Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te quiero conocer por Alei sama

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hoy es el cumpleaños de Kagami! Por eso decidi ponerme a trabajar y sacar una pequeña historia con esta pareja celebrando el cumpleaños del tigre

- Es cierto pequeño, hay mucho que no sé sobre ti.

 

Mencionó Aomine a mitad de la cena. Kagami lo miró con las mejillas llenas y el mayor no pudo evitar soltar una pequeña risilla.

Kagami terminó de masticar lo que tenía en la boca y le respondió.

 

- ¿Hay algo en especial que quiera saber?

 

Aomine alzó una ceja y negó con la cabeza, llevaban apenas 2 semanas de noviazgo y había un par de pequeños detalles que incomodaban al mayor.

 

- Primero, no debes ser tan formal conmigo, somos amantes después de todo, llámame Aomine, Daiki, cariño o cómo quieras pero no me hables de usted, me molesta. Segundo, quiero saberlo todo sobre ti, es injusto que sólo tú me conozcas tanto, también quiero saber sobre ti.

 

Al ver la seriedad de sus palabras Kagami sonrió y bajó su tazón de arroz. El hecho de que Aomine se tomará tan seriamente la relación lo animaba bastante.

 

- Veamos... Nací en California un 2 de agosto, estoy por cumplir 17 años, se me dan fatal los deportes, tengo miopía en ambos ojos, mido 1.90 metros, soy un obsesivo compulsivo con eso de la limpieza y la simetría, desde niño siempre he tenido un apetito voraz, llegué a Teiko por recomendaciones y realmente no presenté ningún examen de ingreso.

 

Aomine lo miró sorprendido y asintió con la cabeza. Después procesó la información dicha y cayó en cuenta de algo.

 

- Espera, ¿dijiste que... Tu cumpleaños es el 2 de agosto? - preguntó cauteloso Aomine y Kagami ladeó ligeramente la cabeza.

 

- Si, así es. ¿Por qué?

 

Cómo si una cubetada de agua fría le hubiera caído al moreno su columna sintió un escalofrío. El cumpleaños de su pareja estaba a la vuelta de la esquina. ¿Cómo demonios este chico pudo haber omitido un detalle tan importante?

Aomine suspiró con fuerza y negó con la cabeza.

 

- ¿Por qué no me dijiste que tu cumpleaños estaba tan cerca? Apenas y me da tiempo de conseguir un buen regalo.

 

Mencionó el moreno mientras cruzaba los brazos. El pelirrojo se atragantó con el bocado que estaba comiendo y comenzó a toser con fuerza. Aomine le extendió un vaso con agua y cuando el pelirrojo se recuperó lo miró con preocupación.

 

- No, no, no. No tienes que molestarte en hacerme un regalo o algo así.

 

Aomine fruncio el ceño y lo miró de manera amenazante.

 

- ¿Pero que mierda estás diciendo? Es obvio que te regalé algo. Soy tu novio después de todo, esto es lo que hacen las parejas. Deja de decir cosas sin sentido.

 

Le regañó Aomine y Kagami bajó la mirada y comenzó a jugar con sus dedos de forma nerviosa.

 

- No quise hacerte enfadar pero no quisiera causar molestias. Estaré feliz con cualquier cosa que me des, después de todo lo que más feliz me hace es poder estar contigo...

 

Aquellas palabras tomaron desprevenido a Aomine causándole un mini ataque cardíaco. El ver al contrario nervioso jugando con sus dedos le provocó una inmensa ternura, sonrió enormemente y se arrastró hasta dónde estaba el menor, se colocó detrás de él y le abrazó por la espalda.

 

- Tonto. Diciendo esas cosas haces que me enamoré más de ti.

 

Kagami se congeló en ese momento teniendo el corazón a mil por hora. Esto le parecía un sueño. Aomine volvió a reírse al ver a Kagami tan nervioso y casi petrificado. Solamente para molestarle Aomine se inclinó y mordió ligeramente el lóbulo de la oreja del tigre, este dio un brinco y se alejó lo más que pudo mirando a Aomine con los lentes desaliñados y la cara sonrojada.

