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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!

Pido mil disculpas por mi ausencia este mes, pero es temporada alta para mi trabajo por lo que me ha sido imposible actualizar el fic.

Peeeeeerooo.... como recompensa a mis fieles lectores, y aprovechando el tiempo libre que obtuve hoy, les dejare varios capitulos seguidos esta noche :D

No se cuantos, pero si unos tres como minimo.

Espero disfruten la lectura!!

 

Shizu.

Capítulo 11: Anhelos

 

Algo en su interior le gritaba que aquello estaba mal, que nada bueno saldría de esa noche pero no podría hacer nada para evitarlo… o ¿tal vez si?

Aún quedaban dos horas para que comenzaran a llegar los invitados, tiempo suficiente para ir y volver. Solo necesitaba una pequeña ayuda…

- ¡Busca a Yoshida! – le gritó a la sirvienta que estaba de pie junto a la puerta de su habitación. La chica dio un salto, asustada, se inclinó ante él y salió corriendo en busca del mayordomo.

Atobe regresó a su cuarto y se quitó rápidamente la ropa, cambiando el uniforme por un traje de diseñador perfectamente planchado. Estaba poniéndose los zapatos cuando sintió que llamaban.

- ¡Pasa! – habló alto.

La puerta se abrió y el hombre entró haciendo reverencia

- ¿Me llamó usted, amo Keigo?

- Que preparen el auto, voy a salir – le dijo tomando la chaqueta del traje del colgador en su armario.

- Pero, amo, la fiesta… - lo miró preocupado

- Lo sé, no te preocupes, viejo, volveré a tiempo – se acercó a él y le hablo con una mano en su hombro – solo necesito que hagas algo por mí.

- Lo que necesite, amo –  respondió con solemnidad

- No permitas que Yuriko se entere de que no estoy – le pidió casi con suplica

- Entiendo, amo – hablo después de unos segundos analizándolo. Dio un paso atrás y reverenció de nuevo – tendré el auto listo en la entrada lateral.

- Gracias – le dijo con un suspiro.

El anciano se dio la vuelta y salió de la habitación. En tanto Atobe busco su teléfono y marcó rápidamente para llamar a su novio. No obtuvo respuesta.

“¿Qué pasa contigo hoy, Kunimitsu?” pensó frustrado una vez más mirando ceñudo la pantalla de su celular. “En fin, será mejor que me dé prisa”

Una vez en el auto, y sin nadie que hubiese notado su carrera para salir, preocupados como lo estaban por la fiesta, volvió a llamar, pero ahora saltó directamente al buzón. Gruñó bajo mientras el auto pasaba a velocidad por las calles de la ciudad.

No era normal en él tener estos arranques de improvisación, por lo general, siempre tenía control sobre todo lo que lo rodeaba, y estar lejos del blanco de sus sentimientos lo ponía curiosamente ansioso en todo momento. Por este motivo iba a verlo ahora. Quería abrazarlo, besarlo, decirle mirándolo a los ojos que lo quería, y así quitarse esa horrible sensación que le había quedado cuando se despidieron por teléfono. Lo conocía tan bien, que sabía de sus inseguridades y temores, unas que eran capaces de poner en duda incluso aquello de lo que estaba más seguro: él mismo. Si no iba ahora, dudaría de su amor, de su fidelidad incluso… no estaba exagerando, pues Tezuka era así; todo o nada.

Llegó a su casa después de veinte interminables minutos de viaje, lo que le dejaba, por lo bajo, una hora libre. Sonrió. Sentía un hormigueo en todo el cuerpo ante la sola idea de verlo.

Le dio indicaciones a su chofer de que esperara unas cuadras más abajo y se dirigió a la puerta. Tenía las llaves que le había entregado el día anterior, antes de que todo el caos se desatara, pero no se atrevió a usarlas, así que tocó el timbre y esperó nervioso a que abriera. Nada.

