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Predestinación por millennialsoul

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Capítulo VII.

"Vamos, cariño... No puedes hacerme esto...", repetió Tony una y otra vez, susurrándole al cuerpo que insistía en hamacar entre sus brazos. Su mente estaba muy lejos, perdida entre la reciente tragedia y a la vez muy desconectada de la realidad. Su propio ser era un completo desastre, el dolor que sentía era tan violento que lo adormecía.

La gente hablaba a su alrededor, pero las voces parecían muy lejanas. Alguien quiso tocarlo en su hombro, pero rechazó el toque inmediatamente. No quería sentir nada más que al hombre que amaba y que despertaría en cualquier momento, sólo necesitaba seguir sosteniéndolo de esa manera. Todo terminaría pronto, las pesadillas nunca fueron eternas.

Tony volvió a tocar el rostro de Stephen, dándole palmadas en sus mejillas y retorciéndose de dolor cuando la poca cordura y lógica que aún quedaban en su mente le decían que con cada minuto que pasaba su piel se volvía más fría. Entonces volvió a ser consciente de la sangre tibia mojando sus piernas y vientre, sangre que no era suya. ¿Y si esta era su realidad ahora? ¿Si él jamás despertaba?

Stephen estaba muriendo. Corrección, Stephen, el amor de su vida, ya estaba muerto. 

Dolor físico, mental y espiritual recorrieron cada átomo de su ser, como electricidad, dejándolo casi sin respirar, haciendo temblar sus extremidades. No podía decir cuánto tiempo llevaba en esta agonía, quizás minutos o siglos. Se ahogaba en sus propias respiraciones descoordinadas, en las lágrimas que no dejaban de derramarse, en sus propios gritos silenciosos y no tan silenciosos. 

Ni siquiera sintió cuando Peter se desplomó a su lado o cuando Wong se arrodilló frente a él, todo lo que podía hacer era aferrarse a Stephen con fuerza.

"Stark, tienes que dejarme que lo examine"

"Señor Stark, por favor..."

"Vamos, Tony, tienes que dejar que Wong lo vea"

"Por favor, Tony, puede que aún exista una forma de traerlo..."

Entre toda la bruma, pudo reconocer la voz suplicante de Wong. 

Wong, un hechicero, al igual que su marido. 

Wong.

Magia

Tony levantó su rostro del cuello de su amado, intentando que sus ojos desorbitados puedan enfocarse en el hombre frente a él. ¡Por supuesto!, piensa. 

"Tú...", su voz salió tan ronca que lo hizo toser. "Tú puedes traerlo de regreso. Trá-tráelo, haz tu magia y devuélveme a m-mi Stephen".

Tony ordenó con los ojos fijos en el asiático, que parecía casi tan dolido como él. Sin embargo, estaba muy reacio a soltar el cuerpo, como si al despegarse de él algo aún más horrible podría llegar a pasar. Wong señaló el pecho de Stephen, Tony no quería mirar, porque sabía que allí sólo podría ver el enorme agujero que dejó la lanza del enemigo. Se preguntó en qué momento la retiraron, recordó vagamente que fue él mismo quien lo hizo, y ya no supo cuánto tiempo llevaba en ese estado de shock. 

Todo era tan confuso, Tony entraba y salía de su conciencia. La mano de Peter apareció en su campo de visión. La siguió con la mirada hasta ver al chico tironeando muy despacio de una delgada cadena del cuello de Stephen.

La realización golpeó a Tony, que contuvo la respiración.

"Podemos traerlo de vuelta con la Piedra del Tiempo", comentó Wong despacio, mientras Peter sacaba de las túnicas cubiertas de sangre al Ojo de Agamotto. 

El alivio y la esperanza que sintió fueron tan abrumadores que de a poco su mente empezó a aclararse un poco. Era como si alguien hubiese encendido de pronto una vela y ahora Tony pudiera distinguir algunas cosas en medio de sus tinieblas. Respirando agitado miró a los alrededores, todo estaba en caos, pero al parecer la pelea ya había terminado hace un tiempo. Una mujer rubia con un traje rojo y azul hablaba con Fury detrás de ellos. Tony no la conocía ni le importaba, ni siquiera quería saber si habían logrado detener a todos los kree. 

"Hazlo ahora Wong, por favor. Hazlo". 

