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Aprendiendo a amar por aisaka-san

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Rodó los ojos un tanto molesto mientras escuchaba a la persona del otro lado de la llamada, ya estaba algo cansado de sostener esta conversación.

 

—Mira, lo sé pero ya te he explicado que no lo haré —respondió intentando ser lo más claro posible, en cambio recibió una réplica que no lo extraño para nada— ¡Porque ahora quiero pasar un rato con mis amigos aquí! 

 

Escuchó el grito a lo lejos un rubio de ojos azules, miró en la dirección de donde provenía tan conocida voz y efectivamente se encontró con Valt, sentado en una jardinera mientras atendía una llamada; se le hizo raro verlo tan temprano en la escuela así que decidió acercarse cuando noto que la llamada había terminado.

 

—¿Qué hay? —preguntó a lo lejos llamando su atención, el otro lo miró y le dirigió una sonrisa.

 

—Wakiya, que sorpresa verte a esta hora.

 

—Eso debería decirlo yo —dijo el rubio mientras tomaba asiento al lado del de cabello azul.

 

—Digamos que últimamente las sábanas no han sido mis aliadas —dijo con una sonrisa despreocupada, Wakiya lo miró interrogante.

 

—¿Problemas para dormir? Eso no es nada nuevo pero me gustaria saber que sucede ahora.

 

—Ya sabes… lo mismo de siempre —Levantó el aparato con el nombre de la última persona que lo llamó, Wakiya no entendía precisamente qué era lo malo del asunto.

 

—Pero tú siempre accedes a estos asuntos ¿no es así? —El menor asintió, tragó saliva y se rasco la mejilla.

 

—Veras, yo…

 

Se paralizó a media oración cuando vio algo impactante en la entrada de la escuela, Wakiya no entendía ahora que iba mal así que miro en la misma dirección.

 

Y sintió su sangre congelarse.

 

Rantaro había llegado, no era raro verlo tan temprano pues vivía cerca de la escuela además de que solía salir a correr antes de las clases, razón que le daba el terrible toque de oler a sudor si algún día se le hacía tarde y no alcanzaba a usar las duchas del gimnasio. En fin este no era uno de esos días, esta vez Rantaro sudaba y mucho pero no llevaba puesto su conjunto deportivo, quizás se debía al cambio de clima o algo así, quizás a que tontamente pensó que se le haría tarde y llego corriendo como un idiota; seguramente era eso y no tenía nada que ver con la chica que le estaba tomando de la mano mientras le sonreía.

 

La miro un poco más, para asegurarse así mismo que sus pensamientos eran los correctos, sin embargo la realidad lo azotó de una contra el suelo cuando pudo reconocerla.

 

Esa chica no era cualquier persona, esa mirada azulada que acompañaba a sus facciones delicadas y esos rizos rubios que juguetonamente adornaban su rostro eran algo que jamás iba a olvidar; esa chica era su primer amor Kaoru Tendo.

 

Miró nuevamente las manos de ambos adolescentes entrelazadas y sintió como si un doloroso puñal le atravesara el pecho de un solo e implacable movimiento.

 

Ambos pasaron al lado de los chicos, más bien era ella quien jalaba al otro rubio para caminar. Wakiya miro a Kiyama quien solo se limitó a dirigirle una sonrisa ladeada, como si quisiera decir algo que no pudiera, como si se lamentara de algo.

 

Ambos entraron al edificio dejando al par atrás, los dos estaban sorprendidos y anonadados.

 

—¡Hola chicos! —gritó un azabache muy animado acompañado de otro a su lado, pronto se dieron cuenta que ni Wakiya o Valt les hacían caso.

 

—¿Nos escucharon? —preguntó Daigo cuando llegaron con ambos, sin embargo ninguno respondió.

 

—¿Ahora que mosco les pico? —continuó Ken intentando hacer reaccionar a ambos pero no lo consiguió, repentinamente Wakiya chasqueo la lengua y apretó fuerte los puños, a pasos agigantados se dirigió a la salida— ¡Esp.. espera!

 

—¡Wakiya! —gritó Valt reaccionando al rubio, lo siguió apurado dejando atrás al par de azabaches confundidos.

