Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lineamiento por ayelen rock

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Era indescriptible, sentir el impulso de la magia desatada, el impulso bajo su piel, el reflejo de la fría inteligencia del demonio en el fondo de su mente. Estaba vivo, eléctrico, la embriagadora sensación de dominio latía a través de él. Set cerró los ojos contra el aguacero, dejó que las gotas le golpearan la cara, enfriando la piel sobrecalentada y enjuagando el polvo del día.

Los abrió, se giró para mirar a Yugi una vez más, y sintió una sacudida de sorpresa.

Yugi estaba de pie, mirando hacia la tormenta, con la fascinación escrita en su rostro, que parecía... distorsionada de alguna manera. Las características y la expresión sutilmente equivocadas.

Es Yugi, pero no es Yugi.

Set sintió que algo alrededor de su corazón se apretaba.

Primo” pensó, y sintió que el nombre saltaba por la superficie de sus pensamientos, flotando fuera de su alcance antes de escapar por completo.

La sombra de su primo giro la cara de Yugi en su dirección, una sonrisa familiar jugando en sus labios.

-Asombroso- dijo, levantando las manos, girando la palma hacia arriba, viendo arroyos de agua saliendo de sus dedos -¿Podría hacer esto?-

Por un momento Set no pudo respirar; él conocía esa voz, ligeramente distorsionada pero devastadora en su familiaridad.

Set trago saliva, su garganta repentinamente apretada -Tu me enseñaste cómo hacer esto-

Esa aguda mirada se dirigió hacia él, con los ojos muy abiertos. Y entonces Yugi le estaba parpadeando, con una expresión gentil y que estaba un poco confundido. Set frenó al demonio, observó al monstruo disiparse y las nubes remanentes comenzaron a dispersarse. La lluvia paró. Dudó y le devolvió el trozo de material rígido a Yugi.

Permanecieron en silencio en la arenisca mojada, los dedos de Yugi jugando con el mango de la daga, hasta que Set finalmente se controló y le indicó que comenzara el descenso.

Isis los recibió en el camino, a las afueras de la ciudad, con el borde de la falda cubierto de barro y con una expresión de preocupación. La magia tan cerca debajo de su piel, Set podía sentir el zumbido del collar en su garganta. Se dio cuenta con emoción de que las lluvias habían llegado hasta la orilla lejana.

-¿Qué pasó?- Isis pregunto -¿Hubo un ataque, el ladrón? Creí haber visto...-

Set la detuvo -Sin ataque. Simplemente una demostración. Regresemos antes de que alguien más venga a investigar. Lo discutiremos en casa-

Ella los miró con el ceño fruncido, pero se giró y se dirigió hacia donde había venido. Su vestido esta empapado y se aferraba a las curvas de sus caderas, y Set sintió una breve e inesperada agitación de emoción.

De regreso en la casa, el se detuvo en la esquina mientras Siamun servía cerveza y conejo asado, incapaz de quedarse quieto. Isis le lanzó una mirada inquisitiva cuando finalmente dio un paso adelante para aceptar su parte, pero él solo negó con la cabeza y esperó que ella captara la indirecta.

Yugi parecía agotado y callado, tal vez procesando todo lo que había sucedido. Set quería preguntarle si tenía otros... ¿rollos, tabletas? No se sentían como ningún material con el que estuviera familiarizado.

Fue Siamun quien hizo la pregunta por él. Una vez que se limpiaron los platos, el anciano detuvo a Yugi por el hombro antes de que el joven somnoliento pudiera levantarse de su asiento, pero fue en dirección a Set que miró.

-Entonces- dijo Siamun, tono engañosamente agradable -¿Hablamos de ese clima más inusual de hoy?-

Yugi miró a Set con incertidumbre, y Set suspiró.

-Muéstrales- dijo.

Yugi tomó su bolsillo y vaciló.

-¿Todos ellos?- dijo, y Set sintió un salto de anticipación. Había estado en lo cierto.

-Sí- dijo imprudentemente, tratando de ocultar que no había sabido hasta ese momento -Todos ellos. Y el...- Hizo un gesto hacia su garganta.

Yugi tragó saliva, parecía cazado, pero sacó lo que parecía un pequeño bloque, que resultó estar hecho de muchas hojas como la que le había entregado a Set. Los desplegó y los colocó sobre la mesa, volteando al demonio de la tormenta hacia arriba para mostrarlo claramente. Luego se aflojó la bata y expuso el puzzle que colgaba de su cuello.

Desde el otro lado de la habitación, Set escuchó el aliento de Isis.

Siamun los miró boquiabierto, sus ojos pasaron de las tabletas de papel al puzzle ensamblado. Las manos de Yugi se retorcieron en el dobladillo de su bata.

Fue Isis quien habló primero.

