Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ópalo por Momino

[Reviews - 109]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, chicxs, lamento la tardanza... pero aquí les dejo con un capítulo bastante largo también como compesación. 

¡Lean!

 

Capítlo 12

 

Mi cuerpo convulsionó incontroladamente mientras oleadas de dolor me sacudían. A lo lejos, podía oír voces llenas de pánico, e intentaba procesar lo que decían. Nada tenía sentido, pero en medio de todo, sentía la agonía del corte del strunz.

Unas fuertes manos agarraron mis brazos y la angustia se disparó. Mi boca se abrió y un grito ronco se me escapó. De repente, estaba levantado, mi cara apretada contra algo sólido y cálido. Reconocí el fresco aroma.

Entonces estábamos volando.

Teníamos que estar volando, porque nos estábamos moviendo tan rápido que el viento silbaba y rugía en mis oídos. Mis ojos estaban abiertos, pero todo estaba oscuro y mi piel se sentía como si hubiese sido despellejada con pequeñas navajas.

Cuando reducimos la velocidad me pareció oír un grito de sorpresa de Sai y entonces alguien dijo algo más que no entendí. Íbamos a volar otra vez y ni siquiera sabía dónde estaba Itachi o si habían llegado a él, al otro lado de la puerta.

Todo lo que sabía era el dolor que bombeaba a través de mi cuerpo, las carreras de mi pulso y mi estruendoso corazón. Parecía que habían pasado horas antes de que se detuviera de nuevo, pero sabía que esto duraría solo unos minutos. El aire húmedo y frio que olía como a almizcle sopló sobre nosotros.

—Agárrate de mí —La voz de Sasuke sonaba áspera en mis oídos—. Vas a sentir frío, pero el strunz está sobre tu ropa y tu cabello. Solo aguanta, dobe ¿de acuerdo?

No podía responder, y pensé, que si todo esto estaba sobre mí, tenía que estar sobre Sasuke también. Habría estado sobre él todo el camino de Jinchuriki hasta el río, que estaba a kilómetros. Estaría sufriendo.

El azabache dio un paso hacia delante, se deslizó hacia abajo unos metros y luego dejó escapar una maldición entre sus dientes. Un momento después, el contacto con el agua fría golpeo mis piernas, e incluso a través del dolor, intenté trepar por el cuerpo de Sasuke para escapar, pero continuaba empujándome más y el frío me rodeaba hasta mi cintura.

—Aguanta, kitsune —dijo de nuevo—. Solo aguanta por mí.

Después nos hundimos y mi respiración fue robada de nuevo.

Sacudiendo mi cabeza con fuerza, los sedimentos se mezclaron en el agua sucia y mi cabello flotaba alrededor de mi cara, cegándome. Pero el fuego del strunz... se estaba desvaneciendo.

Unos brazos se apretaron a mí alrededor, y luego nos impulsamos hacia arriba. Mi cabeza salió a la superficie en busca de una bocanada de aire. Las estrellas daban vueltas y estaban borrosas, y Sasuke nos sacó fuera del agua hasta la orilla.

El agua salpicaba a unos metros de distancia y mi visión se aclaró, Pain y Sasori arrastraban fuera del agua igual a Itachi hacia la orilla. Pain se sentó junto a él, metiendo sus manos entre su pelo empapado.

Mi corazón cayó. ¿Era él...?

Itachi pasó un brazo por encima de su rostro mientras inclinaba su pierna. —Mierda.

El alivio hizo que mis rodillas se debilitaran. Sentí las manos de Sasuke sobre mis mejillas y luego volvió mi cara hacia la suya. Brillantes ojos negros se encontraron con los míos.

—¿Estás bien? —preguntó—. Di algo Kitsune. Por favor.

Forcé a mis fríos labios para que se movieran. —Sasuke...

Sus cejas se movieron hacia abajo mientras negaba confundido con la cabeza y luego le roseé el cuello con mis brazos, apretándolo con tanta fuerza que chilló.

—Mierda, yo ni siquiera se... —Ahuecó la parte de atrás de mi cabeza mientras se apartaba del resto, bajando la voz—. Estaba muerto de miedo, dobe.

—Estoy bien, teme —mi voz sonó ahogada—. ¿Qué hay de ti? Tú tenías que tener...

—Se me pasará. No te preocupes por eso —un estremecimiento le sacudió—. Maldita sea, Kitsune...

Me mantuve en silencio mientras me apretaba de nuevo, me dio una palmadita hacia abajo como si estuviera comprobando y asegurándose de que todavía tenía los brazos y los dedos. Cuando me besó en los párpados, pensé que iba a llorar, porque sus manos estaban temblando.

Cuatro pares de luces se abalanzaron sobre nosotros y entonces había una oleada de voces y preguntas. Sai fue el primero en escena. Se dejó caer al lado de Itachi, agarrando su mano.

—¿Qué paso? —exigió—. ¿Alguien nos va a decir lo que pasó?

Kakashi e Ino aparecieron curiosos y preocupados. Fue Sasori quien tomó la palabra. —No lo sé. Tenían algo que salió cuando se abrieron las puertas. Era una especie de spray, pero no olía y no pudimos verlo.

—Me dolió jodidamente —dijo el pelilargo mientras se incorporó, frotándose los brazos—. Y solo hay una cosa que se siente así. Strunz.

Por supuesto que sabía cómo se sentía. Me estremecí. Kami sabe cuántas veces se había utilizado en su contra.

—Pero yo nunca lo había visto de esa forma antes —continuó, levantándose lentamente con la ayuda de Ino y Sai—. Estaba en el aire.

Descabellado. Creo que tragué un poco.

—¿Estás bien Naruto? —me preguntó Kakashi.

Los dos asentimos. Mi piel me dolía un poco, pero lo peor ya había pasado. —¿Cómo supiste que tenías que traernos al río, dattebayou?

Sasuke se arregló los mechones mojados de su frente. —Supuse que era strunz cuando no vi ninguna herida visible, estaba en tu ropa y en tu piel, dobe. Recordé que habíamos pasado un río. Pensé que era el mejor lugar al que podíamos ir.

—Bien pensado —dijo el Hatake—. Demonios...

—Ni si quiera pasamos de la primera puerta —Sasori soltó una carcajada—. ¿En qué demonios estábamos pensando? Tienen ese lugar preparado contra Luxen, y por lo que parece, contra híbridos también.

