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Adiós, belleza. por nezalxuchitl

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-Ay, qué asco. Ya te volviste a poner vieja. – le dijo Krest a Hakurei en cuanto lo vio entrar – Y la otra también.

Muchas veces, Sage renunciaba a saber de qué hablaba Krest para tratarlo con deferencia.

Pero esta vez, Hakurei tenía la respuesta a la aparente demencia del anciano.

-Antes viste a Avido…

-¡Anda! Y hasta te cambias el nombre como Itia. ¿Cómo les decía que se llamaba?

El patriarca anterior, de cuando ambos habían llegado casi unos niños al Santuario, y que había descubierto la manera de manifestar en el exterior la edad que su corazón tenia gracias a la técnica del Misophetamenos.

-No era yo, era Avido…

-Claro, avido habrías de estar de verte bien, como en aquellos tiempos.

-¡Que no era yo, era Avido! – tronó Hakurei.

Sage lo cogió del brazo, tranquilizándolo. Una vez logrado con un toque de su nariz sobre su hombro se volvió al invitado.

-Krest sama – siempre tan correcto, lo miraba a los ojos para que se concentrara en lo que había ido a decirles - ¿Qué lo trajo aquí?

-Mis pies, porque la mula se murió en el camino… no aguantan ni la mitad que los camellos. O que un buen caballo estepario.

-Krest… - ayudó a su hermano Hakurei.

-El nuevo rey de Bluegard se hará cargo del sello de Poseidón.

-¡Qué!

-¡Como?! – exclamaron los gemelos.

-Pues asi, como lo oyen. Está construyendo su castillo sobre las viejas ruinas de la fortaleza, de hecho, así fue como me di cuenta de que estaba ahí, los martillazos no me dejaban dormir.

-Pero Krest, la tarea te fue encomendada por Athena sama…

-Ni madres. – lo cortó el anciano – Yo decidí ir a guardar el sello de Poseidón para evitar otra guerra santa contra el. Y miren, no tuvimos la intermedia porque congelé a Seadragon en cuanto asomo las narices.

Loable exfuerzo, que les había evitado la guerra santa intermedia contra Poseidón, y solo habían tenido contra Ares, desde luego de derrotar por última vez a Hades.

-Sin embargo, la guerra contra Hades nadie puede evitarla. Necesitaran un caballero de Acuario joven, y no puedo entrenarlo y guardar el sello de Poseidón a la vez. Pondremos sellos y estará en lo mas recóndito de las entrañas de la montaña, el acceso escondido y camuflado por el castillo del rey.

-¿Pero es de fiar ese rey? Escuché que es un mercenario que se hizo con la mano de la princesa en medio de la guerra civil que se libraba por haber quedado ella de única heredera…

-La princesa lo ama y es un Grande de España; su padre le otorgó el título al hacerse rey.

-De España. – respingaron los gemelos, que recordaban una poco grata misión en que habían intentado quemarlos luego de salvar un pueblo en España.

-Parece un buen rey y un hombre de fiar. Tu como Patriarca debes autorizarlo, por lo que venido a decirte que lo haré.

Sage expulsó aire y cruzó los brazos. Hakurei le acarició uno, desde el hombro hasta el codo, asintiendo cuando llamó su atención.

-Ningún general de Poseidón despertara por lo menos en cien años… - asevero – Y si desde hace trescientos…

-Más de trescientos – lo interrumpió Krest.

-… nadie sabe dónde esta…

-Estará escondido y custodiado. – continuo Krest.

Hakurei lo miró. Krest lo miró.

-¿Qué? – replicó este.

-Continua, por favor.

-¿Y qué carajos quieres que diga? ¡Ah, si! Deberían de ponerle algunos de esos sellos que guardan para vengarse de los dioses gemelos.

Sage y Hakurei se irguieron, como electrizados.

-Pondré sellos. – pero no de esos, pensó Sage - ¿Cuándo quieres…

-Cuando puedas. Hoy, no, mañana. Quiero descansar y comer.

Y pasar revista a sus caballeros, pensó Krest, pero tampoco se los dijo.

 

*

Las lemurianas eran buenas organizando banquetes con celeridad. Antes de iniciar el de esa noche Hakurei se presentó frente a Krest no con su gemelo, como toda la vida lo habia hecho, sino con su joven alumno.

El anciano doncel, barbudo, los miró a ambos y dejo caer la mandíbula.

-Te bipartiste. – musitó.

