En una casa en Nápoles, se encontraban Bruno y Abbacchio tomando un relajante té, ambos esperaban al señor de la lavandería. Habían mandado a lavar sus trajes del trabajo, pues un Stand enemigo los había ensuciado, de una sustancia desconocida para ellos. Tanto que ni los métodos de Bruno para quitar manchas lo lograron acabar.
—No debería de tardar mucho, Bruno — dijo que para hoy a las 6 los vendría a traer —Expreso el albino, dando un sorbo a la bebida.
—Lo sé, Espero que no nos pase como la última vez. En la cual nos enviaron la ropa equivocada —Aun recordaba ese suceso, tuvieron que batallar, para regresar esas prendas.
— Hablando de eso, yo siempre quise saber que se sentirá usar tu traje —Colocó una mano suya, en su mentón viendo al otro.
— ¿En serio lo dices? Es sólo un traje, pero sí quieres puedes usarlo, pero cuidado con estirarlo, porque tú eres más grande que yo —Bruno era demasiado cuidadoso, con su ropa.
— Prometo no estirarlo cariño, sé que es demasiado caro porque es marca Gucci —Nunca supo, porque su pareja, le encantaba esa marca.
Se estaban poniendo bastantes melosos, cuando Abbacchio se había levantado para ir delante de su ser amado, pues estaba cansado de esperar, dándole un beso en sus labios. Iba a dar unas cuantas caricias cuando oyeron, el sonido del timbre de la casa.
— Debe de ser un de la lavandería, Iré yo mismo — dijo Bruno levantándose, para luego volver con muchas bolsas — Al parecer, también nos enviaron la de los chicos.
Abbacchio al oír aquello no tarda en poner una cara de pícaro, podría llegar a ser muy serio, pero cuando se trataba de su pareja. No dudaba en dejar eso de lado, Bruno reconocía muy bien esa cara la cual, no le estaba brindando la mejor de las confianzas. No obstante pensaba que primero debería de oírlo, y luego ver si acepta o no su propuesta.
— ya que hablábamos del cambio de ropa ¿Por qué no lo hacemos con la de los demás? —Propuso su idea, le daba gracia en su mente.
— ¿Tú estás loco? No creo que no fuese a entrar su ropa, además no tenemos su permiso, sería muy incorrecto de nuestra parte —El enojo de Bruno, ante la idea era evidente.
— tú sólo dices eso porque eres un señor muy correcto, vamos a arriesgarnos al menos una vez, además sería muy gracioso el cómo te verías con la ropa de Trish —Abbacchio se reía levemente, al imaginarse a su pareja con aquello.
— ¿Con la de Trish? Si yo me voy a poner esa, entonces tu la de Giorno ¿trato o no? —Con aquello suponía, que el albino diría un no.
— ¿No puedo usar la de Mista? — Abbacchio, le disgustaba todo lo referente al chico Rubio. Pues era muy de su desagrado, aunque no había una razón aparente.
— No denegado sólo la de Giorno —Era firme a su idea.
— ¿Que tal la de Fugo?
— Tampoco.
— ¿Narancia?
— No, Giorno o no accedo a esta tontería —Se cruzó de brazos, lo veía firme.
— Está bien, la de ese chico será — Suspiro cansino de discutir.
Cada uno salió de la sala con la ropa en sus manos, el albino terminó en el cuarto. Viendo por varios segundos, la ropa de Giorno que mucho desagrado le tenía, le tomó mucho tiempo más, para decidir usarla.
La parte de arriba le queda muy ajustada, tanto que agradeció que tuviera su cierre, para poder bajarlo y que su pecho estuviera más cómodo, por suerte los pantalones fueron más sencillos de colocar.
Mientras tanto, Bruno batalló con el top que por suerte, tenía sus elásticos los suficientes fuertes para aguantar su cuerpo, la falda también fue fácil de colocar, ambos desde el sitio en donde estaban, se vieron al espejo Abbacchio con desagrado y Bruno con un leve sonrojo, era la primera vez que usaba ropa de mujer y eso está avergonzando un poco, los dos salieron a los pocos segundos de digerir la imagen, reflejada en el espejo, al tenerse el uno al otro delante con esas pintas no duraron en reírse y burlarse de ellos mismos.
—Bruno… — No aguantaba, el ataque masivo de risa — ¿Puedes respirar con aquel top?
— ¡Claro que puedo! Como tú puedes, usar ese traje rosa apretado ¿Te sientes como Giorno, ya sabes en sus zapatos? —No iba a dejar, que su pareja fuese el único en reírse, él también disfrutaba del rostro, amargado que observaba.
— Que asco Bruno, pero debes admitir que yo le doy un toque —Al menos se lo tomaba con humor
— Si, si lo que digas —Fingió darle la razón, ambos se divertían con esto.
— Debo admitir, que me encanta cómo te queda ese traje. Aunque te veas raro, pero siento que te sentaría más el mío —Sonrió tomando su traje, para dárselo a Bruno.
—¿Eso piensas? De seguro, el blanco con negro combinará muy bien con tu cabello, ¿Quieres probar? —También tomo su traje, la pareja intercambiaría.
—Me haría un honor muy grande — Hizo una reverencia, en chiste para tomar la ropa.
Continuaron cambiando muchas veces de atuendo, probándose los del resto de Passione, su propia ropa y demás combinaciones. Con el fin de burlarse de sí mismos, era la recta final, Abbacchio modelando el traje de Trish y Bruno utilizando el de Narancia.
—Oh Narancia, tráeme mi agua de Francia, hasta rima —Expreso riéndose, del mal chiste que contó.
—Como gustes, mi bella Trish — Beso su mano, al mismo tiempo que se arrodilló.
Justamente En aquel momento, ingresaron los respectivos dueños de las prendas. Viendo confundidos la escena, realmente ni Trish ni Narancia sabían que pensar, viendo como sus dos superiores usaban y se burlaban con su propia ropa. Ya no sabían si enojase o reírse.
—Saben… Pueden quedarse con eso, tengo otros modelos más — Dijo muy incómoda la de pelo rosado, ya no quería ver ese traje.
—Yo no sé lo que están haciendo, pero espero devuelvan eso, en condiciones y limpio. ¡Además de que huela a naranja! —Tras decir eso se fue, azotando la puerta algo enojado, Fugo le estaba pegando sus mañas.
Ese día la pareja aprendió la lección, de nunca utilizar algo ajeno para diversión pues, es una mezcla entre un cómodo y gracioso. Pero eso no quería decir, que no puedan hacerlo comprando sus propias prendas, a partir de ese día, se los vio a ambos frecuentando tiendas de ropa.