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Nightmare por valeeop

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Era habitual en las costumbres de las personas de aquellos lugares mudarse por las épocas de diciembre, bajo la costumbre del año nuevo, vida nueva. Se solía cambiar de residencia en vísperas de navidad para cambiar de aires, para renovarse, muchos recomendaban eso, era una de las pocas cosas en las que un sacerdote y un brujo podían estar de acuerdo, el cambio de aires es bueno para la gente, más si ese cambio es para mejor, ese era precisamente el cambio que estaba experimentando aquella familia hace ya casi diecisiete años, la madre, una mujer dulce, graduada de la universidad como ingeniera civil, pero que actualmente había dejado el oficio para dedicarse a criar a su recién nacido al menos por dos años antes de volver al mundo laboral, el padre, contador de oficio recién especializado en impuestos, había conseguido un nuevo empleo con el gobierno y gracias al aumento de salario se había podido permitir conseguir un préstamo bancario para comprar esa hermosa casa con la que su esposa soñaba. Lástima que su cuñado, el hermano menor de su esposa, se hallaba por fuera terminando su carrera profesional y no volvería hasta principios de enero, la nueva casa era enorme, y para que su cuñado no quedara solo en la casa de los padres de su esposa que estos habían dejado de herencia antes de morir, le propondrían vivir ahí, puede que ya tuviera la veintena, pero por experiencia el hombre sabía que vivir solo no era del todo agradable. Después de todo, siempre hace falta la compañía.

Su esposa estaba encantada con la casa, para gente con sus salarios comprar tan pronto una casa tan grande y bonita era algo maravilloso, era raro que el banco fuera tan generoso en el préstamo, la casa estaba sumamente económica sin embargo la cantidad permanecía siendo muy elevada, no cualquier persona podría permitirse ese gran lujo.

Entre los dos, como la pareja unida que eran, amueblaron la casa con los pocos muebles que tenían, poco a poco comprarían más, pero primero debían cancelar el préstamo realizado así que por ahora solo vivirían con lo básico. Semanas pasaron una tras otra luego de la mudanza y cada vez parecían estar más y más sumergidos en un sueño, pese a sucesos que profesionales electricistas y plomeros siempre explicaban apoyándose en la antigüedad de la estructura de la casa, luces que se prendían y apagaban a su voluntad, puertas que se abrían, todo era bastante soportable por lo que la pareja recién casada no le hacía el mayor caso, lo único que hizo el esposo fue poner en su lista de prioridades las reparaciones de la casa antes de los muebles, el hecho de la existencia de aquellos desperfectos no le causó ninguna sorpresa ni a él ni a su esposa...

...siendo tan barata...algo malo debía traer encima...

...y si...lo traía...

Era catorce de enero cuando el marido llegó a la nueva casa que habían adquirido, sumergido en su rutina de asalariado gubernamental en su cabeza solo cabían varios dilemas laborales de importancia minúscula pero suficiente para preocupar a alguien tan cuidadoso en los detalles como lo era el, tanto era así, que olvidó el portafolio en el asiento del auto y eventualmente tendría que volver a recogerlo si quería avanzar un poco el trabajo en casa, abrió la puerta y anunció su llegada en un tono de voz ensimismado al que su esposa después de tanto tiempo de conocerse ya estaría acostumbrada, ella sabría tan solo con aquel "llegué a casa" que su marido tenía planes de quedarse hasta tarde en el salón de la casa verificando quizá alguna pequeña cuenta que presentaba un sobrante o un faltante por minúsculo que fuese mientras en la pantalla de su computadora rodeada de papeles sin una sola arruga se verían recuadros virtuales llenos con números. Esa era la vida del contador.