Sasuke desenredó sus brazos de mí y se dirigió hacia donde estaba el resto. Se detuvo detrás de Pain. —Has estado antes a Jinchuriki, ¿verdad?

Poco a poco, el pelinaranja se puso en pie. Sus mejillas se veían pálidas bajo la luz plateada de la luna. —Sí, pero no hay nada...

El azabache fue como una cobra. Lanzó su puño, golpeando la mandíbula de Pain. Se tambaleó hacia atrás y cayó, golpeando el suelo con su trasero. Inclinándose, escupió una bocanada de sangre. —¡No lo sabía, no sabía que tenían algo así!

—Me cuesta creerte —Sasuke acechaba los movimientos del chico.

El menor levantó la cabeza. —Tienes que creerme, Uchiha. Nada como eso había ocurrido antes. No lo entiendo.

—¡Mentira! —dijo Sasori—. Tú lo preparaste.

—No. De ninguna manera —Pain estaba de espaldas al calmado río. Puso una mano en su mandíbula—. ¿Por qué querría preparar eso? Mi amigo es...

—No me importa tu amigo —gritó el Sabaku No—. ¡Tú has estado allí! ¿Cómo no podías saber que tenían las puertas equipadas con eso?

El pelinaranja se volvió hacia mí. —Tienes que creerme tú, Naru. No tenía ni idea de que iba a suceder eso. No os llevaría a una trampa.

Me quedé mirando al río, sin saber que creer. Parecía tonto que nos hiciera eso y si lo hubiese hecho, ¿no estaría el DOD rodeándonos ahora?

Algo no estaba bien. —¿Y Yagura no lo sabía, dattebayou?

—Si lo hiciera, nos lo hubiese dicho. Naruto...

—No. —Sasuke advirtió y su voz era tan baja que me llamó la atención. Las líneas de su cuerpo brillaban—. No hables con él. Ni siquiera hables con cualquiera de nosotros en este momento.

El surfista abrió la boca, pero nada salió de ella. Negó con la cabeza mientras caminaba de vuelta a los coches.

Hubo un silencio y luego Ino preguntó—: ¿Qué hacemos ahora?

—No lo sé —la cara de Sasuke se ensombreció al ver caminar de un lado a otro a su hermano mayor—. Realmente no lo sé.

Sai se levantó. —Esto es una mierda. Esto apesta como el trasero de un burro.

—Hemos vuelto al punto de partida —dijo el pelirrojo—. Demonios, estamos en desventaja.

El pelinegro mayor se movió hacia su hermano de en medio. —No podemos renunciar, hermano. Prométeme que no nos daremos por vencidos.

—No lo haremos, Itachi —Se apresuró a tranquilizarlo—. No vamos a renunciar.

Ni siquiera me di cuenta de que estaba temblando hasta que Kakashi me cubrió mis hombros con una manta. Me miró a los ojos y luego se centró en los faros de luz brillantes. —Siempre llevo una manta por si acaso.

Mis dientes castañearon y me resguardé en la manta. —Gracias, ttebayou.

Asintió mientras colocaba una mano sobre mi hombro. —Vamos. Vamos a entrar en el coche donde hace calor. Hemos terminado por esta noche.

Dejé que me dirigiera hacia la SUV de Sasuke y la explosión de bienvenida de calor era una maravilla, pero no había nada por lo que alegrarse. La decepción aumentó. A menos que hubiéramos averiguado la forma de evitar el strunz, no habíamos conseguido nada esta noche.

Estábamos dando vueltas como un desagüe. Se nos acababa el tiempo.

 

 

En palabras de Sai, el viaje a casa había sido una mierda. Era cerca de medianoche cuando nos detuvimos en el camino de entrada. Pain no dijo nada cuando salió de la camioneta y se dirigió hacia su coche. El motor rugió y los neumáticos chirriaron mientras salía de la calzada.

Me dirigí hacia mi casa, pero Sasuke me lo impidió y me guió hacia la suya. —Tú no te vas todavía, dobe —dijo.

Mis cejas se levantaron en respuesta y sus ojos brillaban, pero no estaba de humor para discutir. Era tarde, mañana había escuela, y esta noche había sido un gran fracaso.

Fui a su casa, todavía envuelto en la manta de Kakashi. Mi piel estaba tan fría bajo mis ropas húmedas que estaba entumecido. Agotado, me temblaban las piernas y me costaba mantenerme en pie, pero todo el mundo estaba hablando, Sai, Sasori, Ino e Itachi. El Hatake estaba tratando de mantener la calma, pero no lo estaba consiguiendo. Todos estaban llenos de ira y adrenalina, y creo que el mayor de los Uchiha no paraba de hablar, porque si dejaba de hacerlo, tendría que hacer frente a lo sucedido esta noche.

Deidara estaba todavía con Jinchuriki.

—Vamos a ponernos algo de ropa seca —dijo Sasuke tranquilamente tomando mi mano.

En la parte inferior de la escalera el azabache fue a cogerme, pero lo rechacé. —Estoy bien, teme.

Hizo un sonido en la parte posterior de la garganta que me recordó a un león descontento, pero me siguió en mi lenta subida. Una vez dentro de su habitación, cerró la puerta. La determinación se filtraba por sus poros.

Suspiré. Esta noche había sido un drama. —Nos merecemos esto, de veras.

Se acercó, capturando los bordes de la manta y tirando de ellos.

Luego agarró mi térmico prestado. —¿Cómo es eso?

Parecía obvio para mí. —Somos un grupo de adolescentes, dattebayou ¿pensábamos que podríamos entrar en una instalación administrativa del Departamento de Defensa y Seguridad Nacional? Quiero decir, vamos, teme.

Tenía que salir mal. ¡Espera! El térmico estaba a mitad de mi estómago. Mis dedos fríos rodearon sus muñecas—. ¿Qué estás haciendo, Sasuke?

—Conseguir desnudarte, usuratonkachi.

Mi boca se abrió al mismo tiempo que mi corazón dio un salto hacia atrás. Un calor embriagador se movía a través de mis venas. —Oh... vaya.

Vaya manera de ir al grano.

Una media sonrisa bromeo en sus labios. —Tu camiseta y pantalones están empapados y fríos. Y probablemente hay rastros de strunz en ellos. ¡Tienes que quitarte la ropa, dobe!

