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"Vacíos encontrados, la luna llora en tu mirada." por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

¡Helloooooooo! Al fin he aparecido despues de tomarme algunos días de descanso. Traje después de mucho el capítulo 13 de esta historia, ya tengo el cap 14 y el 15 peeeeeero no los subiré hoy, sino que lo haré mañana posiblemente en la tarde, planeaba hacerlo hoy pero debo salir dentro de poco y al subir el texto debo leerlo de nuevo para evitar uno que otro error y eso lleva tiempo. Así que esperenme mañana con el 14 y 15 y gracias a todas esas personitas bellas que están leyendo esta locura y aunque no me comenten, me llena de alegría que la hayan leído tantas personas ya. Así que mañana sin falta tendrán los nuevos capítulos. Mientras tanto disfruten este y si hay alguien por acá que esté siguiendo el de "Gema gitana" con la pareja de Milo x Camus, sepan que ya estoy trabajando en el capítulo 3 que posiblemente cuelgue la próixima semana. Nos leemos mañana ;)

 


- o - 🌙 - o -


 


Habían llegado a la cocina del cuarto templo, Deathmask se dispuso a la lavar la taza donde tomó su café.


 
—Siéntate a la mesa en lo que limpio. No tomará mucho tiempo —le dijo.

Aioria hubiera querido ayudarlo a limpiar pero no se sentía con la entera confianza de acercarse demasiado o sugerirle hacerlo. Le quedó como única opción hacer lo que le habían dicho, sentarse a esperar. Pero una melodía campaneaba en su mente haciéndole picar la lengua por cantarla, y no supo cuando fue pero comenzó a cantar con toda la calma del mundo en un discreto susurro que hizo a Death enderezarse del lavadero para escuchar lo que el de Leo cantaba distraído mirando por la ventana por la que minutos atrás él mismo se había perdido antes de que su vecino llegara.


—Mission is over, mission is done. I will miss you children of the sun, now it's time, to go away. Goodbye, goodbye Milky Way...


Deathmask se quedó estático unos segundos, escuchando, convenciéndose de que quizás era otra cosa, algo parecido pero no lo mismo hasta que escuchó “Goodbye, Milkyway”. No pudo más, era extraño para él que Aioria conociera esa canción. El intérprete y el género no eran nada comunes y él nunca se la había mostrado a ninguno de sus compañeros por cuestiones de que no compartía con ellos más de lo estrictamente necesario. Pero ese oji-verde se la sabía como si la hubiera escuchado desde siempre.


—¿Qué es lo que cantas? —preguntó genuinamente curioso y extrañado.


Aioria no se había enterado que estaba cantando la canción que el cangrejo cantara en la madrugada antes de despedirse de su yo-león. Por lo que la interrogante lo tomó por sorpresa.


—¿Eh? —volteó a mirar al mayor— Oh, es una canción que... —se quedó callado no podía decirle a Death que esa canción la había aprendido de él, se decidió a inventar algo para responder al cangrejo que le veía con cierta impaciencia— que... escuché hace mucho cuando fui a una misión, no sé por qué me vino de repente a la cabeza, pero si te molesta puedo dejarlo —se rascó la nuca apenado y nervioso.


Death pareció creerle pues lentamente volvió a lo que hace segundos estaba haciendo.


—No, no me molesta... sólo que es raro escuchar ese tipo de canciones por aquí.


—¿Por qué, quien es el interprete?


Leo vio sonreír al peli-azul cuando éste se volteó a verle de nuevo mientras secaba sus manos con un paño que tomó del mueble a su lado.


—Es un proyecto musical llamado Enigma, manejan un género muy bueno pero pocos llegan a conocerlo. La canción que estabas cantando lleva por título Goodbye Milkyway... Me gusta mucho aunque me llena de nostalgia, la escuché por primera vez cuando terminé mi entrenamiento como aprendiz de caballero.


El de Cáncer tenía una hermosa sonrisa en sus bonitos labios rosa pálidos. Aioria ya estaba interesado en él pero ahora estaba encantado. Quedó más convencido de que Giovanni era tremendamente lindo.


—¿Conoces otras canciones de Enigma? —estaba interesado en conocer más sobre los gustos de Death.


—Claro que sí, tengo la mayoría de sus álbumes, me ha costado trabajo adquirirlos pero aprovechaba cuando salía de misión. ¿Te apetece algo de tomar, Leo? Aún es temprano.


