Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-Lo haremos mañana -sentenció Martín y miraron a JP.


-Estoy de acuerdo -contestó el pelinegro.


Se hizo un profundo silencio.


-¿Estás seguro? -preguntó Oscar mientras caminaba alrededor de la mesa con B en brazos, dormido sobre su hombro.


JP tardó dos segundos en contestar, pero cuando lo hizo, fue con absoluta seguridad.


-Si. Estoy seguro.


***


Creyó que esa noche no podría dormir, pero lo hizo y el martes se presentó en la bodega que habían reacondicionado como laboratorio, listo para ser desmaterializado y vuelto a materializar en otro lugar.


Estaba lleno de energía (o ansiedad) y se reía de las caras que tenían sus compañeros.


Martín había evitado tomar café para que JP no notara que las manos le temblaban de manera notable.


El edificio tenía tres plantas, en la tercera estaba el escaner (que era un aparato muy similar a los que tienen los neurólogos para hacer las tomografías computadas) que desmaterializaba y otro muy similar en la segunda planta que volvía a materializar los cuerpos.


Gus recostó a JP en el scaner. Tenía puesta una bata atada hacia atrás, como las que usan los pacientes internados en los hospitales. Oscar le extrajo sangre, le tomó la presión sanguínea y revisó las pulsaciones por minuto.


-¿Podrían aflojar esas caras? me están poniendo nervioso -rogó JP y Oscar le sonrió mientras le pasaba la mano por el cabello, despeinándolo.


-Esto tiene que salir 1000 puntos, no podemos distraernos con nada -le respondió sonriente. Quería transmitir seguridad pero a Oscar el corazón le latía en los tímpanos.


-Todo listo -dijo Gus a través de un walkie talkie.


-Entendido -respondió Martín desde el piso de abajo. Estaba en los controles, parado al lado de la camilla donde debía materializarse su compañero y amigo.


Una vez que Gus le diera el "Ahora", el pálido debía calibrar en 5 segundos tres perillas, dos debían quedar hacia arriba y la tercera abajo.


Era una maniobra sencilla y que había repetido centenares de veces, pero ahora las manos le temblaban tanto que tuvo que posar las muñecas sobre el aparato para detenerlas. Estuvo a un tris de llamar a Oscar para que hiciera su trabajo, pero era poco profesional abandonar el experimento en su punto cumbre (y más peligroso) por no tener las agallas suficientes como para realizar una tarea tan sencilla.


Se habían levantado temprano, no durmió casi nada durante la noche, tomaron el café junto a B que saltaba de un lado al otro y cuando la niñera le dijo que llevaría al niño al laboratorio a las 10 de la mañana porque ella debía llevar a su madre al médico, él asintió sin escucharla realmente.


La secuencia de los sucesos quedaría registrada en un diario de trabajo que Martín llevaba sobre los experimentos, de la siguiente manera:


9:50 Sujeto A recibe los controles médicos rutinarios.


9:59 Scaner en planta alta listo para desmaterializar.


10:03 Desmaterialización realizada con éxito.


10:03 Se recibe orden de materializar.


10:04 Los controles se activan y desactivan varias veces sin respuesta. Sujeto A desmaterializado permanece sin materializar. Se está trabajando sobre posibles soluciones.


Esos 14 minutos que figuraban en el diario, cambiarían la vida de todos.


***


JP se acostó en el scaner a las 9.58 luego de que Oscar lo controlara y les sonrió.


Oscar respondió la sonrisa, pero Gus, desde los controles, sólo pudo persignarse y derramar una lágrima de la que se arrepentiría el resto de su vida (sin saber que el final de su vida sería solo unos meses después) porque le hubiese gustado que JP lo viera sonriente por última vez y no de esa manera.


Gus accionó los controles y el scaner pasó por el cuerpo de JP. Vieron como el pelinegro cerraba con fuerza los ojos y apretaba los puños. El scaner fue hacia sus pies y regresó, y cuando lo hizo JP abrió grande los ojos y su cuerpo desapareció.


"AHORA" gritó Gus por el walkie talkie tan fuerte que Martín lo escuchó en el segundo piso sin necesidad del aparato.


El pálido subió la primera perilla y estaba por hacer lo mismo con la segunda cuando vio por el rabillo del ojo a B subiéndose a la camilla del scaner.


-BASTIAN! -gritó con fuerza, corrió hacia su hijo, lo tomó de un manotazo y con él pegado a su cadera, regresó a los controles, subió la segunda perilla, bajó la tercera y esperó, conteniendo el aire, porque los 5 segundos que se necesitaban para hacer eso, se habían convertido en 8.


El scaner pasó por la camilla y tembló apretando a B que lloraba a lágrima viva.


El cuerpo de su compañero y amigo no apareció.


Giró hacia la entrada y vio a la niñera mirando todo con los ojos inmensos, aterrada. Por la reacción del padre del niño, podía suponer que algo grave había pasado.


