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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, espero esten bien...

No tengo mucho tiempo, asi que dejare el capi nuevo y a leer...

Espero les guste;)

 

Shizu :D 

Capítulo 17: Caos

Luego de un debate con su entrenador por haber faltado a la práctica matutina, un interrogatorio de parte de Yuushi y los mensajes constantes y molestos de Yuriko disculpándose por lo ocurrido la noche anterior, Atobe había logrado por fin llegar justo a tiempo de recoger a Tezuka a la salida de Seigaku.

Aun no había sido capaz de mencionarle el tema de la clínica en Alemania, y de todos los arreglos que había estado haciendo personalmente en los últimos días para que, si decidía aceptar, pudiese tener atención medica de primera. Todo pagado por su propio fondo financiero, por supuesto.

Por este motivo había insistido tanto en acompañarlo a ver a su doctor esta tarde; quería al menos poder entregarle su apoyo incondicional… mientras aún estuviera a su alcance. Todavía no se atrevia a pensar en lo que sucedería si Tezuka se fuera...

La impaciencia estaba haciendo estragos con sus nervios y, mirando la hora una vez mas para verificar que había llegado bien, alzó la vista en dirección a la entrada de la academia, donde una extraña situación se desarrollaba justo frente a sus ojos. Kunimitsu no estaba solo. Hablaba con otro chico, que al cabo de unos segundos se dio la vuelta caminando hacia la entrada y aguardando a que el capitán lo siguiera. Éste, con expresión preocupada y abatida, llegó a su lado y se fueron juntos sin voltear ni una vez a ver el auto estacionado a poca distancia.

¡Fuji!– Pensó Atobe de inmediato, congelándose en su asiento, tardándose en reaccionar por la impresión que le había causado el pinchazo de rabia que atravesaba su corazón, haciendo que doliera con cada palpitación.

Tezuka se había ido con su mejor amigo, sin llamarlo, ni avisarle nada. Sin mirarlo siquiera. ¿Qué estaba pasando aquí?

Estaba seguro de que debía existir una explicación, pero la rabia que amenazaba con desbordarse de su control no lo dejaba pensar con claridad. Su primer impulso fue bajar del auto y llamarlo, pero no podía ponerlo en evidencia de ese modo. Luego pensó en enviarle un mensaje, pero si iba acompañado no lo vería hasta que tuviese oportunidad de estar solo. ¿Qué debía hacer?

“Lo mejor sería que me fuera… o quizás esperarlo en su casa, después de todo aún quiero saber que tiene que decir el doctor respecto a su lesión… pero y ,¿si regresa a casa con Fuji? ¡¡Maldición!! Vamos, Keigo, algo se te tiene que ocurrir…”

- Amo, el señor Yoshida desea hablar con usted, dice que es importante – la voz de su chofer lo sacó de sus pensamientos.

"...y ¿si lo intento?¿Qué es lo peor que puede pasar?"

- ¿Amo? - volvió a preguntar nervioso mi chofer.

- Lo llamaré, mientras tanto llévame al hospital – contestó, luego de unos minutos en silencio, tomándo una decisión impulsiva.

- Sí, amo-

No había forma alguna en la que pudiera dejar a Tezuka en manos del genio del Seigaku, incluso cuándo él mismo le había asegurado que no habían sentimientos de por medio, que solo eran amigos.

Quizás confiara completamente en su novio, pero no podía decir lo mismo del maldito de Fuji, quien siempre se había metido en su camino, por más que intentara acercarse a Tezuka cuando se encontraban por casualidad en los torneos. Estaba más que seguro de que el chico conocía los sentimientos que guardaba por su capitán, y extrañamente, eso lo divertía. La sádica sonrisa en su rostro se lo gritaba cada vez que se veían. Los celos comenzaban a rugir en su pecho sin poder controlarlos…

“¿Eh? ¿Celos? ¡Por favor! Soy Atobe Keigo, yo no siento celos por lo que es mío… solo… lo protejo…” Ni su propia arrogancia era capaz de quitarle esa horrible sensación del pecho, se dijo tras analizar sus pensamientos…

- ¿Amo?

- ¿Qué? – preguntó bruscamente

- El señor Yoshida insiste en que es urgente, amo. – contestó débilmente extendiéndole su móvil.

- ¿Qué pasa? – preguntó al viejo que esperaba en línea.

