Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ópalo por Momino

[Reviews - 109]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Quise despegar la mente para dejar de pensar en que mañana Lunes entro a clases, de nuevo.

Muchas gracias a los que me dejaron sus comentarios, va dedicado a ustedes.

Lean

Capítulo 10

En el almuerzo, el estado de ánimo de Sasuke era en parte entre melancólico y malvado. Él tenía a la mitad del cuerpo estudiantil asustado de muerte de cruzar su camino, o respirar el mismo aire que él. Yo no podía entender porque tenía su ropa interior en un montón.

No podía ser nuestro argumento el que estaba trayendo este mal. Cuando se levantó para tomar su tercera ración de leche, Karin se echó hacia atrás y dejó escapar un silbido. —¿Cuál es su problema?

—No lo sé, dattebayou —dije, empujando un trozo de carne en mi plato—. Debe ser su periodo del mes, de veras.

Suigetsu soltó una carcajada. —Seh, no vayan allí.

Karin sonrió a su novio. —Si sabes lo que es prudente para ti, no lo harás.

—¿Qué es prudente? —Sasuke preguntó mientras se sentaba.

—Nada —dijimos los tres al mismo tiempo.

Él frunció el ceño.

El resto de la tarde pasó demasiado rápido y de vez en cuando el fondo de mi estómago caía.

Un día más –sábado- y nosotros íbamos a intentar lo imposible.

Irrumpir en el Jinchuriki, rescatar a Deidara y a Nagato. ¿Qué íbamos a hacer si lo conseguíamos? No, cuando lo hiciéramos, me corregí rápidamente.

En el camino, mi celular vibró.

Un chequeo rápido dejó un sabor amargo en mi boca. Deseaba que Pain perdiera mi número telefónico.

Necesitamos hablar”

Apretando mis dientes, mandé un mensaje de vuelta: “Xq”

La respuesta fue inmediata: “Sbre el domingo.”

—¿Quién puso esa mirada de miedo en tu cara, usuratonkachi? —Sasuke preguntó, inesperadamente.

Chillando, di un salto. —Kami, ¿De dónde vienes, bastardo?

Él sonrió, lo cual hubiera sido una cosa buena considerando su estado de ánimo todo el día, pero solo me puso más cauteloso. —Estoy tranquilo como un gato.

Suspire, mostrándole mi teléfono.

—Pain. Quiere hablar acerca del domingo, dattebayou.

Sasuke gruñó. —¿Por qué te está enviando mensajes de texto?

—Probablemente porque él sabe que tú quieres hacerle daños corporales, teme.

—¿Y tú no?

Negué con la cabeza. —Él está obviamente menos asustado de mí, ttebayou.

—¿Tal vez necesitamos cambiar eso?

Dejó caer su brazo sobre mis hombros, metiéndome a su lado mientras íbamos hacia el amargo viento de febrero. —Dile que hablaremos mañana, dobe.

Mi cuerpo caliente contra el suyo.

—¿Dónde?

—Mi casa —respondió con una sonrisa malvada—. Si tiene las pelotas, estará ahí.

Hice una mueca de asco pero le envié el mensaje de vuelta a Pain.

—¿Por qué no esta noche, dattebayou?

El pelinegro frunció sus labios. —Necesitamos un poco de tiempo a solas.

¿Tiempo a solas como el tiempo a solas de ayer? Porque podría a fin de obtener eso, sin embargo realmente necesitábamos hablar.

Antes de que pudiera abordar ese tema, Pain respondió y mañana era un hecho.

—¿Condujiste por ti mismo hoy? —pregunté.

El negó con la cabeza, sus ojos fijos en un grupo de árboles. —Vine con Sai. Esperaba que pudiéramos hacer algo normal. Como un paseo de tarde.

Parte de mi hizo un baile feliz. La otra parte más responsable se puso las gafas de maestro y estrelló la regla. El adulto y molesto Naruto ganó. — Eso suena genial, de veras, pero ¿no crees que tenemos que hablar sobre anoche?

—¿Acerca de mi generosa naturaleza?

Mis mejillas ardieron. —Um, no... Después de eso, teme.

Hubo un atisbo de sonrisa.

—Sí, creo que lo sabía, dobe. Hagamos un trato. Vamos por unas películas, y luego hablaremos. ¿Está bien?

Fue una buena oferta, así que estuve de acuerdo.

Y honestamente, me encantaba hacer cosas normales con Sasuke como salir. Era una rareza. Él me dejó escoger la película, y elegí una comedia romántica. Sorprendentemente, él no se quejó. Podría haber tenido algo que ver con el enorme cubo de palomitas de maíz que sobrepasaba nuestras caras entre besos mantecosos.

Todo era divinamente normal.

 

Divinamente normal finalizó el momento en que llegamos a su casa y él salió de su coche, entrecerrando los ojos. Todas las luces estaban encendidas. Aparentemente, Sai no estaba con la conservación de energía.

—Naruto, creo que deberías ir a casa.

