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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!! espero esten mejor que yo... pues acabe de leer el manga ayer y en estos momentos estoy con una Gran Depresion Literaria!! T.T Queria mas de Kurosaki... pero en fin... a lo que vinimos.

De igual modo estoy contenta, porque ya no son solo 1 ni 2 las personas que estan continuando la historia... si no que 5!! y ya con eso me doy por pagada por toda la semana...:)

Se que la cosa va un poco lenta, pero tiene su proposito, asi que paciencia por favor.

Que disfruten su lectura, 

Cariños...

Shizu.

Capítulo 6: Resistiendo

Las clases terminaron y se retiró antes que todos. No iría al entrenamiento esa tarde, pues pronto tendria cita con su doctor por la lesión en el hombro. Sabía mejor que nadie las consecuencias de no cuidarse y si ahora el amor le estaba sonriendo, quería que su vida entera lo hiciera, por lo que pondría todas sus fuerzas en recuperarse a tiempo para los nacionales.

Minutos más tarde, se dirigía a su casa con paso rápido. Solo tenía media hora antes de que Atobe llegara y aun debía ducharse y cambiarse ropa. No había recibido ningún mensaje desde la hora del almuerzo y la ansiedad estaba haciendo estragos con su mente.

“Tal vez fue todo una broma… quizás se arrepintió… puede que no llegue… no, él no haría algo como jugar conmigo, pero… ¿y si no pudo salir de su casa? Yuriko seguía en la mansión de los Atobe, tal vez se quedó con ella…”

- Traes la expresión de quien se prepara para una gran catástrofe.

Se detuvo al instante en que escucho su voz y salió de sus pensamientos totalmente sorprendido.

Ahí estaba Atobe, apoyado en el muro junto a la entrada de su casa, con una sonrisa radiante en su bello rostro.

Tezuka se quedó inmóvil por unos segundos. Luego se apresuró a pasar por su lado, abrir la puerta y dejarle entrar en la casa. El no dijo nada, solo le siguió hasta el interior con su andar despreocupado.

Cuando cerró la puerta a su espalda, Tezuka lo volteo para abrazarlo con urgencia.

- Keigo… - suspiro con un alivio que salía de lo más profundo de su pecho,  ocultando el rostro en su cuello.   

- Comenzabas a dudar, ¿verdad? – Le acuso al tiempo que le devolvía el abrazo con fuerza – Lo sabía. Por eso me vine antes.

- Lo siento… - Susurro apenado – aun no logro convencerme de que todo esto es real…

- Ha sido un largo tiempo de espera para ambos, Kunimitsu, entiendo a la perfección cómo te sientes – lo empujo levemente para separarlo de su cuerpo y poder mirarlo – pero por favor, confía en mí.

- Lo hago… te aseguro que lo hago – respondió bajando la mirada – es en mí en quien no confió. Ahora que ya se lo que es estar contigo, me aterra pensar en el día que ya no estés.

- No lo pienses, porque ese día no llegara – la resolución marcaba sus palabras al tiempo que le tomaba de la barbilla para encontrar sus labios.

Fue un beso lento, profundo… lleno de promesas. La calma lo fue invadiendo poco a poco, dejando en su lugar la certeza de estar entre los brazos de Atobe. Sintiendo sus labios. Sus manos a cada lado de su rostro. La certeza de estar con él, de que todo era real. De que ya no estaría solo.

 

- ¿Así que estamos solos de nuevo? – mientras entraban en la cocina con una sonrisa pícara.

- Así es. Mis padres vuelven la próxima semana, así que tendré la casa para mi hasta el martes – respondió sin darle importancia y tomando el directorio que estaba junto al teléfono en la encimera. - ¿Qué prefieres comer? ¿Sushi? ¿Fideos? ¿Pizza?

- Pizza – dijo encogiéndose de hombros mientras se apoyaba en la puerta con las manos en los bolsillos del pantalón.