- Amo Keigo, disculpe la insistencia pero… la señorita se va – respondió el hombre con un tono preocupado.

- ¿Cómo que se va? ¿De qué me estas hablando? – preguntó molesto - ¿ Qué hizo ahora?

- Estuvo encerrada en su alcoba toda la mañana, sin querer comer ni recibir a nadie, amo – comenzó a explicarle rápidamente – pero hace unos minutos me llamó para pedir que la llevaran al aeropuerto.

- ¿No te dijo nada más? – quiso saber - ¿alguna sirvienta que haya escuchado algo?

- Una de sus mucamas dijo que había estado llorando y que no paraba de repetir que si usted no la perdonaba, de nada le servía quedarse.

- Esta pataleta es por lo que ocurrió anoche… - habló pensando en voz alta.

- Amo, hemos llegado – informó el chofer

- ¿Amo Keigo? – Yoshida esperaba sus órdenes

- No dejes que salga de la mansión – dijo y cortó para hablarle luego al chofer - ¡A casa!

- Como ordene, amo – dijo el joven al volante dando la vuelta y regresando.

Su idea inicial había sido encontrarse con Tezuka en el hospital, con Fuji o sin él, pero para variar, Yuriko volvía complicarlo todo. No tenia tiempo suficiente para tratar con sus celos ahora, ya vería eso mas tarde, lo que realmente importaba en esos momentos era que esa niña malcriada no se fuera, pues le traería mas problemas de los que se atrevía a imaginar. Sobretodo con su padre.

 

Desde la ventana del edificio, en el cuarto piso, Tezuka observaba con un pequeño vaso de agua en su mano, como un conocido vehículo se estacionaba fuera del hospital por un par de segundos y luego aceleraba para dar la vuelta y regresar por donde había venido. Reconocería el auto de su novio donde fuera, y a pesar de haberse puesto nervioso cuando, al ir por un poco de agua y acercarse a la ventana, lo había identificado, ahora la preocupación estaba ganando terreno. ¿Qué habría pasado?

- ¿Todo bien? – la voz de Fuji a su espalda lo hizo dar un pequeño salto.

- Si – respondió caminando de vuelta a los asientos en la sala de espera, y en un intento de desviar su atención, preguntó:

- ¿Regresarás al entrenamiento de la tarde?

- Mmmm, había pensado ir a comer algo luego de salir de aquí – respondió evaluando su reacción – quedé en encontrarme con mi hermana a eso de las cinco.

- Ya veo… - se salvó de tener que buscar alguna cosa que decir porque en ese momento la puerta de la oficina en la que atendía su doctor se abrió y lo hicieron pasar.

Había visitado tantas veces ese despacho en los últimos dos años que ya todo le resultaba familiar. Se acercó al escritorio y se sentó en una de las sillas que había frente a la mesa.

- No preguntaré por qué has venido a verme, Tezuka – le habló su doctor mirando algo en su teléfono y luego a él – pues Suuichiro me escribió hace unos días diciéndome que te habías lesionado nuevamente. ¿Quieres contarme?

- Creo que debo disculparme con usted por no hacer caso a su indicación – le dijo solemnemente, sosteniéndole la mirada pero con un dejo de culpa – Me aconsejó no exponerme a partidos demasiado largos y a no abusar de mis golpes, mas le puedo asegurar que fue un sacrificio necesario.

- Todo sea por Seigaku… - comentó el hombre mas para si mismo.- Bueno, déjame revisarte y veremos que se puede hacer. Tendrás que hacerte un éxamen antes de poder dar mi diagnóstico y el tratamiento aseguir.

- De acuerdo – contestó, poniéndose de pie para ir a la camilla y desvestirse.

 

Una vez afuera, y con la orden del examen en mano, llamó a Fuji y se fueron a los elevadores para subir al séptimo piso donde debía tomarse una radiografía.

- ¿Qué te ha dicho? – preguntó su amigo luego de una pausa y sin mirarlo.

- Que primero debo realizarme el examen antes de dar el diagnóstico – contestó preocupado entrando al ascensor que acababa de llegar.

- Tezuka… - Fuji lo miró un momento y luego negando con la cabeza le sonrió como lo hacía habitualmente – todo saldrá bien.

No hablaron mas hasta que salió del laboratorio y se acercó al mesón de atención para preguntar por la fecha de entrega.