—¿Huh? —Cerré la puerta del coche, con el ceño fruncido—. ¿Pensé que íbamos a hablar? Y comer helado, tu prometiste helado, ¡de veras!

Él se rio entre dientes. —Lo sé, pero tengo compañía.

Me planté delante de los escalones del porche. —¿Qué tipo de compañía?

—El tipo Luxen —dijo, poniendo sus manos sobre mis hombros. Sus extrañamente brillantes ojos negros se encontraron con los míos—. Ancianos.

Debe ser bueno tener un sistema interno de detección loco como ese.

—¿Y no puedo entrar, ttebayou?

—No creo que sea una buena idea, dobe.

Él echó una mirada cuando escuché la puerta abrirse.

—Y yo no creo que esa sea una opción.

Miré sobre mi hombro. Con un traje de tres piezas y todo, con pelo negro medianoche  dividido a la mitad que caían a los costados de su rostro. No sé qué esperaba de un Luxen anciano. Tal vez un hombre con una bata blanca y cabeza calva que vivía en una colonia al pie de las montañas de Konohagakure.

Esto era totalmente inesperado.

Incluso más que el hecho de que Sasuke no bajara sus manos y pusiera un apropiado espacio extraterrestre-humano entre nosotros.

—Inabi —dijo el azabache—. No te esperaba.

Los sorprendentes ojos negros del hombre se deslizaron sobre mí. — Puedo ver. ¿Es este el chico sobre lo que tus hermanos amablemente me informaron?

Tensión apretando la estructura de Sasuke.

—Dependiendo de lo que amablemente le informaran.

Aire estancado en mis pulmones. No sabía qué hacer conmigo mismo, así que me quedé allí, tratando de parecer tan inconsciente como fuese posible. El hecho de que sabía que el hombre en el traje no era humano era un gran problema. Otros Luxen no podían saber que sabía el secreto o que era un hibrido.

Inabi sonrió. —Lo que estuviste viendo. Me ha sorprendido. Estamos prácticamente en familia.

De alguna manera pensé que tenía más que ver con el hecho de que querían que hiciera pequeños extraterrestres bebés Sasuke con Ino que notificar a todos que él ya no estaba en el mercado.

—Me conoces, Inabi; No me gusta besar y contarle al mundo. —Su pulgar trazó un perezoso, suave círculo a lo largo de la parte baja de mi espalda.

—Naruto, este es Inabi. Es como un...

—Padrino. —dije, y luego me ruboricé, porque fue la cosa más estúpida que podría haber dicho.

Pero la expresión del pelilargo mayor dijo que le gustaba como sonaba eso. —Sí, como un padrino. —Sus raros ojos se establecieron en mí, y me obligué a poner mi barbilla en un nivel superior.

—No eres de por aquí, ¿verdad Naruto?

—No, señor, soy de Tokio, dattebayou.

—Oh —Levantó sus oscuras y delgadas cejas—. ¿Es Konohagakure de tu agrado?

Eché un vistazo a Sasuke. —Sí, es agradable, de veras.

—Eso es encantador —Inabi bajó un paso—. Es un placer conocerte—Él extendió una mano.

Por costumbre, la alcance, pero Sasuke intercedió, envolviendo sus dedos alrededor mío. Llevó mi mano a sus labios y me besó la palma.

Inabi tomó nota de la acción con un destello de curiosidad y algo más que no podía identificar.

—Naruto, vendré de nuevo en poco tiempo —Soltó mi mano, colocando su cuerpo entre nosotros—. Tengo algo en lo que ponerme al día, ¿está bien?

Asentí con la cabeza y forcé una amplia sonrisa para el anciano. —Fue un gusto conocerte, ttebayou.

—Igualmente —dijo el hombre—. Estoy seguro que nos volveremos a ver.

Por alguna razón, las palabras me golpearon como una mordedura helada. Le hice a Sasuke un pequeño gesto, luego regresé a mi auto y agarré mi mochila. Ellos ya habían entrado, yo daría mi pulgar izquierdo por saber de qué estaban hablando.

Desde que conocía a Sai y Sasuke, nunca había visto a otro Luxen de la colonia ir a su casa.

Tuve una especie de susto por la aparición de Inabi, dejé caer mi mochila en el interior de la sala y tomé un vaso de jugo de naranja. Mamá estaba durmiendo, así que entré de puntillas por el pasillo y cerré la puerta de mi dormitorio. Me senté en la cama, dejé el vaso sobre la mesa.

Concentrándome en mi computadora portátil, levanté mi mano.

Esta salió de la mesa y fue directamente a mi mano. Trato de no usar las habilidades alienígenas demasiado a menudo, tal vez una o dos veces por día para mantener el... uh, lo que sea bien engrasado. Siempre está este torrente extraño cuando lo uso, como si estuviera en la cresta de una montaña rusa, listo para volar a ochenta kilómetros por hora, el momento en que los saltos de estómago y la piel hormiguea con conciencia. Era una sensación diferente, no mala, bastante divertida, y tal vez incluso un poco adictiva.