-¿Y funcionan?- ella pregunto -Sin retroceso, no... ¿Inestabilidad?-

Set sacudió la cabeza -Viste un poco por ti misma, creo. No es diferente a las tabletas, excepto por la portabilidad-

-¿tu hiciste esto?- pregunto Siamun, inclinándose sobre la mesa, con el ceño fruncido.

Yugi sacudió la cabeza -Es una empresa... un hombre, supongo, en mi mundo-

-¿Un hombre?- dijo Siamun, pareciendo sospechoso -un mago, quieres decir-

Yugi abrió la boca y la cerró. Parecía estar pensando.

-Estos- dijo después de un largo silencio -Fueron hechos por un... escriba que los copió de otro escriba, y así sucesivamente. Pero los originales fueron hechos por un hombre. Un... hombre muy extraño, pero no sé si era un mago-

-¿Alguna vez lo conociste?- pregunto Set.

Yugi asintió con la cabeza -Sólo una vez. Lo vencí en un duelo. Apenas, él era... realmente fuerte-

-¿Nada inusual en él?- pregunto Isis - ¿habia algo extraño en su persona? ¿Tatuajes o ropa extraña?-

La mirada de Yugi se deslizó hacia Set –algo asi- dijo-Tenía un ojo de metal. Oro-

Set se puso rígido y oyó a Isis maldecir por lo bajo.

Siamun los miró a ambos y se volvió hacia Yugi -Eso lo habría hecho- dijo, sin amabilidad -Entonces un hombre en tu mundo aprendió a manejar la Magia de las Sombras. Invocarlos, como lo hacíamos nosotros, puentes para que el monstruo-ka pase a nuestro mundo-

Yugi frunció el ceño -Pero eso... no tiene mucho sentido. Un hombre de negocios se apodera de un objeto místico que le permite convocar monstruos y lo usa para... ¿qué? ¿Hacer un juego para niños?-

Set tuvo que admitir que sonaba un poco descabellado. Pero aún así... -Hay pocas dudas de que lo que viste fue el Ojo- dijo. -Se perdió hace algún tiempo, él y el Anillo,  ninguno de nosotros puede rastrearlo. No está fuera del alcance de la posibilidad de que haya sido llevado a otro mundo. Quizás este mago tenía otro propósito para eso-

“O” pensó sombríamente “El ojo tenía otro propósito para el hombre”

Yugi se quedó boquiabierto -Entonces- su mano bajo para tocar el puzzle -Cuando hablabas de “objetos de gran poder", ¿te referías a esto? ¿Y a ese ojo?-

-Siete en total- dijo Isis. Ella tamborileó con los dedos sobre la mesa, un gesto rápido y nervioso -Cada uno con sus propios regalos únicos-

Siamun resopló -Regalos comprados en sangre-

-Como son todas las cosas de valor- dijo Set.

-El poder de doblegar a los hombres a su voluntad- dijo Isis suavemente, como si ellos  no la hubieran interrumpido -Para mirar dentro de los corazones y de las mentes-

-¿Mirar dentro de las mentes?- dijo Yugi -¿Te refieres a leer tus pensamientos? ¿Ver a través de tus ojos?-

-Indudablemente- dijo Isis

La frente de Yugi se arrugó -El hombre- dijo -el mago. Cuando nos enfrentamos, fue como si pudiera predecir mi estrategia. Como si supiera todos los monstruos que convocaría antes de que pudiera convocarlos-

Set levantó una ceja, impresionado a pesar suyo -¿Y aun así lo derrotaste?-

Yug parecía avergonzado -Yo... uh, yo... sí- Él se apoyó en la mesa. -Simplemente no me preguntes cómo-

Set se cruzó de brazos, reflexionando sobre la nueva información. No era impensable que los Artículos extendieran su alcance más allá de los límites del tiempo y el espacio, pero sí creó algunas posibilidades incómodas. Por un momento el frío de la sensación de pequeñez, de ser atrapado en las cuerdas y poleas de vastas labores que apenas podía comprender, lo envolvió. Recordó esa monstruosa inminente, los dientes más largos que un hombre alto, los ojos rojos como el sol poniente, ardiendo como carbones en un vacío negro e interminable, y ese odio terrible y asfixiante, y el se estremeció.