- Ok. Dame un minuto mientras busco el número y la pido – se volteó para llamar sin advertir la mirada del otro chico – puedes esperar en la sala, iré en…

Pero no pudo terminar la frase. Atobe se había acercado en silencio y lo tenía abrazado por la espalda. Su cabeza descansaba sobre su hombro y su aliento le hacía cosquillas en el cuello, erizándole la piel.

- Si continuas arrastrándome a tu casa, mientras estas solo, con esa exquisita inocencia tuya que me vuelve loco… - le susurró al oído – Te aseguro que no podré contenerme más.

El cuerpo de Tezuka reacciono instintivamente a su cercanía, tensando los músculos de su abdomen bajo las manos de Atobe. Podía sentir como esas manos estaban peligrosamente cerca de la cintura de sus pantalones. Podía sentir el calor del otro a través de su espalda. Los labios de Keigo besando el lóbulo de su oreja. El frenético andar de su corazón. Como su pecho comenzaba a subir y bajar de manera más rápida…

Se obligó a inhalar profundo y calmarse. Reclino la cabeza hacia atrás y giro levemente el rostro para mirar a su novio. Estaba sonriendo, con la malicia brillando en sus pupilas. Suspiro con pesadez.

- No sé cómo pretendes que cumplamos el “felices para siempre” si a cada oportunidad que tienes intentas derribarme con tan desbordante pasión que me pone de los nervios.

- Culpable – admitió divertido, alejándose con una mano en alto hasta la entrada donde había estado minutos antes – pero la mayor parte de la culpa es tuya por ser tan jodidamente sexy.

- Así que sexy, eh? – lo miro con los brazos cruzados sobre el pecho y una sonrisa oculta en los labios. Era tan difícil estar serio frente a Keigo… - ¿Eso es lo único que tengo?

 

- Eso es solo la punta del iceberg, querido – le guiño un ojo y se fue a la sala.

 

Tezuka escucho el televisor y supuso que se había instalado en el sofá a esperar la comida. Después de todo, Atobe estaba acostumbrado a tener cientos de sirvientes a su disposición. Se giró volviendo a levantar el teléfono para pedir la pizza.

Al colgar, subió a dejar sus cosas al cuarto y a sacarse el uniforme. Cuando volvió a bajar, se encontró con un Atobe tranquilamente dormido. Había resbalado por el respaldo del sofá hasta ocuparlo todo, con un brazo debajo de su cabeza y el otro sobre su estómago. La camisa que llevaba puesta se había levantado ligeramente y dejaba a la vista una parte de su bien marcado abdomen.

El pulso se le acelero en las venas con semejante imagen del chico que amaba. Era la primera vez que lo veía dormido.

Se acercó despacio, cuidando no hacer ruido y se arrodillo a su lado. Paso una mano por su pelo y su rostro, y se alegró al ver como reaccionaba a su tacto; su respiración se había acompasado aún más y una pequeña sonrisa bailaba en la comisura de su boca. No se dio cuenta en que momento había empezado a hablarle…

- Nunca pensé que alguna vez te vería así, tan tranquilo y feliz. Tan cerca… sonriendo solo para mí… no te imaginas la descarga de amor que le has dado a mi corazón. Jamás había estado tan feliz y de verdad ruego para que esto no acabe. He añorado tanto tiempo tu compañía y ahora la tengo… que ya no sé cómo podría seguir sin ti. Allá donde mirara siempre estabas tú. No sé en qué momento te hiciste tan importante en mi vida, pero ya da igual. Todo mi ser se siente atraído por ti y mi corazón ya te ha aceptado… por favor no lo dañes… Yo te prometo que cuidare del tuyo… como si de cristal se tratara. – le hablaba en susurros, pero al no haber nadie en casa, sus palabras sonaban inmensas. Se inclino para rozar los labios con los suyos – Te quiero…

- Mitsu… -murmuro Atobe, aun dormido.

