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Una oportunidad. por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Disculpen la demora, pero estoy en temporada alta en mi trabajo, el verano es complicado para los auditores.

Scorpius miró sus manos, la carta que tanto ansiaba, que tanto deseaba había llegado, pero no se sentía pleno, tomó el sobre y lo metió dentro del morral que llevaría a la casa de Albus.

 

Los años habían pasado bastante rápido y ahora, que el pequeño rubio miraba su casa, notando la inmensidad de esta, aunque sabía que esta era mucho más pequeña de esa donde su padre había crecido, pero eso no evitaba su angustia.

 

—¿Scorp? — La voz de Draco sacó al menor de su ensoñación. — ¿Todo bien? He escuchado una lechuza, ¿te han enviado algo?

 

Draco sabía que pronto llegarían las cartas de la escuela, deseaba ver la emoción de su hijo en ese momento, por lo que su propia ansiedad lo hacía sentir como si la carta fuese para él.

 

—Era Albus, quería saber a que hora me llevarás a casa de su padre…

 

—Okey…— Draco conocía a su hijo, el menor le mentía, pero se quedó en silencio, sabiendo que de algún momento le diría la verdad. — ¿Sabes si Potter estará presente?

 

Scorpius miró a su padre, quien lo miraba con un extraño rastro de inseguridad, como si su pregunta dijese mucho más de lo que sus palabras hubiesen dicho.

 

El rubio menor miró a su padre, con los años había averiguado los errores y el pasado que atormentaba a su padre y en como había hecho las pases con sus antiguos compañeros, solo por él, aunque eso no implicaba que hubiesen generado una amistad.

 

Scorpius se reunía con Albus casi a diario, había crecido con el pequeño Potter, había comido por años la comida de Molly, había jugado con James y Albus e incluso, había salido fines de semana de campamento con todos los Weasley, pero la relación de su padre, con Harry, con Ron y Hermione, se limitaba plenamente a una silenciosa cordialidad, habían compartido un trago, una que otra palabra con el pasar de los años, pero nada más, siendo eso, en gran parte lo que preocupaba al rubio menor.

 

Por los años, Scorpius había visto la devoción de su padre, el amor que le profesaba, pero lo había visto además dejarse de lado, había comprendido que el que él marchase al colegio, significaría la soledad de su padre y eso, simplemente aterraba al niño.

 

—Sabes que siempre hay un adulto, el señor Potter no dejaría a Albus y James solos.

 

Una risita escapo de los labios del mayor y agregó para su hijo. — Arregla tus cosas, te llevaré.

 

Al llegar a la casa de los Potter, Albus había llegado rápidamente rodeando al rubio menor en un apretado abrazo, decir que Draco no sintió un terrible mareo al joven y recordar ese primer encuentro que él había tenido con Harry Potter en la tienda de túnicas muchos años atrás.

 

—Scorp, ha llegado mi carta, ha llegado…— Albus miró al mayor y con un pequeño tono carmín cubriendo sus mejillas, saludó a Draco. — Señor Malfoy, lo siento, estaba demasiado emocionado…

 

—No hay problema Albus, es un momento importante, la carta de Scorpius no ha llegado todavía, pero creo que estará igual cuando la reciba, felicidades.

 

Scorpius sonrió de forma forzada, haciendo entonces entender al mayor que era lo que él otro le escondía, un nudo se formó en su estómago y el pecho se le apretó, cortándole la respiración, haciendo que un fuerte mareo lo embargase.

 

—Albus, ¿qué modales son esos? — Harry llegó hasta su hijo, notando solo entonces la extrema palidez en el rostro de Draco. — Albus, lleva a Scorpius afuera, vayan con James.

 

Cuando los niños se alejaron, Draco se permitió quebrarse, no entendía el motivo, pero el que su hijo le escondiese su carta lo hacía sentir herido, como si algo en medio de su pecho se apretara.

 

—¿Draco? — La voz de Harry sonó demasiado cerca para el rubio, hasta que sus ojos se encontraron de frente con las verdes orbes del niño que vivió. — Estás pálido…

 

—Solo me siento un poco mareado, no desayuné bien y aunque a Scorpius le guste mucho, los coches muggles aún me marean.

 

—Ven, siéntate…

 

Draco no podía oponer resistencia, se sentía triste por la mentira de su hijo, pero el mareo era verdad y si no fuese por las manos del moreno, hubiese terminado en el suelo de golpe.

 

Harry le tendió un vaso de agua con azúcar. — ¿De verdad no ocurre nada? No luces bien.

 

—Scorpius me mintió, su carta llegó hoy, lo sé, pero no me lo dijo…

 

—No creo que lo hiciese con mala intención, debe tener sus motivos para no querer mostrarte su carta…

 

—No lo sé Potter, realmente no lo sé…— Draco se veía triste.

 

—Draco…

 

—Me iré a casa…— Draco se levantó con esa dignidad que sentía ya no tenía y agregó. — Cuida a mi hijo Harry

 

El ojiverde vio al rubio desaparecer en la chimenea de su casa, sintiendo su corazón vibrar, Draco era guapo y cuando decía su nombre, millones de mariposas parecían revolotear en su cuerpo.

 

Harry caminó escaleras arribar, con un movimiento de varita, pudo ver lo que pasaba en el interior de la habitación de Albus.

 

Odiaba espiar a su hijo, pero el conocía a Scorpius y jamás escondería algo de Draco, a menos que tuviese una buena razón para ello.

 

—Entonces, si llegó tú carta. — Su hijo estaba sentado junto a Scorpius, mirando las manos del pequeño rubio.

 

—Si

 

—Pero no se lo dijiste a tú padre. — Scorpius negó y Albus dejó salir un suspiro y preguntó. — ¿No quieres ir a Hogwart?

 

—Claro que quiero. — El rubio había fruncido el ceño y dejando salir un tierno puchero agregó. — Es el colegio donde estudió mi padre, obviamente quiero entrar.

 

—¿Entonces?

 

—Papá estará solo si me voy…

 

—Oh…

 

—Papá hace todo por mí, siempre se preocupa de todo lo que necesito, pero el se quedará solo y siento que de alguna forma no le estoy agradeciendo todo lo que hace por mí, simplemente marchándome.

 

—Scorp.

 

—Al, puede que no comprendas, pero solo somos papá y yo, no hay nadie más para nosotros.

 

Harry anuló el hechizo, alejándose, sin escuchar lo que los chicos siguieron hablando, Draco tenía un hijo considerado y que lo amaba de forma ilimitada.

 

—¿Y si le buscamos una novia? — Al sonrió ante su idea. — Una nueva pareja hará que tú padre no esté solo.

 

—No quiero una nueva mamá. — Scorpius sonó molesto.

 

—No será una nueva mamá, pero tú padre tiene el derecho a rehacer su vida, como mi madre y mi padre, ambos tienen citas con otras personas desde el divorcio.

 

—Nunca vi a tú padre con alguna mujer. —Albus bajó la mirada ante la afirmación de su amigo, él amaba a su padre y no tenía motivo para avergonzarse.

 

—Sale con chicos, a papá le gustan los chicos.

 

Scorpius sé quedó en silencio, jamás hubiese imaginado que el señor Potter gustase de los hombres, ninguno de los chicos dijo nada y una extraña sensación de vergüenza embargó a Albus, quien levantó la vista al sentir una suave mano rosar la suya y entrelazar sus dedos. — Tú padre es genial Al.


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