Golpeé sus manos. —Puedo hacerlo yo mismo, bastardo.

Sasuke se inclinó, hablándome al oído. —¿Dónde está la diversión en eso? —me suelta sin embargo, y se dirige a su armario—. ¿De verdad crees que estábamos condenados al fracaso?

Como se había dado la vuelta, me apresuré a quitarme la ropa.

Todo lo que estaba alrededor de la pieza fría del topacio que colgada alrededor de mi cuello, se arruinó, y lo tuve que sacar. La ropa olía almizcle del agua del río. Temblando, cruce mis brazos sobre mi pecho. —No...no te des la vuelta, dattebayou.

Sus hombros se estremecieron por su risa silenciosa mientras buscaba por algo que ponerme. Esperaba.

—No lo sé —le dije, respondiendo su pregunta—. Es una tarea difícil para espías entrenados, ttebayou. La situación nos supera.

—Pero nos fue bien hasta que llegamos a las puertas —sacó una camiseta—. Odio decir esto, pero yo realmente no creo que Pain lo supiera. La expresión de su rostro cuando tú e Itachi cayeron, era demasiado real.

—Entonces, ¿por qué le diste un puñetazo en la cara, teme?

—Quería hacerlo, dobe —se dio la vuelta, con una mano sobre sus ojos mientras me ofrecía una camiseta—. Aquí tienes.

Se la arrebato y rápidamente la tiro por encima de mi cabeza. El material lo sentí suave y gastado a mí alrededor, terminando en mis muslos.

Cuando levante la vista, vi sus dedos separados sobre sus ojos. —Estabas espiando, bastardo.

—Tal vez —cogió mi mano, tirando de mí hacia la cama—. Métete. Voy a comprobar a Itachi y enseguida vuelvo.

Realmente debería dirigirme a mi cama, pero razonándolo, esta noche era diferente. Además mi madre no estaría en casa hasta que empezaran las clases y no quería estar solo. Haciendo lo que me pidió, me metí y tiré del edredón hasta mi barbilla. La cama olía a ropa limpia y a Sasuke. No tardó mucho, pero en ese corto tiempo, mis párpados se encontraban cerrados. El strunz había consumido la mayor parte de mi energía, que era para lo que estaba hecho. Habíamos tenido mucha suerte de haber conseguido salir de allí antes de que los guardias hubieran aparecido.

El Uchiha había vuelto, moviéndose por la habitación en silencio, y me sentía demasiado perezoso para abrir los ojos y ver lo que estaba haciendo. Ropa caía al suelo y mi temperatura subió un grado. Otro cajón se abrió y luego tiró de la colcha, deslizándose dentro.

Acostado en su lado, pasó un brazo alrededor de mi cintura y me movió contra su pecho desnudo. La franela de su pijama burlaba mis piernas, y solté un suspiro de satisfacción.

—¿Cómo esta Itachi, dattebayou? —Pregunté, moviéndome más cerca, lo que era más o menos estar pegado a él—. No es un campista feliz, sin embargo.

—Lo está llevando bien —Sasuke apartó lentamente el pelo de mi sien con su mano.

Podía imaginarlo. Habíamos estado tan cerca de Deidara solo para tener que dar la vuelta. Es decir, si Deidara estaba realmente allí. Pain quizás no sabía nada sobre el maldito sistema de strunz, pero no confiaba en él.

Ninguno de nosotros lo hacía.

—Gracias por sacarnos de allí, Sasuke —incliné mi cabeza hacia atrás, buscando su rostro en la oscuridad. Sus ojos brillan con suavidad.

—Tuve ayuda —aprieta sus labios contra mi frente y su brazo se aprieta a mi alrededor—. ¿Te sientes bien, dobe?

—Me siento bien, teme. Deja de preocuparte por mí.

Sus ojos se encuentran con los míos. —No vuelvas a ser el primero en caminar hacia una puerta de nuevo, usuratonkachi ¿de acuerdo? Y no discutas conmigo sobre esto o me acuses de ser machista. No quiero volver a verte sentir ese tipo de dolor de nuevo.

En lugar de discutir, me retorcí entre sus brazos y puse mis labios sobre los de él. Lo beso suavemente mientras sus pestañas se mueven hacia abajo, protegiendo sus ojos. Me devuelve el beso y éste es dulce y tierno, tan perfecto que había una gran posibilidad de que empezaría a chillar como un bebé.

Pero entonces los besos cambiaron. Se profundizaron cuando rodé sobre mi espalda y él me siguió, su peso era una deliciosa sensación contra mis piernas, y esos besos eran cualquier cosa menos dulces. Ellos quemaban dentro de mí, limpiando los acontecimientos del último par de horas, como el río cuando se había llevado la quemadura de strunz.

Cuando me besaba de esa forma, cada músculo de su cuerpo se enrollaba en un muelle apretado, era mi perdición.

Su mano empujó mi camiseta hacia abajo, dejando al descubierto mi hombro, y fue seguida por su boca. Estática se construyó en el aire y un temblor recorrió su cuerpo. En ese momento, después de todo lo que pasó, deseaba la sensación de tenerlo contra mí sin barreras, sin nada en el camino. Me levanté y puse mis brazos hacia arriba y Sasuke no dudó.

Tomó lo que le ofrecía. Sin nada en medio, sus manos estaban en todas partes, localizó la pieza delgada de topacio, mi pecho, la curva de mi estómago, mis caderas, y estaba bastante seguro de que no habría otro momento tan perfecto como este.

¿O tal vez fue lo cerca que estuvimos esta noche de perderlo todo lo que nos impulsó a los dos? No lo sabía, ni estaba seguro de cómo habíamos llegado a este punto, pero lo único que importaba es que estábamos aquí y listos. Realmente listos. Y cuando su ropa se unió a la mía en el suelo, no había vuelta atrás.

—No te detengas —le dije, solo por si tenía alguna duda acerca de lo que quería.

Hubo un destello de una sonrisa, y entonces me besó de nuevo y me estaba ahogando en la crudeza de lo que se estaba construyendo entre nosotros. Electricidad corría a través de nuestra piel, arrojando sombras danzantes sobre las paredes cuando él se irguió, tratando de alcanzar la mesita pequeña de noche que estaba al lado nuestro.