Decir que no se sintió extraño por la normalidad de su casa sería una gigantesca mentira que él no estaba acostumbrado a contar, su esposa era una persona animada y el silencio parecía no estar en su código genético, no tenía pelos en la lengua para decir las cosas y normalmente ya estaría en la puerta preguntándole cómo fue su día, apretó su mano derecha donde él creía tenía su portafolio y entonces cayó en la cuenta que no lo tenía, que lo había olvidado en el auto, decidió regresar, para guardar el auto en el garaje, tomó de la mesa del recibidor el control para abrir el garaje automático desde fuera y volvió a salir, dio la vuelta a la esquina conduciendo el auto para que este que estaba estacionado frente a la casa pudiera llegar al garaje, una vez ahí pulsando el botón las puertas automáticas se elevaron y metió el auto en el garaje, su auto, una camioneta relativamente grande de gama media apta para un asalariado como él se veía pequeña y solitaria en el gran garaje de techos altos, mientras las puertas se cerraban miró a su izquierda, ahí había una puerta, algo vieja y sin manija, que el día anterior habían encontrado los electricistas que revisaban el cableado eléctrico y que había estado todo ese tiempo cubierta por el florido papel tapiz que cubría el garaje, no habían podido revisar que había detrás de ella, pues debido a un fallo en la cañería del baño principal que se hallaba justo encima de esa zona del garaje este había adquirido mucha humedad, y la madera de la puerta se había dilatado a tal punto de estar fuertemente atorada, eso junto al hecho de verse sumamente antigua y no tener la manija la hacían imposible de abrir de cualquier otra manera más que rompiéndola, pues al parecer para terminar de rematar estaba con llave.

Esta vez no olvidó el portafolio en el auto cuando tomó el camino de la derecha hacia la puerta que daba a la vacía sala de estar carente de muebles, había una escalera que el marido prestó a un amigo con la intención de pintar aquella sala de un color más claro y familiar antes de amueblarla, sin embargo ese proyecto estaría en pausa hasta primero solucionar los problemas de las cañerías, el cableado eléctrico y la puerta del garaje, a paso lento pero seguro, de esa manera siempre era mejor, después de todo , si se habían sometido a ese préstamo multimillonario para comprar esa casa era para vivir en ella por muchos años, un lugar grande capaz de ser adecuado para criar a sus hijos, pues planeaban tener el segundo cuando el primero tuviera diez años, un lugar adecuado donde recibir muchos años después a sus hijos y nietos y a las parejas de estos, al hermano de su esposa, un lugar donde formar una gran y unida familia donde todos pudieran llegar y dormir sin preocuparse por espacio, por eso se habían permitido tal lujo, porque era el lujo donde planeaban realizar todo su proyecto de vida.

Volvió al recibidor desde el garaje pasando por aquella sala vacía, dejó sus llaves en el llavero que estaba en la pared y el control de la puerta del garaje también en su lugar, ahora si, ¿por qué la casa estaba tan silenciosa? Puede ser que su esposa y su bebé se hubiesen quedado dormidos, por muy imposible que el marido lo creyera para su retoño que parecía nunca dormir y siempre querer hacer desorden por donde estuviera, si así era sin poder caminar él no se lo quería imaginar cuando caminará, con eso en mente y con una sonrisa el marido avanzó por la sala de la chimenea hacia el comedor con la intención de ir a la cocina, sin embargo se detuvo al llegar ahí, a la cocina, sin terminar de cruzar el umbral de la puerta, petrificado, en piedra, así estaba el marido, ante la escena que se presentaba frente a el.

Su bebé, su hijo primogénito como siempre estaba eufórico, con una sonrisa de oreja a oreja, acostado en el piso de la cocina boca arriba, moviendo sus brazos vivamente, cerca de él, sentada en el suelo estaba su esposa, con la espalda apoyada en la pared y con una mirada vacía, piel pálida, su brillante cabellera roja siempre bien peinada y suelta se hallaba desordenada.

