Siwon caminaba con el resto de los chicos, aunque debía admitir que estaba un poco aburrido con el recorrido, no es que le aburriera estar con sus amigos, al contrario, ellos siempre le ayudaban a olvidar todos sus problemas. Pero en estos dos días realmente sentía como si faltara algo, sabía bien lo que era, su mayor diversión en las últimas tres semanas era hacer enojar a Heechul y ahora que este no estaba, no tenía a quien molestar.
Y ahora, después de una hora vagando por el lugar, escuchando los lloriqueos de Ryeowook y Sungmin, Siwon estaba a punto de salir corriendo y buscar casa por casa al enano bocón. Lo que sea con tal de callar a ese par de llorones.
Siwon se separó del grupo al pasar por la tienda de deportes donde siempre compraba sus zapatillas deportivas, entró a la tienda y rápidamente fue a la sección de zapatillas de básquetbol. Se probó seis pares de zapatillas, y al final se decidió por el tercer par, unas zapatillas negras con franjas blancas y verdes.
Y aunque Siwon era hijo del dueño del centro comercial, no precisamente tenía derecho a tomar todo lo que quisiera, suficiente dinero pagaban las tiendas en el alquiler de los locales. Una vez que pagó las zapatillas, salió de la tienda y se dispuso a buscar nuevamente a los chicos.
Siwon era alto y esa era una ventaja en muchos aspectos, podía fácilmente localizar personas entre la multitud, como una figura de curvas bien definidas que se ocultaba detrás de un pilar.
De inmediato reconoció al dueño de esa silueta, había pasado las tres últimas semanas viendo a escondidillas ese trasero y conforme se acercaba sigilosamente, fijó su vista en esa parte del cuerpo ajeno. Definitivamente el enano bocón tenía un cuerpo digno de comerse, lástima que fuera tan engreído, superficial y molesto.
Se posicionó detrás de él y se inclinó hasta que sus labios estuvieron a la altura de su oído. — ¿Así que ahora también eres espía, gatito? Aunque por lo que veo, uno muy torpe.
Heechul dio un respingo, se volteó y lo miró con sorpresa. — ¿Qué rayos haces tú aquí? ¿Cómo es que no estás con ellos?
— Me separé de ellos hace como media hora, ¿Cómo es que no te diste cuenta? Debes ser el espía más tonto de todo el planeta. — Siwon sonrió burlesco.
— No es que sea tonto, simplemente no eres tan importante como para que me de cuenta si desapareces. — Heechul se cruzó de brazos.
— Pero fui yo quien te descubrió espiándonos, así que deberías haber tenido mucho más cuidado, pero no se puede esperar mucho de un gatito tonto. — Siwon también se cruzó de brazos. — Y hablando de eso, ¿qué se supone que haces espiándonos? ¿Acaso estás planeando algo raro?
— No estoy planeando nada y no tengo que darte ningún tipo de explicación, así que si me disculpas. — Heechul intentó rodearlo para poder irse y lamer sus heridas en la soledad de su habitación de hotel.
— ¿Dónde crees que vas? — Siwon lo tomó del brazo para evitar que escapara como la última vez. — ¿No crees que has sido demasiado infantil para desaparecer por dos días? No tienes idea de lo preocupado que tus tíos y primos han estado y todo por tu culpa.
— ¿Preocupados? — Heechul alzó una de sus cejas y con su mano hizo un además hacia donde los chicos estaban sentados. — ¿Ves eso? No sé tú pero ellos lucen nada preocupados. Así que más te vale que me sueltes.
— De verdad que eres muy tonto. Eres tan egoísta que seguro no se te ha ocurrido pensar que ellos estaban muriendo de la preocupación al no saber nada de ti por dos días. — Siwon hizo caso omiso y empezó a caminar hacia los chicos, arrastrando a Heechul con él. — Si están aquí es porque se les ocurrió que tal vez podrían encontrarte aquí, y al parecer acertaron con tu superficialidad.
