Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Vacíos encontrados, la luna llora en tu mirada." por darkness la reyna siniestra

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Otra cosa que le daba vueltas en la cabeza al de Leo era el por qué Deathmask estaba ahí a esas horas totalmente solo y nadando en la oscuridad... Era cierto que no conocía mucho al otro pero aún para aquel era raro aquello.


—“Me encantaría poder saber por qué estás aquí, Deathmask...


Su mente se quejaba mientras su mirada salvaje se fundía en las calmadas llamas que lo acompañaban y sus orejas eran llenadas con los truenos de la madera achicharrándose.


 


- o - 🌙 - o -


 


La sensación de frescura inundaba cada parte de su cuerpo, sentía que flotaba en la inmensidad y eso le encantaba, se sentía tan bien ser acariciado por las saladas aguas que llevaban su cuerpo como queriendo hacerlo parte de ellas. En una de sus manos se podían ver algunos pescados de tamaño mediano ya muertos ya que había utilizado un poco de su cosmos para dejarlos sin vida y poderlos sacar más fácilmente del agua.


Sus piernas se movían juntas como si de una cola se trataran para luego moverse por separado de arriba hacia abajo, sus ojos azules enfocaban perfectamente la dirección que llevaba a la orilla de la playa aún en la oscuridad. Unos minutos después, caminaba entre las olas llevando su carga hasta aquel que aún le esperaba pacientemente junto a la fogata.


Aioria al verlo llegar, se sentó ya que se había echado de panza al suelo. Mirando con atención lo que el otro traía.


—Lamento si me he tardado. Mira, te he conseguido pescado espero te agrade...


Death le mostró lo nombrado junto con una roca plana y amplia que había encontrado semi enterrada justo donde el límite de las olas suaves se hacía notorio. Sacó pronto un pequeño cuchillo envuelto en una funda de cuero negro que llevaba en uno de los bolsillos de los pantaloncillos cortos que vestía y con aquel instrumento, inició a abrir los pescados desde abajo de la cabeza hasta antes de llegar a la cola, limpiándolos así de lo que llevaban dentro y además quitarles las escamas de encima.


El de ojos verdes miraba calmado como el otro realizaba la labor y se encaminó hasta Deathmask para echarse de nueva cuenta ahora a su lado.


—Vaya, parece que estás ansioso... Sólo espero que no estés pensando en comerme a mi antes que a estos peces... —negó con una sonrisa.


Lo cierto para Deathmask era que no tenía ningún tipo de temor hacia el animal que le acompañaba, era más bien todo lo contrario pues incluso sentía que lo conocía pero era tonto a su criterio el pensar que conocía a un león que había salido de la nada justo la misma noche en que él había ido a la playa para sacar un poco de su sufrimiento, uno que nadie conocía, ni siquiera el motivo del mismo era conocedor del dolor que provocaba que el santo de Cáncer haya salido de su templo a altas horas de la noche para llorar a gusto entre las aguas del mar, dejando así que sus saladas lágrimas se fundieran en tal inmensidad. Para que nadie fuera testigo de su momentánea debilidad.


 


- o - 🌙 - o -


 


Los minutos pasaron volando para ambos visitantes de la playa, a estas alturas Aioria ya se había comido la mayor parte de los pescados que Death le había traído. Al inicio el de Cáncer se los había tendido así sin más solamente limpios por fuera y por dentro pero crudos. El de Leo se le había quedado mirando con la cabeza ladeada a modo de cuestionamiento y algunos rugidos que de saberlos interpretar, Deathmask hubiera entendido:


—“Death... Están crudos y no creo poder comerlos así...


Aunque Mask no era tonto y pudo comprender lo que probablemente ocurría con el peludo.


—¿No los quieres crudos, o no te gusta el pescado?


Aioria con una de sus grandes patas delanteras, hizo una descuidada pero visible línea vertical frente a si mismo en la blanca arena y acompañando la señal con un leve ronroneo, fue que el italiano comprendió el mensaje.