 

El de ojos cafes estaba preocupado por la reacción de Wakiya, el al igual que el resto conocía de su primer amorío con la chica rubia así que no podía dejarlo solo.

 

—Amigo por favor detente —expresó con toda la preocupación saliendole por los dientes, el rubio se detuvo repentinamente sin voltear atrás provocando que el menor chocará contra el.

 

El menor no dijo nada mientras se sobaba el golpe de su nariz, Wakiya comenzó a reír ligeramente.

 

—Es mentira ¿Verdad? —preguntó mientras el de cabello azul lo miraba impactado, se dio la media vuelta dejando ver su rostro con una terrible mueca de dolor— Rantaro no estaba con Kaoru ¿Cierto?

 

Valt sintió la garganta secarse, miro a otro lado apenado.

 

—No, todo fue verdad —dijo muy bajo, aún así Wakiya lo escuchó y sintió un fuerte dolor en el pecho, Valt se apresuró a continuar— Pero debe haber una razón muy lógica para que pasara lo que vimos ¿No crees? No saquemos conclusiones todavía.

 

Dijo intentando darle alguna clase de ánimos a Murasaki, en los ojos de este un pequeño destello de esperanza se asomó.

 

—Es verdad —dijo mientras tomó con entusiasmo la muñeca de Valt— seguramente solo asumimos cosas que no son ciertas.

 

Sonrió optimista, Valt miro con alegría su cambio de humor y pensó para sí mismo que ojalá tuviera razón.

 

Un carraspeo llamó la atención de ambos.

 

Shu Kurenai miraba con gesto serio a ambos adolescentes que se miraban fijamente mientras se tomaban de las manos. Valt rápidamente retiró su mano del agarre de Wakiya mientras saludo con un gesto a Shu, este le correspondió algo enojado y luego miró al rubio, rápidamente se dio cuenta que su actitud arrogante no estaba por alguna razón.

 

—¿Acaso pasó algo? —Fue lo primero que salió de sus labios, Wakiya se dio la media vuelta y comenzó a caminar de regreso a la escuela mientras que Valt se quedó con el.

 

—Si, pero te contaré luego —dijo muy bajo mientras ambos se dirigían a la misma dirección que el rubio.

 

Shu mientras tanto intentaba adivinar que se traían esos dos. Miro al rubio quien avanzaba con un andar titubeante, como si no quisiera llegar al instituto, era raro ver a Wakiya de esa manera; estaba... ¿cómo podría decirlo?... vulnerable. A pocos pasos de entrar el de ojos azules se detuvo, ambos hicieron lo mismo esperando a saber cuál era el problema; Wakiya abrió su mochila y comenzó a buscar algo entre sus cosas, parecía importante pues cuando lo encontró soltó un largo suspiro de alivio. Se dio la media vuelta y extendió frente suyo un par de sobres blancos con un sello violeta en el medio, no muy seguros tomaron uno.

 

—Pronto sera mi cumpleaños ¿saben? Estoy haciendo una fiesta muy especial y ustedes por supuesto no pueden faltar —Y ahí estaba de nuevo su tono orgulloso y vagamente arrogante, Valt aun lo miraba preocupado; el rubio extendió un sobre idéntico más frente al menor— Dasela a Rantaro.

 

Y continuó caminando al interior del recinto, Valt soltó un suspiro largo y resignado camino de igual modo a su clase siendo seguido del albino quien aun no entendía mucho de lo que estaba pasando.

 

Las clases continuaron normales por ese día, los exámenes estaban cerca así que muchos proyectos también, ¿a quien en su sano juicio se le ocurría poner toneladas de trabajo pocas semanas antes de los exámenes más importantes del curso? Valt se comía las uñas de los nervios de tan solo ver todo lo que tenía que estudiar y hacer durante esos dos días mientras que Shu solo lo miraba desde su asiento, sabía que tarde o temprano esto iba a pasar pues el chico no era muy arraigado a los libros y cuadernos.