Tezuka sorprendido, sonrió con placer. Nadie lo había llamado así desde los 5 años. Era un apodo, (demasiado cariñoso para su gusto), que le había puesto su madre de niño. Que Atobe lo hubiese dicho así, inconscientemente, solo le decía que sus sentimientos eran correspondidos y que tal vez llevaba mucho tiempo esperando decirle de ese modo. Eso lo llenaba de felicidad. Era aterrador amar tanto a alguien, lo sabía, pero no podía evitarlo.

 

El timbre resonó en la casa y se incorporó sobresaltado. Había olvidado la pizza. Keigo comenzaba a moverse así que camino a la puerta y volvió a los pocos minutos con una caja en las manos, justo cuando el otro chico se estaba estirando para despertar.

- Lo siento – se disculpó frotándose los ojos – no me di cuenta cuando me dormí. Es demasiado relajante estar en tu casa, sin nadie hablando, mandando ni pidiendo nada.

- Debe ser una molestia vivir en una mansión – le contesto con diversión y se fue a la mesa para dejar la caja que llevaba – traeré los platos.

- Estar tranquilo junto a mi novio, es un cambio que se agradece – lo siguió hasta la cocina y se puso a mirar los muebles como buscando algo - ¿Dónde están los cubiertos?

- El primer cajón a tu derecha – respondió con un leve rubor en las mejillas.

Una cosa era saber que eran novios y otra muy distinta era oírlo de su boca por primera vez. Se sentía… Bien.

- Es curioso verte ayudando en mi cocina – comento divertido.

- Bueno, si voy a estar por aquí más a menudo, lo normal es que sepa dónde están las cosas – respondió como si fuese obvio volviendo a la mesa con tenedores y cuchillos en la mano.

- En eso tienes razón – le dijo llevando una bandeja con platos y vasos al comedor – lo que me recuerda que debo entregarte algo.

- ¿Qué cosa?

- No puedes estar parado fuera de mi casa, esperando, cada vez que quieras verme.

- Te avisare la próxima vez que venga.

- Tengo una copia de las llaves. Te las daré para que vengas cuando quieras y esperes dentro.

Atobe se quedó a mitad de camino con un cuchillo en la mano. Lo miro con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

- ¿Qué ocurre? – Pregunto Tezuka notando su reacción - ¿Dije algo malo? – se veía confundido

- No, pero… - había dejado el cubierto en la mesa y rodeando la misma se acercó a él – Es todo tan perfecto, que temo estropearlo por mis prisas.

- Keigo… es solo una llave – dijo tomando su mano – quiero que tengas total libertad conmigo. Además, podrás utilizarla solo cuando mis padres no estén, que es precisamente lo que sucede ahora. Estaremos solos toda la semana, es lo más lógico.

- Puede que tengas razón, después de todo, no podemos vernos en público – suspiro abatido.

- Podemos – lo contradijo –pero es menos divertido, pues no podría hacer esto…

Lo tomo por la cintura para acercarlo más y poder besarlo… Atobe cerró los ojos esperando el contacto de sus labios… mas lo soltó y se alejó riendo.

- Eso no es justo – gruño.

- Primero la comida, su alteza – le guiño un ojo y se sentó estirando las manos para alcanzar la caja de la pizza – luego viene el postre.

- Te voy a cobrar la palabra – respondió sombríamente y se sentó.

Notas finales:

Quien mas logro ver la imagen de un Keigo dormido??? pues yo la tengo tan clara en mi mente que podria dibujarla... si lo hiciera un poco mejor :(

ustedes que creen?? Dos chicos, solos en casa, por la noche... :D mejor no digo mas!! tendran que esperar el siguiente cap para saberlo, y no me odien ahora por favor.

Si me dejan algun review me dejarian satisfecha por el mes completo... asi que apiadense de mi!! 

Hasta el proximo!!  ;)


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