guardias, las cuales enviaban como "información secreta" Además de dar órdenes en algunas, otras contenían sentimientos como el hecho de extrañar tanto a su guardia, especificando que las quemara luego de leerlas. Lo primero que pensó en ese momento era que su reina una vez más tenía ese miedo y dolor en su pecho por extrañar a Hoseok, quizás por estar preocupada o tener ese ligero mal presentimiento, que a muchos les significaba que esta era una 'bruja', la gran mayoría de mujeres que asesinaban era por tener 'predicciones' cuando Jimin solo podía creer que ellas eran más intuitivas al respecto, analizaban mejor y llegaban a la respuesta antes que ellos. 


—Es justamente por eso que tenemos que hablar... —Su voz sono suave, algo preocupada.


Sunghee se sentó en el sofá a la espera de él, cosa que no demoro en sentarse a su lado y acomodarse como lo habían hecho un par de veces. Había dejado los papeles en el escritorio, rodeo este sin pensarlo dos veces para ir con su esposa. 


—Dime, estoy para escucharte. — Le aseguro acomodándose a su lado. 


Su mujer relamió sus labios, estaba nerviosa, podía notarlo. Tenía su mirada baja, evitaba la suya.


—¿Recuerdas que vino el medico real? —Elevo apenas su mirada por unos cortos segundos hasta él. 


Jimin asintió. 


—Si, recuerdo que me dijo que tienes los ánimos demasiado bajos, estas muy mal sentimentalmente... De hecho me pregunto si te trataba bien. —Dijo entre risas. — Creen que soy culpable de todo... 


—No me encuentro bien Jimin. — Sunghee siquiera formo una ligera sonrisa cuando el intento ser 'gracioso' con el ultimo comentario. 


—¿Qué paso? ¿Qué tienes? —Pregunto de inmediato. 


—Es una buena noticia no te preocupes, debería ser una buena noticia.. —Esta vez si rio nerviosa. Pero si era una buena noticia, ¿Por qué se encontraba tan preocupada? 


—¿Por qué tanto suspenso? Dímelo de una vez. Comienzo a preocuparme, si es buena noticia, tu expresión no me convence... 


—Estoy embarazada Jimin . —Finalmente lo dijo, lo cual noto que todo había sido nada más un 'acto' de su esposa para llamar su atención, puesto que ahora tenía en sus labios una gran sonrisa a la espera de su reacción— ¡Vas a ser padre!


—¿¡Que!? —Sus ojos inmediatamente se abrieron. Primero debía de procesar que no había ocurrido nada 'malo' para tenerla ahí charlando, al igual que debía de procesar que seria padre y que el reino tendría a un heredero o heredera. 


Sorprendido, muy sorprendido. No sabía que emoción predominaba en él, si la felicidad por como aparecía la gran sonrisa en sus labios o la duda por las tantas preguntas que tenía en su cabeza. Si, su esposa estaba embarazada y acababa de presentarse anunciando a 'su hijo', pero Jimin no podía dejar de pensar, su cabeza funcionaba rápidamente y lo único que podía analizar era el conteo que tendrían que llevar los demás para asegurarse que ese hijo era el 'fruto de amor'. Sunghee finalmente esperaba un hijo, ¿Cómo calculaba el tiempo para dar exactamente con la fecha en la que tuvieron sexo? Aun cuando lo hicieron un par de veces más, ¿Cómo saber que era suyo? 


Ese era el otro pensamiento que Jimin tenía. Su esposa, si bien era 'su' esposa, Sunghee en realidad tenía una relación con Hoseok, por ende tal y como el hacía con Jungkook, ella se entregaba en cuerpo y alma a su guardia personal. 


—Seremos padres Jimin. — Anuncio felizmente. 


—Pero, ¿Cómo? —Dijo entre tanta felicidad mientras sostenía su cabeza, porque a pesar de tener tantas cosas en su cabeza, la noticia seguía siendo buena, una alegría, fuera de él o de Hoseok, ese bebe era felicidad. — Espera, ¿Traes el corset? —Pregunto de inmediato.


Su mujer asintió. 


—Quítalo. ¿Por qué lo...? —Tomo una pausa. — ¿Me lo estabas ocultando? 


Entonces la atmosfera se volvió diferente, Sunghee relamió sus labios una vez más y bajo el tono de su voz junto con su mirada.


—Si... Yo...Tenía miedo Jimin. —Admitió.


—¿Miedo? ¿Por qué? Es una excelente noticia. ¿Por qué le temes a ser madre? 


Ella negó mientras se ponía de pie. Retiro los brazos de las mangas de su vestido, poco a poco comenzaba a desnudarse frente a él. Bajo la tela hasta su cintura sin importarle mostrar su ropa interior. 


—No es miedo a ser madre Jimin. —Entonces, se giró. — Quítame esto... —Referente al corset.


—Claro, claro. —Tomo las telas y comenzó a desatarlas con bastante cuidado. ¿Cómo podía tener eso puesto, estaba apretando su vientre. Ya había visto a las criadas ponerle esa maldita cosa en el cuerpo y no eran nada delicadas. —¿Y? ¿Qué ocurre? 


—Tenía miedo Jimin, sabes que no fuiste el primero y bueno. 


Justamente como Jimin lo había pensado, no había certeza de que ese hijo fuera suyo o de Hoseok. A Jimin en realidad no le interesaba, no se refería a que no le importara él bebe, quería decir que no lo desheredaría por no ser suyo. 