No podía estar ni un segundo más en tanta agonía. Stephen debía volver en ese preciso momento o el corazón de Tony podría no resistir más. 

Algo extraño pasó cuando Wong estiró la mano para sostener el Ojo de Agamotto. El hechicero se retiró casi de inmediato al intentar sacarlo de Stephen, como si se hubiese quemado al contacto. 

Wong abrió los ojos muy grandes, y Tony, desesperado le gritó que le explique qué estaba sucediendo. 

"Yo... Dios, Stark, lo siento mucho... Al parecer Stephen realizó un hechizo inquebrantable sobre la reliquia..." El hombre pasó angustiado una de sus manos cubiertas de sangre por su rostro. Parecía tener gran dificultad para encontrar las palabras. "Lo que significa que al morir... Nadie... Nadie más puede tomarla de su cuerpo... Lo siento tanto, oh, no..."

Los ojos de Wong se llenaron de lágrimas y se cubrió el rostro con ambas manos. Ver llorar al hombre era lo último que necesitaba. El único usuario de magia que podría haberlo salvado, quién precisamente era caracterizado por su profesionalismo y seriedad, ahora estaba allí llorando la muerte de su mejor amigo sin ningún plan de respaldo, sin molestarse siquiera en ocultar su tristeza como tantas veces había ocultado sus emociones tras un rostro siempre impasible y estoico. 

"Tiene que haber algo...", Peter habló entre sollozos ahogados, con ambas manos sobre el pecho de Stephen. 
Wong permaneció en silencio, negando con la cabeza. 

Esto no podía estar pasando. 

Era tan difícil de procesar, se negaba a que no existiera solución. Tomó una de las hermosas manos cubiertas de cicatrices, ahora inerte, y comenzó a cubrirla de besos, sin saber qué hacer. 

Sus ojos seguían produciendo lágrimas sin detenerse en ningún momento. Tenía que existir alguna manera, algo que traiga a Stephen de la muerte. 

"¿Qué...? ¿Qué es eso?" señaló Peter tembloroso, y Tony desvío su mirada al rostro de Stephen sólo para horrorizarse aún más. El cabello de su amado y parte de su cabeza estaban desvaneciéndose en el aire acompañados de una luz muy tenue y siniestra, y luego esa luz devoró parte de su rostro. Con terror observó que la mano que sostenía también estaba comenzando a transparentarse y brillar. 

"¿Wong? ¡¿Qué demonios está pasando?!" Exigió saber, pero el hombre estaba tan perplejo como él mismo. 

Stephen no solo estaba muerto, sino que su cuerpo estaba desvaneciéndose en el aire por algún motivo.

"No, no, no, no, no", oró sin cesar, besando varias veces lo que quedaba de su rostro hasta que finalmente desapareció, al mismo tiempo que la mano que estaba sosteniendo. Solo su ropa había quedado allí, su bata azul marino cubierta de sangre, sus botas y esas decenas de cinturones y lazos de los que Tony solía burlarse. 

La Capa de Levitación voló temblorosa y errante, desesperada buscando a su fallecido, y ahora desaparecido, maestro. 

La idea de Tony viviendo en un mundo sin él era inconcebible, horrible, imposible. 

Quizás fue por eso que su propio corazón ya había decidido que el dolor era demasiado desgarrador como para soportarlo, y pronto la mitad de su cuerpo se adormeció. Él sabía lo que esto era, y si debía ser así, pues entonces se iría de este mundo sin quejarse. 

Se dió cuenta que quería esto, realmente lo quería. 

Su corazón estaba dejando de latir, era lo mejor. 

Un ataque cardíaco iba a ser lo que terminaría con su vida, qué poético. Tantos años con un pedazo de metralla amenazando con perforar su corazón, sobrevivir a la compleja operación para quitarlo, y al final resultó que terminaría siendo atravesado por la perdida de su gran amor. 

Al menos en unos segundos ya podría descansar junto a él. Eso era todo, hasta aquí había llegado, y el dolor que sentía en su pecho era indescriptible, los músculos de su corazón estallando y rompiéndose, ¿fue esto lo que Stephen sintió al morir?

Finalmente su visión se tornó negra y no sintió nada cuando su rostro golpeó el suelo. 

