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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Hola  a todos!!!

 

Lamento en serio el haberme desaparecido por tanto tiempo, pero la verdad es que he estado bastante ocupado estos ultimos dias. (Aparte de mi vicio con el manga xD)

 

Pero bueno, sin mas demoras, les dejo el nuevo capi ;)

Cariños!

 

Shizu.

Capítulo 10: Inesperado

Por otro lado, en la mansión Atobe, se estaba armando un enorme jaleo cuando éste volvió de la academia después de la práctica. Se detuvo en la entrada nada más cruzar las puertas mirando extrañado. Las sirvientas iban de un lado a otro llevando jarrones con flores, centros de mesa y copas de cristal. Cualquiera diría que se estaban preparando para una gran fiesta, lo cual era imposible, pensó Keigo, porque la única celebración que estaba cerca era la del cumpleaños de Yuriko, y eso sería…

¿Hoy?”

Entró en pánico cuando se dio cuenta de lo que sucedía. Lo había olvidado por completo. La pasada semana había estado concentrado en la final del torneo de Kantou y luego con Tezuka…

“¡Mitsu…! Si la fiesta es hoy, la casa estará llena de invitados esta noche. Invitados que tendré que recibir junto a Yuriko, lo que significa que no podré salir…”

- Amo Keigo, bienvenido a casa – el saludo de su mayordomo lo sobresaltó y se giró a mirarlo– Los preparativos están en marcha. En una hora más tendremos todo listo para recibir a sus invitados.

- ¿Dónde está Yuriko?

- La señorita se marchó temprano de compras, según me dijo. Debería llegar en cualquier momento, amo.

- Estaré en mi alcoba. Que nadie me moleste hasta la hora de la fiesta.

- Si, amo – respondió con una reverencia y se fue dando más instrucciones a la servidumbre al pasar.

Subió las escaleras casi corriendo. Lo único que deseaba hacer ahora, era oír la voz de su novio… lo necesitaba con urgencia.

Entró en su cuarto y cerró con un fuerte portazo, al tiempo que sacaba su teléfono y se lanzaba sobre la cama. Escuchó el tono de la llamada… uno… dos… tres tonos y nadie le contestaba.

“Vamos, Kunimitsu, responde…”le suplicó.

Nada. La llamada se cortó y miró la pantalla, enojado. Volvió a marcar con impaciencia, pero el resultado fue el mismo. Quiso creer que Tezuka estaba ocupado, o dormido, o dándose un baño… o haciendo cualquier cosa que le impidiera contestar su llamada de inmediato en lugar de creer que no quería hablar con él.

Gruñó con frustración y optó por el plan B: un mensaje.

“Tenemos un problema. Llámame en cuanto puedas por favor”

Se giró en la cama, quedando boca abajo y ocultando el rostro en los almohadones. Estaba exhausto. El llanto de la noche anterior, no haber dormido nada, las clases, el entrenamiento, la fiesta… de solo pensar en que tendría que estar aguantando toda la noche que Yuriko se le colgara del brazo, sonriendo a un montón de personas que no le agradaban, aparentando estar igual que siempre… se le revolvía el estómago. Si solo pudiese estar con Tezuka acompañándolo esa noche, todo sería más sencillo.

Tezuka… nada más esa mañana le había prometido volver cuando se hiciera de noche, y ahora no podría cumplir esa promesa. Había pensado en él todo el día; en lo mucho que lo quería, en cómo a pesar de no querer dañarlo, siempre salía lastimado por su culpa. En el dolor que sintió cuando supo que lo había escuchado hablar con su padre. En cómo se le encogió el corazón al comprender que se estaba despidiendo en aquel beso…

Le estaba pidiendo demasiado, lo sabía, pero no podía dejar de ser egoísta. No esta vez. No con él… Era todo cuanto deseaba, y ahora estaban juntos. Jamás lo dejaría.

 

Pasados unos minutos, escucho voces al otro lado de la puerta. Discutían.