 

- En verdad tienes unas reacciones muy curiosas. - se burló Aomine - Haces que te quiera molestar cada vez más.

 

- ¡Deja de burlarte de mi! ¡Ahhh! ¡Eso es lo único que no ha cambiado nada! ¡Siempre estás riéndote y burlandote de mi! - exclamó Taiga molesto.

 

Aomine sonrió y comenzó a gatear lentamente hasta donde estaba Kagami. El pelirrojo sintió un escalofrío al ver la perversa mirada del moreno y se echó hacia atrás lo más que pudo hasta chocar contra la pared.

 

- Es que te ves muy lindo cuando te molesto. No puedo evitarlo. No deberías tomarte en serio mis inocentes bromas. Vamos, vamos Taiga, no te enfades conmigo. - habló Aomine mientras se acercaba al pelirrojo, cuando estuvo frente a él colocó ambas manos contra la pared acorralando totalmente al menor - ¿Me perdonas? - murmuró de una forma seductora el moreno.

 

Kagami solamente se encogió en su lugar y cerró los ojos. Aomine se carcajeó sutilmente y retrocedió un poco para poder jalar al joven y darle un abrazo.

 

- Ya, ya, estoy jugando. - mencionó divertido Aomine.

 

Kagami se aferró fuertemente a la playera del mayor y disfrutó del calor que emitía el otro, dejó que sus fosas nasales de inundaran del aroma de su novio y agradeció estar vivo.

 

Después de cenar Aomine se marchó a su casa y Kagami encendió su computadora.

Cuando estuvo frente al monitor soltó un profundo suspiro. Estaba perdidamente enamorado del chico de piel canela y que el contrario le tratará de una manera tan amable sólo lo hacía sumergirse más en aquel sentimiento.

 

Por su parte Aomine se encontraba caminando por las ajetreadas calles de la ciudad. Había tomando una pequeña desviación y se había adentrado en el distrito comercial para mirar por las tiendas a ver si podía encontrar algo que al pelirrojo le gustase.

 

Mirando entre tienda y tienda cayó en cuenta de algo. No sabía nada sobre los gustos de Kagami. El chico había mencionado que le gustaban los libros pero no sabía que clase de libros.

 

Aomine torció los labios y meditó.

 

Era 29 de julio, tenía 3 días exactamente para conseguir algo que le gustará.

 

Sacó su celular y se percató de lo tarde que era, soltando un profundo suspiro se rascó la nuca y caminó hacia su casa.

 

'¿Qué clase de regalo podría darle a Kagami? ¿Un reloj? No, él no usa ese tipo de accesorios. ¿Un perfume? Es complicado saber que clase de aromas le gustan, no se ve del tipo de persona que use cartera o algo así...' pensó Aomine cuando abría la puerta de su casa.

 

Entonces cierta persona cruzó por su cabeza, sonrió para si mismo y cerró la puerta de golpe. Mañana sería un buen día para entrenar un poco.

 

El sonido del balón rebrotando resonaba fuertemente causando un eco en el gimnasio del club de baloncesto de la escuela Teiko, club en dónde se reunían los mejores jugadores del país.

 

- ¡Kurokocchi! ¿Por qué todos tus pases siempre son para Akashicchi? ¡Es injusto! - se quejó Kise haciendo un ligero puchero y cruzando los brazos.

 

Kuroko suspiró y miró al rubio de forma indiferente.

 

- Akashi-kun estaba mejor posicionado, por eso le pasé el balón a él, Kise-kun. - respondió la pequeña sombra de manera monótona.

 

- ¡Moo! ¡Siempre dices lo mismo! ¡Cuando no es Akashicchi los pases siempre van a Aominecchi! ¡Es obvio que tienes favoritismos! - Kise continuó quejándose en voz alta y cuando estuvo a punto de tomar entre sus manos el balón una tercera voz se hizo presente.

 

- Es obvio que Tetsu no quiere pasarte el balón, aceptalo Kise.

 

Todos en el gimnasio miraron la puerta de entrada con aires de sorpresa, Aomine los miró con su típica sonrisa en el rostro y se coló en el gimnasio.

 

- Yo - saludo Aomine caminando hacia el grupo de chicos.