Y cuando toqué ligeramente lo que fuera la noche en que Gaara murió, nunca me sentí más poderoso en mi vida. Así que, sí, podía ver como ese poder podía ir directamente a la cabeza. Si la mutación había funcionado con Jiraiya, Kami sabe que locas cosas estaba haciendo.

No podía permitirme el lujo de pensar en él, así que encendí mi laptop y controlé el internet media hora, leyendo críticas hasta que apagué el ordenador y lo envié de vuelta a mi escritorio.

Agarrando un libro, me acurruqué, con la esperanza de terminar algunos capítulos antes de que Sasuke se balanceara, pero termine quedándome dormido tras tres páginas.

Cuando desperté, estaba oscuro en mi habitación, en una mayor investigación, descubrí que eran las nueve pasadas y que mamá ya se había ido a trabajar. Sorprendido de que Sasuke no hubiera parado aquí, me puse mis botines y me dirigí al lado.

Itachi contestó, con una lata de refresco y un Pop-Tart en la otra.

—Linda fiebre de azúcar estás teniendo ahí, dattebayou —dije, sonriendo.

Bajó la mirada. —Sí, supongo que no dormiré pronto.

Me acordé de lo que había dicho sobre no dormir en absoluto, y yo esperaba que eso hubiera cambiado. Antes que pudiera preguntar, dijo—: Sasuke no está aquí.

—Oh —Traté de ocultar mi decepción—. ¿Sigue con este tipo Anciano, ttebayou?

—Kami, no, Inabi solo estuvo aquí por una hora. No estaba feliz. Pero Sasuke salió con Sasori.

—¿Sasori? —Inesperado.

El asintió con la cabeza. —Sí. Sasori, Sai e Ino querían tomar algo para comer. No quise ir.

—¿Ino? —Susurré. Bueno, realmente inesperado. Y lo que era totalmente esperado era la ola de celos irracionales que se extendió a través de mí, determinado a llevarme a la tierra de chico loco.

—Sí —dijo, y luego hizo una mueca—. ¿Quieres entrar?

No me di cuenta que lo había seguido dentro hasta que estaba sentado en el sofá, mis rodillas apretadas juntas. ¿Sasuke realmente fue a cenar con Ino y los demás? —¿Cuándo se fueron?

Itachi le dio un mordisco a su Pop-Tart. —Uh, no hace tanto tiempo.

—Son casi las diez de la noche, de veras —El Luxen tenía apetitos enormes, pero vamos; ellos no cenaban a la noche. Sabía mejor que eso.

Él se sentó en el sillón y miró su pastel. —Inabi salió a las cinco. Y entonces Sasori se acercó alrededor de... —el pelilargo hecho un vistazo al reloj de pared, su expresión apretada—. Él e Ino vinieron alrededor de las seis.

Mi estómago se desplomo sobre sí mismo.

—¿Y los cuatro se quedaron luego de buscar algo de comer, ttebayou?

Itachi asintió, como si hablar fuera dolorosamente incómodo.

Cuatro horas para cenar. De repente no podía sentarme por más tiempo. Quería saber a qué restaurante habían ido. Quería encontrarlo.

Empecé a estar de pie, pero traté de tragar ese espantoso bulto que quemaba en la parte de atrás de mi garganta.

—No es lo que piensas —Itachi dijo en voz baja.

Sacudí mi cabeza hacia él,  estaba horrorizado de encontrar lágrimas en mis ojos. La ironía de todo esto me abofeteo en la cara. ¿Era así como Sasuke se sintió cuando él sabía que iba a cenar y luego a almorzar con Pain?

Pero no estábamos juntos entonces. No era como si hubiera tenido obligaciones con él en ese momento.

—¿No lo es, Itachi? —Grazné.

Él terminó su Pop-Tart.

—No. Creo que él solo necesitaba salir un rato.

—¿Sin mí, dattebayou?

El azabache sacudió algunas migas azucaradas de sus jeans. —Tal vez sin ti o tal vez no. No es el mismo hermano que conocía. Nunca hubiera pensado que estaría con un humano. Sin ánimo de ofender.

—No hay problema, de veras—susurré.

Sin mí. Sin mí. Estas palabras estaban repitiéndose. No era una de esos chicos necesitados que tenían que estar alrededor de su novio todo el tiempo, pero demonios si no ardía.

Y ese ardor se convirtió en un caliente, enojado cuchillo cuando me imaginaba a Sai y Sasori sentados a un lado de la cabina y a Sasuke e Ino por el otro, porque eso es lo que tuvo que haber pasado cuando fueron a comer. Sería como en los viejos tiempos cuando Sasuke e Ino estaban juntos.

Pain y yo quizá nos besamos una vez, pero no teníamos una larga relación. Kami, ellos probablemente la tenían. Me registré a mí mismo justo allí.

Itachi se puso de pie, caminó alrededor de la mesa de café y se sentó a mi lado. —Inabi lo molestó. Él quería saber que la relación que Sasuke tiene contigo no interferirá en su lealtad a su clase —El ojinegro se inclinó hacia delante, frotándose las palmas de las manos sobre las rodillas—. Y, bueno, puedes imaginar la respuesta de Sasuke.