 

Suspiro con pesadez, él no solía preocuparse mucho por personas como Valt, personas que dejaban todo para último minuto y dejaban que el peso del mundo se les acumulará encima poco a poco hasta llegar al colapso. El prefería mantenerse al margen de esas situaciones y dejar que solos pagarán el costo de sus errores, pero cada vez que miraba al chico mover los pies con nerviosismo mientras hacía una extraña danza sentado, mirando de un lado a otro sin cesar lo hacía sentir mal por el. Al terminar su última clase antes del almuerzo espero a que Aoi se acercara a él.

 

—Va..vamos… —pronunció el chico no muy seguro, sabía que era lo que tenía pero decidió no decir nada por el momento y solo lo siguió hacia la azotea donde seguramente todos los estarían esperando.

 

Cuando llegaron se encontraron con el ambiente habitual un tanto cambiado pues en lugar de estar los cuatro chicos ahí jugando y platicando tan animadamente como siempre ahora el silencio absoluto reinaba acompañado de una gran tensión que casi podía tocarse en el aire.

 

A poca distancia a través del par de azabaches pasaba la mirada azulada de un rubio molesto, cuyas intenciones eran asesinar de un pisotón al otro rubio que no se atrevía a enfrentar ese cruel destino, pues su mirada estaba posada sobre una pequeña hormiguita que intentaba escalar su zapato. Valt no se atrevió a entrar ahí así que tomó a Shu de la muñeca y regresaron un poco sus pasos logrando pasar desapercibido de los presentes.

 

—¿Viste eso? —preguntó Shu intrigado, Valt asintió ligeramente con la cabeza— ¿Acaso tiene algo que ver con lo de esta mañana?

 

—Eh… sí —dijo el chico mirando hacia abajo logrando hacer que Shu le prestara más atención— Hoy vimos a Rantaro llegar al instituto con una chica.

 

—Vaya, eso si que es nuevo pero no puedo ver el problema —Valt se rasco la mejilla algo avergonzado.

 

—No lo habría de no ser por que esa chica se trata del primer amor de Wakiya —Shu abrió los ojos sorprendido.

 

—¿Es decir con su exnovia? —Valt se mantenía ligeramente sonrojado llamando particularmente su atención.

 

“Se ve tierno”

 

—No, solo le gustaba y ya, jamás fueron novios —Negó avergonzado, Shu se sorprendió a sí mismo con sus pensamientos cuando notó que no escuchó del todo al chico.

 

“¿Que rayos estoy pensando?, ¿Tierno?, ¡¿Valt?!”

 

—En ese caso no lo entiendo, no hay razones para que Wakiya se moleste —dijo en tono indiferente mientras regresaba a la azotea con rapidez, todo con la intención de que Valt no notara que estaba actuando algo raro. El menor lo siguió de cerca.

 

De nuevo regresaron, Valt fue el primero en saludar animadamente a sus amigos recibiendo a cambio un saludo incomodo de ambos azabaches, un sutil movimiento de mano de Rantaro y el silencio de Wakiya quien no apartaba los ojos del otro rubio. Los recién llegados se sentaron del otro lado de la escena, enfrente de Daigo y Ken quienes hablaban por lo bajo de cosas casuales de la escuela, intentando disimular que todo estaba bien.

 

No le dio mucha importancia a la situación así que abrió su almuerzo encontrándose con una galletas quemadas, una gotita recorrió su frente pensando en que jamás volvería a aceptar un almuerzo de su madre. Un pequeño empujón lo distrajo encontrándose con Valt quien miraba insistentemente algo, miro su objetivo y se encontró con Rantaro quien intentaba de cualquier modo no mirar más arriba del suelo.

 

“Como si uno de ellos no fuera suficiente” pensó el desafortunado rubio cuando sintió la mirada de Valt, resignado levantó la mirada únicamente lo suficiente para ver a Valt pero no a Wakiya.

 

El menor recorrió su mirada en dirección a Wakiya con rapidez, al momento capto lo que quería.

 

“¡No lo haré! ¿Acaso estas loco?” pensó mientras negaba con la cabeza y abría aún más los ojos desesperado, Valt siguió insistiendo.

 

—Entonces lo haré a mi manera —pronunció a lo bajo Valt siendo escuchado únicamente por Shu, este lo miro cuando se levantó llamando la atención de todos, incluyendo Murasaki.

