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La magia más poderosa. por phasmatos

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Regresando al inicio

El hijo del medio de Harry Potter y Ginny Weasley había tenido un día agotador que había terminado con una noche decepcionante y sorpresiva a la vez. Su mejor amigo Scorpius se había dado a la fuga luego de besarlo frente al Lago Negro, y para su sorpresa de la profunda oscuridad de la noche apareció Gabriel MgLaggen para calmar su mezcla de sentimientos. Luego del sorpresivo abrazo que le dio este último se dejó caer de nuevo en el suelo y escondió su cabeza entre sus piernas.

Gabriel saco la varita de su bolsillo y comenzó a murmurar algo alrededor del lugar, el aire se tornó calidad y la temperatura ambiente se volvió agradable.

-          Gracias por quedarte Gabriel, lamento que hayas presenciado esta escena –comento el morocho levantando su cabeza frente a su compañero.

-          No hay de que Al, como te dije antes, todo va a estar bien. Siempre se puede encontrar la solución a los problemas, pero creo que le problema de Malfoy va internamente, no sabe valorar del todo las cosas –el chico sentado lo miraba atento frente a su reflexión –puedes contar conmigo para lo que necesites. Debes estar muy aturdido y no quiero confundirte más con mis pensamientos.

-          De hecho no lo haces, me parece que tiene mucho sentido lo que dices, no puedo esperar nada de él fuera de una amistad –se contenía para no llorar –creí que lo que tenía era algo más, algo distinto, ahora me doy cuenta que solo lo estoy alejando.

-          Te equivocas, él se aleja porque no sabe reaccionar –inhalo profundamente y continuo –te estado observando desde primer año, pero me daba mucha vergüenza acercarme a ti. Note en este último tiempo que el miedo te hace actuar, no te deja inmóvil ni te paraliza, creo que te estas descubriendo y tienes una sana ambición –se sonrojo –la verdad es que me gustas Albus, siempre alardee de mis habilidades para ver si te sorprendía, pero solo quede como un torpe engreído.

-          Puede que tengas razón –contesto alagado por la repentina confesión del chico –te puedo asegurar que siempre me pareciste un chico bueno y amable. Nunca te juzgue por lo que demostrabas con los demás, sino como lo hacías para conmigo. Mañana nos veremos en el séptimo piso, no faltes –se levantó y prendió una luz con su varita y se alejó.

 

Albus no pudo pegar un ojo en toda la noche, la cabeza le daba vueltas, pero se sentía agotado y cansado con el tema de Scorpius. McLaggen le había hecho abrir sus ojos frente a los conflictos internos de su amigo. En su cabeza flotaban los comentarios y la confesión del chico, las actitudes inconclusas de Scorpius y el último comentario de su padre. Luego de pensarlo mucho llego a la conclusión de lo que importaba en este momento es vivir su adolescencia de la mejor manera posible, esa mañana se encontraría con Gabriel en el séptimo piso y lo iba a sorprender con lecciones que le había pedido hace mucho y trataba de evitar, se lo debía por su buena actitud de la noche anterior. Planeaba no sentirse incomodo después que el muchacho se le había confesado, aunque no le desagradaba mucho la idea de salir con el sex symbol del colegio.

Se levantó de la cama, se cepillo los dientes luego de bañarse y salió de la sala común. Se había percatado de que el rubio no estaba en su cama, por lo tanto o no había dormido en el lugar o se había levantado muy temprano.

Se dirigió a las cocinas a pedir unos sándwiches a los elfos domésticos y se fue hacia el séptimo piso del castillo, allí se encontró con un Gabriel McLaggen sentado en una ventana mirando la inmensidad.

-          Buenos días –comento Albus sonrojado.

-          Buenos días Al ¿Por qué querrías que nos encontremos aquí? –el chico se ponía nervioso –sabes, disculpa por lo de anoche, no quise…

-          Shhhh –el morocho le corto la explicación de repente –no hay porque disculpar lo de anoche, todo estará bien, yo lo estaré asique no tienes de que preocuparte. Te hice venir aquí hoy porque te debía ayuda con las materias, además me preguntaba si querrías que pasemos más tiempo juntos –los ojos de Gabriel se abrieron como dos snitch.

-          Wuau Al, si por supuesto, estaría encantado –su sonrisa estaba distinta a la que siempre hacia cuando alardeaba con todo el mundo y Albus lo podía notar.

-          Está bien, deberíamos entrar en la sala de menesteres, es mi lugar de práctica –el chico asintió con una sonrisa en respuesta.

