Después de 20 años, estaba pisando las tierras que anhelaba con todo el corazón. Su celular empezó a sonar. Con solo ver el nombre de su mejor amigo una sonrisa adorno su boca.
Key: ¿Dime que ya estás aquí?
-El joven patissier, logra parar un taxi subiendo en él.- Estoy en camino, relájate un poco, señor Chef.
Key: Tú no entiendes el problema que estoy pasando aquí por no tener postres decentes, Onew.
-El hombre observa su reloj tratando de ver cuánto le tomaría llegar al hotel donde trabajaba su mejor amigo.- Si no hay tráfico, me tendrás ahí en 20 minutos.
Key: Si le pagas al taxista el doble, y le pides por favor que vuele, estarás aquí en 10. ¡Así que hazlo!- Esas fueron las duras palabras del omega antes de colgarle a su mejor amigo.
JinKi: Señor, puede ir más rápido. No me importaría pagar el doble si lo hace.- La velocidad aumento, haciendo que Jinki cayera hacia atrás.- No hay nada mejor que estar de regreso.- Sin embargo, su sonrisa se borró cuando vino cierta cara a su mente.- ¿Seguirás aquí, Taemin?- Aquel pequeño omega seguía presente en su corazón, justo como aquel día que lo dejo.
-Cuando Jin Ki llego al hotel, Key ya estaba en la entrada esperándolo. Tomó su mano y lo llevo casi arrastras hasta la cocina.- ya están todas tus cosas instaladas y acomodadas. Nadie te molestara a menos que pidas ayuda. Los ingredientes son frescos y la harina de buena calidad. Pedí las marcas que me mandaste por correo, y lo más importante…- Key paro justo cuando llegaron a la cocina, regalándole una sonrisa al castaño.- Bienvenido.
JinKi: Key, hablas mucho.- Ambos hombres entraron poniéndose manos a la obra, ya que dentro de poco la cena más importante del hotel iba a empezar.
(…)
Taemin estuvo sudando en todo su viaje. A duras penas su abuela y tío lo habían obligado a subirse al avión. Cuando logro salir y pisar nuevamente Corea, su estómago se revolvió. Tenía la intención de dejar abandonada su maleta y salir corriendo a los sanitarios.
Jimin: ¡Taemin! –La voz de Jimin lo hizo parar. Aun lado de él estaba Yoongi, Jongin y Kyungsoo con Taehyung y Jonghyung, sus hijos.
-La gran pansa de Jimin apachurro a Taemin, haciéndolo sentir tranquilo.- Yo también te extrañe.- Sus manos viajaron a su bebé.- Es lindo verte de esta manera.
Jimin: Y tú te ves…- Jimin se ruborizo al ver a su amigo. La edad cada vez lo favorecía más. Sus rasgos, su porte, ojos. Todo en Taemin transmitía sensualidad y misterio.- Debiste nacer Alfa, de esa manera me pude haber unido a ti.
-Una sonrisa ladina salió de los labios de Taemin. Aprovecho que tenía hipnotizado a Jimin para delinear sus abultadas mejillas.- Mi lindo y tierno Jimin, lamento decirte que solo viviré en tus fantasías como un alfa.
Jongin: Si ustedes dos ya dejaron de jugar, me gustaría hacer acto de presencia.
-La risa de Taemin no decayó cuando vio al chico apuesto y varonil.- Y aquí tenemos a un verdadero alfa sensual.- Jongin se empezó a reír mientras abrazaba a Taemin.
Jongin: A mí también me da gusto de verte.
Kyungsoo: Si sus insinuaciones acabaron, me gustaría salir de aquí. Siento que voy a entrar en un estado de shock si suelto a Taehyung y Jonghyung del cuello de sus camisas.
Taemin corrió abrazar al omega para después hacerle una reverencia a Yoongi que permanecía alejado de todos, sin quitarle la vista de encima a su omega embarazado.
Jimin: ¿Y bien, que harás hoy? –Le pregunto al castaño mientras subía sus cosas a la cajuela del carro.-
Taemin: Por el momento no tengo nada planeado hasta la noche, que será mi presentación.
Jimin: ¿Quieres que salgamos a dar un paseo?
Taemin: Eso sería lindo Jimin, pero necesito ensayar las canciones que tocare ahora. Es por eso que quería pedirte un favor, Yoongi.- El Alfa miro levemente a Taemin, en lo que volvía a conducir.
Yoongi: Puedes usar el piano de nuestra casa. No tengo problema con ello.
-Taemin le regalo una leve sonrisa al hombre.- No sabes cómo te lo agradezco.
-Jimin seguía mirando hacia atrás, en donde una camioneta los venía siguiendo.- Tal parece que Jongin planea visitarnos también, Yoongi.