 

—¡Todos los que no sean rubias peliteñidas siganme! —Al momento hecho a correr siendo seguido por Ken y Daigo, Wakiya y Rantaro abrieron la boca bien grande al escuchar su atrevimiento mientras Shu no sabia que diablos estaba pasando.

 

—¡Oye, este rubio es natural para tú información! —gritó Kiyama indignado siendo secundado por Wakiya.

 

—¡Valt, vas a pagar por dudar de mi linaje dorado! —gritó Wakiya deshaciendo su afamado peinado para mostrarle al otro a la lejanía como brillaba su cabello con el sol, Valt intentaba contener la risa mientras un siseo llamó la atención de Shu.

 

—Rápido Shu, ven… —Se encontró a Daigo quien le indicaba que fuera con ellos, sin recoger sus cosas corrió hacia ellos sabiendo que seguramente ambos chicos lo seguirian. Como si fuera psíquico, apenas ponerse de pie tanto Wakiya como Kiyama lo siguieron como bestias, más bien solo querían ir a la misma dirección que el solo que a diferencia suya ambos rubios querían matar a Valt.

 

Apenas cruzó el umbral la puerta se cerró, justo a tiempo pues los dos chicos del otro lado se estrellaron de lleno contra ella; Ken puso rápidamente el seguro.

 

—¡Oigan, abran! Tengo que ahorcar a un ex-campeón —gritó Wakiya cuando intento abrir la puerta pero no recibió respuesta a cambio, al parecer se habían marchado dejándolos solos.

 

—Uhh, golpe bajo Valt —Se burló Rantaro por el comentario de Wakiya, rápidamente se arrepintió de eso ya que la atención de Murasaki dejó de concentrarse en la puerta para centrarse en el.

 

Rantaro de nuevo miró a otro lado, ahora esa charla entre ambos sería innegable pero eso no significaba que estuviera listo.

 

Ambos guardaron silencio, sin saber muy bien cómo empezar y con muchas preguntas acumulandose en su garganta decidio empezar con algo ligero.

 

—¡¿Qué rayos crees que hacías allá afuera?! —El rubio saltó asustado por su voz trémula, al parecer su cerebro no estaba conectado a su boca, en definitiva estaba furioso.

 

—¡Nada… ! Yo no…

 

—¡¿Entonces por qué diablos estabas con Kaoru Tendo esta mañana?! —gritó enfadado esperando una explicación instantánea, Rantaro sabía que estaba en aprietos así que decidió en explicarselo rápido.

 

—¡Me la encontré antes de llegar! —dijo desesperado, Wakiya se cruzó de brazos esperando a que contara más, Kiyama suspiro aliviado al saber que Wakiya lo dejaría hablar— Me tomó por sorpresa, caminaba directo al instituto porque ayer olvide recoger mi calzado deportivo en casa de Daigo. De la nada senti un tiron y al voltear me encontré con ella tomándome del brazo, me empezó a contar un montón de cosas raras y me arrastró hasta que llegamos.

 

—¡Esa historia no me la trago! —dijo Murasaki enojado, Rantaro se veía cada vez más alarmado.

 

—¡Pero es la verdad! Juro que no miento —Murasaki estaba más fuera de sus casillas de lo habitual— Creo que ella me reconoció de los tiempos de la Academia Beigoma, incluso a mi me pareció extraño que se me pegara tanto.

 

Wakiya repaso en su cabeza los hechos con lo que afirmaba Kiyama, ambos encajaban muy bien así que intento tranquilizarse y creer en el chico. Contó hasta diez y lentamente se acercó al otro. El de ojos cafes no sabia donde esconderse para evitar la furia de Murasaki, cerró los ojos esperando lo peor cuando estaba a tres pasos suyo pero no pasó nada; una ligera presión en su hombro lo sorprendió. El de ojos azules lo miro amenazante, su cabello ahora suelto se movía al par del viento haciéndolo ver aún más peligroso y lentamente se acercó a su oído para susurrar.

 

—Jamás vuelvas a acercarte a ella, Ki-ya-ma.