Se pararon juntos frente a la pared donde siempre aparecía la puerta de entrada, pero nada sucedió. Gabriel no quitaba los ojos de encima de Albus, y eso lo desconcentraba. Se escucharon unos gritos y pasos de personas que se dirigían hacia allí. La cara de Albus se transformó en miedo y asombro, era su prima Rose que venía como una furia con Scorpius tratando de detenerla.

-          A ti te quería encontrar –apuntaba con modo amenazador mientras venia hacia los dos muchachos por el pasillo –no te cansas con querer superarme y dejarme en ridículo, romper las reglas sin ningún castigo y ahora besas a mi novio. Esto se acaba ahora Albus Potter, solo eres un niño enfermo y en busca de atención, siempre pensé que eras mi amigo y me terminas traicionando –saco su varita –esto acaba ahora.

Albus no podía reaccionar, su prima se había enterado de lo que había ocurrido con Scorpius. Sin embargo él no le había besado, sino Scor a él, no sabía que le podría haber dicho a su prima pero no estaba feliz. La chica revoleo una maldición de piernas de gelatina y los chicos lograron esquivarla. Scorpius la tenía por los hombros diciendo que se detuviese, pero la chica lo aparto con un hechizo de repulsión. Albus quiso sacar su varita pero ella fue más rápida,  bramó “Incarcerous” y unas cadenas volaron y aprisionaron al chico empujándolo contra el suelo. Gabriel saco su varita y le apunto directamente a la chica.

-          Ni lo intentes de nuevo Granger, te lo advierto –la cara de enojo de Gabriel era seria, su sangre hervía de impotencia, mientras el rubio se levantaba luego de haber sufrido el hechizo de rechazo de su novia.

-          Metete en tus asuntos McLaggen, seguro te lavo la cabeza como a todos –la chica no bajaba su varita y la apuntaba hacia el chico encadenado e indefenso.

-          No me hace falta que me laven el cerebro, ya se quien esta errado aquí y eres tú. Estas tan loca de la envidia que tienes hacia Albus que no ves que el solo intenta ser feliz consigo mismo, no sé qué historias te habrá dicho tu noviecito –diciendo esto último con todo burlesco –pero te recomiendo que lo soluciones con él, porque no te ha sido del todo sincero.

De pronto una Lily Potter y sus amigas se acercaban por el pasillo y vieron la pequeña batalla que se estaba librando en el lugar. Se acercó corriendo a su hermano y miraba a su prima con desdén. Sus amigas quedaron alejadas del lugar y unas salieron corriendo.

-          Al ¿estás bien? –la chica estaba desesperada -¿Qué rayos hiciste Rose?

-          Solo le di un poco de escarmiento –la chica estaba claramente saca de sus casillas y Albus estaba un poco aturdido por el golpe que se dio al caer al piso.

-          ¿Quién te crees que eres? –grito McLaggen –las cosas se solucionan hablando no disparando maldiciones.

Entonces desde la punta del corredor llegaba la profesora McGonagall con las amigas de Lily que habían huido.

-          Ustedes –los apuntaba, Rose volvió en si al ver a la profesora –por Merlin ¿Qué rayos significa esto? –el rubio fortachón se volvió a la profesora y estuvo por hablar pero fue interrumpido - ¿Acaso han atacado a la señorita Granger-Weasley?

-          No, no es así –esta vez pudo responder el chico –ella vino atacar a Albus, estaba fuera si profesora...emm directora –se corrigió – estaba gritando injurias hacia él, no nos pudimos defender.

-          Esto es serio, estoy muy decepcionada de todos ustedes –miraba directamente a Rose, ella estaba muda, no reaccionaba del shock al ser descubierta –escribiré a sus padres de inmediato y veremos cuál será su castigo –apunto con su varita y las cadenas que rodeaban a Albus se cortaron –Señorita Potter por favor lleve a su hermano junto con el señor McLaggen a la enfermería. En cuanto a usted señorita Granger-Weasley diríjase a mi oficina con el señor Malfoy en una hora, sus padres seguramente estarán aquí para ese momento.

La temperatura ambiente había cambiado, el frio invierno se acercaba. La enfermería estaba en una temperatura más agradable que en los corredores. Lily Potter no paraba de caminar en círculos en el lugar y Gabriel McLaggen estaba sentado en un costado de la puerta de la enfermería. Había pasado ya media hora que habían ingresado a Albus y aun no los dejaban pasar a verlo. Madam Pomfrey solo les había dicho que había recibido una contusión en el cráneo pero se solucionaría rápido.

-          Tengo ganas de destruir a Rose ¿Sabes? –comento la pequeña al chico sentado –después de lo que Albus ha pasado, como ha logrado estabilizar su vida ella viene y lo ataca. Ese Malfoy además es un cobarde, no asumió parte de la culpa por haberse besado con mi hermano.

