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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Bueno, aqui esta el segundo cap que prometi... anoche me vencio el cansancio y aunque solo me falto hacer un click, no pude. Me quede dormida xD

Como les decia en el anterior, ya nos vamos acercando al punto de union, asi que continuen leyendo por favor. Ah, y por supuesto, espero sus reviews :)

Cariños,

 

Shizu.

Capítulo 12: La nota

No muy lejos de su casa, Tezuka se había instalado bajo el amparo de un árbol junto a un pequeño parque infantil. Era el mismo árbol bajo el que habían hablado con Atobe la noche del partido, cuando aún no sabía nada de sus sentimientos. Había sentido esa maravillosa corriente eléctrica recorrer su cuerpo al tocarlo, y todo a su alrededor le había parecido extrañamente luminoso… La situación ahora era bastante diferente: Estaba casi a oscuras, solo, rodeando sus piernas con los brazos, y con un gran nudo en la garganta que amenazaba con sacar un llanto descontrolado.

No entendía del todo el origen de su pena; Atobe se le había confesado, y él había correspondido sus sentimientos. Se habían besado incontables veces en solo tres días… había escuchado de sus labios más de un te quiero, y sus ojos solo reflejaban amor cuando se encontraban con los suyos. Sabía que lo quería tanto como él. Estaba absolutamente seguro de eso pero, aun así…

“Los celos son la peor cosa que alguna vez pude imaginar… te hacen dudar incluso de lo que ves con claridad…” pensó derrotado y avergonzado de sí mismo.

Atobe le había jurado que nada había ocurrido, ni que nada pasaría por mucho que ella lo intentara, y eso debía calmarlo, pero no lo conseguía. No sabía nada de esa chica aparte de lo que él le había contado: eran amigos de la infancia… ni siquiera tenía una imagen física de la joven, ¿¿cómo era posible entonces, tanto odio por una persona de la que solo conocía el nombre??

Pero era una mujer… una mujer del mismo circulo aristocrático que Atobe, que además contaba con la confianza de los padres de éste y con un compromiso, que por mucho que él dijera que no tenía importancia, pues no estuvo de acuerdo nunca… a ella parecía estarle causando atractivo desde que había llegado. De otro modo no se explicaba la insistencia en hacerlo regresar a la mansión…

“Mírate, Tezuka Kunimitsu, eres un completo desastre para esto de las relaciones” Se dijo con pesadez al tiempo que afirmaba el mentón sobre las rodillas.

¿Qué tenía él, para ser mejor que Yuriko? Era un jugador de tenis excepcional, capitán de su equipo, buen estudiante, su familia estaba bien acomodada, incluso su abuelo estaba en constante contacto con la alta sociedad. Ese no era el problema… Incluso sin ser increíblemente millonario como lo era Atobe, habría tenido una oportunidad con él sí solo… si solo fuera una chica. Pero no. Él era un hombre, y ese era el problema principal.

Si tan solo no hubiese una mujer en medio, todo sería más sencillo. Los tiempos habían cambiado, y ya no era tan difícil como antes aceptar una relación homosexual, lo sabía. El problema era lo que se esperaba de su novio… Que continuara con el linaje, heredara todo y se hiciera cargo con una esposa socialmente aceptable a su lado.

“Bah, que estupidez” se regañó “solo admite que tienes miedo, y que te aterra que una chica te pueda ganar al hombre que quieres. Y con justa razón lo haría, pues te estás dando por vencido incluso antes de comenzar la pelea”

Atobe era suyo. Su novio. Y si no era capaz de defenderlo de una niña, entonces jamás sería capaz de estar junto a él como su igual.

Habiendo tomado su decisión, se puso de pie al mismo tiempo que un auto con los vidrios tintados pasaba cerca del parque, por la calle principal.

“¡Keigo!”

Su corazón dio un brinco hasta la luna antes de regresar a su pecho. Conocía ese auto, era suyo, estaba seguro. Aunque no entendía del todo como sería posible, pues era de suponer que él estuviese en la mansión, preparándose para la fiesta.

Sin darle demasiadas vueltas, se precipitó en una carrera desenfrenada en dirección a su casa, una sonrisa tomando lugar en su rostro de nuevo, ese familiar hormigueo subiendo por las palmas de sus manos, anticipándose a su encuentro…

Se arrojó contra la puerta de entrada y abrió gritando sin poder contenerse.

- ¡¿Kei?! ¿Keigo, estás aquí?- iba hablando mientras pasaba por cada una de las habitaciones de la casa.

Subió al segundo piso y se encontró con la puerta cerrada de su cuarto, y él la había dejado junta… Contuvo la respiración antes de abrir, pero Atobe tampoco estaba ahí…

“Pero debe haber venido” pensó con decisión. La puerta cerrada, el rastro de ese perfume, la nota sobre su almohada, que no había estado ahí cuando salió… “¡¡Una nota!!”

Se reprendió mentalmente por la estupidez que lo dominaba ese día y salto sobre la cama para leer las líneas escritas sobre el papel. La particular elegancia de la caligrafía solo podía significar una cosa: Atobe había estado en su casa. No había alcanzado a verlo, pero por lo que decía el mensaje, no tardaría mucho en encontrarse con él de nuevo.