Yoongi: Solo dile que mantenga en su lugar a sus hijos. La última vez rompieron mis bocinas.
Jimin: No puedes quejarte, te dieron unas mejores como repuesto.
-Yoongi se quedó callado por unos segundo hasta que chasqueo su lengua.- Entonces no le digas nada.
-Taemin no paraba de reír con las cosas que le contaba Jimin y en las que algunas, Yoongi rezongaba. Era maravilloso ver como su mejor amigo había encontrado la felicidad en su pequeña familia. Sin embargo, no solo sus recuerdos de infancia iban hacia ellos, sino también hacia otro chico.- Me pregunto si alguna vez nos volveremos a ver.
(…)
Key se encontraba viendo por la pequeña ventanilla a Jinki. El omega, desde que conoció al castaño se sintió cohibido y aterrado por la tristeza que emanaban sus ojos jóvenes. Prácticamente en aquel entonces era un chico de 21 años buscando una razón para vivir.
JinKi: Si sigue mirándome de esa forma, seré absorbido por tus ojos.
Key: No estaría mal probarlo.- JinKi se empezó a reír, terminando el último postre: un exquisito creme brulee de chocolate relleno de malvaviscos y frambuesas.- Quisiera conocer algún postre tuyo que no lleve el sabor de los malvaviscos.
JinKi: Ese es mi toque personal, Key. Recuerda que por ellos me volví famoso.- Los ojos de Key se voltearon ante las adulaciones de Onew así mismo.
Key: ¿Cómo esta Luna?
-La sonrisa del hombre desapareció, mostrando una expresión sería.- Mejor, Desde que se volvió a casar ha vuelto a ser la misma. De hecho, antes de irme me dijo que está embarazada.
Key: ¡Oye eso es genial!
Jin Ki: Lo sé. Cuando nos separamos, pensamos que nuestras vidas iban a ser una mierda, pero creo que fue la mejor decisión que tomamos.
Key: ¿y qué hay de…- Onew negó queriendo evitar el siguiente tema.- Comprendo.
JinKi: Ahora, mi querido amigo, tienes que ayudarme con esto.
La cena se estaba celebrando en el salón central del hotel. Era una fiesta extremadamente formal, en donde lo mejor de lo mejor estaba reunido. JinKi se tuvo que hacer de la vista gorda cuando vio a su padre entre la multitud cuando fue a dejar los postres a su respectiva área.
Yong Hwan: Sé que no tenemos la mejor relación del mundo, pero por lo menos dime cuando regreses a Corea. –El hombre, se había acercado a él mientras las miradas se posaban en ellos.-
-Jin Ki, dejo lo que estaba haciendo, encarando al hombre canoso que ahora tenía en frente de él.- De hecho, no planeaba decirte nada, padre. Desde que madre murió en aquella noche en la que ambos la abandonamos, tú y yo, dejamos de ser familia.
Y era verdad, por mucho que le doliera a Jin Ki, cuando su padre lo alejo de Taemin en aquel accidente en donde quedo mal herida Seo Hyun, su madre empeoro, y en donde días después murió.
Jin Ki: Cuando madre murió me mandaste a Nueva York junto con Luna. ¿Sabes el infierno que fue nuestras vidas?
Yong Hwan: Me entere que se volvió a casar.- El hombre no parecía importarle las quejas de su único hijo.-
JinKi: No tiene caso que hable contigo si no me vas a escuchar.- Jin Ki, se iba alejando de su padre sin importarle más lo que diría.-
Yong Hwan: No te pediré perdón, Jin Ki.- El joven se detuvo, tragando el coraje que se le estaba formando.- Pero tengo algo mejor para ti, hijo.
Jin Ki respiro profundo tratando de ahogar su enojo. Estaba a punto de irse, hasta que la melodía del piano lo detuvo.
La extrañeza en su rostro hizo reír a Yong Hwan. Y es que el hombre había escuchado de un excelente pianista que se escondía en uno de los mejores institutos de Japón.
Todos sus inversionistas hablaban de él, y de cómo la directora del lugar, que era su abuela, estaba buscando un pretendiente para él ya que era omega. Fue entonces que Yong Hwan pregunto su nombre.
Yong Hwan: No estoy muy contento con esto, pero es mi forma de formar una tregua contigo.- Los ojos de Jin Ki se agrandaron cuando dieron con el pianista. Con el hermoso castaño de tez pálida, labios tupidos y perfil griego. Con aquel bello rostro de ángel que no tenía ya nada de niño.
Jin Ki: Es…
Yong Hwan: Lee Taemin.- Su padre se acercó a Jin Ki, tomando su brazo antes de que se acercara al joven.- Antes de que vayas con él, tenemos que hablar.