 

Sintió un terrible escalofrío recorrer su cuerpo cuando pronunció su apellido, se puso recto como soldado y afirmó serio.

 

—¡No señor!

 

Wakiya continuó mirándolo serio más no dijo nada, se apartó de Kiyama quien aliviado lo observo para recuperar su semblante de siempre; miro a Wakiya quien solo le daba la espalda mientras revisaba algo en su celular y luego a la puerta que permanecía cerrada hasta quien sabe cuando. Se llevó las manos a los bolsillos del pantalón mientras pensaba en la propuesta de Kaoru, definitivamente debía descartarla.

 

Mientras en otro lado cuatro chicos caminaban por los pasillos pensando en lo que acababan de escuchar.

 

—Rayos… —soltó Valt de la nada, a su lado Ken sonrió y le secundo.

 

—Si… rayos… —Shu los miro confundido, quizás no estaba comprendiendo algo al cien por ciento o simplemente se perdió de algo en especial pues no entendía nada.

 

—¿De qué hablan? —preguntó a Daigo, él lo miró con una expresión de sorpresa.

 

—¿Hablas en serio? —Shu lo miró confundido y asintió, Ken y Valt se limitaron a escuchar a los dos— Pues de Wakiya y Rantaro, ¿de que más iba a ser?

 

—Son asuntos suyos ¿no? No debemos meternos —dijo indiferente, Daigo suspiro y poco después un teléfono comenzó a sonar, al parecer era de Ken pues el saco el suyo y contestó.

 

—Nos metemos porque son nuestros amigos —Shu no entendía del todo a que se referia y Daigo lo supo con solo ver su expresión— Nos ayudamos los unos a los otros, si tenemos un problema lo hablamos, ¿o me vas a decir que esos dos se pondrían a hablar por su cuenta? Son un par de tercos.

 

Shu lo medito un momento, quizás algo de lo que decía él tenía razón.

 

—Es un problema que tienen que arreglar lo más pronto posible —dijo Valt serio incluyéndose en la conversación, miraba en ninguna dirección en particular— Wakiya es muy orgulloso y Audaz algo despistado, si el malentendido sigue creciendo entre ambos solo se volverá peor por parte de Wakiya.

 

—¿Y como culparlo? —preguntó Daigo, luego miró a Shu— ¿O cómo te sentirías tú si uno de tus amigos se lleva a la persona que te gusta?

 

Shu se sorprendió por la pregunta pero fingió su gesto, Valt y Daigo lo miraron al mismo tiempo esperando su respuesta.

 

—Si bien, iremos para allá —Terminó Ken la llamada llamando la atención de todos— Valt, antes de irnos abriste la puerta de la azotea ¿verdad?

 

El chico se quedó sin expresión, Ken suspiro conociendo perfectamente la respuesta y lo tomó de la muñeca.

 

—Vamos a abrirles al par de rubias, si te matan no es mi culpa —dijo llevándoselo a rastras mientras el menor lanzaba un millar de quejas y excusas para no ir, Daigo los miró sonriendo por la cómica escena compartida, ojalá Shu pudiera pensar lo mismo.

 

Mirar la interacción de Valt y Ken de alguna manera lo hicieron enojar, ¿era necesario que Ken tocara con tanta libertad a Valt?

 

“¡Claro que no lo es! ¿Quien se ha creído?” pensó con una inexplicable rabia invadiendolo poco a poco, pero se detuvo cuando se vio distraído por Daigo.

 

—¿Shu? Ya debemos regresar a nuestras clases —comentó detrás suyo, Shu parpadeo rápidamente apenas notando que ya no había casi nadie en el pasillo.

 

Caminaron a sus respectivas aulas, Daigo acompaño a Shu a su clase pues le quedaba de paso, el chico antes de entrar se detuvo frente a la puerta y sin mirarlo pronunció algo que lo confundio mucho.

 

—Furioso —Su voz sonó calmada y seria pero algo en ella lo dejó intrigado, parecía que se contenía en algo.

 

—¿Qué dices? —El chico no volteo con él, se quedó ahí parado sin hacer movimiento alguno.