*

Los pies de Tony tocaban el agua fría del estanque, el agua era tan transparente que podía ver las coloridas piedras del fondo y los pequeños peces nadando en él. Sintió a su esposo acercándose detrás de él, se tensó de inmediato. Aún continuaba molesto y sabía que no debía dar el brazo a torcer esta vez. Por eso se negaba a mirarlo, si veía la culpa en esos ojos hermosos, todo su rostro gesticulado en un puchero, estaría perdido. 

Stephen se sentó a su lado y Tony giró su rostro al lado contrario. 

"Vamos, mírame... Por favor..."
Tony fingió que no lo escuchaba y comenzó a jugar con una pequeña piedra entre sus dedos. 

"Lo siento... Lo siento tanto." Stephen se acercó más y Tony casi podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo. Una brisa fresca acarició el lago y sintió un poco de frío, abrazó sus rodillas y ocultó su rostro entre sus brazos. 

"¿Tienes una idea...?", comenzó Tony, con voz baja, pero firme. "¿Tienes una idea de lo que sentí cuando te vi arriesgando tu vida así?"

Volver a imaginarse a Stephen luchando contra esa criatura en el bosque le cortaba la respiración, el nudo en su garganta sólo se hizo mas doloroso. 

"Lo siento... Cariño, por favor mírame. Lo siento tanto... No quise que te preocuparas... Debería haber notado que estaba siguiéndonos..." Stephen temblaba, era fácil saberlo con solo escucharlo.

"¿Te has puesto en mi lugar acaso, tienes idea de cómo me sentí? ¿Pensaste en lo que sentirías tú si yo... Si algún día me pasa algo y no vuelvo... Si no vuelvo a estar contigo nunca más?" 

Stephen guardó silencio. El débil sonido del viento y algunos peces saltando del agua en el centro del lago era todo el ruido que se podía escuchar. Tony levantó suavemente su cabeza de entre sus brazos, y miró a su compañero.

Se veía perdido, mirando sus propias manos. Pasaron varios segundos hasta que alguno de los dos volvió a hablar. Dos pares de ojos se encontraron, y Tony sintió que su piel se erizó al ver tanta determinación en frente suyo. 

"Si alguien te arrebatara de mi algún día...", habló Stephen al fin, acercándose con cuidado sin cortar el contacto visual. Tony no se alejó, "iría a buscarte hasta lo más recóndito, y te traería de nuevo conmigo. No importa en donde estés, incluso más allá de la muerte seguiría siendo tuyo y encontraría la forma de volver a ".
Tony tragó, del fuego de su enojo sólo quedaban algunas brasas, y pronto, sólo cenizas en el viento.

"Yo no podría vivir sin , cariño. Perdóname si hice que tu hermoso corazón duela de preocupación".
Tony lo amaba con todo su corazón, y más aún cuando sonaba tan sincero y prometía cosas tan hermosas con absoluta decisión. Así que lo besó con pasión y Stephen respondió con tanto entusiasmo como siempre. Mientras sus ropas se iban derramando a orillas del lago, su mente sólo podía repetir una y otra vez la misma frase, como un mantra. 

"Si alguien te arrebatara de mi algún día, iría a buscarte hasta lo más recóndito, y te traería de nuevo conmigo. ".

La intuición no debería tomarse a la ligera, pero no siempre se pueden identificar tan fácilmente los indicios del destino.

*

La frase aún persistía en su mente cuando despertó. Su cabeza se sentía brumosa, y su cuerpo tan flojo parecía pesar mil kilos, sólo mover una mano era trabajoso. Abrió los ojos con cuidado y cuando por fin pudo ajustar de a poco su visión, todo lo que pudo notar era un blanco e insulso techo sobre él.

...No. Había algo mas. Un vídrio, un pequeño domo de cristal encerrando su cuerpo. Si entornaba los ojos, podía distinguir parte de su silueta reflejada en él. 

Abrió y cerró su puño, le ordenó a sus piernas moverse, y aunque tomó un tiempo, recuperó la movilidad en sus extremidades. El vidrio siseó cuando se replegó solo sin que él hiciera nada, y le dió la bienvenida al aire fresco del ambiente. No fue tan difícil sentarse, al menos su cuerpo estaba respondiendo mejor que su confusa cabeza. El lugar parecía familiar, un ala médica compleja y avanzada, llena de maquinaria y pantallas por doquier. 

Un niño (adolescente) entró corriendo a la habitación en ese momento. Lo reconoció de inmediato, ese era Peter, su hijo. No... No era realmente su hijo, pero era como si lo fuera. 