 

- Daiki ¿Qué se supone que haces aquí? - preguntó Akashi con una característica seriedad en la voz.

 

- ¿Qué no es obvio? He venido a entrenar un poco, ¿no puedo? - respondió el moreno mirando de reojo a su capitán.

 

Akashi sonrió ligeramente y caminó un par de pasos para coger el balón entre sus manos.

 

- Haz lo que quieras. - le respondió el pelirrojo.

 

Aomine hizo un ademán con su mano y comenzó a hacer círculos con su hombro derecho. Estaba vestido con su ropa deportiva con la que antes solía entrenar.

 

- ¿De dónde sacaste esa ropa? - preguntó Kuroko mirándolo extrañado.

 

- Le pedí a Satsuki que me la trajera, ella tiene mi uniforme. - respondió de forma simple el moreno.

 

- ¿Se puede saber que estás haciendo aquí? - preguntó Kuroko sin más rodeos.

 

- Vine para charlar contigo un rato, ¿Te apetece ir al Magi después del entrenamiento? Te invitaré las malteadas que quieras. - Aomine sonrió ligeramente y Kuroko alzó una ceja.

 

- ¿No era más fácil mandarme un mensaje que aparecer así de la nada? - respondió la sombra.

 

- ¿No te alegra verme aquí? Fuiste tú el que dijo que quería verme más seguido en los entrenamientos. - Aomine pasó su brazo por encima de los hombros de Kuroko - Vamos a jugar un poco como en los viejos tiempos Tetsu.

 

Kuroko simplemente lo miró de nuevo y suspiró ligeramente mientras negaba con la cabeza, Aomine sonrió victorioso y de la nada sintió un aura asesina detrás de él, se giró un poco y miró a Akashi dirigiéndole una fiera mirada.

 

- Qué miedo~ - se burló Aomine en voz baja.

 

Parecía que la suerte estaba de su lado ese día, ya que estaban completos se organizó un mini torneo en parejas y Aomine quedó con Kuroko, ganando sorprendentemente a las demás duplas.

 

Después de todo el entrenamiento Aomine le mando un mensaje a Kagami diciéndole que no iba a poder ir con él a casa recibiendo una respuesta positiva por parte del tigre.

 

El moreno sonrió y guardó su celular en sus cosas, estaba en la entrada de la escuela esperando a la pequeña sombra el cuál había dicho que se adelantase un poco.

Suspiró cansado y un rato después el pequeño peliceleste hizo su aparición.

 

- Tardaste demasiado. - le reclamó Aomine.

 

- Lo siento, olvidé las llaves de mi casa en el gimnasio y me tuve que regresar por ellas. - se excusó Kuroko. - Y bien ¿De que querías hablar?

 

Ambos comenzaron a caminar tranquilamente hasta el restaurante de comida rápida y Aomine tronó la lengua.

 

- Odio admitirlo pero tú conoces mejor a Kagami que yo. Se acerca su cumpleaños y quería consultarte sobre qué sería bueno regalarle...

 

Kuroko miró de reojo a su amigo y sonrió.

 

- Se llevan bastante bien ustedes dos, me alegra ver que al fin hayas asentado cabeza. - mencionó Kuroko de forma tranquila - ¿No tienes idea en absoluto?

 

- Callate, no, no tengo idea y quiero regalarle algo que le guste mucho. - respondió en un suspiro el moreno.

 

- Kagami-kun es super friki, deberías darle algo que pueda usar en su computadora como un teclado luminoso o algo así. - Kuroko respondió dándole la solución a su problema.

 

- Eso quisiera y también pensé eso pero él pidió uno por Amazon hace 2 días. - mencionó desanimado el mayor.

 

- Hm... - Kuroko agachó un poco su cabeza y colocó su mano en su barbilla - También colecciona figuras ¿Por qué no le regalas algo cómo un robot o algo así?

 

- Tiene todos los artículos de Star Wars, Star Trek, Harry Potter, etc. - negó con la cabeza Aomine.

 

- No te vayas tan al extranjero Aomine-kun, Kagami-kun hace poco comenzó a ver la serie de películas de los Kaijus y tiene una fascinación por Godzilla. Apenas está comenzando su colección.

