-Heo Young Saeng – Despierto de inmediato ante el nombre a pesar de que no me pertenece – Heo Young Saeng – repite la maestra, recorre el salón con la mirada - ¿Faltó? – Pregunta de manera rara.
-¡Young Saeng! – escucho decir a su amigo, que si no me falla la memoria es Jung Min.
-Ah sí. ¡Presente! – La maestra ya está observándolo, hago lo mismo cuando los noto. Está a solo unas carpetas delante de mí. Es obvio que Heo también estuvo durmiendo, es tan afortunado de contar con su amigo. Ambos hablan o eso creo notar.
-Kim Kyu Jong.
-¡Presente! – Me aseguro de que él me note y soy muy bien recompensado por un Young Saeng que ahora está mirándome. Confundido pero esos son detalles.
Vocalizo un “Hola” que no puede responder debido a su amigo, él también está mirándome bastante confundido.
-¡Park Jung Min!
-Presente – responde interrumpiéndose - …conoces? – Es la única palabra que logro captar, esa y su mirada fulminadora. Yo guardo mi sonrisa para Heo y también mi atención cambia al frente, donde la maestra ya tiene listas unas diapositivas.
-¿Está bien para ti si me siento aquí? – Heo asiente, quiero asumir que está complacido de verme, no bailando de felicidad por dentro pero de la misma manera que yo - ¿No pudiste descansar?
-¿Uhmm?
-Estabas durmiendo en clases.
-Ah si, solo me quede haciendo tarea hasta tarde.
-¿Te ayudo en eso?
-No. No.
-No seas tímido Heo.
-¿Heo? – Es su amigo, ha vuelto del viaje de comprar alimentos, trae dos bandejas en la mano y las lleva muy bien - ¿Hola? – No estoy seguro si presentarme o no, ambos ya nos conocemos de vista pero es la primera vez que hablamos. Young Saeng decide que hacer.
-Jung Min, Kyu Jong me llevo ayer.
-Ah… Gracias Kyu Jong – también dice mi nombre con bastante incomodidad sin embargo es Heo quien me importa.
-¿De qué hablaban? – Espero a que Heo vuelva a responder pero no, parece cohibido de pronto. Atrae una de las bandejas y empieza a comer.
-Tarea. Se amaneció haciéndola.
-Young Saeng te dije que podía ayudarte si se te hacía difícil – está dispuesto a poner un brazo sobre su amigo cuando alguien más hace lo mismo con él.
-¡Cariño! – Es la chica que me cae bien, le sonrió de inmediato. Su sonrisa decae, baja sus manos y mira bien a sus amigos – No me equivoque de mesa, ¿Qué demonios pasa? – Me mira nerviosa y luego se sienta junto a su novio.
-Kyu Jong llevo a Young Saeng a casa ayer.
-¿En serio? Eso es genial – Está a punto de agradecerme, puedo sentirlo. Me levanto de inmediato cansado ya de ambos.
-No importa.
-¿Te vas? ¿No tienes más clases? – Me sorprende que haya hablado tan rápido y tanto de una sola vez, le sonrió de manera muy bonita.
-En un rato.
-¿Tú?– asiente aunque no me dice lo que quiero escuchar.
- ¿Quieres que venga a recogerte de nuevo? – Pregunto de inmediato, él no responde, solo parece que va a corresponder mi sonrisa – Préstame tu teléfono.
-¿Quieres el mío?
-¿Mi brazo? – No es solo una persona, son varias. Incluso la amiga de Young Saeng parece dispuesta a prestarme su teléfono. Me concentro solo en Young Saeng quien parece confundido sobre lo que pasa.
-Préstame tu teléfono – repito. Young Saeng al fin me corresponde la sonrisa mientras me lo alcanza. Anoto rápido los números mientras las demás no me ven – Por favor no los compartas Heo – Asiente – Adiós – me corresponde de la misma manera tímida que hace horas.
*
-¿Qué demonios acaba de pasar?
-No lo sé. Solo… Kim Kyu Jong acaba de estar con nosotros, hablando… coqueteando diría yo…
-¿Qué? ¿Coqueteando? ¿Con quién? – Eso último definitivamente me descoloco, ambos me miran como si me estuviera perdiendo de algo bastante obvio
-Cariño, ¿Kyu Jong…
-Vete Darla – Dice Gyuri antes de que yo me de cuenta que pasa de nuevo.
-¿Qué? Pero…
-¿Qué se supone que quería?
-El número de Kyu Jong obviamente.
-¿En serio? ¿Para qué? – Miro a mi teléfono y luego a las chicas que me miran alrededor del comedor, siento que tengo algo valioso entre las manos. Se siente como aquel día que supe de su lesión.
-Estás muy hablador cariño.
“Lo siento” repito en mi mente, aunque no hay nada porque sentirlo.
-Estaba durmiendo en clase de Economía.
-¿En serio? – Gyuri se ríe, su novio es definitivamente serio con el asunto.
-Se amaneció haciendo tarea. Le dije que le ayudaría y…
-También tengo tarea, ¿Quieres… amanecerte conmigo? – Eso es digno de devolver mi comida, es más de lo que creo poder aguantar.
-Gyuri, ¿Nos vamos? –Ambos ríen, están obviamente burlándose. Se despiden con un beso y unas palabras antes que nos separemos.
-¿Ensayan hasta tarde?
-Sí, todo está yendo muy bien… ya casi terminamos el primer acto.
-¿Tan rápido?
-Solo estaban retrasándose por Nicole, ahora estoy yo – Gyuri ondea su cabello de manera orgullosa, es bastante bueno verla así de feliz. A ella y a su novio.
-¿Jung Min?
-Oh. Tiene física, se incorporara en la siguiente hora. Te quedas ¿Cierto? – Asiento.
-Solo un rato – Gyuri deja un beso en mi mejilla y luego se une a los demás. Miro a las cortinas que me separan del escenario, estoy dispuesto a salir para ver a mi amiga pero decido quedarme con los vestuarios.
La música es una gran compañera, me acomodo a un lado y saco muy animado un libro de mi mochila. Se siente bien usar ambos brazos al fin, solo hay dos pastillas esperando por ser tomadas y luego me considero alguien libre… Sonrío. Sonrío hasta que me pongo a pensar en esa libertad... ¿Yo seré libre? Mi sonrisa se vuelve cruel, se vuelve una risa, la risa termina en unas lágrimas.
¿Hermana?
¿Escaleras?
Siempre excusas.
Nunca serás libre Young Saeng.
Cubro mi rostro con mis manos y ahogo un grito sintiendo mi garganta desgarrarse, mi mirada viaja a lo largo de la habitación, hay tantas cosas ahí… ¿Más excusas? Ya estoy pensando en estas cuando escucho aplausos afuera y luego como entran, me apresuro en alistarme y salir por la puerta de atrás. Envió un mensaje a Gyuri mientras me ahogo entre mis pensamientos camino a casa.
*
Heo… es… interesante.
Estoy más que dispuesto a hablarle cuando noto que no es el mismo de siempre, sonrió para mí mismo ante este pensamiento.
-¿Qué quieres?
-¿Puedes recogerme Kyu? Estuve más de 26 horas en el hospital, estoy más que cansado incluso para pedir un taxi.
-Tú me dijiste que no condujera.
-¿Y me hiciste caso?
-Llegare dentro de poco – dejo mi teléfono en el asiento de copiloto, donde ayer Heo me acompañaba, él, que ahora llora de manera desconsolada sin notar a los demás. Doy vuelta tratando de ignorar las ganas de seguir viéndolo.