El marido corrió donde su esposa y entonces al examinar la notó en su cuello profundas marcas de manos donde se empezaban a formar moretones por el estrangulamiento, agarró su muñeca, estaba helada... Y no tenía pulso... El marido dejó caer sus manos a los lados de su cuerpo sin fuerza, ahí arrodillado donde estaba miró hacia arriba y sin expresión alguna en su rostro una lágrima resbaló, y luego otra... Y otra, pero él aún no salía del shock, aún no sabía que estaba llorando, aún en su atormentada mente no entendía que su esposa había sido estrangulada y que el estaba llorando como nunca había hecho desde su niñez, en medio de eso un solo gesto de llanto se evidenció en su rostro estático y sin expresión, su labio inferior temblaba... De rabia, aunque él, que no terminaba aún de comprender su situación tampoco sabría comprender que estaba furioso por no haber estado para defender al amor de su vida, pero es que a ella, a ella que ahora poseía ese cuerpo frío y cadavérico que antes estaba lleno de calidez la consideraba una persona extremadamente fuerte, incluso más que el mismo, cuando la conoció, unos hombres intentaban propasarse con ella en un callejón y antes de que pudiera ayudarle ya ella los había sometido a los seis, si, esa persona que había puesto a llorar de dolor a seis varones aún con su delgado cuerpo era la que ahora estaba ahí, sentada y sin vida, sin pulso, con los ojos abiertos pero opacos, como una marioneta, pálida, tanto, que casi parecía transparente.

Solo el sonido de las risas de su hijo que habían aumentado de volumen y frecuencia de tiempo pudieron sacarlo de su ensimismamiento, de su contemplación forzada y tortuosa a su esposa muerta, con lentitud y sin cambiar su expresión un ápice volteó a mirar al bebé que seguía acostado en el suelo, el bebé a su vez se había girado como había podido un poco hasta poder ver a la puerta de la cocina, el marido, a su vez, siguió la línea de visión de su hijo con aquella misma lentitud y miró a la puerta de la cocina, el grito de terror que pudo haber soltado no salió porque por el mismo terror que sintió en ese instante cerró la boca, demasiadas emociones para alguien completamente normal que había vivido una vida tranquila, algo, algo dentro de el se quebró en ese momento, cuando vio en la puerta de la cocina aquella figura, completamente negra y maligna, en un momento, estaba viendo a aquella figura espectral y demoníaca mientras escuchaba a su vez desentonando con ello la risa de su bebé, al siguiente momento, para el marido...todo se volvió negro...

...

Nagato decidió darles una sorpresa a su hermana y a su cuñado y por ello regresó a la ciudad sin dar aviso previo, hacía mucho se había graduado de la Universidad, aunque no le había comentado a su hermana sobre esto, adelantó semestres por lo que terminó un año antes y en tiempo récord su carrera profesional, recolectó en el último año experiencia laboral para hacerse totalmente independiente al menos económicamente hablando con el fin de poder sortear los gastos de la casa que le heredaron sus padres, también para demostrarle a su novia Konan que ya era un hombre hecho y ...ha Konan, ella era una mujer hermosa y de carácter que había estudiado periodismo con el fin de ser presentadora de televisión, también estaba incursionando en el competitivo mundo del modelaje, ella sabía que quería en la vida y se lo había dejado claro a Nagato, una vida perfecta, triunfar y que Nagato también fuera un triunfador, eso mismo quería Nagato y por eso, por sus altas aspiraciones era que estaban juntos a pesar de la distancia, casi seis años de noviazgo fiel.

Cuando Nagato volvió a la casa que le habían heredado sus padres lo primero que hizo fue llamar a Konan, después de eso ambos llamarían a Kushina e irían a visitar y conocer la nueva casa que la hermana de Nagato junto con su esposo Minato había comprado, le habían hablado maravillas de ese lugar y tenía curiosidad de verlo.

