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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Hola  a todos!! Se que ha pasado tiempo, pero he tenido a mis pequeñas muy enfermitas, por lo que no me ha quedado tiempo de nada... :)

Por lo mimo a modo de compensacion, subirè dos capis hoy... Estamos llegando al desenlace final de nuestra parejita, pero no se asusten, que habra continuacion! La segunda parte ya esta en marcha....

Disfruten su lectura :)

 

Shizu.

Capìtulo 18: No te perderé


En cuanto puso un pie fuera del auto, se dio cuenta de que algo no andaba bien. Yoshida no había salido a recibirlo, y en la entrada las sirvientas le daban miradas nerviosas. Subiò sin decir nada directo a la habitación de Yuriko.
La puerta estaba cerrada, el mayordomo y sus mucamas de pie frente a ella intentando obtener respuestas de alguien que obviamente no quería darlas.

- ¡Yoshida! – llamò con voz autoritaria

- Amo Keigo – Respondiò el viejo y se inclinò en una reverencia al mismo tiempo que las jovencitas a su lado. – La señorita se niega a abrir la puerta y desde hace unos minutos dejamos de oírla.

- ¿Alguna idea?- preguntò a las sirvientas que seguían inclinando la cabeza.

- Si me disculpa, amo – dio un paso al frente la mas joven de las tres – La señorita me pidió hace una media hora algún medicamento para dormir, argumentando que le dolia la cabeza.

- Abran la puerta – ordenò comenzando a comprender la situación pero sin querer creer que Yuriko fuese tan estúpida como para hacer ese tipo de cosas – y tú, llama al doctor – le dijo a la joven que había hablado.

- Si, amo – saliò corriendo en busca del teléfono y el nùmero del doctor.

En cuanto la puerta se abrió, su corazón se paralizò. En el sofá junto a la ventana se encontraba Yuriko, envuelta a penas en una bata de seda rosada, claramente inconsciente.


- Fuera – dijo apenas levantando la voz acercándose a la muchacha. Cuando sintió que la puerta se cerraba de nuevo, y sabiendo que Yoshida seguía ahí, le dijo- Prepara su cama, viejo, y un pijama limpio.

Se inclinò junto al sofá y la tomò en brazos con facilidad. Era increíble lo poco que pesaba aun con lo alta que era para su edad. En momentos asi, Atobe recordaba a la niña que tanto quería, y su corazón se oprimía al pensar en lo ansiosa que estaba por crecer. Con sus quince años recién cumplidos, había pasado por demasiadas cosas que le habían hecho madurar de golpe, pero en el fondo seguía siendo una niña en busca de afecto.
La llevò hasta la cama, donde la depositò con delicadeza, y con la ayuda de Yoshida, le cambiaron el pijama que estaba empapado en sudor; él, intentando ignorar las generosas curvas de la joven, (mas que mal, era un hombre…). Yoshida, como quien cambia de pañales a un bebé. La metieron en la cama y pusieron paños frios sobre su frente.


- Amo Keigo, si gusta puedo quedarme con ella hasta que el doctor llegue – le ofreciò con precauciòn.


- No, viejo, me quedarè aquí – respondiò sin dejar de mirar aquel rostro febril.


- Entonces le traeré algo de comer – respondiò acercándole el futon al lado de la cama y con una leve inclinación se marchó.


Tomàndo el paño de su frente para humedecerlo de nuevo y limpiarle el sudor, suspirò y se sentò cerca de la cama. Apoyò los codos en las rodillas y la frente en sus manos unidas para suspirar nuevamente…


- ¿Qué fue lo que hiciste, Yuri? –

 

Al rato entrò un sirvienta con un carrito de comida que puso a su lado, preparándose para servirle té, pero la despidió con un gesto de su mano. No tenia hambre, solo quería asegurarse de que Yuriko estaría bien.
Luego de una media hora tras su llegada a la mansión, hizo su aparición el doctor de la familia, quien después de revisarla, le puso una intravenosa para poder administrarle medicamento y le dejò una serie de indicaciones a una de las enfermeras que lo había acompañado, acordando que seria mejor dejarla en manos de una especialista en caso de cualquier emergencia.

- Señor Atobe – le hablò cuando hubo terminado – la dosis ingerida esta vez fue menor, pero si vuelve a repetir lo sucedido hoy… será mucho mas grave. Le aconsejo no dejarla sola.


