UN PASO A LA VEZ
Varios años atrás
Una hermosa señorita caminaba por las calles desérticas, sus pasos eran rápidos por tal motivo sostenía su sombrero con una mano y la otra como los libros que llevaba, era una alfa con todas las reglas que imponían en esa sociedad llena de prejuicios; su opinión era la misma de siempre que supo de todo lo que sufrían los omegas, si de ella dependiera hubiera preferido ser omega antes de tener esa casta privilegiada. Ella prefería leer en la biblioteca o en un parque lejos de los socios de sus padres, todo para olvidarse por unas horas su compromiso que tenía solo por ser de una casta superior, agradecía que por lo menos sus padres no la hayan presentado todavía en la sociedad… Mientras no pasara eso ella prefería comportarse como una omega antes que su casta superior. Quizás no debió correr como lo hizo pero en un descuido su libro favorito cayó de sus manos, soltó un suspiro de fastidio para proceder a recogerlo pero solo pudo quedarse parada viendo un punto específico con el libro en el aire.
Dejo que el viento le arrebatara su sombrero, ya que sus ojos se quedaron viendo la escena que pasaba delante de ellos… No podía creer que su mejor amigo Howard, el omega inútil de la familia Stark como sus padres lo despreciaban, pero para ella su amigo era un valiente joven, uno que iba detrás de sus sueños, un joven visionario aun cuando su casta le indicaba que era un ser inferior que debía tener la cabeza abajo porque su solo existencia era únicamente el de satisfacer a cuanto alfa deseara su cuerpo… Howard luchaba por un puesto en la compañía de su padre, en que los alfas socios de su padre lo respetaran una vez que fuera el director, aun cuando esos mismos monstruos le hicieron cosas… solo por ser un omega. María amaba a Howard no era un amor de pareja si no más fraternal, como admiración pero ¿Por qué estaba ahí parada sintiendo el aire chocar en su hermoso rostro? La respuesta era que nunca había visto de esa forma a Howard…
A unos metros estaba Howard Stark parado bajo un árbol de cerezo viendo a un hombre que por la distancia le fue incapaz de poder reconocerlo ya que estaba de espaldas su vista solo podía ver a su amigo, quizás si se acercaba lo haría pero por algún motivo no lo hizo porque no podía quitarle esa mirada de Howard, de ver ese brillo único como ver como el hombre aprovechando el parque desértico tomo el rostro de su amigo para besarlo. La atmosfera de esos dos era romántica, nunca había visto tan relajado como entregado al omega y María internamente se prometió cuidar ese amor tan puro e inocente…
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─ Nunca te han dicho que es raro que hables en tercera persona María, a veces no entiendo tu manera de pensar ni de actuar ─ mencionó un hombre mayor por tres años a ella, el sujeto solo levanto una de sus ceja al ver como esa alfa inusual solo le saco la lengua para caminar en el pequeño despacho de su amigo, María sabía que el sueño de él era ser un detective y conociendo la inteligencia como astucia del tipo sería capaz de todo, solo se recostó en la columna viendo pasar a las personas no pudo evitar mostrar una pequeña sonrisa al recordar ese beso de su amigo y su misterioso compañero ─ me imagino que muchas veces, pero no es eso lo que importa ¿o sí? Y mi instinto y ese no me han fallado todavía, tienes algo en mente ¿Qué vas hacer? ─ cuestiono acercándose un cigarro en la boca, sea lo que estuviera planeando esa mujer sería peligroso para su cordura.
─Por el momento nada, digamos que solo dejare que todo siga su curso, quiero la felicidad de Howard… te lo juro Mark, hare todo lo que tenga en mi alcance para que ese par sea feliz, y si algo sale mal, estaré al lado de Howard como lo he estado siempre ─ susurro para acercarse al hombre para despedirse e ir a su destino ─ Lo único seguro es que sea lo que sea que hago siempre contare con tu apoyo… ─
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Mark solo siguió fumando viendo el cielo estrellado cada vez que se perdía en ese recuerdo… no cabía duda que María era una alfa única a su extraña manera de hacer las cosas, tratando de siempre hallar una solución pacífica pero que no se engañaran de su naturaleza tranquila siendo un alfa, cuando se trataba de proteger esa mujer era el mismo demonio, era una de las que más extrañaba de su amiga, pero ahora… ahora no se sentía seguro si lo que hubiera planeado esa alfa loca sirviera a Anthony Stark en esos momentos… Ya que ver lo destrozado que quedo el omega al enterarse de que su padre “alfa” era un omega y no cualquier omega sino el que lo tuvo en su vientre cuando ese mismo hombre odiaba todo lo que hubiera nacido de esa casta inferior.
Que lo más lógico era que siendo de esa casta protegiera a su retoño, al fruto de su vientre pero con todo pronóstico inesperado fue todo lo contrario… Howard desprecio a su propio hijo por nacer omega… por lo que supo de la boca de la mismísima María, era que ni siquiera lo cargo, fue como si hubiera sido algún negocio, nada de empatía, los doctores tuvieron que sacar al recién nacido lejos de la presencia del omega porque sentían que si lo tenían cerca era capaz de matarlo, ni siquiera se compadeció al escuchar el llanto de su bebé, mucho menos le impregno su aroma para decir al mundo que él era el gestante de ese bebé, a veces solo a veces hubiera deseado investigar más al tipo que dejo embarazado a Howard y los motivos de este por no amar a su propio hijo. María fue la que impregno su aroma a ese recién nacido, fue la que cargo a un desolado recién nacido que buscaba el calor de su padre, fue María la que lo nombro, y la que espero a que le dieran de alta… ni cuando pasaron los días Howard Stark cargo a su único hijo, cuando le iba a dar una paraliza por su arrogancia su amiga lo detuvo y le indico que él tenía sus motivos que en su momento él entendería.