— ¿Qué estás haciendo? ¡No! ¡Suéltame! — Heechul intentaba zafar su brazo, pero Siwon era demasiado fuerte y obviamente sus esfuerzos fueron inútiles. — Maldito gigantón idiota, me las vas a pagar.
— ¡Hey, chicos! Miren nada más a quien me encontré por ahí, un tonto y molesto gatito. — Siwon guardó para sí mismo la parte donde lo había encontrado espiándolos.
— ¡Heemin! — Ryeowook se levantó de la mesa donde estaba y corrió para abrazar a su primo. — Al fin te encontramos… Estaba… Tan preocupado… — su voz sonaba entrecortada y su cuerpo temblaba muy ligeramente.
Pero abrazó a Heechul con tanta fuerza que este sintió que le dolían las costillas, no habría imaginado que el pequeño Wookie tuviera esa fuerza. El chico permaneció en silencio por unos segundos, pero por la humedad en su camisa, Heechul supo que estaba llorando.
Luego de un par de minutos sintió un jalón que lo apartaba de Ryeowook, alzó la vista para encontrarse con Kangin, este lo miraba con el ceño fruncido y con semblante muy serio. Heechul estaba por hablar cuando Kangin lo abrazó aún con más fuerza que Ryeowook.
Fue entonces que Heechul se dio cuenta que los había lastimado más marchándose que habiendo tenido una rabieta y que no fue el único que había estado sufriendo esos dos días.
Devolvió el abrazó, y aunque sintió ganas de llorar no lo hizo, él no lloraba, no desde la muerte de sus padres y mucho menos frente a tantas personas.
Otro empujón –aunque este mucho más suave- lo apartó de los brazos de Kangin y esta vez fue el turno de abrazarlo, ese conejito rosa también estaba con los ojos llorosos y Heechul se lo imaginó lloriqueando junto a Wookie.
Y fue así que Heechul se emocionó y abrazó a Leeteuk, Kyuhyun y hasta al mismísimo Siwon, quien aprovecho la oportunidad para susurrar a su oído.
— Creo que merezco al menos un beso de recompensa, ¿no lo crees, gatito? — y con eso logró que Heechul se separara de él rodando los ojos.
— No te creas, si te abracé fue solo por la emoción. — Heechul se volteó y corrió nuevamente a abrazar a Wookie.
— Les dije que estaría aquí, soy un verdadero genio. Ahora, ¿qué dicen si vamos a casa? — Kyuhyun quería probar los juegos que había comprado.
— Es una muy buena idea, mamá y papá han estado preocupados. — Kangin tomó el bolso de su primo.
— Yo… Mmm… La verdad es que tengo que volver al hotel por mis cosas. — Heechul sintió como nuevamente se acobardaba, una cosa eran sus primos y otra muy diferente eran sus tíos.
— ¿Acaso el gatito quiere escapar? — Siwon sonrió, disfrutando de la mirada fulminante de Heechul.
— No estoy tratando de huir, simplemente tengo muchas cosas en el hotel y también tengo que pagar la cuenta. —Heechul deseó en ese momento tener alguna clase de poder mental para darle una buena patada en las bolas a Siwon.
— ¿Qué tal si vamos todos juntos? — Leeteuk propuso y todos estuvieron de acuerdo con la idea.
Media hora después, y luego de haber cancelado la cuenta, los siete chicos salían del hotel rumbo a la casa de los Kim.
Al llegar a la entrada de la casa, Heechul sintió que su estómago temblaba, pero fue la mirada burlesca de Siwon la que le llenó de coraje y entró a la casa, antes muerto que dar más motivos a ese tonto gigante para burlarse de él.
— ¿Son ustedes chicos? — Key salió de la cocina justo para encontrarse de frente con Heechul. — Mi pequeño, al fin volviste a casa. — lo miró con ese brillo de amor materno y abrió sus brazos.
Heechul dejó caer las bolsas que traía en sus manos y corrió para abrazar a su tío, había esperado una tremenda regañiza por haberse desaparecido de esa manera, pero nuevamente estuvo equivocado, eso lo hizo sentir mucho más culpable de lo que ya se sentía, Siwon tenía razón, a veces actuaba como un egoísta no pensaba en cómo sus acciones podían perjudicar a las personas cercanas a él.