Los recuerdos comenzaron a llegar como veloces trenes cuyos vagones estaban repletos de información e imágenes. Esto debería ser Wakanda, y la cápsula que lo retenía debió tratarse de un arca médica de última generación. Tony estaba vivo, pero no sentía ningun placer en eso. Se sentía como una cáscara vacía, y no había nada cálido ni vivo dentro.

Peter lo abrazó y lloró en su pecho, mojando su bata de paciente, Tony acarició sus rizos con suavidad. Un doctor moreno y calvo entró en la habitación, y detrás de él un grupo de personas que a las que conocía muy bien, todos lucían aliviados y felices.
Con el rostro en blanco, desvió su mirada al niño que continuaba sollozando en su regazo. 

La princesa Shuri y el doctor comenzaron a hablar de transfusiones de sangre, huesos rotos y la reconstrucción de las arterias y venas del corazón. Biotecnología, vibranium, terapia intensiva, shock emocional, y más basura médica. Tony no prestó atención a las palabras, en su lugar enfocó sus pensamientos en lo usualmente largo cabello de Peter y se preguntó cuánto tiempo estuvo encerrado aquí. Como si leyeran sus pensamientos, Shuri comentó:

"Hace tiempo que tu cuerpo está en perfecta salud, pero no podíamos hacerte despertar... Llevas así más de cuatro meses, como si sólo estuvieras durmiendo, como sí...", ella no siguió hablando, pues estaba bastante claro. 
Si Tony no quería despertar, entonces, ¿por qué lo hizo de todos modos?

Espero pacientemente que todos terminen de hablar y expresen su preocupación sin sentido. El niño pareció calmarse un poco, y cuando levantó su rostro húmedo, Tony le sonrió fugazmente. El niño frunció su ceño por un segundo, quizás su sonrisa no fue para nada convincente. Daba igual.

"Él murió, ¿no es así?", preguntó sin mirar a nadie.

El silencio fue su respuesta, algunos de sus ex compañeros Avengers fijaron su vista al suelo, otros en cambio lo miraron con compasión, lástima. Tony suspiró y se tragó la maraña de emociones, enterró su dolor en las profundidades de su ser, y luego de unos segundos, pidió que lo lleven a su casa. 

*

Las semanas pasaron, las hojas de los árboles perdieron su color y fueron arrancadas por el viento. El concepto del tiempo de a poco fue tornándose irrelevante.

Wong le dijo que no tenía idea de por qué el cuerpo de Stephen había desaparecido, que la gema del tiempo se había ido con él, y que junto a los maestros de KamarTaj estaban investigando sin descanso. Aún así, ninguna novedad llegó, nadie descubrió nada.

A veces Tony era puro dolor, como si viviera con sus tripas a la interperie, abierto de par en par y derramando todo su sangriento interior en el piso de su propia casa. Otras veces no sentía absolutamente nada, su cabeza en blanco y su corazón un espacio vacío, existiendo simplemente por que sí, sin sentido, sin ningún propósito. Era como uno de sus múltiples trajes de metal, sólo que su armadura de carne era demasiado fácil de romper. 

La gente insistía en visitarlo. Sin darse cuenta su living se convirtió en un rejunte de ramos y coronas de flores marchitas. No siempre tenía la fuerza de echarlos, así que simplemente aparecían allí y le daban sus condolencias que no se molestaba demasiado en escuchar. Peter se alojó en la habitación que Tony le había asignado hace tiempo y casi nunca se iba, a veces hasta se encontraba con la tía May preparando la cena. Sabía que sólo querían ayudarlo y temían por él, pero al verla allí Tony sólo deseaba que se fuera de la cocina. En ese lugar sagrado Stephen solía preparar sus platos saludables y él lo abrazaba por detrás, quejándose como un niño porque quería comer comida chatarra. Debió haber elogiado más su comida, valorado mas esos intentos por cuidarlo aún cuando su agenda de Hechicero Supremo no daba respiro. Luego estaba el sofá en donde se dieron su primer beso en esta vida, y la inmensa bañera del cuarto llena de historias. La cama vacía, la ropa de aquel doblada prolijamente en una pequeña porción del clóset de Tony. Todo en esa casa era sal gruesa sobre sus heridas al rojo vivo, todo despertaba sus recuerdos y a veces la situación ni siquiera se sentía real. No hubo funeral, no quedaron restos qué velar, y Tony había permanecido dormido mucho tiempo en Wakanda, así que era por eso que la gente no sabía en donde dejarle sus respetos y terminaban por ir a la casa del viudo.