Entonces tocaron a su puerta, se miró en el espejo del recibidor para cerciorarse de que todo en sí mismo estuviese en orden, pues creía que aquella persona que se hallaba tocando la puerta de forma paciente y respetuosa era Konan, su novia, con quien no se había reunido en más de dos años por estar ocupados, era sumamente importante que ella no se decepcionara de él al estar frente a frente, arregló algunos mechones de su cabello rojo que había peinado hacia atrás, verificó que su corbata estuviera sin una sol arruga y se dirigió a la puerta, pero contrario a lo que esperaba encontrarse, a una hermosa mujer de corto cabello lila cuya pulcra apariencia era divina, se encontró con otra mujer, bastante normal, con un rostro que poseía un encantador lunar en la mejilla derecha, su cabello era ondulado y estaba vestida como oficial de policía, en sus brazos cargaba un bebé, un bebé que Nagato conocía muy bien pues aunque no lo había visto en persona tenía miles de fotos en su computadora de la criatura, acompañando a aquella mujer estaba otro oficial y un hombre del gobierno, o al menos eso parecía por el uniforme y el emblema de la corbata que era el escudo del país bordado de forma meticulosa y obviamente a máquina.

Poco tardaron en explicarle la situación y poco tardó Nagato en entrar en shock luego de procesar la situación, tenía en sus brazos a su sobrino que animado como le habían contado que era y con enormes ojos azules como había visto en las fotos jugaba con la corbata de Nagato arrugándola entre sus pequeñas manos. De todo lo que esos desconocidos dijeron solo entendió que Kushina y Minato habían sido asesinados y no se sabía por quién, que ante falta de deudores que cancelaran la deuda por la compra de la casa que los dos difuntos habían adquirido completamente con el capital prestado del banco, este mismo banco la había embargado para recuperar el dinero prestado con su venta, que ahora su sobrino estaba huérfano y que la primera opción del centro infantil gubernamental, los abuelos paternos y padres de Minato, se habían negado rotundamente a tener relación alguna con Naruto pues estos desde el principio odiaron a su hermana Kushina, luego hablaron de otras tantas cosas que poco entendió Nagato relativas al ámbito judicial y al procedimiento en estos casos, pero en medio de todo ello llegaron a la pregunta crucial, si él estaba dispuesto a hacerse cargo de Naruto, inconscientemente dijo que sí, pues la pequeña parte racional que aún funcionaba en la tormentosa mente de Nagato sabía que debía cuidar de su sobrino, las razones, incluso el mismo las desconocía, pero en realidad para alguien como él que había vivido cuidando de su hermana mayor aunque debía ser lo contrario, ante la falta de su hermana Kushina sentía que era lo más natural hacerse cargo de lo que ella dejó, algo tan preciado.

La mujer policía sonrió, notablemente aliviada, seguro ella creía que Nagato iba a negarse a tener la custodia de Naruto, ella respiró profundamente haciendo una pausa antes de continuar, empezó a hablar de cosas que Nagato simplemente fue incapaz de escuchar, solo dio de sí mismo para firmar un par de papeles y recibir las maletas que contenían las pertenencias no embargadas por el banco de su pequeño sobrino, ropa, algunos muñecos y muchas...muchas fotos.

No habían pasado ni cinco minutos desde que los policías y el agente de gobierno se fueron cuando tocaron a la puerta otra vez. Esta vez si se trataba de Konan.

Ella estaba extrañada por la presencia de Naruto, era algo que Nagato notó fácilmente en la faz de la mujer desde un principio, sin embargo se mantuvo callada y esperó pacientemente a que Nagato le explicara la situación como pudo, recién estaba saliendo el pobre hombre de la sorpresa y ni tiempo le había dado para llorar por los muertos, después de eso una vez ya estaba Konan enterada de todo. Ella mostró sus verdaderos colores.