 

Aomine lo meditó un par de minutos y después sonrió enormemente, tenía una idea brillante. Se giró para ver a su amigo y lo abrazó alzándolo de forma violenta del suelo.

 

- Aomine-kun... Bajame, moriré asfixiado... - se quejó en voz baja el pequeño.

 

- Lo siento, lo siento Tetsu. - mencionó Aomine riendo mientras bajaba a su amigo - eres un genio, muchas gracias, no sé que haría sin ti.

 

Kuroko tomó una enorme bocanada de aire y negó con la cabeza, era como si su amigo volviera a ser el mismo de antes.

 

- No es nada, tú haz lo demás. - respondió Kuroko acomodándose el uniforme.

 

- Tetsu, también había otra cosa que quería preguntarte. - Aomine cambio totalmente su semblante por uno más serio y amenazante.

 

- ¿Qué es Aomine-kun? - cuestionó Kuroko con cierta preocupación.

 

- Akashi y tú... ¿Están saliendo? - preguntó de forma seca y directa el moreno.

 

Ambos detuvieron su andar en seco y Kuroko desvío la mirada, soltó un profundo suspiro y mordió su labio inferior ligeramente.

 

- ¿Quién te dijo? - respondió la sombra en voz baja.

 

Aomine tronó la lengua, sonrió de forma sarcástica y negó con la cabeza.

 

- Digamos que... Hace unos días se me ocurrió la grandiosa idea de ir al gimnasio después de clases para sacar mis tenis de baloncesto de mi casillero. No había nadie, las luces estaban apagadas pero curiosamente las puertas estaban abiertas. - Aomine se rasco la nuca y dudó sobre continuar con sus historia, finalmente alzó los hombros y miró a su amigo - Entré y fui hacia los vestidores pero en el pasillo escuché sonidos algo curiosos, me acerqué a ver que era y por la puerta entre abierta te vi a ti y Akashi haciendo cosas indebidas. Hombre, si van a hacer eso en la escuela al menos tirenle el seguro a la puerta. Tuvieron suerte de que fui yo y no un maestro.

 

Kuroko abrió los ojos con sorpresa y bajó la cabeza, un enorme nudo en la garganta lo asfixió.

 

- Tetsu, eres mi mejor amigo, te apreció bastante casi cómo alguien de mi familia y sabes que te tengo un enorme respeto. Pero después de lo de Ogiwara no quiero verte en una crisis igual. ¿Sabes por dónde va esto, cierto? No me importa lo que hagas, lo que me importa es que no vayas a caer de nuevo. Me costó sacarte de ese maldito hoyo para que venga otro cretino y te haga lo mismo.

 

Habló Aomine con un tono severo pero que a su vez reflejaba preocupación. Kuroko sonrió ligeramente y miró a los ojos al mayor.

 

- Te preocupas demasiado Aomine-kun, no pasará lo mismo que pasó hace años. Eso te lo puedo asegurar.

 

Aomine exhaló con fuerza.

 

- Tienes unos gustos particularmente perturbadores. ¿Te gusta el bondage y eso? - Aomine bromeó ligeramente para tratar de cambiar los ánimos en el ambiente.

 

Kuroko no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.

 

- Es igual que Kagami-kun, tú también tienes tu lado sádico que le gusta a él.

 

Aomine se carcajeó y reanudó su caminata.

 

- ¿Cuándo planeabas decirme de esto? Me siento traicionado. - se quejó Aomine.

 

- Esperaba el momento adecuado Aomine-kun, no estaba seguro de cómo ibas a reaccionar. - respondió Kuroko como lo hacia normalmente.

 

- Hablas cómo una adolescente que está a punto de presentarle su novio a su padre. - le reclamó el moreno. - Una última cosa, si ese cabeza de cerillo te hace daño me importa poco lo peligroso que sea, le voy a partir su cara.

 

Kuroko sonrió al escucharlo lanzando amenazas al aire. Aomine estaba volviendo a ser ese chico atento y protector que era antes.