Hizo caso omiso, pues había dado órdenes de no ser molestado, y dichas órdenes se cumplían siempre. Por esta misma razón, se levantó enojado cuando unos golpes resonaron en su habitación.

- Creí haber dicho que me dejaran solo – vociferó abriendo de un tirón.

Mas su sorpresa fue desagradable cuando vio a Yuriko frente a él, con una radiante sonrisa y un escotado vestido verde esmeralda, ceñido al cuerpo, que dejaba muy poco a la imaginación… y a un avergonzado Yoshida detrás, inclinado ante él a modo de disculpa.

- Amo Keigo, intenté explicarle que no quería…

- Puedes retirarte- le dijo sin mirarlo. Sus ojos clavados en los de la joven y haciéndose a un lado para dejarla pasar.

- No te veo contento de verme, Keigo – comentó, caminando hacia uno de los grandes ventanales de la alcoba y mirando hacia afuera.- Llegué hace dos días pero por lo visto no has estado en casa… ¿puedo saber a qué se debe?

- No, no puedes – respondió, cortante Atobe mirando su espalda.

- Vaya, ¡que genio! – si giró enfrentándose a él.

- ¿Qué quieres, Yuriko?

- Quería verte – habló volviendo sobre sus pasos hasta quedar a poca distancia… muy poca para su gusto. – Necesitaba relajarme y pensé en ti…

Alzó una mano hasta su pecho y lo atravesó suavemente con los dedos. Atobe reaccionó instintivamente dando un paso atrás, cruzándose de brazos y mirándola con el ceño fruncido.

- No veo como podría ayudarte –

- Vamos, Keigo. No me dirás que no entiendes de lo que hablo – sonrió con picardía, ahora acercando la mano intentando alcanzar su rostro – ya no somos niños, estamos comprometidos, y ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos. ¿No crees que deberíamos divertirnos un poco?

- Te espera una fiesta abajo, tendrás diversión de sobra – le apartó la mano con su sonrisa arrogante de siempre sin dar señales de haber captado la indirecta.

- ¿Qué te ocurre? – Retrocedió molesta – Creí que podríamos comenzar a entendernos ahora que tenemos edad para hacer otras cosas…

- Creíste mal. Sabes muy bien que lo del compromiso no es algo que acepte, y tenía entendido que tú tampoco. Eres mi amiga, y te quiero, pero nada mas- respondió impasible.

- ¿Cómo te atreves a rechazarme? – Exclamó ahora furiosa, empuñando las manos a los costados – ¿Con qué derecho me dices todo esto? ¿Es que se te olvido quién soy?

- Sé muy bien quien eres, querida, pero por lo visto has olvidado quien soy yo – su voz sonaba letalmente tranquila – Porque te recuerdo que estás en mi casa, en mi habitación e invadiendo mi privacidad. Y eso, dulzura, no lo voy a tolerar.- terminó pasando el pulgar con delicadeza por su mejilla.

- ¿Pero qué…? – nadie jamás le había hablado así, por lo que no supo cómo responder.

- Soy Atobe Keigo, amo y señor de esta mansión, y aquí se me respeta, te guste… o no – le dijo acercándose a la entrada y manteniendo la puerta abierta – Ahora, si no te importa, debo cambiarme para tu fiesta y tú deberías hacer lo mismo. Tienes que estar deslumbrante, después de todo, es tu cumpleaños.

La chica caminó con los ojos llorosos por la rabia y salió como un torbellino, dejándolo solo con su angustia…

“¿Cómo voy a arreglar esto…?”Pensó al cerrar nuevamente la puerta y dejarse caer con la espalda apoyada en la misma.

Pero la luz se puede encontrar incluso cuando menos lo esperas, y así fue esta vez también; en medio de todo el torrente de pensamientos oscuros que agobiaban su mente, un sonido insistente lo ancló de vuelta a la realidad.

Su teléfono.

 

Al volver a su cuarto con una bandeja de comida, Tezuka vio un mensaje brillando en la pantalla de su teléfono. Lo leyó, contuvo el aliento y marco enseguida. Si Atobe consideraba algo un “problema”, significaba que realmente era grave.