- Su doctor ha enviado un memo al laboratorio para marcarlo de urgente, por lo que si es tan amable de esperar un poco, se lo entregaremos hoy mismo – le respondió amablemente la secretaria, haciéndole un ademán para que se sentara a esperar.

- Gracias – dijo algo sorprendido y se dirigió a Fuji – Tienes un compromiso con tu hermana, no te preocupes por mi, estaré bien.

- De acuerdo, te llamaré mas tarde – dicho esto se despidió y se fue a los elevadores nuevamente.

Solo en la sala de espera, sacó su teléfono y se fue junto a la ventana. Tenia que llamar a Keigo antes de darle mas tiempo para que pensara mas de la cuenta. Debía explicarle la situación y en lo posible verlo esa noche, pero su novio no respondía. Volvió a marcar y la respuesta fue la misma. Ni siquiera le había enviado un mensaje.

“Debe estar molesto…” pensó abatido y guardó su teléfono.

Aunque estaba seguro de que el auto que había visto fuera del edificio era el suyo, quizás había ocurrido algo en su casa, o en la academia.

Se fue a sentar pero no podía estar quieto, las ansias y los nervios se lo estaban comiendo, además de la actitud de su doctor, que no vaticinaba nada bueno. Con los ejercicios que le había pedido realizar, su hombro había protestado de dolor. Solo le quedaba esperar el resultado de la radiografía, llevarla a revisar e irse a casa para poder ver por fin a Keigo.

- Señor Tezuka Kunimitsu – llamó una de las mujeres en el mesón de atención – Su examen, señor.

Tomo el sobre con un nerviosismo poco habitual en él y se fue de nuevo al cuarto piso para hablar con su doctor. Rogaba a los dioses en el cielo que no fuera nada mas grave de lo que ya había pasado, pues estaba seguro de no poder resistir mas por ese día.

- Bueno, Tezuka – le dijo el médico con el ceño fruncido mirando la imagen en la pantalla iluminada de la pared – Tal y como pensé, la lesión es mas grave de lo que habíamos tratado antes. La articulación de tu hombro tiene una inflamación considerable y el sobreesfuerzo ha comenzado a desgastar el hueso.

Apagó la pantalla y se sentó frente a él con las manos sobre la mesa pero sin mirarlo. Tezuka sabia que lo que venia seria difícil de oír.

- En casos como este – dijo con un suspiro y lo miró con pesadez – es necesario un tratamiento intensivo que, además de ayudarte en la recuperación, te mantendrá lejos de las pistas por bastante tiempo, me temo.

- ¿No podré volver a jugar tenis? – sentía que su mundo comenzaba a despedazarse.

- Eso va a depender netamente de como sigas tu tratamiento – le contestó – Ahora, tengo dos noticias para ti, una buena y una mala – hizo una pausa para buscar en un cajón del escritorio y sacar unos folletos. Tezuka se mantuvo en silencio – La buena es que de forma rigurosa, podrías sanarte por completo, la mala, es que al menos en la ciudad no contamos con profesionales que puedan ayudarte.

Estaba seguro que había dejado de respirar. Su cerebro se negaba a funcionar y se veía incapaz de articular palabra alguna.

- Aquí tengo un par de folletos de las clínicas de rehabilitación mas prestigiosas del país – Le puso todo dentro de un sobre y se lo entrego junto a su examen – Deberías hablarlo con tu familia y barajar tus opciones. Para lo que necesites, sabes que puedes contar conmigo.

- Gracias, doctor – se puso de pie automáticamente pero antes de salir, la voz del hombre a su espalda lo detuvo.

- Tezuka, deberías pasar a la escuela de nuevo. La entrenadora Ryuzaki tiene algo que mostrarte – se volteó a verlo confundido ante la petición y lo encontró con su teléfono móvil en la mano.

- De acuerdo – y sin más, salió de la oficina.

 

Sus padres no estaban en casa, Keigo seguramente estaba molesto con él y aun no le respondía sus llamadas, el doctor lo estaba enviando lejos, quien sabe por cuanto tiempo para poder recuperarse y ahora debía poner su expresión impasible de siempre, a pesar del mar de conflictos que se debatía en su interior para enfrentarse a su entrenadora. El caos de ese día ya no podía empeorar. 

Notas finales:

Y despues de que todo iba tan bien... bueno, nada es para siempre...

y los problemas no demoraran en llegar.

Espero sus comentarios :D

 

Shizu


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