— Nosotros nos vamos, pero te llamaré a la noche, Heechul, tengo unas cuantas cosas que hablar contigo. — Leeteuk miró unos segundos a Heechul, luego se dio la vuelta para ver a Siwon y Kyuhyun. — ¿Y ustedes qué están esperando? — no tenía tanta confianza con ellos pero los empujó para sacarlos de la casa y cerrar la puerta detrás de él.
— Muy bien, ahora que estamos solos, Wookie, ¿podrías ir a llamar a tu papá? Está en su despacho. — Key se sentó en uno de los sillones.
Heechul se sentó frente a él, estaba nervioso y eso hizo que la espera fuera eterna, si había algo que Heechul odiaba –además de las imitaciones baratas que arruinaban el mundo de la moda- era esperar.
Después de lo que a Heechul le pareció una eternidad, aunque realmente hubieran pasado unos escasos cuatro minutos, miró finalmente bajar a Ryeowook, seguido por Jonghyun.
Cuando Jonghyun miró a su sobrino, puso un gesto muy serio. — Así que al fin volviste. — caminó hacia la sala y se sentó al lado de su esposo. — Bien, aquí estamos.
Heechul se mordió el labio inferior y apretó sus manos con fuerza, pedir disculpas era más duro de lo que pensaba. Finalmente tomó aire y miró a la pareja sentada frente a él. — Lo siento mucho, sé que toda la culpa es mía, me porté muy mal, jamás debí comportarme de esa manera, y mucho menos gritarle al tío Key.
— Te portaste muy mal, Heechul, le gritaste a tu tío, quien lo único que ha hecho es portarse bien contigo y ayudarte tanto como puede. — Jonghyun tomó la mano de su esposo. — Pero sé que no es algo que pasaría solo porque sí, así que quiero que me expliques todo.
— Sé que no tengo excusa alguna para mi comportamiento, pero todo es tan nuevo. Estoy acostumbrado a trabajar bajo presión, dormir poco, no comer o incluso aguantar dolor, pero no estoy acostumbrado a estar encerrado, siempre estoy moviéndome de un lado hacia otro haciendo muchas cosas. Y eran tantas cosas por aprender en tan poco tiempo, mi cabeza estaba a punto de estallar, incluso tenía horribles pesadillas todo el tiempo, me sentía muy cansado tanto física como mentalmente, pero no quería quejarme, porque no quería causar problemas. Sé que fui un tonto, si les hubiera dicho como me sentía probablemente esto no habría pasado, pero no dije nada y terminé por explotar.
— Tienes razón, cariño, debiste decirnos cuando sentiste que esto te estaba sobrepasando, nosotros habríamos colocado un nuevo horario o mínimo te habríamos dado un día de descanso. — Key sabía que las palabras de su sobrino eran sinceras. — Cuando nosotros te recibimos en nuestra familia, sabíamos que no habías tenido una crianza normal y que esto podría pasar, nos prometimos que tendríamos paciencia y te ayudaríamos en esta nueva etapa de tu vida.
— Sé que debo admitir que no debí gritarte cuando estabas tan alterado, pero eso justifica el que te marcharas de casa, y aunque tengamos paciencia no significa que vamos a permitir que estas cosas pasen, y salgas bien librado, Heechul, así que estás castigado. — Jonghyun miró a su incrédulo sobrino.
— Casti… ¿castigado? — Heechul tragó con fuerza. — No es la primera vez que me pasa y probablemente no será la última, aunque tampoco estuve tan mal como en otras ocasiones, cuando esto ocurre, suelo lanzarles cosas a las personas con las que estoy enojado. ¿Pero realmente van a castigarme? La tía Susy nunca me ha castigado antes.