Me sonrojé, dándome cuenta de lo que estaba buscando. Cuando se sentó y se encontró con mis ojos, empecé a reír. Una sonrisa amplia y hermosa estalló en su rostro, suavizando las líneas que mantenían su belleza áspera.

Sasuke habló en su idioma. La calidad lírica de sus palabras no tenían sentido para mí, pero eran hermosas, como música hablada que hace que mi parte alíen baile.

—¿Qué has dicho, teme? —pregunté.

Me mira a través de sus espesas pestañas, con el paquete de papel de aluminio en su puño. —En realidad no hay traducción para ello, dobe —dijo—, pero las palabras humanas que más se parecen serían, eres perfecto para mí.

Contuve fuertemente el aliento y nuestras miradas se enlazaron.

Lágrimas se formaban en mis ojos azules. Llegue a él, hundiendo mis dedos en su pelo sedoso. Mi corazón latía rápido y sabía que el suyo también.

Esto era todo. Y tenía razón. Era perfecto sin la cena, las películas y las flores, porque ¿Cómo podía planear algo como esto? No podía.

Sasuke se echó hacia atrás.

Un puño golpeó la puerta y se entrometió la voz de Sasori. — Uchiha, ¿estás despierto?

Nos miramos el uno al otro con incredulidad. —Si lo ignoro —susurró—, ¿crees que desaparecerá?

Mis manos cayeron a los costados. —Tal vez.

El golpeteo se repitió. —Sasuke, realmente te necesito abajo. Itachi está listo para volver al Jinchuriki. Nada de lo que Sai o yo estamos diciendo está causando diferencias. Es como un suicida conejito Energizer.

Sasuke cerró los ojos. —Hijo de puta...

—Está bien, dattebayou —Empecé a sentarme—. Te necesita, de veras.

Suelta un suspiro irregular. —Quédate aquí y descansa un poco. Voy a hablar o golpearlo para que entre en razón —Me besó brevemente y luego me empujó suavemente hacia abajo—. Volveré enseguida, dobe.

 Asintiendo, sonreí. —Trata de no matarlo, dattebayou.

—No prometo nada —Se levanta, se pone los pantalones del pijama y se dirige a la puerta. Antes de llegar, mira por encima de su hombro, fue una mirada intensa que fundió mis huesos—. Maldita sea.

Unos segundos después de que salió al pasillo y cerró la puerta, se oyó un golpe y luego a Sasori gritar—: Ouch. ¿Qué demonios fue eso?

—Absorben mi tiempo de una manera espectacular —disparó Sasuke de vuelta.

Sonriendo dormido, rodé sobre mi lado y me ordené permanecer despierto, pero cuando mi respiración volvió a la normalidad, el sueño me arrastró. Algún tiempo después, oí la puerta abrirse y luego Sasuke estaba a mi lado, tirando de mí hacia él. No pasó mucho tiempo antes de que el ritmo de las subidas y bajadas de su pecho me llevaran de nuevo dentro del sueño. De vez en cuando me despertaba cuando apretaba sus brazos alrededor de mí, su abrazo era tan fuerte que pensé que había cortado mi circulación, sosteniéndome como si incluso en sueños estuviese obsesionado por el miedo de perderme.

 

 

Sasuke y yo fuimos juntos a la escuela el lunes. El coche aún tenía un olor mohoso y húmedo, un doloroso recordatorio de donde había terminado nuestra misión, en un río. En el camino, el Uchiha estaba convencido de que su hermano mayor había sido condescendiente sobre acabar con el Jinchuriki, pero yo sabía que necesitábamos encontrar otra forma de llegar a Deidara y Nagato. Uchiha Itachi no podía esperar para siempre, y podía comprenderlo. Si fuera su hermano menor el que estuviera encerrado, no creo que nadie pudiera ser capaz de detenerme.

Tan pronto como salimos, vi a Pain apoyado contra su camioneta a poca distancia. Se enderezó y se acercó en el momento en que nos vio.

Sasuke gruñó. —Él no es a quien quiero ver tan pronto como llego a la escuela.

—Estoy de acuerdo, ttebayou —dije, envolviendo mi mano alrededor de la de él—. Solo recuerda que estamos en público, teme.

—No es gracioso, dobe.

Pain redujo la velocidad en cuanto nos alcanzó, su mirada de dirigió a nuestras manos unidas y luego la retiró rápidamente. —Tenemos que hablar.

Seguimos caminando, o Sasuke siguió caminando. —Hablar contigo es lo último que quiero hacer.

—Puedo entenderlo. —Nos alcanzó—. Pero en serio no sabía sobre los escudos de strunz en las puertas. No tenía ni idea.

—Te creo —dijo el Uchiha.

El paso de Pain flaqueó. —Tú me golpeaste.

—Eso fue porque quería —respondí por el pelinegro, ganándome un guiño de él—. Mira, no confío en ti, pero tal vez no sabías sobre los escudos.

Eso no cambia el hecho de que no vamos a poder entrar.

—Hablé con Yagura anoche. No sabía sobre los escudos, tampoco. — El surfista metió sus manos en los bolsillos y se paró frente a nosotros. Tuvo suerte de que Sasuke no lo derribara en el momento—. Está dispuesto a hacerlo de nuevo, acabar con las cámaras y esas cosas.

El azabache soltó un largo suspiro. —Y ¿qué bien nos hace eso? No podemos pasar por esas puertas.

—O si cada puerta está armada como esa, ttebayou —agregué, temblando.

No podía imaginar pasar por eso tres o cuatro veces. Claro, había estado en esa jaula por más tiempo, pero el strunz aerotransportado lo había cubierto todo.

Los tres nos apiñamos a lo largo de la valla que rodeaba la calle, cuidadosos de mantener nuestra voz baja para que otros estudiantes no nos escucharan y se preguntaran de qué demonios hablábamos.

—Bueno, estaba pensando —Pain dijo, cambiando de un pie al otro—. Mientras estaba con Jinchuriki, solían exponernos a esta piedra todos los días. Nuestros tenedores y cubiertos estaban revestidos de ella. Muchas cosas lo estaban, casi todo con lo que entrabamos en contacto. Quema al tacto como si fuera fuego del infierno, pero no teníamos otra opción. He cruzado las puertas antes y recientemente. No pasó nada.

Sasuke se rió cuando alejó la mirada del menor. —¿Y hasta ahora sólo piensas que era buena cosa decirnos?