 

No había razón alguna, solamente de la nada Aomine desapareció un día de los entrenamientos cuando iban en segundo año de secundaria,  y no sólo eso, desapareció de la escuela y de la vida de sus amigos. Fue una época oscura para el club. Cuando Aomine volvió a la escuela se metía en problemas casi a diario, Kuroko no lo sabía con certeza, pero lo único que sabía era que Aomine se metía con chicas y las llevaba a su casa para tener sexo ocasional y después desecharlas.

 

Sólo hasta cuando Kuroko cayó en una enorme depresión Aomine volvió un poco en sí y ayudó y apoyó lo más que pudo a su pequeña sombra.

 

- Si, si cómo digas. - mencionó Kuroko tratando de disimular su enorme felicidad.

 

Al día siguiente Aomine se saltó las clases para poder pasear libremente por Akihabara.

 

Había visto en internet un artículo que era el delirio de los frikis coleccionistas y esperaba correr con suerte y poder encontrarlo.

 

Por otra parte, en un salón de clases de la escuela Teiko un pelirrojo estaba ligeramente desanimado. No había podido ver a Aomine en los últimos días, tampoco hablaban mucho por mensajes. Lentamente el mayor de comenzaba a alejar de él.

 

- Kagami-kun ¿Quieres ir al techo a comer? - preguntó el chico peliceleste.

 

Kagami lo miró y asintió suavemente con la cabeza.

 

- ¿Qué pasa? ¿Por que esa cara tan larga? - cuestionó Kuroko mientras caminaba a un lado del pelirrojo.

 

Kagami suspiró.

 

- Aomine-kun ha estado actuando muy raro... Es distante conmigo.

 

Kuroko cayó en cuenta de que el chico estaba decaído por la actitud de su amigo.

 

- Ayer Aomine-kun vino al entrenamiento. - mencionó Kuroko.

 

Kagami se detuvo en seco. ¿Aomine? ¿Aomine su Aomine había ido a un entrenamiento?

 

- ¿Por qué?... - preguntó el tigre pasmado.

 

- Llegó con una torpe excusa de "Estoy algo oxidado" y se quedó hasta el final. - mintió la sombra de la forma más creíble posible.

 

- No sabía nada... - soltó Kagami aún sorprendido.

 

Kuroko abrió la puerta del techo y una fuerte ráfaga de viento les golpeó en la cara.

 

- Hace mucho tiempo que Aomine no se presentaba a un entrenamiento, después de eso ambos fuimos al magi como solíamos hacerlo antes y él en ningún momento paró de hablar de ti. Conozco a Aomine desde hace muchos años y jamás lo había visto tan feliz en una relación. - le contó Kuroko al pelirrojo. - Tranquilo, debe tener una buena razón para comportarse así

 

Kagami sonrió al escuchar aquellas palabras que asintió con la cabeza.

 

El sol comenzaba a ponerse señalando el final del día. Aomine de dejó caer en una banca que estaba en un parque y suspiró cansado.

 

Todo el día se la había pasado en ese lugar buscando lo que tenía en mente y justo cuando estaba a punto de darse por vencido, en un local lo encontró a un muy buen precio, sin dudarlo más lo compró.

 

Tomó un breve receso y después de un rato caminó a través del parque para poder llegar a su casa, mientras caminaba por las calles se topó con una anciana que vendía cadenas y pulceras. Estaba sentada en el suelo y su mercancía estaba esparcida sobre una manta.

 

Aomine planeaba pasarla de largo pero un brillo rojizo llamó su atención cuando pasó por ahí.

 

Retrocedió un par de pasos y se colocó en cuclillas para ver mejor. Tomó entre sus manos una ligera pulcera plateada con 3 piedras rojas brillantes. Por el color de aquellas joyas no puedo evitar recordar los ojos de su novio.

 

- Oh, buena elección joven, rubies. - mencionó la señora mientras miraba a Aomine. - ¿Sabes lo que significa el rubí?

 

Aomine negó ligeramente con la cabeza.

 

- El rubí representa la suerte en el amor, ayuda a una pareja a fortalecer sus lazos. También es una piedra que refleja la pureza entre dos personas. - mencionó la señora con una sonrisa en el rostro.

 

- Suerte en el amor... - repitió Aomine para sí mismo.