La ansiedad estaba haciendo estragos con sus nervios mientras esperaba a que le contestara.

- ¡Mitsu!

El alivio en su voz le envió una descarga de paz por todo el cuerpo. Lo estaba esperando.

- ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Puedes hablar?

- Ahora que escucho tu voz, estoy bien- Suspiró profundamente.

- ¿Qué ocurre? ¿Cuál es el problema?

- En un par de horas más, habrá una fiesta en mi casa…-

- ¿Una fiesta? ¿A mitad de semana?-Se extrañó, pues aunque Atobe era muy distinto de él hablando socialmente, también era muy riguroso consigo mismo, y al día siguiente sabía que tendría entrenamiento matutino.

- Si, y como imaginarás, debo hacer de anfitrión así que…-

- Así que no podrás volver esta noche.- Terminó por él, comprendiendo de que hablaba.

- Kunimitsu, de verdad lo siento, lo había olvidado. Ahora entiendo por qué mi padre insistía en que estuviera aquí hoy. La mayoría de sus amigos y socios vendrán a saludarnos y…-

- Un momento – lo atajó Tezuka - ¿Tus padres están de regreso?

- ¿Mis padres? No, siguen en Londres- dijo extrañado.

- Entonces, cuando hablas en plural…

- La verdad es que… no estaré solo esta noche- su voz descendió hasta convertirse en un murmullo.

- Keigo, ¿qué es lo que no me estás contando? ¿Qué sucederá esta noche?

- Como suceso importante, no creo que mucho pero… es el cumpleaños de Yuriko-

Y ahí estaba; el motivo de su ansiedad. El porqué de la presión en el pecho que le decía que algo iba mal.

- ¿Su cumpleaños? – repitió

- Así es. Y el círculo de invitados que vendrán, conocen nuestro compromiso. Esperan que yo esté ahí…-

- Entiendo – murmuró

- Por un momento pensé en pedirte que vinieras, como mi invitado, pero sería exponerte frente a todos y en especial ante Yuriko… Y me gustaría evitar que estuviesen en la misma habitación de ser posible.

Ahora sonaba repentinamente molesto, como si hubiese recordado algo desagradable… La curiosidad pudo más que él.

- ¿Hay algo más que deba saber?-

- ¿Qué quieres decir?

- Keigo… ¿algo pasó?

- No, aunque sinceramente, no sé qué está tramando. Estuvo aquí recién insinuándome cosas que podríamos hacer juntos y la verdad…-

- ¿Estabas con ella?

- Si, pero ya… se… - Hizo una pequeña pausa y su tono cambió a uno más amenazador – ¡No! ¡Eso sí que no, te lo prohíbo, Tezuka Kunimitsu! No te pondrás celoso por alguien que no tiene nada que debas envidiarle. Tú eres mi novio, ¡¡y nada de lo que ella pueda hacer cambiará eso!!

Él se quedó en silencio, pues estaba claro que Atobe tenía razón; los celos habían surgido en su pecho como un león dormido y lo estaban haciendo apretar la mano libre del teléfono con una furia irracional.

- ¿Kunimitsu?

- Supongo que no hay forma en que pueda verte esta noche-

- Lo lamento… y por favor créeme-

- Te creo, Kei.

- No ocurrió nada, te lo juro…

- Confió en ti. Y no te preocupes por mí, me daré una ducha y me iré a la cama, estoy cansado.-

- Te quiero – susurró.

- Te veré mañana

Cortó, quedándose con la horrible sensación de vacío que lo estuvo atormentando desde la mañana y se dejó caer en la silla de su escritorio.

"Qué estoy haciendo...?"

Notas finales:

Qué ocurre con esa chica??

y qué le pasa a Tezuka??

podrá Atobe demostrarle a su novio que no todo esta perdido??

 

Todo eso lo verán en el siguiente cap ;D

 

Hasta la próxima!!


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