No estaba tan seguro de poder. —¿Qué le dijo?

Itachi se echó a reír, con los ojos entrecerrados como Sasuke hacía. —Digamos que Sasuke explicó con quien no estaban sus lealtades, pero usando palabras diferentes.

Sonreí un poco. —¿Malas palabras?

—Muy malas palabras —dijo, mirándome—. No me esperaba esto de él. Nadie lo hizo. ¿Yo? Sí, bueno, nunca esperaron mucho de mí. Principalmente porque no me importaba lo que ellos pensaran, no pensaba que a Sasuke le importara, pero...

—Lo sé. Él siempre fue del tipo que se encargaba de todo, ¿no? No el tipo de causar problemas como este, dattebayou.

El asintió con la cabeza. —No saben lo que eres, pero dudo que Inabi deje como así esta caída.

—¿Van a marginarlo? —Cuando el asintió, yo sacudí mi cabeza. Si un Luxen era marginado, no estaba autorizado para estar en o cerca de las comunidades Luxen, lo que significaba que no podía estar cerca del grupo protector del cuarzo beta.

El estaría prácticamente por su cuenta contra el Arum. —¿Qué es Inabi? Obtuve que es un anciano, pero ¿qué es eso, ttebayou?

Las cejas de Itachi se apretaron. —Los ancianos son los mayores y los presidentes de nuestras comunidades. Inabi es nuestro presidente.

Mis cejas se levantaron. —Suena importante, de veras.

—Todos los que viven en la colonia lo escuchan. Los que no se arriesgan a las consecuencias sociales lo mismo —Él se inclinó hacia atrás, cerrando los ojos—. Incluso aquellos que se mezclan con los humanos, como los que trabajan fuera de la colonia o lo que sea, tienen miedo de los ancianos. Ninguno de nosotros puede irse sin el permiso del DOD pero maldita sea, si queremos salir, encontraríamos una forma de hacerlo.

—¿Te hicieron eso por Deidara?

Su rostro se tensó. —Podrían haberlo hecho, pero no ha habido tiempo suficiente. No hay tiempo suficiente para nada.

El dolor rebanó mi pecho y puse mi mano sobre su brazo. —Vamos a recuperar a Deidara, de veras.

Una pequeña sonrisa apareció. —Lo sé, Naruto. Este domingo... Todo se reduce a este domingo.

Mi estómago se puso al revés, y mi pulso se recogió. —¿Qué se siente estar ahí dentro?

Sus ojos se abrieron en ranuras delgadas. Pasaron varios momentos antes de que el respondiera. —Al principio, no era tan malo. Dejaban que Deidara y yo nos viéramos el uno al otro. Nos dijeron que nos guardaban para nuestra seguridad. Tú sabes, todo el ―si la gente descubre lo que hice con Deidara, se pondrá malo y necesitaremos estar protegidos‖. Jinchuriki estaba de nuestro lado. Realmente parecía ser así por un tiempo. Yo... Yo casi creía que saldríamos de eso juntos.

Era la primera vez que lo oí decir Jinchuriki. La palabra sonaba extraña de sus labios.

—Creer eso me condujo solamente a la miseria y eventualmente a la locura cuando la esperanza se desvaneció —Sus labios se inclinaron en las esquinas—. Jinchuriki me quería para recrear lo que pasó con Deidara. Ellos querían que creara más como él. Para ayudar a mejorar la humanidad y toda esa mierda, cuando no funcionó, las cosas... las cosas cambiaron.

Me removí. —¿Cómo cambiaron, Itachi?

La línea de su mandíbula apretada. —Al principio, no me dejaban ver a Deidara, mi castigo por fallar cuando todo era demasiado fácil para ellos. Ellos no creían que no supiese como curarme y como lo había cambiado. Traían a estos humanos a punto de morir a mí y lo intenté, Naruto, realmente lo intenté. Ellos solo morían no importaba lo que hiciera.

Las náuseas brotaron dentro de mí, y me hubiera gustado saber qué decir, pero parecía que este era uno de esos momentos donde decir nada significaba todo.

—Entonces ellos empezaron a traer seres humanos sanos y hacerles cosas —herirlos— y yo los curaba. Algunos... algunos de ellos mejoraron. Por lo menos lo hicieron por poco tiempo, y era como si todas las heridas que les infringían volvían por venganza. Otros... otros se desestabilizaron.

—¿Desestabilizaron?

Las manos se Itachi se abrían y cerraban en puños. —Ellos desarrollaron algunas de nuestras capacidades, pero algo... algo salió mal. Esta chica —ella no era mucho mayor que nosotros y era agradable, muy agradable. Le dieron algún tipo de píldora y ella estaba muriendo. La sané. Realmente quería sanarla, porque ella estaba tan asustada —Sus ojos negros se encontraron con los míos—. Pensamos que había funcionado. Ella se enfermó como la primera vez con Deidara. Y luego ella podía moverse tan rápido como nosotros. Alrededor de un día después de que se enfermara se desvaneció, se encontró con una pared.