-          Creo que Malfoy no sabe bien que es lo que quiere, no niego que le guste Rose pero creo que también está enamorado de tu hermano, pero al no decidirse y vivir de las apariencias lastima a Albus –el chico hablaba bajo y la pequeña tuvo que acercarse para escucharlo mejor –ella ya no lo ve como un familiar o un amigo, sino una competencia, entiendo que sea hija de los héroes del mundo mágico sin embargo no es razón para atacar así a alguien que te llegue a superar.

-          Solo espero que Al no se vea afectado por esto y que tome distancia de esos dos –la chica se veía preocupada.

Estuvieron conversando un rato y reflexionando, Gabriel le conto como había visto la escena a las orillas del lago negro, como se le había declarado a su hermano y la impotencia que sentía al ver a Albus sufrir tratando de ser feliz. Lily escucho todo con mucha atención y se alegró de saber que su hermano contaba con un chico leal a su lado, que si bien había estado en las sombras respetaba y apoyaba a Albus. Le conto lo que había sucedido cuando se encontraron en el séptimo piso, lo que Rose había dicho y como los ataco por sorpresa. Después de un rato hablando la enfermera salió junto con Albus y ordeno que se dirigieran a la oficina de McGonagall. Albus se veía pálido pero se encontraba bien, estaba apenado por lo ocurrido y agradeció a los dos su apoyo.

Para ser un día domingo había muchos alumnos en los pasillos, miraban a Albus con algo de intriga y desprecio. Murmuraban y se preguntaban por qué Gabriel McLaggen, uno de los chicos más populares de Hogwarts, estaría a su lado. Ellos dos ignoraban las miradas y comentarios, pero por su parte la Lily los miraba con cara de asco o les decía algunas obscenidades por meterse en asuntos ajenos, esto sorprendió a su hermano ya que casi siempre era una niña dulce. Una vez llegaron al lugar se encontraban Scorpius y Rose sentados en sillas, por su parte el señor y la señora Malfoy estaban detrás de su hijo sosteniéndolo del hombro como si se fuese a caer para atrás. Hermione Granger estaba detrás de su hija sosteniéndole la mano,  llevaba su túnica impecable de ministro de magia sosteniéndole la mano. Harry Potter y Cormac McLaggen estaban un poco apartados. La directora estaba que trinaba, Albus pudo divisar al Profesor Dumbledore que lo saludaba con un gesto de su cabeza. Harry fue a saludar a sus dos hijos menores con un abrazo y se quedó parado abrazándolos uno de cada lado; de la misma manera hizo Cormac con su hijo.

-          Como veo que ya han llegado todos comenzare a contarles lo ocurrido. Deduci por testigos y relatos de distintos alumnos, tanto aquí implicados como los que no que la señorita Granger-Weasley ataco directamente al señor Potter por lo que ella cree su derecho de dar escarmiento a este. Potter tuvo que ser trasladado hacia la enfermería luego de ser defendido por su hermana y el señor McLaggen –la profesora se dirigió directamente a Hermione –su hija señora Granger realizo como pude comprobar con su varita dos maldiciones que iban dirigidas a su primo –no volaba una mosca, la madre de la chica estaba anonadada –como saben no se permiten duelos sin el consentimiento y mucho menos en el pasillo. Esto tendrá grandes consecuencias para usted señorita.

En cuanto a usted señor Malfoy, no es mi deber meterme en asuntos amorosos del alumnado, pero debería haber calmado e incitado a hablar las cosas como es debido. Todo esto se debió a su mala comunicación.

-          Disculpe Minerva –interrumpió Draco –pero no entiendo cómo pudo ser culpa de mi hijo que su noviecita haya atacado a Potter.

-          Lo que pasa señor Malfoy, según tengo entendido, se dio un beso con el señor Potter.

La habitación quedo en un silencio sepulcral, todos estaban atónitos menos Lily, Gabriel y sorprendentemente Harry. La cara de Scorpius podía verse horrorizada, nunca hubiera creído que la profesora se haya enterado de lo ocurrido y menos que lo dijera frente a todos los padres presentes. Draco tenía la cara fuera de sí, tal como había estado Rose hace unas horas.