 

—Sobre tú pregunta de antes —Daigo repaso rápido en su mente y recordó la pregunta que hizo justo antes de que Ken interrumpiera— Me sentiría muy furioso.

 

Finalmente abrió la puerta y entró, la cerró justo después de eso dejando atrás a Daigo muy sorprendido, más por el descubrimiento que acababa de hacer y no por la reacción inesperadamente violenta de Shu.

 

Valt no tardó mucho tiempo en llegar al aula acompañado de Wakiya quien por alguna razón parecía más distante de lo habitual, no le dio mucha importancia y miro al de cabellos azules quien parecía igual de calmado y feliz que siempre. El resto de las clases no pudo concentrarse igual, algo dentro suyo no lo dejaba en paz y no sabía muy bien que era.

 

O no quería darse cuenta, no lo admitirá tan fácil.

 

No podía admitir que mientras más pasaba el tiempo, mientras más pasaban los días junto a él poco a poco se iba metiendo más en su cabeza, se adentraba más en sus pensamientos. Un movimiento de mano lo despertó de su ensimismamiento, miró bien y se encontró con él al otro extremo del salón, saludandolo ligeramente con una sonrisa un poco avergonzada.

 

Regreso su mirada a su cuaderno donde tenía apenas apuntada la fecha de ese día, ¿en que momento volteo a mirar a Valt? ¿Llevaba mucho tiempo así? Agito su cabeza fingiendo un estornudo para no llamar la atención, quería despejar de su mente esos pensamientos tan extraños que comenzaron desde quien sabe cuando.

 

Cuando el timbre final sonó suspiro aliviado, había sobrevivido medio día sin poner atención en clases, eso era nuevo.

 

—¡Shu! —De nuevo esa voz que lo martirizaba y a la vez lo enganchaba llamó su nombre, miró al chico quien ya estaba frente a su pupitre con una sonrisa de oreja a oreja— Wakiya nos pidió que lo acompañaramos a su casa.

 

No dijo nada pero Valt ya sabía que ese era un si, regreso con el rubio a platicar sobre algo mientras él guardaba todas sus cosas en la mochila; la colgó en su hombro y los tres salieron en dirección a la casa Murasaki sin darse cuenta que estaban siendo observados a lo lejos por un rubio y su inesperada acompañante colgada del brazo.

 

—¿Y… qué dices? —preguntó la chica ganándose su atención, la miró notando que su cabello rubio brillaba con el sol y sus ojos azules lo miraban llenos de brillo.

 

—Yo… —Recordó a Wakiya y su advertencia, negó con la cabeza y se soltó de su agarre para hacer una pequeña reverencia— Lo siento, no puedo aceptar.

 

La chica se quedó callada un largo rato, tanto que Rantaro alzó la mirada encontrándose con que miraba a otro lado, la dirección en la que el auto de Wakiya partió junto con Valt y Shu; la imitó y miró hacia allá.

 

—¿Crees que me parezco a él? —pregunto la chica cerca de su rostro, se sorprendió por la pregunta y se repentina cercanía que no había notado.

 

—¿Qué dices? —preguntó fingiendo no entender de quien hablaba, ella lo miró con una sonrisa no tan fiable.

 

—Murasaki es un buen chico, algo arrogante pero decidido, me recuerda un poco a mi —dijo con una expresión orgullosa, Rantaro juro que por un momento tenía en frente a Wakiya— Por eso mismo el no me gusta, somos muy parecidos y jamás me interesó.

 

Rantaro la escucho atentamente sin creerse aún del todo lo que le decía, pues jamás había notado la similitud de ambos durante los tiempos en la Academia Beigoma.

 

—Pero hay otra persona que sí llamó mi atención —Se acercó nuevamente a una peligrosa distancia suya, el intento alejarse pero solo pudo retroceder un poco la cabeza— Tú.

 

Sin previo aviso la chica intentó besarlo, él la tomó de los hombros logrando alejarla recibiendo un simple roce en el borde de sus labios.

 

—¡¿Qué crees que haces?! —preguntó alarmado, Kaoru lo miró enojada.

 

—¡El no es gay y lo sabes!