Miró el reloj sobre la mesita junto a su cama; tenía poco más de treinta minutos para alistarse, así que se dirigió al baño para darse una ducha rápida, dejando la nota abierta sobre el escritorio:

 

“No sé dónde te has metido hoy, pero no puedo hacer esto sin ti. Enviaré un auto a recogerte a las 8pm. Con traje formal. Si no tienes qué ponerte, te pasaré algo en mi casa. Estaré esperando tu llegada. Te quiero. Kei.”

 

Salió del baño con una toalla enrollada en la cintura y otra en la cabeza, secando su cabello con urgencia.

Había asistido a varias fiestas de sociedad, en compañía de su abuelo al principio, y luego, por cada ceremonia de premiación como jugador de tenis, así que abrió su armario para sacar uno de los muchos trajes que estaba colgados. Tomo también una camisa negra y una corbata gris. Esa noche seria el ejemplo de la masculinidad, se dijo a si mismo, con una sonrisa socarrona y comenzó a vestirse.

A las ocho en punto, el timbre resonó en la casa y bajo las escaleras, intentando calmar su respiración. Estaba nervioso, lo sabía, pero no dejaría que nadie más que Atobe lo notara. Su muro invisible debía ser impenetrable esta noche, o estarían arruinados.

Abrió la puerta luego de ponerse los zapatos y tomar un abrigo de la percha en la entrada, y vio a un hombre inclinado ante él. El hombre se enderezo y lo miro con solemnidad y respeto.

- ¿Señor Tezuka?

- Soy yo – respondió claro e imponente.

- El amo Keigo me ha enviado para llevarlo a la fiesta, ¿Está usted listo, señor? – preguntó con formalidad

- Lo estoy- dijo avanzando para cerrar a su espalda.

El hombre hizo otra corta reverencia y se dirigió al auto, sosteniendo la puerta abierta para dejarlo subir. Tezuka no hizo comentarios, solo se puso el abrigo y abordo el vehículo. El chofer volvió a su asiento y se pusieron en marcha.

El camino se le hizo extremadamente corto, mas no dejó de preguntarse en todo momento, si acaso Keigo estaría pensando lo mismo que él. Y lo más probable era que fuese así. Habían dicho que sería mucho más entretenido de este modo desde el principio, pero no habían tenido verdadera oportunidad de ponerse a prueba. Hasta esta noche.

Sonrió a su pesar, más ansioso que nervioso ahora. El juego se pondría muy interesante si sabían mover bien sus piezas en el tablero.

El auto se estacionó en la entrada principal, en medio de una caravana de lujosos coches que estaban llegando a la mansión. El lugar estaba delicadamente iluminado, una suave música salía desde el interior a través de las puertas dobles abiertas de par en par. Dos personas, de pie en la entrada y tomados del brazo, daban la bienvenida a cada uno de los invitados, con sonrisas y saludos formales.

Se bajó del auto en cuanto uno de los chaperones le abrió la puerta, no queriendo ser grosero al salir por su cuenta, y miró, con una radiante sonrisa expandiéndose por su rostro, al hombre de sus deseos. Inició el ascenso.

- Bienvenido – le dijo automáticamente Yuriko en cuanto lo vio, ruborizándose luego ante la mirada que Tezuka le había lanzado.

- Señorita, es un placer poder acompañarla la noche de su cumpleaños – se inclinó ante ella y la volvió a mirar – muchas gracias por la invitación.

- El placer es nuestro, por tenerlo aquí esta noche – habló Atobe con esa arrogancia particular, tan propia de él en su mundo – Yuriko, te presento al señor Tezuka Kunimitsu, uno de mis invitados.

- Encantada de conocerlo, señor Tezuka – se inclinó levemente – espero pueda disfrutar de la velada – le sonrió con picardía.

- Lo mismo espero yo – respondió mirando disimuladamente al chico frente a él que, a pesar de tener el ceño levemente fruncido, ocultaba una sonrisa – Con permiso.

Les dio la espalda, y entregándole su abrigo a uno de los sirvientes, parado un poco más allá de la entrada, se encaminó al interior de la mansión, tomando una copa de vino del primer camarero que se cruzó con él, y bebiendo un pequeño sorbo con nerviosismo.

La primera parte estaba completa, pero aún quedaba mucho más… lo sabía. La noche apenas comenzaba.

Notas finales:

Y comienza el juego!!

Adelanto del proximo cap:

- Si yo fuese tu novio, te encerraría en este cuarto, hasta que todas esas mujeres abandonaran el salón – susurro contra sus labios, mezclando sus alientos – Eres un peligro público. Debo hacerme responsable…

Y lo beso, esta vez con pasión, hasta que tuvieron que detenerse en busca de aire.

- Y yo que pensaba dormir temprano hoy… - rió divertido.

- La noche está iniciando – habló dejando un rápido beso en su mejilla, haciéndole un gesto para que se apartara de la puerta – Y no tengo intenciones de dejarte ir… aún.

Nos leemos!! :D


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