 

- ¿La vas a regalar a alguien? ¿A tu pareja?

 

Aomine sonrió de forma amable y asintió con la cabeza.

 

- ¡Oh! En ese caso también debes llevar esta. - la señora tomó entre sus manos una pulsera idéntica a la que tenía entre sus manos Aomine solamente que las piedras centrales eran de color azúl - son zafiros. Los zafiros reprentan la sinceridad. También representan la fidelidad en una relación y aseguran la felicidad de los que la portan. Estas pulceras van a juego, ambas piedras se complementan y fortalecen el amor entre que hay dos personas.

 

Aomine le sonrió a la señora y después de un rato reanudó su camino hacia su casa. Después de tanto caminar finalmente llegó a su preciado hogar. Se quitó lo zapatos con una pesadez inimaginable y se tiró boca abajo sobre el sofá.

 

Cerró sus ojos un momento y justo cuando estaba conciliando el sueño su celular comenzó a sonar. Gruñó molesto y maldijo a la persona que lo estaba llamando.

Tratando de sacar su celular de su pantalón lo más rápido posible respondió con los ojos cerrados.

 

- ¿Hola? - respondió medio adormilado.

 

- Aomine-kun buenas noches. - escuchó al otro lado de la línea.

 

- Eres tú Tetsu, ¿Qué pasa? - respondió el moreno soltando un largo bostezo.

 

- Mañana tenemos 2 o posiblemente 3 partidos de exhibición y no puedes faltar.

 

- ... ¿3 partidos? Dime que estás bromeando Tetsu, por favor. - Aomine se sentó en el sofá y esperó la respuesta.

 

- No, lo siento.

 

- Tsk... Excelente día para poner juegos de práctica. - se quejó el mayor. - Ahí te veo mañana.

 

- Si

 

Su amigo cortó la llamada y echó la cabeza hacía atrás. Tomó su celular entre sus manos de nuevo y comenzó una llamada.

 

- ¿Hola? - le respondió una voz al otro lado de la línea.

 

- Hola pequeño ¿Cómo estás? - preguntó Aomine cerrando sus ojos.

 

- ¡Aomine! Justamente estaba en ti... - respondió el pelirrojo y Aomine sonrió.

 

- ¿Ah si? ¿Y que estabas pensando? - preguntó Aomine con una voz insinuante.

 

- Te extrañé mucho...

 

- No comas ansias pequeño, me disculpo por no tener tanto tiempo esta semana pero he estado ocupando arreglando un par de cosas. He estado yendo a los entrenamientos y mañana tengo juegos de exhibición. - le explicó Aomine a Kagami. - pero mañana después de esos juegos soy todo tuyo.

 

Kagami sonrió entusiasmado.

 

- Aquí te estaré esperando.

 

Aomine sintió un pequeño cosquilleo en su estómago y soltó un ligero suspiro.

 

- Descansa, estaré escuchando tu programa. - respondió el mayor.

 

- Descansa, te quiero, haré mi mayor esfuerzo. - respondió Kagami.

 

Aomine soltó una carcajada y a antes de colgar dijo rápidamente.

 

- Te amo. - dicho esto corto la llamada de golpe y comenzó a carcajearse al imaginar el rostro sonrojado y confundido de su pelirrojo novio.

 

Aomine suspiró cansado, resignado se levantó del sofá y subió las escaleras. Bostezo de nuevo y se metió a su habitación, tomó una muda de ropa y se metió a su baño para darse una ducha de agua caliente.

 

Cuando terminó de ducharse se secó el cabello y sin vestirse se tiró en su cama.

 

- Mañana será un día ajetreado... - mencionó para sí mismo.

 

Al día siguiente Aomine se despertó nada más y nada menos que por una caída de su cama. Se quejó por tremendo golpe que se había dado, estiró su brazo hacía arriba para buscar su celular que estaba en su mesita de noche, presionó un botón para ver la hora y se percató lo tarde que era.

 

- 10:45 am... - mencionó en un bostezo.

