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[Len x Piko]
La odiaba.
En verdad la odiaba.
¿Hasta ese punto tenía que llegar? ¿A que no debe tener ni un solo pelo parado porque sino no entraba a clases?
¡Su clase era a las putas 8 de la mañana y tenía que salir una hora antes de su casa para llegar!
De paso marcaba tanta pinche tarea que con suerte dormía 5 horas.
¿Por qué le tuvo que tocar una maestra tan obsesionada con apariencia y puntualidad?
—¡Len! ¿Estas en casa? —Escuchó la voz de Piko llamarle desde la puerta principal, por lo que a zancadas y aún claramente molesto fue a abrir—. Hola —saludó el chico, él simplemente se limitó a regresarle el saludo y entrar otra vez, haciendo rabieta—. ¿Qué pasa?
—La mamona de mi maestra, eso pasa —dijo antes de revolverse el cabello con frustración—. Hoy dijo que no iba a dejar que nadie entre si no esta correctamente peinado, quiere que me ponga spray. Piko, si lo hago me quedaré calvo, ¡calvo! ¡Mi cabello es sagrado! ¡No me lo cuido gratis! —El mencionado solo lo escuchaba, dejaría que Len sacara todo—. De por sí ya nos dijo que nadie entraría después de que inicie la clase, y ella inicia a las 8 a pesar de que el reglamento dice que tenemos 10 minutos de tolerancia, ¡le vale madres! Y para acabarla, la coordinadora es muy amiga suya así que ni donde quejarse —suspiró—. No es mala dando clase, pero esas actitudes las odio y solo me hacen querer mandar todo a la chingada, porque de paso su clase es todos los días —expresó desanimado.
Pronto Piko le abrazó.
—Sí, esta loca, pero no dejes que eso te detenga —Se separó un poco y le sonrió—. Además, ya estamos a más de la mitad del semestre, aguanta un poco más —Y con ello le dio un suave beso en los labios, Len simplemente le miró con rostro serio—. ¿Sí? —Un beso más, otro y un cuarto que fue cuando el rubio se relajó.
—Esta bien —suspiró pesado antes de tomar la cintura de su novio y corresponderle los pequeños besos.
Adoraba el hecho que él pudiera disuadir su odio y dispersar su frustración.
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