—¿Mmm? ¿Y esa raya? Espera.... —Death se movió un poco de su posición para ver mejor lo que el felino había tratado de hacer— Eso podría ser, ¿un 1 quizás? Entonces es lo primero que te dije, no quieres que estén crudos. Vaya que selectivo me saliste pero está bien, eso tiene remedio.


Mientras decía aquello el peli-azul buscaba cerca suyo algunas ramillas que no había utilizado en el fuego para pronto colocar los cuatro pescados ensartados en las varas llevándolas en poco tiempo al fuego para que se cocinaran.


Fue cosa de minutos cuando los cuatro pescados estuvieron listos y Aioria esta vez comenzara a comer con mordidas pequeñas y cuidadosas. La verdad el joven griego sentía que aquellos mariscos eran un manjar de dioses en esos momentos pero hubo un detalle que sorprendió al caballero de la cuarta casa. Solo quedaba un último pescado sobre la piedra plana ahora fría, el hombre se encontraba sentado con una de sus piernas flexionadas cerca de su pecho y el brazo del lado correspondiente descansando sobre la rodilla alzada, mientras que el otro brazo detenía el peso de su cuerpo con la mano, sintiendo la textura de la arena blanca bajo la palma. Los ojos azul veían con añoranza la luna llena en lo alto del estrellado cielo, en lo que el magnífico león tomaba con su hocico la vara del lado que no tenía contacto con el alimento, lentamente Aioria se acercó a Death con la comida siendo llevada delicadamente entre algunos de sus afilados dientes cuidando de que la madera no se partiera por el peso del pez. Al estar del todo a su lado, Aioria se sentó poniendo una pata suavemente sobre la pierna extendida de Deathmask quien al sentir el contacto esponjoso, se volteó encontrándose de frente con el pescado perfectamente asado frente a su rostro sostenido por los colmillos del depredador.


—¿Qué sucede, se ha enfriado y quieres que lo vuelva a poner al fuego? —le cuestionó el joven extrañado, pero Aioria en respuesta acercó el marisco a los bonitos labios del mediterráneo— ¿Me lo estás dando? —el griego sacudió su cabeza hacia adelante una vez con un poco de fuerza, como si hubiese estornudado— Pero yo no tengo hambre... —al quinto custodio no le importaba tal excusa, era bastante tarde y a pesar de que le dijeron que no él sabía que Cáncer tendría algo de apetito sobretodo con el aroma tan apetitoso que despedía el pescado, por ello Aioria volvió a empujar la comida sobre los esponjosos labios ajenos—. Está bien, veo que no podré librarme de ti. ¿Verdad? —respondió con resignación tomando el pincho del hocico del felino, la cola de éste se alzó en clara señal de victoria— Gracias... gatito...


La mano que le detenía en la arena ahora acariciaba juguetonamente la gran cabeza del enorme gato, era extraño pero se sentía cómodo en la compañía del animal imponente que se había acercado de la nada a él en esos momentos de soledad tan grandes que atormentaban su alma. Y aunque no lo supiera, Aioria pasaba por lo mismo, nunca en su compleja existencia había estado junto al de Italia por tanto tiempo pero sin duda la interacción del par de horas que llevaban en esa playa solitaria le gustaba al griego y sin pensar realmente deseo estar así con su compañero por un buen tiempo más.


Pero lamentablemente todo lo bueno tiene un final y para ellos el simpático tiempo de calidad había llegado a su culminación ya que Deathmask anunció que debía volver a aquel majestuoso lugar al que pertenecía su alma y su cuerpo. No lo expresó de tal manera pero Aioria pudo comprender que su compañero de armas debía volver al su templo en el Santuario... Pero para el rubio no pasó desapercibida una estela de tristeza y desolación que se apoderó de los hermosos ojos azul metálico del mayor. Algo le pasaba a Death y el menor deseaba saber lo que era, posiblemente por eso es que nadaba en solitario en esa húmeda oscuridad del océano casi infinito.