El ofrecimiento lo había tomado por sorpresa, se alegró sentía que todo iba avanzando y comprobó que a Deathmask le gustaba ser escuchado y que le preguntaran de sus gustos e intereses. Un dato muy importante e interesante para planear más acercamientos.


—Me gustaría conocer más sobre Enigma, me has contagiado de querer escuchar sus canciones —le sonrió con un agradable calor en su pecho—. No quisiera causarte más molestias, Death…


El nombrado dio una negativa con su cabeza.


—No es molestia, si te ofrezco algo y me rechazas entonces estarás ofendiéndome y ten por seguro que nunca te volveré a ofrecer algo en la vida —sentenció señalando al menor con el dedo indice de su mano derecha en modo de advertencia.


—Está bien —rió—, ¿podría ser un café?


—Claro que sí. Mientras te lo preparo puedes decirme lo que tanto estuviste insistiendo en hablar conmigo.


Leo suspiró, era verdad él no estaba ahí para tomarse un café, sino porque quería tener la aprobación del italiano para frecuentarlo y que su relación fuese cambiando para mejor y así poder en un futuro muy próximo, iniciar a cortejar al hermoso cangrejo y presumir al mundo entero que era su dueño.


Death ya había colocado la tetera con un poco de agua en la estufa a fuego medio, ahora vertía café soluble italiano de un tarro junto con azúcar de otro. Esperaba a que el agua estuviera en el punto justo. Miraba a Aioria suspirar.


—Tienes razón, bueno pues como te dije en la entrada al llegar, yo quiero que sepas que estoy completamente arrepentido de mi estúpido comportamiento pasado. Sé que te hice sentir mal al recordarte cosas que ya ni al caso vienen. Te pido perdón y que me des la oportunidad de acercarme a ti, tratarte y conocerte. Quiero escucharte, conocer lo que te gusta y lo que no. Hacer eso que debí desde el primer día en que te conocí.


—¿Por qué querría alguien como tú tratar a un sujeto como yo? —rió— No soy interesante como Camus, llamativo como Dita, paciente como Shaka, talentoso como Milo, ni lindo como Mu. No tengo nada que te haga querer conocerme, Leo. ¿Qué planeas, eh? —finalizó con un tono audaz.


—Es verdad, tú no eres como todos ellos, no tienes nada de lo que ellos presumen —respondía sorprendiendo al mayor—. Porque tú eres más que ellos, tienes mucho más que eso. Aunque no lo demuestras yo lo sé por eso quiero acercarme a ti, conocerte a profundidad y no para lastimarte, sino para orgulloso jactarme de que provocas en mi tantas emociones bellas. Quiero ser tú amigo y que tú seas el mío, Death. Deseo ganarme tu aprecio y tus sonrisas así como esa que me regalaste cuando me contabas de tu canción favorita.


Cáncer se había sonrojado por esas palabras que salían libres de la boca de Aioria. Por un momento pensó que el hombre le diría todos sus defectos pero había sido todo muy distinto. En otros términos el griego lo había halagado de modo muy galante, nunca se hubiera esperado algo como eso de Aioria, ese caballero que lo miraba con un odio que de su mirada matar ya hace mucho habría muerto. Pero hoy era distinto no entendía de donde surgió ese cambio de su compañero hacia a él pero le daba un poco de incomodidad y cierta desconfianza que no lo abandonaba.


—¿Qué es lo que pasa contigo? Estás en verdad muy raro desde que pasó lo de Shura aquí en mi templo. No me digas que acaso me tienes lastima, porque eso es algo que no necesito, Aioria.


—¡No! No se trata de eso, Death. Disculpa si te hice pensar eso pero no es así. En verdad me interesas.


—¿Pero por qué? Eso es lo que no entiendo. ¿Te has fijado en mi de la noche a la mañana sin siquiera tener contacto conmigo? Apenas nos saludamos, ¿lo sabes verdad?


El agua para el café ya estaba lista, Death se apresuró a apagar la estufa y llevar el liquido a la taza de porcelana color perla que contenía el café y el azúcar. Pronto inició a mezclar la bebida hasta que pudo finalmente ofrecerla a su visitante. La habitación se llenó del dulce aroma, disipando un poco la pequeña tensión que se había formado.


—Te lo agradezco mucho, huele delicioso —comunicó al tomar la taza entre sus manos.


—Y sabe mejor, te lo aseguro es la mejor marca de café en Italia.