—Yo no sabía lo que era. Ninguno de nosotros sabía. —La mirada de gris de Yahiko se encontró con la mía—. No pensé mucho en eso.

Estupefacto, me di cuenta de que ellos habían condicionado al pelinaranja. Probablemente exponiéndolo a él y a otros al strunz repetidamente pero como anoche, algo no estaba bien. ¿Por qué los expondrían a eso?

¿Un castigo enfermo y retorcido o por la tolerancia? Y ¿por qué quieren que Luxen o híbridos desarrollen una tolerancia a un arma que podría ser utilizada contra ellos?

—No puedes decirme que no sabías sobre el strunz y lo que podría hacer, ttebayou—dije.

Me puso en la mira. —No sabía que podía incapacitarnos, Naru.

Presioné mis labios. —Sabes, hay tantas cosas que tenemos que creerte, de veras. Que realmente estás trabajando en contra de Jinchuriki y no para ellos. Que Deidara y Nagato están donde dices que están, dattebayou. Y ahora, que realmente no sabías sobre el strunz.

—Sé lo que parece.

—No creo que lo sepas —dijo Sasuke, soltando mi mano a la vez que apoyaba su cadera contra la valla—. No tenemos ningún motivo para confiar en ti.

—Y nos has estado chantajeado para ayudarte, ttebayou—agregué.

Él exhaló ruidosamente. —Está bien. No tengo un historial brillante, pero no quiero nada más que alejar a mi amigo de ellos. Por eso estoy aquí.

—Y ¿por qué estás aquí justo en este momento? —El Uchiha preguntó, obviamente en su umbral de paciencia.

—Creo que podemos pasar a través del strunz —dijo él, sacando sus manos de los bolsillos y manteniéndolas frente a él—. Ahora, escúchame. Esto va a sonar descabellado.

—Oh, por todos los cielos —murmuró el pelinegro.

—Creo que tenemos que crear una tolerancia. Si eso era lo que estaba haciendo Jinchuriki, tiene sentido. Los híbridos tienen que entrar y salir por esas puertas. Si nos exponemos a ella...

—¿Estás loco? —dijo mientras pasaba su mano a través de su cabello negro, sujetándose la parte posterior de su cuello—. ¿Quieres que nos expongamos al strunz?

—¿Ves alguna otra opción, Uchiha?

Sí, había una, no volver. ¿Pero es realmente una opción? Sasuke estaba empezando a calmarse. No era una buena señal. —¿Podemos hacer esto más tarde? Vamos a llegar tarde, dattebayou.

—Seguro. —Miró de soslayo a Sasuke—. ¿Después de clases?

—Tal vez —dije, centrándome en Sasuke—. Hablaremos más tarde, Pain.

Captando la indirecta, Pain comenzó a retirarse. No tenía idea de qué decir a todo esto. —¿Exponernos al strunz, teme?

Sasuke resopló. —Está loco.

Lo estaba. —¿Crees que funcionaría?

—¿No estarás...?

—No sé, ttebayou —Cambié mi mochila de hombro y comenzamos a caminar hacia la escuela—. Realmente no sé. No podemos darnos por vencidos, pero ¿qué otras opciones tenemos?

—Aún no sabemos si va a funcionar, dobe.

—Pero si Pain tiene realmente una especie de inmunidad a ella, entonces podemos probar con él, de veras.

Una amplia sonrisa se extendió a través de su cara. —Me gusta el sonido eso, Kitsune.

Me reí. —¿Por qué no que me sorprende, dattebayou? Pero en serio, ¿Si tiene una tolerancia a ella, entonces no deberíamos ser capaces de tenerla nosotros también? Es algo, de veras. Sólo tendríamos que averiguar cómo conseguir un poco.—Sasuke guardo silencio por unos segundos—. ¿Qué? —Le pregunté.

Entrecerró los ojos. —Creo que tengo la parte de lo del strunz cubierta.

—¿Qué quieres decir, bastardo? —Me detuve nuevamente, haciendo caso omiso del débil sonido de la campana de advertencia.

—Después de que Jiraiya te atrapó y un par de días después de que Itachi volvió, regresé al almacén y quité la mayoría del strunz del exterior.

Mi mandíbula cayó al suelo. —¿Qué?

—Sí, no sé por qué lo hice, dobe. Como una gran joda al establecimiento. —Rió—. Imagina sus caras cuando regresaron y vieron como estaba todo.

Me quedé sin palabras.

Tocó mi nariz. Golpeé su mano. —Estás loco. ¡Podrían haberte atrapado, de veras!

—Pero no lo hicieron.

Yo lo golpeé de nuevo, esta vez más con más fuerza. —Estás loco, idiota.

—Pero te gusta mi locura, dobe —Se inclinó hacia abajo, besando la esquina de mi labio—. Vamos, estamos retrasados. Lo último que necesitamos es una detención.

Solté un bufido. —Sí, ese sería el más grande de nuestros problemas, de veras.

 

Sakura aún no había regresado a la escuela el lunes. La gripe debió haber pateado su trasero. Karin parecía un poco celosa sobre todo el asunto. —Yo estoy, como, a dos kilos de mi peso ideal —dijo antes de que comenzara trigonometría—. ¿Por qué no puedo caer con algo también?

Por Kami.

Me reí y pasamos  algunos chismes. Por un rato, olvidé todo. Fue un agradable y muy necesario tiempo de inactividad a pesar de que estábamos en la escuela. La mañana pasó volando y cuando Pain entró a biología, me negué a dejar que arruinara mi estado de ánimo.

Pero luego abrió su boca y la gran declaración —¡Qué demonios! — salió—. ¿No le dijiste a Sasuke acerca de lo que te dije en el bosque? ¿Acerca de que tú me gustas?

Ah, ¿qué rayos? —Um, no. El bastardo te mataría, ttebayou.

Pain se rió.

Fruncí el ceño. —Lo digo en serio.

—Oh. —Su sonrisa se desvaneció y él palideció. Imaginé que estaba proyectando ese escenario en su cabeza: Yo diciéndole a Sasuke sobre su sucio secreto y el Uchiha volviéndose loco al respecto. Llegó a la misma conclusión que yo—. Sí, buena idea. De todos modos —continuó—. Sobre lo que dije esta mañana...

—Ahora no, de veras. —Abrí mi cuaderno—. Realmente no quiero hablar de eso ahora mismo, Pain.