—No sé si volveremos a vernos, gatito pero debo agradecerte por tu compañía y... porque no me hayas visto como alimento... —sonrió acariciando su melena a manera de despedida— Cuidate y espero que encuentres tu camino aunque aún me pregunto de donde es que saliste pero bueno, fue agradable este rato a tu lado. Te parecerá extraño pero siento que puedes entenderme perfectamente lo que te digo. ¡Ja! Estos malditos sentimientos me están volviendo loco...


Deathmask se irguió con una gran tristeza en su hermoso rostro. Aioria no comprendía lo que le ocurría a ese hombre que era conocido como el más sádico y cruel de los 12 santos dorados al servicio de la diosa de la sabiduría reencarnada en la Tierra. Le preocupaba la actitud de esa persona que lo había estado acompañando y que incluso le dio de comer. Cada nuevo gesto del mayor le hacía comprender al de Leo que Cáncer no era como él creía, y de pronto y sin ser consciente del por qué, se comenzó a sentir tremendamente mal porque él, Aioria de Leo se daba a la tarea de juzgar sin piedad alguna al malvado Deathmask de Cáncer sin conocerlo bien siquiera... Si tan sólo hubiera tratado de hablar con el joven como camaradas, de hacerlo parte de su círculo; de descubrir todo lo que el otro escondía y que según había atestiguado, sólo demostraba a su amigo y compañero Shura... Shura, ahora que lo meditaba, Deathmask siempre tenía cerca suyo al español pero aunque parecía más abierto, Capricornio siempre lucía frío y distante. ¿Será que Shura le había hecho algo a Death? No sabía pero cuanto daría por descubrirlo pero como el león que era ahora —literalmente hablando—, no podía hacer mucho, menos decirle a Death que él en verdad no era un león perdido y misterioso sino su vecino del quinto templo.


Sin nada más que hacer, el heleno rugió audiblemente a modo de despedida, sentado sobre sus patas traseras. Death se giró un poco en la distancia para despedirse con su mano izquierda al aire. Hasta perderse completamente del campo visual uno del otro y cada quien en su interior pedía por el bienestar del contrario en su ausencia…


 


- o - 🌙 - o -


 


La noche avanzada sin tregua por sobre la tierra griega, y las estrellas infinitas guiaban los sueños de los guerreros que resguardaban los zodiacales templos que ahora protegían a los hombre valerosos en el interior de su apacible misterio, lleno de batallas pasadas grabadas secretamente sobre cada piedra ahí habida.


Algún tiempo pasó para Death quien ahora se envolvía en las sabanas frías por el viento de una madrugada peculiar. El reloj de fuego daba las tres con cuarenta minutos. Vaya que el tiempo se le había ido volando, la compañía de la criatura carnívora lo había ayudado bastante a olvidar un poco sus pesares, pero estaba consciente de que su amigo león no estaría cada vez que él intentara escapar de su naturaleza humana: sentir...


Cuando el reloj anunció las cinco de la mañana, Aioria llegaba recién a su templo, lo tranquilizó sentir a Death y su cosmos al parecer relajado. Eso significaba que el de Cáncer llegó con bien y que estaba descansando, y ahora le tocaba a él. Cruzó con un trote leonino hasta sus aposentos donde una vez dentro, saltó hasta su cama donde se echó sin delicadeza para intentar dormir hasta que los primeros rayos del sol le devolvieran su apariencia humana de hombre gallardo. Y así fue, cuando el sol despuntó en el horizonte colándose alevoso por entre las cortinas color arena de la amplia ventana de la habitación privada del santo de Leo, la magia dio comienzo iluminándose el cuerpo completo del león dormido, en el fulgor dorado que segundos después se internaría en su musculoso pecho desnudo justo del lado del corazón. Volvía a ser el caballero atractivo y masculino de siempre pero solo durante el día o cuando en las noches no hubiese luna gobernando el firmamento.


 


 


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Hasta el siguiente capítulo. Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).