A la mañana siguiente Mista ya se encontraba en la tienda, limpiando los trozos de jarrones que estaban esparcidos en el suelo, la campanilla que indicaba la entrada de un cliente sonó anunciando la llegada de dos personas.
-. Hola, acabo de colocar el letrero de "Cerrado" le dije a Naranccia que nos ayudaras así que ¿Dónde comenzamos? -Fugo entro al lugar acompañado de un chico de tez morena con un delicioso aroma a naranja.
-.De acuerdo, como la tienda es algo grande vamos a buscar por secciones, yo buscare cerca de la entrada, ustedes busquen en el mostrador junto con los anaqueles que están detrás cuando terminemos aquí nos pasamos a la bodega.-Explico Mista señalando los respectivos lugares, los chicos asintieron dando inicio a la búsqueda de ese collar.
El silencio reinaba en la tienda, habían pasado algunas horas desde que comenzaron a buscar sin obtener algún resultado fue entonces que Naranccia observo un pequeño piano la curiosidad lo estaba comenzando a invadir así termino rompiendo el silencio.
-. Oye mista ¿Qué es esto? -Pregunto tomando el pequeño piano mostrándolo a su amigo.
Mista al observar el curioso objeto que tenía el chico en sus manos, su corazón comenzó a latir con fuerza se trataba del regalo que Giorno le había dado y tan solo pensar en su rubio atravesando toda esa situación tan extraña le provocaba un fuerte dolor en el pecho, ¿Qué pasaría si no encontraban el collar? ¿Nunca volverá a ver a su amado? Negó, desapareciendo aquellos pensamientos negativos de su mente enfocándose en lo que estaban haciendo.
-.Es un regalo de Giorno si alzas la tapa comienza a tocar una canción.-Respondió sin mucho ánimo siguiendo con su búsqueda
-. ¿La tapa? -Sin pensar dos veces la levanto, de este comenzó a salir una música que al principio se escuchaba suave pero un "click" se escuchó haciendo que la música se distorsionara emitiendo un sonido tétrico.
-. Parece que se descompuso. -Murmuro a punto de abrir el piano justo donde se guardaba la caja de música con las baterías, tal vez un tornillo o tuerca se movió y por eso sonaba de esa forma, pero Mista se lo quito de las manos.
-¡Naranccia! Ya hiciste suficiente ¡No lo toques! -Le grito molesto resguardando el piano.
-. Yo solo intentaba...-Naranccia estuvo a punto de pedir disculpas simplemente quería reparar aquello, pero Fugo no lo dejo terminar de hablar.
-.Oye ¿Por qué le gritas así?, solamente yo lo puedo hacer eso.-Reclamo Fugo acercándose de manera desafiante.
-.Espera...¿Qué?-El pobre Naranccia no sabía si aquella respuesta era en su defensa o en su contra, no quería que ambos chicos se pelearan así que iba a tratar de disculparse con Mista pero nuevamente fue interrumpido.
-. ¿No lo entiendes? Es algo especial para mí que gracias a tu novio ya no sirve porque todo lo que toca perece.-
-. ¡Desde un principio no se lo hubieras dejado si ya sabes cómo es de torpe! -
-. ¡y tu desde un principio no hubieras corrido a la bruja! ¡Todo este maldito problema es tu culpa! -Mista se encontraba cegado por el estrés que le causaba la situación muy en el fondo no quería gritarle de esa forma a su amigo, pero ya lo había hecho.
Fugo estaba consiente que el problema había sido provocado por él por eso estaba ahí tratando de resolverlo, aquellas palabras le dolieron se suponía que eran una familia tal vez algo extraña pero ahora parecía romperse aquel lazo que siempre los tenia unidos, todo por una tonta discusión que bien pudo evitarse si dejaban hablar a Naranccia.
-.Solo lo defendí porque él si era mi amigo...-Respondió indignado, ahora eran las palabras de Fugo las que lastimaron a Mista.
-.Vaya amigo que eres...-Mista desvió la mirada del rubio sabía que si continuaban discutiendo empeorarían las cosas.
-. Vamos Naranccia parece que aquí no nos necesitan...-Fugo decidió parar de discutir antes de que tuviera otro ataque de ira, tomo la mano del chico indicando que le siguiera.
-.Lo siento...-Fue lo único que dijo Naranccia antes de salir limpiándose las lágrimas del rostro por un momento se sintió culpable.
-. Quien los necesita. -Murmuro el de cabellos negros viendo a los chicos perderse entre las personas que paseaban por la plaza, la verdad era que él los necesitaba ahora se encontraba solo con ese local hecho un desastre aun le faltaban lugares donde buscar, sintió una gota fría recorrer su mejilla inconsciente mente dejo escapar una lagrima.
El tiempo no se detenía, ya había perdido la cuenta de cuantas horas llevaba buscando el collar, cansado se sentó en el piso recargándose en uno de los anaqueles que tenían en la bodega, su cuerpo le dolía, estaba lleno de polvo sus manos tenían algunas cortadas por estar recogiendo los trozos de jarrones rotos, decidió descansar un poco cerrando los ojos intentando olvidar lo que estaba pasando.
Cuando abrió los ojos ya no se encontraba en la bodega de la tienda ahora estaba parado en medio de un hermoso jardín lleno de flores ¿En qué momento llego ahí? A lo lejos podía escuchar a alguien llamarle por su nombre ¿Quién era? Esa voz se le hacía familiar sin pensar comenzó a caminar por el lugar encontrando bajo la sombra de un frondoso árbol una mesa llena de postres y tazas para tomar el té ¿Qué era eso? ¿Mista en el país de las maravillas? Justo en una de las sillas se encontraba sentado aquel hermoso rubio con vestimenta color rosa.
-. ¿Giorno? -Con tan solo pronunciar su nombre podía sentir como su corazón se aceleraba no podía creer que lo estuviera viendo ahí tan tranquilo tomando el té.