Sonreí cuando Karin se sentó y por suerte, él respetó mi petición.

Conversó con la pelirroja como una persona normal. Era bueno en eso, fingiendo.

Un nudo se formó en mi estómago cuando lo miré fijamente. Le platicaba a ella sobre lo diferentes tipos de técnicas de navegación.

Estaba bastante segura de que Karin ni siquiera estaba escuchando, teniendo en cuenta que su mirada se centraba en como su camisa mostraba su bíceps.

Se reía fácilmente, mezclándose perfectamente. Como un buen implante debería hacer, y sabía por mi previa experiencia que Pain era hábil fingiendo. Realmente no había manera de decir qué lado del pelinaranja estaba actuando en este momento, y era estúpido intentar adivinarlo.

Al frente de la clase, Kakashi sacó su libro. Sus ojos se encontraron con los míos por un instante y luego pasaron al chico a mi lado. Me pregunté cómo el mayor conseguía conservar la calma todo el tiempo. Como lograba ser el pegamento que mantenía a todos juntos.

 

 

Me detuve frente a mi casillero y agarré el libro de historia japonesa, al final del día. Las posibilidades de un examen sorpresa mañana eran altas. La maestra tenía un horario, lo cual realmente no hacía al examen una gran sorpresa. Cerré la puerta de mi casillero y me di vuelta, metiendo mi libro en la mochila. La multitud se dirigía hacia fuera ya que todos se apresuraron a salir de la escuela. No estaba seguro si quería o no apresurarme. Pain ya me había enviado un mensaje de texto durante gimnasia acerca de reunirnos todos para hablar sobre la situación del strunz y realmente no quería.

Quería un día en el que solo fuera a casa y no hacer nada, no conspirar o lidiar con desplantes extraterrestres. Libros necesitaban ser leídos y comentados,  mi pobre blog le vendría bien un cambio de imagen. No podía pensar en una mejor forma de terminar un lunes.

Pero probablemente eso no iba a suceder.

Saliendo, me arrastré detrás del último grupo de estudiantes que iban rumbo al estacionamiento. Desde mi ventajosa posición, pude oír a Tenten decir en voz alta desde el frente.

—Mi papá dice que el padre de Kiba ha estado hablando al FBI. Exige una investigación completa y no va a parar hasta que Kiba regrese casa.

Me pregunté si el FBI sabía sobre los extraterrestres. Imágenes de Los Expedientes Secretos X volaron en mi cabeza.

—Escuché en la televisión que mientas más tiempo lleve una persona perdida, menos son las probabilidades que lo encuentren con vida —dijo uno de sus amigos.

—Pero mira a Itachi. Estuvo desaparecido por más de un año, y está de regreso —dijo otro.

Hyuga Neji  frotó su rolliza mano a lo largo de la parte posterior de su cuello. —¿Y no es extraño eso? Se había ido para siempre. ¿Pasa lo del niño de los Sabaku No y luego regresa Itachi? Eso es algo de locos.

Había oído lo suficiente. Caminé por entre los autos, poniendo distancia entre el grupo y yo. Dudé de si sus sospechas conducirían a algún lado, pero no quería encontrar cosas nuevas porque preocuparme. Teníamos suficientes.

Sasuke esperaba en su coche. Sus largas piernas se cruzaban por los tobillos. Sonrió cuando me vio y se retiró del lado del vehículo. —Estaba empezando a preguntarme si ibas a quedarte aquí, dobe.

—Lo siento, teme —Abrió la puerta del pasajero y se inclinó. Riendo, entré. Esperé hasta que él estuvo detrás del volante—. Pain quiere hablar esta noche, dattebayou.

—Sí, lo sé. Al parecer consiguió contactar a Itachi y ya le contó todo lo de la tolerancia al strunz. —Retrocedió, con su mano en la palanca de cambios. Ira brillaba en sus ojos—. Y por supuesto, mi estúpido hermano mayor lo apoya totalmente. Fue como entregarle un billete de lotería ganador.

—Genial. —Recargué mi cabeza contra el asiento. Itachi realmente era un conejito de Energizer suicida.

Y de repente me di cuenta. Esto era mi vida, toda su locura. Los altibajos, los momentos cercanos a la muerte y aquellos peores, las mentiras y el hecho de que probablemente no sería capaz de confiar en cualquiera que se hiciera mi amigo sin preocuparme de si se trata de un implante. Y demonios, ¿Cómo podría ser amigo de alguien normal? Como Sasuke al principio, mantuvo su distancia y quería que Sai hiciera lo mismo para que yo no quedara atrapado en su mundo.

Sería lo mismo con cualquier persona que conociera.

Mi vida no era mía. Cada momento era como esperar a que pasara algo. Me hundí en el asiento, y suspiré. —Allí van mis planes de comentarios y lectura, ttebayou.

—¿No debería ser de lectura y, a continuación, comentarios?

—Como sea, bastardo —murmuré.

Sasuke orilló la todoterreno fuera de la carretera. —¿Por qué ya no puedes hacerlo?

—Si Pain quiere hablar esta noche, entonces va a absorber todo el tiempo, en serio—Realmente quería hacer un puchero. Tal vez incluso patalear.

Con una mano en el volante y el otro brazo sobre el respaldo de mi asiento, me dio una media sonrisa. —No necesitas estar ahí, Kitsune. Podemos hablar con él sin ti.

—Sí claro, dattebayou—Me reí—. Hay muchas posibilidades de que alguien mate a Pain si no estoy allí, de veras.

—¿Y de verdad te molestaría eso?

Hice una cara. —Bueno...

Sasuke se rió.

—Y el hecho es de que a su muerte prematura, hay una carta dirigida a Senju Tsunade. Así que, lo necesitamos vivo, teme.

—Cierto, dobe —dijo él, cogiendo un mechón de mi cabello entre sus dedos—. Pero podemos mantenerlo en corto. Tendrás una noche de lunes normal llena de cosas normales y sin mierda de extraterrestres.

Vergüenza quemó mis mejillas al mismo tiempo que mordí mi labio inferior. Tan loco como todo había resultado, podía admitir que las cosas podrían ser peores. —Eso es realmente egoísta de mí parte, dattebayou.

—¿Qué? —Revolvió suavemente mi cabello—. No es egoísta, Kitsune. Toda tu vida no gira en torno a esta mierda. No lo hará.