A pesar de no ser tan tarde, ya estaba bastante oscuro, y las luces de las casas a ambos lados estaban encendidas en la planta baja, pero no aquí. La casa de Tezuka estaba extrañamente silenciosa y oscura. Intentó nuevamente con el timbre pero nada cambio, por lo que, tomando una profunda inspiración, sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y abrió la puerta.

El recibidor se iluminó automáticamente cuando paso el umbral. Se quitó los zapatos y caminó hasta la sala.

- ¿Kunimitsu? – alzó la voz esperando respuesta. Silencio

Regresó al recibidor, y subió las escaleras, andando con paso cauteloso hasta su cuarto. La puerta estaba junta, así que la empujó para pasar.

- ¿Kunimitsu, estás aquí? –

Pero era claro que no había nadie en el lugar. Todo estaba como lo dejaron en la mañana, antes de salir, excepto por el bolso de tenis a un lado del armario. La cama perfectamente ordenada, sus libros y cuadernos sobre las repisas en las paredes y un block de notas con un lápiz encima, sobre el escritorio. Se sentó en el borde de la cama y miro la mesita junto a ella. Su teléfono estaba ahí, apagado.

- Al menos ahora ya sé por qué no me contestas – dijo en voz alta.

La opresión en su pecho iba en aumento. Tezuka no estaba en casa, había dejado su teléfono ahí, no sabía dónde buscarlo y se acercaba la hora de la fiesta. Mirara por donde mirara, esa noche sería un completo desastre.

Decidido a marcharse, se puso de pie para salir del cuarto, pero una idea cruzó su mente al pasar junto al escritorio. Tomando el block de notas y el lápiz, escribió un par de líneas y arrancó la hoja para luego dejarla sobre la almohada.

Dio una última y melancólica mirada a la cama y salió cerrando la puerta a su espalda.

No se molestó en llamar al chofer para que volviera, por el contrario, prefirió caminar hasta el auto y así aprovechar la brisa del crepúsculo para despejar su mente, aunque no tuvo mucho resultado. Casi al llegar al vehículo, recibió un mensaje de Yoshida, avisando que Yuriko comenzaba a impacientarse por la espera. Bufó con molestia y guardó el teléfono. Se subió, y habló con decisión:

- A la mansión

- Sí, señor – el motor se puso en marcha y el coche se alejó veloz, llevándolo lejos de la única persona que quería ver esa noche…

“¿Dónde se habrá metido? Tiene varios amigos, eso está claro; Fuji, Oishi, Inui… ese mocoso arrogante… El equipo del seigaku es muy unido, pero dudo mucho que este con alguno de ellos” pensó mientras lo analizaba con calma. “Acordamos no decírselo a nadie, excepto a Yoshida en caso de ser necesario, así que, ¿Dónde estás, Mitsu?”

Por más que le dio vueltas en la cabeza, mientras hacían el recorrido de regreso a su casa, no fue capaz de encontrar una manera de localizar a su novio; no sin ponerse en evidencia frente a algún conocido.

El chofer se detuvo en la misma entrada por la que había salido y se bajó presuroso para abrir su puerta. Yoshida venia bajando los escalones con la preocupación marcada en su anciano rostro y el teléfono inalámbrico en las manos.

- ¿Qué ocurre? – preguntó de inmediato

- Es su padre, amo Keigo, exige hablar con usted – dijo alcanzándole el aparato y añadiendo en un susurro, para que solo él pudiera oír – le he dicho que estaba usted tomando un baño, amo.

- Gracias – articuló en silencio y tomó la llamada dirigiéndose al interior de la casa – Padre, ¿Qué necesita?

Había logrado llegar en el momento preciso. No quería ni pensar en lo que hubiese ocurrido de no haber estado ahí para responder el teléfono. Al menos eso lo aliviaba, pero el anhelo de ver a su novio, en lugar de calmarse, solo le agitaba más el corazón.

Notas finales:

Y aqui esta el primero!!

Los nervios estan haciendo estragos en el pobre de Keigo, al igual que los miedos en Tezuka, pero solo es otra piedra en el camino.

Ya nos acercamos al punto de union...

Nos leemos en un ratito mas con mas capis ;)

 

 


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