POV Levi.
-¡¿Qué?! -Exclame después de escuchar lo que dijo el ángel no podía creer lo que estaba pasando. -Pero ¿Por qué se lo llevo? -Pregunte confundido, luego recordé el número 13 que apareció en la parte baja del abdomen de Eren cuando llego a su casa. -Hace poco vi una marca de un número 13 en la parte baja del abdomen de Eren.
-¿Enserio? -Dice incrédula. -Eso quiere decir que lo eligió por la falta de su ángel... -Sus ojos se abrieron de par en par. -¿Cómo es posible qué un ángel este tanto tiempo separado de a quien tiene que cuidar? -Se pregunta en un murmullo.
-Mira quien habla. -Recrimine con sarcasmo.
-A pesar de que estuve lejos de ti sigues igual de protegido. -Aclara cruzándose de brazos. -Además debemos hallar la forma de que vuelvas a tú cuerpo.
-No me importa volver a mi cuerpo, solo quiero que Eren este bien. -Dije con seriedad dejando al ángel con la boca entre abierta.
-Ya relajate Romeo. -Fruncí el ceño logrando que ella rodara los ojos con fastidio. -Lo único que podemos hacer es recuperar el alma de Eren, si fallamos no habrá nada más que hacer. -Explica dejándome un poco nervioso.
-¿Cómo puedo salvar el alma de Eren? -Pregunte impaciente.
-No vas a ir solo. -Dice un poco ofendida. Suspira y decide hablar. -Primero debemos ir al lugar en donde todo esto comenzó.
-El hospital... -Termine la frase y ella solo asintió.
Salimos de la casa, logrando ver un lugar completamente diferente al de antes, el cielo era gris, como si estuviese a punto de llover, los arboles no tenían hojas, el césped cambio a un terreno completo de tierra, en los arboles se podían observar personas, pero todas estaban caminando sin rumbo aparente entre los arboles, otras estaban sentadas en las ramas de los árboles.
-¿En dónde estamos? -Pregunte observando mis alrededores.
-En el más allá, aquí vienen las almas en pena a caminar sin rumbo. -Explica observando sus alrededores. - No los mires a los ojos o veras como murieron, y créeme no será agradable. -Asentí en respuesta.
Comenzamos a caminar hacía el hospital, y en el camino pudimos ver toda clase de almas en pena, algunas más extrañas que otras. Algunas se hablaban entre si, como si estuvieran vivos, otras simplemente permanecían vagantes, como si fueran zombis. Durante el camino trate de no hacer contacto visual con nadie, hasta que por fin llegamos al hospital, al verlo no pude evitar quedarme tieso, parecía la casita del horror, su estructura estaba muy descompuesta, las paredes de afuera estaban teñidas de un extraño color amarillento, opacando la pintura blanca, en el tejado se encontraban cuervos custodiando el lugar, el suelo estaba completamente manchado de negro.
-Debemos entrar. -Dice seriamente el ángel, yo la observe un par de segundos.
-¿Por qué el hospital esta en este estado? -Pregunte dejando de observar al ángel para ver el estado insalubre en el que se encontraba dicho lugar.
-Debes de saber que el hospital se mueren muchas personas, la mayoría se queda vagando en ese lugar, y como puedes ver cada alma tiene un peso, este es como el centro de las almas en pena. -Mis pupilas se dilataron levemente.
El ángel comenzó a caminar hacia el frente, dirigiéndose al hospital. Suspire cansado, para seguirla. Nos adentramos en el lugar a paso lento, no podía creer la cantidad de almas que habían en ese lugar, muchas estaban en el estado en el cual murieron, en el aire se podía percibir un olor desagradable, me tape la nariz con la mano derecha, y sin duda por dentro se ve peor que por fuera. La luz era opaca, las paredes ya no eran blancas de ella sobresalían una extraña sustancia rojiza, parecida a la sangre, pero más viscosa y de un tono más oscuro. En las habitaciones las puertas estaban abiertas de par en par, por lo que se podía ver el interior, y lo que se encontraba en cada puerta era perturbador, almas vagando de un lado a otro, otras sentadas en las esquinas mientras murmuraban cosas inentendibles.
Nos detuvimos en frente de una puerta color gris, estaba desgastada, no tenia ningún tipo de perilla, por lo que el ángel lo que hizo fue empujarla y esta se abrió, haciendo un horrible rechinido que casi me dejo sordo.
Sin decir ni una palabra, nos adentramos en el lugar, todo era oscuro a penas dimos un paso, pero de repente se encienden las luces, pero estas eran muy opacas, por lo que apenas se podía ver lo que se encontraba al fondo del pasillo. En el suelo había una especie de neblina, que cuando apenas rozo mis piernas provocó que me diera un gran escalofrío.