—Entiendo. —Dijo en una suave risa mientras terminaba de deshacerse del corset de la mujer. — ¿Es hijo de Hoseok? —Pregunto con naturalidad, siquiera cambio el tono de voz.


Su realidad era la siguiente. Desde que se enamoró de Jungkook creyó inmediatamente que tener hijos sería imposible, tenía que darle al pueblo herederos, por ende debía embarazar a su mujer de todas formas y ese hijo se volvería suyo. No era que no le tendría amor a su hijo por ser Sunghee su madre, al contrario, también la amaba, aunque diferente a como lo hacía con Jungkook, si era su hijo, lo cuidaría. De igual forma, enterarse que su mujer estaba enamorada de su guardia personal, no impedía nada. Ya había considerado la idea de un hijo por parte de ellos y el lo cuidaría como si fuera suyo, después de todo seguiría teniendo sangre real por parte de la madre, pero jamás pensó que su reina temía a su reacción. 


—No lo sé. — Dijo desanimada. — Yo no quería ser quien terminara con el linaje de los Kim, tenía miedo de que te molestaras si no era tu hijo, yo solo...


—Realmente eres idiota. —Volvió a reír tras interrumpirle.


Sin pensarlo dos veces se abrazó a su mujer por la espalda, aun cuando estaba medio desnuda sus manos solo fueron hasta su vientre para acariciarlo.


—Wooh.. —Se separó de esta apenas hizo contacto con su vientre rodeo su cuerpo para tener una mejor visibilidad de lo que había acariciado. — ¿Para esto me pediste el corset? 


Ella asintió. 


—¿Sabes lo peligroso que es usarlo así? — La regaño. — Sunghee...—Frunció el ceño. — De tantas cosas que sabemos del otro, ¿Me ocultaste esto? Por dios... 


Volvió a asentir. 


—Nhm.. —Soltó un suspiro suave.—Está bien, no tienes que preocuparte. Es por eso que vine a decírtelo, no puedo ocultarla más. — Dijo acariciando su vientre. 


—Ya veo que no...—Pronunció mirando el vientre de esta. 


Tenía una mezcla de emociones que no podía describir, entre felicidad, confusión y más, además de la curiosidad. Seria padre por primera vez, ¿Qué trabajo le daría criar a su hijo? Porque en comparación a su padre, él quería hacerse cargo de su hijo, fuera de él o de Hoseok, no dejaría que alguien más lo criara como lo hicieron con él. Esa era otra diferencia que quería marcar, pero al mismo tiempo, deseaba que ese pequeño pasara tiempo con su 'otro' padre. Sabía que no podían hacer más que engañarlo desde pequeño, aun si fuera Hoseok su padre no podían hacer más que decirle lo contrario, el tendría que ver a su hijo crecer mientras seguía siendo 'el guardia personal de la reina'.


—Hoseok estará muy feliz. — Acerco su mano hasta el vientre de su mujer para acariciarla. 


—Es tuyo Jimin. —Hablo Sunghee rompiendo el corto silencio que se formo entre ellos.


—¿Eh? —Elevo su mirada confundido. —¿Cómo estas tan segura? 


—Bueno...—Tomo aire y volvió a sentarse sin dejar de acariciar su vientre y mucho menos importándole el tener su estómago al aire.— Deje de tener sexo con Hoseok para que no notaras la diferencia, ya sabes, parecer virgen. —Tenía algo de sentido o al menos lo que Jimin pudo imaginar con respecto a lo dicho.


—Pero, ¿Y después? —Volvió a preguntar curioso, comenzaba a sacar cálculos por su cuenta, aun cuando el medico solo podía dar 'aproximados' de los meses por el tamaño del vientre ajeno, y obviamente por la fecha en la que suponía, Sunghee le hablo de no tener todos los meses su periodo.


—Paso cerca de mes y medio. — Aclaró. 


—Pero, es imposible que sea mío, solo tuvimos sexo... ¿Dos veces? —Dudo. 


—Según los cálculos, es tuyo Jimin y bueno, mi periodo no volvió después de nuestra primera vez. 


—Espera. — Dijo confundido. —¿Realmente calculaste la semana en la que podías concebir un hijo?. — Jimin estaba sorprendido. Sunghee había pensado en todo creyendo que el no aceptaría su relación con su guardia personal, bueno, hizo todo lo que tenía que hacer si pretendía seguir manteniendo ese secreto 


Asintió. 


—Aunque no podía ser completamente honesta contigo, quería al menos que nuestro hijo lo fuera y... 


—No. —Interrumpió. — Es inexacto. —Continuó sin creerlo. No había nada que lo asegurara, ¿Cómo estar seguros de que si era su hijo? No quería que fuera así, tampoco deseaba saber si era suyo o de Hoseok, para Jimin ese hijo ya era de ambos. 


—No lo es. Sabes bien que toda mujer tiene un periodo todos los meses, el mío no volvió después de nuestra primera vez. Tu eres el padre...—Pronunció más que segura esta vez.


Llevo ambas manos a su cabeza aun sorprendido de las palabras de su mujer, no podía creer que en realidad ese hijo fuera suyo, aun cuando tenía la evidencia frente a él. Pero, ¿Quién le aseguraba que era así? Si bien creía en las palabras de su mujer, no tenía sentido que fuera real, esta había tenido relaciones con Hoseok, así como tuvo sexo con él, por ende, era imposible saberlo. Si lo pensaba bien más estaba creyendo en sus cálculos, porque, ¿Cómo fue posible que no estuviera embarazada antes de Hoseok? ¿Hacía algo para evitarlo? ¿O simplemente calculaba los días no fértiles? 


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