Si bien había sido años de lo sucedido con Howard y ese tipejo que se atrevió a jugar con el corazón del omega… había hecho una promesa a María, si era necesario iría hasta el mismísimo infierno para buscar quien era el padre de Tony Stark. Claro que lo haría hasta descubrir si estaba vivo o muerto, ojala que fuera lo primero para ser el que personalmente lo matara, o le cortara las bolas para que se los comería mientras el solo miraría con una buena cerveza fría… aunque también esta otra cosa, mientras tanto no descansaría hasta saber la verdad porque había algunas cosas que no cuadraban con lo que María le conto en su momento como lo que investigo un par de años atrás, pero lo que si estaba seguro que ya había dado un paso… solo esperaba de verdad esperaba que sea lo que sea que descubra Tony en el diario de su padre le de la paz que necesita y no lo hunda más.
Se hundió en su sillón favorito viendo el paquete que le había dejado María, la alfa no solo había pensado en Tony, sino le había dado otra copia del diario de Howard, claramente no completo porque el hombre no era nada tonto, pero si el más importante lo poseía el otro omega. Howard era un hombre lleno de misterio, como tragarse toneladas de secretos, uno de ahí y por ahí pero que nunca están al alcance si no con varios si no con miles de desafíos, preguntas acertijos para proteger sus secretos, una joyita intelectual al parecer era un legado heredado porque Stark hijo no se quedaba atrás con sus logros.
─ De verdad espero que sea lo que sea que planeaste María, salga bien porque no sé si la cordura de Anthony pueda soportar otra de tus locuras ─ hablo al aire el detective para apagar su cigarro, guardar varios documentos era el momento de iniciar con la última voluntad de su amiga, era tiempo de montarse en su moto y encaminarse en su nueva misión, había llegado el momento de buscar las respuestas de años de encubrimiento de parte de varios socios de ambas compañías porque de alguna manera ellos también colaboraron con la tragedia de vida de Tony.
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─ Tony, por favor abre la puerta ─ toco suavemente Pepper, viendo como Rhodey negaba preocupado, ya que Jarvis les impedían el acceso hacia la habitación del genio, lo único que sabe la Ceo es que su hermanito vino mal al enterarse de la verdad de Howard, para Virginia no le cabía en la mente como alguien como ese tipo fuera tan cruel, tan perverso al haberle hecho a Tony, ahora su amigo se encontraba aislado, tan herido y roto y todo por culpa de los otros miembros de los vengadores, a ese punto si Steve u otro miembro se atreviera a buscar a Tony, ella personalmente los estrangularía.
─ Vamos amigo, no puedes estar ahí solo, necesitas hablar con nosotros Tones ─ intento negociar el sargento viendo como Pepper estaba angustiada, tocando al ver que no había señales de parte del genio, resignados se alejaron sabía que Tony necesitaba meditar, que esa verdad había sido impactante, que ahora el omega se sentía tan desolado, abandonado como roto, pero Tony, como siempre quiera mostrarse inquebrantable pero la verdad era que era una persona muy sensible que todo eso de los acuerdos lo tenían en completa angustia y ahora tenía otro nuevo problema.
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¿Qué es lo que tenía que hacer?
¿Debería leer ese diario o solo pasar la página?
¿Quién era su verdadero padre?
¿Por qué Howard le mintió?
Tony podía sentir como todo daba vueltas en la habitación, su cabeza cuestionaba toda su existencia, como si debía o no leer el diario de Howard, una parte de él solo quería botarlo a la basura, borrar de su memoria su existencia pero luego estaba la carta de su madre, por lo que él conocía esa era la manera de María de suplicar que siga a delante.
¿Por qué se sentía como un ave enjaulada?
Deseaba volar, alejarse del dolor, estaba cansado de desear que Steve estuviera a su lado, el capitán había escogido un camino, uno en el que no estaba pero si estaban los amigos como personas apreciadas de Rogers, fue un golpe duro entenderlo, pero ahora necesitaba curarse de alguna manera debía unir todos los pedazos rotos de su corazón, dejo de pensar por unos largos momentos, el en ningún momento era débil ni muchos menos era la princesa en apuros, no él era Anthony Edward Stark.
Debía ir con los demás pero la letra de su madre en ese pedazo de papel le impedía hacerlo, tomo todo el valor que tenia se acercó a esa caja y tomo con su mano derecha la primera parte del diario de su padre, que una vez que leyera la primera página de ese artículo tan personal como íntimo de su padre le daría la paz que su corazón necesitaba. Lo primero que noto la portada del diario, no pudo evitar imaginarse como se hubiera visto su padre escribiendo en ese cuaderno pero para él solo quedarían en su imaginación ya que Howard llevaba varios años fallecido…
Querido Diario:
No sé si tendré el valor de que alguien lea esto, pero de verdad necesitaba poder desahogarse de tanto dolor, apenas tengo ocho años pero mi intelecto es de alguien mayor…
Lo primero que diré es que… ODIO SER OMEGA…
CONTINUARA…