 

Se levantó del suelo y caminó hacia su ropero. No asistiría a clases. Tomó su uniforme deportivo, y se colocó su playera color celeste que decía Teiko, un pants blanco con bordes azules y su chaqueta, en la parte de abajo de su armario tenía una maleta color celeste con blanco, ahí metió su uniforme y sus mejores tenis, metió un cambio de ropa y suspiró no quería jugar ese día.

 

Se colgó en un hombro la maleta y bajó las escaleras y encontró la bolsa de su obsequio justo donde las había dejado anoche, caminó a la cocina y tomó un paquete de galletas de la alacena y un jugo del refrigerador, metió sus alimentos a su maleta, cogió su regalo y sus llaves y salió de su casa hacia el instituto.

 

Mientras caminaba por las calles pensaba en lo que iba a pasar ese día. Se sentía extrañamente emocionado.

 

'Cuando acaben los partidos iré corriendo hasta dónde está Kagami, cuando abra la puerta lo abrazaré y lo felicitaré' pensó el moreno con una estúpida sonrisa en el rostro. 'Es la primera vez que alguien me hace sentir algo así'

Aomine soltó una carcajada al aire.

'Ese pequeño pelirrojo, sin decir más de la cuenta, sin darme nada más que un cariño incondicional me ganó completamente'

 

Y así fue, en cuanto Aomine llegó a la escuela se encontró a sus compañeros de equipo subiéndose al camión y cómo era de esperarse Teiko arrasó sin problema alguno. Después del juego Aomine planeaba salir corriendo e ir directamente a buscar a su amado pero los organizadores del pequeño torneo de exhibición habían preparado una pequeña comida para que todos los jugadores convivieran y celebrarán.

 

Aomine por supuesto que trató de zafarse de ese innecesario compromiso, pero Akashi lo amenazó ferozmente ya que dañaba la reputación de la escuela si cometía un acto tan grosero.

 

Aomine miraba su celular cada 2 minutos y se movía de un lado a otro impaciente, quería salir de ahí.

 

Antes de que perdiera completamente la cabeza sintió que alguien le jalaba de forma brusca la manga de la chaqueta, se giró con una mirada asesina para encarar al desgraciado que se atrevía a molestarle y vio a su capitán.

 

- ¿Tienes prisa? - preguntó el heterocromatico sin emoción alguna.

 

- Si, bastante. - respondió Aomine incrédulo.

 

- La semana que viene te quiero puntual en el gimnasio, harás doble plan de entrenamiento, vete antes que que recapacite mi decisión. - declaró el más bajo y le dio la espalda.

 

Aún sin creer lo que acababa de pasar Aomine solamente reverenció rápidamente a su capitán y salió disparado del lugar, corrió esquivando a las personas por las calles, se detuvo en seco en un semáforo para poder cruzar la calle y sintió el vibrar de su celular. Tenía un mensaje nuevo de Kuroko.

 

"Me debes una" decía concretamente el mensaje, Aomine sin duda tenía el mejor amigo del mundo, cuando el semáforo se colocó en verde para los peatones reanudó su agotadora carrera y cuando llegó a la calle donde vivía Kagami aceleró lo más que pudo, subiendo de dos hasta de tres escalones, llegó finalmente al departamento de su novio. Tocó el timbre y con la respiración agitada se abalanzó encima de la persona que le abrió la puerta.

 

- ¡¿Aomine?! - preguntó sorprendido el pelirrojo.

 

- Feliz cumpleaños...- respondió Aomine entre jadeos.

 

Aomine abrazó aun más fuerte al pelirrojo y se separó colocando sus manos en sus rodillas, trató de recuperar el aire perdido y cuando se recuperó completamente se enderezó y le dedicó una enorme sonrisa.

Kagami le devolvió la sonrisa y lo invitó a pasar.

 

- Ahora, tu regalo. - mencionó Aomine entusiasmado. - No me lo vas a creer pero tú tienes el mejor novio del mundo.

 

'Si, lo sé' pensó Kagami cuando Aomine declaró eso, solamente se rió un poco le miró.

 

- ¿Por qué?

 

Aomine le entregó la bolsa que tenía colgando de su maleta y Kagami alzó una ceja.

 

- ¡Abrelo! ¡¿Qué esperas?! - le gritó Aomine con los ojos brillantes.