-Espera un momento... -Susurra deteniéndose abruptamente mientras fijaba su mirada al fondo del pasillo. -Quédate aquí. -Ordena comenzando a avanzar, luego se detiene y me mira de forma amenazante. -Y esta vez hazme caso.
-No prometo nada. -Respondí cortante y esta dio un bufido, camino hacia el frente hasta que no pude ver su figura.
Comencé a caminar a paso lento observando mis alrededores, luego choque con algo, mire lo que sea que fuera eso y pude ver que era una pared, la toque un poco confundido, por lo que pude notar estaba en un muy mal estado, me devolví hacia atrás, volviendo a chocar con algo duro, era otra pared, luego vi como las paredes se cerraban a mi alrededor.
Trate de salir, pero fue en vano el espacio se hacia cada vez más pequeño, como las paredes se encontraban en un pésimo estado, las golpee fuertemente, pero estas no cedían, trate de no desesperarme y seguí tratando de derribar los muros.
Una mano me jalo hacia atrás sacándome de las paredes, luego observe de quien se trataba y era una mujer vestida de enfermera, su cabello rubio estaba recogido en una coleta de caballo, su vestimenta de color salmon estaba ensangrentada, sabia que era una errante por lo que no la mire a los ojos.
-Te esta esperando. -Dice con voz serena.
-¿Quién? -Indague sin mirarla.
-Te esta esperando. -Repite, luego apunta su dedo índice hacia una puerta que no sabia que estaba allí.
Me encamine rápidamente a dicho lugar, me encontraba cabreado, toda esta mierda no es normal, y acabaré con esto de una buena vez. Esta si tenia perilla, pero estaba desgastada, por lo que abrir esa puerta fue todo un dilema. Una vez abierta me adentre en ese lugar, solo que en vez de los otros lugares este lugar si estaba mas o menos iluminado, lo suficiente como para ver lo que había en el interior. Era una habitación de color azul, la pintura estaba desgastada, habían unas cadenas en el suelo, el suelo de cerámica estaba lleno de agua tan limpia, que me sorprendió, me encamine un poco más y me encontré con un niño ahogado, me sobresalte tanto que resbale con el agua, mis pupilas de dilataron ante la escena. Mi respiración se aceleró, pero trate de mantener la calma.
-¡AYÚDENME! -Un grito desgarrador hace que mi corazón diera un vuelo.
-Eren... -Susurre levantándome inmediatamente del suelo y comenzando a seguir el lugar de donde provenían los gritos.
Cada grito era como si sintiera el mismo dolor de él, corrí lo más rápido que pude, pero el maldito lugar era como un laberinto, seguí corriendo hasta que la desesperación comenzó a inundar toda mi mente. Mi respiración era entre cortada, mientras corría, llegue a un callejón sin salida, revolví mi cabello con frustración, tenia que encontrarlo, debía encontrarlo, los gritos no cesaban y no podía pensar claramente, seguí corriendo no me importaba nada.
¿En donde mierda se metió el ángel? Si no esta conmigo no podre encontrar a Eren. Los gritos cesaron, me detuve a tomar aire, apoye mi espalda en la pared de uno de los pasillos, solo que este estaba muy mal iluminado, la pared era de concreto como la de un calabozo antiguo, y tenia algunas jaulas. Algo me decía que Eren se encontraba allí, camine a paso apresurado entre las penumbras de ese lugar, mientras caminaba podía ver algunos errantes en el lugar, permanecían tranquilos. En ese pasillo había una entrada sin ningún tipo de puerta, estaba totalmente oscuro, suspire para entrar en el lugar.
-¡Levi! -Escuche la voz del ángel mire los alrededores buscando el lugar de donde provenía la voz, pero no pude ver nada. Luego me tropecé con algo callendo al suelo. Las velas se encendieron y era un cadáver en estado de descomposición.
Me aleje algunos centímetros, mirando atónito lo que tenia en frente.
-¡Levi por aquí! -Me levante yendo al lugar en donde se encontraba el ángel, ella se encontraba en la esquina de este calabozo, encadenada y a su lado estaba Eren inconsciente.
-Mierda... -Murmure acercándome a Eren, pero el ángel me detuvo.
-Espera. -Dice apenas me acerco, yo la mire con confusión. -No puedes tocarlo.
-¿Por qué? -Pregunte, esto me estaba dando mala espina.
-Por que ha estado demasiado tiempo alejado de su cuerpo, lo tocas y desaparecerá. -Explica, mis pupilas se dilataron levemente, para observar el rostro de Eren, quien permanecía tranquilo, como si estuviese durmiendo, como si no hubiera pasado nada.