-recuéstate- hablo suavemente la rubia mientras empujaba a su pareja sobre la paja.
-no puedo, ¿Y si alguien nos ve?-
Estaba nervioso.
Nunca en su vida se imaginó como pareja de una humana y más con la que le había tocado, la mujer con quien estaba era digna de mirar. Ella hubiera podido tener a media tierra en la palma de su mano, hubiera conquistado continentes con solo su belleza y hubiera tenido a más de media docena de hombres tras de ella, y dejo todo eso atrás, por estar con él.
Tampoco se subestimaba, sabía que era buen partido, solo que aún no se hacía a la idea de cómo había terminado junto a la zafiro.
Recordaba perfectamente aquel día. Toothless se proclamó como nuevo alfa, dio un rugido de victoria y bajo de inmediato con su pareja. Recordaba como la chica veía seria aquella escena. Como la anatomía de Toothless cambio de un momento a otro y estaba ahora, frente a ellos, un humano.
La mayoría vieron sorprendidos aquello. Excepto Hipo y Camicazi. La rubia sabía que los dragones podían hacer eso. Parecía que cambiar su anatomía, era, para ellos un simple juego, pero nunca se imaginó que el morocho lo haría frente a todos para reclamar, oficialmente, a Hipo frente a todos.
Y ahí, en ese preciso momento los ojos color zafiro de la chica se iluminaron como el sol.
Si el furia nocturno lo hacía, entonces, ¿Por qué ella no?
“Te amo Hookfang, se mi pareja”
Esas palabras dieron vuelco en su cabeza en ese instante. Los presentes miraban divertidos la escena.
Nunca se imaginaron que ella, que la amiga piedra de Hipo se fuera a declarar frente a toda la aldea a un gigantesco dragón perteneciente a Patán, quien en ese momento estaba encima del reptil.
Él asintió impactado. Lanzo a Patán mocoso de su lomo y se transformó, al igual que su amigo.
Desde ese día sus vidas habían cambiado totalmente.
Camicazi no era del todo cariñosa, menos en público, pero había sus excepciones y a él le encantaba cuando la chica tenía la iniciativa como en ese momento.
-no seas llorón- comento irritada. Giro su cabeza avergonzada- Si no quieres hacerlo solo dilo directamente- volteo a verlo sonrojada. Igual que él estaba nerviosa, pero sabía lo que quiera- odio cuando usas indirectas-
-¡Si quiero!- se exaspero-pero… es vergonzoso. Mi cuerpo no es como el tuyo-
-claro que no- rio- y más vale que no lo sea, si eso pasa seria trágico, no sé cómo lo hacen las chicas-
-pregúntale a Astrid-
-¡Hookfang!- regaño la zafiro.
-pero ella sale con Brutilda-
-por Thor- puso sus manos sobre su frente y jalo suave su pelo.
No estaban llegando a nada con esta conversación, y era la más estúpida que habían tenido.
Camicazi se puso de pie.
-no vamos a estar hablando toda la noche- tomo las extremidades de su vestido.
No hacía mucho frio esa noche y por lo que ella quería hacer, no necesitaba mucha ropa encima, pero tal parece que Hookfang estaba más nervioso de lo que esperaba. Tenía que mostrarle al dragón que todo iba a estar bien.
-¿qué haces…?- sus ojos brillaron.
El zafiro se deshizo de sus ropas. Su cuerpo era bañado por la tenue luz azul de la luna que apenas entraba al granero.
-vamos hacer el amor, aquí y ahora- comento fuertemente- Ahora, ¡Quítate el pantalón!-
El dragón trago grueso. Si quería hacerlo, quería copular con la hembra humana, pero no estaba seguro de cómo lo tomaría ella.
Volteo su cabeza apenado y negó con fuerza.
-¿por qué no? Exijo que te encueres ahora mismo-
Al no ver respuestas positivas la rubia se inclinó, estaba dispuesta a quitarle la virginidad a ese lagarto súper desarrollado, ya sea por las buenas, o por las malas.
-¡Camicazi espera!- puso sus manos sobre sus piernas- es que… no soy igual a los demás-
La chica paro sus movimientos. Elevo su cabeza y miro curiosa a su pareja.
-¿Qué quieres decir?-
-Toothless me conto que…- suspiro nervioso- los miembros humanos son diferentes, no soy como los machos de tu especie-
-eso es raro-
-no tanto, mi miembro es…-
-no eso. Hablas con Toothless sobre “eso”- elevo una de sus cejas divertida- parecen chicas- se carcajeo.
-vamos, es normal- se cruzó de brazos molesto.
-en cualquier caso, ¿Cuál es la diferencia?, el tamaño, el grosor, lo que importa es como lo mueves-
-no es eso-
-¿entonces?-
Ya estaba harta, ¿iban hacerlo o no? Perdía tiempo, si ella quisiera y mejor dicho, pudiera, ya estaría dándole sexo oral al dragón.
-tengo un hemipene-
-¿¡un qué?!- quedo estática en su lugar, ¿Qué diablos era eso? Tenía un pene, eso fue lo único que entendió.
-mi pene…- Camicazi asintió en señal de que lo escuchaba- esta partido en dos, ya sabes… hemipene- se sonrojo.
-sácalo- comento secamente. Esto alarmo al muchacho, pero hizo lo que la rubia pidió.
La hembra había estado un buen rato observando el miembro de su pareja. Lo toco un par de veces, escucho gemidos del contrario y como se ponía caliente con cada toque. No paso mucho para que el pene se pusiera erecto en sus manos, pero no hizo nada más.
-¡ah!- suspiro excitado al tacto. Quería llegar al clímax, pero Camicazi no aceleraba el ritmo, tal parece que lo estaba castigando por lo de hace rato.
-es grande- hablo la chica.
El miembro estaba partido en dos, casi al final de este, era de un color rosa fuerte, casi tirando al rojo y le sobresalían algunas pequeñas venas, por lo excitado que estaba Hookfang en esos momentos. Tomo el pene desde la base y lo giro lentamente.
-puede girarse- comento impresionada. La anatomía de Hookfang era interesante.
-hay muchas cosas que puede hacer- su tono fue sensual, casi seductor, pero aun quería hacerlo sufrir.
-ya veremos si se lo merece-
-vamos… hazlo- elevo sus caderas para alentar a la hembra.
Camicazi dudo un poco, pero igual quería hacerlo.
-bien pequeño- se montó sobre él- lo haremos en este instante- giro con cuidado el miembro de su pareja. Posiciono una parte de este en su vagina y la otra en su parte baja.
Si su reptil tenía ese maravilloso falo lo iba aprovechar al máximo.
El dragón movía su cola ansioso.
Este sin duda iba ser un día para recordar.