Estiré mis dedos, sonreí. —Suenas muy decidido, Uchiha.

—Y sabes lo que pasa cuando decido algo.

—... Obtienes lo que quieres. —Me levantó sus cejas, y me reí—. Pero, qué hay de ti, teme, tu vida no puede girar en torno a esta mierda.

Retiró su mano, apoyándola en su muslo. —Yo nací en esto. Estoy acostumbrado, y además, todo se trata de saber administrar el tiempo. Es decir, como administramos el tiempo anoche. Hicimos lo de nuestra misión...

—Y fallamos.

—Esta ese detalle, pero ¿el resto de la noche? —Un lado de sus labios se curvó hacia arriba y sentí calor en mis mejillas por una razón totalmente diferente—. Tuvimos lo malo, lo anormal. Y luego tuvimos lo bueno, lo normal. De acuerdo, lo bueno fue interrumpido por lo malo, pero hubo administración del tiempo, dobe.

—Lo haces sonar tan fácil, de veras. —Extendí las piernas, relajándome.

—Es así de fácil, Naruto. Sólo necesitas saber cuándo trazar la línea, cuando has tenido suficiente. —Hubo una pausa mientras redujo la velocidad y giró hacia el solitario camino a nuestras casas—. Y si has tenido suficiente por hoy, lo has tenido. Nada de que sentirse culpable o preocuparse.

Sasuke se detuvo en su casa y apagó el motor. —Y nadie matará a Pipo.

Me reí suavemente mientas desabrochaba el cinturón de seguridad.

—Pain. Su nombre es Pain, ttebayou.

Él sacó las llaves y se inclinó hacia atrás, sus ojos brillaban con diversión. —Él es lo que sea que decida llamarlo, dobe.

—Eres terrible, bastardo—Atravesando la distancia entre nosotros, lo besé.

Cuando me alejé, se acercó a mí y yo me reí, abriendo la puerta—. Y por cierto, no he tenido suficiente hoy. Sólo necesitaba una patada en los pantalones. Pero debo estar en casa a las siete, en serio.

Cerré la puerta y di vuelta. Sasuke se paró enfrente de mí. Dio un paso adelante y no me iría a ningún lugar aunque quisiera. Y no quería.

—¿No has tenido suficiente? —preguntó.

Reconociendo el tono de su voz, mis huesos se fundieron en respuesta. —No, no lo suficiente, de veras.

—Bueno. —Sus manos estaban sobre mis caderas, tirándome hacia delante—. Eso es lo que me gusta escuchar, dobe.

Coloqué mis manos sobre su pecho, inclinando mi cabeza hacia atrás. Esto era totalmente un ejercicio de administración del tiempo. Nuestros labios se rozaron y una calidez en cascada me inundo. Era un ejercicio muy divertido. Me levanté sobre las puntas de mis dedos y deslicé mis manos hasta el plano duro de su pecho, maravillado por la forma vacilante en que aumentó.

Sasuke susurró algo y luego me besó suavemente, lo cual no fue más que un toque de una mariposa, fortaleciéndome. Sus brazos se envolvieron a mí alrededor, y pude sentir su corazón latiendo a la par con el mío.

—Hola —gritó Itachi, desde la puerta—. Creo que Sai volvió a prender fuego al microondas. Otra vez. Y he intentado hacer algunas palomitas de maíz con mis manos y como que algo salió mal. Como muy, muy mal.

El Uchiha de en medio presionó su frente contra la mía y gruñó. —Joder.

Yo no pude sino reír. —¿Administración del tiempo, cierto?

—Administración del tiempo —murmuró él.

Sorprendentemente, casi todo el mundo estaba de acuerdo con la cosa del strunz. Estaba convencido de que habíamos tenido una invasión de los ladrones de cuerpos o algo, porque incluso Kakashi asentía para acordar que exponerse al terriblemente doloroso strunz era una cosa buena.

Tenía la sensación de que cambiaría de idea la primera vez que entrara en contacto con ella.

—Esto es tan loco —dijo Sai, y tuve que estar de acuerdo—. Esto es equivalente a la automutilación.

Ah, como que tenía un punto.

La cabeza de Itachi cayó hacia atrás, y suspiró. —Eso es un poco extremo.

—Recuerdo como lucías cuando te trajeron de la montaña. —El menor enredó su cabello en su mano—. Y Naruto perdió su voz durante un tiempo de tanto gritar. ¿Quién se anotaría por algo así?

—Locos. —Sasuke suspiró—. Sai, no quiero que hagas esto.

Su expresión fue claramente una de no, en serio. —No te ofendas, Itachi, te amo y quiero que veas a Deidara y lo abraces, porque deseo... — Su voz se quebró, pero enderezó su espalda—. Pero no quiero hacer esto.

Su hermano mayor se inclinó hacia delante, colocando una mano en su brazo.

—Está bien. No espero que lo hagas.

—Quiero ayudar. —Su voz fue vacilante—. Pero no puedo...

—Está bien. —Itachi sonrió y hubo un momento entre los hermanos, como si se estuvieran diciendo más con sólo ese simple gesto. Lo que sea que fuera, funcionó, porque Sai se relajó—. No todos nosotros necesitamos hacer esto.

—¿Entonces quién está dentro? —Los ojos de Pain pasaron por todos nosotros—. Si vamos a hacer esto, necesitamos comenzar, como, ayer, porque no sé cuánto tiempo llevará construir una tolerancia.

Impaciente, el pelilargo se paró. —No puede tomar mucho tiempo.

El ojigris dejó escapar una carcajada sorprendida. —He estado con Jinchuriki durante años, por lo que no hay manera de decir en qué momento construí una tolerancia... o si realmente tengo una.

—Tenemos que probar, entonces, dattebayou —Sonreí.

Él frunció el ceño. —Vaya. ¿Algo de emoción por eso?

Asentí.

Sai se inclinó, observando a Pain. —¿Puedo hacer la prueba, también?

—Estoy muy seguro de que todo el mundo conseguirá una ronda. — El giro siniestro de los labios de Sasuke era realmente algo aterrador—. De todas formas, volvamos a lo básico. ¿Quién está dentro?

Kakashi levantó su mano. —Quiero estar dentro en esto. Sin ofender, Sasori, pero yo prefiero tomar tu lugar esta vez.