 

Kagami abrió la bolsa y en su interior pudo ver una caja de un tamaño mediano, cogió la caja y la sacó cuidadosamente, cuando miró bien reconoció la figura que venía en en el interior.

 

- ... ¿¡¡MECHAGOTZILLA!!? ¡IMPOSIBLE! ¿COMO CONSEGUISTE UNO?! - gritó Kagami boquiabierto - Esta figura es especialmente difícil de conseguir ¡Sólo los verdaderos coleccionistas tienen uno!

 

Aomine abrió los brazos y Kagami dejó el regalo en la mesa.

 

- ¡Muchas, muchas gracias! - dijo Kagami mientras se colgaba de los hombros del mayor.

 

- Me alegra que te haya gustado tu regalo pequeño. Ahora cierra los ojos. - mencionó Aomine mientras se alejaba un poco.

 

- ¿Eh? ¿Hay más? No hace falta, con ese es más que suficiente. - respondió Kagami confundido.

 

- Haz lo que te digo. - le regañó Aomine suavemente.

 

Kagami suspiró derrotado y cerro sus ojos tal y como el mayor le había ordenado, Aomine sacó de su maleta una pequeña cajita, sacó de ella un brazalete plateado con gemas azules y tomó el brazo izquierdo de Kagami, le colocó aquel adoro y sonrió satisfecho.

 

- Listo. - respondió Aomine. - te luce bien eso.

 

Kagami miró lo que Aomine le había colocado en la muñeca y abrió los ojos con sorpresa. Un brazalete de plata con zafiros adornaba sutilmente su muñeca.

 

- ¿Y esto? - preguntó Kagami incrédulo.

 

- Es algo que vi en la calle y pensé que te gustaría y... De hecho - Aomine alzó su brazo izquierdo y se jaló un poco la manga del uniforme dejando ver un brazalete idéntico al otro con rubíes - Van a juego.

 

Cuando Kagami vio que Aomine tenía un brazalete idéntico no supo porque sus ojos se inundaron de lágrimas. Quizá por el hecho de que jamás esperó un gesto así por parte del otro. Aomine se rió ligeramente y abrazó a Kagami.

 

- Escucha, a partir de ahora, puede que comencemos a vernos un poco menos, ambos estaremos ocupados por eso, cada vez que me extrañes mira este brazalete. Esto Kagami representa la pureza de mi amor hacia ti, significa nuestra unión y mi lealtad hacia ti.

 

Kagami sintió aún más ganas de llorar.

 

- Feliz cumpleaños Taiga. Este es uno de los muchos que pretendo pasar contigo. - declaró Aomine abrazando aún más fuerte a Kagami.

 

En medio del llanto Kagami comenzó a reírse levente, Aomine extrañado de esta reacción se separó un poco y lo miró.

 

- ¿De qué te ríes? - cuestionó Aomine alzando una ceja.

 

- Jamás pensé que fueras una persona tan profunda y cursi. - respondió Kagami sonriendo.

 

- Callate. - amenazó Aomine.

 

Kagami volvió a reírse y en un movimiento rápido tomó el cuello de la chaqueta de Aomine tirando de el hacia abajo, plantándole un fugaz beso en los labios al moreno.

 

- Me encanta. - respondió Kagami mirándolo a los ojos. - Te amo.

 

Aomine sonrió ya que ese beso lo había tomado desprevenido. Cogió a Kagami por la cintura y lo acercó más a él.

 

- Yo te amo aún más pequeño nerd.

 

Antes de que Kagami le reclamará Aomine capturó los labios del contrario proporcionándole un largo y lento beso. Cuando se separó Kagami le dirigió una mirada asesina.

 

- Eres de lo peor. - reclamó.

 

Aomine sonrió como lo hacía usualmente y pegó su frente contra la de Kagami.

 

- Pero así te gusto. - vociferó orgulloso.

 

Kagami soltó una carcajada y asintió con la cabeza.

 

- Si... Así es.

Notas finales:

Espero que hayan disfrutado esta continuacion!

Nos leemos el 31 de agosto con la ultima parte de esta historia celebrando el compleaños de Aomine!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).