Un día como cualquiera, Steve Rogers apareció en su casa acompañado de sus fieles lacayos. Sólo el verlos entrar le produjo una jaqueca. Tony soltó su mierda cuando lo escuchó decir que lo sentía mucho y que podía contar con él si necesitaba hablar de su pérdida. Con furia le recordó que él estaba oculto en algún lugar del planeta cuando los kree atacaron, y que si él no hubiera separado a los Vengadores no hubieran quedado tan indefensos, y Stephen estaría con él en esos momentos, tomando su horrible té y leyendo alguna revista médica. Natasha quiso interferir en la discusión, pero la Capa de Levitación se extendió delante de ella como una amenaza y cuando todo parecía salirse más de control, Peter apareció. Les pidió a todos que se retiraran, exponiendo verdades de forma calmada y civilizada, como el adulto que Tony no era en esos momentos. 

Lloró con fuerza esa noche y no fingió calmarse cuando Peter subió a su cama porque no tenía fuerzas. En algún momento se quedó dormido en los brazos del niño, con la cara empapada de sus lágrimas y la Capa de Levitación acariciando su cabello.

"Si alguien te arrebatara de mi algún día, iría a buscarte hasta lo más recóndito, y te traería de nuevo conmigo. No importa en donde estés, incluso más allá de la muerte seguiría siendo tuyo y encontraría la forma de volver a ."

La imagen de un camino rodeado de árboles muertos en plena oscuridad quedó impresa en su cabeza, parecía ser un bosque completamente muerto en algún lugar, sin estrellas ni luna en el cielo.

Ya era de mañana cuando abrió los ojos y vio que Peter no estaba, Viernes le dijo que era día de escuela. 

Esa frase otra vez se repetía en su memoria, y ahora también tenía una visión acompañándola. Cada vez que los pensamiento oscuros lo inclinaban hacia ciertas tendencias autodestructivas dichas palabras aparecían. Escuchar la voz del Stephen de otra época lo obligaba a reclinar. Más de una vez tuvo que soltar con vergüenza su afilada daga, temblando de pies a cabeza. Se le ocurrían muchas maneras de terminar con su vida, y sin embargo jamás pudo siquiera lastimarse a sí mismo. Extraño, pensó. En el pasado jamás cuidó su salud, y ahora sin Stephen lo invadía la culpa de sólo pensar en hacer algo así. 

"Jefe, el Maestro Wong le envió un mensaje". La Capa se envolvió a él como un abrazo de buenos días, al mismo tiempo que Viernes habló. Tony acarició uno de sus bordes, distraído. Ya casi no olía a Stephen y eso lo deprimió más. 

"Él pregunta cómo se encuentra hoy, y si está disponible ahora para charlar y hacerle unas preguntas".

"Dile que me abra un portal, también quiero hablar con él".

Segundos después, un aro naranja se abrió en el living, y Tony se encogió por el dolor de estómago que ver el portal le produjo. Si cerraba los ojos, podía pretender que Stephen saldría de allí de un momento a otro, pero por supuesto la realidad nunca había sido tan dulce con él. Lo cruzó conteniendo la respiración y apareció en el Sanctum Santorum, inmediatamente sintió deseos de vomitar, las lágrimas se amontonaron en sus ojos. La Capa lo envolvió mas fuerte y Tony soltó el aire que estaba reteniendo.

La situación desenvocó en un nuevo ataque de pánico, que se detuvo abruptamente cuando Wong colocó la palma de su mano en su pecho. Se sintió como si millones de endorfinas se hubiesen liberado a la vez, era algo parecido a la paz y serenidad. Stephen a veces solía hacer ese truco, pero luego insistió con que debería aprender a frenar los ataques por si mismo. Se sintió tranquilo, aunque bastante cansado y débil, como solían dejarlo siempre esos picos de ansiedad. El café habitual fue cambiado por un té, estaba delicioso y le devolvió su lucidez. Dejando la formalidad aparte y los saludos cordiales y actualizaciones del estado emocional y mental de ambos, los hombres fueron directo al grano. 