El pelirrojo asintió con la cabeza. —No hay problema. Puedo esperar con Sai y mi hermana.

Ino, que no había dicho más de dos palabras, sólo asintió. Me di cuenta de que la mitad de la habitación me estaba observando a mí —Oh —dije—. Sí, estoy dentro, ttebayou. —A mi lado, Sasuke me dio una mirada que decía, estás completamente loco. Crucé mis brazos—. No comiences conmigo, teme. Estoy dentro. Nada de lo que puedas decir cambiará eso, de veras.

La siguiente mirada se traducía como, esto se va a convertir en una conversación, discusión, en privado. Pain me miró con aprobación, un gran apoyo que no quería o necesitaba. Francamente, hizo que mi piel se erizara, ya que me recordó a cuando había asesinado al Arum que él prácticamente lanzó contra mí.

Kami, quería golpearlo nuevamente.

Se hicieron planes para reunirse después de la escuela, y si el tiempo lo permitía, iríamos al lago básicamente para comenzar a causarnos a nosotros mismos una cantidad obscena de dolor. Sí.

Ya que quedaban algunas horas antes de acostarse, dije adiós y salí para estudiar un poco y con suerte hacer una maldita revisión.

Sasuke me acompañó y sabía que no era un acto de caballerosidad, pero lo dejé entrar y le ofrecí su bebida favorita: leche.

Terminó la bebida en cinco segundos exactos. —¿Podemos hablar acerca de esto, dobe?

Me senté en el mostrador y abrí mi mochila, sacando mi libro de historia. —No, teme.

—Naruto.

—¿Hmm? —Abrí el libro en el capítulo que habíamos estado leyendo en clase.

Se acercó, colocando sus manos a ambos lados de mis piernas cruzadas. —No puedo ver mientras te hieren una y otra vez.

Busqué un resaltador.

—¿Viendo lo que pasó anoche y cuando Jiraiya te tuvo esposado en esas cosas? Y se supone que yo solo me quede allí parado... ¿Me estas escuchando, usuratonkachi?

A la mitad de la frase marqué algo, me detuve. —Te estoy escuchando, dattebayou.

—Entonces mírame.

Levanté mis pestañas. —Te estoy mirando, Sasuke.

Él frunció el ceño.

Suspirando, coloqué la tapa en el resaltador. —Está bien. No quiero verte pasar por dolor.

—Naruto...

—No. No interrumpas, Uchiha. No quiero verte pasar por dolor y solo pensar en que estas pasando través de lo que eso se siente, me hace querer vomitar, ttebayou.

—Yo puedo soportarlo, dobe.

Nos miramos fijamente. —Sé que puedes, pero eso no cambia lo horrible que va a ser verte pasar a través eso, pero no te estoy pidiendo que no lo hagas, Sasuke.

Se alejó de golpe y giró alrededor, pasándose sus dedos por su cabello. Tensión y frustración se instalaron sobre la cocina como una cálida manta.

Dejando mis cosas a un lado, bajé de un salto. —No quiero discutir contigo, de veras, pero no se puede decir que está bien para mí verte pasar por esto y yo no hacer nada, dattebayou.

Caminé hacia él y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Se tensó. —Sé que tienes buenos motivos, pero sólo porque la cosa se está poniendo fea, yo no puedo echarme para atrás, en serio. Y sabes que no lo harás tú tampoco. Sólo es justo, teme.

—Odio tu lógica, usuratonkachi. —Colocó sus manos sobre las mías e hice presión contra su espalda, sonriendo—. Y realmente voy a odiar esto.

Apretándolo como a mi zorro de peluche favorito, sabía lo difícil que era para él ceder en esto. Era monumental, realmente. Se retorció en mis brazos, bajando la cabeza y pensé: Wow, así es cómo adultos hacen las cosas. Pueden no estar de acuerdo todo el tiempo, pueden discutir, pero al final, trabajan juntos y se aman.

Como mi mamá y mi papá.

Un bulto se formó en mi garganta. Llorar no sería lo correcto, pero era difícil retener esas lágrimas.

—Lo único bueno es que voy a sujetar a Pinocho y hacerlo besar strunz una y otra vez  dijo.

Estrangulé a una carcajada. —Eres sádico, Uchiha.

—¿Y necesitas estudiar, cierto? Es administración del tiempo escolar, no administración del tiempo de Sasuke, lo cual apesta, porque estamos solos y requiere más esfuerzo de parte ellos interrumpirnos aquí.

Decepcionado, me liberé. —Sí, tengo que estudiar, ttebayou.

Hizo una mueca y lució increíblemente sexy en él. Mal. —Bien, me voy, dobe.

Lo seguí a la puerta. —Te mandaré un mensaje cuando haya terminado y puedes venir.

—De acuerdo —dijo, besando la parte superior de mi cabeza—. Estaré esperando.

Y sabiendo que me tenía todo excitado y confuso. Me despedí de él, cerré la puerta y volví a la cocina, cogí mis cosas y un vaso de jugo de naranja. Feliz que toda la conmoción se había ido con Sasuke, fui arriba y abrí mi puerta.

Me detuve en seco.

Una chica estaba sentada en mi cama, con las manos cruzadas remilgadamente sobre su regazo. Me tomó un momento reconocerla, porque su cabello colgaba en flojos mechones alrededor de su pálida cara y sus ojos almendrados no estaban ocultos detrás de su flequillo de color rosa.

—Sakura —dije, sorprendido—. ¿Cómo... cómo llegaste aquí, dattebayou?

Se levantó sin palabras. Extendió sus manos. La luz del techo se reflejaba en una pulsera que también reconocí: piedra negra con fuego dentro.

¿Qué diablos...? Yagura tenía esa piedra. ¿Por qué la tendría...?

Un sonido de estática se escuchó en el aire y hubo un olor a ozono quemado un segundo antes de que una luz blanquecina-azulada irradiara por las manos de la pelirrosa. La pulsera ya no era una preocupación.

Sorprendido en un estado de estupor, miré a mi amiga con incredulidad. —Mierda.

Sakura atacó.

Continuará...

Notas finales:

"¡¿Qué?!" Seguramente estarán pensando en este instante.

Esperaré ansiosa sus comentarios, ya que cuando entro es lo único que me mantiene ansiosa de actualizar porque sé que aún no se han olvidado de mi.

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).