Hakurei sonrió de lado a lado, mirando a Avido que le devolvió la sonrisa ladeándose para el lado contrario, como un espejo.

Reflejo por lo demás en todo de su maestro: misma ropa, misma color de bufanda, mismo peinado. Mismo gesto, casi.

-Claro que no. Tiene cejas. – se las señalo.

Pero, a diferencia de cuando lo hizo con Sage, Krest replicó.

-¿Estás loca?

No tenía. Tenía puntitos, idénticos a los suyos. Hakurei se preguntó en qué punto Avido se los había pintado.

-De acuerdo, no. Él es Avido, mi alumno.

-Si, como no. Tú te bipartiste. ¿Y la otra? – miró a Sage, que veía todo un poco celosa, cerca.

-No se bipartió – le dio la razón a su hermano – Hubiera pasado un año encinta de haberlo hecho.

-Sí, claro, y como yo vine ayer… ¿Por qué no se bipartieron juntas? ¿Qué no pueden?

-La bipartición es de una sola persona – dijo Hakurei – lo otro es procrear como tú o cualquiera.

-Yo no procreé. Ni ustedes tampoco, aunque Athena sama se los pidió.

Las gemelas se miraron con cara de sorpresa, disimulando luego.

Pobre Athena, siempre dejaba dos caballeros para que tuvieran bebés y observarlos desde el cielo y nunca le cumplían…

-Bueno, tu si – señaló a Hakurei – Aunque mal y tarde… ¡biparticion! Lo que Athena quería ver eran buenos polvos.

Avido estaba sorprendido por la manera de hablar del anciano y Sage apenado. Se sentía bien que lo pensaran hijo de su maestro, sin darse cuenta, se mostró mimoso toda la velada con él; apoyándose en su hombro, rodeándose con su brazo para dormitar en su pecho, cuando la plática se ponía aburrida. Recibiendo pequeños bocaditos de un distraído Hakurei que se los daba por costumbre, sin notar, por estar también más concentrado discutiendo con Krest, los leves signos de desencanto que Sage no pudo contener al ver su comportamiento.

Es solo un niño, se decía, queriéndose abrazar también así a su gemelo, sin que importara el protocolo.

Cuando los sirvientes se retiraron dejándoles bandejas repletas de comida para terminar su charla con Krest lo hizo, e hizo mas, abrazandose a su hermano y hundiendo la nariz en su ropa, en su vientre.

Avido estaba dormido, a un lado. Habia resbalado por el cuerpo de Hakurei hasta que este le puso su bufanda de almohada, dejándolo estar a su lado y olvidándose de el, lo que se sintió muy bien.

Reclamaba su atención, y Hakurei se tranquilizaba mas de la cuenta, pues asi leia las acciones de su gemelo, siempre tan amoroso. Krest, aburrido porque la discusión no se acaloraba, se puso a beber.

-Estas borracho, Krest. – le dijo al cabo, cuando ya solo quedaban un par de empanadas de guango sobre su bandeja.

-Ni cuando me bebi un cuenco de leche de yegua fermentada por primera vez. – replico el anciano.

-¡Mira ya la hora que es! Llevare a acostar a Avido.

Sage quería que lo dejara ahí. Que lo llevara a el, y se quedara con el en la cama hasta que amaneciera, y aun después.

Pero Hakurei, muy maternal a pesar de su machorreria, cargo al jovencito sin despertarlo. Krest observo como Sage veía esas coletas pendular al alejarse.

-Debes de tener cuidado con el. – dijo, cuando los otros ya no pudieron escucharlo.

-¿A que te refieres?

-Nunca has sido estúpido, Sage. Mas joven, igual a ti… Te gana por lo mas joven.

Sage resoplo.

-Hakurei nunca me cambiaria.

-¿Estas seguro? Recuerda  a Itia.

Sage se violento. Tanto por lo que Itia habia hecho a su madre como por lo que habia hecho a ellos. Como porque Krest se lo repitiera.

-Hakurei no es asi.

-¿No? Tiene doce, esta en botón y le tiene ganas a tu marido.

Que alguien se lo corroborara le hizo morderse el labio.

-Eres malicioso y horrendo. – le dijo.

-Pero practico.

 

Continuara...

 

Notas finales:

En este enlace pueden ver una imagen relacionada al capitulo

https://www.wattpad.com/623196043 son sage, hakurei y avido <3 <3 

Slán!


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