— Lo sabemos, Heechul, y es probablemente la razón por la que siempre haces rabietas. — Jonghyun alzó la mano antes de que su sobrino protestara. — Es tiempo de que aprendas que todas tus acciones tienen consecuencias. — se puso de pie y caminó hacia donde estaba sentado su sobrino, lo tomó de la mano y lo jaló para poder abrazarlo. — Estoy feliz de que por fin regresaras, no creo que hubiera podido detener un día más a Key para que fuera a buscarte al hotel y te trajera él mismo a casa.
— ¿Al hotel? ¿Ustedes sabían todo este tiempo que estaba en el hotel? — Kangin, quien se había mantenido en silencio junto a su hermano, preguntó confundido.
— Lo sabíamos, Heemin usó su tarjeta para registrarse en el hotel, no son los únicos que saben usar la tecnología a su favor. — Key sonrió y se puso de pie.
— Entonces ¿por qué no nos dijeron? — esta vez fue Ryeowook quien habló. — Estaba muy preocupado por Heemin.
— Porque sabíamos que tratarían de ir y traerlo a la fuerza, y Heechul necesitaba volver cuando estuviera listo de hacerlo. — Key sonrió.
— Y ¿por qué tardaste tanto en volver, Heemin? — Ryeowook miró a Heechul. — Si estabas bien ¿Por qué no volvías a casa?
— Ammm... Yo... — Heechul mordió su labio inferior, no quería decirles lo asustado que había estado de que lo echarán de casa.
— Él tiene sus propios motivos, Wook, lo importante es que está aquí. — Kangin se adelantó y tomó las bolsas de habían quedado regadas en la sala. — Vamos, Heemin, te ayudaré a llevar tus cosas.
Heechul entendió que su primo quería hablar a solas con él y tomó el resto de las cosas, ambos subieron hasta la habitación de Heechul, dejaron las bolsas sobre la cama y luego se voltearon hasta quedar frente a frente.
— Yo quería disculparme por sujetarte de esa manera, fui brusco, violento y te hice daño, no debí reaccionar de esa manera, y luego te dejé ir aun sabiendo que no conocías muy bien el lugar, si algo te hubiera pasado...
— Yo no creo que debas disculparte por eso, es cierto que fuiste un poco brusco, pero yo estaba siendo un completo idiota y tú solo reaccionaste para defender a tu mamá. Tampoco hubiera servido de nada si hubieras ido tras de mí, estaba muy enojado y solo hubiéramos terminado peleando mucho más. — Heechul se rió. — Por lo que debes disculparte es por burlarte de mi pesadilla, para ti pudo ser muy tonta, pero para mí fue aterradora.
Kangin se sorprendió ante las palabras de su primo. — ¿De verdad estabas siendo serio sobre esa pesadilla? Yo creí que solo jugabas como normalmente haces. Pero si era tan malo, entonces yo me disculpo por eso.
— Solo bromeaba hombre, sé que fue un sueño bastante ridículo. — Heechul empieza a buscar entre las bolsas de compras, toma una de ellas y se la tiende a Kangin. — Esto es tuyo, lo miré y supe que iría bien contigo, también le compré cosas a Wookie y a mis tíos, pero creo que se lo daré después.
— O tal vez podrías hacerlo ahora. — Key entró en la habitación seguido por Ryeowook. — Ahora que estás aquí, vamos a ver tu vestidor, que por fin está terminado. Además, llegó tu uniforme escolar, sin duda te quedará estupendo, fue hecho a medida, como tú pediste. — lo tomó de la mano y lo llevó a través de la puerta donde se supone que estaba un closet, pero que había sido conectada a la otra habitación.
Al entrar al enorme guardarropa, Heechul sonrió con felicidad. — ¡Me encanta! ¡Es casi tan grande como el que tengo en casa! — caminó por la habitación y revisando todo a su paso, habían muchas de sus cosas favoritas que había dejado en américa, sabiendo que no habría espacio suficiente donde guardarlas. Ahora casi todo estaba allí, sus bolsos favoritos, su ropa exclusiva de diseñador, sus joyas, ¡incluso todos sus pares de zapatos! Había un juego de espejos situados en diferentes posiciones, que permitía verse en diferentes ángulos, incluso el mueble del tocador, con las luces bordeando el espejo. — Es perfecto.