Martín hizo dos pasos hacia ahí, casi tiró a B en el pasillo y cerró la puerta con fuerza mientras volvía a los controles y los accionaba una y otra y otra y otra vez pero JP nunca volvió a aparecer.


Gus y Oscar bajaron corriendo las escaleras, lo primero que vieron fue al niño tirado en el piso, llorando con su niñera encima y supieron que las cosas habían salido mal.


Entraron al habitáculo y Martín estaba fuera de si, golpeando los controles, gritando, llorando, dando alaridos desesperados.


Oscar y Gus miraron la camilla, donde se suponía que ya debería estar su compañero y supieron que ese champagne que guardaban en el refrigerador para festejar por el éxito, no lo abrirían nunca.


***


Un muchacho alto y con pelo teñido de celeste miraba por el microscopio mientras su compañero le pasaba la lengua por la nuca, bajándole el cuello de su chaqueta blanca para poder facilitar la hazaña.


-Ya te dije que pares -le gritó con su voz gruesa, intentando alejarlo a los manotazos sin sacar la mirada del aparato. El muchacho de voz grave vestía la chaqueta larga que le llegaba hasta casi las rodillas sobre una remera negra y un jean desgastado.


-Has estado con eso toda la mañana -le respondió su amigo -la bacteria no se va a ir.


-Son recién las 10 de la mañana, hace sólo unas horas empecé con esto y me falta un montón, si no vas a seguir con tu investigación del parásito al menos prepara café -vociferó mirándolo a los ojos.


Su amigo suspiró y quiso besarlo en la boca.


-Rafa! -se quejó el peliceleste mientras desviaba la cara riendo, había girado en su silla y estaba por tirarse sobre él cuando escucharon un ruido sordo en el cuarto contiguo, el que antaño supo ser un laboratorio.


Se asustaron.


Quedaron unos segundos mirándose a los ojos, respirándose encima.


-¿Qué fue eso? -susurró Rafa.


-Creo que fue en el depósito -contestó en el mismo tenor el peliceleste.


El muchacho de voz grave corrió hacia el pasillo.


-¿Qué haces? -le gritó Rafa.


-Voy a ver qué es!


-Puede ser un ladrón, llamemos a la policía!


-Estoy seguro que fue en el depósito! eso está con llave. Mira si es una rata, ahí está el prototipo del desmaterializador, no puedo dejar que ese aparato se dañe.


El peliceleste salió corriendo.


Mientras se acercaba sacó las llaves de su chaqueta y abrió la puerta, conteniendo el aire. Ese aparato no podía dañarse, aun trabajaba sobre él de vez en cuando.


El olor a cloro salió de golpe y asustado prendió la luz.


-B! Espera! -gritó Rafa mientras salía del habitáculo en donde habían estado trabajando, cuando llegó al pasillo vio a su compañero retroceder unos pasos.


-¿Qué pasa? -preguntó parándose de inmediato, sin llegar hasta su amigo.


-Hay un hombre -susurró B.


Y Rafa se acercó despacio, con el celular en la mano listo para llamar a la policía. Cuando llegó hasta donde estaba el peliceleste miró el interior del cuarto, en el medio, donde antes supo estar el primer teletransportador, había un hombre en bata tirado sobre el piso y parecía estar desmayado.


Se acercaron los dos, lentamente, con cautela.


-¿Estará borracho? -preguntó Rafa.


Pero B temblaba, ese rostro le parecía conocido. Cuando estuvieron a dos pasos de él y se habían inclinado sobre el cuerpo, el hombre abrió los ojos y los dos retrocedieron asustados.


El hombre tirado en el piso pestañeo y luego se quejó, llevando la mano hacia la parte trasera de su cabeza, la que había golpeado con el piso cuando se materializó a un metro y medio de distancia del suelo.


Pareció comprender lo que pasaba y se sentó de golpe, mirando alrededor y los chicos retrocedieron otros pasos más, los dos casi abrazados.


Cuando el hombre los miró, frunció el ceño.


-Mierda ¿donde estoy? -preguntó y B tembló aun más.


-¿Llamo a la policía? -susurró Rafa y B negó con la cabeza.


-Mira el cuadro que está detrás nuestro y dime si le encuentras algún parecido a este tipo, con el hombre de la derecha de la foto -susurró él también.


Rafa miró el cuadro donde sabía que estaban los padres de B junto al famoso compañero desaparecido y tragó saliva.


Conocía a la perfección los nombres, conocía a la perfección la historia: Oscar era el alto, Martín el pálido, Gus el sonriente y JP, el que parecía sonreír mostrando unos dientes de conejito... el desaparecido!


Retornó la mirada hacia el hombre. Era él.


No dijo nada, no podía, tenía la garganta cerrada.


B se acercó al hombre y Rafa lo detuvo.


-¿Quienes son ustedes y donde estoy? -preguntó el pelinegro aun desde el piso.


-¿Tío JP? -preguntó el peliceleste temblando y JP retrocedió en el piso.


-Soy JP, quien eres tu?


-Soy B, tío. Soy B, el hijo de Martín y Gus.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).