 

Esas palabras lo dejaron congelado, su corazón comenzó a palpitar rápidamente alarmado.

 

“Lo sabe, ¡ella lo sabe!”

 

La chica suspiro, ese fue el peor momento para decírselo pero ya lo hecho estaba hecho.

 

—No lo dije con la intención de amenazar ni nada de eso —dijo seria, aun Rantaro no asimilaba del todo la situación— Solo dame una oportunidad ¿quieres? Puedo demostrarte que valgo lo mismo que el.

 

Rantaro no respondió, aún estaba en shock porque alguien más sabía su secreto.

 

—Piensalo Rantaro, yo te esperare —Resignada lo dejo ahí hecho un revoltijo, sin saber muy bien que hacer ahora.

 

Por otro lado en una casa que más bien parecía una mini mansión se hallaban tres chicos platicando del evento que se llevará a cabo próximamente.

 

—¿Entonces creen poder hacerlo? —preguntó el rubio a los otros dos, Valt parecía alarmado mientras Shu permanecia analizando su nueva tarea por hacer.

 

—Pero ¿porque nos lo dices hasta ahora? Es muy poco tiempo para idear algo —dijo Valt apurado, Wakiya sonrió satisfecho.

 

—Mi pastel tiene que ser algo muy especial para la fiesta y los invitados, no hay nadie más confiable para esto que ustedes dos —exclamó con simpleza, Valt sentía que el mundo se le venía encima— Además que les dejó a su disposición los suministros de repostería de la familia, así como la cocina de la casa.

 

—¿Pero 200 invitados? ¡Eso es exagerado hasta para ti! —El chico parecía desesperado, Shu extrañamente no decía nada.

 

—Muchos de ellos son viejos amigos, si tú me entiendes —dijo misterioso, Valt dibujó una enorme sonrisa.

 

—¿BC Sol y Sunbat United? —preguntó feliz, Wakiya asintió con orgullo y el chico se emocionó al instante dejando a Shu descolocado.

 

—Pero no te entusiasmes tanto, según se BC Sol está organizando algo grande y ninguno de ellos ha tenido tiempo libre últimamente —Valt se congeló un poco ganándose las miradas curiosas de Shu y Wakiya— ¿Sabes de qué se trata?

 

—Noip —dijo desviando la mirada en un gesto infantil, Wakiya suspiro.

 

—En fin, solo hagan el pastel para 100 invitados, no creo que BC Sol esté en posición de venir hasta Japón.

 

El resto del día Wakiya les dio más indicaciones, como el sabor y demás detalles del pastel, Shu ponía más atención que Valt quien parecía pensativo y distante por alguna razón.

 

—Entonces espero mañana la prueba de degustación —comento el chico orgulloso, Shu y Valt lo miraron sorprendidos.

 

—¿Degustación? —preguntó Valt, el rubio le sonrió.

 

—Pues claro, yo debo aprobar que el pastel sea lo suficientemente bueno para todos mis amigos —Shu tomó en silencio sus cosas y camino a la puerta, Wakiya y Valt lo miraron confundidos— ¿A donde crees que vas?

 

—Los exámenes son en dos dias tambien, no voy a perder el tiempo haciendo un pastel —Valt se quedó congelado con esa información, la había olvidado por completo.

 

—¡Es verdad! —El chico miró molesto a Murasaki y se dirigió a tomar sus cosas— Wakiya, ¡¿como se te ocurre nacer el mismo día en que empiezan los exámenes?!

 

El de ojos azules se quedó sin palabras, ¿qué diablos acababa de preguntar el tonto de Valt?

 

Cuando menos se dio cuenta ambos chicos ya habían cruzado la puerta, rápidamente corrió tras ellos pero se detuvo en el umbral.

 

—¡Oigan, vuelvan! —gritó sin que ninguno de los dos volteara a mirarlo— ¡Está bien, váyanse! ¡No hagan el pastel de degustación pero traigan el verdadero a la casa dos horas antes de que empiece la fiesta!

 

Shu suspiro cansado, poco después escucharon a lo lejos como cerraba la puerta de su casa; Valt caminaba detrás del albino con calma. Cuando estaban a poco de separarse para que cada quien tomara rumbo a su propia casa, Valt detuvo al mayor.