Sin mas que una pequeña reverencia, se retirò del cuarto acompañado por Yoshida, dejando a Atobe mas preocupado que antes. Se girò a mirar a su amiga, y vio con alivio como iba recuperando el color. Se inclinò a besar su frente y saliò dejándola con la enfermera.
Al entrar en sus habitaciones, se encontró con una de sus mucamas saliendo del cuarto de baño. La jovencita se sobresaltò al verlo pero se inclinò en respeto de inmediato diciendo:

- Joven amo, su baño de sales esta listo – y sin esperar agradecimiento alguno, se retirò en silencio.


Consciente de quièn había ordenado dicha preparación, comenzó a desvestirse a medida que se acercaba a la gran tina, aspirando agradecido el aroma relajante que emanaba gracias a las diferentes sales. No supo hasta después de meterse en el agua, lo cansado que estaba. Habia tenido una semana llena de emociones… especialmente los últimos dos días. Los excesos le estaban pasando la cuenta y se dedicò a desconectar su mente con el agua caliente, al menos por unos momentos.
Pasados veinte minutos, salio del baño con una toalla en la cintura y otra sobre su cabeza. Mientras frotaba su pelo, tomo un trozo de manzana de la bandeja con aperitivos que le habían dejado sobre la mesita junto a la puerta, pensando en llamar a Tezuka para saber que le había dicho el doctor, cuando el sonido de un mensaje lo atrajo hasta su teléfono. Tenia varias llamadas perdidas que, seguramente no había atendido por estar pendiente de Yuriko, además de un texto… lo abrió y su mundo entero se hizo añicos.


“¿Alemania?”

Soltando la toalla que aun tenia en la cabeza, se dejò caer sobre su cama completamente derrotado. Tezuka había recibido la documentación que èl mismo le había enviado por medio de los entrenadores, y èl había sido un cobarde al no mencionarle antes, por si mismo, lo que estaba haciendo para ayudarlo. No había forma alguna en que no dedujera quien estaba detrás de todo. En medio de su ataque de celos y la preocupación por Yuriko, no había encontrado oportunidad para hablar del tema.

“No será suficiente si lo llamo, debo verlo… “ pensó dando vueltas por su habitación “Yuriko aun esta sedada, y lo seguirá estando dentro de las próximas tres horas. Si solo puedo ir y convencerlo de que me acompañe a casa, podrè estar pendiente de ella y a la vez hablar con él mas calmadamente…¡Eso es!”


Aun vestido solo con la toalla, se asomò por la puerta y le gritò a la sirvienta que acostumbraba estar ahí:


- ¡Quiero a Yoshida!
- ¡Si, amo! – respondio la mucama, sobresaltada y algo ruborizada sin poder evitar mirar el marcado abdomen del joven.


Si le daba demasiado tiempo a Tezuka, se formaría una idea equivocada de sus intenciones al recomendarle el traslado a Alemania, y eso era algo que no podía permitir.
Volviò a su cuarto y dirigiéndose al armario, comenzó a vestirse para ir en busca de su novio. Estaba poniéndose los zapatos cuando dos golpes en la puertas le alertaron de la llegada del mayordomo.

- ¿Me llamò usted, amo Keigo?


- Si, viejo – respondiò sacando una chaqueta del colgador – voy a salir por un momento, pero regresarè en seguida… o eso espero – añadió en un murmullo bajo.

- Prepararé el auto – contestò con una inclinación y saliò del cuarto.


Antes de irse, pasò nuevamente a ver a Yuriko. La joven continuaba inconsciente y la enfermera le dijo que no despertaría hasta que el medicamento hiciera efecto, que no debía preocuparse.


- Aviseme si hay cualquier cambio – le ordenò a la mujer y salió.

Keigo había estado bendecido con éxito y riquezas desde antes de nacer, siempre había tenido todo cuanto deseó, y a pesar de los esfuerzos por mantenerse en la cima de todos sus asuntos, jamàs había peleado en serio por conseguir algo ademàs de el tenis, hasta ahora. Tezuka Kunimitsu era algo que no deseó. Solo llego a él como un gran mar de emociones y sentimientos que lo había sumergido hasta lo mas profundo de su ser, encontrando ahí la base de un amor tan fuerte, que ahora que lo tenia, no pensaba dejarlo escapar de ningún modo. Si aceptaba irse, ahí estaría él para apoyarlo, pero estaba seguro de que juntos, podrían resolver la situación y continuar unidos. Ese era su mayor deseo.

 

Notas finales:

En el siguiente capi... Tezuka, ya sabe lo de Alemania... como reaccionarà ante Keigo?

Terminaràn?

Si no alcanzo hoy, lo hare mañana... pero subire el proximo sin falta.

 

Cariños!!

 

Shizuka...


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