Fruncí el ceño. —¿Cómo es eso tan malo, ttebayou?

Su mirada se deslizó lejos. —Podemos movernos tan rápido como las balas, Naruto. Ella se estrelló contra la pared. Fue como golpear a una velocidad supersónica.

—Oh por Kami...

—Y fue como si ella no pudiera contenerse a sí misma. A veces me pregunto si lo hizo a propósito. Había muchos, muchos después de ella. Humanos que murieron con mis manos sobre ellos. Humanos que murieron luego de que los curara. Humanos que vivían sin mutaciones pero que no fueron nunca vistos de nuevo —Bajó la mirada—. Hay tanta sangre en mis manos.

—No —Sacudí mi cabeza con fuerza—. Nada de eso fue tu culpa, Itachi, ¡de veras!

—¿No lo fue? —La ira profundizó su voz—. Tengo la capacidad de curar, pero no pude hacerlo bien.

—Tenías que querer curarlos, como a nivel celular. Estabas forzado a hacerlo, dattebayou.

—No cambia que tanta gente haya muerto —Se sentó de nuevo hacia adelante, ansioso—. Hubo un tiempo en que creí que merecía lo que me estaban haciendo, pero nunca... nunca a Deidara. Él no se merecía eso.

—Tú tampoco, Itachi...

Se me quedó mirando un momento, luego apartó la mirada. —Ellos retuvieron a Deidara, entonces la comida, entonces el agua, y cuando aún no funcionaba, se pusieron creativos.

Él dejó escapar un largo suspiro. —Creo que hicieron lo mismo con Deidara, pero realmente no lo sé. Todo lo que vi fue lo que le hicieron en frente mío.

Mi estómago se hundió en el almohadón del sofá. Tuve un mal presentimiento sobre esto.

—Ellos lo herían para que pudiera curarlo, y ellos poder estudiar el proceso. —Itachi trabajó su mandíbula. —Cada vez sentía la peor clase de temor. ¿Y si no funcionaba? ¿Qué si le fallaba a Deidara? Yo... —el movió su cuello, como si estuviera trabajando en una torcedura. El nunca sería el mismo. Las lágrimas subieron por mi garganta de nuevo. Quería llorar por él, por Deidara, pero sobre todo, por las personas que alguna vez fueron y nunca volverían a ser.

Después de eso, Itachi se cerró. Habló sobre nada —clima, fútbol, los Pitufos— pero nada acerca de Jinchuriki o de lo que le hicieron a él y a Deidara. Una parte de mí estaba agradecida. No estaba seguro de cuánto conocimiento más podría manejar, tan egoísta como sonaba.

Pero lo malo era que una vez que dejó de hablar de cosas serias, mi cerebro corrió de vuelta a donde Sasuke estaba y lo que estaba haciendo. Cuando se acercaba la medianoche y todavía no había vuelto a casa, no pude permanecer sentado allí por más tiempo.

No podía permanecer sentado en cualquier lugar.

Diciendo buenas noches, hice el viaje rápido y frío por el césped. Lo primero que hice fue revisar mi celular. Había un texto en espera y mi corazón tartamudeó.

“Prdón x sta nche. Hblams mñana.”

Había llegado hace aproximadamente una hora. Lo que significaba que aún estaba con Ino, bueno con Sasori, Sai, e... Ino.

Eché un vistazo al reloj, como si de alguna manera cambiaría la hora. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, como si hubiera corrido de la casa de al lado. Bajando la mirada a mi celular, contuve el impulso de tirarlo contra la pared. Sabía que estaba haciendo el ridículo. Sasuke era amigo de ellos, incluyendo a Ino. Podía pasar el rato con ellos sin mí. Y con las secuelas entre Sai y yo, no había pasado mucho tiempo con el menor de los Uchiha.

Ridículo o no, mis sentimientos estaban heridos. Y odiaba eso, odiaba que algo tan estúpido como eso me molestara.

Llevando mi teléfono arriba, me lavé la cara, me lavé los dientes, y me cambié a mis pijamas, aun debatiéndome sobre responderle un texto.

Quería fuerza de voluntad para no hacerlo, pero maldita sea si eso no era todo estúpido teniendo en cuenta lo que estaba pasando.

Por otro lado, tenía un dolor en el culo por esto. Así que puse el celular en posición y me metí bajo las sábanas, poniéndolas a la barbilla. Me quedé así, castigándome a mí mismo por no haberle mandado un texto de vuelta, por salir con Pain la primera vez, por besarlo, y por estar despierto castigándome. Por último, mi cerebro tuvo suficiente y cerró la tienda por la noche.

Algún tiempo después, no estaba seguro de si estaba soñando o no. Estaba en esa etapa confusa donde la realidad se mezcla con el subconsciente. Parte de ella fue un sueño, sabía que mucho, porque pude ver a Sasuke en este edificio. Cogí la vista de su cabello oscuro y luego se alejó. Se encontraba en una habitación y antes de que pudiera llegar a él, se iba a otra. Era un laberinto sin fin y no dejaba de moverse, nunca respondiéndome mientras gritaba su nombre.