 

—Oye… —Su voz salió un poco temblorosa, rápidamente se ganó su atención; miró al chico quien extrañamente tenía la mirada clavada en el suelo, casi podía jurar que estaba avergonzado.

 

—¿Pasa algo? —La seriedad en su voz le puso la piel de gallina al menor, eso no lo ayudaba para nada en la petición que estaba por hacerle.

 

—Es que… me está yendo mal en las materias y… bueno… tú eres muy listo ¿no? Quiero decir, quería pedirte… —No podía hacerlo, por alguna razón pedir la ayuda de Shu le resultaba difícil por más que la necesitara. Shu suspiro resignado pues ya sabía que quería su pequeño amigo y que no podía negarse por más que él mismo quisiera hacerlo.

 

—¿Estudiamos en mi casa? —Valt subió la mirada y lo observó con sorpresa, miro que en su cara una sutil sonrisa estaba dibujada mientras los rayos del atardecer rebotaban nuevamente en todo el; con gran felicidad sonrió y asintió.

 

—¡Si!

 

Y así se dirigieron a casa del mayor, Valt hizo una llamada rápida a su casa para avisar sobre sus planes y su madre felizmente le deseo suerte, aunque no entendió muy bien el porqué. El resto del día fue muy productivo para ambos pues Shu contaba con muchos apuntes, notas y mapas conceptuales que abarcaban todos los temas más importantes de las materias, Valt estaba muy feliz leyendo todas ellas y ¿porque no? también admirando la letra de Shu.

 

Por su lado el albino miraba a Valt con algo de diversion, quizas no aprendería todo lo de sus notas pero algo podía quedarse pegado en esa mentecilla del chico, estudiar con él también le ayudaba a repasar los temas y al explicarselos únicamente lo memorizaba mejor. 

 

Quizás no fue mala idea ofrecer su ayuda.

 

Ya era un poco entrada la noche y no notó cuando Valt empezó a quedarse dormido hasta que sintió una pequeña presión en su hombro, miró que se trataba del chico de cabellos azules que estaba a nada de dejar caer su pluma de entre sus dedos y poseía los párpados más cerrados que abiertos.

 

“Debe ser una broma” pensó en primer lugar, movió un poco su hombro pero no consiguió reacción alguna del menor, suspiro por milésima vez en el día y lo tomó en brazos para recostarlo en su cama que se encontraba a pocos pasos, sorpresivamente el chico no despertó.

 

Lo dejo ahí por un momento y se dirigió a la sala donde sus padres estaban preparando la cena.

 

—Valt se quedó dormido —dijo a ninguno de los dos en particular, su madre lo miró sorprendida.

 

—¿En serio? —El albino asintió, ella se llevó una mano a la quijada pensativa— Creo que llamare a Chiharu para que venga por el.

 

—Déjalo así —respondió rápidamente Shu llamando ahora su completa atención— Está muy agotado.

 

—Pero hijo… ¿no te molesta que se quede aquí? —Él negó en respuesta, sus padres se miraron mutuamente.

 

—En ese caso le diré a Chiharu que acordaron una pijamada improvisada o algo —dijo su madre mientras tomaba el teléfono, él asintió en respuesta y regresó a su habitación.

 

Su lámpara del escritorio estaba encendida y a pesar de ser algo tenue, era lo suficientemente luminosa para ver en todo el cuarto así que decidió dejarla así. Se acercó al pie de la cama y miró con mayor detalle al menor.

 

“Está tan tranquilo, y pensar que es un completo desastre cuando está despierto” pensó mirando sus facciones relajadas, parecía muy pacífico con el subir y bajar de su respiración así como su pequeña boca semiabierta.

 

Se dejó llevar por sus instintos, acercó su rostro y depositó un pequeño beso en la mejilla del menor sin causar ninguna reacción a cambio, se separó con lentitud y lo miro otro largo rato.

 

“¿Qué estoy haciendo?” se preguntó a sí mismo confundido, nuevamente dejó ahí al menor para bajar a cenar con sus padres.

 


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