-Aun asi- dijo, recobrándose -Esto cambia la naturaleza del juego. Si nuestro enemigo realmente ha deslizado sus lazos, es posible que no estemos sin armas para combatirlo -miró a Yugi -quizás si eres un emisario después de todo-

Yugi miró hacia abajo, jugueteando con los bordes de su bata -¿Y esto?- dijo, evitando la implicación. Ahuecó el puzzle en su palma -¿Qué hace éste?-

-Una herramienta de juicio- dijo Isis -Permitir que el faraón lea el corazón de criminales y suplicantes por igual. Para dar recompensa y repartir castigo-

-Fue una herramienta de juicio- dijo Set -Ahora, es una prisión. Para monstruo y hombre-

Los ojos de Yugi se abrieron -Entonces... ¿hay alguien, algo, además de él?-

La cabeza de Isis giró en dirección a Set y él la miró a los ojos, levantando una mano para calmarla -El demonio de la sombra del que hablamos. Nuestro faraón usó su propia alma como sacrificio vinculante. Presumiblemente, ambos todavía están contenidos dentro del puzzle-

Las cejas de Yugi se arrugaron -Pero si él era tu rey, ¿por qué dijiste que nadie sabe su nombre?-

-Magia- dijo Siamun fuertemente -un nombre sagrado, la llave de una cerradura. Se maldijo a sí mismo fuera de la existencia, fuera de la historia, renunció a su derecho a la otra vida, todo para protegernos-

-Pero seguramente debe haber una copia física...-

-Todo destruido- dijo Set, brevemente -Al menos logré una cosa como faraón. En cuanto al recuerdo...- se encogió de hombros -se fue, como el polvo en el viento-

Los hombros de Yugi se desplomaron. El silencio descendió sobre la habitación.

-Él tampoco lo sabe- dijo Yugi al fin -pensó que era un genio, un monstruo- acerco el colgante más a su cuerpo, casi un gesto protector -Ni siquiera sabe cómo se ve. Cuando no está... en mí, supongo, solo hay una sombra. Dos ojos brillantes-

Set no pudo evitar estremecerse. La idea de ser cortado de la existencia, borrado de la cara, la forma y el yo, hizo que todo su ser se estremeciera. Y su primo lo había hecho voluntariamente.

-¿En ti?- pregunto Isis.

Yugi se sonrojó -Quiero decir, yo, él puede- agitó las manos en un gesto infructuoso -el puede estar en mi cuerpo, supongo. No sé cómo lo hace, ni por qué. Solo es a veces- Miro a Siamun y luego puso una mirada culpable -le ganó a ese tipo de los dados. El que…-

-Ah- dijo Siamun. Soltó un pequeño resoplido -Bueno, ahora lo entiendo. Era el peor contra quien jugar. La suerte de Horus es-

Isis parecía intrigada -¿Puedes llamarlo? ¿Pedirle que salga?-

-Más tarde- dijo Set -Ha sido un día largo para todos-

Yugi se frotó la cara aún magullada, completamente agotada. Siamun vaciló, luego se enderezó, se levantó y se acercó para agarrar a Yugi por los hombros.

-Gracias- dijo, con absoluta sinceridad y los ojos de Yugi se abrieron con sorpresa -Lo que sea que ocurra, todo esto, gracias por compartir tu alma y tu ser con él. Ninguno de nosotros... bueno, el estaba dispuesto a aceptar lo impensable- Los ojos de Siamun se arrugaron en una sonrisa -He visto muchas almas en mi tiempo. Aceptarlo así, darle un respiro, es un acto de hospitalidad y generosidad. Así que gracias, en nombre de un faraón que no se conoce como para hacerlo-

Soltó uno de los hombros de Yugi y limpio su nariz –Ahora- dijo, con los ojos brillantes –es hora de dormir-

Set rondaba la cabaña mientras Yugi recogía las tabletas y les daba las buenas noches. Los últimos rayos sangrientos del sol habían rayado el horizonte, y él se demoró en la puerta mientras Siamun extendía la ropa de cama e Isis apagaba el fuego.

Dedos delgados y ásperos de lino se deslizaron a lo largo de su antebrazo, levantando rastros chispeantes debajo de su piel, y tuvo que luchar contra el impulso de dejar que la magia brotara de nuevo. La tensión cantó en él y él se volvió, su cabello, todavía levemente oloroso a perfume barato, rozándose contra su rostro, ocultando su boca de la vista.

En voz baja, el le habló al oído -Encuéntrame afuera cuando esté completamente oscuro-

Ella no respondió, pero le apretó el antebrazo.

Más fuerte, el dijo -Voy a dar un paseo-

Afuera, el se paseó, distraído, contando las estrellas a medida que emergían. Quería llamar al demonio, montar la tormenta una vez más. Quería pelear, atacar, desgarrar. Quería sentir el pulso de poder en él una vez más. Él quería...

Un eco de memoria, el rugido de un dragón.

Una sombra a la luz de la luna. Se giró y la atrapó, curvas cálidas bajo algodón áspero. Él la atrajo hacia él y ella presionó su rostro y su frente contra los suyos, la respiración se mezcló, los dedos le tocaron la espalda desnuda. Tropezaron, mareados, abrumados, encontraron estabilidad contra la pared del cobertizo de almacenamiento. Sus manos estaban sobre él, aire nocturno sobre carne dura. Le subió el vestido y la encontró desnuda debajo.

Sus uñas mordieron su carne y él se lanzó hacia ella.

Notas finales:

gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).