La frustración creció dentro de mí y me dolía el pecho.

Persiguiéndolo, nunca alcanzándolo a tiempo, perdiéndolo... no terminaría.

Y entonces la cama se movió y el edificio desapareció, se evaporó en volutas de humo y oscuridad. Un cuerpo pesado se sentó junto a mí. Una mano rozó la parte posterior del pelo de mi cara, y creo que sonreí, porque él estaba aquí y eso me tranquilizó. Volví al sueño profundo, en el que no estaba persiguiendo a Sasuke en mis sueños.

 

Cuando llegó la mañana, me di la vuelta, esperando encontrar al Uchiha. Mamá trabajaba hasta tarde en la mañana los sábados y Sasuke se había acostumbrado a permanecer todo el tiempo que podía, pero mi cama estaba vacía.

Pasando la mano a lo largo de la almohada extra, inhalé, esperando el olor limpio de aire libre que era únicamente suyo, pero todo lo que olía era un débil rastro de cítricos. ¿Había soñado la presencia de Sasuke?

Caray, estaba tan mal si era así.

Frunciendo el ceño, me senté y agarré mi celular. Había un texto perdido que había llegado cerca de las dos de la mañana de Sasuke.

“Tocino & huevos pra l dsayuno. Vn cuando t dspierts.”

—¿Dos de la mañana? —Miré fijamente el teléfono. ¿Y si hubiera estado con ellos hasta entonces?

Mi corazón latía de nuevo y me dejé caer sobre mi espalda, gimiendo. Al parecer, estaba mal y Sasuke había tenido una noche muy tarde, pero no conmigo.

Arrastrándome de la cama, me duché, me puse unos vaqueros y un jersey. El entumecimiento se había apoderado de mí, me sequé el pelo con un movimiento desordenado. Me dirigí al lado y comprobé que la puerta estuviera cerrada con llave.

Puse mi mano en la manija y esperé hasta que oí los bloqueos de giro nuevo. Cuando abrí la puerta, el malestar floreció. Era demasiado fácil entrar y salir de las casas de las personas, incluyendo la mía.

Sacudiendo la cabeza, facilité la puerta cerrada y respiré profundo.

La casa estaba silenciosa como una tumba. Todo el mundo estaba durmiendo. Subí las escaleras, con cuidado de los dos escalones en la parte superior que crujían. Las puertas de los cuartos de Itachi y Sai estaban cerradas, pero podía oír el zumbido de la música viniendo de la de Sasuke.

Abrí la puerta de la habitación del bastardo y me deslicé a través de ella. Mi mirada se fue directamente a la cama y no podía haber detenido el aleteo en el pecho aunque quisiera.

Sasuke estaba tendido de espaldas, con un brazo estirado a través del espacio a su lado y el otro descansaba sobre su vientre desnudo. Las sábanas estaban retorcidas alrededor de sus caderas estrechas. Su rostro era casi angelical en el sueño, las líneas cinceladas suavizaban y relajaban los labios. Gruesas pestañas abanicaban la parte superior de las mejillas.

Parecía mucho más joven en reposo, pero, de una manera extraña, estaba aún más fuera de mi alcance. Su tipo de belleza masculina era de otro mundo e intimidaba. Algo que existía entre las páginas de los libros que había leído.

A veces me costaba mucho convencerme de que era real.

Fui de puntillas hacia él y me senté en el borde de la cama, incapaz de alejar mis ojos. No quería despertarlo. Así que me senté allí como una enredadera total, viendo el constante aumento y caída de su pecho. Me pregunté si lo había soñado la noche anterior o si se había detenido para revisarme. El aleteo estaba de vuelta y casi podía olvidar el golpe de la ansiedad de la noche anterior. Casi pero no...Sasuke rodó de pronto, serpenteando un brazo alrededor de mi cintura y tirando de mí a su lado. Él siguió moviéndose, enterrando su cara en mi cuello.

—Buenos días, dobe— murmuró.

Una sonrisa se extendió por todo mi rostro cuando puso una mano en mi hombro. Su piel estaba caliente. —Buenos días, teme.

Él pasó una pierna sobre la mía y se acurrucó más cerca. — ¿Dónde está mi tocino y huevos?

—Pensé que te estabas ofreciendo a hacerlos, bastardo.

—Te confundiste con lo que dije. Ve a la cocina, doncel.

—Lo que sea, idiota —Me di la vuelta a mi lado, frente a él. Levantó la cabeza, me besó en la nariz, y luego hundió la cara en la almohada. Me eché a reír.

—Es demasiado pronto —refunfuñó.

—Son casi las diez, Sasuke.

—Es demasiado pronto.

Una piedra se instaló en mi estómago. Me mordí el labio, inseguro de lo que debía decir.

Dejó caer perezosamente un brazo por encima de mi cadera y volvió la cabeza para que pudiera ver su rostro.