Dio su opinión de una forma tal que pareciera cosa de sentido común con la que cualquiera debería estar de acuerdo, poniéndolo como algo completamente normal y lógico, explicó entonces Konan con un poder de convencimiento exagerado que no tenía tanto cariño por los niños para hacer un acto de caridad ahora, que no podían cuidarlo porque recién estaban empezando sus respectivos recorridos profesionales en el mundo laboral, que ella muy a su pesar dudaba sentir en algún momento el cariño por un niño que no era suyo y de por si no le gustaban los niños pequeños, que en su proyecto de vida no estaba estipulado criar a un niño ajeno y que un bebé era una carga económica y física demasiado elevada que ella no deseaba asumir en esta etapa de su vida, todo esto lo dijo con una ternura suficiente que de verdad parecía ser cosa de sentido común, después, ella con una paciencia y amabilidad no acorde con el verdadero significado de sus palabras sugirió a Nagato internar a Naruto fuera, o dejarlo con una institución de gobierno pues a los bebés los adoptan mucho más rápido, explicó tratando de refutar su punto, que quizá Naruto estaría mejor con padres adoptivos o en un internado sin haberlos nunca conocido, que él bebe no lo echaría en falta si nunca lo trataba y que muchos niños crecían sana mente de esa manera, Nagato, permaneció callado ante todo esto y Konan al parecer interpretó su silencio como que lo había convencido, la mujer cambio de sillón y se sentó al lado de Nagato, le puso la mano en el hombro y con una voz cariñosa le ofreció llevarlo en su auto a una institución donde dar a Naruto en adopción, entonces Nagato le preguntó a su novia, a aquella mujer con la que tanto tiempo había planificado y proyectado su vida futura, si no podían quedarse con su sobrino, ella negó al instante, no podían quedarse con un hijo que no era suyo y eventualmente sería un fuerte obstáculo en su realización personal como pareja y ella no deseaba eso para su vida de noviazgo y su matrimonio, que prefería acabar con todo a someterse a eso. Nagato volvió a callar y miró al suelo para soltar algo que Konan jamás se esperó de él...

"entonces sal por esa puerta Konan, no tienes nada que hacer aquí"

Y así terminaron, sin decirse una sola palabra más, ella se fue sumamente indignada pero supo mantener la compostura, salió por esa puerta así como salió de su vida, decir que estaba destrozado por ello sería una enorme mentira, no tenía tiempo para eso pues lo que estaba resintiendo fuertemente era la muerte de su cuñado y su hermana, en ese sofá se quedó desde que Konan se fue hasta que la sala se coloreo de anaranjado por el cielo de la tarde, no tenía idea del tiempo ni de su transcurso en lo que él estaba ensimismado, pero en ese momento Naruto, quién todo ese tiempo se había entretenido a lo grande arrugando su corbata empezó a llorar, Nagato lo miró y aquella tarde cambió el primer pañal de los muchos que cambiaría de ahora en adelante, incapaz de conseguir una niñera pues pensaba que no tratarían bien a su sobrino por no ser su hijo, en él estaba ese miedo, de que todas las niñeras mujeres, donceles o varones no cuidarían apropiadamente de Naruto por no tenerle cariño, impresión descendiente de lo que le dijo Konan antes de dejarlo, vendió todo lo perteneciente a su hermana y su cuñado que no se había llevado el banco, también todos los muebles que sobraban de la casa que le habían heredado sus padres, era alguien con gustos minimalistas y se deshizo de muchas cosas obteniendo así una cantidad de dinero de buena denominación en el proceso, empezó a trabajar online, no le pagaban tan bien pero el salario era decente para poder trabajar desde casa, ese salario junto a sus ahorros le permitieron a Nagato cuidar de su sobrino por propia mano, cuando Naruto empezó la escuela se permitió trabajar de medio tiempo, cuando Naruto cumplió los trece años demostrando entonces una independencia bastante elevada volvió a trabajar de tiempo completo...pero esa es una historia conocida, que vino después y en consecuencia de la historia anterior que desconocida se volvió en jamás contada y que en el futuro próximo jamás se contará, quizá...todo siga un ciclo.

Te mostraré una dulce pesadilla...la próxima noche.

Notas finales:

ok estoy en depre.

es que siento que no les esta gustando la historia, quiza se aleja algo de el sasunaru habitual lo admito y avanza lentamente pero eso es lo que tiene el terror, quienes la leen hagan acto de presencia para saberlo porque en mi mente ha corrido la idea de pausarla para corregir mis otras historias.

si les gusta denle cariño a la pobre, dejen review <3


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