—Puedo creerlo... Death yo sé que lo poco que cruzábamos en palabras se nos iba con mis ofensas y tus disculpas para pronto retirarte del lugar y de verdad siento mucho todo eso. Pero mi atención está sobre ti porque he podido ver que tú no eres lo que yo pensaba. Tú te preocupas por otros, por su bienestar, también eres muy profundo cuando haces observaciones sobre algo o recuerdas algún hecho.


—¿Y tú como sabes eso? Te vuelvo a recordar que nunca hemos estado juntos lo suficiente para que afirmes conoceme de ese modo.


Y Death tomó asiento frente a Aioria en la silla frente a él.


—Te sorprendería mucho si te dijera como sé eso. Pero ahora no puedo responderte.


—Seguramente lo estás inventando... o has estado espiándome… —Death se sobre-encogió de sólo pensar.


—Bueno, sé que te escapas a la playa por las noches —llevó la taza a sus labios tomando un poco del caliente contenido, deleitándose con el delicioso sabor.


—¡Qué...! —el sobresalto que le llegó hizo sonreír al griego— ¿D-de qué hablas? Yo no voy a ningún lado… —quiso desentenderse pero no servía de nada.


—No te preocupes, te prometo que no diré nada a nadie de tus fugaz nocturnas —Aioria alejó la taza de su rostro para admirar el del otro, confundido y preocupado y una idea cruzó por su cabeza, sonaría a manipulación pero si funcionaba para sus planes, era bienvenido ya luego pediría disculpas—. A menos que…


El de ojos azules enfocó su atención velozmente sobre el castaño claro. La incertidumbre y el pánico haciendo presencia en ese armonioso rostro mediterráneo. Aioria lo chatajearía, podía sentirlo y se estaba comenzando a arrepentir de haberlo dejado entrar a su casa. Death estaba molestándose por la desfachatez del de Leo.


—¿A menos que, qué, Leo? ¿Vas a chantajearme? Que bajo de tu parte. ¿Qué quieres para mantener la boca cerrada? —le decía con el entrecejo fruncido.


—¿Tan importante es para ti escaparte a la playa todas las noches? —le preguntó mirándole con seriedad a los ojos.


—Eso no te concierne... —se cruzó de brazos mirando hacia otro lado.


—Si no me lo dices, entonces tal ves al patriarca si... —sonrió con malicia. Death estaba aún más molesto por la manipulación de la que era objeto, volteó a mirar de frente a Leo.


—No me gusta estar encerrado... —susurró pero Aioria podía escucharlo bien— Además me gusta ver el cielo estrellado, me tranquiliza escuchar las olas del mar y sentir la brisa fría... Eso es todo... Ahora dime que quieres para no decir nada a Shion, si él se entera es capaz de ponerme vigilancia y no creo poder soportar eso.


Aioria meditó, pronto sonrió y aclarándose la garganta comenzó a dar su condición.


—No diré nada de tus salidas, si... aceptas mi invitación a almorzar en Rodorio hoy al medio día.


Los ojos añil se sobre abrieron, vaya de todo lo que creyó que el griego le iba a pedir, no se le pasó que lo invitara a comer. Era muy extraño todo eso.


—Mmm... no lo sé. No estarás pensando drogarme y desaparecerme, ¿verdad? —rió burlón, el otro negó sonriéndole con calma.


—No, Death no pienso hacerte. ningún daño, sólo deseo invitarte a almorzar. ¿Qué tiene eso de malo? Ya te he dicho que deseo conocer cada cosa de ti…


—Deja lo medito.


—No tienes que pensarlo mucho, recuerda que puedo hacer que tus visitas a la playa se terminen… —concluyó con una sonrisa que se escondió tras la taza de la que tomaba el café.


—Desgraciado... —temía que el otro cumplieron lo que decía porque eso significaría pasar encerrado en su templo por las noches sin escuchar los susurros del mar y además ya no vería a su amigo león y eso en verdad lo preocupaba, no podía permitir aquello.


—¿Y bien? —insistió. Un suspiro fue lo que Death dejó salir antes de responder.


—Está bien, tú ganas. Acepto tu invitación, pero solamente porque hay un motivo muy importante que no puedo permitir que me quiten…


—Me parece bien, entonces vendré a buscarte a las once treinta. ¿Te parece esa hora?


—De acuerdo, ni un minuto más, ni uno menos, Leo.


Ambos se sonrieron aunque Death no bajaría la guardia...


 


 


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