-          Por lo tanto esto debió desencadenar la furia de la señorita –la profesora rompió el hielo –nada justifica la violencia, asique he llegado a las siguientes sanciones. No habrá expulsión, pero la Señorita Granger-Weasley tendrá un mes de detención al regreso de las vacaciones de navidad y se le restaran cincuenta puntos a Slytherin. Señor Malfoy usted asistirá a la nueva consejera escolar durante todo el próximo semestre, para poder ver sus problemas de comunicación. Quiero aclarar que en este colegio no hay estigmatizaciones para los que deseen amar a los de su mismo sexo. Señor Potter usted queda sin castigo, pero no quiero verlo cerca de estos dos alumnos por lo menos hasta que se disculpen y arreglen sus diferencias apropiadamente. En cuanto a McLaggen, fue muy valiente en asistir a su amigo y tratar de esto no pasara a mayores, le daré veinte puntos a la casa Slytherin por su valía y buen juicio. Señorita Potter, agradezco que haya asistido a su hermano y lo apoye en lo necesario, solo no insulte a nadie cuando esta de mal humor.

La profesora hizo hablar a Gabriel y comento lo que dijo Rose antes de atacarlos. Hermione estaba atónita, frunció el ceño y miro a su hija de forma desilusionada. Draco y Astoria solo miraban hacia abajo y Scorpius lloraba en silencio. Por lo bajo, Cormac felicitaba a su hijo por su valor y le decía que era como el en su época. Una vez acabada la conversación y escuchado los testimonios la profesora se levantó de su silla.

 

-          Dejare que hablen con sus hijos aquí dentro, por favor no quiero pleitos entre padres. Volveré en quince minutos para despedirlos.

Una vez salió la profesora, Harry se acercó a sus dos hijos y les dio un fuerte abrazo. Con una sonrisa de amor sincero e incondicional miro a Albus directamente.

-          No me sorprendí con lo del beso Al, siempre lo supe de algún modo, como te dije antes trata de ser feliz. Hiciste muy bien en no atacar a nadie y tratar de resolver las cosas de manera civilizada. Tu familia te ama independientemente de tus gustos en el amor.

-          Es verdad lo que dice papá Al, ya te lo dije, solo se tú mismo –comento Lily.

-          Gracias, los quiero mucho –el chico lloraba de emoción -cuando vaya para navidad hablare con la familia.

Por otra parte, Hermione pedía explicaciones a su hija de su atroz comportamiento. La chica lloraba y pedía perdón a su madre por desilusionarla. Draco retaba a su hijo por haber besado a otro hombre hasta que su esposa lo calmo y dijo que esto era mejor hablarlo en unas semanas en las vacaciones de navidad. Por otra parte Cormac seguía adulando a su hijo y este se sonrojaba de vergüenza cuando notaba que Albus lo miraba de reojo.

Cormac y los Malfoy se fueron por la chimenea, así también lo hicieron sus hijos. Hermione se despidió de su hija y le espeto que esto lo iba a hablar con su padre, sin embargo se quedó esperando a Harry.

-          Lo siento mucho Al –dijo la mujer disculpándose por el comportamiento de su hija –tendremos que ver como solucionamos esto, pero te aseguro que este mal de amores es pasajero y que pronto su relación contigo mejorara. Ademas nosotros no somos prejuiciosos, solo creo que se vio amenazada por tu crecimiento personal.

-          Está bien tía, pero por ahora mantendré distancia –le dio un beso a ella y a su padre y salió con su hermana.

-          No te veo sorprendido Harry, supongo que ya sabias lo que había entre Al y Scorpius –dijo la mujer a su amigo.

-          Lo sospechaba, pero no sabía que Scorpius salía con Rose, supongo que nadie se salva del aguijón del amor en la adolescencia –dijo con tono gracioso –creo que es mejor que lo resuelvan y no entrometernos salvo que sea necesario. Por su parte creo que debes tener una charla con Rose, no puede ser que una niña de quince años se vuelva tan violenta porque alguien la supere académicamente; y tampoco creo que es motivo un simple beso motivo para atacar en un pasillo a su primo desarmado.

-          Si, tienes razón Harry, hablare con ella. De otra manera tendré que hacer que hable un poco con el consejero escolar –se la veía afectada, ella había sido casi igual de competitiva, pero nunca habría atacado de esa manera.

La directora entro por la puerta y se despidió de los dos. Les deseo un buen viaje y se desaparecieron en fuego esmeralda por la chimenea de la oficina. McGonagall se dirigió al retrato del profesor Dumbledore.

-          Veo mucho de ti en el Albus –murmuro con tristeza.

-          Interesante para no compartir sangre con él ¿no es así? –dijo amablemente desde el retrato –solo espero que el joven Albus Potter encuentre un amor correspondido y no envuelto en confusión y discordia. Sino optara por la soledad y no será feliz. Pronto llegara el momento en el que él se dará cuenta que no solo es el hijo del elegido, sino que hay algo más.

-          ¿Qué quieres decir? –pregunto con mucha curiosidad la mujer acomodándose sus anteojos.

-          Cuando llegue el momento, se lo tendré que comunicar, solo espero que pase un tiempo antes de tener que hacerlo.


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