—No respondiste anoche...

Así que íbamos a ir allí.

 —Me quedé dormido y yo... pensé que estabas ocupado, Sasuke.

Una ceja negra  arqueada. —No estaba ocupado.

—Me detuve anoche a verte, y esperé por un poco de tiempo, de veras. —Yo jugaba con el borde de la sábana, girando alrededor de mis dedos—. Te quedaste hasta tarde, ttebayou.

Un ojo abierto. —Así que conseguiste mi texto y tuviste tiempo para responder.

Yo había caminado directo a esa.

Sasuke suspiró. —¿Por qué me ignoras, Kitsune? Mis sentimientos están heridos.

—Estoy seguro de que Ino los tranquilizó por ti, de veras. —En el momento en que esas palabras salieron de mi boca, me quería golpear.

Ambos ojos estaban abiertos ahora, y luego hizo algo que me sorprendió y fastidió: sonrió realmente grande. —Estás celoso.

Según yo, la forma en que lo dijo lo hizo sonar como una buena cosa. Empecé a sentarme, pero su brazo me mantenía abajo. —No soy celoso, bastardo.

—Kitsune...

Rodeé mis ojos y luego se produjo un caso malo, malo de diarrea verbal.

—Estaba preocupado por el Anciano estando aquí, y se suponía que íbamos a hablar anoche, dattebayou. Nunca apareciste. En su lugar saliste con Sasori, Sai, e Ino. Ino, como la ex-novia de Ino, ¿y cómo lo supe? Tu hermano. ¿Y cómo los arreglos de asientos funcionaron? ¿Sai y Sasori sentados en un lado y tú e Ino en el otro, ttebayou? Apuesto a que era realmente cómodo.

—Kitsune...

—No me llames Kitsune. —Fruncí el ceño, en una buena racha ahora—. Te fuiste alrededor de las cinco o menos, ¿y no volviste hasta cuándo? ¿Las dos de la mañana? ¿Qué estabas haciendo, teme? Y saca esa  sonrisa estúpida de tu cara, de veras. Esto no es divertido.

Sasuke trató de deshacerse de la sonrisa, pero fracasó. —Me encanta cuando tus garras de bestia salen.

—Oh, cállate. —Indignado, empujé su brazo—. Déjame ir. Puedes llamar a Ino y ver si ella te hará unos huevos y tocino, idiota. Me voy de aquí.

En lugar de dejar que me fuera, cambió de puesto encima de mí, sosteniéndose con las manos plantadas a ambos lados de mis hombros.

Ahora estaba sonriendo, esa sonrisa suya exasperante, engreída. —Sólo quiero que me lo digas: “estoy celoso”.

—Ya lo he dicho, bastardo de mierda. Estoy celoso. ¿Por qué no iba a estarlo, dattebayou?

Inclinó la cabeza hacia un lado. —Oh, no lo sé. Tal vez porque nunca quise a Ino, y te quise desde el primer momento en que te vi, y antes que empieces, sabía que tenía una mala manera de demostrarlo, pero sabes que te quería. Sólo a ti. Estás loco para estar celoso.

—¿Lo estoy? —Luché por contener las lágrimas de enojo e impotencia—. Ustedes estaban juntos, en serio.

—Estábamos juntos, dobe.

—Ella probablemente todavía te quiere, teme.

—Yo no la quiero, así que no importa.

Era importante para mí. —¡Es una hermosa modelo, dattebayou!

—Y tú eres más hermoso.

—No trates de hablar dulce, Uchiha.

—No lo hago, dobe—dijo.

Mirando por encima de su hombro, me mordí el labio. —Tú sabes, al principio pensé que lo de anoche lo merecía. Ahora sé cómo te sentiste cuando salí con Pain, de veras. Como si el karma me dominara, pero no es lo mismo, ttebayou. Tú y yo no estábamos juntos y luego Pain y yo no teníamos ese tipo de historia.

Tomó una respiración profunda. —Tienes razón, no es lo mismo, dobe. Yo no salí con Ino en una cita. Sasori se detuvo y nos pusimos a hablar de Inabi. Sasori tenía hambre, así que decidimos ir a comer algo. Sai se coló e Ino estaba allí, porque sabes, ella es su hermana.

Me encogí de hombros. Bueno, él tenía razón.

—Y no fuimos a comer. Terminamos pidiendo pizza, volvimos a la casa de Sasori, y hablamos del domingo. Ino tiene un miedo de muerte que vaya a perder Sasori, también. Sai todavía quiere matar a Pain. Pasé horas hablando acerca de eso. No era una fiesta a la que no fuiste invitado.

Pero no estaba invitado en absoluto, quería decir, pero sabía que era estúpido.

—¿Por qué no me lo dijiste, al menos, teme? Podrías haber dicho algo, de veras.

Entonces mi imaginación no tendría que haberse disparado. Se me quedó mirando un momento y luego se levantó, sentándose a mi lado. —Quería pasar cuando llegué a casa, pero ya era tarde, Naruto.

Así que anoche fue un sueño. Mal confirmado oficialmente.