"¿Haz vuelto a soñar con los recuerdos de tu vida pasada?", le preguntó Wong, mirándolo fijamente. Sus ojos estaban hundidos en las negras cuencas de su cráneo, la piel estaba tan pálida que parecía que no había visto la luz del sol por un tiempo, y además no había dudas de que había perdido peso. Tony no dijo nada, sabía que su propio aspecto no podría ser mejor.

"De hecho, sí. Hay algo que quiero preguntarte, ¿existe una forma de saber si él está... Si él está en... en otro mundo?  A dónde sea que los muertos vayan..."

Wong lo miró algo sorprendido, y tomó un sorbo de su té. 

"Qué curioso... Sabe, señor Stark, cuando me cansé de leer libro tras libro, intentando encontrar la razón por la cuál Stephen se fue en cuerpo y espíritu, comencé a recordar leyendas e historias antíguas, y resulta que sí, algunos personajes de antaño se fueron de este mundo sin dejar un cuerpo para llorar. En la biblia tiene el caso más famoso, aún cuando la mayoria del libro está modificado y distorsionado por las conveniencias del hombre de aquella época, me pregunté cuantas veces ha ocurrido este hecho a lo largo de la historia."
Tony lo escucha con atención, dejando olvidada su taza de té.

"Entonces me remonté a literatura más común, dejando un poco de lado los grimorios y pergaminos de Kamar Taj. Investigué en la literatura y el folklore de cada civilización antigüa, encontré un par de casos similares, personas con cierto poder, linaje e incluso algunos dioses y semidioses que se desvanecen en el aire al morir, sin dejar nada mas que sus pertenencias mundanas. Ustedes han vivido en una época demasiado remota, ni las almas tan viejas como la mía no pueden recordar haber vivido en una época tan lejana como esa... Así que entendí que las almas de ustedes no pueden ser ordinarias. Stephen me dijo una vez que le pareció soñar con una mazmorra oscura, con un lugar sin cielo y fuego por todos lados. ¿Tú también viste algo así en tus sueños?"

Asintió con fuerza, su cerebro parecía comenzar a atar cabos con tanta rapidez que algunas ideas escapaban de su comprensión, aún funcionaba con bastante lentitud gracias a la depresión constante.

"No necesitaba investigar tanto para darme cuenta que evidentemente ese lugar es el Inframundo, o al menos una especie de infierno, ya que existe un sinfín de historias y representaciones de este lugar en la mayoría de las culturas del planeta. Pero aún así, leí todos los libros que encontré en nuestra gran biblioteca sobre ese lugar, porque necesitaba saber...".

"Si alguien te arrebatara de mi algún día, iría a buscarte hasta lo más recóndito..."

La respiración se atoró en la garganta cuando un recuerdo fugaz lo azotó. Se vió a si mismo corriendo por un sendero de piedras y lava, y le dolían los pies. Delante suyo pudo ver la espalda de Stephen corriendo, y algo detrás de ellos los perseguía.

Teniendo casi todas las ideas en orden, su corazón palpitaba esperanzado.

"Dime Wong, ¿alguna vez alguien intentó sacar a otra persona del Inframundo? A veces escucho la voz de Stephen diciéndome que si alguien me arrebata de su lado, el iría a buscarme..., si-siento en mi corazón que eso fue una promesa, sé que ya hemos estado en alguna situación como esta antes..."

El Maestro de las Artes Místicas dejó su taza de té en la mesa. Sus ojos estaban viendo algo que Tony no podía ver, y aunque sus pupilas estaban fijas en las suyas, era como si mirara más allá de la carne y hueso.

"Cuando termine de contarte esta historia, tendrás que tomar una decisión", Wong sonrió suavemente y esta vez se sintió genuino. Algo volvió a la vida en las entrañas de Tony y una chispa de calor comenzó a crecer en su pecho. "Aunque estoy seguro que aceptarás sin siquiera pensarlo".

Tony le devolvió la sonrisa y escuchó con atención. 

"... Incluso más allá de la muerte seguiría siendo tuyo, y buscaría la manera de volver a tí".

Afuera, el viento empujó las tormentosas nubes negras y el Sol con sus cegadores rayos comenzó a dejarse ver de nuevo. 

 

Notas finales:

Resulta que necesité mil años para poder terminar esto, y al fin la cuarentena me dio el tiempo que necesitaba.

Gracias por leer y disculpen la enorme demora. 

Abrazos ♥


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