—Mira, no pensaba en ello, dobe.

—Aparentemente... —murmuré.

Sasuke frotó el punto por encima de su corazón. —Honestamente, no pensé que conseguiría este problema. Pensé que sabrías mejor.

Todavía estaba de espaldas, demasiado cansado para moverme.

—¿Sabría mejor?

—Sí, que sabrías que si Ino estuviera haciendo cabriolas desnuda en mi habitación en este momento, todavía enviaría su embalaje. Que no tenías nada de qué preocuparte.

—Gracias por esa imagen implantada en mi cerebro para siempre, idiota.

Él negó con la cabeza, resoplando una carcajada seca. —Esta inseguridad me hace enojar, Naruto.

Mi boca se abrió y volé hacia arriba, llegando a descansar sobre mis rodillas.

—¿Perdón? ¿Eres tú el único que tiene permitido ser inseguro?

—¿Qué? —Sonrió—. ¿Por qué iba a estar inseguro, dobe?

—Buena pregunta, pero ¿cómo se llama tu pequeño episodio con Pain ayer en el pasillo, eh, teme? Y esa pregunta estúpida de mí queriendo ayudar a Pain, dattebayou?

Cerró la boca con un chasquido.

—¡Ja! Exactamente. Es aún más ridículo que tú seas inseguro, ¡de veras! Permíteme explicar por ti. —Cuando mi ira se levantó, la Fuente también lo hizo. Patinando sobre mi piel—. Detesto a Pain. Me usó y estaba dispuesto a entregarme a Jinchuriki, ttebayou. Mató a Gaara. Sólo hay una parte pequeñita de mí que realmente lo puede tolerar. ¿Cómo puedes estar cualquier poco de celoso de él, Uchiha?

La mandíbula de Sasuke apareció. —Él te quiere.

—Oh, por Kami, no lo hace, de veras.

—Lo que sea. Soy un chico. Sé lo que otros chicos están pensando, usuratonkachi.

Tiré mis manos. —No importa si lo hizo. Yo. Lo. Odio.

Él miró hacia otro lado. —Está bien.

—Y tú no odias a Ino. Hay una parte de ti que la ama. Sé que lo haces y tal vez no de la manera que sientes por mí, pero hay afecto, hay historia, en serio. Demándame si estoy un poco intimidado por eso, dattebayou.

Me levanté de la cama, con ganas de pisar al otro lado de la habitación como un niño pequeño. Tal vez incluso tirarme en el suelo. Me gustaría trabajar un poco de energía de esa manera.

Sasuke apareció delante de mí y dio un paso adelante, acunando mis mejillas. —Está bien. Puedo ver tu punto. Debería haber dicho algo. Y las cosas con Pain... Sí, es estúpido.

—Bien. —Crucé los brazos con un puchero en los labios.

En cambio los de él temblaron. —Pero tienes que entender que tú eres a quien quiero. No Ino. No nadie más.

—¿Incluso si los Ancianos quieren que estés con alguien como ella?

Bajó la cabeza, rozando sus labios a lo largo de mi mejilla. —No me importa lo que quieren. Soy increíblemente egoísta de esa manera. —Besó mi sien—. ¿Está bien?

Mis ojos se cerraron. —Está bien...

—¿Estamos bien, entonces?

—Si me prometes darme ninguna mierda acerca de ir contigo mañana, lo estamos, teme.

Presionó su frente contra la mía. —Conduces un negocio duro, dobe.

—Lo hago, teme.

—No quiero que vayas, Kitsune. —Suspiró, envolviendo sus brazos alrededor de mí—. Pero no puedo detenerte. Prométeme que te quedarás a mi lado.

Mi sonrisa se escondía en su pecho. —Te lo prometo, Uchiha.

Sasuke besó la parte superior de mi cabeza. —Siempre te sales con la tuya, ¿no?

—No siempre, ttebayou —Coloqué mis manos en sus costados, dibujando en su calor. Si por mí fuera, nada de esto estaría sucediendo. Pero eso fue lo que pasó con todo esto. Me preguntaba si alguno de nosotros nos salimos con la nuestra.

Sus brazos se apretaron, y sentí un escalofrío suspirar por él. —Vamos, dobe. Vamos a obtener el tocino y los huevos. Necesito toda mi fuerza para hoy.

—¿Qué, por... —me interrumpí, dándose cuenta de lo que estaba diciendo—. Oh, sí... Pain.

—Sí. —Me besó suavemente—. Va a tomar mucho de mí no cometer daño corporal. Ya lo sabes, ¿verdad? Así que tocino extra para mí.

Continuará...

Notas finales:

Inabi es el mismo personaje que Uchiha Inabi en el ánime de Naruto. Sin embargo, no forman ningún parentezco con los hermanos Uchiha, aclaro de antemano. 

Ya al fin conocimos a uno de los ancianos Luxen.

Para compenzarles que pueda tardar en actualizar (una vez entrando a clases) decidí subirles este capítulo y el próximo. 

Continúen leyendo...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).